JOHN CÁRTER BROWN LIBRARY Purchased from the Trust Fund of Lathrop Colgate Harper John Cárter Br Librarv mBKsmm OD . mm fHut XaS^S ; HISTORIA DE LAS CIENCIAS NATURALES escrita en el Idioma Francés por Mr. Saverien, Y traducida al Castellano por un Sacerdote amante del bien Publico. -\- Nihilest dulcius otio literario.» hisdico lite- ris, quibus infinitaren! rerum arque natu- ras, et in hoc ipso mundum^Coelum, ras, mária agnoscimí Cicer. de ciar. Orat. En Santa fé de Bogotá : Por D. Antonio Espinosa de los Monteros P 70 Ano de 1791 777L±?L~ Oeos? {DICTAMEN dado por el !Dr. ©. Josepb Celestino Mutis y ®/- retlor de la (Real Expedición Botánica de esta Ciudad , a íonseqüencia de Memorial presentad* al Eximo. Señor Pirrey por el Autor del Perió- dico ( * ) solicitando el permiso paré la impresión de esta obra, Excmo. Señor. Obedeciendo el superior decreto de V.E. he leído el primer Quaderno de Ta obra lemitida á mi censura. A conseqüencia debo informar á V. E. que hallándose el Autor bien conocido y acreditado entre los Sabioi por su Diccionario universal de Matemática y Fisica, no quiso privar á la Juventud de los principales descubrimientos de cstds Cien- cias contenidos en aquella grande obra que no í#EnelN. f 8de dicho Papéis? dio á luz el pros* pe do de esta obra, y se dixo el motivo de no publicarse el nombre dei Tradu&or. de no, puede anclar en manos de principiantes. , A este fin se propuso compendiarlos, aumen- Yando las noticias., é ilustrando mas algunos 'punto? en dos trarades separados. Lamparte matemática esta compendiada con el titulo de Historia de los progresos del Entendimiento hu- Wíí^o en las Ciencias exactas} y en las Artes que dependen de ella s f cuya traducción á nues- tro Idioma sena recibido con mucho aplau- so, Compendio el Autor la parte fuñica con ci , titulo de FJlstoxii de las -Ciencias naturales, tuya Versión se intenta publicar en esta Ca- pital l no habiéndose podido descubrir que la hubiese dado/ ni E¡. Manuellvubiti ,de Cg- lis traduílpr de ; aquella/ m airan ¿tro-ah- ** .--■■•• • • ' •• j ¡ .. ;i " , - '-' ' '. .; §5 ' ■ f. •'/! ic n c|bnádb á estos importantísimos Estudio*. £1 mérito de la presente Óbrita corresponde áí de la Historia de las Ciencias exactas: y ámbás realzan ios elogios dados al Autor ¿Br su Diccionario universal. La traducción esta bjejot hecha, y hermoseada ccrn« el jt*ir cioso Discurso preliminar del Traductor ¡v * / ■ ■ i ! «, á quien debe dar el Publico las graciaspor sus tareas, y la rc&itud de sus intenciones en promover la ilustración de la Juventud Americana, y V. E. si fuere de su Superior agrado, dar la licencia que solicita para su impresión. Tal es mi dictamen. Santafé 24 de Julio de 1791. Josepb Celestino Mutis. LICENCIA (DEL SU?E$I0) igualmente étiles 9 y que las ocupado* nes de mi ministerio me- permitieran lugar de traducirlas. Desde luego da- ría por muy bien empleado éste tietñpfc por contribuir al bien común en los tér- minos que pudiese , así como no se des* de marón los Sabios más ilustres de núes-*. tra Religión de emplear sus plumas:, en esa multitud de traducciones quts enriquecen \ hoy nuestra literatura* Pareceme sobra con lo dicha, para los que tienen ojos bien intención nados; porque pura x los deifiás siempre hé: creído yú que no sirve rimguna es*, pecie de satisfacción^ asi como no hay* ningún libro > sin defeco para los mis* mos. Veo que no merezco el aplauso da los primeros i ptro tampoco siento el desprecio de los segundos, porque co- mo decia Plinh: solo me complazco en , saber saber que hé empleado bien el tiempo, y qué lo perderán los que piensen ca- lumniarme. ¿ Faltábame advertir que co- mo el Autor dé esta Historia es el mis* mo de la que conocemos con el titulo de las Ciencias exá&as, que corre en tres tomos de 8 o mctyw,y no sé si alguno ha- brá hecho versión de ella, seria muy útil , que para formar un estudio com- pleto , se soliétdsé aqUetta porque te- niéndola a la mano se lograría exa- minar mas por menor- la materia sobre que se trata , pues con este objeto hace Mr. Saverien freqüentes remisiones á ella* Tó al principió tute la intención dé colocar ciertas notas , b ilustrado- nes en varios lugares , que me parecían ser oportunas , pero habiendo observado que en tales obras son algo embarazosas seme- (i 6) semejantes, citas % principalmente si son largas , como debían ser estas ; desistí de mi di&amen , prefiriendo la sencillez , y limpieza , á una erudición^ . que quizá hubiera sido molesta . para muchos. VALE. ( f ) Tambten se advierte que la traducción en al- gunas partes es libre, con el objeto de facilitar mas la inteligencia del Autor , porque toda la mira ha sido españolizar la dicción > y hacerla comprehensible a toda clase de personas. HIS- H I S T O R I A DE LAS CIENCIAS NATURALES TRATADO PRIMERO que comprehende la Historia del Espacio , del Vacio , del Tiempo, del Movimiento , y del Lugar. PRELIMINAR A ESTE TRATADO. - ¿\VNQUE el Autor se contrae con mucha claridad y distinción á cada una de las materias que trata yo hé pensado para hacer más intere- sante la lección de la Obra , introdu- cirme en cada uno de sus argumentos con unas cortas reflexiones, que aunque no sean esenciales , no considero serán impertinentes. El (íi8) EJ comienza por el Espa- cie y y^ a la ) verdad-, \qué espirita ra4 cional dejará de complacerse en el es- tudio de una que st ion tan hermosa , tan útil, y singular % Casi todos los hom- bres sé despiden de este mundo sin tener la mas mínima idea del Espacio , y aún ñ muchos millones de los qub exis* ten les parecerá , que el tratar de esta materia viene á ser lo mismo que tra- tar sobre la nada; pero no lo sentigján asi Tos espiritüs sublimes , que están, penetrados de aquel principio de la Escuela , que B ios, y la Naturaleza nada han hecho inútil, Lo mismo digo del Vacio , esa qüestion tan reñida casi desde el principio de los siglos , la qual há he-' cho sudar á los mayores hombres , y por cierto que han tenido mucha razón por (19) porque $1 qmlísis del Vapio contribuye mucho al lleno de las Ciencias exaUas. A la F i sica sin este conocimiento Je faltaba una gran parte de su perfección^ y sino fuera por no hacerme dema- siado difuso lo demostraría con un gran púmero de reflexiones. Tampoco las haré sobre el tiempo porque sobre esto hay demasiado escrito , quizá San Agustín nos dejó dicho quanto había que decir sobre el particular. Bástame interesar 4 los le&ores sobre este delicadísimo punto > que algunos han creído mera curio- sidad , y no sé yo quales sean las cosas que consideran útiles los que así piensan ¿ni qué raciocinios exáftos puedan for~ pjar sobre muchísimas cosas , que por ¿u naturaleza exíjen unas puras ideas ¿cerca de lo que es el tiempo^ d ir (ao) %T qué diremos del moví* miento, sino que debia ruborizarse to-* do hombre, que moviéndose no sabe porqué razón? De esta ignorancia solo pueden tener disculpa los irracionales 5 porque para ellos no se hizo este gran libro de la Naturaleza. A mi me es muy doloroso ver la indiferencia con que se miran unos fenómenos tan curiosos y tan instructivos , cuyo conocimiento no solo nos hace felices en lo temporal, sino que nos transporta á la sublime medi- tación de este mundo intele&ual, augusta Corte del Ente de los Entes. Solo este asunto necesita un discurso muy dilatado-, y no és ese el fin que me Be propuesto. Si reflexionamos sobre el Lugar , desde luego conoceremos quan de primer orden és esta qüestion. Un hombre que hubiese vivido ( como su- cede (2 1) eeéle á muchísimos) sin discurrir so- bre esta materia , luego que entrase al estudio de ella , no podría menos que admirarse de ver qué de objetos útiles y deliciosos se quedaban igno- rados para él , con solo el hecho de no saber que cosa era el Lugar. Ello és^ que antes que se hubiesen adquirido estos conocimientos , nos faltaba mu* chisimo para ser felices en lo natural. Po- díamos decir que en nuestra misma casa no conocíamos las alhajas que formaban nuestro patrimonio. Asi era nuestra si- tuación enmedio de la naturaleza , has- ta que estas observaciones científicas y experimentales nos han hecho for- mar una idea exáCla de cada cosa. Mucho mejor se la formará el curioso en la lección de Mr. Saverien, cuyo primer tratado es el que sigue. TRA- TRATADO % ■ - i •'- ERIMd&BlOí _j¿k espacio , cay ai naturaleza h&á disputado licita pj o lor Filósofos i pn^idb& , | m i modernos y essegim (Bemairito*, \m Ente i»-' corpóreo., impalpable, c incapaz de acción , y^de pasión, Leuc¡¡>Q¿M discip^lo, adapto es^^ oañof definición , y '¡¿¡mam h simplificó; diciendo, \l*t v t que es una extensión sin limite, inmóvil , £ hthu uniforme:, semejare en todas sus parto , y libre, de toda* resistencia* Mae reo Mf'mm , abanctena- ron los Fisicos cstatqüesáon. Aristóteles se con- tentó con decir que la extensión , ó. espacio es. uiiv- accidente , un modo de b materia , pues habiaodpvde la extensión de un. Cuerpo, dice: que :1a extensión es un modo i¡ y que el: Cuerpos es ía substancia. Bien que esc^ mm^ifimuw la c^tensiono espacio, ni rcsql^ vm k quesean-, (te que se tn¿M 4 E Ga- i6oodc U Eia Gasendo renovó 'la opinión Christ. ¿ c £ p¡caro sobre la natutalcza del espacio, j aunque la defendió con las razones mas sutüc y sectadoras, no la siguió su contemporáneo (Descartes. Este Filosofo ¿tenia cjue el Vacio es imposible , que no puede haber espacio sin materia, y que espacio y materia es una misma cosa: que lo mismo es preguntar si puede datse espacio sin materia, que preguntar si se puede dar materia sin ma- teria. Lock? que opinaba de otro modo , hizo a los Cartesianos este argumento t69Qm del todo capcioso. ¿No se puede, dice, tener ' idea de un cuerpo particular que esté en movimiento quedando otros en reposo? Esto es innegable, pues el lugar que deja el Cuerpo quando se mueve da idea de un puro espacio" sin solidez, en el qual puede entrar otro cuer- po sin que haya cosa que se le oponga. Luego hay espacio sin materia, y las mismas disputas de los hombres sobre el particular , muestran clara- claramente , que tienen idea de un espació sin Cuerpo. Decia tambíen Loche, que la vista y el t a Sto nos debían proporcionar el conocimiento del espacio, que no se puede wh car , ni ver por io mismo que los Cuerpos se ven y se tocan. Los Cartesianos aplauden V \ f! ' este razonamiento, y solo preguntan a Lóete si el espacio es algo , o nada. Si nada hay > dicen, entre dos cuerpos, e> preciso que se toquen v y si el espacio es algo. ¿Queríamos saber si es Cuerpo, o Espiritu? A esta recon- vención satisface LocAe con otra que hace á los miamos Caitesianos. < Quien os ha dicho , les pregunta, que no hay, ó no puede haber mas que Entes sólidos, que no pueden pensar , y Entes que piensen que no ocupan jugar > Porque esto es todo lo que se entiende por los términos Cuerpo , y Espiritu. A mi ver se les podia con- E z ven- vender ¿los kfc'l^»ll su mUmo argumento de este modo. ILos'Cuer- /pos existen en alguna cosa , ó en la nada \ Si en aWna co^i , esta cosa es el espacio, si cft ja nada ; como existen? Nías, j ¿fon de estará cí krazo de un lidmbre que lo alarga fuera de los limites del Universo ? Se'güra'ñicRtc el estí en itlgün lugar , y ^cste lugar no puede ser ©trcj que el espacio. Para sentar \ "qué es impó- siblcla existencia de Uh espacib.sin materia , es preciso suponer, que el Cuerpo es infinitó, y hega'rie'a Dios él poder de aniquilar algitWá parte de la materia. í^or ventura , ¿Dios no podrá hacer un Vaéio áñonadánHótodt) Í\ f áyre de una habitación, impidiendo al mis- mo tiempo), cjue otro a^fc ccúpe Su lligári 'A nosotros ño ftos corresponde determinar fós limites del poder de Dios. Ademas que las paredes de un qUartó existen independientes de lo que contienen, y por cómíguiehte 'cjifé- "dártári como antes sin, üriifse , aunque su con- tení- fenf8l> V ah^ífarl. A ¿sto dicen los Gartcfsianó^ ^ifc %1 éstírfo £ñ qué te páffcdes Se hall*»,- , ola disposición que éebcft ttfiící ptfra com- pénér Wna -salía , ftetcsariá menté 'depende de ilgüira tfxftrAíéiñ, o de algítna materia que las 'divida, f que ^pór eorisiguictlié Hosc puede destruir 'esta extensión sin destruir , no las paredes, si nú la disposición que antes tcnian y en ññ tóáo ésto vino i p^rár en una disputa §Éi$§Éflci¿ lios partidarios del Vaeib intentaron decidir la qücstióti con prueba» fi^tós > y Pal quisó proba? , que la ma- teria c^á sembrada de peqn'énós espacios^ 6 intersticios absélütaWcnte lacios •, y que eh los cuerpos se hállá ffim de vacio, íque de matera sólida. Gsnc^ptUáfifo LeBnltz de fan- 1700 estica ilusión i la idea i que algunos filósofos éreiáñ tener del vació, les dice: Si el espacio esplín Ente real, subsistente sin los cuerpos, que pue- o puedan colocarse en él , es indiferente sea el lugar que fuere del espacio en que se coloquen, con ta! que conserven el mismo orden entre sí. De este modo no hubiera razón para ha- ber colocado Dios más bien el Universo en el lugar donde esta, que en otra parte, una vez que .podía colocarlo diez mil leguas, más lejos situando el Oriente donde es- tá el Occidente, ó podía también trastornarlo, haciendo guardar á las cusas la misma si- tuación cutre si. Según este filosofo el espa- cio no viene á ser mas que el orden de las cosas coexístentes. Escribí* Newton sobre el espacio al tiempo mismo en que Leibnltz no que- na admitirlo. Este Sabio Inglés defendía que lo que llaman espacio, és el Sensorium de Dios, mediante el qual todo lo tiene presente. Burlándose Leibnltz de csra defi- nición de Newton , le decía : Si ei espacio és lo que dices, Dios necesita de algún medio para ver , ó distinguir las cosas j y estasen- ton- tonccs no dependerían enteramente de él, y por consiguiente no serían su producción. Era terrible esta consecuencia, y Ntwton no se creyó obligado á contexcatla-, pero Ciarle salió a la demanda, y para probar que no hay allí espacio defiende que la simple voluntad de. Dios es la razón suficiente del lugar del Uni- verso en el espacio, y que no hay otra. Mas los partidarios de Lelbnkz responden á Clarke Ja que Dios obra siempre con razones tomadas en su entendimiento, y que por consiguiente su voluntad debe terminarse con arreglo i la razón: pues recurrir auna voluntad arbitra- ria de Dios, es el mayor de los absurdos. También por el movimiento defienden la existencia del Vacio juzgando que éste sea absolutamente necesario para que pue- dan los cuerpos variar de lugar. Los New- tañíanos casi demuestran por cálculo, que no pudieran moverse los astros , si en su movi- mienco experimentaran la menor resistencia de parce de los fluidos que los circundan. Ua W&- Cuerpo chocado por* otro cuerpo sabe*-- mos que no le eedfe su lugar ún quitarle iguatf movimiento al( que Fééibe, Haciendo, pues, los Cuerpos celestes su revolución en lo tye^ no, se moverían en un fluido tan denso co- ra© ellos mismos,, y por consiguiente una, es*^ fera perderi%sti velocidad* con solo recorrer dos veces su diámetro: luego hay vacio en el fluido donde circulan los* Planetas. Prueban también^ que éste fluido esinfinitamentc raroi comparándolo con li&ttt ridad del Ete*> 1 medida de lo que se aparta- do la-superficie de k tierra*, y en el; discurso; de esta obra veremos que en siete minutos: setransrnice la Ito del Sol hasta nosotros. Es d&cir, que- recorre k distancia de cercada 70* millones de millas: y á fin de que ks \¿-j Waciones delftüido que acraviesa la luz pue- dan producir- los accesos alternativos de fácil transmisión , y de fácil reflexión, es preciso, que estas, vibraciones sean mas prontas que lasdelí Sonido* ( véase aquí la Historia, del? So- Sonido) Luego || fuerza clauca de aguel flui-f dgdcbesera p.oporcíou de su densidad mas de qiureaca millones mayo/ qie la fuerza e las- : tifa delayrq á proporción ce su densidad. Y así suponiendo que el Éter conste como nues- tro ayrc de particiiUs que cíenden a separarse unas de otras, deberán ser estas parcicaUs de extremada pequenez; y por tanto los' Cuerpos Celestes deben moverse libremente en aquel fluido sin hallar resitencia alguna sensible. Sentemos, pues, que hay en el Universo mucho vacio , por razón de que quanto mas pequeñas sean íajs parres de un Huido, mas vacio se encuentra: en ellas. Los Físicos del dia convienen todos en que hay mucho vacio en los Cuer- pos, yMr.Myscbewkoekopim, que hay ca- jj 30 torce veces mas en el agua que en el mer- curio, y catorce mil veces mas en el/ayrc que en el agua. Mas sea lo que fuere, los parti- darios de Uihútzj que defienden ser el éspa- F cío ció el orden de los cocxístcntcs -en canto que coexisten, pretenden también que el tiempo sea el orden de las cosas sucecsivas en tanto que se succeden ', y siendo así nada es el tiempo fuera de las cosas. Esta era con poca diferencia la 350a- opinión de los antiguos Filósofos. Tlatándc- ñosan 'cía que el tiempo había nacido con el Cielo U Era que és el movimiento mismo: y Wltúpfds lo Christ. ll am aba el Alma del Universo, que es lo mismo que no haber dicho nada. Los Estol- «o. eos adoptaron la definición de Tlatón, y Eras- ' tótenes decía, que era el movimiento del Sol. Para saber, pues", lo que es el tiempo no hay mas que atender el modo con que un Cuer- po puesto en movimiento cambia continua- mente de lugar quando pasa sucesivamente de una á Otra parte. Y si atendemos al modo , con que nuestras ideas se succeden las ^ unas a las otras, formaremos sin duda una idea mas 1 clara y mas justa de lo que és el tiempo. Porque en efe&o todas las medidas ^ del II del tiempo se fundan sobre la duración de nues- tro ser, y sobre la de los demás seres que coe- xisten con nosotros, de cuya existencia traemos la idea que formamos de la nuestra: ^ porque habiendo adquirido las ideas desuccesion y de tiempo, mientras tenemos ideas succesivas, transportamos estas ideas al tiempo durante el qual hemos carecido de ellas. Y así es como ad- quirimos las ideas (#; que tenemos de la du- ración de nuestra existencia, reflejando al ti- empo que ha pasado, quando no existíamos to, davia, y al que pasará quando ya no existamos. De este modo definieron el tiem- ? ¿9 a . . , . , 1700 poLeihnitz, Loche, y sus discípulos. Masto- y [?50 do esto solo es idea, pues Locke aseguro que de la preguntado un Sabio, que cosa era el tiempo, C J^ dixo: Yo comprehendo lo que ello es, quan- do no me lo preguntas: Si non rogas, inteüigo. San Agustín decía lo propio: Si nenio ex me qutrat, sao. Si qukrentl vellm explicare, üéteh. V z íLrt>. (*) El dejéo de la claridad nos obli¿a á repetir algunas voces qUe solo po «irá notarlo el que no. se haga cargo de lo mucho á 411c conduce su re- petición. II (Lib.ii, Cpnt. 14.) Si el tiempo se puede A mcdir ó rao, es ¡ uní qüespon. muy difícil de Resolver. Par. 1 ello se valieron ..los antiguos filósofos (mis de setecientos años antes dé Jesu-Christo ) del curso, del Sol: inventa- ron los quadrantes Solares que denotan la ^íirac-ion de su carrera; como también los Clepsidros (otra especie, de rcloxes ) pero lio por eso le hallaron medida exáda al tiem- po,, porque para medirlo sera necesario apli- carle una parte del tiempo mismoy así como medimos la extensión por porciones de la misma extensión, á saber: por varas, pies, Stc. Mas ya que solo tenemos una cabal idea dei tiempo en la succesion de nuestras ideas, po- dremos decir, que cada uno tiene su medida propia- del tiempo en la prontitud, o. lenti- tud con que, se proceden las ideas , porque el tiempo nos parece largo quando las ideas se succeden lentamente en nuestra imaginación. Juzgaban, no obstante, los anti- guos la velocidad de los Cuerpos por elcs- pa- pació y el tiempo. Decian í|ue los Cuerpos guardaban equilibrio éstari Jó en razón de ma- sa , y de velocidad", y que quando la velo- cidad era mayor , cedía la rnlsa. Por la ve- locidad explicaban la prontitud del movi- miento y y el movimiífito lo définian , el pa- só de un cuerpo de un lugar a' otro, y la con- tinuación de un cuerpo en üri rriísrho lugar. A lo Wienós esta es la definición de tritio- tdes, y atices' de Aristóteles Va hábiari'prcgün- tá'doy que cosa crá en si el movimiento i Sí el movimiento éxistia, o si liábia ciiefpbs que en la realidad estúbieseñ cn'mcArimiérltó. ! Preguntas ridiculas "por cierto! Intentando probar el famoso in- ventor de la OizÉ&Íol ^érion de Elea, que ño hay movimieríto/dice'róelcücrpo se halla movido en el lugar donde está, ó eri aquel donde ñ¿>- está. Si se halla "movido en el lugar donde está no debe salir, y entonces nó puede 'hallarse movido en ellügar donde no está: luego no se da movimiento. Respóndese que el 14 ., el Cuerpo no se halla movido mientras que- de en el lugar donde esta, sino quando pasa al lug;u donde no está. Zmon quiso todavía contradecir la existencia delmovimicnto con otros sofis- mas que por despreciables no tuvo imitadores. Aristottksy como hemos visto, se limitó solo a definir el movimiento sin en- trar en otra qüestion : siguiéronle en esta parte los Filósofos que después de él cultiva- ron la Fisica , hasta que en nuestros dias Mr, 1710 fterhley suscitando las mismas dificultades de 2?enon,dixo: Si se dien movimiento se podria medir, es así, que no se puede medir el mo- vimiento sino por el tiempo, y el tiempo esta medido por la succesion de las ideas de nues- tra imaginación, las quales son mas o menos rápidas en unos , que en otros: luego sino se le puede conocer {corno aseguran que existe? Resnondesc : que la velocidad del movi- miento solo es respectiva, y que en midiendo bien el tiempo respectivo, se podra medir tám- M también igualmente el movimiento respectivo. Prescindiendo los Físicos de todas estas sutilezas Escolásticas , consideran cjue el movimiento sirve para medir el espacio y el tiempo. El tiempo pasa, y se pierde continua- mente', pero el espacio recouido por el movi- miento conserva la representación. Si se re- corren partes iguales de espacio en partes igua- les de tiempo viene a ser entonces uni- forme el movimiento, y constante la velo- cidad ínterin dura el movimiento. Quando las partes del espacio son recorridas en partes igua- les sucecsivas de tiempo, no hay duda c]ue se bá acelerado el movimiento, y cjuando estas partes de espacio disminuyen constantemente, se ha retardado el movimiento. Motivo por que siempre se mide la velocidad del movi- miento continuado uniformemente durante un dado o determinado tiempo. A el turar lo definía Aristóteles, el ter- 34° a "<" •-> . . antes de mino, el limite, o la superficie que circunda un Jesu- cuerpo ( locus tst ttrminus cor por ts ambientis. J Según \6 Scgua esta definición, una Torre varía dele- gar quando está agitado el ayre que la cerca; y' al contrario una Embarcación que anda igualmente con el agua de un Rio no varía de lugar. Algunos interpretes de Aristóteles se es- forzaron en ocultar toda la ridiculez que encier- ra esta definición. Los mas juiciosos de ellos la abandonaron y definieron el lugar, el espacio , ; donde un cuerpo esta contenido. Distinguierotí seis especies de lugares, alto, bajo, derecho, iz- J quierdo, delante y atrás*, pero por dar mayor, exactitud a su definición, la ridiculizaron y. echaron a perder del todo: y por eso definien- do los Fisicos modernos, como ellos , el lugar, ¡ el espacio donde un cuerpo está contenido, se han contentado con dividirlo en lugar abso- lu¿y> y en lugar relativo. Lugar absoluto es el que hemos definido, y lugar relativo es la situa- ción donde un cuerpo se halla por relación a otros cuerpos*, decisión suficiente para indicar el luga que ocupa un cuerpo en el Universo. ***** i .... o: HISTORIA DE LA MATERIA, O DE LOS CUERPOS. A PRELIMINAR. LA verdad que aqui quanto dixeramos sería ocioso para recomendar la utilidad del tratado de la materia, ó de los Cuerpos. El Autor hace una hermo- sa análisis, bastante curiosa é intruÓliva de suerte que casi nada nos deja que de- sear en el asumto. El se hace cargo de todo lo que han discurrido los Matemá- ticos, y Físicos sobre esta importantísima qüestion. Porcierto, que ella sola es una fuente fecundísima de nociones sublimes aplicables á un sin numero de objetos que no conocíamos aunque los palpábamos. Por eso no debe mirarse con indiferencia este discurso, cuyas reflexiones guardan y mucha miat&gra con Im :precédiñ$es, y posteriores: en una palabra., este es un &$* ¿tifrotoicke la her musa Cadena que coMtitíiye el estadio de la Fiska { * \ Podía agre- gársele mucho mas material de lo infinito ,que se ba discurrido aceró® deteste punto, pero tememos incurrir en m defe&o, q%e quizaqui so precaver Mr. Saterien, qualés no inserir en su tratado aquellos discurr sos demasiado s útiles ¿ y capciosos^ que solo sirven de abultar las cosas ^ y hacer* las menos inteligibles. Su diestra mano^ .observando el consejo del Profeta^ sup® separarlo precioso délo vil para presen- tarnos solo aquello que conduce á la ins- trucción. Esta se tocará macho mejor que 4o que yo la puedo ponderar^ porque en ca* da una de las materias irá encontrando el lector un fondo de noticicias tan aprecia- hlescomo propias del asunto que se ofrece. v( * ) Nos explicamos así , porque sin estas aociones kcria muy ¡mpcf. redo el estudio de dicha facul cad . .. T R ATAD Q * SEGUNDO.. Jf- Jf E dos maneras considerábalos cuerpos Aristóteles. Como Matemático, decía, que ct cuerpo es una substancia estensa en cuanto es mensurable en lo largo, ancho, y profundo; y como Físico lo definía una subs^ rancia compuesta de materia y forma. Pera poco satisfecho ^Descartes con esta explicación de la naturaleza de ios cuerpos, dixp: que es en la estension en la que consiste la esencia de los cuerpos , y por consiguiente donde hay esten- sion hay cuerpo. Esta és opinión conforme a la de éste Sabio sobre el lleno v porque negán- dole al Universo el vacío, se sigue precisa- mente ct no haber estension sin cuerpo. Mas dada por cierta la existencia del vacío és por la misma razón indubitable, que la estension no forma la esencia de los cuerpos. Además de esta prueba, Mr. Muschcmbmk combate la G opt- opinión de , conviene especialmente á estos cuerpos? < Sera este un ^ara&cr parti- ticular que distingue un Cuerpo de todo otro individuo de la misma especie? Todos los cu- erpos-tienen su propia figura, que puede va- ciar í proporción de lo que aumentan, 6 dis- 41 minuyen; no hay mas que laa partes integran- tes efe tos cuerpos simples como el oro, pl** ra, 8cc. que duren siempre. Si hay verdadera- mente tales parces integrantes, que formen el cara&er propio de cada cuerpo*, se bi visto poco antes lo que sobre el particulax opina» los Físicos: Leibnltz es de parecer, que en el Uni- verso no hay partes absolutamente semejan- tes, de modo que se pueda colocaí la una ctt el lugar de la otra sin que resulte la menor variación: porque si las hubiese, dice , no ha- bría razón suficiente para que la una de cllai fuese colocada en la Luna, y la otra en h Tierra, pues variandolas, y poniéndola que es- tá en la Luna en la Tierra, y la que esta en la Ti- erra en la Luna, quedarían todas las cosas como existía» antes. E« preciso confesar que las partes mas tenues de la materia son disringuibles, o que c¿da una es diferente de la otra: y que no se podría emplear en otro lugar que él ocupa sin trastornar el Universo, de modo que cada par* ticu* 11. tictil ,i ele materia esta destina Ja para e! fes y- efecto' que produce. En prueba, de ello hacen ver Jos partían- nos de ¿♦«¿«¿te,, que los cristales de um mis- ma Sal tiene a todos igual formü que ios de k Sal marina v. g. tienen k k>r ma de peque- ños cubos* cjue tos de sil nitro san exágonos* largos, y sueltos, cuyos lados son paralclogra- mos: que los de asucar tienen todos la forma de pequeños glóbulos Scc x y con todo exami- nándolos con un microscopio se hallan entre ellos diferencia s considerables. Pero estas pruebas en nada rcsuclvett k dificultad: queda todavia por decidir si las partes integrantes de un cuerpo son o no perfectamente semejantes ; y si la son, no pueden dividirse porque sus divisiones, o sus fracturas descompondrían su semejanza. Este problema no dexa de ser tan difícil de resol- ver como el otro, ni hay cosa que dependa de los cuerpos, que no sea de una obscuridad impenetrable. Lo* 2 * Los primeros Físicos (Democrito, Leud- po, y E pleura no creían á la materia di- visible hasta lo infinito, puesto que admi- tían los átomos que son indivisibles', pero co- mo Aristóteles nocra aromista, creyó á la ma- teria divisible hasta, lo infinito, y su opinión la han defendido con variedad de razones,, y muchas pruebas físicas* En primer lugar , porque la diago- nal de un quadradoés inconmensurable con su lado , han concluido que toda estension y porción de materia son divisibles hasta lo infinito. En segundo lugar han hecho ver, que una linea se puede dividir en dos, esta mitad en otras dos, tomar todavía la mitad de esta mitad, y después de esta otra mitad, de modo que qualquicra división que se haga, queda siempre la parte de una linca, la qualaún se puede p.rtir por medio. Más: toda mitad se compone dedos quam? , toda quarra de dos o£lavas , toda údoseka de dos diez y seis senas , toda dic» H y y seis sena de dos treinta y dos abo*, y asi do- blando el denominador de la fracción se hace ver que la mateiia es divisible hasta lo infinito. Demuéstrase también matemáticamente, que hay una serie de ángulos tangentes que ca- da uno dcclloscs infinitamente mayor que el que le precede', entre dos ángulos, sean los que fueren, se pueden concebir una infinidad mas infinitamente mayores los unos que los otros. Siendo posible también imaginar entre dos de estos otros, una serie de ángulos intermedios, que lleguen á lo infinito, siendo cada uno de ellos infinitamente mayor que el que le precede. La propiedad admirable de los asym- totas ministra otra prueba geométrica de la divisibilidad infinita de la materia. Sábese que e' hypcrbole continuamente se acerca a estas lincas sin jamas encontrarlas. Por lo co- mún no hay duda, que la divisibilidad ideal noconece limites: la Fisica puede conducirse mas alia de le divisib!e,como lo convencen las tinturas, las rcsolucioncs,los cuerpos odoríferos, la 17 la du&ilidad de los metales &c. Mr. ftobault observo , que un cubo de 1 ^4° oro del peso de una onsa contiene 2.737 hojas quadradas, que sus lados tiene cada uno dos pulgadas y dos lincas sin contar U merma que causan los retaros, que montan casi la mitad. La superficie de cada una de estas ho- jas contiene 6$ 6 alineas quadradas: todas jun- tas componen una superficie de tres millones ciento cinqüenta mil ochocientas ochenta li- ncas. El tal cubo que solo tiene cinco lineas, y algunos puntos de altura, se halla dividido en ciento cinqüenta y nueve mil noventa y dos partes, ú hojas quadradas. Mas: habiendo observado también el mismo Itohault el trabajo de los Tiradores de bro , vio que un cilindro de plata cubierto de varias hojas de oro del peso todo de me- dia onza , puesto al hilador formó un hilo de 300 © 100 pies poco mas b menos ;, es de» cir, ciento quince mil doscientas veces mas lar- largo de lo que antes era. Y siguiendo esta progresión halla este Físico, que aquel cubo de oro ele cinco lineas y ilgunos puntos, se ha dividido en 6 5 1 £ 90 partes iguales. A más se cstendió ívK de fteaumw tratando de la cantidad de oro con que se dora el hilo de plata. Para dorar pues escc hilo, tomase un cilindro de placa de 45 marcos cubierto con solo una onsa de hojas de oro. Esticndese tanto este cilindro por me- dio del hilador , que siendo solo den pul- gadas de largo , adquiere la tirantez de 1 3 millones 963 d 14.0 pulgadas, es decir', que se vuelve ¿34.® ¿92, veces mis la'sgb de lo que era, que es lo mismo que decir cerca de 77 leguas de a dos miltoesas cada una. Hilase este hilo sobre seda, y para ello lo adetgis.^, y alargan quinde me- nos 14 leguas mas -, de modo, que la on- sa de oro que cubrió el cilindro adquiere igualmente que él una longitud de 1 1 1 fé- £Üa¿ Casi Casi al mismo tiempo que Qtohault, hi- i ó Jo zo Soy/e la experiencia de disolver un grano de cobre rojo por medio del espíritu de Sal ar~ moniaca, echando esta disolucionen 2,8$ f 34. granos de agua, que componen 1557 pulga- das, la tino toda, suponiendo que hay en cada parte visible del agua una partícula de cobre disuelto, hay allí z 1 6 millones de partículas visibles en cada pulgada cubica. Por consiguiera te un solo grano de cobre se ha dividido en zz «millares 788 millones de partículas visibles. Y se ha calculado para sensibilizar lo pequeño de estas particular, que un granito de arena de que una pulgada cubica contiene un millón de granos de igual ramaño, contiene z millones, 1 1 1 © 400 parres iguales a las que resultan de división aclual de un solo grano de cobre. El mismo r Éoyk puso al escampado cier- ta cantidad de Asa fenda, y noró, que en sei\ dias solo había disminuido de su peso la cwftav.; parte de un grano, y suponiendo que un horm bie puede percibir su olor a cinco pies de dis- tar 3 D uncía*, se calcula que las procedidas de la divi- sión de esta goma no sen mayores que la parte z6 d 160 millar de una pulgada. 1670 En este tiempo observó Lewenock que en la leche de la merluza se hallan mas animaü- líos, que habitantes tiene el Universo-, y ha- biendo calculado según reglas ópticas, vio que no podia exceder la 1 6 © millones parte de una pulgada cubica*, desuerte, que la punta de un alfiler contendría algunos miles. Y comparan- do estos animalillos con una Ballena coligen, que son todavía ñus pequeños relativamente a aquel monstruoso pez, que este lo es respeto a todo el globo ter reste. 1 700 Reflcxando el Dr. Ktil sobre la pe- quenez de los órganos de aquellos anima- lillos , quiso conocer el tamaño de los gló- bulos de su sangre, y halló valido de un cal- culo el mas hno , y cxa&o , que el grano mas pequero de arena visible contendria mas gló- bulos de estos que granos de arena pudieran contener iiS° montañas de las mas altas. En 3* En fin, el Dr. T$ewe»t¡e ha demos- trado, que la 14 a parte de un grano de ce- ra, ó de sebo, que se consume en un se- gundo de tiempo en una vela de á seis en libra, produce mayor humero de partículas de luz, que mil veces mil millones de tierras iguales á la que habitamos, no pudieran con- tener de granos de arena. No por lo dicho se ha deinferir que la materia es divisible hasta lo infinito, por que la división no puede pasar de un cier- to grado. Hay partes sutiiisimas llamadas partes constituyentes de los cuerpos natura- les, que no tienen pofos, que son solidas, firmes, é impenetrables, y del todo pasivas; y aunque de indecible pequenez, no dexan de formar cuerpos con su reunión*, bien que no tan intima que no se halle mucho va- cío en ellas, si atendemos á lo que nos ensena la experiencia, no hay cuerpo que no tenga gran cantidad de poros. fDemocrit*, Leuc¡po,y Epicttr* fueron pre- di- 3 * , . ¿\cros en conceder vacio en tas cuerpos en vir- tud de su sistema, y no de las razones físicas conque ios modernos lo han demostrado A estos leshá enseñado la experiencia que el mer- curio penetra en el oro, plata, cobre rojo, co- bre amarillo, en el estaño, en el plomo, así co- mo el agua en una esponja. Mr. Homber^ descu- brió que el Atincar fundido sobre una plancha de fierro penetra sus poros como el agua los del .papel de estraza. Experimentó también, que una composición de plata fina reducida á cal por la sal común, y hecha polvo con dos par- tes de sublimado corrosivo y de antimonio cru- do, fundiéndose sobre una plancha de plata del grueso de media linca, la traspasa sin ahuge- rearla. El agua encerrada en una botella de pía* ta, de estaño, o de plomo, penetra hasta la su- perficie del metal donde se juntan a modo de rocío. No hay por ultimo metal sin poros una vez que se disuelve para retinarse : y se descu- bren con el microscopio, quando ponen sobre su vidrio de aumento planchas muy dcl- ?a b 9§ gjzmim de oro, plata, cobre, estaño, plomo $cc. vcense poros con el mismo instrumen- to . En toda especie de madera f de vegeta» bíes se descubrirían , y los del marmol, f de varias piedras preciosas si pudieran di- vidirse por hoja: pero en dcfeélo de esta ex- periencia se han hecho otras cjuc demues- tran la existencia de estos vacíos tn tales cuerpos. Hay tinturas que se introducen en los poros del marmol y en los déla ágata sin embargo de ser una piedra durísima, forman- do sobre ella plantas arbustos, &c. Tienen poros también los Diaman- tes, y los Rubíes , que son tan compactos una vez que la luz los penetra por todas" partes. Vcrd¿d es que sus poros deben ser sumamente pequeños por que la luz es un fluido infinitamente sutil, como se verá en la Historia de la Luz. El Vidrio que con- tiene los disolventes mas fuertes, permite con todo la salida del Espíritu de Salitre hecho con aceyte Vitriolo, del mismo mo- I do 34 do que la Sal volátil de la orina que abre paso por entre sus poros, y se disipa. Es cosa notable, que la luz pene- tre con tanta facilidad las piedras preciosas mas dura^, y que pase con tanto trabajo por entre un papel blanco finísimo aunque esté lleno de poros y estos sean infinita- mente mayores que los corpúsculos de la luz. Conócese el gran numero de p^ros de esta substancia por la propiedad de las tintas de simpatía. Estas tintis son licores sin colores sensibles con los quales $e pue- de hacer un escrito invisible, pero se ha- rá visible pasándole otros liebres conveni entes. Si se disuelve, por cxcmplo, vitrio- lo, verde en el agua, y le añaden un poce de accido, se podra escribir con esta disolu- ción, quedando invisibles los caracteres, que mojados después con infusión de nue: de agalla bien cargada, se dejarán ver de ur negro muy hermoso. Esta especie de tinta: penetran hasta, 600 hojas de papel. S( 31 §c ha qbs¡ér?aáq '> mú^m. que las partes odoríferas que se exhakr* del almisclc y de la algalia, se van por ios poros de las cajas de madera y asi mismo se ha re- conocido que toda piel animal, qualquicra que sea está llena de pequeños poros por entre los qualespasa una transpiración insensible. En el siglo 1 6 un celebre Medico de Padua llamado SanHorio quiso indagar esta evacuación, y después de una larga serie de experiencias dorante el espasio de 30 años halló, que de 8 libras de alimen- tos solidos, y liquido?, sa ieron en un dia cinco por la insensible tranpiracion. Mr. íDodart. Académico de Paris, y Kell y de la de Londres hicieron la misma observación al principio de este siglo, y aunque ellos no hayan convenido precisamente con Sanclonio, han reconocido siempre la aserción penetral de aquel Medico*, de modo que esta de- mostrado, que esta evacuación aunque in- sensible, es mas considerable que las sensi- bles. s* bles. E* necesario pues, que la piel del cuer- po humano esté llena de una infinidad dé- poros extremamente pequeños* Lewenock calculo el numero de es- tos poros, y halló, que en una pequeña par-^ te de la piel humana del tamaño de una- linea, hay ioo poros i luego hay 1000 en el espacio de una pulgada > it^en el de uri pie, y por consiguiente 144 millones sobre un pie quadrado de superficies y como la*- superficie de la piel de un hombre de rac^ diana estatura es a lo menos de 14 pies qua* dradós, multiplicando 144 millones por 14 tendrá dos millaradas, 16 millones, que es el numero de- poros de la piel de un hombre. También los Fisicos demuestran de una manera invencible la porosidad de los cuerpos. No hay cuerpo sea solido , b li- quido que no se caliente al fuc^o: luego • este Elementóse introduce en ios cuerpos pene- trandolos por entre los poro?. Hubo den'; po en que no se dudaba de la 3"? )a porosidad de los líquidos, f verdadera- mente que esta provino del mal examen que se hizo de ellos. Creyeron fundarse para asegurar, que un liquido nopodia penetrar i otro, y de aquí concluían, que los liqui- 'os no eran porosos: MMs. Hook y Haux- ■té habiendo apelado de esta sentencia, re- -nocieron que la agua se introducía en los r. :s de! aceyte vitriolo, y Mr Kaumur ha de- aerado, que el espiritu de vino, se mezcla lamente con el agua; Habiendo echado m frasco de vidrio dos partes de agua, y -re el agua una parte de espíritu de vino, o a quealrura llegaba la superficie deles- m de vino. Sacudió bien después esros ¡icores para mezclarlos, y hallo que ocu- *i menos lugar que antes, y que para ha- subirla mezcla á la misma altura en que s se hallaba era nesesario añadir la segunda te del espmru de vino. Este Físico obscr- ur.bien que el buen vinagre, echido so- una igual cantidad de Sosa disminuye de >a, 3 8 de .volumen, que el vinagre destilado, echado sobre la Sal de Tártaro fundida en el agua, disminuye igualmente un poco de su volu- men. Todo esto no «impide para que los lí- quidos no sean impenetrables , corno los solidos^ por que la impenetrabilidad es una propiedad comuna todos los cuerpos, la quil impide que un cuerpo pueda estar a un propio tiempo en un mismo lugar^ con o:rc cuerpo. En efedo, el agua, el mercurio, y también los espiritus de los licores estando en- cerrados en un frasco de metai,no pueden com- primirse por ninguna fuerza, sea la que fuere. Pruébase la "impenetrabilidad de los cuer- pos solidos apretándolos, y esta experiencia basta para reconocer en ellos esta propiedad. Pero si los cuerpos tienen una in- finidad de poros , resulta que las partes só- lidas deben ser infinitamente pequeñas. Siendo esto así, quando se dividan ios cuer- pos en pequeñas parces, mas aumentara su 3 9 «uperficlc rcspccTo a. su masa, o í su solides. Pues ha enseñado la. experiencia, que las partes mas pequeñas de los cuerpos puestos, unos sobre otros quedan juntosvde suerte que en comprimiendo los cuerpos enteramenre se sujetan los unos á los otros a proporción de la fuerza con la qual están comprimidos. Ottó Gutrik y Burgo-Maestre de 1 6 jo Magdeburg , f ué quien halló esta verdad po- niendo dos grandes semi-esferas de cobre la una sobre la otra. Comprimió estas semi- esféras con la presión del ayre, esto es, extra- yendo el que ellas tenían por medio de la má- quina pneumatica,inventada por él mismo. Es- tos hemisferios tenían cerca de vara y media de diámetro, y para separarlos se necesitó de toda la fuerza que pudieran tener 24 caba- llos unido*. Esta resistencia la atribuye Mr. OttóGuerik á la presión del ayre; y se sabe por el cálculo que es mas considerable, que ej peso déla atmósfera sobte la superficie de es., tos hemisferios. E ' 4© Emt&aáM ensenado "la experiencia que juntando dos cuerpos extremamente limpios, estregándolos eí uno contra el otro no podran separarlos sino poruña fuerza mu» considerable , o estregando el uno fuera del otro del mismo modo que para unirlos. Quando mas ásperos son los cuerpos éj menor su cohecion j pero se puede alisar mas su superficie untándolos con algún U quido cuyas partes sean finas , y qu c cierren los poros como aceyte, grasa, la resina, cera , pez tic, y entonces estos cuerpos se unen cok tuerza indecible. _ Este és el efedo que producen las Varias colas o betunes de que se hace uso para unir las maderas, y l as piedras; y por esto los que trabajan en metales enjalbegan sus superficies de atincar, sal armoniaca, resana &C para unirlos, y fortificar la soldadura. Hay también liquides que mezcla- fe secon.ohdan ,, descubrimiento que se de- ?<8íbio a un Químico Italiano a .fines del ulti- mo 4 1 ¡L ñ»h, con motivo de haber mezclado ca- sualmente dos especies de- aguas de íexíi Us que perdigón su fluidez náturai, y formaron un cuerpo opaco, solido, y de una coiuiKcn- Oa quasi dura. Este descubnmienco fue tlqri- gendcottrs vatios del mismo genero, y las experiencias hechas a tsre fin produjeron »■ tos bellos conocimientos. H clara de huebo mezclada con cs--£- íitu de Sal -se endurece. Aceytc de Olivo ni* ciado con agua fuerte forma, úh cuerpo des- menusable. Mezclados el c Si irítü únnoso , y el espíritu de vino reaificaoo se consolhtañ. El aceyte de Tártaro con elílc Virnoio for- man un cuerpo solido. El agua de Sal, y de Tártaro batiéndola durante algún r icmpo ccn una fueite disolución ¿e Sal de Tártaro forma una 'masa blanca, que tiene la con*i:tetvcia de lacera, y :e maneja del mismo modo. '/.* También el frió, y el fuego endurecen ci- ertos cuerposjcémo Se verá en el ducurso de es- ta ola. En fin , juntare los tuerros repara- K " *-» Mi 4* dos los unos délos otros, clavándolos^ quari- tomas áspera tengan la superficie los chvqs, que se emplean, mas fuertes se sujetan entre sí. Los Físicos no se contentan con solo examinar los efectos naturales: quieren tam- bién conocer la causa de estos efe&os. Los primeros de entre ellos, que hicieron 'testa investigación, creyeron que la presión ' del ay- re grosero exterior era la causa de la cohesión, pero se há visto después, que la cohesión era la misma en el vacío. Descartes ha opinado que era el reposo de las parces quien !a pro- ducía, y esta opinión no. esta tan desnuda de probabilidad como se piensa. En efc£lo, un cuerpo en movimiento , persevera en este mismo estado aun quando reposa sobre un obstáculo, hasta que eí movi- miento de sus partes quede extinguido ente- ramente: lo que sucede fuego que ellas tocan intimamente cuerpos en reposo. El movi- miento de un cuerpo queda enteramente des- truido quando tod>ssus pi>tes tocan á un cu. crpo *3 erpo en reposo. Para que do< cuerpos queden" untamente unidos es necesario que reciproca- mente íe penetren, i fin que tocándose sus par- íes, quede suspenso su movimiento. Luego ¡juando mas parces haya de estas que se toquen mayor será la cohesión. Así la opinión de descartes sobre la causa de la cohesión , conducirá quizí il conocimiento de esta c*usa si se quisic- ic examinarla con cuidado-, pero no es :sre el Jugar de emprender esta discueion. vil oofeto solo es exponer históricamente os descubrimientos hechos sobre las cíen- las- naturales sin detenerme en inveseiga- iones demasiado difusas ó demasiado com- plicadas. Volviendo pues á la serle dr. esta listona de los cuerpo* en general digo, fue no habiendo sido Leibmtz de la opi' iion de Descartes , creyó que la causa de i cohesión dependía de movimientos cons- pirantes. La cohesión decía él, depende de ios los movimientos conspirantes de sus partes, i Pero acaso estará esco bien claro ? 'i Prime- ramente se sabe lo que son movimientos conspirantes? en segundo lugar i se conciben claramente como están en movimiento las par- tas de un cuerpo, sin dexar este cuerpo? Páre- teme que todo esto tenía necesidad de algu- 4Í nm explicación, y que la opinión de Uib* piizcs tan improbable como inteligible. También Nnvtw, f |"i Discípulos, quieren que la cohesión dependa de li. atracción,' y como ellos están intimamente persuadidos á que todos los cuerpos sé atra- Sicn explican fácilmente por la atracción los efe&os de U cobesion: pero $éi persuasión no» una demostración, y, los Físicos-, que np se pagan de pa'abras, no conceden que ellos hayan encomrado la causa sobre que se trata. Conciben si, que allí hay una 'atracción, > al mismo tiempo convienen en que la causa de ¡a atracción es tan incóg- nita ¿ouÍQ lá de la cobesion. Como ñau " ' per- perdido U esperanza de conocerla, se han empeñado en determinar la proporción cti que esta atracción crece , y mengua, y se- gún la observación de varios Fenómenos, han «on< luido que mengua en razón biquadra- rica de la distancia: es decir , que a una distancia doble, ella obra 16 veces con menejs fuerza, y una distancu triple 81 vez y y que dexa, de percibirse i una distan- cia considerable. , |i &$& que ha dado lugar a creer , que -■. la atracción era ,H causa de la r cohesión , .es., . h descubierta de la atracción, mutua de va-, rios cuerpos. Todas las partes de ios líqui- dos s* atrahen de esta manera, como se dexa-ver por su tenacidad , y la redortdcs, de sus (rotas. También los solidos las atra-v hen, y se percit c esta atracción por las observaciones siguientes. La superficie del agua contenida en un vaso, es concava., y la del mercurio es convexa f¡ y la r^ zon de este Fenomcnp es, que no atmyen- dos> 4 * dose las partes del agua con tanta fuerza ta una á la otra, como las atrahen los bordes cfd vaso se levantan- acia estos bordes: y lo con* trario sucede en el mercutio, y de aquí resul- ta la conexidad de su superficie. Los Discipulos de Newtm atribuyen a la atracción la ascensión del agua en los tubos capilares. Llamase así un canon de vidrio abier- to por ambas extremidades , cuyo diámetro in tenor no excede al de un crin de caballo. Hundiendo este tubo en el agua sube por él este licor con rapidez á una altura bas- tante considerable. Luego que observaron este Fenómeno , creyeron que dependia del ayre, el qual no pudiendo introducirse fácilmente en los tubos capilares obra allí con menos fuerza que sobre é liquido en el qual esta hundidorpero han conocido la falsedad de esta opinión, notando tn primer lugar, que las alturas á las qualcs te levantan los liquides, varían mucho, y son diferentes las unas de las otras, y que alnada si- sigue lá semejanza del peso de los liquides, como debiera ser si la presión del ayrc fue- ra la causa de su elevación: y en segundo lugar haciendo la misma experiencia en el vacío, des- pués han querido que esta causa fuese el ayrc sutil; opinión que ha parecido tan errónea como tas precedentes. En efedo, el ayrc sutil que admiren , pasa por entre los poros de to- dos los cuerpos, y por esta razón atraviesa li- bremente el vidrio. Los Newtomatws creyeron resolver el pron blcma atribuyendo á la atracción la aseen* sion de los líquidos en los tubos capilares* Siendo mas fuerte la atracción de las partes del tubo capilar, que la atracción" mutua que exercen las partes del agua entre sí, debe subir mucho el agua en el tubo: en vez que la ele- vación del mercurio debe her dicnos conside- rable, por razón de la densidad de sus pirtcs,, de las qualcs la mutua atracción es superior i la del vidrio. Esta explicación partcio mucho mas na- r * 4* : natural par sostener los Newtofuaius que to- , dos los cuerpos se atrahen reciprocamente por, una Ley de la naturaleza. Pero han contra- dicho esta explicación con observaciones, y ex- periencias que han dado que discurrir a los Discipnlos mas aventajados. de Ntvtíii. Enrr<- r la multitud de objeciones alegadas, son á mi parecer las mas fuertes las de los PP. Oerdi!, y Jfot, y MMs. Curre y y Gteffrm, Estos dos ukinios notaron, que en un tubo de un tercio de linea :de diámetro subía el agua diez lineas sobre el nivel, y que elespititude vino solo subía tres y inedia, « ¿rndoeste mas ligero que el agua deben* y siendo este mas ligero que el ag elevarse mas una vez que la atracción del vl- drio tiene mas fuerza sobre, el, que sobre el trna- luego k atracción no es la causa déla elevación en los tubos capilares/ j. , 70 , Tales son las experiencias del 1, Gr^«7.Habiendoestc Religioso frotado inte- nórmente un tuboon sebo, b accytcno su- bió el agua: sin embargo que por esto nada 4* había perdido el vidrio de su intensidad , y fuerza atra&i va. El agua debía subir pues, í pesar del sebo, y no lo hizo: luego la atrac- ción no es la causa de la elevación del agua en los tubos capilares. Verdad es que í es- to se pueden dar dos respuestas bastante buenas: la primera,que no se puede frotar inte- riormente un tubo con una materia grasa sin que este pierda algo de su diámetro*, pues esta disminución puede estrechar tanto la abertu- ra del tubo que no puedan pasar por ella las partes del agua. En segundo lugar, esta mate-- ría grasa impide el contado del agua, y del vidrio, y según los Ncwtonlarios en el con- tado consiste la fuerza de la atracción. La segunda experiencia que el P.Gerdll opone al sistema Nvwtoniano es estas metió m rubo de oro en el mercurio, y este en vez de subir sobre el nivel , como era regular según la ley de la atracción, llega apenas al nivel. Respóndese a esto que la frotación del mer- curio, y la icsistencia que opone á la dcs- L unión ■Mi Sinion de sus partes impiden su ascenso en üti tubo capilar» pero esta respuesta no me parece <|ue satisface, porque todos íos liquidos ex- perimentan esta, frotación , y resistencia se- gún su peso, y la tenacidad de sus parces. ., : / También el P. Abat considerando la fa- cilidad con que se hace baxar ó subir el mer- curio mas ó menos que el nivel asi en el uno como en el otro brazo de una cantimplora, tíotaiquec[ualcjuierhyporesi r c|ue los atraccio- nes, imaginen, si dicha hypotcsi conviene con ifp Fenómeno, quedará destruida por otro. Todas estas objeciones han hecho mucha fuerza a los Fisicos mas ahiles de estos tiem- pos pata abandonar la atracción , y buscar otra causa del descenso del agua en los tu- bos capilares. Muschembrock atribuye este efec- to á los ingredientes cuc entran en la forma- Clon del vidrio. Componcsc esta materia, dice, de arena, de plomo* 5 ', y de una Sal arkali fixa, materias que obran diferentemente en ros va- ríos licores donde meten los tubos capilares. La 5i Ia. Sal arkall fifi, por exemplo, obra en [h Sal armontaca, motivo por q«:c la arena, y h Sal armeniaca suben ala mayor altura en los tubos capilares. De aquí infiere Muschembrock, que eü los cubos hechos de vidrio el mas tino, como el blanco de Inglaterra, suben los íiquidos á ma¿- yor altura, que en los demás tubos hechos con qualquiera otro vidrio. $ea de esto lo que fuere, lo cierto es, que los líquidos suben entre todos los cuer- pos solidos, como lo prueban las siguientes experiencias. Quando ponen dos espejos bien limpios, y bien secos, ( ó dos piezas de nía*- ¿oí, ó también dos planchas de cobre) el uno sobre el otro, perpcridicularmcnte, y en esta situación los meten en una vasija llena de agua se levanta esta con mucha rapidez entre los dos espejos hasta una altura considerable, y según las varias situaciones que se les va dan- do á los espejos, varía también el agua su di- rección: alguna vez forma un hipérbole cuyos asimptotas son los lados de los espejos.. Sí se sirven de mercurio en lugar de agua tam* bien forma el espejo un hipérbole, pero su situación está trastornada. En fin, si se esparseen sobre un espejo in- clinado al Orizonte algunas gotas dcaceytc re- cien estiladas, y ponen sobre este espejo, otro espejo delqual uno de los bordes toque c! pri- mer espejo, entonces se levantan las tales go* tas con movimiento acelerado hasta el para- je donde se tocan los espejos de más cero. Si en lugar de ks gotas de accyte se substitu- yen algunas partículas de mercurio , en vez de levantarse descienden acia el lugar don- de los espejos están a mayor distancia ti uno, del otro. Otras muchas experiencias hay , que prueba la atracción murn.i de los cuerpos como se verá en la historia de la tierra, de las sales, de las piedras, y en la de! fuego. ?Pcro en que consiste esta atracción? ¿Es acaso una nromedad de ia mireria? Parece que no: por que 5 3 que las propiedades .. de un ente fundándose sobre su esencia , son tan necesaris como el mismo: es así, que la atracción no dimana de la esencia de 5a materia, luego no puede ser una propiedad de la materia. De lo dicho concluye Lelttitz, que la dirección, y velocidad producidas por la atracción deben tener su razón suficiente en una causa externa, en una materia que choea el cuerpo que se mira como atrahido, V que por su acción determina la direc- ción, y la velocidad de aquel cuerpo al qual estas determinaciones son indiferentes. De este modo es necesario haya allí una materia a&iva ó en movimiento que pue- da producir los efcftos , que atribuyen á la atracción. Luego hay en el mundo una materia que esta en movimiento, mas este movi- miento no puede ser esencial a la morena porque por marcria' ¿ cuerpo entiéndese una substancia, que es indiferente al nt<*vi- mien u gnen:o-,y al |eftasp f U 'iut.irco .decía cjt|c los cuerpos no tienen pi orden, ni sicuacion, ni moviníicncp por §b qj inclioaáop p^.ia dirigirse ai riba, o aba- xo: tedo esco les viene, 2, su entender , de u^a maqq Divina. Es en efe^o/ esta mano la que ha ^adp el n^oyir^icnto a los ; cuei> pos, perp pg todos §pn igualrnente movi- bles. jEsta movilidad depende de la masa del cuerpq, de su figura y de$u yplumcí. Porque una misma tuerza aplicada a «Jiferenres cuerpos, nq lp§ hace jnover de una, mistna mapera, cprnq es necesario impri- mir en un cuerpo una fuerza que se cusctibu&c 4 cada una de sus parxes, quancas mas sean las partes, rr^as tuerza es, necesaria para mover- las •, porque la actividad de esta fuerza cqr]- fÜfllrff | n pAfr P^rtQ es en razón recipro- ca eje aquel numero 4c partes. Por consi- gujentc a ; tuerza igual qiiantas menos par- tes ten,ga un cuerpo., rna^or debe ser su movimiepto > de modo que algunos cucr- pos ftit deberi hffl&t -fií rebotó micñtfás btrcfc cstiri sumamente agitados. EtadáícV sHiay ch la hátiirálczá üríl Fuerza qüc obre c^sünteiiicntc cri todos los cuerpos. Los antiguos* Filósofos bpiri afean > qué no poefia haber rri atería sí ti fuerza rnoiriz* ni fuerza itíorfiz sin materia. Á esta pr<£ piedad es necesario añadirle otra bien ñt> toria por la experiencia: es la de resistir á una acción, ó íá fuerza pasiva. ReplerU llama i 5 ?o enérgicamente fuerza de inercia, f Newioñ, es él primero ciüc la Ha ccKo entrar crí \í consideraciorí los cuerpos. También cí celis- Dre Mr. Eüléir pretende sea una propiedad rán general cíe los ¿üérpos; cómo fá esten- sionV porque sin está fuerza' á su entender^ dexáná un cuerpo di serlo. Conviene csíe sabio rió obstante , éri que tina propiedad destinada a producir variaciones en los cuer- pos, es direexa menté contradictoria a la esencia de la materia, y no pudiera atri- buirse éú fttódd alguno V porque ürl cuer- po pu no puede a un tiempo estar dotado de la fuerza de guardar su estado, y la de va- riarlo: Luego es necesario admitir, concluía J7+7 iialer, dos diferentes clases de entes: la una cuya esencia consiste en la fuerza de con- servar inmutablemente su estado, la otra que comprchende las Almas, y los Espíritus, los qualcs poseen la facultad de variar su es- tado. Presta saber, que cosa es esta fuerza, y también si la materia se puede concebir paramente pasiva é indiferente al reposo, y al movimiento^ dotada de una fuerza por ia qual ella persista en el estado donde es- tá. Parece que se atribuye al cuerpo lo que es propio al ente animado, que lo mueve, y que la fuerza de inercia solo es la expre- sión de lo que es necesario para poner un cuerpo en movimiento, y considerándolo así, á mi me parece que esta fuerza debe ser la pesantez. Todos ios cuerpos abandonados á ellos mis- 57 mos recaen sobre la tierra, y aceleran su movimiento durante su caída: llamase pc« sintéz la causa que produce este cfe&o. picen que esta causa es una fuerza constan- te, que continuamente obra sobre los cuerpos. He aquí pues dos fuerzas: la fuerza de }( jnercia, y la fuerza de la pesantez. Esta -ha sido reconocida en todos tiempos, y exa- minada por los primeros Filósofos del mun- dov basta ella para explicar la resistencia de ..í[ií cuerpo al movimiento que se le quiere daK La "historia de esta fuerza pondrá al Lector en estado de decidir la qüesciorí. : El primer Filosofo conocido, que ha exa- minado los efeclos, y la causa de la pesantez, es Empendocles. Opinaba este Físico, que' la 44:*- revolucion del Cíelo producía la pesantez ( $f= ) res ^ c " de los cuerpos dirigidos acia la tierra, que ]. C. creía ser el centro de esta revolución, f latón 3 So ,M adoc- (* ) Traducimos pesantez porque no gruñan los puris- tas Escolásticos* pero el Diccionario jdc la. lengtiáf^Es- pañola; d ; fuera de su lugar; pensamiencorque los pjSiicos Cas ato, y tfiudigtfo renovaron ( ^quizá sin conocerlo) sinrhaber merecido m ayor atención ayan- que ! la cosa fué digna de examen. En afec- to, estos ■, Sabios opinan que^ los ^cuerpos .> s,qn pesantes porque -no están en su propio lu- gar acia el qual propenden irse, de, suerte que los suerposi colocados, qi\ c este lugar,, no r c-; mendo tendencia alguna no pesan. Pero ahora falta saber qual sea ■• este lugar. Publicada la opinión ^?dc Casato* y^if- iigero el Ingles Calv&ler-CMen, dio ,í luz «una explicación : * de las « pri m eras ca usas de la acción ^de lar;m&£eria,7 de la causa de la gravitación,* en ¡Ja -qual defiende, que la pesadez rceidet en el cuerpo, y que hay en el -una fuerza ^dotada de. otra . cierta) fuerza en *fccign 4 C íUaapoEf^^i^ , n^otr^g; E&re ^r ,tpr.pp .d^qiial )3gt>f£g$ -fueft$, jp&w &? ^|os áq} ^FÍsÍcqs ukifíaQs ¿ que ac llamas d& go^r^r^en ¿que fa ^sadea; debe lesidif 0\ 4¿\ { cuer.po, y no fuerza del. p|n, fin *el ^ultimo -cscriso publicado so- . fepc.-vgg|;, asunto se intitula: jC : arta de M*., §0$ief¿fy§ $ CUkmp^ sobre la causa de la pesadez;. JPxetendese $?i <$ta ea-r f ra, que lo§ cucep^s ^liptij fot si gravedad V qm la que rieran es esafcafia, p que solo pí0vier>e jde Jos efiíes animados $0* %e ellos. Las pruebas de esta pKVéncion son: i? que un cuerpo g$ |>u$4e repararse de la tierra sin que b^aya; adquirido una activi- dad. 2? que esra actividad esta distribuida si« igualdad en el cuerpo. 3? que ella é¿ in|J0stru¿lihie. 4 a que se opone al movimiento del cuerpo, y le destruye poi qr-e ella se tig&Jg cju^íid© $1 ha cntrepdo 4 M mismo. N Y mmmÉtmMtaammaammamñ 46 Y como esta actividad es una acción libre debe disminuir su movimiento todo quan- to pueda. Mis siguiendo qualesquicra direc- ción en que el cuerpo se mueva, la dismi- nución de este movimientono puede ser mai considerable, que quando el cuerpo sigue una dirección vertical de alto , á baxo: luego el cuerpo debe moverse según esta dirección, 7 por consiguiente caer. Esta es la conseqüencia, que yo saco de los quatro principios propues- tos en mi cirta. Finalmente, los cuerpos no son igualmen- te pesados en todos los lugircs de la tierra. Este es un particular descubrimiento que en 1 679 hizo Mr. ^Rkhei Notó aquel Sibio que las vibraciones de una péndula eran mas lentas' en Ja Isla de Cr/cn distante solos $ grados del Eqüador, que lis de la misma péndula en París. Mr. (Desbayet observo en 1699 c [ ue cS preciso acortarla paraquesus vibraciones se ha- gan en igu¡.' tiempo que en París. En las Islas de ! Gotea \ Martinica, Gua- . ■h- ¿7 dalupc, í>an Cristovaí, y Sto. .Domingo» tuyo siempre que acortar la péndula, mas ó menos Según los grados de latitud de aquellas Islas. MMs. de Var\n 9 y He ley confirmaron luego estas observaciones, y han concluida que la pesadez tiene menos acción acia el Equador, que -.en. París: porque el movimien- to de la péndula es el efecto de la pesadez. En fin para conocer el gran Newton los di- ferentes grados de acrecentamiento que ad- quiere Lt pesadez alexandose del Equador, ta- yó que la pesadez de los cuerpos que están baxo los polos, respecto de la de los cuerpos que están debaxo el Equador, ¡ es como 130 á íij. Esta diferencia la atribuyen á la fuerza centrifm* de la tierra que debe ser mayor en et Equador que en toda otra latitud ', y como el efecto de esta fuerza es diamerral- mente opuesto al de h pesadez, han creído que aumentándose la fuerza cenrrifuga de los polos acia el Equador, el eíe&o de la pe- sa- M délos Pdk/^aUÉqtíádon > La f íic*zá cehttifüga^crií^íiféí-fei íptó adquiere un cuerpo tju^sc mifév* puÉJ fná$%\raritado el j^tóbo átE^üadotV qué a 4of Pote^jés^or^éoniigtii^hre Huyoí^l&fuet^ccftp rrifuga acia el Equador, que acia los "Potos! Luego fe pes^dé¿yébc'i¿ermcricl¿ ? baxb éste lu- gar, que -en los otros.' i c 5 6? Mr. H^*TOaxo el Ecjihdor> f preciso dtóafV qáe sea menos la pesadez bax<* ciTÉquácfor; que r-batia* los- P&losv Antes creyeron que la pesadez no cr sMfnpre temi¿fi¡a, y que no pesa canto ut¿ aterro difó'ca^cbnioíqiiaiídocsri en reposos Uña> é^petfeneÍMdcMr. fítdfeím* quien sus- cf^éstkopiiiioiiy pefco vieron que estaba malí f uhdadav y qtíeHá pesadez no aumenti, ni d&ifiittüyeícn ningún tkmpo. Sda lo que fuere de todas estas incertitud dtfsytó cierto csj qée quahdo un cuerpo 'm íH5viniibrito encuentra un obstáculo, se 1 cx^ fü^fza para descorrí poner el obstacuio» si s$ esfuerzo ño produce algún efeclo, sU f ucrza es uvtzfuéfza muerta. Si su' resistencia no m invencible, y el exfuerzo del cuerpo en mó? \iendose la vence, su fuerza es una fmfza vi- HEhfcffi&ttttm 7c ^j este es á lo menos el nombre que din a estas dos fuerzas, La fuerza muerta Consiste en una sim- ple presión, esta presión es proporcional á la materia del cuerpo. De este modo siendo la masa de un cuerpo doble de la de otro cuer- po, sera también doble su fuerza muerta. Los mecánicos opinan, que en la consideración de la masa se higa entrar un grado sumamente pequeño de velocidad que absuerve la resis- tencia del obstáculo*, pero parece, que esta ve- locidad es mas bien una disposición de! cuer- po al movimiento, que una velocidad real. En quanto á la medida de la fuerza viva es en razón compuesta de la masa, y de la ve- locidad del cuerpo. Antes de Letbnitz creían esta fuerza proporcional á la velocidad j pero este grande hombre pretendió que es propor- ciona! al quadrado de la velocidad siempre multiplicada por la masa. Y he aquí los mo- tivos de esta pretensión. Un cuerpo adquiere en su caida los gra- grados de velocidad , que son como fos tiempos, mientras que las alturas, y los es- pacios recorridos son como los quadrados de los tiempos, y de las velocidades. Las fuerzas, pues, de los cuerpos en movimiento se mu- dan por los espacios recorridos , y este espa- cio es como quadrado de las velocidades : luego las fuerzas de los cuerpos en movi- miento , son com ) los quadrados de las velocidades. Cotrovoro Leibnltz este razonamiento Con una experiencia: dexo caer dos bolos del mismo grueso, y de diferentes pesos sobre sevo, a distancias que eran entre ellas como los pesos, y las profundidades fueron siempre perfeta mente iguales. Y si las fuerzas fueran cómo Us velocidades, que solo son los prin- cipios de las distancias, no darian los resul- tados iguales, en vez que multiplicando las masas por sus distancias , (es decir por c! qua- drado de la velocidad; los resultados son igiu- leí como las profundidades^: luego la ftfft*£!r f|* va I Va< es; proporcional al resultado de la rjnasa.gor el quadrado jejs ía velocidad. X^áocsto parecía convincente: mas sin embargo los f artesianos no quedaron satisfechos, y los Newtonknos fueron de su mismo pare- cer. Dexaron decir á Leibnítz, y seatubicroná la medida antigua de U fuerza, olvidaron tam- bién la demostración, y experiencia c¡n .faypj: de la fuerza viva-, pero habiendo propuesto U Academia de ías Ciencias de Paris para ej^pre^ mió dej arfo de 172,4- ei determinar las leyes qe Ja comunicación delino vi miento, se agitp entonces la q(iésrion de las fuerzas vivas» El P. 1 Jt^Mazlerc del Qratorio , y Mr. Maclaurín tra,ba- jaron dos disertaciones sobre gl¡ Particular, y t contra la opinión de Leibnitz, que fueron pre r miadas» £1 famoso Jmn ^mioujli crnbió Á Ja . 17 1 ^Ácadcrni^ un escrito favorable al copeur^p ; de, fas fuerzas vivas, que solo rncreció elogios. , Sin embargo se imprimió este escrito de pr- d.cá df ía Academia. Luego que salió á \i^z te reanimaron lpi piscipulos de Lcihmtz corj so- solo oir el nombre de BernoulU. Admiraton estos la fuerza de las pruebas de este gran Ma- temático, y echaron mano a la pluma para ha- cerlo triunfar, pero Mr. Muirán sahb apadri- nando el partido oprimido por Mr. r £ernoulli y en una sabia memoria dada a luz en 172,8 defendió con mucha viveza y sagacidad la medida antigua de las fuerzas vivas. Hizo mucho eco esta memoria sin con- vencer á los Discípulos de Leibnkz : El primero de ellos que sacó la cara fue la Marquesa de Chatelet. Esta Señora apoyada de varios Sabios que concurrían a su casa, impugnó valerosa- mente la memoria de Mr. de Mairan en un 173 1 Libro que imprimió bajo el titulo Institucio- nes de 'Física. Respondió Mr. Mmran con mu- cho exfuerzo, y algo de acrimonia en una carta que intituló: Carta de Mr. M 'airan- Secretario perpetuo de la Heal academia de las deudas. A la Señora * ^ * sobre la ¿jüestión de ¡asfmrzas vivas, en respuesta a las objeciones I. echas por ella sobre cite asunto en sus instituciones de Física. Lx O Mar- 74 Marquesa de Chatelet insistió : y como rara vez se contienen las disputas literarias en sus verdaderos limites, en vez de estarse al fon- do de la carta transportada de colera, pres- cindió de la qüestion de las fuerzas vivas, y animada por los enemigos de Mr. Mairán>sQ valió déla ocicion de haber dado áluz este Sa- bio un elogio del Cardenal de Tolignác Acade* mico honorario, para ridiculizarlo. Sin em- bargo de estar bien trabajado este elogio y es- crito con cuidado,no es su pluma comparable con la de Mr de Fonteneile su antecesor en la Secretaiia*, y asi era fácil hacer una critica po- co gustosa del elegió de Mr.de Fonteneile. Asi lo hizo la Marquesa de Chatelet.y Mr. de Mal-* ran íenunció la Secretaria de la Academia. Mientras pasaba esto en Francia, MMs. de Gravesande y y Hernán defendían con fervor la opinión de Lcibnltz. Eran muy fuertes sus pruebas en favor de esta opinión, de modo que era difícil decidir qual de los dos partidos tenia razon,si el de Descartes, y de Keuton^uc ad admitían la antigua medida, o el de Letbmtz. Como los competidores eran Hombre? del primer mérito, Mr. de Jlambert, creyó, que todos podian tener razón, y que solo se trata- ba de entenderse. Examinando, pues las razo- nes de una y otra parre , bailó que la dis- puta sobre las fuerzas vivas, solo era una qüestion de nombre. Esta proposición la suscito este gran Geómetra el año 1743 y en el 1746 me escribió Bernoulli, que él miraba como cier- ta la doctrina de las fuerzas vivas. Hablando de las demostraciones que el había opuesto á las pruebas de los contrarios de esta doc- trina ; añade: , , Yo les hubiera podido dar ,, otras demotraciones que hubieran convenci- , , do á los mas porfiados, pero Sunlis fábula. ,jPor esto no habiendo podido vencer su ,, indocilidad, les he predicho, que vendría ,, tiempo en que triunfara mi buena causa, ,, sin que se atreva á levantar la cabeza nin- ,,guno de sus adversarios. En efedro parece que 7 ¿ ú que v á llegando el tiempo, y espccíalmeh- , , te en tr ]os Franceses", porque veo que , , MMs. de Maupertuis, Clairaut, Montigni, li , -, Marquesa de Lbatelet y otros manifiestan ani- ,, mosarnentc por la conservación de lasfucr- y, zas vivas. También dicen en las memorias , , de la Academia de las Ciencias, que estk -, , es una dofbrina admitida generalmente sin , , que nadie $c atreva á oponerse á ella. Postci ior í esta carta sabemos per los Jornales o Diario* de Italia, que hay en aquel País partidarios de las fuerzas vivas, y que la do&rina de estas fuerzas parece ser la verdadera. Esto no es mas que una pro- babilidad, y yo ignoro del todo si la qües- tion sobre la medida de estas fuerzas lía quedado del todo resuelta. En otra ocacioh procuré dar uiaa solución, y creo haber pro- bado, que la fuerza viva es proporciónala la velocidad. Esta solución se hallará en el Diccionario universal de Matcmuticay Física, articv* lo , fuerza viva. To- 77 *tomesé en esta parte el partido que se quiera, hay un principio general recibido: Es- te es el de la conservación de las fuerzas vivsa És decir, que una fuerza no puede extinguirse sin transmitirse en el efc&o que ha producido. Esta fuerza, pues, siempre existe, de modo que su valor que antes de la acción reci- dia en uno, ó vatios cuerpos, se halla det- pucs de la acción en uno ó varios cuerpos. íor lo que la medida de esta fuerza ds proporcional a los quadrados de las veloci- dades, pero es preciso que los cuerpos que obran los unos sobre los otros, sea con per- fecto rasorte; porque entonce* la suma de los resultados de las masas por los quadros de las velocidades, siempre compone una cantidad cierta, Mr. Hughens.cs el. primeroi¿S8 que ha considerado esta fuerza en la solución de ios problemas de la Dyucumca, es decir, de la Ciencia del movimiento de los cuer- pos, que exercen su«> fuerzas los unos sobre los otros de qualquicr modo que sea, y Mr. 73 173 8 Mr. Q a ®M ÉernoulU , es el primero que ha deducido de los fluidos las leyes del mo- vimiento. El como obran los cuerpos los unos sobre los otros', como pasa el movimiento de un cuerpo a otro \ como un cuerpo en movimiento transmite su movimiento á otro cuerpo, nadie lo sabe; yo tengo es- crito, cjue esto sucede rompiendo el equili- brio de todas las partes del cuerpo al re- dedor del centro de gravitación. Creo ha- ber hecho esta explicación bastante probable? con todo, como yo no debo hacer caso aquí de mis ideas, solo me detendré en los descubrimientos de los Sabios sobre la materia de que se traca. Y así estos descubrimientos son: i G que todo cuerpo elástico, que choca un cuerpo per- fectamente duro, no se considera baxo un án- gulo igual á su ángulo de incidencia} 20 que ,]n velocidad de ios cuerpos que se chocan , es siempre en razón de las masas después del cho 19 ¿hoque*, y 3o que se determine la fuerza des- truida por el choque en multiplicando el re- sultado de las masas por el quadrado de la ve- locidad respeótiva,dividiendo el resultado por la suma de las masas. Estas reglas varían un poco según la du- reza, la elasticidad, ola debilidad de los cuer- pos. Quando uti cuerpo debilen movimiento, encuentra otro cuerpo débil de la misma espe- cie que está en reposo, el cuerpo chocante pierde tu velocidad, en vez que en el choque de dos cuerpos elasticos,el chocante pierde de sus fuerzas mientras que el cueipo chocado las adquiere-, dándola restitución del resorte una fuerza igual a la que la compresión comunica en el choque. Llamase débil un cuerpo cuyas partes ceden fácilmente a la menor impresión*, duro aquel cuyas partes nada, ó muy poco ceden aunque estrechadas con fuerza; y elástico uti cuerpo al qual la menor impresión hace va- riar de figura, y que vuelve á su antigua ti- So figura quando cesa la impresión. Estas son las propiedades de los cuerpos en general. Examinándolas según su parti- cular denominación se hallan otras que ta-m-? bien son ci objeto de la Física, como se verá en la historia de los cuerpos parti- culares, distinguidos por los nombres que se les ha asignado para poder conocer toda la materia con orden, y sin confusión. . ^atác&IU. i HISTORIA DE LA TIERRA L PRELIMINAR. A tierra, ese trono y sepultura del hombre, y al mismo tiempo? ese objeto de tantas altercaciones Filosóficas de que están llenas las Bibliotecas,, es el asuwto de este tratada La tierra, djgv* este ftáemenfá de nuestra situación sobre el qual se han suscitado tantos problemas^ no siendo el menos atencible el de con- siderarla unos en estado de quietud, y otros en continuo mmimiento; Sobre esta pues^ cuya figura anda 'en opiniones f tendríamos mucha complacencia en ver h que dice nuestro Físico Histo~ riador* Nq Na podemos negar, que la m¡iqho, y vatio, que se ha escrito sobre TSto, forma un globo, de confusiones, quizá mas pesado que el de la misma tierra ; pero nuestro Autor dándose so lo,, por enten- dido de aquellas razones mas autor i z^ das, y admitidas umversalmente, proce- denconeltino que le es Característico, pre- sentándonos un tratado luminoso, que sino nos da la misma verdad en su esencia* al menos nos ponen en el camino de hallarla separándonos de una multitud de srorres" que nos tenían alucinados. Todos tenemos por nuestra madre á la tierra: todos nos alimentamos de su substancia, últimamente, ninguna cosa está mas cerca de nosotros en lo m ateríais pero por desgracia ninguna esta mas le- xos de nuestras reflexiones. ¡Con que in- diferencia miramos á la tierra, y con que apli- aplicación debíamos estudiarla Cierta* mente que de ello nos redundarían mu* chos mas bienes, que de otras curiosida- des científicas, que á mi parecer tanto importa saberlas, como ignorarlas. En este tratado encontraremos lo curioso al mismo tiempo que lo útil, y nuestro entendimiento se despejará de muchas preocupaciones, que quizá habia adopta- do en la lección de otros Autores que no nacieron eon el don de discernimiento , y claridad que el del siguiente discurso. ¡i i T R A T A D O Si I TERCERO. _OS Físicos llaman Tierra a uní de las cuatro substancias primitivas que nombran Elementos ó principios primitivos. Es poco conocida esta substancia por razón de no ha- l^er.en ella cuerpos puros, y sin mezcla de otra substancia ', pero después de anaiisarla, o. deshacerla quanto sea posible, queda siem- pre una materia fixa, y solida incapaz de mas variaciones-, y esta es la que llaman Tierra, y que dicen se halla á una gran profundidad 4e nuestro Gílobo; pero como todas las achua- les especies de Tierra, que conocernos están mezcladas de pirticulas pedregosas, saladas, betuminosas , metálicas , &r. de modo que ^vertiéndose grande diferencia entre ellas se consí Icran como cuerpos compuestos, dis* tinguendo las diferencias relativas a sus mez- clas. Estas diferericits producen varias su- ? crtes erres de tierras, que divjJen en tres especies Arena, Greda, y Cieno. Componesela Arena, de pequeños cuerpos, angulares, duros, é in- flexibles, impenetrables ai agua, y tran p rentes como el cristal. Li Greda, de partes proba- blemente cubicas, apretadas y acaso ramosas, apeas para unirse, y entreverarse las unas en las otras, pero ciertamente lisas, crasas, res- baladizas, de todas maneras ducVi les, tenaces, y. que no admiren agua en sus poros. El Ci- eno, es una tierra compuesta de ojos, ó cañu- titos cóncavos, que la hacen esponjosa, y fa«* cil para que la penetre el ayrc, y agua. En estas tierras, y también con ellas se forman las siles, azufré, guijaros, piedras, los minerales, los metales &zc. Es la sai una substancia que tiene sabor, que es disoluble en el aguí, y cuya pesadez, y firmeza son medias entre las del agua, y tierra pura. Tiene la propiedad de conservar las carnes, porque se introduce en los poros de ios cuerpos, é impide la introducción del vi- ento 83 enro que podía causar la corrupción. Sin embargo la mas minima humedad del ayrc se une fácilmente á la sal, y la liquida. Tam- bién se disuelve esta substancia en el aguar* diente haciéndola quemar al fuego, y pro- duce una evaporación, que desfigura el rostro de las personas que están en elquarto donde la queman. Son varias las espesies de sales, que distinguen en tres clases: á saber, en salea accidas, álcalis, y neutras. Las primeras baxo una forma fluida producen una ebullición con las tierras, y piedras de cal. Tienen tam- bién la propiedad las sales accidas de teñir de roxo'"los llores, y las álcalis tiñen de verde los colores azules sacados de los vegetables. Entre cstJS sales las hay firme, que se funden a un fuego moderado sin diciparsc, y volátiles, que se subliman y aun desparecen a un fuego lento. En fin, la Sal neutra es una sa!, que no teniendo los efectos de la accida, ni de la Pt alca- álcali, proviene de la combinación jmits cxá&a de ambas, saturada la una con la otra. De estas tres especies de sales componer! los Alquimistas gran c^ilihd de ellas ana* Usándolas*, pero los Físicos por no entróme^ terse en sus funciones, solo conocen tres es- pecies de sales: la marina, el nitro y alum- bre. Li sil marina es la sal común , sd sabor es mas agradable cjue el de las demás* §us Cristales tienen la forma de pequeños or- óos, y sus csqmnas quedan triangulares. Se calcina , y cruxe fuertemente puesta sobré brasas, y tarda lo bastante áfuudirse. Necesi- tase pan disolverla quatro veces su peso dé Igua. Hallase esta sal en las riveras del Maty o en su fondo, ycasi siempie ala emboca- dura de los manantiales, y de los rios, ó en c$ fondo de les lagos salados. Hay otra especie de Sal marina llamada? sal irf-gdmmáyó sal fósil porque k sácá r ti de lá tierra; y abunda tanto en el Norte, que al* gu nos habitantes construyen sus casas con sitót Las Minas de esta sal son muy considerable^ err willtsea á cinco leguas de Wafsóvia. Hay allí calles, galerías, y casas habitadas por un, gran numero de personas , que tienen stíS leyes, su policía , y sus Gcfes. Tienen e«rtbs habitantes caballos, y carrruájej Públicos* corren' arroyos de- agua dulce en aquélla efr pesie de soterraneos que alumbran con velas y como á las bóvedas de las Viviendas tó sostienen pilares^ de sal, y cortados en lá sáii, el reberbéro de las luces llena las casas dd \m brillo admirable. Sérvense déla sal gemma, en los4ugarcs en donde se depara los mismos usos en que nosotros empleamos la sal ma- rinan El Saliere, ó Nitro es una sal cuyos cristales sonde figura prismática exángular con una pequeña punta aguda. Su sabor es fresco, Sala-Jo, y amargo; es en parte fea % Y 8¿ y en parte volátil ; esparcida sobre brasas se funde , y mezclada con azufre truena: com~ ponese de dos substancias la una accida , y la otra calida. Esta Sal fertiliza las .tierras: contribuye í dar color roxo á la sangre, pues una sangre roxa, y espesa echada en una vasija llena de disolución de Nitro, se vuelve fluida, y de un colorado hermoso. Esto no obstante, cor- re cantidad de substancias, quema, saja el pellejo, y disuelve la mayor parte de los me- tales : quando la combinan con dos partes iguales de espiritu de vino, pierde casi toda su actividad. Llaman alumbre una sal fonl, ¿mineral la qual disuelta en el agua , y evaporada, se cristaliza baxo la forma constante de un odaedro, su sabor es áspero, incípido y muy astringente. Escribiendo con la disolución de esta sal, lo escrito c$ invisible •, pero se dexa ver meriendo el papel en el agua. También en- seña «7 seña la. experiencia, que echándose en la di- solución de alumbre, y aceytc de tártaro des- leído, hierve, y se coagula. Tiene la propie- dad esta sal, de disponer las telas para re- cibir y conservar los colores, y sirve también para clarificar los licores. Antes llamaban azufre á todas las subs* tandas inflamables , y combustibles*, pero en el dia sirvense de este termino pa ni denotar una substancia solida, inflamable, disoluble, y susceptible de crisulisacion. Puesto á un fuego descubierto se inflama fácilmente, y produce una llama azul que exak un vapor accido muy acre al gusto, y que sufoca todo lo que respira, mineraliza los metales, y se- mimctalcs, y se consume enteramente al fuego. Aunque hay varias especies de azu- fre amarillo, roxo &c. todos tienen las mis- mas propiedades. Con azufre, y sal, componen el alcan- for, que es una resina que destila gota a gota, de cierto árbol que se da en el Japón. Es II Es uncotnWstiblc que arde en el agu^» Por escudos Físicos echando alcanfor en pol T Vp encendido en un vaso, Jo hacen compa r releer iluminado. El alcanfor cae al fondp $el vaso, y conserva el fuego mucho tiejnpq. Hacen también una experiencia, curiosa epa esta substancia. Habiendo hecho evaporar el flca.pjpr disuclto en espíritu de vino á jgg fuego lento, meten una bela encendida e/i el sitio donde se ha hecho la evaporación, y al instante queda la pieza iluminada, porque, las partículas de vino, y ^lcfnfpr |sc encienden con la rrfayqr facilidad. Consideranse los azufres, y las sales como los agentes mas poderosos « de la na- turaleza*, estas substancias fermpar.ani la yez, y cpn la tierra y el agu^ forixi^n las piedras, A lp menos esto es \o * que por su dirección al Norte, sirve para dirigir el rumbo de las embarcaciones. Dicen también, que el dicho Taulo traxo este ins- trumento de la China donde había estado largos tiempos; pero un sabio Italiano ( el Sn Gritmldi- ) niega todo esto, y asegura que el inventor fue Flavw G'oja el año de i 300. Siendo ésto así, ¿ cómo los Tirios, y los Fenicios, que navegaron todos los mares del Mundo hubieran hecho viajes tan largos sin el auxilio de la bruxula ? Varios Historiadores refieren que ellos conocieron el Imán baxo el nombre de Ttedra Herculana', y los navegan- tes no eren que ellos hallan podido hacer tales viages sin la bruxula. Congcturas son estas* muy congruentes *, pero no nos imtruycn sobre el tiempo en que ¿e descubrió la virtud directriz del Imán. A Sebastian Escoto atribuyen el de^cu 153* brimiento de la declinación del Imán baxo diferentes meridianos. Techo Crxgnon publicó un tratado sobre lo mismo en 1 5 3 2 y Q* Ga- 9ff* (kiíznfa not4 que la declinación variaba. Gi- mo este conocimiento era can interesante, Mr. 1696 yii% para poder observar fes variaciones que cía adelante podían ocurrir, formó una car- ta en la qml demarcó las declinaciones del Imanen 1701 en todos los mares desde los ¿o grados de -latitud meridional, hasta los. ¿o de latitud septentrional. Algún tiempo dbspucs perfeciohó esta carta el mismo H¿- Uef variando las lineas de las declinacio- nes en lincas'curbas. 1750 m\ 'En 172,0 el Holandés Sí rulck quiso , averiguar quanto babia cambiado m varia- ción cnio aSos. Sirviéndose de las navegado-. ríes hechas a la bahia de Hudson desde el / 1711 hasta el ijz$ formó una nueva carta- .. de declinación, que comparó con la de Halley, y halló que las curbas de declinación no de- 1 : bian entenderse "solamente acia el Este, sino qne también descienden del Sur. Varía, aún, 1 7 1 6dc < tal modo la declinación, que M-. Frezier ingeniero Francés ha diseñado las declinacio- . r\ nes ríes de la narre dpi Polo mcridipnal, como un^ especie de espiral. Con todp; aunque nada hay quesea mas^ variable, , que la declinación del Imán, no, faU tan sabios que, hayan pretendido fixar los movimientos de los polo? deesta piedra^ tia~ lley quiere que esce mqv i miento^ ■ de 700 j arjos, y wiftkam cree , ai f contrario " * Provcnsa, hallaron que una costra cíe moho formado sobre esta, había adquirido mucha virrud magnética. Igual descubrimiento se hizo el ano de i 690 quando demolieron el campanario de Chartrcs. En este tiempo Mr. de la Hire habien- do puesto en una piedra algunos hilos de fierro colocados en el plan meridiano, hallo diez años después que habian adquirido mu- cha virtud magnética; y Mr. Pal notó en J731 que una barra colocada por éi en una de las torres de Marsella, sehabia buclto Imán con todas las propiedades , y el color de esta piedra. El como suceda esta transformación ha dado mucho que discurir a los Fisicos: Parece que esto no pueda ser, sino por una corriente de partículas magnéticas, que circulan al rededor, y por medio de la Tierra. Esto mis- mo es lo que <¡dmiria el gran Descartes para explicar los cfe&os de! Imán. El Im in, d?cia, está traspasado de un gran numero de poros para- paralelos entre si, de ios qualcs, unos, que su figura es á modo de cabidades, admiten por ellas corpúsculos ó átomos magnéticos veni- dos del polo ártico, cuya forma es ( según el »iswio ) la de unos pequeños espigones. Los otros poros, cuya figura es de ctra especie de cabido des, dan paso á dichos pequeños cuerpos procedentes del polo antartico. Entregada á ia acción de estas dos corri- entes magnéticas la piedra Imán, que esta libre, ola ahuja tocada , y suspensa cnel aire, debe dirigirse según su dirección: es decir, de Norte, á Sur-, y seguir por alli todas las va- riaciones de las corrientes, lo que motiva la declinación de la ahuja. Y como el fierro es un Imán im perfecto, que tiene poros co- mo él, aunque embarazados por las partes finas de este metal , que se encrespan á modo de pelillos, las corrientes magnéticas de la tierra, circulando por mucho tiempo en estos poros, los forman en fin como los del Imán adquiriendo el fierro por este medio la virtud Ri de IOO de esta piedfaftá adquiere también popja fro- tación, porque asi '" obligan a los corpúsculos i . os, / i : ' > i : •■. '. - •*■ I magnéticos a pasar con violerrcia por cure la piedra, y obra Drontarnente lo. bus U na- turaleza no puede hacer sino con .'lentitud. te I , >£! & «-.":.'• . 3Q I ' ; ' 5 1 ITruebase este sistema por las observaciones siguientes. La abana náutica ninguna direc- ción tiene baxójtbs polos : vuélvese ¿suri en todos' sentidos por que el turbi'Uon magne- tico está allí en su terrpino, y por eso. recias ios corpúsculos magnéticos .perpendicular trienre a su situación.. f: . t i a Li virtud magnética no es cons- : varía , pues, según los tiempos ;■ cclian-t 1.7 . tan te dbse de ver sobre toda .esta tfanacjpn por <-O0 O ICK3 3fl . , : "T- '"• . , r { los efeclos de la atracción de! Imam mas no bastando para esto los movimientos d« pJ ■ ' " ; c V : P - ; i • los corpúsculos', es necesario tambiew supo- nei un igud movimiento al rede ior deíl rrWi. es decir 3 un turbillon de materia magnética que dé vueltas a su "rededor* es. cues, este no* billón . I oí billón el que afirmado á los .polos de fierro, lo atrahen acia él .*, de este modo el Imán atrahe ei fierro por la acción de los corpús- culos que lo circundan. Escc turbillon divisible de materia mag- nética, no es quimérico, pues realmente exis- te, y la prueba es esta. .Primeramente echan limaduras de fierro sofríe el Imán, y estas limaduras se arreglan,, b componen al rededor de la piedra en fot- made turbillon. Este mismo arreglo se ob- serva en toda especie de Imanes, y si se ha fia alguna piedra cuyas venas estén interrumpi- das , b irregulares, las limaduras toman en este caso las disposiciones conformes a las venas del Imán. Descubren también los 66* los ú rededor de ¡os qüues circula el turbi- lloii magnético, observando la disposición que toman las limaduras de fierro, ó de azéro al redetlor deVlmanV En segando lu- gar ponen encima de la piedra Imán un pa- pel, y sobre él esparcidas algunas limaduras ce IOfc de fierro, ó azeroval momento se ordenan estas en forma de turbillon. Esta experiencia lavarían de rv nenas suertes, y todas prueban la exísr ncia del tu billón magnético, como se puede ver en una obra curiosa publicada años hace por Mr. Sazhi baxo el titulo de ©ex- cripicion de las comentes magnéticas. En fin, una tercera prueba de la exis tencia de este turbillon magnético al rededor del Imán , y de sus efectos, es que su fuerza se aumenta reuniendo las corrientes, y haci- éndolas mover con mas rapidez, dos plan- chas de azero aplicadas al lado de sus polos producen este efeíto: dicen entonces que el Imán está armado, y las planchas son las que forman su armadura: pues c$ta armadura au- menta considerablemente su fuerza. Dividiendo el Imán paralelamente, las partes corrdas se escapan mutuamen- te verificada la separación. Si dividen el Imán en varias parres , cada una de ellas se vucl» ve un pequeño Imán que tiene sus polos, y su su turbillon. Siendo esfericcs dos Imanes, $c vuelve el uno acia otro de la misma forma que se dirijen ellos con rcspe&o á la tierra: luego cjuc se han dispuesto así procuran apro- ximarse para unirse el uno al otro; y si se les da contraria situación, se Luyen. Una piedra de lman esférica, situada de modo, que sus polos, y su Eqúador corres* pondan exádamente á los polos, y al Ecuador del Mundo, representa esta piedra nuestro globo \ de tal moJo, que una ahuja rocada andando sobre dicha piedra, experimenta igu.des Tariaciones como si recorriere el glo- bo de la tierra. Gilbert, á quien se debe esta piedra, la llama tenida esto es tierra pequeña. Paraque sean sensibles estos efectos, es necesa- rio que la piedra Imán sea de un cierto gruc- ;o-, y como sea difícil hallar piedras de Imati jue tengan el tal gruc so , en nuestros tiempos ín hombre, cuyo nombre ignoro, había ha- lado el secreto de formar con el polvo Imán m globo, sin valerse de cola ni argamasa, el *° 4 ■■:■ .^ ^ ■ •• t\ qual tenia todas las propiedades del ImarK . Lastima er, que se ignore este secreto-, porque con el cal polvo se hubiera podido hacer utr globo dé Irnin considerable, y capaz de ob-: servarse en* él todas vari, clones de la ahuji en toda la superficie de la tierra. También ensefe la experiencia , que acercando la ex- tremidad de una ahuja de marear í los polos de un Imán colocado en un Barquichuelo de •cobre que flote sobre una masa de agua, hará acercar, ó apartar el Barquichuelo,, según, j& como se hallarán los polos de la ahu ja , y del Imán respeótivamente los unos de los otros. Asi se hace una muestra magnética, que parece^ señala la hora. A este fin colocan en una cáxi un cerco de madera , y sobre su contorno una hoja 4 muy delgida dé azero aimantado, del qual ? ' están separadas las dos extremidades cerca de: seis lineas la una de la otra, y del qual una dé estas extremidades está muy. cerca de la parce superior del ceico. Sobre este cerco, po- nen ríen iifi quad'rantc.. movible en ciíyq centro esta un quicio que carg i una ; ahu ja a imantada quejhacedár bucltis r%pi; lamente sobre su cerero. Porque la una de las extremimades de esca ahuja, estando dominada por la extre^ mijdad de k hoja de azero ,se fixa constante- mente, en |a¿ hora del q¡uad ranee que corres?- pQflde % dicha extremidad. Otras maravillas executan también con la|j virtudes del Imán, peto cstis solo son cu,t¿osidadesAgradablcs en las quales los Físicos: no, tienen parte. Sin embargo, los efe&os del Imán y. )aj an-alogia de esta piedta con el fierro em pe- ñaron á aquellos hombres re flexí vosa exami- nan las propiedades de este metal que hallaron, sea, el mas duro, el mas caseico y á excepción de la platina, el mas difícil de fundir de todos los metales : quando purificado , es tan ma- nejable, que forman de él, hilos tan finos como cabellos *, de modo que algunos años ha- ce, 1 aci n pelucas de hilo de fierro que imi- S taban • caten perfectamente !as de cabello. Resiste está metal abfuegó mas violento de los hor- nos' comunes., pero se quema, y c+lcina hciU menee. Esto no obrante el menor fcio,y menor calor lo altera lo botante. Mr. de la H¡re, puso 'por tres horas al Sol en tiempo de Verano, una barritíi de fierro del largo de uní tocsa , y halló que se habia estirado dos tercios de una linear observó también que un hilo de i 8 toesas expuesto" at : I viento en Invierno, s- acortó una polcada *— y que por consiguiente otra de z i 6 toesas," se acorcaríi ua< pie. "■"'Eto- propiedad del fierro de estirarse y R enéojerse tin íxilmeme, proviene sin dul* ' de su docilidad/ y de sus p idos que son tan considerabas qac la sai fundida sob'e el fierra encendido, los -traviesa c.>n igb ú f iciíicíida la conque el -agua p.^sa el pa péfc de enrasa. También han observado, ej^e un pedazo, de azufre común, puesto sobre uní planchi de 3 (lee rro ardiendo da aLi un estallido* y pasi a 1*1 ib 7 f,.otra Darte - . El misma efsáte ¡se txr ! er¡mev,ri en una Carcha dcrUt.i caído-d^, qu.^ndo sobre . ella pon.dnh.ra pedazo ce subluriado corrosi- vo. Su disolución, que ordinariamente es . azul , mezclada con espiutu tic Nirro forma la piedra infernal, la qual es un poderoso caustico: también caldcan á la plata las' Sa- les de espíritu de Nitro. f ■ H;« bien de Mr Fhmbcrg puesto en la copela cerca de desonzas de placa con otro tanto plomo para purificará, hecha la opera- ción, y cunpda lía piara al fuego, se levanto de su superficie un peque ño chorro de plata liquida , que formó un arbusto. Hizo umb en Iíomber«> una amalgama en crudo de media onza de plata en hoja, y una quarta parte de mercurio; hizo desleír la amalgama en quatto onzas de espíritu de Nitro puro, y no muy fuerte: echo de: pues esta disolución en libra, y media dcapua des- rilada, meneo la mezcla que concervb después en MDon de cristal Con esta prcpiracíon,Dae% pmjujo una nueva vegetación. A este fin metió una onza de ella en una redoma añadiéndole una pelo- tilla de una amalgami, algunos pequeños filamentos que se aumentaron con prontitud echaron ramas a uno y otro lado, y tomaron la formí de un arbusto: á este ai busto llaman Árbol Filosófico, ó Árbol de Diam. Mr. Lameri lia descubierto otra mine- ra de hacer este Árbol. Toman una onzi de plata fina, que hicen disolveren cantid id su- ficiente de espiritu de Nitro bien puro, y algo fuerte. Mezclan esta disolución de plata en una redoma con 20 onzas de agua det- tilada: a esto se le añaden dos onzas de Mer- curio, y dexan reposar el todo. Al fin de 4.0 diasse forma sobre el Mercurio una especie de árbol de plata, que imita mucho una ve- getación natural. En fin, los Físicos han hallado un tercer modo deformar el Árbol de Diana: hacien- do disolver una parte de plata entres parte* de 10, B¿ ¡agfta fuerte, colocando c! viso á un fuego de arena, y dexando evaporar cerca de la mi- tad del Hcor. HabiendoleaaidiJoá esta com- posición tres pirres de vinagre desalado, y dexado reposar rl todo hasta 30dus.se for- mo alli un arbusto del tamaño de una totella. Hacesc con el oro, una experiencia que aunque no tan agradable, como la que pro- duce el Árbol Filosófico, es sin duda tan dig- na de admirarse como la de aquella vegeta- ción, yes del modo siguiente: Hacen disol- ver oro en agua real, que se compone de es- pirita de Nirro y de Sal armón iaco: hecho esto, precipitan al oro por la adición de uiii cantidad suficiente de álcali fixo: formase prontamente ün precipitado bastante abun- dante de color amarillo, un poco rojo: Liba- do , pues éste fondo y seco yá, si lo calien- tan, ó frotan hasta cierro punto , hace una cxplocion comparable á la del Riyo. Este metal es el cuerpo mas manejable que II rfio que se correr^ corro hemos visto en el ca piano antecedente. Eí csraño fundido mezclado con el pe¿.< igual de. Mercurio, produce como el on un estruendo considerable, P&i a hacer esta ex perieocii láaden a esfi mezcla tres onzas d sublima Je? corrosivo picado y molido, y lúe go se destila el rodo á fuego lenco. Ai cah< de fes horas de destilación los humos se des puccen y queda un espíritu muy vaporoso Este espíritu es el que produce el estruendo Lo echan sobre igual volumen de agua,y a instante se oye un gran ruido. Hacese con el cobre una experiencia bacante emiosa. Ponen una pieza de cobre como una moneda dedos Guarros, ó la misma rrv>neda sobre tres puntas de fierro; cubrenU de flor de azufre por arriba, y ahaxo, y ¡a encienden. E! fuego de! azufre calcina poco á poco la pieza de cobre el que se divide en dos hojas quebradizas. Todos estos ciedlos cjual producen los me- 1 1 1 Ict ves provienen de las materias hcrcro>é- cas deque se componen: hailansc t\iz/t ellas r ccidos, y álcalis, y p >r eso fer ns^cín t a los m diferentes aguas fuerces. Solo el oro pa- zcc ser el cuerpo mis puro, y mas homo^e- eo, pues teniéndolo ch iriíucion meses enec- :>s, ri ida' merma: llamanló los Alquimistas i Rey de los mrrJ.es. E*.to no impide el que los Físicos pien* :n,que los cuerpos grandes sean formadas I diferentes cuerpos. Vc\ ahí porque, dicen los, han hecho con diferenres mezelis va- os cuerpos que la natura'ezi reproduce , si los produce es rara vez Ai es que con pía colorada mezclad ¡ con xibon verde, v trbon de madera, caldcado en un crisol cer- do por uní hora,se|tace uta materia can mqinrx al fierro, que el ln mío ¿trabe co- 10 al fierro mismo. Seria bueno, sin duda, que tuviera - os exádos conocimientos de las diferentes ezclas de los cuerpos" particulares;, que se 'olía ÜM hallan en los cuerpos, grandes,:* su, numero,, su figura, y forma, y el mccanismo.eon. cjuc se hace su unión. A este fin trabajan los Ar* quimistas por cl.analysis.de los cuerpos*, y. como los Fisicos solo examinan susxfc£tos, ó sus fenómenos, cuyas causas indagan*, cs,prc¿- ciso remitir a tas obras de los Alquimista! el estudio de la composición de los; cuerpos, y por consiguiente, terminar aejui la Hisíortt dcg la ticria. %!¡i ; t/zcmdoTfC i M !i'i¡¡ III V\v> Jf HISTORIA DEL -, AGUA. PRELIMINAR ' L Elemento del Agua nos ofrece un campo espaciosísimo, no solo de mucha diversión, sino de igual utilidad, Por qualquier aspe fio que miremos, este ob- jeto lo encontraremos maravilloso , y capaz de transportar al entendimiento humano á una esfera de meditaciones sublimes. A mi me parece , que aun- que el hombre no tubiera otra cosa de- lante de sus ojos , sino el Agua , bas- taba para que se humillase lleno de respeto y veneración al Soberano Artífice, que de la nada produxo un Ente tan hermoso. ^Qué cosa mas díg- ita de admiración que el Agua\ iQuien no no se efém en el estudio de un ele- mento tan vistoso % Si le considerarnos en sí «, nunca n$s satisfacemos de es- tudiarle: si vamos haciendo transición analítica por sus varios fenómenos de unos en otros , cada vez nos sorpr&* enderemos imu r y aún se desmayan nuestras fuerzas intelectuales en tan profunda ocupación. A la verdad el Agua mas bien es para vista , quepa* fa analisada. Este licor preciosísimo es en toda la naturaleza^ fa misma que la san* gre en el cuerpo humano s porque %qué cosa pudiera subsistir sin el Agua% Por cierto que ninguna. Ella lo vita* liza todo % y nada es hermoso sino por ella. Por eso ha ocupado la atención de tantos ingenios sublimes ^ que em- pezados m examinarla casi han ago- tado todos los modos que ministra ía razón para inculcar los arcanos de la Física. Sobre la variedad de parece- res acerca de su naturaleza se podia formar un tratado muy difuso ^ pero á mi no me corresponde , sino interesar al Lettor en el estudio de tan precio- sa materia, como que no es poca la utilidad que de ella puede resultarle^ pues no ha sido otro el objeto de mi trabajo en la versión de la presente obra, ni tampoco llevo otra mira en estos pequeños Preliminares , que van en cada ano de ¡os tratados* i • ' . \ ■ ■ . J : . . . . T % A f ipü ff| _ ^R%to£eIcs m<íc parecer, que los destinados al estudio de la FisiVa, solo se ¿djedicasen á conocer la naturaleza de los rfntes considerando cada una desús partes, y cjue en el 4c las matemática, se contentasen con riiédiílos : y por eso como matcmatído defoía el cuerpo, un enredo una substancia ^extensa ^n-quanto mensurable en lo largo , -ancho,, y profendo; y .en qüdidad de físico ^dcok y Y por tanto heescrico la historia de estas dos Ciencias en la de las Ciencias exac- tas v pero yo no he hablado en ella de la na- turaleza del agua, ni de sus propiedades que son cí objeto de la Fisica, de la qual debo por consiguiente tratar en-esta obra. Nadie ingnora , que el agna es un flui- do sin gusto, y sin color,. y. a este conoci- miento miento general, los físicos añaden ; que sus parres son duras, lisas esféricas é iguales en diámetro, y en pesadez especifica. Puede creer- se, cjue este fluido es lan antiguo como la tierra. A ! gunos físicos opinan, que en su ori- gen nadaba este globo sobre una grande masa de agua, y que quando la formó el Criador, la distribuyo en Mar, en lagos, y sobre todo en el centro de nuestro globo donde forma un abismo considerable. Eí Tierra comenzó, pues, á consolidarse, y por la acción del agua y la del calor producía todos lósenles, que vemos, y podemos ver. " Por eso el primer físico Tales tubo al sfüá f-cr ¡rincipiodc rodelas cesas. Dccu aquel filosofo que este ciemenco es el solo cu- erpo capaz de tomar toda suerte de figuras: que el había formado los arboles, las piedras,' los metales & c . y que !os vapores dck a4& que sube á I ciclo era el alimento ordinario los antros. El fundamento de este ra que el a<;ua enta Ti *s niantas. V ■ niales, fqt mx la ^ngrc,lós huesos, y contribuí generalmente a la foTmación, y al aumento de todos los cuerpos. Hallaron esto tan verosímil los discí- pulos de Tales, que lo adoptaron* pero no tu- bicron partidarios. _ Los susesores de este filo- sofo en el estadio de Física pensaron de otr*. jnancra, y hasta la restauración de las Leerás no se liizo atención al sistema que estableció alugua^por principio de todas las cosas. ¿¿50 Qifiberto Boyk, puso este sistema al cri- sol de la experiencia. Dexó secar cierta can- tidad de tierra, y después de haberla pesado*. Mantp en ella algunas pepitas de calabaza : y siendo asi que á esta tierra sólo añadió agua para prepararla, el fruto que produxo peso 14. libras. Arrancó el fruto, y dexó secar otra vez la tierra que pesada exá&amente halló que, nada habia mermado de su peso. f Mr. Fallemont repitió csra experiencia. Plan- to un Sauce del peso de cinco libras en cien- to de tierra muy seca, y cerrada en un caxon capaz / 1 17 c*paz de <^>nteii erisu Habiendo cubierto este fabíón can una planchare escaño llena de ahu-¿ gerd's, regó el Sauce por espacio de cinco anos ; lo atranco pasado esee tiempo , y halla que pe-? saba ciento sesenta y nueve libras y tres onzas. Pesada después la tierra, solo mermo dos onzas de su peso. Aqui no se cuenta el peso de las4ojas c|i*e el 5-ause había perdido en qua- uq estacionen De esta experiencia concluye Falkmont mcno taft extra- ordinario, han imaginado los físicos varios sistemas que no han tenido aceptación., Jar, de la Hire opina > que es la presión de la atmosfera de la cuerda, quien produce escc efc&o, por que introduciéndose el agua en sus fibras, causa una dilatación qwmáí lugar á esta presión» pero se ha calculado, que el peso de la atmosfera no es suficiente paca esto. Han pretendido desperes* que el agua sir- viese de vehículo 4 eicm materia surií, ^ xme kfíierza -de la cuerda mojada depen>- bátese de la acción de esta marerk. P^co satisfechos de esta explicación af* /giraos físicos, - licnc de las'prricialas del agua; qiic intro> ¿aciendose cm méfthmsfa ©ktigai» i difaeaüsí$ y por contógeíeme ¿eáeogcrscy y v¿ aqtgi k causa de sit fuerza . A nadie debe admiÍFá% que las; parte&dei agua causm iexfaerzo :t» grande si antes coralera que el efcdfo^de*í*|» tó panes «syroduce poco, ^©cfc, yqucltm pequeáos exfuerzas mukiplkadcs puederf cotf ci tiempo llegar áíser infinitos, skpm aquel pfifíci^» di? m^dinka ¡bfuít séfttfde en i&mf* ttgané ejtífimzai. Pero la fuerza del agua es /mucho mat v*J U fluido - — 111 fluido se ha reducido a vapores. Por que cada partícula de agua siendo un cuerpo, debe te- ner mas acción quando fluida según aquel axiomas los cuerpos no obran sino sm fluidos. Corpa* ra non agunt nlsi sint fluUa. Sábese también por experiencia, quecl vapor del agua tiene mucha fuerza, y es por- que reducida el agua en vapores, se dilata mat I 600 que todo otro fluido. Mr. Hauxbét ha hallado que *c dilata 6$ veces mas que la pólvora y ti no produce el mismo cfc&o es por que su dilatación no se cfc&ua con igual prontitud ¿lacón que la pólvora se inflama. Según lai experiencias de Mr. T>esaguliers , el vapor del Agua hirbiendocs cerca de 14 mil veces mas raro que el agua fria y por eso capaz de producir otro tanto exfuerzo, que el ayrc co- mún ry Mr. Nicwentit dice en *u xontentptá- cion id filosofa *R¿ ítgfoso Cap* ij- que una pul- gada de agua produce 133^5 pulgadas de va- pores: descubrimiento que hizo este Sabio con la Eolipila, instrumento cóncavo de mc- . I15 tá\p<\ tic suele hacerse en forma esférica, y Jamo la de un calabazo: opera sin mas res- piración que un cuellecuo muy angosto, por el qual se le introduce agua, y puesto des- pués al fuego > lueg > que toma cdor arroja tm viento tan impetuoso , qu¿ es capaz de encender muy aprisa cantidad de carbón 6 4iiovcr algún artificio mediante una rueda con vclctillas , que reciban el viento. Q aandv> en lugar de agua llenan la Eolipila de espiritu de vine*, el vapor que exála este licor se inflama al acercarle la luz-de una vela, de modo qüfc se vé un chorro de focgo que levantado en el ayre forma al caer una hermosa lluvia de fuego. Esta sola es una curiosidad física , mafr •ste instrumento po^ia ser muy ittU llenán- dolo de buen vinagre, porque este reducido en vapor purifica el ayre» b de qalquicra agua de olor para perfumar las habitado* ncs, y con especialidad las adornadas de bue- nas pinturas, ó tapices de precio que los uu- XJz mos — .y 1*4 mpsdc los polvo? aromáticos pudieran <*cbkf á perder. r ■, í^o hay instrumento de Física mas antiguo, que este. Inventáronlo los Gr¡egQ% que k> usaban para qepliear \$. natuíálcsa^da |¿s sviemosi j poma ellos llama!?**! ífc m Dios de lo 5 ? vieíiíp^» dieron el nombre d$ Boüpilai ¿ este instrumemo que, según ellos, era su imagen, bv múm i! q felá ntg|o^feciK)c^ií los-fisiéos. I* fuerza 4pk v&fé&i UenaB en|iaricr ^plkajt de vidria fouecas soldadas hcrmetic$mcnj£, ph$ c¿km ¿kfeimbr^ c^lkf^tafi^ [ífts^fcpjií? hidb^bojfltf ^tue^ 4 #guav y se c oítvicrse a¿ na mpomi Eér tos hacen exfticf zo para entenderse* y adcft*t&- ren por medio del .calor umim gtá&Ac fucr- ^pfosien ta* Mas qwte comban. i 0

s pueden arnas*r con los dedos. Todaf ^usp^r^ glutinosa? $p hallan en el fondío 4? 4* pUa hechas $aléa< Hay qniqti a^egtire, , resulta que el vapor no hace mas sino pone* en acción. No nos admiremos deque los físicos no hayan podido explicar la causa de esta fuerza propia del vapor de la agua. Como el efc&o que produce el vapor, dice, Mr. Mus- J , chtmbratk és del todo admirable, preguntan, t , y con razón, >qual pueda ser la causa que lo , , hace obrar con tanta fuerza , siendo asi que , , esta se pierde luego que se enfria > Con- § , fieso que no alcanzo tsce fenómeno, y que > y no sé que responder % descubro ú sola- ,, mente que esta es una ley de la na- turaleza. Sin embargo, esta opinión sobre la fuerza del vapor ha motivado otro error, yes el que roda la fuerza de la pólvora proviene de la agua coptenida en el salitre , que el fuego re- suelve en vaporque se rarifica, y que tiepe la fuerea de desviar, y dispersar todo qiíanto en JgáÉÉ eircwrirr*. Mn hftmkmkwekqm opin* éé ^bm® msxÍG> dfcertorctisxaksdc nraoreráíÉ lkno&dQ agu% y k cb&veF$torr de essa¡ agti* Cíí vaporcs > esquíen causa su fuerza ipcmesOT j^&fiolsc cree desdé el docuiyrikiiet^ack cierta *yre trtiSáat» que el nbra produce en graai claridad* coma la veremos despusscftlaiuKto^ ¿o qué ss&rc teda, £bnn $ la foeims del T&por e$ei>yrccpteet agua conritciicy y del qüaí kt teten del resoltase nvczírfs c@o cj del vapor» Quaadb mas caíliencc* está c\ tg^V mas pronta se separa él ayre que ella contiene, y a medida de foque se ^áealen^ tatido, se levantan de su¿ fondo boks de ayre» que van a romperse sobre su superficie, prQ^ ¿«c^ii&> *m violento hcibIácro> termina del nwbyor calor, y q^e corresponde ai oAagcsk&e* grado del tereaometro de &* En este estado*,, si se íeecfeart al agua mm* pim mucha mas calientes que ciia¿ se oye un chi- 119 .chiflido violento, y todas sus partes se separan unas de otras, precipitándose por todos lados con gran impetuosidad. Notase con mas cla- ridad este efecto echándole aceyee hirbiendo, siendo aun mas curiosa la experiencia qu anejo echan agua en el cobre fundido, por que en- tonces este metal se dispersa con tal violencia, y ruido que rompe, y hace pedazos todo quanto encuentra. No solo por medio del fuego hacen salir del agua el ayre que contiene: quan- áo extraen el ayre del recipiente de la maquina pneumática, baxo del qual ponen un vaso de agua á medida que dan á la bomba se ven salir bolas de ayre sobre la super- ficie del agua, que produce un herbidero, como si en la realidad cstubiese sobre la lumbre. Otra experiencia b?cen también sc-bre el particular, debida á Mr. Ivlitschcmbrock* Después de haber sacado todo el ayre conte- nido en el agua, y haberla echado en una bo- X te 130 botella , meten en ella una bola de viento : el aguí recíb" casi al instante, y absuerve la bola. Metenlc una segunda, que al instante la embebe como la otra *, y continuando He cscc modo á poner sobre e! agua bolas de ayre se nota,que las primeras bolas se precipitan vio lentamente en el aguarlas otras que la siguen se precipitancon mas lentitud, y todas lasque van siguiendo tardan otro tanto mas en precipitar- se, quanto elagua se hallaba mas liena de ayrc. También el ayrc se introduce en el agua quando hace frió y se eré que perseverando en ella produce la congelación. He aquí á lo menos lo qiie ÍU experiencia, ye! raciocinio han ense< nado a los físicos. El frío convierte el ao;ua en ye!o, cam- biándola de liquida en solida. Esta variación es el frió quien la produce, de suerte, que quari do mas frío hace en un país, mas fácilmente se yela el ag la, v á proporción es la solidez de yelo. p or lo recular en todos os >aises vela, ero las congelaciones ina-> fuertes son acia lo polos p i 3 i )oíos. El año 1 74.0 fue tan riguroso cí frió en lusia,ytan fuerte el yelo, que construyeron en Vetesburgo un Palacio de yelo, de ^2 y medio >ics de largo sobre 1 6 y medio de ancho, y 20 le aleo sin que el peso de las partes superiores,y c la boveda,quc también era de yclo,perjudica sal pie del edificio. Los trozos de yelo estaban aliados con el mayor cuydado, hermoseados le adornos, y colocados según reglas de arqui» e&urala mas elegante, y la mas solida. Sobre el iente del bastimento estaban colocados seis añones de yelo hechos á torno con sus cureñas r ruedas igualmente de yclo,y dos morteros en is mismas proporciones que los de fundición. El calibre de los cañones era de £ > libras de bala , pero solo se cargaban con in quarteron de pólvora, que introducían :n la pieza , y sobre la qual ponían una bola ie estopa, y alguna vez también una bala de fundición. Dado fuego á la pólvora traspaso a bala una tabla del grueso de dos pulgadas cuesta a 60 pasos de distancia. Esto prueba la fuerza del yelo, por q&£ dichas cañones solo tenían de grueso eres, ó qiUtfo pulgadas y resistieron, con todo, al exf ucrzo dé la pol* vora infla mida. No solo en el Norte, y en imbierño f se convierte el agua en yelo, hay países me- ridionales donde en el verano hacen frío* su- ficientes para formar el yelo. Cerca de Be* sánzon hay una cueva llamada la nevera cu* yo fondo esta cubierto de quatro o cinco pies de yelo en verano, y el desvelo no comienza basta el Setiembre. Esta congelación la atribuyen á las sales que están sobre la cueva, que movidas poí el calor del verano, se mezclan con ks aguas qué destilándose por las hendeduras del pe-* ñasco penetran hasta la cueva donde produ- cen la congelación queaili se halla en los días dé calor. De esto infieren los físicos, que fas sales contribuyen para la formación del yelo y lo confirman con experiencias d¡e- sicivas. skivas. Meten una botella con agua en un Cubo lleno de nieve mezclada con sal común, y saiitre, o con salitre solo, y se yela el agua ca muy corto tiempo. Producen una congelación sirviéndose del espirito de Nitro refinado, mezclado con nieve, ó con un mixto de nieve, y de Vitriolo* Están violento el frió que esta mezcla exí- ca que no solo convierte en masa solida los líquidos, sino- -al' mercurio mismo le hacen adquirir calgiado de congelación, que se vuelve un metal manejable. Esce moderno descubrimiento lo debemos á les miembros de la Academia de Pretcsburgo. Es bien difícil explicar el mecanismo con que las sales, y la nieve producen efectos tan considerables en las partes del agua, sien- do asi que.no la rocañ. Sábese, que las partes del icb ornas peque integrantes del agua aunque mi- ñas que las de las sales, no pueden penetrar el vidrio, y por consiguiente, que tampoco las de I ¡. 134 de las sales lo podrán penetrar. Sin duda, que la transmisión se hace en virtud de esta mez- cla*, pero cs:o solo es una congetura sin observación que la autor ize. En efeóto estas observaciones solo nos enseñan los cchos siguientes. Luego que el agua empieza á elevar- se, se ven formar ciertos filamentos sobre su superficie!, que se extienden acia sus lados. Ca- da filamento echa á sus lados otros filamen- tos, que en breve producen otro. Estos fila- mentos se enlazan, y forman el primer tfcxido del yelo: á este texido se le van agregan io otros muchos hasta su entera congelación. No es este solo el modo de hacer yelo artificial. Se ha notado, que el yelo no se for- ma sino se produce un frió mayor, que el del yelo mismo. Este frió, pues, precipita de tal modo Li congelación, que es difícil distin- guir los primeros filamentos del yelo, por set un uniformes, y escar tan contiguos los unos, de de los otros que en un istantc forman una es- pecie de corona sobre losbordcs interiores de la vasija que contiene el agua, que allí se cuaja paralela á estos bordes, al modo que los metales fundidos quando se enfrian* hasta que en fin llega la solidez al ¿xe de la vasija. En general lo que se nota de mas cons- tante en la formación del yelo, es, que los; nlamcnros casi siempre se disponen en cruz de malta, en estrella, ó en hoja de árbol. Esta singularidad de la formación del velo, dio motivo para que se indagase qual forma tomaría la lexia de cenisas de plantas con- gelada. Era virtud de esto ha escrito Soy le que habiendo hecho disolver un poco de verde gris, que contiene muchas partes salinas del borujo de la üba, y habiéndolo hecho con- vertir artificialmente en velo, habia visto vides figuradas sohre h superficie del yelo . ElC.ivaHcro ©/gW asegura haber hecho igual- es periccnia con cenisas de ortiga, y habla noca* do realmente hojas de ortiga. Pero Mr. de Malvan Autor de la disertación sobre el yelo , dice c< que estas son visiones ,. y expe- ¿5 , riencias mal hechas, o que no se veri- ^fícan. „ Lo cierto es, que quando el agua esta helada, ocupa espacio mayor al que ocupaba su estado natural. Por éso rebienta las basijas gruesas, y de materia muy dura donde se for- 1 6 6 7ma. Cierro de esta verdad Mr. Hughms> quiso experimentar la fuerza del yelo: lleno de agua un canon de fierro gruesa de un dedo, lo ta-r pó bien y dexó al sereno por Imbíerno, y halló que habia reventado por dos parces al cabo de dos horas •, de lo que infiere ser igual la fuerza del yelo, a la de la pólvora quando se inflama. A mediados de este' siglo intentáronlo! Académicos de Florencia, asegurarse de h realidad de este efecto: Expusieron al fríe diferentes vasijas ele vidrio y de varios me- tale tales la mayor parte esféricas , o esferoide* llenas de agua , y sobré "ser todas gruesas re- ventaron. Sobre esto buscó el celebre Muí* thtmhroti los medios de determinar esta fuer^ *a. Habiendo escogido ía vasija de cobré lialláque la fuerza del yelo era capas: de man* tener 17© 710 libras. Han notado también, qué el agua es tilas ligera guando neta da, que quandó liquida , aunque sea mayor su volumen. Tocios estos fenómenos del yelo dan que discurrir dias hace á fas físicos para conocería causa. JrisMeles ensenaba , que un cuerpo es 3 f ° ** évttó porque contiene muchas materias en l ,^ a ¿g poco volumen, y que un cuerpo es liquido j c por que contiene poca materia en mucho tcrlumen. De ésto se sigue, que el yelo no es mas que agua condemada > pero si esto es asi¿ un pedazo de yelo cTcbcria pesar mas que urt igual volumen de agua porque se halla que la densidad del ycío,es respecto á la del agua co* Y mo i 3 S modc 8, á 9. A esta mala explicación del yelo han querido substituirle otra. Cierto anónimo ha escrito que el frió comprime las partes del agua, y que pierden por esta compresión todo el movimiento que tenían; dilatase el ayre entonces como se ve por las botas que allí se forman, y esta dilatación contribuye sobre todo para detener las partes del agua las unas, con las otras; pero > que cosa es frió í Sin una exacta decisión de esta palabra, nada significa esta explicación. Muscbembroeky cree, que son las partei frigoríficas las que forman el yelo, de modo que si en el ayre se hallan partes de estas helará aunque él sea muy caliente*, y recípro- camente la helada podrá, no ser conside- rable aunque el ayre sea frigidisimo: estas pueden ser partes de nitro infinitamente ate* nuadas. Lo que, parece confirma esta admisión de partes frigoiificas, es lo observado con ci agua m . * * - •».,.-.: -* - v - * • ' Jt -» y agua contenida en una botella bien cerrada y expuesta al frió. --'. 171© Mantiencse esta agua liquida cñ lá bo- tella aunque haya estado largo tiempo expues- ta al frió; pero lo mismo es destaparla,' que comenzarse á formaise algunos carámbanos. Esto lo han experimentado los Señores Fare- netl? ) y Muschtmbtoek > pues parece que este cfc&o se debe á la introducción de las par- tes frigoríficas en el agua al tiempo de des- taparla botella, y que estas paites frigorifi- ea» son provenidas de las partes del nitro, no- tándose, á mayor abundamientoreste yelo co- mo una cristalisacion confusa de dichas salcs^ y prueba de lo justo de esta conseqüencia, es, que los Señores Micheü, y Jallabert han obser- vado en nuestros dias, que el agua expuesta al ayrc tranquilo, se enfria mucho rrus de la congelación sin helarse: nueva prueba deque las partes frigoríficas son las que forman el ve- lo, y que obran en el agua al modo de 'las sales quando el agua está en movimiento se- Y t gun fitn el principio d$ los Alquimisp.s , , • Con I 144 Coi* tocios el mor qurser hhro St esta #gua, no correspondió al buen concepto «t se había adquirido su Inventor, de fñodó, que otro Inglés obtuvo nuevo privilegio para -Un i nueva manera de hacer dulce y potable él agua del mar, superior al método de Mr. Wdcot. Fué este un motivo de queja, segükti de un pleito de mucho ardor entre los dtíi concurrentes, y que este ultimo perdió. Mr. Wak ot desacreditaba en gran ma- cera el agm de Mr. Fkt Gerald, (este era él nombre del otro Inglés ) como mordicafíte* corrosiva, picante, y capaz de echar a perd& j el estomago de los que la usasen con freqíirefíH cia: Visto e«o por los Marinos , abaí¡rdonámf* el agua de Mr. Ftes-GtrM , como lo habían hecho con la de Mr. Wdcot\ y ai fin ambw finieron á quedar iguales. Las tentativas de los Ingleses para hade! potable el agua del mar, y su desengaño, em- peñaron a los fisgeos Franceses á hacer nue- vas experiencias para sacar partido desús ideas. Mr, *4Í Mr» Gaut'er despees de haber Hecho varios experimentos, descubrió, en fin, cierta especie ¿c alambiqué, que retenía las parte? salinas del agua, y que solo echaba el agua casi pura sin materia alguna extraña: esto fué lo que desidicron los Oficiales de Marina comisio- nados para el examen de esta agua: arestieua- fon, que era perfectamente buena: que su gus- to era el de el agua de lluvia, y que reposada de la mañana á la tarde, seria mejor y mas fresca que ¡a de la fuente. Éste juicio hizo mucho honor á Mr, Gautier % y á su alambique: todos los navegan- tes se servian de su agua, y al cabo les fué muy mal con ella. De esto se sigue, que solo una larga experiencia puede contestar la bon- dad de las invenciones que se podían propo- ner para endulzar la agua del mar. Con todo, no han desesperado los fí- sicos de hallar algún día este secreto; y Mr. Hules quizo probar sus fuerzas sobre esta .ma- teria: imaginó varios expedientes, y escogió el 2 de i f 46 de hacer corromper agua del mar en un to- nel donde había habido aguí dulce, rapan- dolo cxáft ¿menee después de haberle echado coia de pescado , y de echar allí un poco de areía fina guando ya estaba purificada coa el fin de volverla al primer encado, y desti- larla. Rico ices solo le qued ) un gusto desa- brido, y adusto, que se le quito puesta ai ayre, y agitándola con violencia*, en fin se acabó de hacer potable echándole un peo de Sosa 1750 Este modo de desalar el agua de! Mar es algo largo. Un anónimo Inglés buscando otro mas espeditivo , creyó haberlo hallado dexando fermentar piedra infernal en cierta cantidad de agua del mar. Su resulta le. me- reció una recompensa, pero no se. ha hecho uso de este secreto , sea porque es muy costo- so, i) po:que acaso no sea tan bueno como lo quisieron hacer creer. En fin Mr. Voissonier ha descubirto un nuevo modo de hacer potable el agua del mar, que ha preconizado muchc <, y del qtial nin- 147 ningún uso se ha hecho. Nadie ignora, que c! estado natural del agua es el de ser fría, y fluida, y que solo por accidente llega a ser caliente, y solida. En el pri- mer caso llamanla agua termal, y yeio, nieve, ,ó graniso en el segundo. Todas las especies de aguas se calientan hasta el grado de ebulli- ción: su calor no puede ir á mas porque se disipa en vapores en llegando a tal estado. La fluidez es sin concradicion la propie- dad mas útil de! agua, pues por ella se aco- moda á todas suertes Y figuras: remonta *a su nivel 5 se ex cienos , se detiene, vz- pre- cipita, se comprime, se espaice sobre toda la .superficie de la tierra, y por una circulación •continua humedece toda la tierra, y la pone en .estado de producir todos los entes, y hacerles , ■.;■_ nico su observación .con ■&a!¡léo¿ quien di*- ,, , ; simailando por entonces su admiración, dixo al Jardinero* que la razón de aquello era, 2 v que la naturaleza solo tenia, horror al vacio hasta cierno ; punto. Diacse, que ; este; filosofo j^espuss, de haber ..repetido, la miseria experie^- r á% 9 congecuró que el ayrc era la causa de la ascensión del agua en las bombas, pero qiip ^siendo su exfuerzo determinado , solo lo por ^ia hacer subir hasta cierta elevación i, per^ murió sin haber podido publicar su cong&r cura, . . . ■ ! - ■--..■ TorlceUl su discípulo, para yerirlcaf mas fácilmente esta experiencia , se sírvip del Mercurio: Ton^ó á este eíe£lo un tubo , 'de ^0 jic máth de quatro pies de alto, lo lleno de mercurio, y lo metió en un cubo dondjc habla puesto cantidad de agu~a y de mercu- ,rio: entonces el mercurio contenido en ,<-l cubo cayó parte en el cubey y quedo suspen- so i 17, ó 18 pulgadas en lo interior del $uba Instruido el P. Merseno de este Inven-- 1 664 to lo comunicó á Mr. Tetit,y este al celebre fyír. IRasfd!. Aunque Gallléo, y sobre codo Torkelu habia pensado s .que. este efedo de- pendía deia presicwi del ayre; ésto no ¿p mas que ,una conjetura. ¡%ff/ quiso veri- ficarla, y para clip imaginó -adaptar un tubp fn ,el qual estaba -suspenso el mercurio en varias alturas para ver los diferentes gradqs de la presión del ayre: porque si es la presión la que mantiene el mercurio suspenso en ej tubo, siendo s::c xpre h misma la base de la coluna de ayre ., supuesto que ella obra sor- breel mismo tubo, su presión debeaumeu- gg ó disminuir según sea, ó m^s larga, ó mas, — *Í4 mas corta. Este es el raciocinio que hizoTát-* 0át 3 de donde se infiere que repitiendo k cx- perencia de ToricéllizX pie y en la cima de un monte, siendo k pesadez del ayre ma; grande en el primer caso, que en el segundo. \í coluna de mercurio suspensa en el tubój debería ser mas larga al pie de la montañáj que en la cima : la experiencia confirma k legitimo de esta conseqüencia. Hizose esta experiencia primero en los pozos de Domo en Auvergnc , y después en París en lo baxo y alto de varias Torres, co- mo k de Santiago de la Carnicería, y de k Ca- tedral, y el efe¿ío fué el mismo en todas par- tes. ^Pascal era síemnuc quien hacía estas ex? periencias ayudada de uno de sus amigó! llamado Terrier las quale* confirmaron de un modo incontcxtable , que es k pesadez del ayre quien produce k elevación del agua en las bombas, y la suspensión del mercurio en el tubo de Torkelli. No todos los Sabios fueron de este pa- re- Mí recen Preocupados algunos en favor del hor- roí al yació buscaron otras razoacs para ex- plicar la supension del mercurio. Entre los absurdos que propusieron, no fué el menos notable, el que admiria cierta especie de mein brana invisible adherente al mercurio, cuyos hilitos se enganchan en el tubo, y lo man* tieoen suspenso. Sin embargo los fisicos mas ilustrados repitieron y variaron de muchos modos e$-i¿ Jo ras experiencias: Uno de los mas celebres conocido con el nombre de Ottc dt Guerikc> colocó en su gabinete un tubo de vidrio en que estaba suspenso el mercurio, y noto que b largo de la coíuna, no era siempre el mis- mo que variab» según ios tiempos. En tiern- 30 sereno la coluna se alargaba» y disminuía juando llovía, o de otro modo se dcscompo- lía el tiempo: he aquí , dixo Otro de Guerlkc m instrumento meteorológico propio para lacemos conocer la variación de los tiempos. Era esto demasiado interesante para no mi- , mirarse céft < tóᣠúmfá&ñi ÉSW8£ *0 ri&it 1 d&daba que fa perdiz dej ayre erátTa éaiM árla-stispensibn ctó mer cwio^n e£ ttifeo, eseá el j ciempovj quando mas ba- xa„ 3$, mas tempestuoso está, el tiempo: escribie- ron pues, muy wpen el punto de su mayor elevación , y tempestad , ó muy tempestuoso a| de su mayor descenso. Raspéelo del tiem^ medio, el que no es bueno, ni malo, creye- ron q\io se debu notar entre estos dos pu ñ^ tos; es decir á 17 pulgadas y media, que e* ia eleyaqion del mercurio en tiempo variable! Tal es la, invención del (Barómetro, tas observaciones hechas con este instrumento lian ensenado, que quando el mercurio sube, bácci>uen.tiqmp ; o;y qqando baxa.el tiempo el malo, húmedo, lluvioso, vcntoso,y tempes^ Cuoso. ¿Pero acaso es la pesadez del ay re quien causa dichas variaciones? Es cosa que admira ; por excmplo, que descienda el mercurio es- tando el tiempo lluvioso: parece, q UC Jo con- trario debia suceder por estar entonces car- gadal atmosfera de partículas aquosas mucho mas q ue las del a y re* I>ara responder á esto MM. L e ¡¿mtz de Mayran,y Halley demuestran , q UC las varia- Bí > ció- i— cíoncs del Bsremétro solo son el efe£to'ácU- pesadez del ayrc diferentemente vanado. Le- ibntz opina que es menor la pesadés quando llueve, porque el agua en cayendo, ya no car- ga mas el ayre. He aquí en dcSto una expe^ ñencia debida á Mr, (Ramazzini que parece prueba esta opinión. Suspenden á una balanza bien justa un cañuto de diez ó doce pulgadas de largo, lleno de a¿ libras 8 onzas.; Li conocida utilidad del barómetro em- peñó a varios físicos á hacer este instrumento mas cómodo, mas curioso, y manejable. In- In- m Vcntarohíc diferentes barómetros-, los máscoii- sidcrables son los que propuso Mr- Hubgens en i^6z compuestos de agua fuerte y de mer- curio para por su medio conocer las meno- res variaciones de la atmosfera, pero en bre- ve los. abandonaron. Sin embargo, como la idea de este Sa« "' bio era buena, jprocuraron perfeccionarla. En esto se ocuparon aunque sin el mejor éxito, Mr. HooAcn Inglaterra ', y Mr. (Dtlahlre Íht$6í Francia: solo Mr. tíook inventó un barómetro con rueda, esto es, üri barómetro ordinario , <|uc jpor su movimiento lia ce voltear un In- dex , el qual señala sobre un quadrantc sus Variaciones; curiosidad física, que reúne lo útil con lo agradable. También inventó este físico un biromé* tro marino, que sirve en la mar para los mismos usos que el barómetro ordinario en tierra. Componcsc de dos termómetros, uno de ayrc y otro de espíritu de vino, por no ser po- sible servirse de un barómetro ordinario i6% á causa de la agitación continua de la em- barcación, que no permite al mercurio que se fixe. Quando concuerdan los dos termo- menos, la presión del ayre es igual á la del tiempo de su construcción. Si el termómetro de ayre monta mas, la presión del ayre ha variado* y si baxa esta es otra variación: luego se vera , que cosa sea un termómetro deayre. Pero mas útil invención es todavía, la de un barómetro manual. No se pueden trans- portar ios barómetros ordinarios 3 sin riesgo ds que se derrame el mercurio. Para evitar este incoveniente Mr. Jmontons de la Real Acade- mia de las Ciencias inventó un barómetro manual muy simple, pero que nada vale: es un simple tubo abierto en el qual el mercu no está á su libertad*, siendo esto cabalmente tedo su deíeílo. Ai exemplo de Mr. Ámontons, Mr. (Der^ ham c|c la Real Sociedad de Londres, inven- tó un borortiétto manual de mas mérito que el otro: tn.éiao cica el mercurio a su liber- tad i ¿5 tad, se comprime en el tubo por medio de un tornillo , y se le puede transportar úh temor de que se derrame. En fin inventaron cambien un barómetro diminuto compuesto de tres amones, de los qualcs dos están llenos de mercurio y hacen equilibrio á una sola colima de ayrc. Esta es la historia de ios barómetros cu- yo hilo no me lia parecido cortar, por con- tinuar la de la pesadez del ayre. Voy ahora á proseguir y á manifestar los descubrimien- tos que hizo Otto Guerikc después de inven- tado el barómetro. Los efectos de las bombas le hicieron nacer lardea de una nueva bomba, por la qual pudo asegurarse de la existencia de la pesadez del ayre. Su intento era sacar el ayrc de un navio para ver la acción del ayrc ex- :erior en embarcación que no !o tenia. Com- 3uso con este motivo la maquina pneumatlcaw 6 $ 4 á llevo a Ratisbona, é hizo con ella varios experimentos en presencia del Emperador, de que ■^ — S$4 gue^S. >yl. I. quedo sorprendido. Esta in- vención era poca cosa como se puede ver por la descripción informe que dio en una de su* ofrras intiulada: Experipntia nova Magdebur- xica, de s pació vacuo. Poco después la hizo, conocer mejor el P. Scbot, por una dcscrip* i¿J7cion que dib mas bien detallada. En tiempo en que trabajaban a porfía estos dos físicos para perfeccionar la maquina pneumática, invento otra c\ celebre %fc en J n gl accrra mucno mas perfecfci qvtp la de Qtt& Garifa: H^ron % , c mh% fisicos, y la ííami¿ ron maqulma y ó bomba de Bgyle, Gom ponesc de quatro pi ezas A á saber: de Hí? c , U(:r P° áS ^ om b a > de su embolo, de un?, ¿ancha o platillo, de un conducto de co- municación entre e\ cuerpo de bomba, y la vasija, ó campana de cristal , que se pone, sobre la plancha, y finalmente de una llave. lí C ^P° de bomba es un cilindro |i5£2 É: $9& c de un calibre exactamente, '*Sj&4 c fl c 9 da su longitud: sube y baxa pr él 4t un embolo crrnpuhfd de varías redajes ¿c corcho aplicadas .unas sobre ceras, y c u bielas -con 'otros tantos ruerres preparados puesfqs - foUer creyó ha- ber descubierto que un pie cubico de ayrc «pesa una tinza y 27igrano¡rí díg^í qiic lo efe* yo, porque por este medio no se puede co- nocer mis el peso del ay re que con los he- tríisferios de OttvGumke. El ay?rees;un;íl^ál) que obra de rodos modos; por esto su a re toa ido esta limitada á la dirección de la pesadez. ; Era demasiado excrem oso el cu y dado > iquc Voliw habí$ temado; para pesar el a yra Habia inventado balanzas tan finas y tan jus- tas , que un gano puesto de mas en los pla- tillos , cargados de 2,$ ¿L 3¿> Ubras, la hacia caer visiblemente; mi tú -3i<] plTambien jBoylt,S¿ Gravésamle, y Ber°* mullí y intentaron pesar el ayre. El primero des* cubrió , que una,yexig\;.de cordero, cuya ca- pacidad era de cerca deuna pinta, pesaba un grano , y un octavo* de grano. SS Gravesande sirviéndose de un frasco de vidrio , que 183 pulgadas cubicas de ayíe qucrcl fras ; co *con» tenía , pesaba 10 granos^ y 'BeraouHi invento una maquina ingeniosa con la qual. no solo conoce el peso del ayre^ sino también su pro- por- P9K 'ttorckm -especifica con respecto a la del agua. Comparando Soylt^j Gtfccfali ta pesadez 'media dc!"ayrc edf& la del aguay. hallaros* qiíe ^n.pfoporcio'íi-'sra -de t á xoo.-Este es an ad<- ^miniaiiop&ro.y simple» porque la proporción de la pesadez deí ayrcconta del agua, va- fía mucho* Ya se ha reconocido qtae esta pro- porción era como- át 2 á $40: ya como de 3. í t&jm^jy otra vez como de 2 & Stores de s á ■toé segttaclDn Jarik p©r ultimo- Musthem^ íroek dice q®e se hallar* dos términos so esta -proporción: el .primero de .2 a So¿, yxl otro fi ele su teHsp : Ie„ pues ip pesadez varía segan este* Vafea» fo que valieren estas eafipfidenr cks to- eicra* cs> qae eí conocimiento de la pesadez det ayrc ha hecho- inventar varias wt&qmms cfa las cpalks tanas son. útiles y otras que es t ,. sea sm mente' agradables. La 174 La primera es ün canal agujereado por ambos extremos hinchado acia su parte infe- ferior al modo de una bola. Mcccnlo en un licor, y luego que este ha llenado la bola, tapan con el dedo la extremidad superior , y transportan el licor donde se quiere sin que se derrame, porqueta pesadez del ayrc obra en- tonces sobre el licor por la parte inferior im- pidiendo el derrame: pero el licor se derrama luego que quitan el dedo de la cKtrcmidad su pe Mor. La Cantimplora es otra maquina toda- vía mas útil, sin embargo de ser su construc- ción tan simple. Es un tubo cncorbado , de modo que una de su¿ piernas es mas corta que la otra» Mecen la mas corta en el agua, y aspirando sacan el ayre de la mas larga. Mot> tx el agua entonces i la pierna, y sale por su conduíto. De este modo vacian toda el a^ua contenida en la vasija clon de está metida la pierna mas corta, y esto sin interrupción, has- u concluir el agua de la vasijx. Este efecto *7Í depende de 1a presión del ayre, que empuja el agua en la Cantimplora después de haberle vaciado. Han creído algunos físicos, que no es Ja pesadez la sola causa, y han inventado nuevas Cantimploras , que al parecer autori- zan su duda; pero ellos lo que han hecho es confundir en algún modo la acción de h pe- sadez del ayre, sin destruirla , como clara- mente lo ha demostrado el celebre Xfus- ebembroek en su ensayo de Física rom. 1 1. pag. Aunque los antiguos no conocieron la pesadez del ayre, no ignoraban los efectos,, co- mo se puede ver por la invención de un vaso singular atribuida i Heron deAlexandría. Este vaso es una especie de maquina hydraulica mediante una Cantimplora que cieñe unida, y que comunica á un agujero que está á su pie, este contiene c{ agua que le echan hasta quasi llenarles pero llegada á este termino se Vacia hasta la ultima, gota, Ddz Se xy6 Se.han hecho después varias JUfatési es «J nombre, q'ie dm al vaso ác Hermt 3 siendo el mas ingenioso aquel que representa un Tanr talo, que rio comienza i beber hasta que 1& agua llega á la altura ác sus labios, y. que ha- biendo comenzado a beber se vacia ei vas© ; al mismo tiempo. Sirviéndose de una Cantimplora inven- có el P, K'irkzT una. fuente artificial sumamen- te curiosa: componese de un paxaro podido; sobre el asa de un vaso > en medio del qual tie- : dc un atanor ó canaliila. Meten en el vaso to- da el agua que puede contener. Esta agua comprime el ayre, que por la construcción del vaso no puede salirse, obra pues el agua ds- modo que en volviendo la llave del atanor » sale ti agua por allí en forma de caño, y cae en la vasija del vaso. De este modo llega, ai pico del paxaro, que la bebe en medida que va cayendo. También el peso del ayrc es el agente, de una fuente bien conocida baxo el nombre de de Fuente intermitente. En esta fuente corre el agua por intervalos. Para ello es nesesario que , mandanle cxitooc.es cesar , y en efecto cesa., pero quando advierten que el. agua se suelta y que va a entrar el ayrc, la mandan correr, y. efectivamente corre. Llarnanla por escara-, zon fuente del mandamientü, Para variar el juego de esta, fuente , yo le he añadido un segundo canal mediante el qual he conseguido dos fuentes que corren sucesivamente sin descontinuar , formando ||i un cxperaculo mas agradable , que el de ver correr el agua por algún tiempo, y cesar de golpe. Se hallará la descripción de todas e$< tas. Fuentes, en el Diccionario universal ¿t~ Matemática, y de Física, articulo Fuente. Sir 173" Sírvese en fia de la pesades del ayre para hacer una regadera, que llaman Mágica Componcse de dos embudos, uno interior , y otro exterior, que dexan entre ello? el correspondiente espacio para contener una ci- erta cantidad de agua. Por - su construcción el embudo parece vacio, pero hacen correr et agua que acaban de echar en destapando el conduelo superior. Estos son todos los juegos que produce la pesadez del ayre. De parte de la utilidad, esta propiedad es todavía mas recomendable. Quando no hubiera otra que la que saca de las bomba?, seria la necesaria para ser preciosa. En efedro no ha Ti quien no conozca el uso de las bombas. Sobre todo en los incendios son indispensables ; pero serian mas otiles si los que las dirigen fuesen un peco físicos, los malo es que de esto no se cuida, y con tal que ferien mucho trabajo, y movimiento se cree , que han hrcho primores. En quanto ala inteligencia, poco se cuidan: asi se ven to *79 codos los dias los grandes extragos de las 1U* mas, aunque empleen numeíosa cantidad de brasos para apagarlas. Quando suceden estos tristes acciden- tes , dice el celebre Muschembroek > " jún- game por lo regular en las ciudades gran- „dcs, multitud de gentes , que sirven mas „dc estorvo que de utilidad. Quando hay „mas necesidad de gentes para apagar el „fucgo, se hacen las cosas con mas lentitud „y confusión, porque se pierde mucho „mas tiempo para ancglar muchas perso- gas , y señalarlas el puesto que deben ocu- >,par, que el que se necesitaría para un menor „numcro. u Piérdese sobre rodo mucho tiem- 3o en conducir el agua á los Bomberos : :ste es un grande inconveniente. Aqui para obviar trabajo , dice el mis- no sabio : sacan el agua con la misma ara.- |uina que sirve para conducirla al íurgo; si se apaga el fuego mas breve y sin com- isión , con el auxilio de diez personas co- mo — — 'mo'i&'tmyk&éti é&tlmm. ^ío & posible escribir i&qiií ^ta Waqísirta* porque n© le puede hacer sin figuras. Es necesaria ^ftifa %'cl "agitóte Volumen del Ensaya de Ffttcé de Muíétifétwk^ &«Pf £> y -siguáen- Wé¿ Allí propone ^mbien el Átitor otros tedios para éondack el agua a fe bom- ba áe garages remoto > que merecen to- áa k áséneiori qite pide la importancia 4e U materia. Yo siempre me he ad- inerada i& que nx> solicitasen éam par- ado. Habiéndome tk casualidad hecho conocer ta persona a cafo mando esta el Cuerpo de, Bomberos * le hablé de ella v pe- ro me respondió, que no conocía ni á Muschembroek , ni los demás físicos qac le cité % ni $m invenciones * y no quisa sabes mas* asi ^ed lo que sucede, La elasticidad es fe segunda propiedad del afre £ laman elasticidad aqseíb propie- áaá que tienen ciertos, cuerpos de uásmé k& taáaeraos, que hacera para sacarlos, de su esta- 1 8 1 cstado , y de volver al lugar de donde se les saco. La experiencia ha demostrado , que el ayrc es del numero de estos cuerpos: comprímese este fluido artificialmente hasta fto ocupar mas que la sesaxesima parte del espacio que ocupaba antes de su compresión, y quando mas se comprime, mas aumenta sir fuerza elástica. También se ha experimentado que la elasticidad del ayre es proporcionada a su densidad, por eso una cantidad de ayre es mas clástico que otro siendo mas dense. Es pues un ayre mas denso, luego que su canti- dad es mayor en un mismo espacio ; siendo esto lo que facilita el conocimiento de la elas- ticidad del ayrc aunque hasta ahora no se ha aliado instrumento que dé razón de esta propiedad . El primer descubrimiento hecho sobreel particular es que quanto mas se com- prime el ayre, mas crece su fuerza elástica. Débese este descubrimiento i Otto Guerhk. Los antiguos han conocido los efc¿tos de la étascisidad del ayre, como conocieron los de Es su — 1 8* su pesadez, $n\ saber si en pesado: inventa- ron muchas maquinas cuyo resorte era el mobil , y confesaban su ignorancia en quan- to á la causa de sus efe&os. La mas admi- rable de estas maquinas fué sin duda la. esta- tua de Memnon , que según T tinto 3 T hilos* trato y Strabon ien la descripción y figura déla fuente de Heron , como la de ;k tinaja de Cana y que voy á describir. i Es una tinaja en la qual se ni ere agua, Y da, Vino: llamase por esta razón, la tinaja deQnáy porque J. C. convirtió el agua en vino en las bodas de Cana , donde falta- ba este licor. La construcción de esra tina* ja es cal, que quando le echan agua sale otro tan- i9J tanto vino como agua echan, porque el agua al caer comprime el ayre contenido en la ci- ña ja', y este ayre comprimido obra sobre c vino que habian puesto , y lo hacen sali por la llave. La primera maquina en que se ha be cho uso de la compresión di ayre con cono cimiento , es el Arcabuz^ ó Escopeta, de viente Ignorase el nombre del Inventor, y se sab que OttoGuerkk fué el primero que la explicc Componese esta maquina o inscrumento d dos cañones, entre los quales dexan un espa ció bien cerrado, donde el ayre está con densado por una bomba feulan te, adherent a los cañones. Los físicos modernos han perfeccic nado esta invención, y le han dado la forrr de un verdadero fusil: ingieren la bomba c la culata de modo que no se vé. Se vé alliur planchen, y por consiguiente una llave f% gatilh : e cando cargado el fusib es decir, iu< go que esta condensado el ayre, se monta, encara, y tin del gatílo. En el momento sa- le la bala sin causar mas estruendo que un :hiflido. Después de esta invención se ha des- cubierto por casualidad, el medio de conden- sar el ayre naturalmente. Un Vidriero de Olanda fué el descubridor: habiendo dexado caer un poco de vidrio fundido en el agua fria, ic formó una lagrima de vidrio. Examinan- Jo la lagrima quedó admirado al ver que iespues de haber resistido varios golpes de nartillo en la parte nías gruesa de ella, se auebró con estruendo en mil pedazos al rom- perla por la punta. Gustoso de esta marabilla bizo varias lagrimas del mismo modo , que las enseñó a varios físicos, sin decirles el mo~ io con que las habia formado. Este fué un secreto que él pensó reservar mas por interés que por gloria. El primero que lo descubrió en Francia fué Mr. Hobault, y al instante ex* plicó la causa de este efecto. A su parecer, la lagrima en jucion re- cibe cibc al caer en el agua un trastorno, que oprí me de tal modo los poros de su superficie, que está su interior todavía encendido, quando su superficie está ya fria. Se hace, pues, un va- cio en medio de la lagrima,, que se percibe por las bolas de ayre, que aliíse forman. Loj poros asi oprimidos por razón de la- figura de la lagrima, se terminan en punta acia su parte exterior, de tal manera, que quando quiebran su punta, la materia sutil contenida en las bolas, busca como salirse; pero es re- pelida por la materia sutil que la circunda, la qual propende á introducirse en la la-* grima para llenar el vacio que hay en ella, Formase un choque, y estando las dos ma* terias en acción se hacen paso por entre los poros del vidrio , que reducen á polvo. Poco satisfecho Mr. Manóte con esta explicación dice: que la lagrima se quiebra quando la quiebran la punta, porque e! ayre se introduce con violencia para llenar los pequeños vacíos de las balas, y rompe la h lagrima pot este exfuerzo. Esto parece mas verosímil; sin embargo se puede también decir, que como el vidrio ha sido en algún modo templado, se ha vuel- to mas frágil , la menor ruptura hace des- cubrir la virtud clástica de sus partes, y su resorte en desarreglándose , se reduce la lagrima en menudos polvos. Llamase esta lagrima de vidrio, lagrí*- m4 hatavka , porque un Vidriero Holandés, en latin ^Bütavus , fué el descubridor. Demuéstrase la elasticidad del ayre^ sin tantos aparatos poruña experiencia muy simple. Tienen en botellas Lugas llenas de agua somormujos de vidrio , que tienen ahu- jeros en los pies , y alguna vez en las co- las, ó sobre las cabezas bolas huecas de vi- drio. Estando después exactamente cubierta la botella con una vexiga , quando la arrie- tan con los dedos , cuyo lugar ocupa el espacio, busca donde colocarse, y compri- me por esta razón el ayrc , que allí en- Ff cuca- '; *9° cucntra esta compresiots, pues levanta los somormujos y los hace bailar. Pero he aquí un efc&o mas admi- rable de la elasticidad del ayrc. Toman una vexiga floxa bien atada por su cuello*, cicrranla en un tubo cilindrico , en el qual han introducido algún peso de algunas libras; ponen el todo sobre la platina de una maqui- na pneumática, y lo cubren con el recipiente: formado el vacio por el juego de la bomba se dilata la vexiga, se hincha, y levanta el peso. Si doran entrar el ayrc en el recipiente vuelve á afljxarse como antes. Experimentase un efecto diferente de la elasticidad del ayre, quando llenan una vexiga de ayre, y la lian bien por el cuello a fin de que cscc nc se salga. Ponese después la ve- xiga sobre ascuas de carbón-, así que el calor ha penetrado en la vexiga, se extienden sus fi- bras, y poco después se dcstrosa con estruendo. De esto infieren los físicos, que quando está mas comprimido el ayrc, mas considera- ble 1^1 ble es elefc&o de su resorte, quando lo aumen- tan por el calor* Arnontons fué el primero que fiotolos grados de aumento que adquiere el resorte del ayrc por el calor del agua hirbicn~ do: creyó primero poder asegurar, que el re- sorte del ayrc caliente mantenía por su calor el peso de una coluna de mercurio de diez pulgadas de altura. Se engañó, porque habien- do retirado esta experiencia halló no ser fixo el aumento del resorte, y que variaba mas ó roenr»s según ios pesos de que el ayre estaba cargado* pero que era siempre igual esteaumen- to con [/oca diferencia al tercio de estos pesos. OttoGuprkk había descubierto, quequam do mas comprimido el ayrc, mas aumenta su fuerza clásticas y se ha experimentado des- pués de este descubrimiento, que la elasticidad del ayre mas comprimido* es respefto í la elasticidad del ayrc menos comprimido guar- dada la debida proporción, como la masa del ayre mas comprimido, reís peño á í-a masa del ayrc menos comprimido, comprendido baxo Ff z ú 19 1 el mismo volumen, y el Dr. Deí^ufiers según sus cálcalos y experiencias, determinó, que la mayor compresión á que el ayrc podría reducirse es a un espacio 1340 veces menor que el que ocupa naturalmente. No se sabe á la verdad la causa de la elasticidad del ayrc, La congerura de Mr. Newton sobre esto parece la mas probable, pues en primer lugar demuestra, que las par- tículas del ayre naturalmente propenden á rc- chasarsc , á separarse las unas de las otras en virtud de fuerzas centrifugas, reciprocamente proporcionadas ¿su distancia*, de donde con- cluye, que estas partículas deben formar un fluido clástico, cuya deusidad sera siempre como la fuerza que lo comprime, pues como la elasticidad del ayre es proporcional á su densidad, sigúese, que quando menos denso es el ayrc, es menos elástico. Esta es una ver- dad experimentada ( Plin L. 1 7. ) y así para destruir la elasticidad del ayrc, basta dismi- nuir considerablemente su denudad. Esto se lo- i?3 legra absorvkndo el ayre con. alguna materia: Hules ha experimentado, que el azufre, y de- más vapores inflamables destruyen la elas- ticidad del ayre. Hallase en la Estática de los vegetables •de este físico un gran numero de experiencias •4 porque un ayrc al quaí las partes azufrosas que salen del cuerpo humano ha hecho per- der su elasticidad, llega í ser muy dañoso* En ciedlo el resorte del ayrc es el principio de ía vida, el agente de la respiración, y quien facilita la circulación de la sangre en el pul- món y como se vera en la historia de la Economía animal. Como el Ventilador es una maquina bascante embarazosa, el Dr. í}esagul¡ers procure descubrir otra mas simple. Ajusta tres bom- bas compresivas, y atracares por mqdio A eres reguladores, Esras bombas empujaban alternativamente el ayrc en el lugar propuesto: y lo sacan del mismo lugar por entre un cana quadrado de madera. Haciendo andar es- ta maquina hace caer todos fas vapores, y lo obliga a salir por el canat En las minas sería ella maquina mu cho mas útil, que en qtiaíqaiera erra parre lyicPor lo que toca a los apartamentos, pens* !Besdg>ilurs servirse del fuego pfa parifica c ft ayrc. En esto Interesaban mucho los miern* bros de la Cámara de los Comunes en Lon- dres. La respiración de cantidad de personas que se hallaban continuamente en aquella Cá- mara, y el humo de un gran numero de velas con que se alumbran, corrompen tan pronto el ayrc, que habia pocas asambleas en que al- guno no se incomodase. Para remediar, pues, este inconveniente , renovando el ayrc, hizo construir el mismo ©e- • taguliers en cada cabo de la Cámara , que esta 5 ¡obre la de los Comunes, dos pirámides y diri- gió un condu&o desde las pirámides hasta ciertas rabidades quadradas defierro, que rodeaba un ■ trasero dcjfucgo de firme en los gavincecs . En-" :cndido el fuego, *e elevo el ayrc de la Cámara lelos Comunes por las cavidades caldeadas á os gavinetes, y se fué por las chimeneas, Mr. Suton físico Inglés, simplifico el mo- lo de renovar el ayre por medio del fue^o >ara purificar el contenido entre las bodegas, i entre-puenres de los Navios. Coloca en el fon- fondo del hogir de lá hornilla, que sirve en Ja cosina de los Navios, un co'dudo que ba- xa á la quilla. El calor dilatando el -arre con- tenido en la extremidad superior del conduc- tp> y el del fondo de la quilla, viene á rem- plazado, y forma de este modo un vacio, que ocupa el ayrc ext:rior. Esta invención que se Ka adaptado, y valido una recompensa a su Autor, ^e ha da- do á luz con el titulo de nueva manera de re- novar el ayre de los Navios. He aquí los medios que han descubiet*- tp para purificar el ayre: sea refrescándolo por las fumigaciones, como se ha visto, sea reno* vandolo. En el uno, y en el otro caso parece que la pureza del ayre consiste en su elastici* dad , y que ios accid js azufrosos , y los malos vapores si lo corrompen es porque destruyen la elasticidad j y como la elasti- cidad es proporcionada á la densidad [ se podía conocer la bondad del *yrc conocien- do la denudad , pues se pueck colegir la dea- *97 pcfnsidad por la .compresión, Raciocinando asi, invente un instruí mentó con el qual se puede conocer la bondad del ayrc. Formóse de dos bolas ele vidrio, de dos canales , y de dos llaves p y todo este conjunto sirve par* condensar el ayrc quando se quiere , con mercurio , que pasa de xina bola z otra por medio de un canal. El uso de una de las lia ves, es Hacer salir fuera el ayrc cuya densidad se acaba de conocer por la compresión , y por consiguiente su grado de elasticidad , ó de pureza que viene á ser lo mismoy y la otr;a llave da paso a un nuevo ayre exterior que se intenta someter a igual prueba. Hallase la figura y la descripción de este instrumen- to que yo llamo Queynometro , (medida c*e la, salubridad, ) en el Diccionario universal de matemática > y de física articulo vapores. Todos los cuerpos contienen ayrc; pe- ro en estados diferentes. Quando está en sus poros es siempre clástico, y el menor calor fo> d¿ ba~ tfft hace 5alin pero si es como principio en lot cuerpos, es allí fixo, y no tiene resorte. De codos los cuerpos el nicro es el que mas con- tiene, si exceptuamos la piedra de vexiga, cu- ya mitad es ayre fixo, de tal modo quequan- do el ayre se ha desenrollado, que há vuelto % tomar su elasticidad , ocupa 6\% veces mas volumen que la piedra que lo contenía. Dcbtsc este descubrimiento al celebre Hales. La grande cantidad de ayre que halló este físico en el nitro, en el tártaro , y en ei agua real, y la prontitud con la qual este ayre se dilata, y vuelve a su elasticidad, le hicieron conocer la causa de los efectos de la fulmina- ción del nitro, y los de la pólvora, cuya subs- tancia principal formad nitro. Esto solo fue una congetura de su parte; pero habiendo es- tudiado sobre la teórica de la pólvora el Sa- bio Inglés %Mn> conoció también la icóbitud de esta idea: entre las muchas experiencias que hizo , la más decisiva es esta. Puso un barómetro dentro de un recipien- te te bastantemente largo , y lobre la platina algún nitro. Hizo después fulminar el ni- tro , y como el nuevo ayre que esta sus- tancia produjo se mezcló con el otro , le aumentó la pesadez , y el mercurio del ba- rómetro subió en el tubo, manteniéndose en este estado todo el tiempo que lo de- jaron bao el recipiente. Tales son las propiedades del ayrc con- siderado como un fluido homogéneo *, pero es sumamente difícil , que la masa de ayrc que circunda el globo de la tierra, y que lla- man atmosfera , sea puro , y homogéneo. El es el reservatorio común de todas las ema- naciones , de todos los vapores , que se exá- Un de casi todas las substancias , y que el fínico Jrbueknot , llama los ingredientes del ayrc. Lcvantansc estos ingredientes á la at- mosfera , y se quedan alli suspensos } de mo- do que el avre que nosotros respiramos es un mixto que se compone de cantidad d« Ggz. subí- ÍÓ<5 substancias nuevas y esrrañas, que continua- mente alteran su qualidad: de ahí las vi- situdes que a cada instante se observan en la atmosfera, de ahí la sequedad , y la hu* mcdad que allí manan alternativamente j de ahí en fin, los diferentes grados de ca* k)f , y de frió que se succcdcn. Todas csrai variaciones dependen de las estaciones , de las regiones , de la constitución del Sol , y de las substancias que allí abundan. Como es tan impártante el conocer estas variacio* nes , los físicos han procurado observar las variaciones de la atmosfera, y sus diferen-» tes qualidades según los tiempos. Se ha notado desde Hipócrates hasca nuestros tiempos , que cada estación tiene sus enfermedades, qur cada país tiene las suyas, y que casi todas estas enfermedades provienen de los ingredientes del ayre que en él se res- pira. Para conocer estos ingredienees, ó la qualidad achual de este elemento, se han in- ventado varios instrumentos : el primero ci que 2.0I que señala la pesadez del ayrc , que lia* man barómetro , y cuya historia he ' escri* to escribiendo la de la pesadez. Descubrióse después el Termómetro, que señala la variación del frió,, y del calor del ayrc , cuya invención la atribuyen todos los físicos a Corneüo (Drebbel, a exépcion de Vi- i ¿oo vhnl celebre discípulo de Gallito, que la reclama en favor de su maestro. Los que dicen , que la primera idea se debe á Sane* torlus y lo piensan mejor. En cicero este Mc« dico habla en sris obras de un instrumen- to , del que cree poder usar para conocer la fuerza de la calentura ', pero no es un, termómetro: el primero que se ha visto c$ de DnbbeL Para hacerlo 3 echaba este físico en una X)tella un licor qualquiera , y revolvia la botella en un vaso de agua, que mante- nía el licor á una altura qualquiera. Quan- io el ayrc era mas caliente , que al tiem- po en que lo encerró en la botella , se ra- re- 101 refacía, y desenrollaba su resorte sobre It superficie del agua que hacia baxar en el vaso. En tiempo mas frió , se condensaba el ayre, y entonces su pesadez exterior actuando sobre el agua contenida sobre el vaso , hacia subir el licor que estaba en la botella. La elevación, y el descendimiento del licor , hacia conocer el grado del frió, y del calor del ayre. Este termómetro tiene el dcfc&o de defender de la pesadez del ayre , y como esta esrá sugeta á variar mucho , el termo- metro indica mayor grado de frió, ó de calor , aunque el temperamento del ayre no hava variado. Conocido este defecto bu-carón otro termómetro que no lo tuvie- se, Los Miembros de la Academia de Flo- rencia inventaron uno mucho mas perfecto: eomooniase de una botella de cuello krgo, en la qual renia espíritu de vino hasta me- dio mello, cuya extremidad superior eisabé cerrada herméticamente , y ia botella esra- 3103 ba puesta sobre uní rabia dividida en dos grados iguales. En tiempo templado el ci- piritu de vino quedaba al mcdi-> del cubo, y qu*ndo el ayrc era caliente se rarefacía el espiritu de vino y subia mai alto , y ba- laba en tiempo frió. Esto es á lo menos lo que aseguran los inventores de este ter- mómetro. < Pero quien les dixo que ci ayre era templado quando el espiritu de vino lle- gaba al medio de la botella? Primer defeco. En segundo lugar , no estando determinada la medida de los grados no habia termino de comparación &cc. Luego Soy le preconizó este instrumerv to , lo acreditó entre los físicos *, pero bre- te advirtió sus imperfecciones. Su primer cuidado fue determinar punto fixo pira gra- duarlo , y hacer de modo , que se le pudiera comparar con otro. Propuso para este ter- mino el de la congelación del aceyre de se- milla de anís cuajado , como un grado pro* pió para arreglar esta construcción. A con- se- sejó umblcrí se sirviesen de- la agua 4csri* la da cangeladi , y no quería que se emplea^ sen las aguas ordinarias f por estar persua* (jido que unas se congelaban con masfa-, ciudad que otras 5 pero las objeciones que el aprehendió , le harían sobre este método, le impidieron llevar adelante sus especula-»- piones. Es mucha lastima que un hombre; de su ingenio y habilidad, y que por otra parte tenia tan grandes comodidades para procurarse todo lo necesario para la execu^ ció n de sus proyectos ? no haya llevado* adelante sus investigaciones sobre asun- to tp ran importante» ...- Aseguró , sin embargo que el calor del verano, y el frío del imbierno, de ningu- na suerte alteraban el ayre subterráneo. Soy* /f hizo esta observación en una caverna á la. orilla Acl Mar > que rema 80, pies de pror fundidaá, Mr. Háliey fué el segundo fisi conque examinó el §j^§ ^Ro4^^^^^9f^ií^^ ^É| rcíi» renda , y que quiso remediarlo. Reprobo como Boyle el punto de la congelación del a perimentan en los lugares subterráneos. Propuso también otro termino para la graduación universal de los termómetros, (Juc fue el grado de calor del espiritu de vino htrbicndo bien reedificado : el de la agua hirbiendo , le mereció su atención ; pero no la fixb , aunque conoció que su calor no se había aumentado con una lar- ga ebullición. Esta qualidad fué no obstante la que determinó a los físicos que trabajaron en perfeccionar el termómetro, con el fin de escoger siempre este termino para la gradúa» cion de sus termómetro?. Deseando nuevas lu- ces la Academia de las Ciencias de París , en- cargo a yn arrisca llamado Hubm y h construc- cion-dr! termómetro de Florencia ton todas la Hh roa- to6 mejoras posibles ', lo: que ..executo este artis- ta construyendo uno- sobre coele , que cr ra . dúo, sirviéndose del yelo , y de la atmos- fera de las cuebas del observatorio, para su termómetro .clugnado: 25. corresponde al ter- mino del yelo, y ebgraié <¡o. al del tempe- ramento de las cucbís del observatorio de P*ris. Concíbese, fácilmente ^mn poco uti'cs. serian instrumentos sfanj imperfetos, y poi^ lyotcso MM Amontons , y (Delabire y salieron á U ayuda de Mr. Hubin,. Sírvese en ¡primer > lugar Amontons del -calor d$t agua hir bien- '. do por primer tcimino de su graduación ,. y 5o arreglo sobre el temperamento, medio' del ayrc tal como el que en Paris ; sc expc-> } rimenra por la Primavera, y : cl Q:oño. El* supuso en fin ¿ que la cantidad de: la .dila- tación del ayrc por el calor del agua hir- biendo es el tercio del volumen , que el ayrc ocupa quando templado : suposición voluntaria que hace mucho agravio a este ter* 207 ' fermonvrro, cuya construcción es de otro modo muy difícil, y muy complicada. Rc^pe&odei de Mr,. (Delaklre , su pri- mer termino de. graduación estaba determi- nada por el temperamento de lascuehasdel observatorio, y el segundo tan necesario pa- ra una graduación universal estaba mai indi- cada. A pesar de este defedo los Astrónomos del observatorio se sirvieron de este instru- mento 6o años para la formación de las ta- blas meteorológicas; este defecto pedia el mas pronto y eficaz remedios pero otro inconve- niente llamó la atención de ros físicos. Hasta entonces se habian servido del ayrc, del agua, y del espíritu de vine en la construcción de los termómetros*, pero dudase si estos licores son del todo propios para es partes del tubo, que retarda el mo- vimiento. Este licor vuélvese también más o menos viscoso, según los diferentes grados de calor. Lo que impide la uniformidad,; m regularidad de su -movimiento,- y liviaeioo, Todos los físicos notaron b.ieve estcsiyji defedos, y el celebre ^eamur, { pa§á delcxámcn de este; termómetro al de codos Jos ¿flemas. Vio que no habían .reducido ninguno a una :onstruccion fixa y general , que se pudiese ■ seguir en todos !ps tientos y Jugares, y juc estableciese r uña correspondencia , } myih versal entre tod as las' observaciones hechas cotí* stos instrumentos. De esto es de donde de- pende , .según, este físico , , su ; perf^ipn ^éh a- k.qual trabajó rcdfi cl ;í ii%ayor quid¿|do.| 3 Primeramente señaló el punto de ünaf dngclacion producida por una mezcla art- ificial , midió después la ^cantidad, ¡que ~¡sc } lilata el espíritu de vino hasta su ebullición, apuso en tercer lugar , que el volumen del es- espíritu de vino en él puntó de la, conge- lación del agua es de mil partes, y deter- mino de quantas de estas partes el espíritu de vino se ha dilatado de mas, que al punto de la congelación. En el espíritu de vino muy rectificado , esta dilatación es de noventa partes , y de ochenta* en el espíri- tu de vino regularmente rectificado. Respe&o de la división , después de haber señalado O al termino de la conge- lación fteamur , metió la bala del termóme- tro en la agua hirbiendo , y notó el punto dónde se detiene el espiritu de vino. Si es a la octogésima división de su escala la qual está construida, de modo que cada divi- sión contiene la milésima parte del licor. Sj el espiritu de vino, digo yo, se detiene en k división c&cgesima al instante cieira el tubo herméticamente , si sube mas, quita li- c3?r 5 y le añade si se detiene mas abaxo. Casi todos los físicos hacen uso en el dia de este termómetro. En el observatorio de it3 j de París se sirven de el para observar las -va- naciones' del calor ', y han embíado á ;fos Países mas remotos, a fin de comparar : el calor de ( los J diferentes climas: provedo for- mado desde cí tierripo ~ de Colbert , y (í $10 hasta entonces no habla tenido el debido erecto. Sin embargo de haber sido universal* mente bien recibido éste termómetro, ( no ¡o por- ■fguhos fii so quisieron adoptarlo "quebraba ^construido con espíritu de vi.io. Este licor llega con facilidad á la ebullición, ZU f aunque el queda' fluido á un grande gra- 1 do de frió , el progresó de su condensación no es regular. Por esta razón los físicos hicieron uso del termómetro de Mr; : Panmih\ tenia, sin embargo , éste instrumentó el defeño dé : cs~ tai- complicado en fu graduación. Para sim- plificarlo Mr. (Delille inventó uno nuevo 173* ''mucho mas cómodo/ El tei mometro estaba metido en : el" agua hirbieñdo , supuso, due 1 214 el volumen del mercurio es de diez mil, ó cien mil partes, y noto en estas partes ar- riba y abaxo de cszc punto fixo, todos los grados de calor correspondientes á todos los grados de dilatación y de condensación, Co» mo el mercurio purificado , es según Mr. (Delille y de igual naturaleza en todas parces, no es susceptible de variación alguna en los tubos cerrados , y es probable > que adap- tándolo en el mismo grado de pureza , se dilate en todo pais igualmente con propor- ción al grado de calor; de esto infiere, que su termómetro debe servir mejor que los demás para comparar el mismo grado de calor. No obstante , el no estaba sugeto i una regla invariable» Esta regla es tí medi* da de la dilatación del mercurio, D:spues de varias experiencias hechas. can todo el ar- te posible Mr 9 Lhtistin, Secretario perpetuo de la Real Sociedad de León 5 advirtió que ■una cantidad de mercurio condensad.* por ci e] ; o del yelo picádcJ , y despues dilaca- da por el calor del agua hirbiendo , forma- ba en estos dos estados dos volúmenes, que estaban entre ellos como 6 6. a 67. y que un volumen de 6600. partes condensadas , se volvían por la dilaracion de 6700. La diferencia, pues, de ciento de la dilatación, es el numero de grados que el da á nuestro termómetro tan conocido baxo ci nombre de termómetro de Lcon. MM. Toleni, y Halés y propusieron tam- bién nuevos termómetros, y casi todos los físicos celebres se aplicaron á perfeccionar estos instrumentos*, pero ninguno ha reme- diado un defecto esencia!: sea que la gradúa- no es proporcionada á los progresos de la dilatación, y de la condensación del licor, Este defecto es sobre todo corvsiderable en el espí- ritu de vino, que sube al principio con fac.i- . Helad, pero que se dilata con trabajo en 1 lepan- do á cierta altura* de modo que es necesa- ~ rio an grado de calor considerable para en- Ii 2 ton- I lia tonces hacerlo subir un grado , qtiando un calor mediocre le hace andar tres/ ó quat.ro al comenzar a dilatarse. , ¡ Depende, pues, la perfección del;tcrmo- metro de una graduación proporcional 'á los grados del calor, es decir, relativa a la dik- cacion, ,.y á la condensación del licor, lo que •debe formar una progresión ! disminuyen te en el uno, y otro caso. , , L No se há inventado, pues, todavía un verdadero termómetro. Los físicos también se han fatigado para descubrir un instrumento que demostrara la sequedad de la humedad del ayre, pero ha sido con menos éxito, j?-' , i Ignorase acia, que . tiempo se descubrió este instrumento, como tambleri quien fuese su autor. Sábese solamente, que el primero que se conoció estaba hecho de una ¡cuerda de cá- ñamo cuya mareria varía de forma a propor- ción de la hurncdad e , o sequedad deV ayre. Substituyeron , pues, á la cuerda de cáñamo , una cuerda de guitarra. El P. Mcrsenne juz- ga- giba de la humedad del ay re por la diferen- cia de Sonidos, que hacía una cuerda de gui- tarra. El P. Mágiun Mínimo, hacía un hygrq- metro con una espiga de avena silvestre del todo madura. Servíase TorricelU de paja ctfc avena. En efecto esta -.planta tiene la, pro- piedad de torcerse con facilidad mas , b mc« nos, según el ayre es mas, ó menos húmedo. La cuerda de guitarra la conserva mas. Por eso el Holandés Sturmlus' ajustó, una en el fon- do de un caxa, que torciéndose -hacia' mover una figurita la qual indicaba la humedad,' ó la sequedad del ayre. Poco satisfechos de estas in venciones efeyerón después algunos físicos que los hy- • arómenos hechos con esponjas , serían mas exactos. Colgaron en uno de los brazos 4e "una" baíansa sumanientefina una esponja cm- - papada de agua, en la qual habían disueko ¡ Sal armoniaco, y metieron un contrapeso en el otro brazo de la balansa, para que quedase ' i en íf 8 en equilibrio. ' Guando el ayresc humedece se vuelve la esponja mas pesada^ ella se alígera quando el es mas seco. En el primer caso cáela bajansa^ucs, de su lado, v en el segundo del lado del peso. También en vez de esponjas, se han ser vido de sales porque aumentan su peso quandp el ayrc es húmedo, y lo disminuyen quando es seco. Por ultimo los Ingleses inventaron a X ¿gormes del siglo pasado un termómetro aplan- che Componíase de dos tablillas de pina muy delgadas, que se mueven en dos gon- ces , según que por la sequedad, o humedad se hinchan, ó se encogen, Este movimiento hacia dar vueltas í una ahuja colocada en- medio de una de las tablillas, y esta ahuja señalaba la humedad, ó sequedad del tiempo. Estos son rodos los instrumentos inven- tados para conocer la humed-id, y por consi- guiente el grado de sequedad del ayrc- Los mejores no están en uso entre ios físicos, por- auc 11 f que no tienen punto ñxOj que los haga uni- versales , es decir comparables: segundo por- que la materia de su construcción no es bas- tante susceptible de las impresiones del ayrc para que pueda hacer conocer en humedad, 6 en sequedad. Los físicos modernos no han perdona- do diligencia para salvar estos dos inconve- nientes, y uno de ellos, el Dr. (Degulier ha tenido ia felicidad de hallar el punco fixo deseado. Este Sabio ha descubierto que quan- do el calor del agua hirbiendo solo rareface la tercera parte del ayrc, j que el calor de una retorta caldcada al fuego solo lo rareface tres tantos, no hay humedad en el ay re: pué- dese , pues , señalar sobre los hygromccros el punto muy seco. Solo falta descubrir una substancia que indique cxá&a, y constantemente las varia- ciones de la humedad ; y la sequedad del ayre; y á mi parecer esta substancia es la luz: mi idea es esta, Qui- *20 Quisiera que ; descompusiesen r iin .raye -de luz cotí un prisma, como en las expe- riencias de Newton ( véase aquí luego la hiscorií - de la luz) este rayo saliendo del prisma fuese ^recibido sobre. un carrón negro: el punte luminoso que caería sobre el cartón , sens -otro tanto mas alto, quanro el ayrc sería ma< seco, porque el i ayo de luz se quebraría me- nos por la refacción en tiempo seco, que ce < tiempo húmedo. El ayre sería sin dudaba: -seco sino se encorvase á la salida del prisma • y se encorvaría á pioporcion de ; siji hume -dad: por ultimo esta solo es una idea, qu i las personas inteligentes podrán examina antes de egecuuila. Tales son las propiedades del ayre, ] su historia, También es susceptible este ele- t meneo de una cierta modificación , que pro- duce en nueftros oídos la sensación llamad: Sonido, y por eso su historia viene á ser un; --.consecuencia de la del ayre, como yetemo: en la sesión siguiente. HIS- 2,2,1 HI5TOÍUV DEL SONIDO, SEgun Aristóteles, el Sonido es el movi- miento de ciertos cuerpos, y del medio que se aplica á- nuestros oídos. Para mayor cla- ridad añade este filosofa, que el sonido es el movimiento de un cuerpo duro, liso, y conca- vo, que mueve el ayre que lo circunda", explica- ción que vale tan poco como el texto-, pues ai es precisa, ni exacta. Primeramente la figu- ra que prescribe Jristottles á los cuerpos para producir el sonido no es necesaria: en segun- do lugar, decir, que el movimiento del ayrc forma, ó transmite el sonido , es decir nada. Falta determinar quai debe ser el movimien- to del ayre para producir en no>otros la sen- sasion del sonido. Los expositores de Aristóteles Rada nos han enseñado sobie el particular, y desde este filosofo, basta T)escárt£s y no ha habi- do quien explique la causa del sonido. Los dis- cípulos de este filosofo han pretendido cono- cerlo absolutamente, y aún creído io habían Kk io. 11 1 logrado con decir que el ayrc debe temblar, y borbotar, y del mismo modo saltando, divi- dirse en innumerable porción de moléculas, que se mueven velozmente temblando y magullándose las unas a las otras: y este movi- miento es el que imprimeen el ayre uncuerpo sonoro. (Fisic. de Rohault prim. p. scs. 2,4. ] Después han creído, que el sonido lo producen las partes mas sutiles del ayrc el qual agitado por la colisión de los cuerpos sonoros , se esparse circulando y viene á he- rir nuestros oídos. Bien que esto no es mas que una congetura, porque Muston opina , que el sonido solo consiste en la propagación de la pulsación del ayrc. Esto decia él, data- se demostrado al ver los grandes estremeci- mientos que exítan los sonidos fuertes y grandes en los cuerpos , circulando como el sonido délas campanas, y el estruendo del canon &c. Suponiendo que el ayre que produce el sonido está en un movimiento semejan- te 22.J te al délas ondas , pretende este grande hom- bre , que el intervalo que hay enere onda y onda, se halla en los sonidos ét las flau- tas de órgano y doble de lo largo de cs^as flautas. Esto lo afianza la experiencia. El Pa- dre Mersenne gran amigo de (Desertes , ha experimentado , que una ciererda tendida ha- ce 104. vibraciones en un minuto segundo, quando está en unisonus de la flauta de or* gano , cuyo largo es de 4. pies. Mr. Terrault adoptó esta experiencia, y buscó para descubrir por los sonidos de los flautados del órgano , un sonido fixo , que dividiese en dos clases , los sonidos gra- ves y los agudos. Comparando los sonidos de dos flautados entre si , conoció por el encuentro de sus vibraciones , quanta hacían cada uno de ellos en un tiempo determi- nado > y halló que un flautado de cinco pies, que hacia cien vibraciones por segundo , da el sonido fixo que buscaba. Kk 1 Le "4 Le enseñaron también sus indagacio- nes , que un flautado de 40. pies , da el sonido mas grave que ti oído puede distin- guir , y que la flautilla mis delgada , cu- yo sonido se puede distinguir , solo tenia; una pulgada menos , un sexto de largo. Han indagadodespues, quales sean las, quaiidades mas propias para aumentar la fuerza del sonido : y han hallado después de muchas experiencias , que la intensidad del sonido , es como el producto de la den* sidad del ayre multiplicada por su resorte; Entre las experiencias mas desicivas, las de Mr. Zanotti tienen el primer lupMr. Habien* do primeramente este físico encerrado un cuerpo sonoro en un vaso , condenso el ay* re que este contenia, y halló que el soni* do era mas fuerte que antes de la con- densación. En segundo lugar , metió d vaso en agua caliente, y advirtió también aumento de sonido , porque el c¿k>r que el comunicó por este medio á la masa del ayrc %%% ayre comprimido en el vaso , aumentó el resorte. Pruébase también , que la quantidad, ó la intensidad del sonido depende de la 4cnsidad y del resorte del ayre, encerran- do una campanilla baxo el recipiente de una maquina pneumática, extrañen el ayre, to- can la campanilla, pero ningún sonido se oye: dexan. entrar el ayre, y como la den-: sidad y «1 resorte del ayre aumentan, U> intensidad del sonido aumenta igualmente: de donde infieren que la intensidad aumen- ta a proporción que la densidad del resor- te del ayre aumenta. También ha ensenado la experiencia y que codo lo que impide la extensión del sonido cireularmente , ó todo lo que reco- ge los rayos sonoros , y los rrflexa , pro- duce el mismo cfe&o , de ahí el origen? de las vocinas. ¿Pero con que vivacidad se propaga tfc los rayos sonoros l Qücstion es esta propues* ta ta por Gasenio á los físicos, y que él mismo de- seaba resolver. De sus experiencias resalto, que el sonido recorre 1473 pies en un segundo. El P. Mercenne, que trabajó con el mismo objeto, halló con poca diferencia k misma cosa, Pero Soyle pretendía que el sonido solo andaba 1 100 pies en el mismo tiempo. La Academia de Florencia reducia esta velocidad 1 1 8 y pies* y la Academia de las Ciencias de París lo gra- duó aun menos considerable porque juzgó que sólo era de 1 1 72,, Los mas celebres físicos tra- bajaron en esta materia, y poF no citar aquí sino á los sobresalientes, Newton fue de opinión que el sonido solo recorría ?68 pies por segundo: y FlamsteeJ, y Pial ley , aseguran que recorre 1070 pies. De todos estos pareceres, el ultimo es ef que adoptan por ser opinión media, porque nada hay cierto sobre la velocidad del sonido, y en el dia creemos, que no to puede haber por ser menor mi el imbicmo, que en el verana, y diferente seguía los climas, Todos saben , que cí 3t 2 7 el viento interrumpe, ó propaga el sonido, y alguna vez se ha oido un sonido á una gran distancia en tiempo, que en otro no se habrá oido a una mediocre distancia. Refieren, por exemplo, que un hombre digno de fe, estando en Gibraltar, haber oido en Algeciras, !a palabra vado, sobreestar dis- tante tres leguas y media.Se ha escrito cambien haber oido varias veces en algunos sitios el es- truendo de un cañonazo á mas de 6 c leguas &c El ayre no es solo el fluido propio para transmitir el sonido. También el agua es capaz de recibir las impresiones del cuerpo sonoro, según lo asegura Noliet. Habiendo colocado un despercador en una masa de agua purgada de ayre, y en otra masa de agua ordinaria feo en- contró diferencia alguna en el sonido del des- pertador, que oyó á igual distancia de una, y otra masa de agua: luego concluye Nollét y z\ agua es un medio propio para la, trasmicion del sonido. Sin embargo el sonido que atravie- sa el agua varía de quaíidad, y se hace desagra- da- i %% 8> dable, como lo han experimentado los miem- bros de la Real Sociedad de Londres, lo que prueba alguna alteración. Sea lo que fuere, quandb el sonido ha- lla algún obstáculo, se reflexa, si el obstáculo le resiste, y que sea propio para volverse ca> sentido contrario el movimiento dire&a que le ha hecho perder, y se pierde si el obstácu- lo no es propio para reproducirlo: esta repro- ducción produce alguna vez una repetición de sonido llamado Eco, Es cosa admirable oir repetir las mi*» mas palabras acabadas de pronunciar, sin que en ello tenga nadie parte: hay ecos que repi- ten hasta treinta veces varias silabas. En la Provincia de Sullex, se halla una cuz repite veinte y una silabas. También allí los hay que gritan mas alto de lo que se les habla, que vuelven la voz con una risa bu r- lésca, oque la vuelven qucxos2,¿Y qual puede ser la causa de efc&o tan extraordinario? Los primeros físicos que la indagaron»,, ere- creyeron que el ayre se quebrantaba en los lu- gares donde había eco, y que las llagas, o he- ridas hechas a este elemento por los ^olpes,, y percusiones continuas, siendo reiteradas, vol- vían por ultimo al oido. Esta explicación es muy antigua: es la que adoptaban antes de Aristóteles. Esre filo- sofo fué el primero q*ie advirtió su ridiculez, J creyó haberse explicado mejor con decir, que es la virtud sonativa de los cuerpos pues- tos en movimiento, quien forma el eco. Loa que comprendieron esta explicación la adopta- ron, y los que no la comprendieron procu- raron buscar otra. De este numero fué Otto Gutrhk. Según rste físico, el eco es una virtud sonante ad mi- ida en un cuerpo capaz de recibir el sonido on todas sus qualidades, y volverlo al instante on las propias qualidades. El no conocía la ubstancia de estes cuerpos; pero predixo con onfianza, que vendría tiempo en que se hi- :icie el descubrimiento. Ll Esta i . . - E ^predicción no- se ha verificado, nh fínico alguno: le baldado fe. Kirker , Gaspar $obot r y Peraulty establecieron al mismo tiem- po principios , iy trabajaron para conocer la causa del eco, con ci auxilio de estos prinqipios:' creyeron qm U causa del eco depende de la re- ft.txlm del sonido. Si un lugar está dispuesto ; . de manera, dicen ellos, que el sonido se reflexe, ■. los que se bailaren en la esfera de la reflexión - percibirán el eco, . Esto era mas regular, que quanto se ha- bia dicho hasta entonces 1 , pero todavia no ha- i biin herido la dificultad. Habiendo Mf. .Hau~ te fe alie compuesto una Disertación sobre la na- : miralczá del eco, 1 que premio en 1 71 8 la Aca- demia de Bordeaux, probo que su vpreduecion 1 consiste no solo en la reflexión ds las ondaJaV | clonen de! ayrc, o de los 'rayos sonoros, sÍtsc j puede hablar así, 1 sino [en su reunión 1 á un j punto llamado loco. n •yvsmsh De este? modo , isi los .rayos- sonoros son | paralelos en su reflexión, tao se ' dará >é'w> , : y .si : .i se sel dar» sl^os-rayos! son corregentes en* su reflexión. Han, pensado después que li distan- cia del objeto quecm.bia.el eco de una silaba^ debe ser de 1 2,0 pies, y queain eco de diez si- labas esta distante r i ¿qq, pies* pero no hay que, fiar de este ■ calculo, ni pensar que la causa del; éeo se ha descubierto, porque casi no se con- cibe corno la reflexión de los-o§ra especie: de. fcammos \ ensibk,}^ no meaos partieular,,cuya ; causa po- ra ser-.muy.bie.n la mi^ma que- ¡a que acába- los de hablar en- U^nipcioo.dc) dos cuerdas c dos instrumentos que están en unisonus uando tocan lina,* de msdó que eksonido que i k cuerda déte instrumento que tocan se pite por la del otro instrumento que esta a guna distancia; por lo^é'se puede asegurar, ic la cuerda del segundo instrumento se pu- so so en movimiento por la emoción cem nni- cada á la masa de ayre, por las vibraciones de las cuerdas que tocan. La experiencia nos enseña, que si tocar* dos cuerdas de igual medida, y tendidas con el mismo peso darán el unisonus, y que quan- do mas gruesas son las cucidas, mas gravees ei sonido, y que este es mas agudo quan do las cuerdas son delgadas , porque las prime- ras hacen menos vibraciones en igual tiem- po que las otras. Este es uno de los grandes fundamen- tos de la teórica de la música, cuya histo- ria se puede ver en la Historia de los ftegresto del espíritu humano en las Ciencias exaftas. fáaáza&li: i\ HISTORIA DEL FUEGO. PRELIMINAR. i$Obre la materia del fuego, que tanto se han acalorado una multitud de ingeni- os de primer orden, se podía formar una disertación bastante difusa reuniendo la variedad de sistemas, y dictámenes qué se han succitado en los siglos anti- guos^ presentes-, pero eso seria abultar demaciadamwte este tratado, y quizá confundir el verdadero objeto a la utili- dad, con unos incidentes , que no salen de la linea de meras curiosidades. To no he pensado en ilustrar á Mr. de Saverien, porque ni su obra W nece- sita¿ ni mi inteligencia podria atreverse auna empresa tan arriesgada. Nada mas SO" solicito^ que recomendar cada una de las materias que trata delineando en globo, lo, varios punios que deben interesar á los Le&ores. Muchos se reúnen en el elemento de l fue- go, y todos sumamente útiles para los pro* gresos de la fisica,y perfección de otros conocimientos, á que se estiende la pene- tración humana ¡ Que de cosas descubra mos^ cada dia en el fuego ! Los hombres habían vivido muchos siglos ignorantes no solamente de que estaban rodeados de de mil fenómenos Ígneos, sino de que po- dían exalarlo materialmente de 'sm amismos cuerpos. Si la casualidad no leshubkse ensenad* muchos hallazgos de este gene- ro^ desde luego no pudieran haberse, far^t mado una idea tan científica de- aqueJ elemento, ? Quien l fñm de frotación de creer, qu? la dos maderos áridos había de producir un ejeSía. tan inesperado l A este tenor se han descubierto una mul- titud de fenómenos, que han ministrado una infinidad de nociones útiles , y delei- tables. Casi no hay fiesta que dexe de solenizarse con un sin numero de com- binad mes Ígneas, que ofrecen á la vis- ta el expeclaculo mas prodigioso. Últimamente, el fuego es una esfera dilatadísima en que se pierde de vista el entendimiento humano, encontrando cada dia nuevos motivos de admirarse y de inventar sutilísimas maquinas para pro- pagar ¿os conocimientos, y utilidades que ministra la observación de este ele- mento. To sé que los curiosos no pueden menos sino complacerse mucho en la lec- ción de un tratado que al mismo tiempo de instruirlos,, les abrirá nuevos caminos de investigar la naturaleza de otros entes. TÍA T A D O *53 S E X T O. 17" •• Y Itrivio, atribuyo al, fuego, los primeros rudimentos de las Repúblicas, y de los Rey- nos. Ai recreo de calentarse, y alas utilida- des que se sacan del fuego, es á quien según este Autor se deben las Sociedades '•, y para apoyar esta opinión ,- dice que los hombres en j sus principios vivian como bestias 'feroces; que Habitaban en caverna! j que se temían los unos á los otros, y se hacían una guerra con« tinuada-, pero que habiéndose prendido fuego á una selva a causa del frotamiento de los arboles, ellos se intimidaron \ y que vueltos de su espanto , se acercaron poco á poco, y se unieron de este modo entre sí. Este cuento es, sin duda, una fábula, porque hay suficientes motivos para creer, eme los hombres conocieron al fuego al mismo Mm úcm- *34 . ; mn ', tiempo que el agua. Lo que hay de cierto es é que los Pueblos mas antiguos del mundo hi- cieron uso de el. Los Caldeos , los Persas , y ios Medos adoraron el fuego-, y los queno lo han adora- do, lo han tenido en canta veneración , que lo colocaron en los Templos, como un ca- rader de la Divinidad. i Léese en los sagrados libros , que el Se- ñor había mandado que no faltase fuego de sobre el Altar , y que Salomón había puesto candcíéros, y Lamparas de oro en su Templo. Los Egypcios no tenían mejor modo de solemnizar sus dias festivos , que encendiendo lámparas en las chiles de sus Ciudades. Habia sobre todo entre dios una fiesta , que llama- ban fff las Linparas, que consistía en ha- chas encendidas > que estaban obligados los habitantes, á poner en sus ventanas ? en tanta cantidad, quar.w permitía el poder de cada particular, Los drie^os, v los Romanos imitaron a los Egypcios. Encendían gran numero de lamparas en honor de Minerva, de Vulcano, y de Promcthéo, siempre que tenhn a I pero nece- sita de pavulo para producir estos efectos , siendo para ello las materias mas propias , la madera, las varias especies de carbones, los accytes &c- Varios . 2 4* Vatios físicos advierten fuego en el centro -de la cierra. Esrc fuegp se hace sen- tir según eüos , en las excavaciones profun- das , y a proporción cíe su profundidad. En Jo cxrerior se muestra por medio de Jos volcanes. Este no es el de que hacen uso los hombres , pues ellos han descubierto vanos modos de lograrlo , sin ir a buscar- lo a la boca de los fuegos 'soterrantes. Ma- nifiéstase el fuego por la frotación. Sirvié- ronse en los principios de los pedazos de madera que frotaban con violencia. Logra- se también fuego aun con mas facilidad emp t eando cuerpos mas duros. Un pedazo de acero f rotado contra una piedra da chis- pas que recibidas en un lienzo extremamente seco lo enciende. Todos los cuerpos dan fue- go por la frotación, y Soerhaave ¡o ha sacado de dos pedazos de hiclo,q UC golpeó fuertemen- te el uno centra el otro. Lograse también fue- gpporla fermentación, y con vidrios ; y es- pejos cóncavos. Sen tan curiosos ates dos rnc- Nn dios, i %\1 dios, qye merecen ser tratados con la ma- yor atención. Hace ya algún tiempo que se conoce el Arte de hacer fuego por medio de la fermen- tación , pues fué este uno de los primeros fru- tos, que nos grangeó el conocimiento de la Alquimia. Habiendo el físico Olaus Sorricbius mezclado aceyte de trementina, con espíritu de nitro refinado , con aceyte de vitriolo con- centrado, salió una violenta efevercencia, se- guida de un humo espeso, y de una llama, que se levantó mas alta que el vaso donde esta* ba la mezcla. Siguiéronse a este descubrimiento varias O í experiencias de las quales estas son las mas cu- riosas. Una onza de cal viva, un poco de al- canfor molido, y algunos granos de pólvora mezclados con los accytcs esenciales de plan* ras se enciende. El aceyte de trementina , el dc.ro.mcio, y el de vitriolo fermentan, y se encienden. Por lo general no hay aceyte que no pueda inflamar: descubrimiento debido al ce- &JLA ¿43 celebre, químico Mr. (Rouelle: Dias hace que estos cfe&os singulares ocupan á los físicos que desean conocer la cau- sa. Los primeros cjut los indagaron , se fían" contentado con admitir cierta antipatía' ¿n los cuerpos que fermentan. Después han pre- tendido , que en cada cuerpo hubiese entes animados*, esto es: hombres pequeñirelos que se hacian !• guerra, quándo se juntaban /y que el combate que formaban era, según ellos, la ebullición, y la fermentación. A estas explicaciones ridiculas han subs* tituido hombres sensatos sistemas regulares. Lr causa de la fermentación, han dicho, es la ma teria sutil que está en el ayre, que á fuerza de atravesar los cuerpos separarás salcsyy las po- ne en movimiento. Aunque la opinión mas probable, y mas recibida es que los cuerpos que fermentan juntos se componen' los unos de vai ios aii gu los a gu dos solidos, y U e es lo que llaman JciJo',y los otros tienen varios poros grandes y abiertos: este es el alkali. Al mez- Nn i ciar* *4A ciarse estos cuerpos, ks puntas de tas ácidos ic introducen en los poros de los alLilis, y lo* tapan, entonces la materia etérea, no puede circular en estos cuerpos, y queriendo cono- cer estos obstáculos produce la fermentación que se nota. La única cosa que no se ha probado en este sistema es la corriente de la materia eté- rea. Bernoulli es de parecer, que quando al mezclarse el ácido con el alkali, los cuerpos se destrozan, y entonces el ayre que contenían se dilata, y se manifiesta á la superficie por un numero infinito de vapores. No todas las fermentaciones, en fin, dan fuego, ó calor solamente; las hay también que producen frió. Estccfe&osc experimenta mez- clando agua común con sal armón iaco: fer- menta con estruendo esta mezcla , y metien- do en ella un termómetro baxa el licor. El segundo medio de adquirir fuego con- siste en condensar los rayos del so! , reu- nicndolos á un punto con vidrios , o espe- jos ¿4? jos cóncavos. Los íruérpos "expuesto* á es* te punto llamado foco , penetransc al mo- mento de una cantidad de fuego que pro-a ducc el calor, la inflamación, la dilata^ Cion , la fusión s la volatilización , la viirk ficacion , k calcinación , según la natura- leza de los cuerpos. El calor del foco es ct rtiayor á que ha podido llegar el arce hasta ahora : es también según los Químicos forti- Jlmo cn extremo para la mayor parte de sus operaciones. Hay suficientes motivos para creer que en todas cosas hay fue^o. fflfefl dice, que un tal Tyrodes fué el primero que lo saco de la piedra golpeándola con un hierro so- bre ojas secas , que encendió (Htst. Natnr. L.mi íC ap. S 6.) Añade este naturalista, que quando no hallaban piedra froraban fuertemente dos ramas de ai boles , la una contra la otra , y que de esta frotación vio- lenta nacía fuego, que lecibian sobre ma- terias secas como ojas, boñiga &c. tP©- %\6 i Pero si reside el fuego en la made- ra, porque no la consume? Otro importante descubrí miento cjue se ! i hecho sobre les efe-ños del fuego, es y pn- ,ttn*jQ, que qtianto mas- les cuesta á los cuer- dos el ¿alentarse, mas tiempo conservan su fue* go después* decaiicntcí: y *seguntfb$cjueqiKm- •to : mófc duros, y mas v pesados ; son, .-con- mas dificultad se caliera tan^ No és posible conocer el calor de los cuerpos, con- los termómetros 1 ordinarios, meé quequaodo los licores' han llegado á la ebir- llicibrvy a la evaporación, ya han adquirido él ma^or arado de calor que pueden contraer: porque el calor'de- los cuerpos^ solidos es i nftnK tkilcntemas~ considerable que clde los ¡icore-s en estado de fermentación, y de evaporación. Para mayor abundamiento , habiendo luegcobservado, que las piedras, los máales , las : sales, &c. pueden ser reducidas por grador de calor al estado de fluidez, í de mantenerse asi todo el tiempo que subsista el grado de ca- lor que ias ha reducida, -han rcgrila áo su ?#r'3#i do de calor -rcspcíhvo por el tiempo necesa- Oo lio ¡ rio al resfrío de los cuerpos después que llega- ron al escjdo de fusión. Asi es a lo menos cono pensó Kewtón, que se podía conocer el calor de codos los tiempos. Supone este gran físico, lleno de ra- zón y de verdad , que la cantidad de calor perdida en cada instante durante el enfria- miento, es proporcional al exceso de calor de los cuerpos, sobre el calor del ayrc exterior: en dividiendo, pues, el tiempo en instantes iguales desde el principio del enfria mentó has- ta que el calor del cuerpo sea igual al del ayre exterior, las cantidades de calor perdi- das en estos instantes, expecifican la cantidad respectiva que cada cuerpo había adquirido al tiempo de la fusión. Conociendo, pue.% con un termómetro el grado de un cuerpo , que su mayor calor no exceda al de! agua hirbiendo se puede por este medio conocer los diferentes grados de ca- lor de los demás cuerpos. Quando el fuego penetra un liquido, dÜ vtdc vide sus partes, de modo que la masa total del liquido aumenta el volumen : ved porque el licor del termómetro se dilata, y asciende quando ei fuego lo penetra. También obser- van este efecto en los solidos : á todos ellos el calor los dilata. Para asegurarse de esta dilatación, ha in- ventado el celebre Muscbembreck un instru- mento, que él llama Pyrometro, con c-1 qnal mide la dilatación de los cuerpos expuestos á la acción del fuego. Componese dicho instrumento de un eaxon, en el qual se asegura una lampara de espirku de vino, cuyas quatro mechas encen- didas deben calentar un cuerpo bólido sus- pendido sobre ellas: de modo que quando el tal cuerpo se dilata, hace andar á una ahuja , que señala sobre un quadrante , el tanto de su dilatación con ic.¿i exaciitud. La primera verdad que nos enseña este instrumento, es que todo metal se alarga á propoicion de lo que se calicnt:: y ¡asegunda Oo i lúe que unm metalas se aUf g&$ ma* breve §[ t us otros. l£l que vítenos se dilatf es el fierro^ y por em es mas propio, para, V^erw quilas, ó insxrun&entos que menos deba, alterarlos el eaior y el frió,, corno, en Los re laxes,. El essaíjijO/ y el plomo se dilatan casi iguálale une, y C£íc% del doble Aú íf¿fer ló> Ü&Ép á? la camaáidaKL Habiendo SüiihMñ hecho 'disolver cal-es* espíritu de nitro, que í-'hito* evaporar por mfr dio del fuego, halló que relucía d cuerpo que quédate, quarído lo exponb a h< tazy y tpae ss cénWrVafoa r#l; *á>h durante algún táemf o», quando lo llevaban i un lugar obscuro. Buscando la piedra filosofal en la orina, 1 ¿ 7 7fué qtiáttdty flhñdfi telló su fosforo. En- voz del oro qu¿büseab£ en aquel lico^su» operad cton ledió una materia , que brillaba en la* éb'scuridad. Kmkel famoso químico, sabedotf : procurar adtTm&rtay :f conio sabia, que: fémndñ®. hatóa saleada de b ori* M7 orina , trabajo sobre la. gatería con tanto aj- dor, y perseverancia, que vino á hacer el fos- foro. Su operación consiste en dexar pucrificar la orina por tres meses, en mezclarla luego coa arena menuda, 6 bpl, y destilarla después í ?;fuco;o lenco , entonces se dexa ver el fosforo, en forma de nubes blancas, que se pegan alas paredes del recipiente, y que caen al fondo co- mo nieauda arena. Hacen fácilmente con es- ta arena un bollo duro, y amarillo que en- cierran en una bocella por entero , o rom- piéndolos .fin de que se conserve mejor. Quando da el ayre í este fpsforo, se iji- jBama.j,y la llama es mas ardiente que la eje jmadera, y mas sutil que la de. espíritu de vino. Illa no hace impresión en los cuerpos solí- Jos > y penetra los, que son porosos. También aan, grano de este fosfpro desmenusado sobre un papel se inflama y consume breve, pero >olo tizna el papel , y no lo quema. Mientras que Kunfah trabajaba en este , bello descubrimiento en Alemania, el celebre p P %. i ; 8 ©oy/e hacia lo mismo en Londres. Habiendo recibido de Krafft un pedazo de fosforo, y sabedor que el fosforo había salido de la ori- na, lo buscó en el escremento del cuerpo hu- mano, y lo descubrió. Sin embargo solo hizo una cantidad corra, que depositó en poder del Secretario de la Real Sociedad de Londres en testimonio de su descubrimiento, que le han disputado á pesar de toda esta precaución. Un sabio químico llamado Aahl dice: que este descubrimiento nada había costado a Soyle^ que es una conversación que él tubo con Krafft^ este le había confesado haberle dado &Boyty el secreto del fosforo, y que este físico se atribuíi un descubrimiento a^eno.Pero esto no es crcibilcVní de un hombre t£ñ ilustre como So yle se puede sospechar haxeza igual Era Krajft uri trapacista de secretos que quería vender de este modo al publico el del fo foro, publi* cando ! a operación de Srandf, como en efee- Coló hizo alpa.ín tiempo después de su He^a- da a Londrcv. No era esre el : modo de sncic gran partido de su obra, si hubiera comuni- cado la operación á Soy le. Sin embargo 'Soyle dio parte de sus ope- raciones á God freíd, Hantkwits químico Ale- mán, clqual hizo de ello un comercio. Kunkel cambien vendía, y su ganancia fué algo con- siderable. La gloria y el interés son los dos rao« viles délas acciones humanas. El descubri- miento del fosforo reunió estas dos ventajan Dcbia esperarse, pues, que él sería por mucho tiempo el objeto de las tareas de los físicos, y asi sucedió, Al instante perfecciono Mr, Hom~ hrgc\ fosforo de Kunkel, y. halló después el secreto de amalgamarlo con mercurio. El efee- to que esta amalgama produce es hacer pare- cer todo fuego el lugar donde se sacude. Es cosa rara que un hombre ingenio- so, que trabaja en algún nuevo objeto no haga algún descubrimiento. Habiendo Homberg calcinado sal por laical viva, *c fundieron estas Pp z dos i§6 dos materias juntats/y picando la mezcla furr- dida, vio que á cada golpe de la mano de mortero s: volvía luminosa. Examino la cosa de ~mas cerca, y saco otro fosforo. Escomo ií£i cuerpo tordillo, y como vitrificado que da fue- go golpeándolo con fierro , ó cobre. Varios físicos celebres como Tectn&ffr Nkleeiith OY. publicaron diferentes opera- ciones para hacer fósforos*, pero sea que ellas estubiesen poco sircunstanciadás , ó S6a qxie las h aliasen demasiado traba jóSás , y dis- pendiosas, ios físicos y los químicos ksila- habian abandonado. Solo Mr. Hdutkwltt ha* '¿la fósforos*, pero era este un secreto que á nadie revelaba. A este tiempb vino a Francia ün es- trangero que poseía este secrero : lo vendió al Ministro, y este encargó á M\í. Hetfot, &ü]P*y y y Geojffoi , executanse la opera- ción del extrangero. Salió bien la ope- ración , y Mr. Hellot tubo el cuidado de escribirla y publicarla. Ella fué el - aMinro de 1 6 x de una disertarían , que salió en ks memo- rias de la Academia de las Ciencias de Pa- rís , del año de 17-97, con este titulo : El fosforo de Kunkel , 3; Análisis de la orina , con esto ya todo el mundo pudo hacer fosforo*, pero como esta es una .simple curiosidad física de trincho costo y fatiga, np se tomaren el trabajo de repetirla. Sin em- bargo Mr. (Rovello celebre Químico Francés, hizo varias 1 veces fósforos delante de sus discípulos ; pero esto -era siempre .con arto trabajo y poco adelantamiento. En fin Mr. Margraf, miembro deja Real Academia de Berlin después de ha- ber : hecho muchas experiencias sobre el fos- foro , descubrió un nuevo y buen método para tenerlo con mas facilidad ¿ mucha pron- titud y menos costo que nunca , una can- tidad bastante considerable de fósforos. Este lo sacó de una especie de plomo corné pre- ' parado por la desalación , y mezclado con extracto de orina, en consistencia de miel. (vea- %4% f véase el Diccionario de Química , aicícu- lo fosforo. ) Hasta ahora no se ha descubierto la utilidad de los fósforos , porque su grande carestía no permite acaso que hagan todas las pruebas necesarias para sacar algún par- tido ventajoso j pero hacen con e3ta mate* ría varías experiencias divertidas, Escriben, por exempSo , en ta paree de un lugar obs- curo con fosforo, v lo escrito aparece luego en caracteres de fuego» Frotan un objeto con di- solución de fosfora en acevtc, y comparece rodo resplandeciente de luz en lugar obscuro. Algunos granos de fosforo echados en una botella que tenga espíritu de canela } o de clavo vuelve a este luminoso ; y desta- pándola en lugar obscuro lo llena, todo de ínz. No son estos los solos fósforos descubier- tos por ios risicosv pues han hallado ocres so- bre la tierra, que iluminan sin calor, y que han llamado su atención. Los £¿3 Los Antiguos , según T* linio > conocieron plantas luminosas. Pretenden cjue se han des- cubierto otras varias, desoues de este celebr: na- turalista', peí o como han añadido mucho de marabiüoso i los hechos, mié limitaré a las ob- servaciones mas autenticas; pero no mezclaré cosas dudosas, o controvertidas , con las ver- dades manifiestas*, mi g;uia será el celebre Ges-. neroy y creo no engañarme siguiéndolo. Este naturalista escribió un libro intitu- lado: T>e lunaris betbis, et rehus noñe lu cent ¡bus y ' en el qual describe varias plantas luminosas. Las mas notables son la Jgtaphotes marítima, y k Aglapbotes terrestre. La primera, si se le da crédito, arroja fuego por la noche; y [ase- gunda solo comparece luminosa. La Thúlztsigla es una especie de planta que luce de parte de noche en medio de las aguas. Una planta de hoja redonda, estrella de la. tierra se llena se- gún Gesnero de los rayos de la lona., que s: abre por la noche, y luce como una cscreh-a. Á esta ultima atribuyen tantas virtudes, y can ma- i¿4- rnarabillo$as,'quc se debe dudar de su existencia. En general ios físicos, y los naturalistas mo- dernos , no admiten estas plantas luminosas, } r F or g ranc ^ e S uc sca I a autoridad de Ges- iiero llamado el T linio de dlemuma no han he- cho la investigación Esto no prueba que nos las haiga : también todos los que han escrito la historia de los fósforos , han puesto las plantas luminosas en primer lugar. Las moscas resplandecientes, que todos conocen a son el segundo fosforo nato ral. Llamábanlas los Griegos Lanrpiryredes por- que brillan de noche como lamparas en- cendidas. Habla de ellas Aristóteles en $u historia de los animales. También hace mención de ellas f linio , y dice: que son mibgros de la naturaleza, astros sembrados entre las yervas, y sobre las hojas de k>s arboles. Este es un insecto conocidísimo en la Italia nombrado allí Lucciola. Son .tan resplandecientes dichas moscas, que tres en- cerradas en un tubo de vidrio , bastan para ha- *¿5 hacer distinguir por la noche todos los ob- jete* que están en una sala. Una sola alum- bra lo suficiente para distinguir la hora que señala el relox. La luz que da se esparce por movimientos , y reventándola se cstien- de su luz , y tiene todos los caracteres del fosforo. Hay moscas resplandecientes en la Lu- ciana , y en todas partes de America. Lla- madas moscas de fuego, son un poco mayo- res que las moscas ordinarias. Su luz es se- anejante á las moscas de Ita'ia. También en la Guadalupe se ven esta especie de moscas ejuc la luz que esparcen es muy viva , y de :. Pero las mas hermosas , sin duda, de todas las moscas de esta especie es la que sc-halla en las Indí-is Occidentales. Es nn hi-minosa que suple en lugar de vela a los Indios., que no conecian otras, antes que les Españoles Je llevasen. Con uno solo- de Ql es- t ¿¿ estos ¡nsc&os, se lee y escribe con la mis* ma facilidad que con una vela encendida. Enere las moscas relucientes hay una muy singular, que trac su luz en la cabeza: es una especie de linterna y que. la llaman por esta razón , portalinttrna. Nadie ignora que también hay gusa- nos relucientes. Algunos navegantes creen, que ellos son quienes vuelven luminosa el agua del mar quando algún navio la corta con fuerza , o que con los remos la agitan *, pe- ro por probable que sea esta opinión no ha adquirido el grado todavía de certitud nece- saria para poderla adoptar. Hay físicos que ase- guran que el mar es luminoso por sí, y esta es una simple pretcnsión. Lo que hay de cierto es que en las noches serenas de verano , brillan y sentellan las aguas del mar baxs los gol- pes del remo* La estela del navio se vé en* tonces de un blanco vivo y luminoso , sem> brado de puntos brillantes y azulados. Hay plantas, madera podrida, cíe rtospesca- dos. nos, y carnes de animales que son lumino- sas. En fin según las observaciones del Pa- dre m¿ano profesor de física en Bolonia ca'^i codos los cuerpos son fosfora natura- les | pero el mas considerable de estos fósfo- ros , es el llamado Piedra de (Bolonia , que Vicente Caciarolo halló en las cercanías de dicha Ciudad. El Mercurio encerrado en un tubo de vidrio, vacio de ayrc sacudido en la obs- curidad, forma también un fosforo. Débe- se este descubrimiento a Mr. Picar i de la Academia de Paris. Sacudiendo su baróme- tro en un lugar obscuro vio que ci mercu- rio despedía una columna de luz. Repitie- ron esta experiencia con otros barómetros y no tubo efedo. Comenzaron á olvidarla hasta que Bermulli reiterándola de varios modos halló, que para que un barómetro sea luminoso, era necesario que el mer- curio fuese muy puro, que no corriese ay~ re al meterlo «n el barómetro , y que el Qq * vacio vacio de arriba del tubo fuese tan perfee to como pudiese ser. Asi enseño los medio de construir un barómetro luminoso , y ex- plico la causa de este efecto. Apenas la Academia Real de las Cien- cias de París tubonoticii de este descubrimi- ento, se dio la mayor prisa para verificado; pero si construyó barómetros luminosos fué por acaso, pues, las reglas de Sernoulli no sir- vieron para hacerlos tales. Ella lo instruyó de lo acaecido,, y este sabio respondió que esta variedad provendría, ó de que el mercurio estaría muy purgado de ayre, ó de que no es- taría bastante purificado. Semoulli justifico sus razones por medio de una explicación de la aparición de la luz en el barómetro, que pareció bastante verosímil. Esta luz depende, ásu parecer, del choque, de dos materias su- tiles , de las quales la una está en el vacio del tubo, y la otra pasa por'cntre los poros del vidrio al sacudir el mercurio. A pesar de los elogios dados a csjta cx- pli- i % 6$ . plícacíon , Mr. Harfzocher físico abil, pero amante de disputas, pretendió que era obscu- ra y defe&uosa ; como su pretensión carecía de fundamento, no se atrevió á responder á U contestación dq M^ S^rnpulji, quien para ha- cer mas publica su viétorja, hizo defender conclusiones, sobre cj particular , las quales mortificaron mu^ho ¡ [g svi contrario. Los Cartesianos que son los primeros , físicos que han intentado dar tazón de los efectos del fosforo, dicen^que las materias nitrosas, y azufrosas l$ r prqcl u £ cn > que provie- nen del, choque de^laSj gaterías, que forman el segundo elemento^ ó ql fuego, con las del primer elemento, q la s Juz ? Poco satisfechos otros físicos ...con esta, c^plicacipi} difen: que los agentes principalq^e Ip^jfosforos, son p^r- ticulas salinas muy a£tivas mezcladas,y peupa- das pot partículas azufrosas, y llenas de mate- rias suúlcs. Otro sistema es este que; n.p satsifa» pe masque el de los^ Cartesianos. La opinión mas ^p^ofcfabie sobre cs,t* i yo materia es sin duda h de Mr. Mairan. la. luz de los fósforos , decía él: proviene del movimiento de sus azufres. Esto procura probarlo este sabio \ pero su opinión no cjuedo sentada con solidez. (Mas como es posible que se explique la causa de la luz y del calor de los fósforos , no conocién- dose la naturaleza, ni det fuego, ni de la luz i El partido mas sabio que se puede tomar \ es el atenerse a las observacio- nes. Estas enseñan que el fosforo es una es- pecie de azufre T compuesto de un accidb particular unido al principio del mas pura y el mas limpio que llaman ftopsme. En efe&o el fosforo tiene como el azufre dos inflamaciones, una muy débil de donde rc- sulca una ligera llama , iacapaz de incen- diar cuerpos combustibles \ pero lo bastante para brillar y consumir poco á poco roda su flota: la otra viva, muy brillante y muy fuerte, capaz de encender en un momento XJ1 todas las materias inflamables. Bulase en el Diccionario de Quími- ca are. fosforo 3 un análisis bastante exá£to de esta materia á que es necesario lo cxa~ mlnc por la Academia de las ciencia de París. Y no creo deber molestar al lector con -las -ex* posiciones de los; diferentes sistemas inven- tados a este asunto: ellos son poco con vi ri- cen tes; pero todos provienen dé los pro- puestos para: explicar la naturaleza del fue- go, y ya espuse antes de ahora; £1 mas re- gular es el de Mr. Euler que no recibió vmas que el tercio del premio , aunque pueda ¿ser lo mereciese* todo entero. f ? Este sabio opina que en cada parte hay una materia Ígnea, en virtud de la qual , tiende á desenvolverse en todos ~$av¿ tidos, y dice: que los cuerpos inflamables están envueltos de otra materia no exponsi* ble por si misma-, pera pronta á serlo lue- go que entra en acción. Esta acción la ; co- munica ías partes Ígneas P^m luego que, rf.pf B^mfhbp cae una chispa sobre la super- ar m .*;; i y hp cuerpo i&flamabie, anima las mo- Jc< s de fuego que toca: estas comunican es- la imp¿-\. .va las que se le siguen, y de unas á .otras Je teafisesgid el movimiento en las parces integrantes de este cuerpo, Aumentada así \x fuerza expansiva de las partes Ígneas que con- tiene , rom pense los lazos que unían las par- tes integran res, y ci cuerpo se abrasa. Es á un mismo tiempo hermoso, y ter- rible expc¿taculo el de un grande incendio. No hay cosa mas digna de la atención de un ¿isico , que la actividad extrenia del fuego ■sobre una grande cantidad de materias com- bustibles. Esto ha parecido tan hermoso, que encienden fuego en señal de regocijo, y los .llaman: fuegos de alegría. El primer fuego que se encendió con mo- tivo de alegría fué el que mandó encender Mar» Jonlo qu ndo tomó la segunda vez á Athénas. Ocupaba mas de treinta ieguas, que hay desde Alhenas áSardica. Era esto mas bien un incen- Rr dio # 2,74 dio, que un fuego de alegría*, y así los Hís-< toriadores no fixan á esta época el origen de los fuegos de alegría. El primer fuego de esta especie que se ha visto, fué sin duda, el orne hizo Paulo Emilio, después de la conquista de Maccdónia. Com- poníase de ruinas de todas suertes de armas, y despojos délos vencidos. Esto formaba un gran Pirámide, al qual principió á dar fuego él mismo: después los Oficiales del exercito hu cicron otro tanto delante de sí. A los fuegos de alegría succedieron las luminarias, que consideraban como un fuego de alegría de mucha mas duración. Los Egyp- cíos fueron los primeros que las usaron. Ha- bía entre ellos una fiesta llamada de las Lám- paras, que celebraban encendiendo lámparas, que colocaban en las ventanas de sus casas. Los Griegos y los Romanos encendían gran can- tidad de ellas en honor de sus Deidades, quan- do tenían algún motivo de dar gracias. Ce- lebraban cambien con iluminaciones las fiestas de a 7S de Baco. En fin siempre hallaron que las lu- minarias formaban tan bella hermosa vista que no crcian poder hacer mejor cosa para ce- lebrar con explcndor, y un cierto ayrc de gran- deza las fiestas solemnes, y los regocijos públi- cos, pero la invención de la pólvora ha dado medios para hacer el espectáculo del fuego mas complacido, y mas interesante. Parcceme que en la época de esta invención se debe fixar el origen de los fuegos de arti- ficios-, porque ¿como se podrian hacer fuegos, sin usar del salitre, del azufre, y del carbón, o de algunas materia* equivalentes á estas subs- tancias? Sin embargo en la descripción, qij C CLudiano hace de las fiestas dadas al publico, baxo el Consulado de Tbeodosio se Ice, que hu- bo fuego, que corría serpenteando sobre tablas pintadas, sin quemarlas, ni hecharlas á per- der, y que por sus diferentes vueltas forma- ban varios circuios,-^ globos de fuego. Que cosa fuesen estos fuego)? y como estaban he- chos se ignora absolutamente. Aunque Alberto Rr 2 cn iy6 en su libro de bfírabittbus haya hablado dc : loí coeces voladores; lo hizo tan mal que no se sabe lo que quiso decir. El arce dz hacer fue- gos de artificio verdaderamente no se descu-' brió hasta i£o años después de inventada la\ pólvora, . . Vanociúy Autor Italiano atribuyo á lo* Florentinos, ya los Seneses la invención de los fuegos dé artificio. Estosios colocaban sobre teatros de madera adornados de pinturas, y de estatuas. Iluminábanlos para que se disrin-* guiesen de lexos, y las estatuas echaban fuego por ojos, y boca. Inventóse esta especie de fue- gos con motivo de la fiesta de San Juan/ Repitiéronse para celebrar las fiestas de ht Asunción , y las de San Pedro, y San Pabloj y en los regocijos de las creaciones de los. Papase Poco tardó en paíar á España, y á Flan- des el arte de hacer fuegos de artificio \ pero estas naciones jamas los egecuráron con la per- fección que la Italia. i£! primer fuego que hi- cieron solo se componía de algunos artificios,-, ácom- acompañados* zas embreados" para, formar iluminaciones. Ignórase qualcs hayan sido ks primc-i fías piezas de artificio. Parece que empeza- ron por los coctes v porque los fuegos d«> ios k Españoles y Flamencos, solo se | compo- nían de girándulas , que son ciertos artifi- cios que voltean sobre su' centro. Formaib cada girándula 5 de una; rueda- suspensa de su? exe , ál rededor dé la cjual tiene lo»' coctel Substituyendo á los simple? doe-* tes y otro* de : rayos de fuego , conviértese 1* girándula en sol , que dexan» fixa, o mo*- vil , según parece mas ápfb pósito. Compo"* fichsen éstos uítimos ecktes. , añadiendo lima-' duras de hierro a los . prmVcrofc No hay piezas de artificio qiie t$mW se hayan variada como el cocté: se harl' inventado coetef brllkútes , coetes flamtgnes 9 Metes fulmbtantes , coetes con letreros ¿ y esto incorporando varias- materias comb cisco, limaduras de fierro,- y uná> mezclar de azu~ fre 178 fre, salitre y carbón. Han hecho con estas materias estrellas sortijas , lucientes, y todo esto con diferentes combinaciones. Estas in- venciones no tienen nombre, porque son el fruto de la industria y de los cocteros, que siempre descubren algo de nuevo, sin ambicio- nar la gloria de pasar por inventores. Porque el fundamento de este arte consiste , en emplear la pólvora encerrándola en diferen- tes cartuchos de papel para formar piezas de artificio , destinadas a los regocijos públicos, ó á las diversiones de los particulares. La sola cosa que merece atención , es cí arte que los Chinos tienen de represen- tar en fuego figuras de animales. Hacen fí~ gmras de animales con lapis y cartón £ y los rellenan de tierra fuerte , los polvorean también de cisco, mientras dura la hume- dad de la cierra , y los cubren de una pas- ta hecha de azufre y harina. Pintan estas figuras de animales de sus colores natura- les *, se les pega fuego ^ y se vé al instante tm ani- *79 animar de fuego. Después de estas invenciones Mr. -Gau- gtr mas llevado de las ventajas del ¡fifrm para la sociedad civil, que de las diversiones que le causa \¡ ha buscado los medios de au~ mentar sus cfc&ds. Sentados, pues , los cor- respondientes principios de Dioptrica , cono- ció que de tres modos se puede calentar una habitación. i. Por las rayos dirccWcl^ fue- go, z. Por los rayos reflejos. 3'; Trans- mitiendo el calor por entre algunos cuer- pos solidos, que comunican con cuerpos in- flamados. Fundado en esto ha construido di- cho físico Suevas chimineas , que han lle- nado este importante objeto, y materia de una obra con el titulo de : Mecánica del fuego , ó el arte de aumentar los ef ellos y dis- minuir los gastos. He aqui el ultimo esfuerzo hecho pa- ra conocer los efedos del fuego , v some- terlo a las leves. Nada digo de las machi- nas de fuego, porque tengo escrita su his- toria toria , que podrá verse en l« /de los $m~ egresos del espíritu humano «a loí-CUnciat fcicd&w. Pag» 3 18. En del tratado sexto. ^F ♦üSSSfs i &mnwrm i \rzr n&a^:, 7 HISTORIA DE LA COLORES, LUZ Y DE LOS PRELIMINAR. &~\ \fUANDO nuestro entendimiento to* ma por asunto de sus meditado* nes á la luz^casi viene á desfalleced entre las tinieblas de la confusión. Tana- te mas se asombra quanto mas analisa esta materia. |¡T que espíritu racional mirará 'Con indiferencia un objeto tan hermoso •■■?■ A la verdad, guando los irra* cionales aman tanto la luz, seria una grande afrenta para el hombre nopre* s ferir sobre muchas cosas el estudio de un ente tan admirable. Sin el no hubiera* mos tenido idea de los demás: el nos abrió la puerta al conocimiento general de toáoslos objetos de que se compo* ne ne esta gran maquina del universo. Di- gámos de una vez, ha sido el instrumento para conocer y formar juicio de todas las cosas que nos rodean^ siendo el alma y la vida casi de todo lo visible. Por tres aspeólos se puede tomar y siempre es admirable, porque en lo teo- lógico se ha discurrido mucho y muy bue- no;, en lo Filosófico lo mismo, é igual- mente en lo Matemático. To no me con- traeré á las reñidas altercaciones de si es cuerpo ó qualidad, ni á otras innume* rabies suscitadas en todos tiempos sobre este asunto-, sol o pretendo ponderar lo in- teresante de su estudióle igualmente el de los colores, que también es materia de este tratado. No sé qual sea mas curioso si el que acabamos de referir , ó este: ello es que desde q hubo luz, hubo colores. iQuien, pues, que vuelva la vista al sol sea en suori* ente - ente, ó en su ocaso, no se deleitará y lie* fiará de complacencia , viendo aquella variedad de colores que producen los rayos del astro en las nubes % Ala verdad este , es un espedí aculo sumamente delicioso, y tanto mas quanto mas filosofia haya en el espe&ador: lo mismo digo del arco-iris ese gran fenómeno de la luz, en quien se complace tanto nuestro entendimiento.. Si reparamos en cada uno de los planetas encontraremos otra diversidad de co- lores: d de Marte es distinto del de Mercurio , y este del de Júpiter y Venus , y asi en los demás lumi- nares de la esfera. Luego estende* mos la vista por el campo, y allí encon tramos un infinito matis que al mismo paso que nos divierte nos asombra. \ Que diferencia de coloridos en cada flor ! ¡ Que variedad de esmaltes en cada cor- teza de árbol l Sin salir del verde nos* pre- presenta la vista una multitud de di- ferencias en cada planta, de suerte que aunque no hubiera otro color bastaba para un estudio demasiado prolijo. Pasa- mos luego al agua y al movimiento da esta, herid a de los rayos de la luznos halla- mos en medio de otro laberinto decolores. Últimamente la escama de los pe- ces ', la piel de ío? brutos, la pluma de las aves, la infinidad de inserios matizados^ los minerales de la tierra, todo lo que produce la naturaleza en ca- da uno de los elementos, es un abismo de delicias y una armonía de colores 1 en que el espíritu humano encuentra cada dia nuevos motivos de admiración. Tom? detengo demasiado en la medi- tación de estos objetos, sin acordarme q el principal de mí asunto no es hacer la historia de las materias sino recomendar el estudio de ellas, principalmente por un Autor como Mr. de Saverien. M* T R A: T ABO ! SEPTIMQ, L Fenómeno mas hermoso y mas en- cantador, que la Naturaleza ha ostentadora ^nuestra vista , es sin contradicción la luz ¿como oportunamente lo há >notado Mr. táb- 4Umont. i Qué seria el mundo sin la luz > ÍUn ' caos \ espantoso* un vasto scpuK ro íjf&a- ude esnriamos como espediros ... y fantasmas embucíeos en /los i errores ; f en las sombras d¿ la muerte? La luz hermosea la Natura- yttzá y podemos .decir que viene a ser su al- -$nay su vida. Por eso en todos tiempos la han elo- giado sobre manera, y son casi tres mil años los *quc sin éxito alguno se fatigan los filoso- ios para conocerla. Aristóteles definió la luz el a£to de lo trans- 500 a* párente, en quanco transparente:. sin embargo f¡osant Ss de dej. C de loinintejigiblc y ridiculo de esta dqfinieiori, contentáronse con ella hasta la restauración de las letras. Procuraron sí aclararla', pero los grandes esfuerzos hechos para entenderla, y hacerla entender a los otros, solo sirvic*! ron para obscurecerla mas. (Descartes a quien la autoridad de Aristóteles no lo sugeta- ba y solo se rendía á la razón, después de bien examinada la luz, defendió que es una materia sutilisima dividida en pequeñísimos glóbulos esféricos, y que está agitada porci movimiento de las partes de los cuerpos lu- minosos el qual impele esta materia cir-> eularmentc. Un Discípulo de Descartes llamado <&g/7 9 dice que la luz consiste en el movimien- to de la materia globulosa , que agitan los cuerpos luminosos por la fuerza de sus re- sortes en linca re£ta acia los objetos, y que causan cierta sensación y percepción eft los ojos y de allí en el alma de aquellos que la miran. El 1&3 El P, Mallék áhche tan partidario dcv ibtscúYteSj como ftegis quiso sambien rc¿tifi- car, ó perfeccionar su definición. Las partes de un cuerpo luminoso están, decía él, en un movimiento rapidísimo, y en su virtud comt primen con prontísimos sacudimientos tod<* la materia sutil que va hasta el ojo, causan* dolé vibraciones de presión. Poco concento, en fin, de estos glóbulos, y de esta materia sutil, quiere Kewtm y que la luz sea la emanación continua de una infi- nidad de partes inscncibles de los cuerpos lu- minosos: ideü que atribuyen a Eficnroy y qncNewton no ha hecho mas que reno- varla. De este modo todos los cuerpos lumi- nosos pierden de su substancia, y el Sol se con- sume continuamente» pero esta consumpcion es insensible ú modo de la de los cuerpos odorif©» ros, como la del alm iscle que exhala siglos en- teros un olor continuado^ sin que se perciba su diminución, A demás de esto que el Sol puede recobrar una nueva materia, que con- Ssx fun- fundida f mezclada cri la 3c que él esta com puesto, recibe allí las qiulidades necesarias pai- rar volverse luz. Y para hacer esto mas creíble» Mr. Malran considera al Sol en medio de stí: ttírbillón con poca diferencia como el corazón cíiél centro del animd: este tiene como su? movimiento sístole, y su diascolc e Por probable que sea esta opinión no c^ sin embirgo mas que una congecura, pues de la naturaleza de la luz solo se puede congecu^ rar. Por eso el celebre Muschtmbroek abando^ nando todas las definiciones, se contenta con 5 dar el nombre de luz á todo lo" que produce en nuestra alma la percepción de un objeta; ayudada de nuestros ojos. De donde debemos inferir que la naturaleza de la luz se ignoras tanto como la del fuego. En general habla-? mos bien délos efecl^s, y muy mal de la» causas: siendo esto cabalmente lo que se not* en las operaciones de los físicos sóbrela luz. ^ Li primera observación que ellos han bcchccs que su movimiento se hace en la % nca flfasTé&i, y qricauménra o- disminuye a deferentes distancias corno el quadrado,dc estas distancias* de modo que la luz que alumbra un objeto con cierta fuerza, lo alumbra nueve veces menos en una distancia tres veces ma- yor* y reciprocamente la que esta tres veces ibas cércalo alumbra nueve tantos mas. Notan después de esto que la luz se do- bla ¡quando pasa diferentes medios, y que se desvia de su camino. Este efe¿tó produce quasi todas las maravillas de la óptica: *, ¡ pero co-? mo esta ciencia, es parte de las Matemá- ticas se hallara su historia en la de los pror gresos del i espíritu humano en las ciencias cxá&as. AquL advierto solamente que lla-r man refracción a la inflexión del rayo de luz, que pasa de un medio a otro de di- ferente densidad. Pero es del resorte de los Físicos la diminución de efeótos que la luz parece al atravesar diferentes medios. Poique han Cassini y Róeme* son los pri- meros que han hecho investigación sobre el particular y han descubierto que su mo- vimiento es progresivo. Determinando el tiempo entre los eclipses del primer satéli- tes de Júpiter en dos situaciones de la tier- ra, hallaron que la luz gasta 7 u 8 mi- nutos para llegar desde el sol á la tierra í su velocidad debe ser, pues, muy consi- derable, Para hacerla conocer > he aquí el calculo que han hecho, Estiman que la distancia del sol á la tierra es de 470 millones de millones, 788 millones* 76800 pies. Este espacio lo recor- re la luz «n 8 minutos > y por consiguió te anda en un segundo 9 80 millones 809 mil 933 pies 4 pulgadas. Esto supuesto, com- comparando esta~ velocidad con la de Ja bala de canon , que recorre ¿og tocsas por segundo, se halla que la velocidad de la luz, es un millón ¿34 mil 683 veces ma* yor que la bala. De ahi infiere Mr, Musdembroek que la luz no pesa, porque si ella pesase sola* mente las 34 millones 7^4 mil 1 ti parce de una bala , tendria la misma fuerza que ella y haría los mismos estragos. Con todo la luz quándo cae sobre cuerpos se reflexa, y su ángulo de direc- ción es igual á su ángulo de incidencia. Esta verdad aunque bien constante, es di ficil de creer. ¿Quando la superficie délos cuerpos mas lisos es desigual 3 como es po^ jiblc , que reflexe la luz bajo el mismo án- gulo que cae? ffgtta desigualdad v. g. en las partes de un cristal no perjudicara a la regularidad del movimiento directo y re* fie xo de la luz } Kepfcr que examino antes que nadie í?j>© flfg ¿Icsra qübtíon /fué dé parecer q\ic b luz no i i:flexaba de tas parces de una superficie ¡lisa , sino deb ayre que .. formando al rede* ¿dor de la superficie una atrnofera , iguala perfectamente su superficie, y de ; esta supcf- ^ficic es de donde la lar reflexa. 1580 Newton opina como , Kepler, , que la z reflexión de la luz no procede de las par- tes solidas de los cuerpos , ¡sino que escier- ta virtud repulsiva de que ei tos están do- tados y que reflexa h luz antes que llegue á< ellos. Pero esta opinión no está .mejor fundada que la primera, y Muschemíreei dice con lisura , que ti i la una , ni la otra va* Icn nada. Quiere mas bien dexar para el Criador el conocimiento de la causa x|e3»- te fenómeno , que aventurarse a formar sinv pies congeturas. Por grande que sea la au- toridad de Muse bembroek en materias físicas, no debe embarazar las indagaciones sobre un objeto tan curioso. Persuadido de esta verdad , he publicado en mi (Diccionario uní- celebre físico ha querido apropiársela $1751 M d años' d£ fia%ér sáíido á luz. Esta hueva 1 explicación consiste etique lá \m :'út reflexa s'bbre ella livisrfia. El movi- miento siícéesivo , e infinitamente rápidod¿ Ii l hz, fot'rría una superficie de luz sobré mi óífcrpó lucido, b bruñido éh estremo y so- bre él qüal la luz se rcflexa.f 'Véase el (Diccionario arriba citado articulo Catbprrica. ) Sea lo qué fuere, lo cierto es que el ángulo de reflexión es igual al ángulo de iH- éidencia. Sentado este : principio, fácilmente explican los físicos todos !ds fenómenos qué producé la reflexión de la luz en los espejos.' Explican, puc.% de que manera un oBjeto partee tan apartado en un espejo , que 1¿ está distañt;: el modo con que un objetd vettical se ve allí transtornado : el como los espejos inclinados repiten varias veces los objetos Estos son los fenómenos que pro- Tt du- %$0 duccn los «pejos" planos. Los que ofrecen los convexos y cóncavos , se explican con el mismo principio. Sábese que los primeros diminuyen la imagen de los objetos, y que l os segundos la aumentan , porque los espejos convexos embian los rayos renexos baxo de pequeños ángulos y los cóncavos baxo de grandes. Y' como la apariencia de los ob- jetos , depende del tamaño del ángulo vi- sual , los objetos vistos en un espejo con- cavo deben parecer pequeños, y grandes en un concavo. La luz modificada por vidrios , que ella pasa y que la quebrantan , aclara los objetos obscuros , los aumenta, y acerca los muy distantes. Para esto solo es necesario cortar difc-enrcmencc los vidrios y saberlos convmar. De este modo forman anteo- jos, telescopios, anteojos de larga vista, microscopios , cuya historia se puede ver en la de los Progresos del espíritu humano en las *5>i las ciencias exañas. La construcción de estos instrumentos depende de estas ciencias , y esta es la razón de remitir á ellas al lec- tor ; pero conviene referir en este lugar las observaciones y descubrimientos hechos con el microscopio , porgue uno y otro se ha debido á los Físicos. El año i 6zi , invento Come lio Drei?- bel el microscopio , instrumento que entre las manos de los Fisicos , ha enriquecido las ciencias naturales > con una infimídad de descubrimientos. No teniendo los anti- guos mas que la simple vista para exámi- mar los objetos mas tenues no pudieron conocerlos \ pero gracias al microscopio : los modernos han examinado y distingui- do objetos mil veces mas pequeños que los pudo descubrir la vista mas penetrante. Es- te instrumento dice Mr. Baker nos minis- tra en cierto modo nuevos sentidus 3 pro- pios para hacernos conocer las operaciones mas admirables de la naturaleza , y nos Tt 2, po- pope h h ífkfi prodigios que jam£f pg- dieron prometerse en ios primeros siglo^ ¿Qien hubiera imagimado I añade fk pnsmo ) rpil años hace que pudieran dis- tinguir en una pequeña gota de agua , millones de criaras vivientes, oque % pudiera ver circular la sangre en las ym§& y las arterias mis delgadas que el obello rnas fino , y aiía distinguir los globos de que la sangre se compone? ¿Qué se dcs- cibririan millones de millones de anim^lir llos en el semem mascullnum de todas la§ criaturas? ¿Qué no solo la figura exterior sino también la conoosicion interior de laf entrañas , y el movimiento de los fluidos en un mosquito , q un piojo, yendrian ^ ser sensibles a nuestra vista, o que desofe bririamos. un numero innunaqFable de cria- turas tan pequeñas , que un grano de are? tu contendría varios millones l - . Tales son, no obstante según la justa ob? $erv ación del citado Físico, los . b.eJAos clcs- cu- cubrimientos que sirven de f¡i}\<^mmtó q. }a naaeya foica ; é^SP/^ífeid^rt M capacidad dej espíritu humano , y que nos ministra y¿a* las jinas^aSas .., y las mas sublimes d§ la Sandez,* y n)agni Secuela de Ja natura- leza y del poder infinito, de la sabiduría y dp h bondad del Criador. Jin e{c£to empezando por los solidos* se ha .descubierto que la punta de una ahu-? ja muy fina , puesta al microscopio parece desigual , h regular, obtusa y de tres lineas de ancho-, que el jcorrx 4c" una nabaja de, afeitar , parece tiene el grueso de tres li- neas i que el cristal de un espejo , se com? ppnc de qna infinidad de cuerpos desigua- les, que reflexan una luz de varios colo^ res; que e! diamante esta compuesto de pequeñas .hojas *, que cada una de sus partes quando se quiebra arroja a la sombra una, pequeña llama;, y que ios hilos de una te-, lasou tan gruesos, como las cuerdas comunes. Qeksosc ¡x LtíWfnock principalmente estos des- cu- cubrimiento! Habiendo observado Kook con el microscopio \ las chispas que da el peder- nal golpeado con el eslavon , le parecieron como bolas de acero bruñido cjue reflexa- ban mucha luz. Visco lo enmohecido por entre la lanteja de un microscopio parece un pe- queño parterre adornado de plantas tronco- sas , flores, semillas que crecen con tanta brevedad que en pocas horas llegan á per- feda madurez , y producen otras semillas de modo que en un solo dia se hacen va- nas generaciones. Enseñan también obser- vaciones microscopías, que las hojas de la salvia , es como una felpa larga ¡ llena de ñudos bordados de plata y hermoseados con cristales finos 5 que la hoja del rosal , y la del escaramujo están todas labradas de pla- ta , y que las hojas de ruda están todas de agugeros arreglados como panales de miel, y que las hojas de ortiga contienen en en sus puntas un licor que derramado en la sangre , produce las ebulliciones , que siente el que ha sido picado. Son también muy curiosos los des- cubrimientos hechos sobre la configuración de los granos de sal, y de los de arena-, pero el mis importante, y por consiguiente mas digno de nuestra atención , es e! de los glóbulos roxos y redondos que flotan en la serosidad de la sangre. Cada glóbu- lo se compone de otros seis mas pequeños y mas transparentes , y cada uno de estos glóbulos se compone de otros seis mas peque- ños y sin colores, de modo que cada glóbulo roxo contiene quando menos 3 6 glóbulos mas pequeños. L?cmmck Autor de escás obser- vaciones congerura que el diámetro de estos glóbulos tiene Lis 194. parres de una pulgada. Este físico, y Mv.Joblot han descubierto en los líquidos conr/el agua llovediza, las infusiones de pimienta negra, de senec, de cla- veles, de té, de inojo, de'salbú, &c. animales de de diferentes ífwpeMes. Eh f la- fcíusforT 8 que lo que es, un piojo se vé de cinco j seis pulgadas. Su inventor lo llama microscopio solar porque se hace uso de él á la claridad del Sol Este es un microscopio abierro de pane de ocular, y colocado de la orra parte donde esc; el lente al agujero de una cámara obscura, di tal modo que el objeto colocado en el micros- copio esta repr escorado sobre la tela, < sobre un pafáfaégó; Lo que ha podido dar la idea de est< microscopio es eí mecanismo de la lintern migica, que es una maquina dioptrica, qu sirve para hacer veéren un lugar obscuro sobre un. paño blanco, rendido a una conve mente distancia, figuras muy pequeñasen for- ma gigantescas por medio de dos vidrios convexos, de un espejo concavo, y de una luz colocada en el espejo y ios vidrios. Parece corneante qu¿ el P. Kkker h. sido el inventor de ¡a linterna mágica, y los que han escrito que Salmón la conocía , que búcr> sin embargo de haberse dedicado i :scribir toda suerte de linternas curiosas, de ion-de .-se debe inferir que ía época de inven- :ion de ía linterna mágica se ign era «ibso aj- ámente, Las primeras iínternas mágicas sola cprcsentabarr objttos| fíxosv Para hacer mas gradahle este espectáculo se propuso dar los novimkncos Embrembergn físico Alemán^ uya idea rcdtfxo- Mmchemkoek felizmente i i praelie?. Todo esto no es mas sino el oBj&to de i infracción de tas luz. Esta produce rarrt- icn otro marabílloso efecto, que son los co- Uu % Jo- SOS : - , . - . ■ lores. Componese la luz seguñ las ^^nen*" cus.de Kvzutonác siete espacies de rayos que - contienen colores inalterables, a saber; rojo,' naranjado, amarillo, verde, 'azul; purpura, y/ móraáo. Como esta teoría depende de ladiop- trita," ios matemáticos que han sujetado esta j parte de' la óptica a ciertas leyes se la han apro- j piado: es necesario por esto buscar en la his- toria de sus descubrimientos la de ios colores. Véase, pucs7 la Historia de los progresos del espíritu humano en las ciencias exá&as Pag. 2-49 y siguientes. Aquí me limitare á solo ios descubrimientos que los físicos han hecho en áüanío ai color de varios : cuerpos, sea analizándolos ó mezclándolos' entre si. Molido el" marmol negro da el pol- vo blanco.. El cangrejo que es verde se vuel- ve colorado quaiido cocido. La tintura dé tornasol mezclada con agua fuerte se vuel- ve colorada; echando en esta mezcla azey- te de tártaro escc color lo cambia en el mo- rado , y este color se "vuelve azul si le ani- den 3 oí: El agua de cal derramada sobre una decocción de palo de campeche cambia su color rojo en morado-, y sise echa en esta mezclaun poco de orina, el coloT-se vuelve depurpun. La misma agua de cal mezclada con un cocimiento destosas produce un verde obscuro. Añadiendo disolución de vitriolo 4 éste cocimiento de rosas vuélvese negra la- mezcla y sí encima de ¿lia se echan al- gynas gotas de espíritu dé vitriolo, cambiara el negro en colorado. También han descubierto otra manera de producir y variar colores, pero estos descubri- mientos no tienen nombre porque las produc- ciones y cambios pueden vmar hasta lo infi- nito, v esto es casi siempre obra de los acodos, y de ios alkalinos. Y la esperiencia ensena que hay líquidos descoloridos, que mezclados en- tre si producen un color determinado: que dos líquidos coloridos combinándolos adquieren diferente color del que cada uno de ellos rema antes 3oi antes de mezclarse : que los líquidos colorido* pierden su color mezclándolos con otros des- coloridos , y que recuperan su primer color añadiéndoles otro liquido descolorido. De estros efectos infieren varios físicos* que !os^ colores solo dependen defa particular disposición de sus moléculas que las hace propias para reílexar, o para transmitir di fe re r> tes rayos de color. Las personas que tienen el ta&o übhipoi su medio distinguen esta disposi- ción, E1P. Grhmldi dice en .su tratado de la luz, que un barrí bfc con los ojos vendados distinguió por el W&é los colores de varias piezas de telas: y se Ice en el jornal de los sabios del mes de sep- tiembre de i 6 8 5 que un Organista ciego distin- guía muy bien toda especie de colores, que tam- bién jugaba í los naypes, que por lo regular ga- naba, y especialmente siempre que le tocaba re- partirlos: nueva prueba según los físicos que los colores solo dependen de la disposición de las partes de los cuerpos. Pero esto basca ahora no es mas que una pretcnsión, y aunque ha- ya 303 ya Newton hecho h anatomía de los colores, falra todavía establecer la teoría de los colores compuestos: asunto á la verdad, digao de la atención de los físicos. jlfe -J&M !£*# "*■♦ &é> *># ^ & m í sw t HISTORIA DE LA ELECTRICIDAD. PRELIMINAR. ~2jSTA es una materia de cuyo estu* dio se pueden sacar muchas utilidades en varios objetos relativos á nuestra conservación. A la Física le faltaría una gran parte de perfección y belleza, sino se hubiera enriquecido con las nociones exáftas de la electricidad. Alguna cosa ¿e conoció de ella en los primeros siglos^ aunque remisamente y de un modo poco digno de atención. Estaba reservado pa- ra los nuestros reducir a un sistema científico y metódico, no solo aquellas observaciones mal digeridas, sino otras muchas mas preciosas,y por mil razones interesantes. De esta reunión de princi- píos píos nos ha resultado un ramo de estu- dio, que nos abre la puerta á un sin numero de investigaciones, que agilitan cada di a mas nuestro entendimiento, y le sirven de norte en el dilatado mar de las Ciencias naturales. Si en otro tiempo le hubieran re- ferido á un sabio de aquellos mas empa* papados en sus especulaciones escotas- ticas, los curiosos acontecimientos pro- venidos de la virtud eléctrica : si se le hubieran dicho la fuerza con que esta mis- ma virtud domina la violencia é impe- tuosidad del rayo ; ¡ que ir r i don hubiera hecho de semejantes noticias ! T en caso de creerlas ¡ qué de reflexiones formaría acerca de los sugetos empleados en i ales operaciones ! El pa&o diabólico, la má- gica, y todo eso que se atribuye á un in- fame prinsipio preternatural, no solo daria desde luego un gran motivo para su su respuesta sino que serla también el asunto de las conversaciones publicas. Pues ¡ quan al contrario sucede ! Ta ve* mos que sin nada de eso se executan estas bellas y útiles operaciones por la ele&ri- cidad. A/ o hay cosa mas conocida que las maquinas, ó conductores, los quales to~ manamos que se multiplicasen en tér- minos de que ninguna población careci- ese de ellos. Últimamente: \ que de cosas nos ha en señado la electricidad, que si las ingnorasemos seriamos en muchísima parte infelices] La Medicina cada día encuentra mas que saber en esta materia, de donde le resultan infinitas utilidades. Este era un gran tesoro de la Naturale- za, que y acia ignorado de los hombres, hasta que los ingenios sublimes y laborio- sos nos lo han descubierto y hecho cono* cer por medio de unas experiencias tan con* convenientes como curiosas. De ello se ha seguido exterminar una multi-* tud de caprichos escolásticos que deshonraban la razón y es* t aneaban los progresos de ¡a buena Filosofía > según veremos en el tratado si- guiente. TRATADO OCTAVO. 30$ \0-BRhaive «segur* que todo cuerpo contiene fuego , como lo he notado yo antes de ahora : y que este se descubre por un mo- limiento rápido y una frotación violenta •, pero no siempre de un mismo modo. Hay ciertos cuerpos cuyo fuego se dexa ver baxo mm forma, y produce diferentes cfc&os de los que hemos visto en la Historia del Fuego. h% propiedad caraderistica del fuego es atra- er los cuerpos ligeros presentados a los de donde el sale: y se llaman estos cuerpos eléctri- cos, nombre derivado de la palabra éleñrm que en griego significa ámbar , como eleclrum lo explica en i latín, y de donde derivamos la palabra eiéñricidai. Es el ámbar el primer cuerpo al qual se le ha conocido la propiedad de atraer , y Xx de de rechazar los cuerpos ligeros. Thakt Miles» fue quien hizo este descubrimiento Tlaton y '600 Wo/rarto advirtieron que la azafetida y el suc- años ciño tenian igual propiedad ♦ y varios Fi* iTl c l0S0f ° S ' C ° m tpli9 ! i ° 9 Estrabon > y ®toscoY¡¿es\ 'han dicholo mismo en sus obras; pero con- tentáronse estos con admirarla , sin procurar conocer ni la causa ni los efc&os. No se trato mas de esta materia hasta x ¿o 5 P rinci P ios del siglo í 7. Gilbert Medico Ingles, después de haber hecho varias experiencias so- bre la propiedad que tiene el imán de atraer al fierro, quiso conocer la atracción de los dc« mas cuerpos, y halló que varios de ellos, diferentes del ámbar, azafetida, succino, como el diamante, el zafiro , el rubi, el ópalo, el ametisto, el cristal de roca, el vidrio, el azufre &c eran eledricos , como la esmeralda, la cornelina, las perlas, la calcedonia, y el imán. De modo que Gilbert formó un catalogo de los cuerpo* cle&iicos y no c!c& ricos, que aumentaron Gaseado y la Academia del Cvnen JO? Cimento. Estos descubrimientos ¿espertaron la uriosidad de los físicos, siendo Otto Gucrick, i6$o de los primeros en adoptarlos. Como creia este fisico, que el azufre es uno de los cuerpos mas elé£fc ricos , pensó hacer voltear un globo de esta materia, apoyando ¿el una mano bien enjuta mientras se movía. El exíto que tubo esta invención no solo fue confirmar la propi- edad que tienen los cuerpos eléctricos, de atra- er y de rechazar otros cuerpos* sino también de trasmitir la electricidad á la distancia de vara y media , por medio de un hilo. Parada ya el globo, h casualidad hizo conocer que todavía conservaba su propiedad clédtrica. Al instante lo ¿acó de la rueda , y paseó por su medio una pluma en roda la extensión de su sala. Observó al mismo tiempo que una pluma despedida por el globo atrahia todas las cosas que encontraba r y no podiendo, se aplicaba á ella. De este modo descubrió Otto Guerick la atracción, repulsión, comunicación , y Xx % fropa~ J ,\ fio» propagación que son lo* quatro prinsipafel fenómenos -de la clc&ricidád, El celebre 'Bolle, comee ñipara neo d$ QttoGmrkk, repitió sus experimentos , c hizo otros de nuevo que te enseriaron: que la vir- cud elc&rica puede comunicarse á cantidad de sustancias diferentes por ia cercanía de los cuerpos eléctricos. También descubrió que la virtud elcdrica se conserva largo tic ni po en el vacio, y que el calor aumenta sensible- mente esta virtud, Habiéndole parecido á Hauxbét , p que puso sobre una barra cb&riza- da; de modo, que los dos cubos del hilo pendian de cada lado paralelamente el uno al otro, que se separaban mas ó menos, con proporción a lo abundante de la materia. Aun que este EleUrometra lo hayan adop- tados algunos Fisicos, no se puede contar con su exactitud. Han querido suplir á este otroi varios Electrómetros; pero ios mas bien idea- dos no han correspondido del todo ál fin que se hablan propuesto. Hoy día están de acuerdo los Fisicos en que el medio mas se- guro de jurgár de la intensidad de la materia cléc- mmrém és cftcmr la mas ó rnénós , dis- rancia, a la cjaal es necesario colocarse para sacar una chispa ele un cuerpo eléctrico. Entre tanto se ocupaban en formar un Ekflr fym tro , Mr. MuschembroccA, que quería examinar si' el agua era un medio propia para recibir y trasmitir la electricidad , me- mo un hilo de latort atado á un condudor, m una botella medió llena de agua. Hizo tic drizar el conductor, y probo sacar un* ¿hispa uniendo la botella en la otra ma fío. Recibió en aquel instante un golpe tan violentó en ambos .brazos, en las espaldas, y en el pechó, que se creyó muerto. Vuel- to de su aturdimiento protexto no hacer otra Vez la ejepiriencia, aunque misara conseguiré! 0? ¿no Je Francia. Estos son los mismos términos de que se vali-J en su carta que escribió á Mr. <%e¿ wmr , dándole parte de este descubrimiento, Mr. de (fteaunmr la comunico a M. M Mmnier, y al Abate Nfillét , quienes repiti- éndola hallaron que nada habia de hipér- Yy bofe 3M bolc en U expresión Se Mr. Mushemboeck. Esta experiencia es conocida con el nombre de la experiencia de Leyden, porque en esta Ciudad se hizo, ó baxo de el de Golpe fulminante. Reflejando algunos Fisicos sobre la posi- ción del que tiene la botella, en esta ex- periencia, creyeron resultaría igual cfe&o si varias personas, dadas las manos, la primera de ellas tubiese la botella, y la ultima vini* ese á tocar el condu&or. La experiencia con- firma esta congetura. Mr. Mbnnier hizo en Versállcs la experiencia delante del Kcf 9 componiéndose la Cadena de 1 4. personas. La emulación de los fisicos en repetir esta experiencia dio lugar á la invención de varias maquinas clétbicas. Mr. Faison construyó una cuya rueda tenia quatro pies de diámetro, y que podía hacer rodar qua- tro globos a un tiempo, ó separadamente, Ei P, Gourdan, Benedictino Escocés y profe- sor de Filosofía tnErforty substituyo al glo* bo un cilindro que hacia voltear por media He ^ T f de una ballcsra. En fin, Mr. Kmfter ideó frorrar el globo con unaalmohaJila:invcncionccmcdaj pero que no causa todo rl cfc&o qucla mano. No se limitaron los fisicoi asoló buscar los njedios de facilitar las experiencias clc&ri. cas: estudiaron también con igual empeño las ventajas que podían sacar de cuas. Luego observaron que la cledricidad acelera el mo- vimiento de los fluidos en los vasos capilares- Notaron después, que la elcaricidad acelé- rala transpiración insensible i y de estos dos descubrimientos concluyen que esta propie- dad de los cuerpos podía tener su utilidad en varias enfermedades. La primera prueba que se hizo fué en los paralíticos. En París en el Hospital de los inválidos cíc&rizaron varios soldados que ado- lecían de este achaque, y sus resultas fueron poco ventajosas. Repitieron esta operación en otra parte, pero sin fruto alguno. No por esto cedieron los Médicos de su empeño: y para probar que ti experiencia debia causar efc&o, Y 7 * Corl 1747 Car fas Ccttdot-Keder Medico de Brcslati de fendíocnun acto publico, que el fluido ner- voso no craotra cosa, sino el fluido eléctrico. Esta opinión la adoptaron en las Universida- des dcMompellcr y de Pragí, en la primer» 1 749 Mr. Sauímes y Mr. SoJascb en la secunda. y También hirieren la experiencia de ¿gt 175c la electricidad podía ser útil a otras enferme,* dades; y de cal suerte se empeñaron los lea* líanos, que publicaron ser la electricidad re- medio universa h pero no lo creyeron así erj otros paises, donde los Médicos ornaron .1$ pluma para impedir que no se confiasen de- masiado de csrc remedio , cuyos saludable? efectos no eran del codo con -tan tes. Al mismo tiempo que en Francia, íta- la, y Alemania se ocupaban en la electrici- dad medicinal, hacia Mr. Frankíin conside- rables descubrimientos sobre esta propiedad de los cuerpos. La primera idea que se pre- sento á su imaginación, fué el saber como l s a botella que se nene en ja mano, en la ex pe- nen- rienda elor f Le Marieta y no produxo igual efc&o. Todo 10 que se pudo sacar de la cabeza de un hom- bre fueron rayos luminosos cjue salían de lo alto de la frente, y se remondaban sobre la ca- be- . * 19 beza en forma de cuernos de luz, en todo se- mejantes i los que le salieron á Moyscs quan* do recibió las cablas de la Ley. Mas esta expe- riencia confirma siempre la aserción de Mr s Franklm. De la atmosfera de los cuerpos clc&ri- aadoi y de la disposición de c*a atmosfera, infirió este gran F^ico, que las puncas atrahen de mas lejos, y con mayor eficacia la materia clc&rica que todo otro cuerpo: y establecien- do una analogía entre el rayo y la electricidad, creyó que se podia disponer del rayo, y des- viar los efectos, colocando en lo mas alto de las casas y edificios elevados, varillas punri^m- un clave elétlrico &r. Mr. de (Romas ha inven- tado un Cometa , que juntando gran canti- dad de materia cie&rica puede producir cfc&os considerables. Zz Los Los antiguos conocieron poco la elec- tricidad para poder explicar su cfe&os. Mr (Dufay ha sido el primero que ha intenta do explicar la causa. Admite dos especie de electricidad , una vidriosa y otra resi nosa. Mr. (DesaguMers adopta esta distincio y añade , que las partículas de ayre pur son cuerpos eléctricos. El Abate Nollet opr na, que los efe&os de la electricidad tie nen por causa el concurso de dos materias de las quales la una es afluente y la otra efluente Poco satisfecho Mr. wlncler de es:* ta explicación , quiere que la superficie d* un cuerpo clé&rizado es í cercada de cier- ta materia sutil que esté en movimiento y que esta materia sutil es, según dice: la materia eléctrica. Y Mr. Frcke defien- de que la causa de la electricidad depende de un fuego universal exparcido por ted^ el Universo , y puesto en acción por las ex- periencias de electricidad. i'. Peco antes hemos visto la opinión El tiempo y el trabajo de los Fisicos nos los dirán. Fin del tratado oftavo ¿ ♦xxxxsxix*xsxxxx-# - ■ - : HISTORIA DE LA astronomía física, de los sistemas del Mundo PRELIMINAR. I J NA materia de las mas curio- sas en que puede ocuparse el entendi- miento humano es la Astronomía Fi- sica. Este es un campo vastísimo en que se encuentran muchas cosas suma- mente arduas ; pero muy entretenidas y útiles. El hombre que nació par a ex- pe&ador del Universo , debe gloriarse mucho de ver girar sobre su cabeza un sin numero de cuerpos luminosos , que solo han sido criados para su bien. El, no solamente debe contemplar con admiración su hermosura , variedad y bri- brillantez ; sino pasar mucho mas ade- lante á ponderar la beneficencia y sin- gularidad de sus influxos. | Quien que levante los ojos á mirar esa maquina Celestial, esas esfe- ras llenas de luz , esos Astros que las pasean de di a y de noche, no se lle- nará de un respetuoso asombro , y re-* conocimiento acia el brazo poderoso y bien hechor que produxó tantas ma- ravillas^. Que racional qué observe £W exa&a filosofía unos Entes tan admira* bles, que sin variar sú cüfso } y Sin envejecerse, ha tantos siglos qué es* tan ilustrando éí Un ver ¿ó , tenidos á un orden tan invité abíé : \Quteñ^dh go í reflexionando t do ésto\¡ no de* áucirh precisamente que hby un Dios± no solo criador sino conservador de to± das las cosas , cuyo pr inapto es 'el in* sondabíe ahismó dé la étermdMt- Siem- Siempre fué el estudio de la Astro* ... ticmia fiska el objeto mas favorito de los sublimes ingenios r quiza será por tener el atractivo de mas hermoso. Los Griegos , aquellos hombres nacidos pa- ra ilustrar todas las ciencias , hicieron en esta unos considerables progresos : y sin contradicción debemos confesar que nuestros presentes adelantamientos son fruto de sus sabias investigaciones. Verdad es que su Politeismo , 6 plu- ralidad de Dioses r llenó de ridiculeces esta ciencia. Ellos levantaron sus fá- bulas hasta los cielos , uq se ¿i serial porque ya no cabían en la tierra r § porque las veneraban demasiado. He aquí la razón de habernos sido preciso adoptar los nombres que ellos inven- taron , y conceder animales, aves y peces celestiales^ para podernos enten- der. Pero siendo esta una mera qües* tion tion de nombre, solo debemos mira' lo esencial de la Asirononna, que se reduce á conocer la naturaleza de los cuerpos celestes, designar sus estaciones, obser- var sus aspectos, an alisar sus mftuxos y medir sus tamaños y distancias-, en una palabra, sacar de su observación todas las utilidades que puedan producirnos, y para que fueron colocados en tas eferas que cubren el vasto globo que habitamos. Materia es , como dixe álprmcipio r de las mas curiosas, é interesantes en que se puede exercitar la razón. Asi lo ve- remos en los enérgicos y delicados pensa* mientas que forman el siguiente tratado* TRATADO jij 1: NOVENO. . - . , . •1 ^A Astronomía Física es el conocimien- to de la mecánica general del Universo: és la explicación de la causa de los mo- mivientos de los cuerpos celestes , y de sus fenómenos. Los primeros Filósofos que in- dagaron esta causa la atribuyeron a los ato- mos, lo mismo que decir í los corpús- culos-, • o pequeños cuerpos. Estos estaban antes de la creación exparcidos en el espa- cio , y por el movimienito que les es- pro- pió chocáronse los unos con los otros , se unieron y formaron cuerpos. Estos cuer- pos adquirieron por la virtud particular de los átomos otra que estos no tenían en sí quando separados. Por ciertos movimientos que esta virtud les facilitó y adquirieron nuevas combinaciones infinitamente varias, Aaa j 3 ti y de este modo engendraron otrot cuer- pos, que habiendo adquirido una especie de consistencia y cierto orden , se fixaron en fin, y vinieron á ser los unos Estrellas, los otros el Sol , los terceros Planetas , y ci globo de la tierra con sus propiedades y de- pendencias. Y ved ahi el origen del Mun- do, y el de la materia. Atribuyese la idea de los átomos al >oo a Físico Moscus. Adoptáronla Leucipo y ©*- ^ os j" mocrito. Epicure fundó en ella toda su Fisica. tes de * v i j ? J.C. Oe modo que a su parecer, la producción del Mundo , su dirección , su gobierno , y la generación de los Entes , no proviene si- no de la unión fortuíra de los átomos: doctrina que el Poeta Lucrecio , y el Filo- sofo Gasenio han sostenido con empeño, dándole en su aprecio un gran valor. Sin embargo , entretanto enseñaba (Democrito , que el Mundo se compuso de átomos, Anaxagoras diba por causas natura- les ciertas fuerzas aqüosas y aereas: y ana- dia día que el Ciclo era solido , y que el movi- miento , al qual los astros se abandonan , los detenía en su órbita. Todo su trabajo sobre el sistema del Mundo no vale canto como este ultimo pensamieno. También *P¡ taboras j sus discípulos se pagaron de este sistema : esto es , de la cons- trucción del Univrrso. Afirmaron ser un Mundo cada Estrella, y que todas ellas tienen correspondencia con la tierra. La Luna , según opinaban , está habitada de animales mas grandes y mas hermosos que los de nuestro globo. Esto , no era , á la verdad, explicar la formación del univeí so, ni el mecanismo de su construcción. Se esperaba que Aristóteles hubiera instruido al Mundo sobre este particular ; pero en vez de seguir \o% antiguos sistemas, o perfeccionarlos , introduxo la materia , la forma y la priyatíon , como principios de todas las cosas. Aunque sus sectarios, que no han sido p^cos , hayan hecho los ma- Aaa & yores 3 * 8 yores cxfuerzos intelectuales para sacar al* gen partido de esta do&rina , no ha resul* tado especie alguna de ilustración \ de ma- nera que el sistema de los átomos tomó su auge al restablecimiento de las letras, por los desvelos de Gasindo como dexo dicho. Yo desprecio lo que han defendi- do algunos eruditos llamados Filósofos , que los astros tienen alma, ó á lo menos que sus movimientos los dirigen inteligencias extrañas, porque esto no es explicar la cau- sa de los movimientos. Pagare en silencio , por igual razón , la explica ion de algunos Pa- dres- de la Iglesia, que han) asegurado que cada cuerpo celeste est i guiado por un Án- gel tutelar. El Padre E coto Jesuíta , dure; que en iodo se veia en Roma la Bisilica de ios siete Angeles di redo res de los Pla- netas. Visiones parecen estas mis bien que razones filosóficas. Puede decirse que hasta este tiempo aun no se ha trazado un ver- dadero 1*9 í dero sistema del Mundo , sin embargo de lo mucho que se ha discurrido sobre esta materia. El gran ^Descartes tomó á su cargoi¿3/ esta tarea , y el modo con que concibe la creación de su Mundo es este. Dios crio *1 principio una masa inmensa de materia hemogénea, cuyas partículas afirma que son duras y cubicas, ó alo menos angulo- sas , después imprime á estas partículas dos movimientos : uno con que hace rodar la mayor parte sobre su centro particular , y otro con que varias masas de estas particu» ¡as , b elementos, giran al rededor de un centro común dándole á este movimiento el nombre de torbellino. De la frotación de escás partículas rotas , b rozadas , por tropezar unas con otras en sus ángulos , se formara presto un polvo delicadísimo, que él llama primer elemento , ó la mate- ria sutil Quitados ya aquellos ángulos, queda una materia globulosa, a quien ¡la- ma n $3 ° ma segundo elemento , b la luz. Y como no todos ios ángulos se reduxeron á aquel menudísimo polvo , queda otro polvo ma- cizo , estriado, y ramoso, que llama ter- cer elemento, y asegura que de el se for- mará todo genero de masas. Este cáhos sa- lido de la mano de Dios se ordena , según (Descartes , en virtud de la continuación de los dos movimientos que Dios imprimió crt él 5 y de esta masa movida se viene á ha- cer un Mundo semejante al nuestro, en ti qual aunque fotos no ponga orden alguno , ni proporción , (son sus palabras ) se podran ver todas las cosas , asi generales como particulares que sé ven en el verdadero Mundo. Este sistema siempre fué alterado , y sugeto á diferentes i¿8ocorrcccíoncs. Lelbnitz adopto la materia su- til , el lleno Universal, y los turbiltones y represento el universo como una maqui- na cuyas leyes contirotaráan siempre segura las kyes del mecanismo en el estado más perfecto, y por una necesidad absoluta , é m SI* Violablc. Aunque la autoridad de Lebnltz fue- se muy grande en Filosofía , estas variacio- nes y correcciones no aumentaron el nume- ro de los partidarios del sistema de (Descar- tes. Ocro propuso Newton , en el qual las leyes del movimiento de los Astros son de- ducidas como lo son los ef celos de su cá un. Establecida y probada la necesidad del vacio, y sentadas después las reglas que .si- guen los Planetas en sus movimientos , de- muestra Newton y que un cuerpo que re- corre una elipse , no puede hacerlo sino en virtud de dos fuerzas cuyas variaciones es- tán en razón reciproca del radio vector: una de estas dos fueszas tiende á separar lof Planetas del centro de su revolución; es- ta es la fuerza centrifuga con que el Cria- dor los doro al tiempo de crearlos ; y la otra llamada fuerza centrípeta los aparta acia el centro del Sol *, y esta fuerza proviene de la atracción. La atracción , 6 gravitación 132 es una propiedad de que Dios doro a la materia s de modo que tedos los cuerpos se atraen los unos á los otros en razón di- reala de su masa , y en razón inversa del quadrado de las distancias. Eses sistema causo mucha admiración, é hizo mucho eco en Inglaterra. Los Fran- ceses lo miraron con indiferencia : los mas de sus Fisicos prefirieron los pequeños tur- billones , que les parecian tan verosímiles, á la atracción que no comprehendian i pero Mr. Maupertuis hábil Geométta , después de haber examinado si las leyes de la revolución de los Planetas podrían absol- verse en la hypc tesis de ios turbillones, ha- lla ser preciso que las velocidades de lo$ turbillones fusen al mismo tiempo propo* clonadas í las distancias de las extremida- des de los turbillones al centro y á las raí- ces quadradas de sus distancias: lo que es imposible. De donde concluye , que es- ta hypocesís no es admisible » y aunque pro- cura-» 333 curaron esto con nuevas hypotesis para acla- rar el sistema de (Descartes > mas lo confun- dieron, (privat de Mollíers , Académico de Pa- 1 7 Jo un nuevo sistema rk , hizo no obstante de pequeños curbülones, mediante el qual creyó haber resuelto todas lis dificultades. Lo primero que hizo fué satisfacer á la pri- mera ley de K e fiero 9 verificada por Lis ob- servaciones x á saber, que las velocidades de cada Plañen son entre si en razón inversa de, sus distancias al Sol : c hizo ver después que la distancia media de dos Planetas es íncrc ellas como las raices cubicas de los juadrados de los tiempos de sus revolucio- ics: que es la segunda ley astronómica de Ke fiero. Expli.a por ultimo este Fisico, no olo la causa- de los movimientos de los :uerpos celestes , sino también la de todos os feno n:nos de l.i Naturaleza. P^r ingenioso que sea esce sisrema, \o tubj de muchos la aceptación que el Bbb de 3*4 de Newton ; pues todos los Sabios convi- nieron en que concediéndole á csre el va- cío > y la atracción en que lo funda , sa- tisfacía a todas las leyes astronómicas con una simplicidad y verdad admirables. El fa- moso Sernoullí lexos de confesar esta ver- dad , disputa las leyes de la atracción , y hace considerables brechas al edificio de Newton : sin embargo de que hoy se le mi- ra como el mejor sistema de todos quant^s se han propuesto. La existencia de las dos fuerzís establecidas por Newton í las qua- les propenden los astros , es tan palpable J se prueba por tantas inducciones , segurt Mr. Delacaille , que k establecerse un siste- ma general , era nesesano que csras dot fuerzas fueran la primera conseqüencia del principio que se s-ntira. No obstante , di- cho -Sibio confiesa que este sistema no es general. Para que se i tal he publicado en los Tomos III. y IV. de la Historia Je los Filósofos modernos > un Suplemento del Sistema del det Mundo de Newton, en el qual doy la so- lución de varios problemas astronómicos , como la rotación de los Planetas sobre su exc &c que Newton habia desesperado po- der resolver, estableciendo el principio in- dicado por Mr. (Delacaille con tanta razón. (DE LAS ESTRELLAS. O hay quien ingnorc que la mas an- tigua idolatría ha sido la adoración de los Astros. Los habitantes de la Grecia siguie- ron en esta parte á los Barbaros. El Sol y la Luna eran los principales objetos que atraían sus reverencias. Llamaban al Sol el Rey , el Señor , el Soberano : y á la Luna la Reyna y Princesa del Ciclo. Todos los demás globos luminosos pasaban por sus va- sallos , por sus consejeros , por sus guardas, o por su Exercito. El Pueblo Hebreo mas ilustrado que las otr?s Naciones , no ado- Bbb z lq 33* ro los Astros; pero sí los miró cbmt> Entes inteligentes que se conocían enere si , y que obedecían las ordenes de Dios por un prin- cipio de raciocinio , sumisión y reconoci- miento. Y Origines opinaba que los astros tenían libertad para pecar y para arrepen- tirse. Pero todas estas ideas y pretensiones, nada explican en quanto á la naturaleza de los Astros. Es este un asunto del qüál prescindieron los primeros Filósofos : ellos cultivaban la ciencia de los Astros mas có- 500 a- mo Astrónomos , que como Físicos. Solo nos an Anaxtments , discípulo de Anaximamíro ense- res de ^ v , A r . ji! I q no que los Astros son ciertas ruedas Henai de fuego. Aristóteles di o: que los Cielos, y los Astros se compo en de una materia tan sutil , que solo Dios la puede destruir. Otros Filósofos han im Aginado que Jos Ciclos eran solidos, y que los Astros están allí unidos como los clavos en una rueda , 6 al modo nacural en que se hallan los 3 37. Ys nudos en te madera. Después han que T rio que los Cielos sean fluidos, al medo de un ayre vago y espacioso donde se pa- scan las Estrellas, y los Planetas como los peces en el Mar, ó como los paxaros en el ayre. . En fin la ultima congetura sobre lo» Ciclos, y los Astros consiste en que los Cie- los solo son un ayre sutilísimo y sumamen- te purificado exparcido en la inmensidad dele* patio, y que los 'Astros están formados de esta misma materia, que hallándose condena- da y espesa , compone un cuerpo capaz de reflexár los rayos de la luz del Sol. Conce- dida esta bypotesis, todos los Astros , «rep- to el Sol , carecerían de luz á no estar in- flamados por el fuego del Sol, b mas bien si como espejos resplandecientes no recibieran la luz: consequencia demasiado general, que absolutamente destruyen las obseivacio- nes astronómicas. En cfc&o, estando las estrellas mh- ni- 3 38 nitamente mas remotas del Sol que Satur- no , ( que es el mas distante de todos los Planetas) su luz debería ser sin duda ma- cho mas débil que la de Saturno , y no es asi: de donde infieren que su luz no pro- cede de la del Sol : que tienen su luz pro. pía , y que por consiguiente son ellas otros tantos solé-,. Por eso algunos Astrónomos y con especialidad Jontin Sruno , dicen que tienen como el Sol , planetas que giran á su rededor. Congetura es esta demasiado desnuda de probabilidades para que pueda merecer alguna atención. He dicho que la distancia de las Es- trellas a! Sol es infinitamente grande , y no he tenido otra razón para decirlo sino fun- dado en los Astrónomos que confiesan la imposibilidad de determinarla aun por aproxi- mación. E! globo de la tierra, y lo que es mas c! diámetro de su órbita , solo son un punto si (os comparamos con esta dis- tancia. Sin embargo Htt*hab para tener al- .., 339 guna idea , después de haber supuesto que la Estrella llamada Sirio , que está en la constelación que decimos Canícula , es tan grande como el Sol , computa que la dis- tancia que media entre las Estrellas y la tierra, es veinte y siete mil , seiscientas, sesenta veces mayor que la que hay entre el Sol y la tierra. Asi habiendo probado Mr. Niewentk ser preciso %6 años para que uñábala de cañón llegase de aqui al Sol , conservando igual velocidad á la con que parte del cañón, calcula que emplearía ter- ca de setecientos mil años para llegar hasta las Estrellas ; y que un Navio que cada sin- gladura fuese de á i fo leguas , necesitaría para hacer igual viage so millones, 430 mil 400 años. Mas ya que las Estrellas éstáaT tan ' remotas de la tierra 1 como pueden pa- recer de diferentes tamaños ? Vista esta gran distancia, el tamaño de las Estrellas debería ser siempre el mismo , o á lo menos pa~ parecer cal. Es cierto, no ob&ante , que el tamaño de algunas estrellas ha variado , y que se han vuelto meaos grandes , ó a lo menos en la apariencia. ¿Acaso estas Estre^ Has perderían de su substancia > < Por ven* tura se esconderían en la inmensidad del firmamento , o variarían su distancia ? Ques« tiones son estas que hasta ahora ningún sa- bio ha podido resolver. Lo cierto es que desde tiempo inme^ morhl se estm observando nuevas Escrc^ lias (#/, que* han not ido haberse desapareci- do otras que se hibim visco, y que se haa observado algunas ñus luminosas en unos tiempos que en otros. El M7* se vio una nueva Estrella en la constelación de, CasIopejyCit 1630 so cUscjbiiá otra en el pe- (#) A! «nTstii tíínm d* darse k \\it la ver- sión dzcxx o Va csrai hiendo Mr. H¿rschel y su cdybre Hinüna varios drs-uVimientos d; Estrellas. qdeián con el tiempo* Sobre esto ninguna congetura prede formarse que sea regular. Aunque los Astrónomos cuen- tan cerca de tres > ó quitro mil Estrellas i es sabido haberse descubierto en solo la constelación de Orion , dos veces mas de estre- llas que las que se descubren por la sim- ple vista en toda la extensión de los Cic- los. Con el auxilio de csre instrumento , han reconocido , que aquella banda larga que da vuelta aL Cielo , y que se llama Via LEléa por razón de su blancura , se compone de la junta de una infinidad de pequeñas Estrellas. La Via laftea ha sido para los anti- guos un fenómeno estraordinario , que no creían poder explicar. (Democrito congetura- ba que era del numero de los astros : y í la verdad era mucho ver. Los discípulos de Tüagéras no. fueron » sin embargo de csre parecer. Creían que el Sol habia pasado otra vez por aquella parte del Ciclo >'y que 343 que su blancura era un trazo de luz que este astro habia dexado en su carrera. Aris- tóteles decía que estaba formada por cierta cxa!acion suspensa en el ayre , y han creído todo esto hasta el descubrimiento del telescopio. Gaíileo es el primero que ha de- mostrado , que esto no era sino una canti- dad innumerable de estrellas de diferentes tamaños , y de diferentes situaciones, cuya confusa mezcla de luz ocasiona aquella blancura. No obstante, comparando las obser- vaciones antiguas con las modernas , se ha- lla que la latitud de las estrellas es invaria- ble \ que su longitud aumenta de mas en roas, y que su movimiento parece ser pa- ralelo á la ecliptica de occidente á orien* te j pero este es asunto de los Astróno- mos, del qual ya he hablado en la His- toria de la Astronomía como parte que es de la Historia de los progresos del espíritu humano en las ciencias ex atlas. Lo que con- Ceca vie- 344 vienc decir aquí es, que llaman Ano gt¿ri*> ie al tiempo en que las estrellas dan , 4 parece que dan la vuelta al firmamento .por su propio movimiento. La duración de este año lo fixaban los antiguos á 3 6 mil años ', pero las obser- vaciones mas cxáíhs que los modernos han hecho sobe el particular , enseñan que so* Jo puede ser de 25 mil, 920 añas. Pues concluido este año volverán todos los cuer- pos celestes, según algunos Filósofos, al mismo estado en que estaban al tiempo de su creación ', y como entonces U tierra era una estrella (según dicen los ^ Cartesianos ) toda inflamada , volverá pues á ser una es- trella concluido el año grande , y perecerá el Mundo : conforme á lo que han predi- cado los Apostóles de Jcsu-Chiisto , que el Mundo perecerá por el fuego. Pero todo esto no es mas que una ilusión. ( Véase el Mercurio de Francia de Septiembre de 177 3 F a S- IÓ °-) DEL 541 mi* sol \^Kcím los antiguos í los Ciclos y a los Astros incorruptibles, é invariables: y los Caldeos se ja&aban de haber observado exaótamente quantó pasaba en los Cielos por espacio de 470 mil anos , sin haber notado irregularidad alguna. Varios Filoso- íos de los primitivos tiempos querían, uo obstante , que el Sol fuese un animal. Pero combatieron esta opinión gloriosamente di- ciendo: que si el Sol tubiese vida, se hu- biera cansado sin duda en su carrera , y si en algún modo hubiese tenido libertad co- mo los animales la tienen , hubiera visita- tío varias partes del Cielo donde jamas ha estado. Luego es necesario , concluyen , que el Sol no sea animal , y que sea una masa brillante sugeca á un movimiento regular que recibió al tiempo de la creación del Mun- 34¿ Mundo, i Y qué es lo que forma esta ma- sa? Thales creí i que ella era un conjunco de materia inflamable. Del mismo modo pensaban con coica diferencia , f letón* 2Í- mn , y Titagoras. Es el Sol a su parecer , un globo de fuego. Filolao no fue de esta parecer, pues defendió que este Astro no tiene ni calor, ni luz , y que uno y otro lo recibe de los Planetas, opinión ridicula y poco digna de un hombre que fué el primero en admitir el movimiento de la Tierra al rededor de la ecliptica. Asi á pesar de la estimación que de su opinión hicic» ron los Filósofos modernos , nadie quiso adoptarla. Kepkro, Kirker , Keitha &c. se atubieron á la congetura de los Filósofos Griegos. Pero por probable que pareciese esta congetura mereció muy poco aprecio á ©«- curtes. Su parecer es que el Sol esta com- puesto de materia sutil capaz de exítar la luz y el calor $ porque esu composición c$ una 347 una consequcncia de su sistema del Mundo*, J como todos los Físicos no .son Cartesianos, en este punto su mayor numero piensa co- mo casi todos los Fisicos antiguos y mo- dernos , que el Sol es un globo de fuego. Con todo, estas suposiciones ó estas con» gcturas no satisfacen á I05 fenómenos que se observan sobre este astro. Si el Sol es un <*lo- bo de fuego, ó un compuesto de materia sutil i porqué no es homogéneo? ¿Porqué se le des- cubren manchas? Las obseivaciones ensenan que tiene varias*, que su figura es irregular, y que también varia como su tamaño y su du- ración. Las manchas, según Hiccioll, igualan la decima parte del disco Solar, se mueven so- bre el cuerpo de este nstro. Ya se ven de un lado, y en otros tiempos vuelven á parecerse de otro lado. Su mayor movimiento está en las cercanías de su diámetro, y este afloxa/a medida de lo que se apartan. Algunas de ellas son propias del Sol, y otras, en fin, que no parecen adherentes, se ven envueltas de una es* 54-8 espesa niebla. Él celebre Astrónomo fíeveth observo cuidUdosamencc estas ukimas,y ala neblina que la rodei llamó Cuesco, y notó asimismo, que este aumenta y disminuye: que siempre ocupa el medio de la mancha, y que al querer esta desaparecerse se disuelve aquel con estallido'. Aseguran también que estas manchas vanan de figura y de tamaño : que se condensan y se tarifican'* pular, que todavia subsistia quando el resta- blecimiento de las letras, pues habiendo dicho el celebre Betnóüll! que los Cometas eran as- tros regulares, le respondieron que 'esto no podia ser, porque era una señal cxtráordimirtfi déla ira di vina. Gozaba ; SernoUUi de bástante reputación para oponer su autoridad, i está respuesta v pero interesaban encllc la religión y las luces de un Sabio se obscurecen quando aseguran que las de Dios' se manifiestan. Pot eso Benioulü se vio precisado á J callar su razohv y para conciliar en cierto modo la verdad cóh el error, escribió que el Cometa que es eter- no no es una señal, pero que la cabellera y la cok pueden serlo, porque solo es accidciV- tal ■ytff tat. Los necios y los supersticiosos se conten- taron con esta explicación, y dexaron en paz á este Filosofo. Pero afrentado, en fin, de dexar subsistir una preocupación tan vergon- zosa para el espíritu humano, hubo Sacerdo- tes i'ustrados que subieron al pulpito para de- clararle li guerra-, y oponiendo la Religión a la superstición, triunfo la verdad. Sin embargo, había escrito Aristóteles que los cometas solo eran meteoros, exálaciones que se inflamaban en lomas alto de la región del a y re. Después de Aristóteles cengeturó Apolónio que los Cometas eran astros regulares, y se atre- vió i pronosticar que algún día descubrirían las reglas de su movimiento* Esta era con poca diferercia, la opinión de Séneca. Los Cometas, á sa parecer, son Estrellas de las quales se ig- noran las reg'as del movimiento*, pero después los Astrónomos futuros descubrirán el curso, la naturaleza, y tamaño. Esta especie de profecía no se verifico cnMe^tér, pues le paree ó demasiado aven- Fff tu jé 6 turada- Por su opinión los Cometas se for- man en el ayre, como los- peces en el agua*, j£ cío obstante lo extraordinario de esta opi- nión, por no decir otra cosa, la adopeó el ce- lebre Evello. Después congeturó K-epiér, que los Comerás pasan libremente por la órbitas de los Planetas, y que su movimiento no se diferencia del movimiento en linea recia. Hmeiio no dexó de seguir esca misma idea; pero no bailándose sus cálculos en esta supo- sición, de acuerdo con sus observaciones* compieendió entonces, cue ¡a dirección del Cometa debia ser una curba que tenia el Sol por centro, ó por foco de su movimiento. Por mucha que fuese la estimación que {Descartes hacía de Keplér, juzgó que su con- getura sobre la naturaleza de los Cometas era arriezgada para poderse defender. Mas saris- fecho de la de Séneca, quiso socar partido de ella; y prescindiendo de su.prcd-cvion, se dedicó á describir el gi ro que una estrella hace para llegar á ser un Cometa. Con- 3*7 Contentábase eon formar congctur'as para conocerlos Cometas, y hubiera hecho mejor e« observarlos. Esto mismo eompreendio el gran Casita, y su trabajo le dio la palabra del enigma. Vio en primer lugar; que los cuer- pos celestes se dexaban ver en el mismo lu- gar donde otras veces se les había observado, y que los tiempos en cjuc se aparecieron an- tes convenían perfectamente con aquellos en que se aparecieron después. Razón fue esta muy convincente para concluir que los Co- merás deben ser colocados entre los cuerpos celestes permanentes que giran al rededor del Sol en órbitas muy excéntricas. Por eso M. Casini publicó un método de calcular el movimiento de los Cometas como el de los Planetas. Ntwtón quiso determinar la forma de sus órbitas , y conforme a observaciones las mas exá£tas, prerendio que se rnuevenjen seo* ciones cónicas , de las cjuíiIcs ocupa el ! Sol. uno de los focóse y cjue con rayos sacados ¿el cuer- cuerpo de este astro describen aereas propor- cionales á ios tiempos. S.tGravesande ha demostrado casi, que esta sección cónica no puede ser mas que una elipse-, y Halley fundado en los principios de Newton calculo cora tal exá&itud el mo- vimiento del Cometa del año de vé 8 z, que habiendo predicho se volverla á ver el de 1758, sucedió como lo dixo. El periodo de este astro es de ffmañ y medio, yes el mis- mo que se vio en 1607, 1 $41, y 1436. * El cometa cuyo periodo han observado con mas cuidado es el que se vio 1 74 anos am tes del de 1581, esto es, en no*. Vioscet mismo Cometa el 531. Maléta> Autor Griego* habla de éh y Theofams que vivia en el siglo nono, refiere que lo observaron al fin del ano 530. Re- trocediendo J74 años í£ dá con el famoso Corneta qu? creyeron les Romanos era el Alma de Cesar, y que colocaron en el nu- mero de los Dioses. En fin retrogradando siem- pre, 3¿9 prc,se viene en conocimiento que es este Co- rneta el que se vio al tiempo del sitio de Troya; y que se llega de este modo hasta el á ño del diluvio: esto puede haber dado lugar á la conge tura dcM Wlstbon, que el diluvio podria haber lo ocacionado poi habcise acercado dema siseó al globo de la tierra: de ahí la conseqüencia que han sacado, que un cometa causaría acaso la destrucción de nuestro globo', y de ahí sinduda lortcrrorcs populares á la vista de un cometa. Ya hoy no se duda que los cometas son verdaderos planetas. Pero ¿porqué razón tienen estos astros cabellera, ó cola-, esto es, un vapor luminoso que se dexa ver delante, o dctrásdel cometa? Porqué será esto? Parece que á los fisi- ces les ha dado poco cuidado este fenómeno. (Descartes lo atribuye á los del Sol, que reflexan dose del cuerpo del Cometa, forman rcfrcóhn ¿ose 6 la cabellera ó la cola, según las varias si- tuaciones del Cometa respeclo del Sol y de lá tierra. Nexton no opina del mismo modo, pues le 31° le parece que la cela no es otra cosa sino el ras- tro del humo que exála el corneta por razón del grande calor del So!, porque la cola se ve sicnv prc i la parte opuesta de este astro. Este gran Físico calcu'ó cambien el calor que habia de experimentar el cometa del año 1 6 8 o, el qual se acercó al Sol la sexta parte de su diámetro, y hallo que debia ser aquel calor dos mil Veces mayor que el de un fierro ardiendo. Mr. Cathú piensa al contrario, que la co* la de los cemitas dimana de las partículas que componen su atmosfera arrastrada» c ilumina* da por los rayos del Sol que la penetran. £n fin, Mr. de Malran atribuye la cola de! Coa tnéra á Us partes de la atmosfera Solar, que se- parándose al paso de este astro se van Ordenan* do detrás de él en forma piramidal. Tojas esras explicaciones pueden conve* nir muy bien á hco'a del Cometa; pero nin- guna se refiere exádamente á la cabcllrra: pa* rece, no obstante, que esta conexión sea del to* do necesaria para poder adoptarlas. Fin M Tratado Noveno. A-Vi