■ ■ ■8 EL CENTINELA PERIODICO SEMANAL PARA EL AÑO DE 1822. TOMO PRIMERO i Quien vive ? — -La Patria. Buenos-Ayres» Imprenta dm Expósitos.— ■ ■ 'Contiene este V. Tomo 80 pliegos ¡ y se vende en 4 pesos. 5 INDICE. A Abeja argentina, 47. Academia de música, 178, Ad Corintios, 15$. Efesios, 156. Aduana, 311, 325. Advertencia, 171, 179. Al bello sexo argentino, 174. Al ciudadano engañado, 360. ■ caso, 190. | Amante efe la ilustración, 346. las ciencias, 346. Ambigú, 33, 47, 55. América^ 13, 25, 37. Anedoctas, 47, 48, 63, 67, 130, 154, .155, 156, 190, 191,210, 227, 235. Aniversario de San Andrés, 336. Año de 1822, 397. Argel, 41. Argos, 33, 52, 227, 234, 290, Artagerjes, 23. Artículo nuevo, 203. Así como suena, 177. Aviso, 12, 52, 96, 100, 120, 140, 180, 200, 216, 274, 290, 303, 322, 382. Axiomas (cuatro) de Adán Smifch, 299.. B Barca de Simen, 21. Boileau Despreaux, 112» Bolívar, 134. Brasil, 35, 65. Burro afeitado, 235. C Calidades en los representantes, 217. Campanas, 355. C Canario (el), 131. Candidatos, calidades requeridas, 353. Candidatos, 338, 348, 353, 361, 386. Caricatura, 8, 32, 303. Carlos Martel, 63. Carteles de comedia, 234~ Carta de París, 45. Castañeda (Frai Francisco) 231, 252. Censura previa, 130, 135, 160. Centinela ¡ alerta ! 41. Chile, 114; Coliseo, 22. Corriandante (el) 40. Comercio británico, 8. CómicoSj^(los> 156. Comunicados, 302. Conjuración, 70, 73, 162. Contestación á los Gastadores, 349o Contestación al primo heraiano, 335. Contestación incontestable, 191. Contrabandistas y Frailes, 1 14. Convite de los Escose ses en B. A., 336. Convite en Londres, 236, 270. Córdoba, 52. Correo de las provincias, 322, 34Q¿ 368. Corsario Heroína, 99. Cortes de España, 66. ■ Lisboa, 50. Cosmopolita de Chile, 364. Cuákeros, 389. Cuento, 47, 48.. Cuerpo legislativo, 11, 23 ; 36, Cu, 70, 77, 162. Cura (el) y el Monge, 155. D Decreto, 1 59. Desembarco de los Rusos, 68. Diablo (el) y un Dominico, 96. ., — y Simeón, 227. Divorcio por Amor, 22. E Economía política, 296, 309, 325, 342. Egoísmo, 323. El de la bayoneta, 112. E! observador argentino, 363. Emperadores de America, 319, 354. Empréstito chileno, 363. Empréstitos, 198. Enemigo del fanatismo, 40. -» — los Intolerantes, 41 . Erario público, 227. Erratas, 164. España, 36, 99, 134,211, 273, 284. Exámenes en la Universidad, 346. Exclaustración de una monja, 220. Europa respecto á América, 283. F Fábula, 110. Faccioaes.medips para detenerlas, 293. Faccioso-señales para conocerle, 292. Fanatismo, 103. Frailes y Contrabandistas, 11!. Francia, 284. G Gastos del culto, 189. Grela (Frai Ignacio) 231. Guayaquil, 383. a Hidráulica, 370. I Igualdad (la) 129, 319. Impostor (uno grande) 282. I Indios, 374, 375. Ingeniero bidráulico, 180, 353. Inglaterra, 7. Introducción, 1, 14, 26, 38, 53, 86, 142, 165, 181. J Joven (el), el Dominico, el Pajaro, y la Niña, 191. Judío (el) y el abogado, 235. Juez de teatro, 337.. Juicios de imprenta, 231, 252, 271. Juventud argentina, 149. L Libertad, 307. Libertad de la prensa, 264. Licencia (medios para detenerla) 293. Lima, 9, 35. Lobera, 231. Lo que sucedió á un poeta, 60. Los Amantes de- la felicidad del r '"t* 361. Los Gastadores, 348. M Manifiesto, 156. Marina británica, 66. de Norte América, 66. Mendoza, 117. Midas, juez de teatro, 337. Milagro, 48, 96. Milicia (su organización) 312. Montevideo, 199, 285, 381, 391. Moral, 323. Moribundo (el) y su esposa, 210. N Nombrada (la) 39. Noticias, 9, 24, 34, 50,64,96, 114, 134, 156, 180, 197, 210, 273, 281, 299, 319, 354. o Obispo de Bellay, 48, 67. z Observador Chileno, 363. Oficial del día, 36, 42, 48, 69, 100, 103, 123, 130. Oficial Reformado, 41, 314, 328, 344. Oficiales reforirftdos, 84. Oficio del Cabildo de Montevideo, 11 9, 285. Orejas de Burro, 336. Organización de la Milicia, 312, 328, 359. Origen de los Monges, 109, 128, 152, 172, 187, 206, 226. P Pacheco (Fray Pedro José) 282. Padre avariento (el) 235. Palabrita al oído, 67. Pastores y ovejas, 189. Patriotas de Montevideo, 96, 140. Pelayo (Don) 235. Peligro de tocar los bienes eclesiásti- cos, 63. Pensiones de los regulares, 122. Perú, 9, 35, 210, 273, 393. Pobrecito holgazán (el) 176. Poesía, 21, 36, 60, 94, 110, 112, 131, 149, 174, 177, 208, 222, 254, 264, 370. Policía, 280, 314, 355. Política, 291, 307. Portugueses, 210. Pradel (Monsieur) 254. Primo hermano del pobrecito holgazán, 314, 330. Proclama, 275. Provincias interiores, 294. R Recoleta, 207, 338. Reforma eclesiástica, 3, 15, 27, 39, 55, 90, 103, 121, 143, 1 67, 183, 191, 212, ! 229, 238, 255, 287, 304. R Reina Cristina, 130. • Isabel, 154. Remedio radical, 130. Representación de los Panaderos, 280. Revolucionarios (quienes son) 314, 330. Rio Janeiro, 299. Rusia, 36. S Saez, bate á los indios, 377. Sala de representantes, 191, 212, 229, 238, 256, 274, 287, 304, 320, 380. Salta, 28J. San Martin (El General) 275. San Payo, 30 i. Satisfacción al público, 291. Señales para conocer un Faccioso, 292. Sin partido, 64. Smith (Adán) cuatro de sus axíomas,299 Subscripción al Centinela, 382. Suplemento al número 22, 375. T Tablas, 101, 102, 122, 189,228. Tagle (Don Gregorio) 70, 74,79,162. Teatro, 68, 234, 321, 337. Tío gasmoña, 22. Tornillo (el) 174. Turquía, 36. U Un amante al amor, 208 —Cadete, 94. Universidad, 346. V Verdad desnuda (la) 215. Verdadero amigo del país, 319. Veritas, 276. Versos en honor do Buenos Aires, 222. Vidal (Don Celestino), 74, 99, 118. Z Zappucci, 321. Zea(D. Franc.° Ant.°), 34, 197, 236. I M ■ I EL CENTINELA Buenos-Ayres Domingo 28 de Julio de 1822. Quien vive ? La Patria. INTRODUCCION. Durante la revolución, la mayor concurrencia de los papeles públicos ha sido el anuncio mas cierto de la aproximación de una época en que el pais careciese totalmente de este ramo. Esta es una observación ; hay otra : han. sido casi tan numerosos los periódicos que han caido, como lo han sido los gobiernos que se han alzado : y acaso de aquí ha nacido también el que raro es el editor ó escritor público que no haya obtenido por recompensa una proscripción ó un destierro. La misma cuenta ha salido al valiente que censu- raba los actos del poder, que al que tenia frente para vivir ante el poder postrado de rodillas. Aun los que se han denominado imparciales han corrido cuando menos la triste suerte de ser tildados como egoístas, tímidos, 6 hipócritas. En el dia nos hallamos en un estado semejante : esto es, con una gran concurrencia de periódicos , unos literarios, oficiales, científicos • Otros de la oposición, y algunos empleados tan solo en hacernos conocer la política actual del mundo. Parecerá; pues, una empresa imprudente la de una nueva publicación en medio de este cúmulo que tantas veces ha sido el presagio ele las fatalidades que hemos enunciado ; y no' dejará también de causar alguna sorpresa, considerándose que entramos al peligro al propio tiempo qUe lo advertimos. Y efectivamente ; nuestra pluma tiembla algo aun al trazar estas mismas lineas, y nuestros mas fervorosos sentimientos por la causa pública, se apagan y se encienden cuándo nos ocupa esta contemplación. No obstantej satisfaremos brevemente, y esto dará una idea del motivo que nos arrastra. Tras de los sacudimientos espantosos de la revolución, ha sobrevenido una épofca en la que se dejan entreveer por todas partes síntomas mas ó menos indicativos de un porvenir maravilloso. En particular el Pueblo de Buenos- Ayres como mas predispuesto, y con mayores proporciones que ningún otro de esta América para arribar con éxito 4 cualquier clase de empresa, sea 4 téltca ó social, ha tomado ta iniciativa en este nuevo orden de cosas. Eí es •fectivamente grande, pero es en proporción difícil. Tras de este incon- veniente llega el compromiso en que este pueblo se ha puesto para con los demás, y aun para con el mundo. Respecto de aquellos tiene que ser un espejo : al mundo es necesario qué le pruebe que es capaz de una segunda empresa.— Reasumiendo, pues, este párrafo, se saca que Buenos- Ayres tiene que andar entre grandes dificultades para arribar á su bien, y que •s indispensable el vencerlas si ha de conservar ilesa su misma reputación. Bajo tales circunstancias : como es posible que el hombre, á quien animen sentimientos verdaderamente patrióticos, huya el cuerpo á los compro- misos, y se esté como un pacato inalterable á la felicidad — al explendor : á la muerte — á la degradación de su misma patriar ; Como es posible no arreba- tarse de este noble sentimiento por la cosa pública : esforzase á afrontar todos, los peligros : posponer los resentimientos : hacer, en fin, de su hombro una pilastra mas en que la grande obra se recueste ? ¿ No es mas propio que las lecciones de la experiencia en vez de tomarlas como inductoras de una total retracción, se recibap como preceptos que provocan á la enmienda ? Aí menos discurriendo nosotros de este modo, ni aun la consideración de que la existencia pueda desvanecerse temprano, há. bastado á impedirnos el emprender esta publicación. Ella abrazará pues todo cuanto guarde relación con los sentimientos que acabamos.de mostrar ; y bajo de este aspecto ningún límite podemos prefi- jarnos.- En la parte interior todos ios negocios que en el dia se promueven sonde importancia y de una grande trascendencia: no será posible hacerles an lugar á todos á un mismo tiempo ; pero se irán desenvolviendo sucesiva- mente, principiando por la reforma eclesiástica, cuya sola iniciación ha estre- mecido las- bóbedas de los claustros, y sobre la cual es necesario ilustrar- controvertiendo. La parte del interior abrazará también un articulo Cí misce- lánea" que participará de lo serio, de lo jocoso, y aun del ridículo. Del exterior, discurrí rénios algunas veces sobre la tendencia que debe tener la política general de Ta nación, después de vencida la necesidad que ahora le pone en la forzosa de estar fraccionada. Se darán cortas sumas de los sucesos mas notables tanto en América como en Europa: y ocupará un buen lugar Ja causa nacional, «ea considerada coto relación á España, ó con la nación vecina. VA CeniineUi no aspira á que se le atribuya ninguno de los tres caracteres ion que se distinguen ios escritores del dia: opositores, i mp árdales, b nwiis^ ¡eriales.— -YA Centinela quiere únicamente que todo el mundo se persuada que él vivirá, siempre ALERTA. I REFORMA ECLESIASTICA. Desde que la iglesia formó su estado en el estado mismo, se amal- gamaron de tal modo sus derechos y constituciones , que no puede uno de estos cuerpos experimentar un sacudimiento sin que lo sufra el otro. La revolución dispertó todas las pasiones, iniamó el amor de la libertad, desarro- lló las fuerzas del estado, y exaltó el genio de los pueblos ; era natural pues, que produjese una agitación general que todo lo abrazase, y que un nuevo órden eclesiástico y político saliese de esta fermentación general. Los diversos elementos de que se componían, largo tiempo agitados en diverso sentido, obedeciendo al fin á la ley de la gravitación del mundo moral, toman hoy la plaza señalada por ella misma, que no debe ser la que antes ocupaban. La reforma del estado eclesiástico es necesaria ; y lo es tanto mas, cuanto que subsistiendo aun en su seno muchos de los derechos que le adquirieron ios siglos de humillación, y no pocas de las instituciones á que dió lugar ó la ignorancia ó la política astuta, debemos confesar que los siglos precedentes ya venían preñados de un acontecimiento semejante. Cuando se medita sobre tantos abusos y corruptelas, no puede dejarse de desear su mejoramiento. Al menos ¿no acusaríamos á la providencia , si reformadas todas las clases del pais, permitiese que el estado eclesiástico solo quedase en el mismo ó en peor estado del que tenia ? He aquí el punto de donde correspondiera partir. No nos admiramos que este gran proyecto sufra grandes contradicciones. Por una parte debemos considerar el mejoramiento del género humano como el producto de una cadena no interrumpida de reformas : las unas lentas y en silencio, traídas pausadamente por los siglos, por la persuaden indivi- dual, y por la opinión que á lo largo trastorna los cimientos del error ; las otras subitáneas, producidas por un golpe de luz que hiere todos los ojos, y por la necesidad urgente que á veces las reclama con imperio. Aquellas almas tímidas á quienes aflige mas el mal presente de una mera agitación, que lo que puede lisonjearles el bien futuro ; partidarias de las mejoras que trae en silencio el tiempo, no ansian por que el bien «e manifieste jamas sino bajo las formas mas tranquilas y pacíficas. Pre- cisamente de este carácter es una gran parte de los censores de la reforma actual ; pero sin considerar el que, si se aspira siempre á que el bien no se consiga sino á medida de sus caprichos, se aspira á una quimera : es hacer el romance de la humanidad : y es querer hacer del uuiverso una arcadia. Es muí difícil el desarraigo de las preocupaciones vulgares* Una de las habitudes mas funestas entre los hombres, es la de persuadirse maqui- nalmente que lo que ha durado largo tiempo, debe durar siempre : que la existencia de un dia establece un derecho para el día siguiente ; y que la historia no debe ser sino una repetición periódica de los mismos acon- tecimientos. Coa este lenguage insensato se combate á la reforma en Buenos Ayres, sin considerar que él es el que mas la honra. ¿ Qué sería del uni- verso si fuese cierto que ha debido estar sepultado constantemente en las tinieblas de los siglos bárbaros ? ¿ y qué de nosotros mismos sino hubiéramos podido romper el yugo de la España ? Vivimos, á la verdad, en un siglo en que el ministerio importante de corregir los abusos es sin disputa el mas odioso : en que el zelo por el bien común es tratado siempre de indiscreto ; y en que el valor con que se emprende la destrucción de los errores viejos, pasa por orgullo y temeridad. Sin embargo, la reforma eclesiástica es conducida por las luces del mismo siglo, y no hay mas arbitrio que sostenerla, aun cuando sea cierto, como lo es, que son contemporáneas aquellas dificultades. He aquí, pues, que el con- vencimiento clásico en que iros hallamos de esta verdad , es el que nos ha inducido á dar en este periódico semanal las razones en que nos fundamos para creerlo asi ; pero como su historia suministrará datos para perfeccio- nar este mismo convencimiento, empezamos por ella, siguiéndola desde sus primeros pasos hasta su conclusión, sucitando al mismo tiempo y resolviendo las cuestiones que oportunamente ocurriesen. La provincia de Buenos Aires habia estado largo tiempo agitada con todos los movimientos inseparables de una revolución. Destruida su exis- tencia interior por todo el odio de los partidos, tan fácilmente se mudaba de autoridades como se cambiaban las formas : la escala era levantarse , engrandecerse , caer , y aniquilarse , con intervalos muy cortos. En medio de esto se concibió la idea de dar á la provincia una existencia civil firme y estable. El curso mismo de los sucesos acercaba la creación de una nueva época, en que, por medio de una reforma general, se adquiriesen aquellos frutos que siempre dejan las tristes y amargas experiencias. La reforma principió por el cuerpo legislativo , pues que su base, siendo tan estrecha, no ofrecía un edificio ni duradero , ni de grandes dimensiones. Ha- cemos justicia á los representantes de aquella época, que desplegaron un grande interés por este mejoramiento. Siguió á esta reforma la de los ministerios del ejecutivo : y es ne- cesario confesarlo : nada hubiese podido detener el torrente de los acon- tecimientos siniestros que habian conducido la provincia á una situación difícil , si la elección no recae en hombres independientes á las facciones, que también por otra parte reuniesen á esta calidad esencialísima los ta- lentos y la experiencia. Los tres ministerios, pues, se encontraron teniendo cada uno á la cabeza un funcionario que, cuando menos, se habia hallado fuera del país los seis últimos años : y por consecuencia el ejecutivo logró una posición la mas bella para restablecer el crédito de la provincia, y para con- ducirla á una elevación desconocida. Los ingresos de la hacienda pública eran inferiores á los empeños de la misma , tanto como era desastrozo el sistema de su administración. Ha- blamos con los documentos que se han presentado al pueblo. Era nece- sario que el primer paso fuese su mejoramiento , porque sin este no era posible promover el mejoramiento de los demás ramos. La sala de repre» 5 sentantes recibió una propuesta para la reforma de este primer sistema ; y á la verdad, la misma sala mostró entonces que sentía un gran placer al ver cerrarse las fuentes del desorden , y abrirse las de una verdadera prosperidad. La opinión pública expresaba la mayor decisión por la re- forma ; fué necesario someterse á ella , y la sala no solo aprobó la pro- posición primera , sino que dijo al ejecutivo estas palabras, que contiene -una comunicación inserta en el Registro Oficial — „La Honorable Junta y (¡ue tanto interés ha tomado en la reforma , felicita á V. E.por la firmeza con que la ha emprendido , y no duda que sin pérdida de momentos la hará extensiva á los demás ramos de la administración" Para reformar los grandes abusos de un estado , es preciso evitar casi con igual cuidado , el mal mismo y los semiremedios. Nosotros hemos visto que esta máxima no ha desamparado á los reformadores. La reforma debia ser general , porque era general la corrupción. Se emprendió, pues, la reforma civil y militar ; y ellas concluyeron felizmente, apesar de que en cada paso se anunciaba un precipicio. Cabe aquí un lugar que ahora es cuando se conoce que han merecido los empleados en ambas listas que han sido reformados. Ellos han acreditado una generosidad envidiable. Ellos no han hecho consideración ni de la sangre derramada por unos en las batallas , ni de los sudores vertidos por otros en el bufete >: la patria han preferido á todo , como que han sabido lo que vale el defenderla. Estas reformas siguieron un curso progresivo. En medio de ellas la comunidad de la Merced apareció con una faz espantosa , haciendo de los claustros el teatro mas vivo de la discordia. Los documentos oficiales que se han publicado dan muy bien á conocer que esta comunidad, inaccesible á los consejos mas sanos de la razón , á las insinuaciones conminatorias de la autoridad , y á los respetos que el público se merece , no permitía que la paz ocupase el lugar de que la desalojaban sus odios mutuos. En tal caso solo quedaba un recurso , y este era el de sujetarla á un supe- rior mas legal , mas autorizado , y naturalmente imparcial. El ordinario eclesiástico fue llamado para que ejerciera sobre ella la jurisdicción que le daban sus títulos primitivos. Por igual motivo, bien que de distinta naturaleza, esta medida se extendió á los regulares franciscanos; y ni unos ni otros por entonces interpusieron el favor de la opinión pública , ni tre- molaron el estandarte de la insurrección. Tal era el estado de ias cosas cuando se acometió á la obra de la reforma eclesiástica. Este acto tuvo un defecto, y fue el de que su iniciación se hizo como midiendo lo que se llama circunstancias , y no de un modo definitivo como las reformas precedentes. El decreto de 1°. de Julio, inserto en el núm. 3 9 del Registro Oficial, abrió la carrera, y apesar de la mo- deración que contiene , y que nosotros reprobamos , se hicieron tronar las entrañas del volcan. El gobernador del obispado fué el primero , según creemos, que sin paralizar el cumplimiento del decreto, declaró que tenia que objecionarle sobre competencia de autoridad. De aquí se agarraron también los regulares de la reforma. Tras de esto todo se puso en movimiento pnra suscitar enemigos, para trastornarla opinión pública, y para esterilizar Ips sentimie ítos mas justos de la razón y de la civilización. Es nectario resolverse á escuchar verdades que tampoco pueden estar por mas tiempo ocultas, rasgado como lo está el velo de la hipocrecia. Por ahora sigamos la historia. El cargo capital que se ha hecho á la inicia- ción de la reforma en las reclamaciones á la legistura, ha sido el de la incompetencia de la autoridad : no el de impiedad y heregía , de que se ha usado en el común para conmover y consternar al idiotismo y á los octogenarios. Un golpe maestro hemos visto en este caso dado por la auto- ridad ejecutiva ; él á la vez bastaba para destruir la palanca de la incom- petencia , y para cruzar las aspiraciones de la oposición á poner en entredicho á ambos poderes. Se pasó á la Sala en treinta articulos una minuta de ley que establece las bases de la reforma clerical : este es el pa$o dado por la autori- dad ejecutiva, que nosotros llamamos maestro, y que redujo á polvo el cargo capital. Desde entonces fué necesario inventar otros. Aquí nos será lícita una corta reflexión. Supongamos que en los prime- ros pasos la autoridad ejecutiva saltó de facto las barreras de la ley. ¿ Qué es esto ? ¿Basta para conmover , para causar agitaciones ? ¿ La causa de cien hombres (porque no es la de la religión como se inventa) merece el sacrificio de la quietud de un pueblo, que ya no tiene ojos para llorar , que ya no tiene hombros para sufrir , y que ha sido la víctima tantas veces del capricho y del fanatismo ¡ hé ! — hablemos francamente. ¿ Todavía hay poderes ce- lestes que merezcan el derrame de la sangre humana ? ¿ y cual es la recom- pensa ? ¡ El que se sostengan unas instituciones á espensas del pueblo , que dejaron de ser útiles desde que dejaron de ser lo que quería su instituto ! ¿No es esto ? Pues sigamos. No es del caso ya detenerse un solo punto en el exámen de la cuestión de si en el primer paso la autoridad ejecutiva tenia la bastante para abrazar la reforma eclesiástica, como la tuvo para emprender la civil y militar. Si lo fuera, discurriríamos sobre la objeción hecha al artículo de las rentas, cuya segregación de los claustros é incorporación á los fondos públicos , también ha sido un gran objeto de censura. Haríamos ver que en los principios de todo derecho público, no hay ninguna asociación religiosa cuyas propiedades no se encuentren bajo la inspección del poder civil , bien sean emanaciones de su mismo tesoro , ó de la piedad del pueblo ; y hariamos ver que al ponerse de centinela la autoridad ejecutiva para estorbar malas versaciones, y para fines mas grandes (que nosotros percibimos , pero que no es lícito percibir á ciegos) esta autoridad marchó de acuerdo con la firmeza que la legislatura le encomendó guardase en la reforma de todos los ramos de l& administración. Pero abandonamos este puesto porque no es del caso ya. Pasarémos también brevemente sobre las publicaciones que ya se han hecho ; y de plano confesamos que no vemos en las de la oposición sino principios vulgares , cuyo crédito ha desaparecido desde que brillan las luces de los mejores siglos : no vemos mas que al ultramontanismo haciendo esfuer- zos por sostenerse en las ultimas campañas de su derrota ; en ellas se confunda 7 la santa eausfa de la religión Cdr» la reforma de los regulares, y se le llama en peligro para infundir temores y causar alarmas. El papel de los Bck'rmos parece obra de una de esas plumas amaestradas en el arte de confundirlo todo, de fatigar el buen derecho , y de hacer que triunfe una mala causa entre las tinieblas en que envuelven la verdad. Citamos , por ejemplo , el párrafo que empieza— se profesa, exclusivamente ¡a f¿ ortodoja — donde resulta una galimacia toda nueva , y en el cual el lector á poco de haber andado, no sabrá ni por donde entró ni por donde ha de salir. El de la comunidad de Domi- nicos está mas decente y circunspecto: pero las ideas que respira son como si ignorasen que hay otro modo mas justo de pensar. El de Mercedarios cae en las mismas tribialiclades ; pero coala circunstancia de ignorar los hechos de la historia. Dice que el rey de España no ocupó las temporalidades de los Jesuítas , sino porque los expulso del reyno ¡ buena razón ! j y como fue que sin consultar al Papa, y sin echar á los Cartujos, quitó á estos la adminis- tración de sus pingües temporalidades , reduciéndolos tan solo al gobierno' espiritual ?— -El papel del P. F. Cayetano Rodríguez, que' es ciánico frmets* cano hasta aquí que ha salido á la palestra , contiene proposiciones tan avan- zadas que desmienten su carácter. El aire de seguridad con que las vierta podrá imponer á los ignorantes y apasionados ; mas de ningún modo á lósf impardales que beben en fuentes menos corrompidas por fanatismo. El papel no permite rívas ; estas son generalidades que nada prueban: lo confesamos : pero como de estos mismos asuntos nos prometemos tratar de proposito cuando tomemos en consideración el proyecto de ley sobre la reforma del clero, no es razón que anticipemos lo que reservamos para aquel momento. Ofrecemos seguir- 3a historia, y creemos deber dar la. garantía de que ella no será florida , pero que sí será libre y exacta. MISCELANEA. "Ñl este ; ni los eternas artículos que ha de contener este penódíco-puedea tener lugar con extensión en el presente número, en que ha sido preciso ganar terreno sobre el asunto del dia. Por lo mismo solo Se harán alguno» «Bsayosj, sobre puntos que le son correlativos. M INGLATERRA, Et» ei defoate del día 20 de MstW de este- aSty e* tómistr* marqfce* de Londonderry (Casthereagh) expuso á la cámara de los Comunes, que se notaba un incremento gradual en las rentas del estado, correspondiente á la suma de 90,000 libras (400,000 ps.) por semana!!! La siguiente es la razón que se ha dado del comercio británico en 1821. Buques Toneladas Marineros. 25,366 2,560,202 169,179. I Como podrá creerse ó entenderse que una nación que tuvo la osadía profana de abolir todos los conventos , y que hace cuatro siglos que no está en posesión de un solo PADR-E que pueda rogar al cielo por ella— - como puede creerse que tenga un incremento en las rentas de cuatrocientos mil pesos semanales , y de veinticinco mil buques mercantiles . . . .? Acaso l será mas agradable para el cielo la industria , que la inacción ? Podemos suplicar que resuelva ésta cuestión el valiente F. C. R. que tan bravamente ha resuelto otras de mayor calibre. CARICATURAS. Al principiar las competencias sobre la reforma eclesiástica, apareció una caricatura dada á luz por el partido de los cabazas torcidas , que es el apodo puesto al partido de la oposición, porque en castellano es el que se aplica á todo aquel que es hipócrita. Homo simulatae virtutis demisse capit pictatem effingens. Nos han informado que la suma de ésta caricatura es > — el rompe cabezas, que se estrenó el 25 de Mayo, en un punto ; en un extremo y en actitud de correr la cuerda, el ministro de gobierno teniendo en un bolsillo la reforma militar, y en el otro bolsillo la civil. En el extremo opuesto la reforma eclesiástica, que es el premio de la aspi- ración del ministro ; pero de ésta parte se hallan algunos padres y mu- chachos que dicen — no la catarás : de donde proviene el que se repita entre los prosélitos cuando se habla de la reforma y el ministro el, — sino la catarás! Los cabezfts , torcidas h.an dado un gran valor á esta idea, y la han llamado feliz ; pero séalo ó nó, ellos han estimulado al fomento de este ramo de industria que esperamos se haga tan fecundo en Buenos-Ayres, como lo es en Inglaterra, y como lo ha sido en España en caso semejante. Nuestras avanzadas nos han comunicado que ya se trabajan algunas muy curiosas y divertidas : cuando rindan el servicio, favoreceremos el artículo miscelánea con una descripción tan libre como la que hemos hecho de la que se ha puesto á la avanguardia. Se nos pondera particularmente una en que deci- éndose el si no la catarás, resulta que en castizo muy claro quiere decir— g- Casa ? no : ¿ altar f si : que son precisamente las mismas trece letras de que se compone el si no la catarás , y el mismísimo y único punto de la dificultad del dia: esto es¿ si ha de haber claustro ó nó .? NOTICIAS, No será este un ramo muy importante en nuestro periódico , por que ao solo son escasaz nuestras proporciones para adquirir noticias, tanto de dentro como de fuera de la nación , sino que existe ya un periódico coa crédito , el Argos , que las da con generalidad , extensión , y buen criterio. Por lo tanto solo reasumirémos. Las últimas noticias de Lima dan á aquel estado rodeado de grandes compromisos por la causa de América ; y al enemigo bastantemente decidido á sostener la causa de España. Las fuerzas de uno y otro ejército son respe-» tables : al enemigo se le consideran ocho mil hombres , y nueve mil al de h* Patria, sin incluir el popularismo de la capital. De Lima han sido relegados! para Chile cerca de quinientos españoles Europeos , y existían en cántaro otros tantos para seguir la misma ruta. Esta medida, que es bastantemente violenta, y que se parece á algunas de Jas que Buenos-Ayres expidió al prin- cipio de la revolución , da á entender que el gobierno en Lima no está libre de atenciones ; pero de ningún modo ella debe tomarse como reseña de peli- gros tan. graves como se suponen. El general Sn. Martin tiene un ejercito de 9000 veteranos , con buenos jefes , y con el entusiasmo de la libertad : es sensible sí que falten algunos buenos oficiales, como el general Las Heras, que ha aterrado mil veces al enemigo ; peía en compensación , en Chile se dispone fina "buena expedición para emprenderla con esperanza de gTande éxito sobre los puertos intermedios ; y los auxilios de Colombia son efectivos según todas las cartas tanto de Lima como de Chile. En esta última república se apuraba la apertura de la convención preparatoria , y pronto debia empezarse un gran plan de reforma. El Lord Cokrane se hallaba en Valparaiso con todos los foageles de guerra y mercantes que deben servir para el trasporte de la nueva expedición. Es indudable la noticia que há publicado el Argos del Mier- ies : tenemos en el territorio de las Provincias Unidas un enviado del gobierno de Lima que viene particularmente encargado de mover la organización de un ejército de mil hombres para operar por Potosí sobre los enemigos del Alto Perú. El enviado trae comisiones, según cartas particulares, para el Coronel Ma- yor Bustos, y para los Tenientes Coroneles Urdininea y Heredia, que deben en- cargarse del mando del ejército, luego que Buenos Ayres largue un parque y algunos dineros. Esto último tiene grandes dificultades en las circunstancias en que esta provincia debe por su propia conservación emplear los fondos públicos y los instrumentos de la guerra en afirmar al menos la frontera del Sud , ya que no es posible hacerse lo mismo con la del Norte, para librar totalmente la campaña de las incursiones de los bárbaros. Ademas , Buenos Ayres tiene al frente , en Montevideo , un enemigo que es necesario empujar, ó cuando menos contener : y parece que haciendo lo uno ó lo otro , únicamente posible en el caso de mantenerse con los restos" que le ha dejado la revolución , contribuye de un modo positivo al mantenimiento de la causa pública, al paso que pone á las demás provincias en la plena seguridad de poder reunir y em- plear sus fuerzas contra los resagos del ejército español en las provincias unidas. El ejército portugués que ocupa á Montevideo acaba de declararse indepen- diente del Brasil , y ligado á la corte de Lisboa : el mismo ejercito , ó su consejo militar, acaba de publicar que prontamente debe retirarse á Europa por ordenes reales ; pero cualquiera que sean los misterios que envuelva esta con- ducto , ahora mas que nunca Buenos Ayres y los orientales necesitan estar mas alerta para ponerse á cubierto de los resultados de esta nueva red que se les ec ha, — Debemos concluir este artículo anunciando que para el número si- guiente nos reservamos entrar mas en materia sobre esta misma cuestión de orientales y portugueses. u Dos noticias muy importantes tenemos que publicar de Europa coa relación á este pais. La principal es que nuestros puertos se llenan de tuques mercantes con procedencia de aquel hemisferio : nuestras radas es- tán cubiertas , pues ha llegado dia de haber fondeado en la exterior doce buques regularmente cargados. La segunda, que es también de gran valor, nos ha tomado de sorpresa por mas que creíamos probable su aproximación? esta es la declaración del consejo del rey en Inglaterra, á petición del comercio británico , de que la bandera de los gobiernos independientes de la Ex-América Española , será admitida en todos los puertos de la Isla como la de cualquier otro pais reconocido , y que nuestros frutos en los dichos puertos no pagarán mas derechos que los que se cobran á los de la misma nación. Este suceso da margen para ofrecer para el número siguiente un artículo relativo al aspecto que presentan los negocios de América cora relación á los pueblos y á los gobiernos constituidos. BUENOS-A YHES. CUERPO LEGISLA TIFO. En Ta sesión del 24 de este mes empezó y terminó la cuestión sobre si debían suspenderse los efectos de los decretos de la autoridad ejecutiva sobre los regulares recoletos, mercedarios, dominicos, y de los barbones, sin incluir en el conclave á los de San Francisco^ porque estos nada han solicitado, á pesar de que la comisión de peticiones en su minuta de decreta también los ha comprendido. Si lo consideramos conveniente incluiremos esta sesión y las cosas de ella en la relación de la reforma y en la discusión sobre la ley que empegaremos. Entretanto nos es muy grato publicar que se ha celebrado mucho el empeño que un Sr. representante mostró en la sala en esta misma noche por la incorporación de otros diputados : hay necesidad— de luces para ilustrar una cuestión que toca tan de cerca— al pais. Indepen- dientemente de esto, podemos anunciar que la sesión de que hablamos ha interesado vivamente al pueblo : lo prueba el haberse mantenido la con- currencia extraordinarja hasta cercare las doce ero exponiéndose á que se confirme la idea que &e ha formado de él : esto (*) es, que los palos que Ja son Solo palos de ciego? ¿Por qué no le ha obligado á conocer que cuando se publica un hecho algo separado del orden natural de las cosas , se desea verlo acompañado de algunas circunstancias que faciliten la investigación de la verdad ? ¿ Por qué no le ha mostrado que en nada se quejan con mas razón los estadísticos, que en la falta de datos que aumenten la certidumbre de las noticias que se dan sobre indi- viduos que llegan á una edad extraordinariamente avanzada: como por ejem- plo, quienes han sido, en donde han vivido, con quien tenian parentesco ? I Por qué no le ha notado, pues, que el Argos al referir en un solo artículo la muerte de cuatro longevos , evita estos inconvenientes agregando algunas circunstancias que comprueban absolutamente el hecho respecto de uno de los cuatro, y que aumentan la probabilidad de que los otros tres tambiea sean verdaderos ? Yo diré el por qué : al menos el que se da muy bien á conocer en la réplica del Argos , es el de que el punto de los muertos no abria tanto margen á una contestación en que las pasiones pudieran desplegarse. ¡ Sr» Centinela ! V . tiene el poder de mantener la paz, ó al menos de conser- var una neutralidad armada. Elija V. uno de estos partidos á que le pra- voca un apasionado de su artículo LA MISCELANEA. NOTICIAS. Hasta el 7 de Mayo último no se sabía nada en Europa respecto de México : se ignoraba absolutamente lo que pasaba en el interior de este reino. JSl conde de Motezuma habia partido últimamente de Burdeos para acercarse á la capital del imperio , pero se asegura que es temible haya perdido los momentos mas preciosos para colarse. El Sr. Zea, ministro de Colombia en Europa , habia circulado una nota á los ministros de fas grandes potencias en París , y causado con ella gran- des debates en los diarios en que desde luego se publicó. Esta nota está ya en Buenos Aires , y es reducida á exigir de las naciones constituidas el reconocimiento de la independencia de Colombia, bajo la inteligencia que las franquicias comerciales en dicho pais se medirían por ra mas ó menos entrada que diera cada nación al acto del reconocimiento. Por lo que hemos visto tanto en los diarios como en correspondencia privada, este paso de parte del ministro de Colombia habia producido efectos desfavo- rables en Europa : al menos una carta de mayo desde Inglaterra dice— „Sea como fuere , el Sr. Zea y sus obras diplomáticas hubieran acaso he- cho un papel mucho mas triste , sí no hubiera venido en su auxilio el men- sage del presidente de los Estados Unidos : ya antes estaba algo templado este suceso por la publicación anticipada que se hizo de parte del Apén- dice á dicho mensage , en el cual está la declaración bien concebida del Sr. Rivadavia al Agente de los Estados Unidos en esa con respecto al reconocimiento. Esta declaración, hizo una impresión fuerte , y todos la han leido con mucho agrado ; principalmente por Jo que toca á la cuestión Sud Americana 35 Existe en Buenos-Ajres el detalle dado por el general español D. José Canterac al virey La-Serna, de las ventajas que reportó su ejército sobre el de Lima en la ciudad de lea la noche del 7 de Abril de este año ; y aun cuando no ha llegado á nuestras manos, sabemos con seguridad que el enemigo da como ventajas de esta acción 1000 prisioneros, 100 heridos, 50 oficiales, 2 banderas, 4 piezas de artillería, 2000 fusiles, y la im- prenta de la división de Lima. Se nos refiere que este parte tiene la sin- gular ocurrencia de afirmar que este suceso >y ha Jijado la suerte del Perú" en favor, de España. Hay también noticias recientes del Brasil : el príncipe regente enviaba desde el Janeiro mas de mil hombres á proteger la libertad de la Bahía, sin embargo que se anuncia no tendrá en esta empresa tan buen éxito como lo ha tenido en la del Brasil. En el Janeiro las tropas permanecían in stalu quo; pero la clase europea quedaba predispuesta á correr cualquier riesgo ea favor de la unidad del reino. Aquí cabe observar algo sobre la recepción, del Sr. D. Antonio Manuel Correa Da Cámara, en ei carácter de cónsul portugués en Buenos-Ayres. Ignoramos si el nombramiento de este funcio- nario emana de S. M. F., ó inmediatamente del gobierno del Brasil ea clase de gobierno separado ; siendo esto último, la circunspección ó mas bien la práctica uniforme parece exigir como paso previo al ejercicio de las funciones consulares, el reconocimiento de aquel gobierno como un go- bierno independiente — Somos deudores de ui artículo sobre los asuntos de Montevideo, los cuales han tomado y toman tal dirección, que facilitan materiales para uno y muchos artículos de importancia y trascendencia.! ellos sostituirán á los de la reforma eclesiástica, luego que esta se haya ilustrado competentemente.. En Inglaterra no se ereia fácil averiguar qué efecto producían las resoluciones del congreso de los Estados-Unidos en los gabinetes de San. James, y de las Tuillerias, como los únicos que podían interesarse en la cuestión del reconocimiento. Es seguro que los diarios ministeriales de Inglaterra no s& han propasado como los de Francia contra la nota del ministro de Colombia, ni contra el mensaje del presidente como lo hubieran hecho en otros tiem- pos. Una carta privada de Londres mismo afirma ,,que el marqués de Lon- donderry á pesar de verse incomodado en la casa de los comunes con. pre- guntas intempestivas é inoficiosas de Mr. Elice, y Sir James Macintosh, relativas á esta cuestión, contestó con poca aspereza, lo que habia dado lugar á creer que el temple era mudado." Se asegura que el ministro de marina en Francia, con quien se enten- día el ministro de Colombia, al entregarle la nota diplomática de que hemos hablado en este número, le dijo que su solicitud contenia una ma- teria tan grave, que el ministerio francés no podía resolver sin previas c®« Hiunicaciones con el de Inglaterra. 36 El alboroto causado en Europa por los rumores de una guerra ínevi* table entre la Rusia y la Turquía, principiaba á sosegarse : pero las ocur- rencias militares entre los Turcos y los Griegos se referían con tantas con- tradicciones, que á ninguna podía darse fé. Sin embargo se confirma la destrucción casi total de la escuadra Turca, por los titaques de la de los griegos y por un fuerte temporal. La España no mejora de condición ni en el trono, ni en el pueblo. Dominada por ese espíritu de contradicción altanera, ni se entienden, ni se concilian, ni terminan las devastaciones que son la consecuencia de tal estado. CUERPO LEGISLATIVO. En la sesión del dos del presente Agosto se leyó en la Sala de Re- presentantes el siguiente proyecto de ley pasado por la autoridad ejecutiva con dos notas oficiales, una del Exmo. Sr. Protector del Perú, y otra del Sr. Gobernador de Córdoba. 1. ' ' Queda autorizado el gobierno para negociar la cesación de la guerra del Perú, poniéndose previamente de acuerdo con los pueblos de la antigua unión, y con los Estados de Chile y Lima. 2. ' Queda autorizado el gobierno para adoptar todas las medidas pacíficas que juzge conducentes á restablecer la tranquilidad y el orden en los pueblos de la antigua unión, que se hallen agitados por dísencíones civiles. 3. * Se habilita al gobierno para gastar en estos objetos hasta la cantidad de 30000 pesos por ahora. Camaradas ! El Centinela gana terreno. Ya el enemigo ha abandonado sus trincheras tribunicias, y lo tenemos al frente á cuerpo descubierto. EL OFICIAL DE DIA. Nuevo periódico, cuyo primer número salió el Jueves de la semana concluida, con este mote " ¿ Quien vive ? la Religión y la Patria" atacando i los que claman " la Patria y la Religión." SUMARIO Del l". número del oficial. El sermón de los siete pasteles, Y la mesa sin manteles, Y el cuchillito rabón, Con que re raspa el talos Mi compadre Fray Ramón Orejas de chicharrón, Y todo lo que acaba en on — ■ como Hasta la 4.* dominica. Segunda Edición. IMPRENTA DE EXPOSITOS. N*. 3. EL CENTINELA Buenos-Ayres Domingo 11 de Agosto de 1822. ¿ Quien vive ? La Patria Entramos en el número anterior presentando el cuadro que ofrecen los negocios de toda la América con relación á las naciones y á los go- biernos extrangeros ; y concluimos, replegándonos sobre nosotros mismos, con que siendo ya independientes y reconocidos por tales, nuestra marcha debia ir de acuerdo .con esta nueva posición. Establecidos estos princi- pios, si hemos de avanzar mas, tenemos naturalmente que penetrar un cam- po bastante espacioso, de donde nos será fácil extraer un grande, armamento* que servirá también, para batir los hábitos que aun guerrean por la male- dicencia, y para sostener los que deben sostituirles y elevarnos á gozar de nuestra nueva condición. En esta marcha nos encontraremos á cada paso circunvalados de enemigos; pero como nuestro ¿quien vive? es la Patria^ tendremos el corage que ella inspira á los que la abrazan con el corazón,, y avanzaremos con libertad tajo aquí, tajo allí, salvando las dificultades y los peligros. ¡ , Mil motivos han concurrido á infundir en los gobiernos de la revo- lución, la idea desconsoladora de que el éxito de aquella acaso no corres- pondería á las grandes aspiraciones. No acriminaremos, sino justificaremos, £1 mas poderoso motivo apareció en los dos primeros años. La división interior abierta en Buenos-Ayres, se comunicó con rapidez por todo el territorio, y fue á producir en las orillas del Desaguadero el efecto mas fatal ácia la causa proclamada. Nada hubiera importado este contraste, si la semilla de la guerra civil hubiera sido una de sus víctimas; pero como en lugar de esto, ella tomó un mayor cuerpo desde entonces, naturalmente se presentaba la duda de como salvar un pueblo que principiaba en senti- do contrario á aquel que habia salvado otros pueblos en idénticas circuns- tancias. Todo pueblo que quiere ser libre lo és, se decia ; pero ninguno lo ha sido, replicaban los gobiernos, que ha empezado á serlo desunido. Otro motivo no menos poderoso que infundía en los gobiernos la duda sobre el éxito de la contienda, era ei estado de las reatan públicas, 26 y la falta de crédito tanto en !o interior como en lo *xtert«w. Solo ae ha contado con los productos de las cinco provincias que únicamente han concurrido : es decir, Salía, Tucumau, Mendoza, Córdoba, y Btieuos-Ayres. La Banda-Oriental, Kntre-Rw», Santa- Fé, Corrientes, y Paraguay han sido para sí solas, así como lo han sido para el enemigo Potosí, La Plata, La Paz, Cochabaniba, Santa Cruz, y en suma toda la tierra de las minas. Sin detenernos en las causas, es evidente también que mas crédito ha tenido un mero pa? titular en pauto á rentas entre nosotros mismos, que los go- biernos ; y naturalmente sucedía así en el exterior, pues si alguna vez se ofertaron fondos fue bajo tales condiciones que ellas mismas las hacían inad- misibles. Aun podemos indicar un tercer motivo tanto ó mas fuerte que los otros — el poder del enemigo. La revolución dejó libre todo el vireinato de Lima , que hasta entonces se habia conservado sin mas erogaciones que las tributarias á que en proporción concurrían, para el alimento de España, todos los puntos de América ; y la misma revolución le agregó las pro- vincias mas ricas del Rio de la Plata desde Potosí adelante, que rara vez han vuelto al poder de las cinco provincias libres sin que haya sido para perder un triple de lo adquirido en ellas. Lima ha tenido también á Ch¡le mucho tiempo ha gozado del comercio costantemente : ha recibido auxi- lios de otros puntos de América, y los ha obtenido déla España misma, solamente para hacer la guerra á la causa de la revolución, que por otra parte era mantenida por cuatro pueblos exhaustos, y por uno que desd*- las jornadas de 1816 contaba con un gran déficit en loá fondos públicos, y en las fortunas particulares. Pero aun podemos presentar otro motivo que coronará estos detalles breves. Este es el de las diferentes guerras á que ha sido necesario acudir por las cinco provincias libres. Por toda la circunferencia del territo- rio han tenido españoles que batir en unas partes, y que conteuer«en otras — hay están la Banda Oriental, el Norte, y el Occidente. Por todos estos mismos rumbos se ha mantenido una guerra civil muy fuerte, sin incluir la que en el interior de cada uno de los cinco pueblos se ha hedió. Han necesitado ponerse en armas contra las aspiraciones repetidamente desple- gadas por la corte de una nación extrangera y vecina. Ha sido menester fomentar la guerra en territorios extraños, encenderla en los mares mismos, y llevarla hasta el territorio de la España para frustrar tentativas que les amagaban de firme. Nuestros límites no nos permiten dar á estas indica- ciones la extensión que haría mirarlas como el cuadro de un incendio cons- tante. Tenemos, pues, á los gobiernos de la revolución marchando en guerra contra España, en guerra civil, en guerra extrangera, sin rentas, sin cré- dito, y contra enemigos todos poderosos lelativamente á las facultades de los cinco pueblos libres ; y he aqui los grandes motivos de dudar. ¿ Pero cual es el corolario ? «no muy claro que es el que nos pone en el punto %®e necesitamos asentar para la continuación de este artículo. Les gobier- 27 nos, sin pararse en medios, solo han atendido al primer objeto de la re- volución, que era el de sacudirse de la España. Nada de pensar en la organización de un país cuya suerte se veía tan expuesta. Ellos no han aspirado á mas que á lo que se llamaba el sahúmenlo ; de suerte que el estado so íal de las provincias al tocar los umbrales de la independencia, casi ni ha sido mas ni ha sido menos que lo que lo era en tiempo de donde partieron á la carrera de la emancipación. Aquí quedamos REFORMA ECLESIASTICA, Después que hemos tratado en el número segundo dos cuestiones pre- liminares al gran negocio de la reforma eclesiástica, viene á propósito, según el plan que nos hemos prefijado, el llamar á examen los artículos del proyecto de la ley pasada por el gobierno al cuerpo legislativo. Va á verse que sobre esto exponemos nuestro juicio con la franqueza que es propia de los que habitan un país libre, y con la inparcialidad de aquellos para quienes la verdad es mas sagrada que todo respeto humano. Si nues- tras reflexiones excitan en los lectores el gusto por esta misma verdad, el suceso habrá coronado nuestros esfuerzos ; y si á alguno Se proveen justos motivos de quejarse, debe creer con tiempo que nada es, mas contrario a nuestras intenciones. Nos reprenderemos de la injusticia tanto cuanto nos avergonzaremos de la lisonja. Proyecto de ley. * "Art. 1*.— Todo* los individuos del clero serán regidos por unas mismas autoridades." "Art.2.*— Los individuos del clero quedan sujetos á las leyes y magistrados civiles^ como todo otro ciudadano. Es muy claro que el verdadero espíritu de ambos artículos, es el de desnudar al clero del fuero previlegiado que ha gozado por muchos siglos para no comparecer ante los tribunales legos. Por desgracia esta novedad* para la cual no estaba prevenido el clero, y cuyo golpe descarga sobre el previlegio que mas estima, debe haber causado en él una costernactoa muy igual á su sorpresa. Un resultado tan amargo era sin duda el mismo que el gobierno trataba de prevenir disponiendo la reforma de un modo lento y pausado, bien que asi nunca hubiera sido por nuestra opinión ; mas se inició de aquel modo, queriendo que eu este órdea gradual d« operaciones el tiempo mismo y los sucesos, haciendo que ganasen terrena los sólidos principios en que se apoya, les hubiese librado de pasar por el disgusto que ahora sienten : pero los comprendidos hicieron señal de alarma 58 y el gobieeno tuvo que multiplicar los medios de su defensa: á nadie culpe» sino a si miMTios. ' Mas sea de esto lo que fuere • quien puede desconocer el bien que *sta mudan/a antmc a, ta conformidad que ella tiene con el nuevo dere cho publico que nos rige, y los males de que es capaz de preservar á un pueblo Ubre ? Nosotros sostenemos que si el clero aspira á mantenerse en el goce de sus antiguos privilegios, pretende ponerse en contradicion con SOS mismos intereses, quiere que la causa pública se doble á sur preocu- paciones, e intenta reamar el volver á aquel primer estado que le destinó sn constitución al entra, en sociedad, y del que si le sacó la piedad del gran Constantino, también se abusó de él enormemente. Entremos en niutena. , Á U . n eclesi ástico se presenta á nuestra vista bajo dos aspectos ; como Ciudadano, y como ministro del altar. Como ciudadano, él es un miembro del cuerpo político, porque aunque consagrado á Dios de un modo parti- cular, no pierde por esto aquellas calidades. El vive bajo la protección de las leyes, participa de todas las ventajas, de todos los privilegios del ciudadano; goza de la seguridad, de la tranquilidad, de la abundancia que el poder temporal procura á cuantos viven bajo de su imperio I a primera y la mas inviolable de las condiciones bajo las cuales él goza de estos bienes, es la de vivir sometido á la autoridad civil ; y es indiquen sable o que renuncie las ventajas de la sociedad en que vive, ó que con- venga en una sumisión tan racional. Éstas primeras nociones dan la resulta de que por la naturaleza misma del poder temporal, las excepciones del clero resisten á la autoridad dé aquel, a no ser que se encuentren en el derecho divino principios que las establezcan. Creemos poder asegurar que si se buscasen en este derecho sena diligenciar en vano. Es una verdad á prueba de las mas fuertes' contradiciones, que viniendo ¿esu-Cristo á fundar en este mundo un reino puramente espiritual, no solo no disminuyó una sola linea el poder tem- poral que antes de su advenimiento gozaban los potentados de ia tierra Sino que lo afirmó con su ejemplo y con su doctrina. De aqui es que en los tres primeros siglos de la iglesia, siglos presiosos para el cristianismo, a ningún cristiano le ocurrió el pensamiento de que las personas consa- gradas a Dios, se hallaban exceutas del poder de los emperadores. El clero, los obispos, los mismos papas comparecían ante los tribunales secu- lares.^ Algunas veces, es verdad, se quejaban de las violencias y acusa, ban a los emperadores de sus injusticias, pero sin reclamar la incompe- tencia de los tribunales: cuando levantaban el grito contra la iniquidad de las sentencias, reconocían el poder de los que las pronunciaban. Sabemos muy bien que San Pablo reprendía á los fieles de Corintio porque llevaban sus litigiosa los tribunales de jueces idólatras; pero tam- bién sabemos que esta reprensión se fundaba, no en que el apóstol des- conociese la incompetencia -del tribunal, sino en que el actor prefiriese este cá- namo pudiendo evacuar el negocio ante arbitros tomados del gremio de los fieles. Si pues el derecho común está en favor de la potestad civil , si la ley divina no ha puesto ninguna excepción á su poder, siJesu Cristo la confirmó lejos de destruirla jf ai los apóstoles , si la iglesia primitiva, y si los papas la han reconocido , es evidente que la excepción de los eclesiás- ticos con respecto á sus causas , es. solo la obra de la voluntad libre y de la benificencia gratuita de las potestades del siglo. En efecto , toda la serie de esta historia legal sale por garante de la ver- dad que hemos asentado. Nos dolemos de que los estrechos límites dé un periódico , no nos permitan referirla con la extensión que pudiera con- venir. Ella nos pondría en estado de deducir consecuencias justas sobre lo que la presente reforma interesa á la sociedad ; y los que después de esto la repugnasen , se harian sospechosos de empeñados en obscurecer una verdad cuya luz hería por todas partes. Sin embargo, daremos noticia de los hechos mas memorables. Constantino fue él primer emperador que concedió á los ministros ? por respeto á la religión, el privilegio del fuero: mas entre sus succesores nada tuvo de permanente este mismo privilegio. Tan presto fue el clero despojado de estos derechos , como restituido. Entraron' después los siglos bárbaros , siglos de ignorancia , de tinieblas , y de confusión , donde todo concurrió no solo á hacer que echase mas raices la jurisdicción exclusiva de los obispos sobre el clero , sino á que se propasasen á las cosas mas profanas. Desde que una clase numerosa de ciudadanos se halla excenta de los cargos comunes, y libre de las tribunales ordinarios: desde que ella manda la opinión :" desde que supone privilegios de derecho divino, y desde que la ignorancia unida á la superstición le- es favorable, todo puede emprenderlo, principalmente si se gobierna por la ambición y el interés. Habiendo llegado á ser señores los prelados por la adquisición de las tierras, y añadiendo el poder de la fortuna al crédito que les grangeaba la reli- gión, fueron á menudo los árbitros de ios Estados. Disponían del trono, reglaban la legislación en Francia, España, y otras muchas partes. ¿ Había necesidad de consultarlos ? Sus consejos se respetaban como sentencias , ha- blaban de ordinario en nombre de Dios , y no eran mas que meros hombres. Los papas, jefes de la gerarquía , y mas ilustrados que los demás obispos , eran consultados muchas veces sobre negocios importantes y difí- ciles. Poco á poco se fueron acostumbrando á expedir órdenes, y el poder político recibió frecuentes golpes. La excomunión fue puesta en uso contra los laicos que querían avocar á su tribunal las causas de ios clérigos, cuya excepción se decía que era de derecho divino. Asi , dos clases divididas por sus intereses, dividieron los reinos. Su rivalidad, unas veces sorda , otras es- trepitosa , produjo muchas turbulencias. Un pontífice extrangero sojuzga las mismas coronas por preocupaciones de religión , mientras que desfigurada la religión misma ella sirve de pretexto á mil cabalas intestinas. ^ Muchas causas contribuyeron , dice un historiador, á producir nuevos desordenes. I a ., la ignorancia , que confundiendo la potestad espiritual y temporal, autorizó las empresas de los papas ; 2 a . 5 los obispos, que quríeu* so do sustraerse de sus soberanos , se ponían bajo la protección de la silla de Roma : 3 1 ., los soberanos mismos quo no buscando sino un pretexto para invadir , reconocían que el papa tenia derecho para disponer de las coronas. Mas así como en el siglo décimo veían los obispos disminuida su auto- ridad por el enorme poder de los pontífices , no se descuidaron en resarcir ésta pérdida extendiendo su jurisdicción, bajo cualquier pretexto, á las mate- rias temporales. Las causas reales y mixtas en que el clérigo tuviese algún interés , la ejecución de los contratos con la clausula del juramento , los actos en que podría intervenir pecado ó mala fé , los testamentos en razón de los legados píos , en fin los pleitos en que el juez secular podía ser sospechoso á las partes , todo venia á ser eclesiástico y del resorte de los obispos. En este cuadro, pues, que acabamos de hacer se observará sin duda una mésela confusa de ideas religiosas y profanas , de donde era natural que resultase un caos de pretencíones ¡incompatibles . que ponían mil trabas al gobierno dirigiéndose á disolverlo. Pero cuanto mas el vértigo habia des- carriado la razón, tanto mas era preciso que llegase por fin el día en que fuese atacada la jurisdicción que el clero se habia formado en las tinieblas de los siglos bárbaros. Efectivamente , la ciencia salió al fin de la tutela, y rompió poco á poco su antiguo pacto con el error : el estado de los ciu- dadanos dejó de estar sujeto á los tribunales eclesiásticos , el recurso de fuerza puso una barrera á las vejaciones , y á medida que se separaban hábilmente los derechos civiles de los espirituales , la autoridad secular ganó tanto partido sobre las mismas inmunidades personales y reales del clero, que en muchos estados de la Europa se han acabado ; y si en alguna parte existen , apenas son unos débiles restos de lo que fueron. Daremos la razón fundamental de esta mudanza , y la daremos con tanto mas agrado , cuanto que ella habla precisamente en nuestros caso. Una liberalidad jamas puede ser una deuda : la continuación de una gracia depende tanto del poder civil , como su propia concesión : siempre está en su poder revocar, suspender, y atenuar, como le agrade, el privilegio que Concedió á los eclesiásticos , según lo exijan las circunstancias del estado y la diversidad de situaciones. De lo contrario la potestad civil consumiría todo su poder por un solo acto : por haber querido favorecer á la iglesia concediéndole una jurisdicción extraordinaria, se habría privado él mismo y sus succesoses , del poder natural que todos los derechos afectan insepa- rablemente á su carácter. Después de esto, lo único que nos resta que averiguar es, si las excep- ciones del clero fon contrarias al bien de nuestro estado según su actual constitución , y por lo mismo revocables. Un pueblo que aspira á ser libre , no basta que haya tomado las ar- mas contra sus tiranos : no basta que haya desafiado la muerte con heroís- mo y con constancia. ¡Feliz entonces si buenas leyes cimentan su gobier- no , y rechazan las causas de disolución que nacen de los acontecimientos políticos J En las mouarquías absolutas es máxima constante criar clases 51 privilegiadas, como las del clero y la nobleza, que uniendo sus intereses á los del príncipe, estén siempre á su devoción. Fero nada mas contraiio á los gobiernos populares, cuya fuerza y seguridad consiste en no conocer Sino un interés común. La desigualdad de condiciones y los fuero* ex- clusivos de unos cuerpos que tienen un cierto modo de existir que les es. propio, presagian necesariamente de lejos algún acontecimiento funesto ; poique aflojan la unidad estrecha que debe haber entre los miembros constitutivos de un estado. He aquí la razón capital *n que el proyecto de ley funda los ar- tículos de que hablamos. Es satisfactorio reconocer en el clero de la provin- cia un cooperador activo en los trabajos de la revolución ; pero todo degenera con el tiempo, y para llegar á una tranquilidad durable el estado tiene necesidad de premunirse contra los sucesos destructores de la virtud. Kl hombre imparcial verá si es prudente, que el reducir al clero á este grado de igualdad con los demás ciudadanos, es uno de los elementos del gobier- no que nos rige, y que es también eminentemente conforme al genio de la religión de que es ministro. Los cristianos primeros todos iguales, y del mismo modo sumisos á las leyes, muestran que es mas glorioso conservar el mismo punto que les señaló el divino institutor. Tantos esfuerzos de nues- tro clero por ser libre, tanto zelo patriótico ó republicano ;es presumible que se concilie con el deseo de conservar prerrogativas contrarias al nuevo estado de cosas en que nos ha colocado el destino ? Esto formaría un coa traste singular con las luces que reviste. Se dice que es envilecer el sacerdocio despojarlo de la consideración y el tratamiento que se merece: pero no hay que dejarse sorprender ni por en- gañosas apariencias, ni por censuras sospechosas. Analísese con imparcialidad y no se encontrará otra cosa en el fondo, que ¡deas seductoras y llenas de ilusión. I A que se reduce el privilegio del fuero de que ahora se des- poja al clero ? La excepción para no ser conducido á los tribunales laicales cuando se trata de instalar contra sus miembros una acción. Por lo demás si el clérigo hace contra el lego las veces de actor, ha de seguir por las leyes el fuero de este, y abrir el juicio ante el tribunal civil. En es- te último caso ¿ toma por ventura la persona del eclesiástico una fisonomía diferente de la que tendría si siendo demandado se dejase ver ante el mis- mo juez ? queremos decir ¿ padece algún ultrage el sacerdocio en fuerza de esta comparecencia ? ¿ El estrépito de los juicios , siendo el mismo en uno y otro caso, deroga su dignidad cuando es actor ? No por cierto. Confesemos, pues, de buena fé, .que el verdadero motivo de la censura es una delicadeza irreflexiva, que lisonjea mas la imaginación que el deseo de un bien real. , , Pero aun hay mas. Si solo el caso en que ,el eclesiástico es actor contra el laico no gozara de fuero, habría alguna apariencia en Jas quejas del despojo : pero siendo tantos con los que la política de los últimos tiempos ha reducido el fuero clerical á Jos límites mas estrechos ¿que es lo que al fia se le viene ahora á quitar? £1 clero ejecutor testamentar^ 32 el qué administra bienes temporales, el que es reconvenido, el que Se hacfe — por r -T: grave en , todos estos casos ' y e ° ^ ¿ ue P ce d P .°"fd C p"" 6 , C ° nfundÍdo C0Q los dea,., ciudadano, ante lo jueces del estado. : Por que pues tantos clamores en la pérdida de un pnvüegio que solo la ilusión da valor? Los miembros actuales del clero no deben ser como los de aquellos tiempos de intolerancia que han ex- piado nuestras fatigas. 4 ¡ Cuanto no es de desear que aquel antiguo espíritu de igualdad que animaba a los primero* fieles, renazca en nuestros dias ! El proyecto de ley as» lo supone, y por eso es que al mismo tiempo que les priva de un derecho muy poco ventajoso en sus efectos, les deja todos enteros los importantes de la ciudadanía. El mas esencial de todos estos es la capacidad de elegir y ser elegido por miembro del cuerpo legislativo; de esta asamblea augusta donde elevados los representantes al mas alto punto de dignidad deben disputarse la gloria de hacer feliz á la nación. Es preciso que el decidido amor al privilegio del fuero haya absorvido todos los mas nobles sen- timientos del alma, para que pueda preferirse su goce á esta distinción inapreciable; a no ser que se pretendiese por el clero lo uno y lo otro reuniendo en un individuo dos calidades opuestas— la de aforado con intereses propios, y la de ciudadano legislador sin otros que los de la Patria MISCELANEA. Caricaturas. Corespondencia. ¡ Centinela ! El destacamento del Oeste ha comunicado que se aproxima tin trozo de caricaturas capitaneado por el partido de la reforma eclesiástica • y que seguu las señales telegráficas, la que viene á la vanguardia tiene todos los visos de un gastador de cazadores : remitiremos los detalles lue^o que pueda echársele el ojo. Del Naciente se nos ha pasado un parte con la siguiente descripción de la capitana de otro trozo. „En un gran cuadro con campo negro aparecen en forma triangular tres hombres de cuerpo enteró: uno bastante corpulento, de dos varas y tercia de alto, vestido de dos colores como gaviota dominica. Otro de vara y tercia de elevación, y con un cuerpo bastantemente reconcentrado vestido á la moderna europea. Otro de estatura mediana, vestido de verde' con cola enroscada como la del demonio, y con una corona de instru- roentos de inquisición. Al rededor del primero están siete angelitos, uno manco, otro tullid©, otro cojo, otro mudo, otro sordo, otro tartamudo, y otro tuerto en aptitud como de mirar á un padre tierno. En suma: 'un sayón, un. representante del pueblo, un diablo, y siete angelitos. 3* DIALOGO. Unos angelitos " Hay! hay! hay! Otros angelitos— Pao! Pan! Pan! El sayón ¡Mis ahijados! ! ! Aquel (por el diablo) os ha echado la maldición infernal, y por eso se ven en vosotros reproducidas las siete plagas de Egipto. El diabla < Sí: y por ellas vos y vuestros imitándoos seréis las plagas del infierno. El sayón ¡Mis ahijados! ! ! Aquel otro (por el representante) os quita el pan. — ¡el siglo de oro se fue, y sostituye el d« fierro! EL representante ¡Imbécil! El pan debe ser de quien elavora sudando y de quien multipilica por un orden legal : no es ni puede ser de quien invierte el sistema del mundo , creando una raza inversa., Para vosotros nunca ha sido de oro el siglo, sino porque ha sido de fierro para el siglo. El se os escapa, es verdad : mas aun os resta un remedio — sed virtuosos — sed con el mundo, y el mundo os recompensará. Un Pueblo grande — Está de expectador, y á estas palabras hace un movi- miento estrepitoso, y grita levantando la cabeza — ¡vivan la religión y las luces! ¡ Centinela ! Repetiremos. GARITA NÚM. 2. El artículo remitido por u La Nombrada" no puede pasar en este número, mas se le procurará un lugar en el siguiente. Centinela! Los escritores han estado muchos meses en paz, j como si ya se hallasen cansados de gozarla , hoy se promueve una guerra entre el Argos_ y el Ambigú. El Argos copia una noticia de que la familia real de España habia sido asesinada > y el Ambigú para desmentirla nota en aquel papel falta de crítica, pudiendo en verdad haberse contentado con dar por contestación definitiva la noticia de que con la misma fecha la teníamos directamente de Madrid de que sus magestades existían: el Ambigú hi o mal. El Argos emplea una cuarta parte del núm. 58 en volver por f i reputación de buen criterio ; pero en lugar de hacerlo en el modo que corresponde , envuelve la cuestión en una red que quién sabe cuantos dora- dos saldrán de ella : también ha hecho mal el Argos ; pero aun lo ha ^ neor en otra cosa : esto es, en no penetrar el flanco que el mismo Ambigú le presenta en esta crítica para defenderse con ventaja , de un modo digno, y con provecho de los que le leen. Í Por 0ficial > Que siempre se ha de mezclar la santa reli- gión con la reforma ! Vos mismo confesáis que están relajadas las instítu. 43 dones que protegéis; y qué pierde entonces la religión perdiendo unos cuerpos ulcerados? hablad Oficial. Diréis que ellos pueden ser reformados sin ser destruidos y que esto es lo que. se desea ¡ reformados , y esto es lo que se desea ! como lo han sido hasta aqui cuantas veces se ha inten- tado ¿no es esto, Oficial ? Pero Oficial, ¿ sabéis bien lo que abraza una re- forma ? Esta , según nuestro corto entender , es la de volver á penetrarse de aquel espíritu que destruye toda afección mundana , y engendra el gusto á la mortificación de los sentidos, al retiro claustral , á una pobreza suma, á una aplicación asidua sobre los libros, y á una dedicación constante á los ejercicios del culto y de la caridad. No dudamos que algunos reli- giosos lo conserve» en todo su vigor; pero, Oficial ¿ queréis persuadirnos que cuando no vemos en los cuerpos sino el entorpecimiento y la pesadez de la muerte , sean capaces de volver á la vida ? ¡No es tan fácil , Ofi- cial , hacernos tragar patrañas , como es fácil coger moscas en telas de araña! ¡ Oficial ! esos tiempos ya pasaron , y es una necedad querer cubrir el sol con solo la palma de la mano. Nos replicáis ? Oficial, que la causa de los ministros del culto , seaa estos cuales fueren, es la causa de la iglesia ; que la persecución de sus personas es precursora de la de la religión &¡c" Con que, Sr. Oficial ¿ seaa ellos cuales fueren, hé ? cuidado con la absoluta ; porque aun cuando noso- tros no somos téologos, nos parece que puede tener un sentido descomunal. Al menos, Oficial, ella es susceptible de tres sentidos. Veamos pues — 1. La causa de los ministros del eúlto, en cuanto ministros , es la causa de la iglesia. Pero no es este el sentido en que la vertís, Oficial : porque en cuanto ministros todos son igualmente buenos , y la expresión sean estos cuales fueren que contiene la proposición, indica lo contrarío. A mas de que , si la entendieseis asi , no habríais hecho mas que decirnos una verdad de Pedro Grullo : pero siempre era preciso que borraseis, Ofi- cial, el sean estos cuales fueren. 2. La causa de los ministros del cúlto , sean cuales fueren , esto es, por perversos que sean, es la causa de la religión , como la del hijo mas malo es la de un padre tierno, cuyo crédito ofende y cuyo amor lasti- ma. Tampoco es este el sentido de la proposición, porque, Oficial , vos queréis que á estos ministros no se les persiga: y el primer perseguidor que tiene el hijo es el mismo padre , asi como el primer perseguidor de los malos ministros siempre ha sido la iglesia. No resta ya otro sentido , Oficial, sino el siguiente. 3. La causa de los malos ministros es, no la de cualquiera iglesia , sino, la de una iglesia que, siendo también cómplice, hace causa común con ellos y prohibe el que se les persiga. Pero , Oficial ¿ ésta iglesia es la católica, apostólica, romana? ¿Donde está entonces la santidad, que según voces de nuestro cura cuando niños, es una de las notas que distin- guen la verdadera iglesia de las falsas? Según esto pues, Oficial, nos habéis engañado diciendonos que vuestro santo era la religión, no siendo otro ^ue el de la iglesia falsa y corrompida. 14 ' m i A!erta camaradas de la reforma : quiere» volver los tiefnpos en que, asi como en la conquista se quería hacer creer que la causa de los ladro- nes era la causa de la religión, se pretende ahora que también lo es la de los cuerpos relajados, y aun mas, la de los sacerdotes mas criminales, según lo quiere el Oficial de Dia! Por lo que respecta , Oficial , á vuestro dicho, de que la persecución Ue Jos m.nistros es presagio de la de la religión, podríamos convenir, si la persecución fuese de los justos : pero de los malos, incorregibles i como puede ser? La lengua se nos pegue al paladar, Oficial, si por esto inten- tamos d.famar a los religiosos que abraza la reforma. Nuestra proposición es general, como es general y comprensiva de todo, la que analizamos, for 10 demás, la persecución (si este nombre merece la reforma) no es 4 los religiosos, Oficial , sino á sus cuerpos, que se apartaron del espíritu de sus institutos, para no volver jamas á él. Prueba de ello es , Oficial, que cuando el proyecto de ley aniquila a los cuerpos, no aniquila á sus miembros : al contrario, desea conservar- Jos como muy utdes para que incorporados al clero secular de Buenos- Ayres, que es de los cleros mas respetables del mundo, den frutos mucho mas puros a la religión y al estado. Ahora pues Oficial ; Cual es el per- juicio que acarrea al público la extinción ? ¿ Priva acaso á los religioso» de que los veamos continuamente en los púlpitos , en los confesonarios, en los templos, fomentando el culto, promoviendo la devoción, y llenando el minh. teño de coadjutores de los párrocos en d desempeño de sus funciones * ¡ Oficial ! si decís que los priva , sois un impostor : si decís que no los pri- va, sois un charlatán hacedor de palabras y de frases. Estos son los únicos puntos, Oficial, que en vuestro primer número han podido pararnos la reflexión ; y después de estos él no nos presenta mas que unas pocas verdades inoportunas, nadando en un occeano de exageraciones y falsedades, bajo un estilo tan vacio de substancia como las ampollas de javon que divierten á los muchachos, pero que cuando mas se hinchan están mns próximas á. romperse. Admitid , Oficial , los mas vivos sentimientos de nuestra consideración ingenua. EL CENTINELA. MISCELANEA. Una casualidad nos ha proporcionado la feliz ocacion de honrar nues- tras páginas con la inserción de la siguiente carta, escrita por un sugeto respetable en Francia á una persona de consideración en Buenos- Ai¡ 'res. Reclamamos sobre ella una lectura detenida por parte de nuestros com- patriotas, no tanto porque conduzca á justificar la marcha que sigue la ad- ministración de este país, pues resulta aconsejado todo lo que ya se ha puesto Ab en planta, sino porque se advierta el grado de crédito que tenemos, y al que podremos llegar si perseguimos de facto las habitudes de los siglos viejos, y nos elevamos. PARIS. "lie sabido por los diarios el útil cambio del Ministerio de Buenos- Ayres. Yo felicito á V. por este acontecimiento y felicito también á su país. En su posición, sus terrenos tienen necesidad de brazos, y su go- bierno de ánimos fuertes. El tiempo dará brazos á la cultura, y su go- bierno llegará á la altura de sus destinos si encuentra muchos hombres semejantes. Ustedes están en una bella posición, pues van á concurrir á un establecimiento que hace una revolución en todo el mundo. Yo entreveo las dificultades que hay y que habrá que vencer. Pcriculose planum aleo Fr actas et incedis per ignes Suppositos cineri doloso. "Pero yo veo sin embargo que en suma no tienen ustedes dos obstá- culos, que entre nosotros y en todo nuestro continente se oponen á la mar- cha progresiva que el estado social hace acia su mejora: quiero decir, la coalición armada de los soberanos vecinos ó internos, que cometen la gran falta de identificar la causa de su trono que está ganada, con la de la nobleza que está perdida ; y en fin la resistencia que la nobleza opone y opondrá por largo tiempo en Europa, á los votos de la opinión y del in- terés general. Ustedes no tienen nobleza, no la tengan jamás. Tampoco tienen soberanos peligrosos en sus fronteras, porque el Brasil les tiene mas recelo que el que ustedes pueden tenerle, mayormente después de las re- voluciones de Portugal. En cuanto á la España , ella está bien impedi- da por la guerra sorda é intestina que le hace su aristocracia y su coro- na, y yo pienso que se creerá bien feliz si ustedes y Méjico quieren con- servarle algunas pequeñas ventajas en sus relaciones comerciales. En fin , Sr., ustedes son dueños de un terreno libre, aun de escombros, en donde no hay sino que edificar ; mientras qne nosotros debemos todavía sostener una lucha que durará bastante contra la aristocracia hereditaria, que muestra mas vigor por defender sus honores , verdaderamente nominales, que lo qne hace, al menos en Francia, por defender sus propiedades y privilegios reales. Es pues la situación de ustedes mucho mejor que la nuestra. Aua lo que puede sentirse, es decir la debilidad relativa de la población, hará por largo tiempo la tranquilidad de esos países : mientras que entre nosotros, su exceso, al menos en las ciudades, nos pone en una especie de estado fibroso por la sobreabundancia de hombres que no encuentran tierras para nutrirlos, ni lugar para su industria. Asi es que yo presagio los altos y felices destinos de ese país con todos los placeres de una esperanza fun« dada en la razón. M a gnus ab integro socloram nascitur ordo esta debería ser la divisa de esa república." •"Yo me guardaré muy bien de dar á V. consejos: pero me permí«í tirá dejar caer algunas frases como en una conversación privada." El, Cbnt. Num. 4. 46 "En Inglaterra se forman muchas especulaciones para ir á ese paíK Ustedes deben acogerlos : pero yo pienso que no deben conceder venta- jas á ninguna nación europea sobre las otras : el interés personal será sufi- ciente para llevarles hombres, y la industria de que tengan necesidad junto con algunas franquicias religiosas." "Lo que yo deseara mas entre ustedes seria enseñanzas multiplicada» y publicadas de las artes esenciales y útiles : en fin, escuelas politécnicas. Pero como es necesario empezar por alguna cosa,, sería muy útil á mi juicio, si sus Tentas lo permiten, el enviar aquí jóvenes, que después pudiesen llevar á su. patria nuestros conocimientos en arquitectura civil ó hidráulica, en mecánica cirujia, medicina, en geometría &c. Yo no hablo á V. de las artes menos' directamente necesarias, como la pintura, la música y aun la astronomía; pero yo agregaré á aquellas la química y la historia natural." „Sobre todo es necesario multiplicar la imprenta. Ustedes y la hu- manidad entera le están en gran obligación , y ella puede todavía propor- cionarles ventajas. Un escudo puede facilitarles el código civil de Napoleón due es el mejor de la Europa ; y algunos mas , la enseñanza de todas las., artes y oficios* Procúrense pues é impriman muchos libros, pero de uti- lidad especial. Ustedes tinen una Biblioteca pública en Buenos Aires : yo quiero hacerle un presente, si V. lo acepta: este es un ejemplar de • Camoens, impreso á costa y cuidado del &r. Souza. V. sabe que él no ha hecho sacar sino un corto número de egemplares para, los soberanos y las principales Bibliotecas públicas- de la Europa, y que la plancha se deshizo.. Si V. lo acepta para su gobierno , indíqueme el medio de remitírselo." ? ,Yo no hablaré á V de la hacienda en detall aunque presuma que la de ese pais esté un poco desordenada, y que por mi parte ella haya, sido poralgunos años el objeto de mis estudios voluntarios. No diré sino dos palabras. Si ustedes tienen deuda pública , contrátenla por un rédit»,. hipotecado sobre las rentas del erario : si no tienen, tomen empéstitos para formar puentes , caminos, canales, y en fin establecimientos públicos. Las deudas nacionales tienen inconveniente , pero cuando no son exageradas tienen sus ventajas : tales como la de empeñar por el interés personal á los acree- dores del Estado en la estabilidad y forma del gobierno que es su deudor: como de crear una clase de ciudadanos , que gozando sin trabajo de una renta segura , puedan librarse á la cultura de las ciencias del espíritu , y de las artes agradables ; y en fin , como la de multiplicar la riqueza, pues, de los capitales prestados al estado , y gastados por él restan y circulan aun , mientras que el contrato que los represanta es una propiedad de ma§ entre las propiedades generales. Los soberanos de la Europa han abusado del crédito público ; y han exagerado las deudas á punto de quedar so- metidos á sus acreedores j á sus pueblos ; pero las repúblicas mas sabias como Venecia , Génova , y las ciudades ansiáticas habian sacado de ello grandes ventajas." ,,Yo no sé , pero me parece que Buenos JÍircs está admirablemente Sjiuado entre la India y la Europa para llegar á ser el centro del comer» -n ció del nutrido, y que bajo este punto de vista, le convendría mucho el esta- blecimiento de un banco de depósito ó de circulación." Esta «preciable carta concluye pidiendo terrenos para una población particular. El número 2*. del Ambigú, bate á los opositores de la reforma ecle- siástica con un corage que le honra : pero presenta un flanco que nosotros debemos penetrar, no tanto porque anhelemos atacarle, cuanto porque este que es un flanco en el Ambigú, es la última trinchera á que se acogen los que no pueden desconocer que la reforma es un acontecimiento indis- pensable. La trinchera es, que la emacipaciou de los claustros debe ser gradual, y no inmediata como la ley exige : ó en otras palabras, que los noviciados se cierren para los frailes futuros, pero que queden los presen- tes á su arbitrio. Lo veremos, y en el número siguiente, tomando por prin- cipio el artículo que propone la supresión total de las casas de regulares* En el número 5*. de la Abeja Argentina se ha dado también un artí- culo en favor de la extinción del fuero clerical que propone el de la ley •de la reforma, bien que atacándolo al mismo tiempo porque ni se halla en su lugar, ni abraza á todas las clases privilegiadas. En esta segunda •parte está igualmente de acuerdo el Ambigú núm. 2*., como lo estamos no- sotros, y como sin duda lo estarán los militares. Sin embargo, estos últimos se muestran en la Abaja infinitamente mas desairados que el clero, y no parece sino que el artículo está puesto, como para que en caso de pesarse en una balanza, el fiel se incline mas bien contra las espadas que contra las coronas* De aqui ha resultado que en las sociedades privadas se sostenga, que si el fuero es peligroso en 'la milicia, es mas injusto y mas peiigioso en el clero, porque los militares al fin son ciudadanos, y al clero es necesario que se le. declare, porque todavia es extrangero en Buenos-Ayres estando dependiente del Papa.— (&e dice) Esto ya pasa de circunspección y magestad : vayan unas cortísimas borras* cas para pasar el domingo á la francesa. CUENTO. Conversando un día un abogado y un agustino sobre materias indiferentes, rodó de tal modo la conversación que terminó sóbrelos expectros. El abogado que habia estado en los Estados Unidos, trató de persuadir al agustino que no creyese en semejantes boberías : pero ¿como no he de creer? esclamó el padre : yo misino he viíío uno.—-: lía visto V. uno ! ¿ cuando ? — la otra noche, y tan Claro como os veo á vos mismo : fue al torcer la esquina del ce- menterio, -una noche que habia luna llena: — ¿Y que forma tenia la fantasma, padre ? — la forma era / que sé ye ! perecía medio cerdo medio zorra ; . », ¡Medio cerdo medio zorra! ¡quite V. padre í V» se habrá asnstado=c/e SU ■propia sombra. 48 OTRO MAS AJUSTADO. El "oficial de dia" se ha puesto como un demonio contra a El centinela'* porque en el primer número, viendo el incremento que tenían las rentas y el comercio en Inglaterra á donde se extinguieron los claustros hace siglos, preguntamos "si al cielo le sería mas grata la industria que la inacción. Pero no es esto lo peor, el oficial la ha pegado con el gobierno ingles, y tratándolo de tramposo, le toca luego, luego la matraca deque las deudas que ha con- traído son un castigo determinado por el cielo que le privan de la felicidad que nosotros afectamos. Pues Sr., vamos á paces. Los Estados Unidos de Norte- America ni tienen claustros, ni tienen religión siendo así que el gobierno inglés la tiene : mas, según la razón estadística que el sirgos acaba de publi- car, aquellos estados aumentan considerablemente la población, el comercio , y por consiguiente las rentas. ¡Y! ¿ que hacemos ahora reverendísimo oficial? ¿teñe V. aigun otro cielo que castiga á los Estados Unidos ? No hay remedio, ó estos han de ser castigados, y mas castigados, ó es mentira lo que V. dijo- de Inglaterra.- — A la industria ! á la industria padre nuestro. MILAGRO. Monsieur de Cadmus, Obispo de Bellay, aun que no estimaba mucho £ la gente monacal, tuvo un dia que ceder á las instancias que le hicieron anos franciscanos de la diócesis , para que pronunciase el panegírico del p atron. "¡Admiraos, oh padres ! — exclamo el Obispo — admiraos de la extre- 5 , mada grandeza de vuestro santo! ¡Sus milagros sobrepujan á los del 9 , mismo hijo de Dios/ Nuestro Señor, con cinco panes y tres peces ali- 5 , mentó solo á cinco mil hombres en un dia; pero San Francisco ¡que 5, asombro ! con una triste vara de brin ha sabido alimentar por cuatro 3 , siglos, dia á dia, á mas de cincuenta mil ociosos ! ¡ que estupenda na ara « ?? villa! OFICIAL DE DIA. 2\ Número. Sumario. Muy fuerte j Ya le clavaban los pies !!!!!! Duro > ¡Ya le daban la lanzada!!!!! Aprieta—— ¡ Apretaremos. Pues que el oficial de dia, se ha presentado en el último Jueves con un Campo mas extenso, es decir, con medio pliego de papel mas, nosotros le pondre- mos al frente en este Domingo alguna mas fuerza para que no se alucine y crea- que por brazos ha de faltar. El 2\ número ha salido con pliego y medio : pues si quiere avise, que le echaremos ocho pliegos en la semana, á cueuta de los cuales van los dos del presente número. Lo notable en el 2*. núm. del oficial. V, Se lamenta de la constancia con que se sostienen los proyectos en el 49 día j y de los progresos que hace nuestra marcha á la reformación. Pues Sr. nuestro , échese V. á llorar , porque constancia la ha de haber hasta la muerte, y progresos se hacen en cada casa mientras que ustedes pierden hasta en las últimas cocinas. No hay quien no diga en Buenos Ayres, al leer el oficial, que Fox dijo verdad cuando dijo "Entre elfanatismá y el embuste el camino es corto y resbaloso.'''' 2. ° Se lamenta de que echemos en cara al estado eclesiástico los gravá- menes que causan en el pueblo para su mantenimiento. Este punto ha herido al oficial mas que ningún otro , porque no solo lo trata en el número 2\, sino que lo adelantó tanto en el 1". que dijo una heregía política ; dijo que un religioso era como un padre de familia, que teniendo regulares facultades se ocupa en educar á sus hijos ; le faltó agregar , en el catecismo de Astete, y.. . -tute lengua. EL oficial repite mucho en este párrafo la contraseña de la — piedad ; pero ya con este motivo hemos oído decir á muchos — il Las riquezas que se han introducido en la Iglesia, son las hijas bárbaras de /« piedad que han ahogado á su madre. 3. " Aquí nos hace el cuco con las provincias, y queriendo referirse, sin duda, á un bando que se dice habersepublicado en la Rioja prohibiendo el que se haga ó el que se hable sobre el asunto de la reforma, tiene el intento conocido de alimentar á los cabezas torcidas para que no desmayen y cuenten con una protección exterior. No queremos detenernos , por no alterar al oficial, en estas clases de protecciones ; ni tampoco nos paramos en la Rioja, donde si aun laborea el Dr. Castro en este año , en el que viene pueda ser que saque de allí lo que hoy sacaría si viniera á Buenos Aires. Lo que sí queremos es , que el oficial no nos provoque mucho con este asunto de las provincias , porque nos comprometerá á decirles y expla- narles lo que dijo y explanó el llamado Federico el Grande — u El fana- tismo es un tirano que despuebla las provincias , la tolerancia, una tierna madre que las cuida y hace Jlorccer. 4. " Nota que hemos incurrido en uc error remarcable (aquí habla ei padre á lo francés y á lo romano) cuando tratamos sobre la potestad de la Iglesia; pero procediendo con la misma malicia con que acostumbran proceder estos gergones cuando se trata de lo que se llama interpretar y explicar el sentido de las cosas, lo que siempre acomodan á sus caprichos y á su igno- rancia claustral, toma el lugar donde está menos extendido nuestro concepto y abandona el párrafo de la página 18 núm 20, donde dijimos : "sabemos muy bien que toda sociedad , sea la que fuere , tiene necesidad de leyes sin las cuales no puede subsistir , y convenimos en que por esta razón hay en la Iglesia un poder peculiar de establecerlas. Convenimos también en que ella usando de este poder crió las instituciones que abraza la reforma &c.'' ¿ Qué dice el oficial ? ¿ Cuomodo legis ? — Pero en lugar de esto sacude los pulmones y nos echa en rostro las otras palabras que se encuentran mas adelante en el mismo numero : son estas, " se concibe mui bien que la potesdad de la Iglesia debe ser independiente de la civil en cuanto á la fé y á la doctrina que regla el fuero interior." — Cuando personas sábias y bien intencionadas «acuentran en un mismo autor dos pasages de los cuales uno explica con maí £0 claridad el pensamiento, y sirve para ¡ntepretar el otro en sano sentido, este es el que prevalece en su opinión. Temamos en nuestro abono el I o . • Por qué no se valió de él si queria saber el sentido genuino del 2°.?— La razón es muy sencilla; porque entonces no hacia al vivo su papel, y le faltaba un palillo para burlarse con falsedes de la buena fe de los simples , y aturdir la multitud con pasmarotadas. Lo 5. a — Con un boato de erudición inútil , vana, y fuera de propósito , pretende que los reformadores corran el velo á las intenciones (jue cree se 1-nll .n ocultas— ¡ Mentecato ! Nosotros no tenemos velos ni tinieblas como vosotros. El dia es de nosotros asi como es de vosotros Ja noche : y per esto cuando hablamos, hablarnos con claridad y decirnos— suprímanse lascusets de regulares. Esto fes todo. Lo 6.°— -Ofrece atacarlos derechos que hemos afirmado tener la potestad civil : esto es mejor que saltar cercos como la liebre que hüye del cazador. Cuidado con que al fin salgamos como hasta aqui con las generalidades de que la reforma toca en heregía , porque si la canteleta de la -herc-gui se apura, tendremos que sacar al Oficial de sus cabernas para ponerlo eu camisa ea media plaza. , NOTICIAS. Teníamos noticias del debate sostenido en las cortes de Lisboa so"bre el desalojo de la Banda Oriental por las tropas portuguesas , y también sabíamos que por una mayoría excesiva, la cuestión se tiabia decidido por la parte injusta, contribuyendo á elío activa y poderosamente los mismos diputados del Brasil que ahora han abandonado su capital y retiradose iérica. Pero últimamente hemos recibido documentos, en que se trans- mite una completa relación de lo que en la tribuna portuguesa se produjo para probar la nulidad del congreso que estableció lo que se llamaba la incorporación, y para hacer sentir que la vuluntad universal de aquella banda era decididamente en oposición á la unión cisplatina, obrada por solo los intereses de siete hombres. Estos documentos entrarán en la colección que preparamos para llenar, cual corresponde á los intereses nacionales, el com- promiso que voluntariamente hemos contraído para con el público. Entre- tanto es muy digno de leerse el siguiente Dictamen de la comisión diplomática ■en las cortes de Lisboa sobre el regreso de las trepas de Montevideo. fí Se tuvieron á la vista en la comisión diplomática los oficios del secreta- rio de estado de negocios extrangeros, relativos á la ocupación de la Banda Oriental del Rio de la Plata por las tropas portuguesas, á saber, el de -24 de Diciembre próximo pasado acompañado de diez y ocho documentos , y los de i 7 y 19 de Enero del presente año transmitiendo comunicaciones posteriores relativas al mismo objeto. De la lectura de los documento* -que acompañan al oficio de 24 de Diciembre se colige, que la ocupación primitiva de la Banda Oriental por nuestras tropas , no tuvo otr« objeto «¡no la seguridad de las propiedades y vidas de los portugeses pacíficos 51 que habitában las fronteras, en el momento que reinaba en las Provincias d,e Sud-América la mas espantosa é invencible anarquía ; y que el gobierno guiado por, los justos sentimientos de la propia y natural defensa, y por la obediencia á la imperiosa ley de su conservación, hizo ocupar militar- mente aquella provincia; y como al presente se liace inútil aquella ocu- pación, incompatible por otra parte con los principios de justicia que animan á. la nación portuguesa, la cual prefiere dar al mundo entero una prueba iuequívoca de que sabe tanto respetar la independencia de los demás países, cuanto celar y defender la suya propia." "La comisión es de parecer que se ordene al gobierno haga retirar de la provincia de Montevideo las tropas portuguesas, dándoles el destino ul- terior que se juzge. conveniente, previniendo al jefe de dichas fuerzas tome de antemano todas las medidas necesarias para el buen orden de esta evacuación, asi como para que de concierto con las autoridades de la pro- vincia se conserve en ella el orden y sosiego de sus habitantes." Sala de cortes 3 de Abril de 1822,, (Firmado) Pamplona. Monteyro. Fernandez Thomas» . Gonsalvez. . Miranda.. Brancanyco de Lobral. Este documento es sacado de los diarios de las mismas cortes de Lisboa. ¡ El Times de fines de Mayo dice, que España se halla amenazada de nuevas hostilidades por parte, de Argel, á causa de que en el dia son muy reducidos los tributos que ella le pasa. El editor inglés nota cuan ver- gonzoso es para una nación, que se compone de diez millones de habi- tantes, el temer á una cuadrilla de piratas, cuyos recursos son sumamente despreciables en comparación ; y concluye extrañando que los Estados que- baña el mediterráneo no hagan causa común y acaben de una vez con todos los berberiscos. El editor tiene tanta mas razón cuanto que todas las costas cristianas que baña aquel mar, pertenecen á Francia, Austria, España, y toda la Italia ; pero notamos que él no recomienda á su propia nación á entrar en esta causa común, cuando ella mejor que otra alguna debia po« nerse á la cabeza. buenos^aTres. Nos es muy agradable anunciar que el proyecto de Paz pasado por la autoridad ejecutiva á la , Sala, de Representantes^ según lo insertamos en el número anterior, ha sido discutido en las sesionos d<-l 14 y 16 de este mes, y sancionado en los mismos términos con una oposición muy débil. La discusión por la parte afirmativa ha sido sostenida por los dos minis- tros del ejecutivo los Señores Cruz, y García, no obstante que también asistió el Sr. Rivadavia^ y por tos Representantes los .Señores Gómez* y Agüero j y aun cuando en la sesión del 14 estuvieron por la oposiciou los Señores Gazcon y Paso, en la del 16 quedó reducida toda la oposi- ción al primero. Creemos que los juicios aun estarán vacilantes tanto sobre la tendencia como sobre el éxito del decreto de paz, mas también creemos que si se elevan, no tardarán en fijarse. Sabemos por notoriedad, que el enviado del gobierno de Córdoba, se- cretario del mismo, D. Francisco Ignacio Bustos, se ha quejado formal- mente á la autoridad ejecutiva contra el núm. 58 del Argos que la Socie- dad Literaria publica semanalmente. También es general la noticia de que por el Ministerio de Relaciones Exteriores se le ha contestado de oficio que la autoridad sin embargo de sentir altamente la ofensa que aquel pe- riódico ha inferido al gobierno de Córdoba, las leyes existentes y gene- ralmente reconocidas por todos los pueblos, le prohiban ¿1 dar entrada á semejante acusación ni á ninguna otra que diga relación á violar la libertad de la imprenta. En los últimos dias se ha referido que el enviado ha in- sistido en que el ejecutivo tome la parte á que le provoca, fundándose siempre como la primera vez, en que por uno de los artículos de los tra* tados de paz entre Buenos. Ayres y Santa Fé, á que concurrió la media- ción de Córdoba, se estipuló que los gobiernos contratantes quedabau auto- rizados para Temover de sus territorios, todos los obstáculos que se opu» siesen á la conservación de la buena inteligencia. Huimos voluntariamente el cuerpo á la investigación del fundamento en que el enviado apoya el requerimiento que acabamos de expresar, porque queremos olvidarnos to- talmente del sistema oprobioso de deportación : estamos también seguros que ni uno ni otro hallará cabida en el gobierno de Córdoba ; pero que- ramos conducir al enviado reclamante á que observe, que una vez el em- bajador francés ocurrió al primer ministro en Inglaterra pidiéndole que castigase á un escritor que atacaba bruscamente á la república francesa, y comprometía la paz que acababa de firmarse: el embajador se personó al ministro : hizo su reclamo ; mas el ministro, sin contestarle palabra, sacó de su bufete la gaceta del día, y le dijo — ved lo que escriben de mí, y me callo. Esto mismo puede decir el gobierno de Buenos-Ayres. SEGUNDA EDICION. IMPRENTA DE LOS EXPÓSITO N". 5. EL CENTINELA Buenos-Ayres Domingo 25 de Agosto de 1822. ¿ (lu '.en vive 1 La Patria Estamos comprometidos á hacer brillar la verdad, y en tal caso no podemos capitular con ningún respeto humano ; y cuando también hemos formado el propósito de promover los intereses nacionales, no hay medio, necesariamente tenemos que rendirles todas las afecciones particulares. Por otra parte, vemos felizmente sacudida aquella indigna timidez que devoraba nuestros pechos : se escucha ya el clamor incesante de la filosofía : es menes- ter, pues, hablar delante del pueblo de un modo consecuente, y no coma á presencia de una manada de carneros. ¡Que nuestros conceptos se hagan sensibles, y que nuestra vía sea la recta ! He aquí todo lo apeteci- ble después que tomamos aquella posición encantadora; pero por lo que á nosotros toca nuestra regla de conducta será invariablemente la que hemos seguido hasta aquí, por mas que haya quien crea que nuestra recompensa ha de ser la que siempre se ha acordado á los reformadores ó redento- res — Hemos concluido el primer artículo del número 4°. ofreciendo presen- tar en este, cual es el espíritu que se descubre en las clases que aun están por reformar, cual es la víctima en medio del choque que se promuebe, y cuales los medios de evitar que la oposición saque veutajas. Es tan cierto que es importante el esclarecer y fijar la consideración, llamando la del pueblo sobre estos tres puntos, como lo es que ellos envuelven nada menos que la vida ó la muerte de la patria; de esta patria que ha col- mado siempre de beneficios, pero que siempre se le. han retribuido ingra- titudes, ¡ Oh patria amada! Nosotros no invocamos vuestro nombre como los hipócritas, ni aspiramos á haceros instrumento de las cabalas y de las venganzas : para nosotros no es vuestro nombre un nombre vano, sino un ser real sagrado á quien no nos es lícito violar, sino tributar adoraciones y sacrificios. Sí, ¡Patria amada! creednos : este no es el lenguage déla hipocrecía, sino el del corazón y el patriotismo. — Al aparecer la iniciación de la reforma eclesiástica, un estandarte negro Se vio tremolar por entre las que se llamaban las bóvedas celestes : la baudvv¿. 54 encarnada se llevó al Instante al mismo Capitolio, y desde entonces guerra! guerra! se gritó, y ella empezó á hacerse contra la autoridad egecutiva que se habia puesto á la cabeza de la organización social. Las imprentas fueron los primeros instrumentos que se pusieron en agitación para atraer prosélitos y para consternar : siguió después la industria egercitándose. De una bó- veda salió la especie de que el gobernador del Entre-Rios habia sido depuesto por un partido hostil á Buenos- Ayres. De otra se hizo valer la de que el gobernador de Santa-Fe tocaba ya nuestro territorio contra la adminis- tración actual. Una cofradía echó la voz de que por San Vicente se reu- nían gentes de la campaña para hostilizar la capital : en otros rumbos de la ciudad se contaba con misterio que las partidas ya avanzaban por San José de Flores; y todos á una voz exparcian la de que los indios apu- raban sus marchas á una entrada general. A estos elementos se agrega- ban por adentro los anónimos y pasquines: la seducción entre las gentes inocentes, y principalmente en el sexo débil que lo precipitaron á pronun- ciarse en contra de la otra mitad que debe serle mas amada : se abusó de las cátedras sagradas : se hacían correr rumores de asesinatos en varios funcionarios públicos : en los claustros se llegó á empuñar el cuchillo unos contra otros para luego ponderar el desorden á que provocaba el gobierno. Por la Recoleta se intentó seducir á los jueces de barrio para promover gestiones en favor de los limosneros, y luego se gritaba que aquellos habi- tantes resistían la reforma : lo mismo se hizo por el Alto : una comunidad tuvo la intención, al mudarse de un convento á otro, de presentarse en la ciudad en cuerpo, descalza, y con un crucifijo enarbolado. Se apuraba la especie de que la gente pobre estaba descontenta y dispuesta á emprender el sacrificarse por la devoción. En fin, todo no presentaba sino una at- mósfera ennegrecida. Y bajo tales circunstancias, los llamados intérpretes de la ley, los encar- gados de mantener la paz doméstica, los que se dicen inspirados por Astrea, amparándose (término que pronunció el ministerio en la tribuna de la Sala de Representantes ) amparándose de estas fatalidades, se convierten en coadjutores de la oposición claustral, y emprenden el atacar por la misma brecha á la autoridad ejecutiva llamándola atentadora, abusadora de la ley, y digna de ser contenida ó reprimida por la soberanía del pueblo. ¡ Que tal ! He aquí un número mayor de brazos dando pávulo ó atizando el fue- go que se habia prendido para devorar la paz doméstica, para crucificar el pais, y para burlarse de las intenciones raas sanas. Sí señores: tal con- ducta observada en otra ocasión hubiera sido algo laudable aun cuando el principio hubiese sido injusto, y aun cuando el concepto de los querellantes hubiera estado abatido por los suelos ; pero guardada en los momentos que hemos descripto, descubre que unas mismas eran que las de los claustros las intenciones de los estrados : es decir, las que les marcarán con una señal de reprobación eterna. Queremos pasar prontamente á presentar el espíritu con claridad : de nó, al observar quien ha Jijado el imperio de la ley en Buenos-Jyres, ya descubriríamos quien la respeta mas, y quien se sirve de 55 ella solo cuando no se le presenta en las manos un con qué infringirla á cara descubierta, ó excepcionarla en favor de las injusticias mas atroces. Pero ¿ cual es el espíritu de todo esto ? mas bien ¿ cual era el blanco de estos opositores? El ya se descubre: mas ¿lo diremos? Sí: revolucio- nar : voltear la autoridad, y ponerla en manos de una facción teocrática, ó bien de una aristocracia de molde nuevo, cuya estupidez capitulando con los vicios de sus órdenes y de sus cuerpos, dejase á los unos en sus asien- tos, y á los otros con sus gergas, gozando cada uno del privilegio exclu- sivo que creen tener para vivir á costa del pueblo, sin hacer nada por él, y echando entre tanto grandes casas, adornando pomposamente los estrados, manteniendo un lujo semioriental, y con mas devotas que los sultanes. ¿ Es f.dso, Señores opositores ? Preguntamos : ¿ hay aquí lo que se llama exage- ración ? quejarse pues, y entonces se verá de que color es la luz del día. Entonces aparecería la desmoralización pública y privada en que están su- mergidos todos cuantos se presentan haciendo un gran papel en la oposi- ción directa : entonces entraríamos en detalles que harían sentir bien al pueblo que el motivo de la resistencia es el de perpetuarse en la corrupción en que viven, envolviéndose también en ella la pasión de la envidia que los devora ; porque ¡ qué original ! el mérito y la rectitud les causa zelos. Entonces, en suma el pueblo se pondría en aptitud de descargar su poder respetable sobre los hipócritas que- invocan su salud para descuidarlo, y arrancarle con qne sostener sus vicios asquerosos y degradantes. La exten- sión que se ha dado á este artículo , no permite el continuarlo sin per* juicio de los demás : él terminará en el número siguiente. REFORMA ECLESIASTICA.. El Centinela al Ambigú,. EN EL KUM. 2..* Aunque nos habiamos propuesto, Ambigú, hacer mérito de los artículos de la reforma por el orden que los trae el proyecto de la eclesiástica, la consideración de que el que trata de extinguir las casas religiosas, se procura por afuera que aborte con todo el calor que el espíritu de par- tido agita en sus empresas, y también la de que vos mismo, Ambigú, ha- béis abierto opinión porque él se sancione á medias, nos ha estimulado á tomarlo por asunto de este número. Os rogamos, Ambigú, que si .nuestra pluma se desliza en algo, no os apropiéis lo que nuestro ánimo dirige so- lamente á los qne no son ni como vos ni como nos — es decir, á los re«- negantes por entero» Art. 20 — Quedan suprimidas las casas de regulares. No es posible descender, Ambigú, á los manejos artificiosos que se ponen en obra, sin entrar primero en el fondo de las razones cuja fuerza se pretende desvanecer. Cuando el proyecto de ley aniquila las casas reli- giosas, se propone también destruir unas máquinas viejas inservibles para lo bueno, y sobre las que el tiempo y el uso hacen con sus estragos os- tentación de su poder : esto no hay quien lo ignore, Ambigú. Ahora con- vengamos en que el espíritu de estas instituciones fue bueno en sus prin- cipios ; mas para que ellas obrasen de un modo correspondiente, necesi- taron una forma exterior, órganos, y una consistencia visible y material. Este cuerpo sumido á lu influencia del mundo físico, de las pasiones hu- manas, variable, perecedero : se modificó al arbitrio de los sucesos, de los tiempos y de las casualidades. A medida pues, Ambigú, que su configu- ración se alteró, que sus órganos se endurecieron, oprimido el espíritu, perdió su acción primitiva, y el fantasma quedó sin existencia. Este es el destino, Amb'gú, de todas las cosas qm< salen de la débil mano del hombre. Entre los opositores del artículo, cegados unos, Ambigú, con las ilu- ciones de su. amor propio, conocen apenas una parte de la verdad austera que hemos sentado anteriormente, y piden que las casas sean reformadas, lio destruidas. Otros tan sinceros para reconocerla toda entera, como tí- midos para obrar por los preceptos que ella dicta, prefieren á todo medio el de prohibir su regeneración con la entrada, y encomendar al tiempo su destrucción. Entre estos últimos, Ambigú, (con excepción de la timidez) parece que os halláis colocado. Nada diremos de los primeros, porque es cosa triste emplear razones para desalojar de sus trincheras una pasión que desafia los golpes del juicio mas rect|^do. Solo nos contraeremos á los segundos, porque conociendo que elementos contrarios han desnaturalizado las instituciones en cuestión, serán bastante dóciles para rendirse al convencimiento. Bajo tres respectos consideramos, Ambigú, los conventos existentes en la^ provincia de Buenos Aires. 1.°, con el que dice relación á ellos mismos. 2.°, con el que mira al pueblo. 3.°, con el que los encamina al gobierno. Nuestro intento es, Ambigú, probar que bajo todos ellos, la única medida saludable es su pronto y absoluto aniquilamiento. Con respecto á ellos mismos. Sabemos por la historia, que corrompido el instituto monacal con las pingües posesiones con que la llamada piedad enriqueció á los antiguos monges , apareció en el siglo dos de la iglesia (uno de los bárbaros que ciu uta la edad media) un nuevo espírutu de mendicantes, cuya perfección consistía en no tener nuda propio, y en mendigar el pan de cada dia. Séanos permitido de paso, Ambigú, el decir que el voto de po- breza, es decir, la renuncia de toda propiedad, es sin duda conforme con la períVccion evangélica ; pero que el no vivir sino délas limosnas que se soli- citan de los ciudadanos, no puede ser compatible cou lasaña política de los gobiernos. Su demanda es un impuesto que aun que se le llama voluntario . es honeroso j pero algo mas, este estado de abyección á que reduce la mendú 57 cidad j se concilla poco con el respeto que debe inspirar un ministerio santo que reconcilia los pecadores con el cielo — Pero de cualquier modo que sea, Ambigú , ello es un hecho que esta pobreza es la que debe imprimir el primer carácter á estas instituciones. Sin ella su nombre es vano y de pura perspec- tiva, porque introducida en los claustros la propiedad ó peculio, arrastra tras de sí la relajación y los vicios del siglo : es decir, reina la contumacia , la soberbia , la ociosidad , la discordia , la parcialidad , la insubordinación , la distracción , y el descuido de lo sagrado. He aquí , Ambigú , el estado actual de los conventos de que hablamos , no (podemos conceder) por unas causas que les sean propias exclusivamente , sino también por los vicios del tiempo que á todos nos abrazan como ha dicho el Oficial de dia en el 1 er . número. Pero asentado este dato , nos resta averiguar si es prudente medida la de cerrar la entrada de estas casas , para conseguir que el mal desaparezca. Si los que la promueven, Ambigú, aña- diesen que era preciso acercarlas y mantenerlas lo mas cerca posible del espíritu particular que forma su esencia, nosotros les hariamos la justicia de creer que intentaban algo de bueno; pero querer que permanezcan en el estado de relajación que las cubre, relajación tal, que aun en el dia mismo que debían cautelarse por dar algún colorido á su causa, les induce á muchos de los recoletos á resistir las ordenes del benemérito prelado déla observancia.; querer dar por todo remedio el que no entren mas novicios cuando sin pro- hibirlo solo cuela alguno abondonado de la mano de Dios, ¿ No es esto que- rer hacer propia la causa de los amigos , con grave detrimiento del crédito que debe ser inseparable de los cuerpos ? ¿ No es querer , Ambigú que ten- gamos largo tiempo á la vista unos miembros siempre recalcitrantes á su espí- ritu ? Ambigú! si los males morales de que adolecen los conventos fuesen como los físicos que unos son contagiosos y otros no , asi como decimos de un enfermo gravado de estos últimos , que viva todo lo que pueda y con sus males en medio de nosotros , asi diriamos de las comunidades en cuestión ; pero el caso es diverso , y debe ser diversa la medida. Sería una respuesta puramente evasiba, Ambigú, si se digese que sería momentánea la duración de estas comunidades que pueden llamarse ramas cortadas de sus troncos desde que separada cada casa de toda subordinación extraña , y rotas las relaciones fraternales con las que existen fuera del ter- ritorio , se reconcentraron en si mismas, y quedó sin egercicio todo el sistema de obediencia que previenen sus constituciones ; sería puramente evasiba , la contestación de la duración momentánea , fundada en que evaporado el primer calor de este entusiasmo fugitivo , no serian pocos los que se viesen impulsados á abrazar la secularización. Este argumento nada tiene de sólido : él no puede mirarse sino como una reacción de los mismos regulares para frustrar el artículo con engaños y sofisterías. Dejando aparte, Ambigú, que los clautros subsistirían lo que la vida de/los que quedasen: vida que es tan larga como debe serlo una vida de padre. Prescindiendo también de todo cuanto puede alegarse para resistir esa mania de hacer todas las cosas á me- dias : manías cuyos efectos lo hemos sentido muchas veces en el país. Nos 58 aparamos á contestar á la pregunta qnp se hace sobre qué ventajas, ó qué males causariai» los regulares que continuasen viviendo en comunidad. Mu- chos son, pero el principal es el fruto que ellas mismas podrían sacar de las mudanzas del tiempo y de los sucesos para dejar barada la reforma y triunfante la relajación. — ¿ Os acordáis, Ambigú, de la ley de la asamblea constituyente que prohibía la profesión antes de treinta años : os acordáis que ella fue dada en 814 ó 13, y revocada por una revolución en 1815 ? ¿y si en lugar de esta medida paliativa, igual á la que ahora se aconseja, la asamblea hubiese extin- guido los claustros, se hubieran estos restablecido? Como se han restable- cido los Jesuitas que desaparecieron por solo un golpe de energía: Las monjas no hubieran largado el corzé después de puesto. — Y esta es una razón que es menester atenderse después. que ellos han apelado y apelan en sus proposiciones á lo que se llama el congreso futuro general, que es indispen- sable se forme cualquiera que sea con una mayoría de hombres predispuesti- simos á sacrificarse por la devoción. Todo esíaria concluido con que decretasen ábranse los noviciados, que es tan faeil como fue mandar que se profesase en cualquiera edad. ¿ Y si esto sucediera, Ambigú, donde irian á parar las con- veniencias que vos mismo esperáis de la extinción de los claustros después de muertos los frailes existentes ? ; y esta no es una disconveniencia, y grande? Ambigú ! esperamos que meditareis algo mas, y que seréis cou nosotros. Con respeto al gobierno, diferida la pronta supresión de los conventos, los males mudarían de naturaleza. Para demostrar, Ambigú, este punto con la claridad que exige su importancia, séanos permitido volver á acordarnos de esos tiempos de ignorancia en que el sacerdocio hacia un cuerpo separado del estado, teniendo intereses particulares, viviendo sin sujeción á las leyes ci- viles, y mandando en nombre de Dios á hombres que hacían poco uso de su razón. Estos fueron los tiempos en que el despotismo Papal se adquirió de- rechos sobre los estados y las iglesias que reprobaba la religión misma : pero corno conoc.ia que sus armas eran frágiles, pues que no salían de la opinión, le fue preciso crearse ciertos puntos de apoyo en que afianzar su poder. Estos fueron precisamente las órdenes mendicantes. Colmadas de privilegios por los. soberanos pontífices, inmediatamente sumisas á su silla, libres de la auto- ridad de los obispos, fueron los instrumentos ordinarios de la corte de Roma. Verdad es que un poder colosal tal no pudo siempre sostenerse, porque para esto hubiese sido preciso quemar todos los archivos de la venerable antigüedad, y borrar todas las huellas de la tradición de nuestros padres. Con todo, unidos Jos papas con los reyes, tan ambiciosos como ellos, partieron entre sí no pocos de los derechos hereditarios de las iglesias y de los pueblos. Nuestra revolución quitó á los reyes lo usurpado, y señaló la marcha que el poder civil debía tomar para hacer con los papas su deber. Llegará tiempo ( y acaso no está lejos ) en que se trate de deslindar los límites de estos derechos imprescriptibles. Los papas harán los últimos esfuerzos para mantenerse en la posesión de lo adquirido, y en un contraste de autoridades saldrán á la palestra los mendi- cantes, y gritando como ahora, heregía ! blasfemia ! impiedad! sepultrarán los pueblos en un caos de supersticiones y discordias. Se abusa siempre de 1$ 59 religión ó por ignorancia, ó porque no hay cosa de que no abusen las pasiones. Alerta pues, Ambigú, advertid bien las miras políticas que sirven á desmontar caminos, como lo han hecho todos los estados católicos de Alemania, como lo ha hecho la Francia, como lo hace progresivamente España, y como lo hará todo el mundo donde la civilización halle cabida. En abono de la institución de las órdenes mendicantes, nos han de- jado escritos sus patronos que en aquellos tiempos se hallaba infestada la Europa de diferentes sectas hereticales, que por un exterior afectado de pobreza, de mortificación, de humanidad, de desasiamiento de todas las cosas, seducían á los pueblos é introducían sus errores. Muchos personages santos sintieron la necesidad de oponer virtudes reales á hipocrecías de sectarios, y criaron sus órdenes. Los estados actuales están de acuerdo con esta his- toria ; pero si advierten que esos siglos bárbaros ya pasaron, que los que han sucedido son los de la cultura mas apurada, y que las religiones exis- tentes lejos de oponer á los vicios del dia virtudes verdaderas, los aumentan con los suyos propios ¿que otro partido les queda que el suprimir unas órdenes no solo inútiles sino perdudiciales, que con sus privilegios relajan la disciplina eclesiástica, y que con su mendicidad son una carga insopor- table para los pueblos ? Nos aplaudimos, Ambigú, de haber logrado esta ocasión para decir tales verdades. Los literatos como vos, ciertamente las sabrán porque las encuentran frecuentemente en los libros que manejan | pero como las bibliotecas del pueblo son los periódicos, y como ninguno de los nuestros las han tratado, no es extraño que muchos las ignoren, y que necesiten explanaciones tan dilatadas que aun á nosotros mismos nos fastidian, Ambigú. Para el número siguiente daremos lo que resta para llenar este artí- culo, particularmente por lo que respecta á la relación que tiene con el pueblo la existencia de las comunidades : entonces daremos también un cuadro que se nos ha ofrecido de lo que importan los bienes de los con- ventos, lo que han gastado hasta aquí, y lo que según la ley deben gastar en adelante. Entretanto y Ambigú* admitid las protextas de nuestra consideración distinguida, El Centinela. MISCELANEA. Correspondencia, Centinela. — Nos atacan ataquemos. Siendo justa la guerra no debemos pararnos en el género de armas de que debemos usar. Todas son buenas, como todas hieran al enemigo. Esto supuesto, al caso. Anoche me hallaba yo de centinela también en la puerta falsa de un convento., y un soldado 6*G veterano de los de mi batallón se acerco á mi puesto, y por entretenerme, me dijo al pie de la letra, en los términos que sigue : LO QUE SUCEDIÓ Á UN" POETA. Estoi entre si llamo ó si no llamo A la Musa que suele Acudir prontamente á mi reclamo En toda vez que desde el Pindó huele Que me dan tentaciones De escribir desiguales los renglones. Si la llamo , es preciso que le diga Lo que quiero con ella; Y creo que, al decirlo, me; maldiga; Porque es tan melindrosa la doncella, Que temo darle un chasco, Y que en vez de cantar se muera de asco, Mas yo , si no me soplan , nada puedo ; Y si ella aquí no viene Con la intención y con el plan me quedo Que mi cabeza concebidos tiene; Y es un dolor por cierto Por no poder parir quedarse muerto. Esto dijo un Poeta, que intentaba En métricas canciones La bilis derramar que lo exaltaba Contra unos Reverendos motilones, Que apenas por sus nombres Medio se ha concebido que son hombres, Estando en estas dudas , de repente Una fresca mañana Abrir y entrar en su aposento siente Vestida en gerga una muger lozana. Que puso en unas sillas Dos matracas y ochenta campanillas, Atónito el Poeta con lo nuevo De aparición tan triste , Estático quedó; maldijo á Febo A la muger también, luego se viste Y al tomar su sombrero Le dijo la muger—,, No, Caballero, „ Yo soi aquella Musa, destinada Para asuntos frailunos, De mil y mil poetas ignorada, Pero bien conocida por algunos. Todos los que me imploran Cantan , y , á su cantar , los Frailes llor Mas para hablar de Frailes no es decente Pulsar el plectro de oro , Ni en verso dulce, armónico, cadente, Lleno de magestad y de decoro, Celebrar las proezas De los que traen argolla en las cabezas. Al ruido de matraca y campanillas Debe nacer el canto, Que contra los de mangas y capillas En Religión ingertos , pueda tanto , Que en todas partes cunda El odio contra ellos que te inunda. Esos son , esos son los que piadosos Sin vergüenza se llaman : Mas su piedad consiste en ser ociosos, En engañar á los que dicen que aman , Y en persuadir á alguno Que Fraile , Dios , y culto , todo es una». El Fraile es una cosa, que no es cosa,, Ni nunca será nada Mas que Fraile no mas : su carga odiosa A toda sociedad tuvo agoviada , Cuando el mundo dormido Casi todo era Fraile ó aturdido. La Religión entonces se admiraba j. Y sentida y llorosa, De verse confundida se quejaba Con ese no sé qué, que no era cosa, Con mangas, con capillos, Con gergas, con cordones, con cerquillos» Hasta el olor a. Fraile , (que en el dia A pocos acomoda) , En esos píos tiempos se tenía No solamente por olor de moda, Sino por el que iguala Al que un Predestinado siempre exála.. Cada Fraile era un Dios sobre la tierra ; Del trono, y los talleres, De la ley , de la paz , y de la. guerra , Del oro y plata, de hombres, y mugeres y De todo disponían ; Y los Pueblos fanáticos dormían, Hasta que (como al fin todoi se sabe) {¡l Cent. Num. ¿ Se supo por el mundo Que en toda su extensión tal vez no cabe El desprecio tan justo y tan profundo Que un Fraile se merece , Mientras entre la gerga permanece. Se supo , y \ que trastorno ! limpia y pura La Religión divina En su expienuor lució : toda impostura Se ilanió por su nombre ; y peregrina- No fue mas en el suelo La adorable Viíroad , hija del Cielo. Los Frailes no servían, y salieron A servir j como deben, La misma Sociedad que consumieron, Y que á insultar en su furor se atreven En algunas regiones En que hai hombres , pero hombres sin calzones. Aquí llegaba la frailuna Musa A su Poéta hablando , Cuando se oyó con variedad confusa Un ruido en la calle, que aumentando Cada vez mas se iba , Hasta que al fin se oyó gritar ¡Que viva! Salió luego el Poéta á la ventana, Y vió que un torbellino De los que causa el viento en furia insana Agitaba en violento remolino Todo "hábito frailesco , Y cada Fraile se quedaba al fresco. El Pueblo alborozado se gozaba En aquella tormenta. Del fanatismo el monstruo, que se alzaba Por el aire también, allí rebienta ; Y la Verdad desciende, Y toda la tormenta se suspende. Vuelto entonce el Poéta acia su Musa. Le dijo en larga risa : „ Querida; puesto ya que esta gentuza ,, De existir ha dejado , no es precisa La canción que este dia „ A inspirarme tu numen me venía." Se levantó la Musa de su silla; Y , de contento llena , Al ruido de matraca y campanilla Por todo Buenos Aires esta escena 63 Divulgó en el momento ; Porque fue en Buenos Aires este cuento. Un C amarada. Peligro de tocar los bienes eclesiásticos. A pesar de haber debido la Frarcia al valor de Carlos Martiel ó sobrenombrado el Martillo, el libertarse del yugo musulmán ; al cabo de ciento veinte años de su muerte, el clero de aquel pais, reunido en conse- jo nacional en Kiersi, escribió la epístola siguiente al rey Luis, llamado el germánico, para denigrar la memoria de Carlos. "Es solo por haber sido el príncipe Carlos (padre del rey Pepin) el primero, entre los reyes y príncipes de los francos, que dividió y separó la propiedad de la iglesia, es solo por esto que se halla condenado ente- ramente. Sabemos á ciencia cierta que San Eucherius, obispo de Orleans, cuyo cuerpo descanza en el convento de San Frudou, estando en oraciones fue llevado al mundo de los espíritus ; y que entre otras cosas muchas que el Sr. le manifestó fue una la persona de Carlos sumergido en los tor- mentos del mas profundo abismo del infierno. Interrogando San Eucherius al ángel que le conducía, sobre este expectáculo, el ángel contestó^ que el cuerpo y el alma de aquel que priva la iglesia de sus bienes, se senten- cian aun antes de acabarse el mundo, por los- santos reunidos con el Señor, á los tormentos eternos; que el despojador sacrilego se hallará cargado no ¡solo con sus propios pecados, sino también con los de todos aquellos que hubieren donado su propiedad, por el amor de Dios, á los santos lugares, para las lámparas del culto divino, para limosnas á los siervos de Cristo, y para la redención de sus propias almas." "San Eucherius, al volver en sí, comunicó lo que acababa de ver á San Bonifacio, y á Fulrad, abate del convento de San Dionicio y primer capellán del rey Pepin ; recomendándoles que visitasen el sepulcro de Carlos, porque sino encontraban en él su cadáver sería una prueba de la verdad de esta visión." "Fueron pues San Bonifacio y Fulrad al convento en que se había. enter- rado el cuerpo de Carlos ; pero en vez de hallarle en la tumba, salió al instante que la abrieron un terrible Dragón, y todo el interior se halló ne- gro como si se hubiese quemado." "Nosotros mismos hemos conocido á algunos hombres que presencia- ron estos sucesos, y que nos afirmaron las cosas que habían visto y oído." "Llegando estos hechos al conocimiento del rey Pepin, hizo que s« reuniese un sinodo en Leptines, el cual fue presidido por San Bonifacio, y Jorge, legado de la sede apostólica. Tenemos las actas de este sinodo que trató de restaurar toda la propiedad -eclesiástica que se habia quitad* 3 pero como Prpirt no pudo devolverla toda á causa de la guerra que tenía con Gaifer, príncipe de Aquitain, al menos las hipotecó á los obispos, man- dando que les pagasen diezmos, y que cada habitación satisfaciese dos suel- dos á !a iglesia hasta poder restaurar íntegra la propiedad." — Hasta aqui la epístola. Pero ¡ cuan preciosos son estos documentos antiguos para hacer- nos 'agradecer al cielo el no habernos dado vida en tales tiempos! ¡Con que colores tan vivos piuta esta epístola la sórdida rapacidad, la malignidad rencorosa, el imprudente embuste, la crasa ignorancia de toda una iglesia nacional en el siglo nono, y el deplorable estado de los príncipes y de las naciones que se asustaban y dejaban engañar por cuentos tan groseros ! porque, señores lectores, es necesario que ustedes sepan que eso del D?~agon, animal que nunca ha existido en el mundo, es precisamente la parte menos imposible de todo este fárrago piadoso — pues que sabemos que no pre- sidió Jorge en el consejo de Leptines : que no se reunió este consejo por Pepin : que no se discutió en él ni la condenación de Carlos Marte], ni la restitución de la propiedad de la iglesia ; y para coronarlo todo, sabemos que San Eucherius murió tres años antes de Carlos ! — Aplicaciones exijimos. SEÑOR CENTINELA. I Quien vive ? ¿ La Patria ? Pues no malgastar tantos ¿ quien vive ? por fantasma de pura ilusión. Sí, Señor Centinela : no son otra cosa los tiros contra la reforma eclesiástica. Distarnos ya mucho de los tiempos de Gregorio VII. De aquella época de fanatismo, y de ignorancia que cubrió de tinieblas las tres cuartas partes del mundo. Ya no nos afecta el prestigio de Alejandro VI., obispo de Roma. V. sabe que aun en ese mismo tiempo fue ridiculizado en nues- tro emisferio por el Inca Atagualpa. Ilai mas, aun los ultramontanos del dia han abjurado ya los delirios de los Belarminos, y de los Baronios. ¿ A qué, pues ocuparse en convencer que es de resorte peculiar del poder civil la reforma del clero de su territorio en cuanto á lo político? I A qué prodigar razones sobre si es, ó no es oportuna esta medida ? Es- tamos satisfechos de la facultad de hacerla, y ciertos de la necesidad de realizarla. Sabemos que los eclesiásticos la han de llenar de anatemas hoi, mañana, y per sécula seculorum. Sabemos que si pueden, crucificarán al que pre- tenda poner sus manos sacrilegas en la herencia vincular del SEÑOR. Asi lo hicieron los sacerdotes según el Orden de Melquisedec con el mismo Mesius que esperaban, solo porque emprendió reformarlos. Los obispos congregados en Constancia, formando Concilio ecuménico convocado canónicamente, presidido por el Espíritu Santo, fueron perseguidos j declarados fautores de cisma eu el momento en que pensaron en reforma 65 eclesiástica. ¿ Podrá esperarse diversa conducta en nuestro tiempo ? Ningún árbol mejora su fruto si no se Le poda ; y los carcomosos, que en vez de fructificar, esterilizan el suelo que cubren con su sombra ominosa, se deben arrancar. Lo que importa, pues, es que se palpen los bienes que en último re- sultado refluirán de la reforma del clero en provecho común de la Pro- vincia, que se sensibilicen los males que concluirán con la medida. Esto hecho, manos á la empresa con firmeza y tino. El Centilena habrá llenado su deber, como lo desea el SIN PARTIDO. Estamos, Sr. Sin partido, tan de acuerdo, que para comprobarlo no ne- cesitamos sino enviarle á las últimas palabras de la carta que en este nú- mero dirige el Centinela al Ambigú. NOTICIAS. El Argos en el núm. 62 publica un documento muy importante : esto es , la orden del príncipe regente del Brasil, expedida en el Janeiro el 20 de Julio ultimo, para que la división europea denominada de voluntarios del rey de Portugal, que existe en Montevideo se retire á Europa, bajo el concepto de que ningún pago mas se le hará por el banco del Brasil , si cometiese el aten- tado de no obedecer á esta real orden. Este documento, respecto de nosotros, tiene dos cosas notables. La una es, que el príncipe regente no parece reco- nocer la incorporación de aquella banda á la corona de Portugal , por cuanto lejos de darle el título de estado cisplatino , le da el de provincia de Montevi- deo, que es el que tiene como pueblo de los del rio de la plata. La otra es, la parte en que determinando que se conceda licencia á todo individuo de la división de voluntarios para quedarse en clase de particulares en la misma provincia, dice que esto lo hace por resultar en provecho de su reino, conside- rando como de su reino lo que hasta ahora nadie le ha dado. Sacamos, pues, en consecuencia de una y de otra observación , que el príncipe regente en su real ánimo , desaprobando la usurpación que su padre hizo de la plaza de Montevideo , aprueba la que él mismo hace, á la verdad, ni con menos descaro ni con títulos mas pelegrinos. Notamos que este príncipe distrae mucho sus atenciones en los primeros día de su nacimiento : él toma á un mismo tiempo el carácter de libertador, yelde conquistador; pero quien mucho abarca , ó poco aprieta ó se rinde al peso de la carga. 65 El Ar^os ha dado la nomenclatura de la marina Norte Américana cuy» epítome es : buques Cañones. 7 Navios de 74 51 8. 8 Fragatas de 44 á 30 314. 20 Menores de 1 8 á uno 222. í Almacén 000. 3Q 1054. Daremos ahora el de la marina Inglesa reducida de lo que era á la pacificación general de Europa. Buques Cañones 184 Navios de 120 á 50 14.294. 194 Fragatas de 46 á 20 7,186. 208 Menores de 18 á 10 2,788. 23 Almacenes 0,000. . 609 • 24,268. Estimaríamos que algunos de nuestros lectores que recibiese papeles pubhcos de Europa y estuviese en circunstancias de hacerlo , nos remitiese el tetado exacto de la actual marina Francesa, EspaJio/a, Olandesa 1. Rusa, Sueca y Dinamarquesa. Es sabido que la de su santidad se compondrá ya de poco mas que de la barca de Simón. Por los papeles públicos de España tenemos noticia de que en la sesión del 15 de Abril del presente año, el Sr. OrduJia presentó en las cortes uq proyecto para que se redujese el número de eclesiásticos en la Peninsular el proyecto se componía de ocho artículos , pidiéndose por el primero que se ordenase á los obispos no diesen ordenes hasta que las cortes averiguacen el número de eclesiásticos que existiera , y determinace el número que convendría conservar. El proyecto pasó á una comisión, CUERPO LEGISLATIVO. En la sesión del 19 del corriente se discutió el proyecto de un impréstito de 3 á cuatro milliones valor real, propuesta por la autoridad ejecutiva para la construcción del puerto y el establecimiento de varios pueblos y ciudades en la frontera y al Sur de la capital. El Argos núm. 62 ha publicado los ¡irtíeulos de la ley sancionada con estos objetos ; y probablemente el diario de las sesiones contendrá el pormenor de esta discusión. No nos queda jpues 5 mas que la crítica. El señor Gascón creyó hallarse en este debate 67' como en su centro, porque ademas de haber sido algunos años Ministro secretario de hacienda, cuando formaba una masa la de todas las provincias , en toda esta su época de financista, decretó también algunos empréstitos, que solóse diferencian del presente en que este es voluntario, y aquellos eran forzados. Este señor tomó la oposición en el debate , y aun cuando su oposición no es estraña, porque ha entrado con ella á la sala y con ella ha continuado , siempre ha dejado la duda en esta sesión si la oposición al em- préstito provendrá de su sistema de oponerse , ó de que el empréstito sea voluntario y no forzado como los suyos. El señor Agüero , sin ser financista , sostuvo la afirmativa en el debate con la fortuna de haber triunfado comple- tamente , de una oposición con pretencion á ser reconocida poseedora de conocimientos (no del tiempo de Jenofonte) teóricos y prácticos en la ciencia de la economía política. Anda con desgracia la oposición en la Sala : este es un mal Agüero para los que fundan en ella todas sus esperanzas de liber- tarse que los agarren los grandes proyectos que en la sesión de este año deben discutirse. Tenemos las comunicaciones de — Alerta. — Fray justo espía — Centinela alerta? alerta está y estará— El que no quiere razones sino palos — y el Tio Gasmuña. Se verán de colocarse ó extractarse en otroá números. Se nos ha remetido la siguiente palabrita al oido. Saliendo del conclave un cardenal que acababa de dar su sufragio inspi- rado en favor de un nuevo Papa, se acerca á la santidad recien electa y le dice muy despacio — " Te hemos elegido : pues bien , este es el momento en que debes oir la verdad — Seducido por el respeto, te vas á creer un hom- bre admirable, ó quiza algo mas que hombre ; pero acuérdate que hasta tu exaltación no has sido otra cosa — que un ignorantón porfiado — Adiós amigo : voy á adorarte." El núm. tercero del Oficial de día nos ha recordado una agudeza de Mr. Le Camus , obispo de Bellay de quien es el retazo del panegírico dado en el núm. 4. — El obispo que no gustaba mucho de los frailes , decía que era menester desconfiar de sus reverencias , porque siempre son interesadas : los frailes , añadía , se asemejan á los cántaros , que no se bajan sino para llenarse : pero les ha de suceder lo que al cántaro , que tantas veces va al agua que al fin no se llena , sino que — se quiebra. TExYTRO Viene muy bien el que empleemos unos cuantos ren- glones en este artículo con motivo de una comedia que acaba de representarse en nuestro coliseo. En él los liberales y los ultras de España tuvieron dos sesiones largas el Jueves pasa- do, en las cuales discutieron muy descansadamente sobre sus diversos dogmas y pretencioues. En otras palabras : se re- presentó el anunciado "Desembarco de los Rusos" que nada tiene de dramático sino la mera forma. Se habla esparcido la voz de que venían á España ocho cientos mil rusos para establecer el antiguo orden de cosas : un inquisidor y unos aristócratas triunfan en perspectiva con estas noticias de sus vecinos liberales ; y estos para vengarse, y lo que es mas difícil, para convertir k sus contrarios, fingen que efectiva- mente se han desembarcado los rusos en la costa de Gra- nada, y hacen que se presenten unos amigos disfrazados eii la Aldea en forma de diputación, para exigir raciones y contri- buciones de toda clase para el ejército invasor, las cuales deben entregarse á las dos horas bajo la pena de muerte. Los anticonstitucionales se asustan y se convierten : (menos el inquisidor que no vuelve á aparecer) de este modo se con- cluyen dos actos largos de pura predicación, La oportunidad ha podido muy bien hacer que esta pieza interesase en Espa- ña ; pero para nosotros necesita reducirse á la mitad cuan- do mas para que no nos fastidie, aunque algunos pasages no dejan de cuadrar con las cosas del dia en el hemisferio en que vivimos. Se notaron dos bastante buenas — "Para defen- der la Patria, bastan las oraciones y los Frailes" ; y esta otra— " Ah ! un inquisidor, en su santo tribunal, deja de ser* hombre ; y se olvida también que los demás lo son," El Centinela ai Oficial de Dia. EN EL NUM. TERCERO. Hemos leido vuestro tercer número Oficial, y advertimos cue vos no queréis creer lo que dijo Boileáu. Si del público aspiras al afecto, Cuando escribas, darás á tus discursos Variedad sin cesar, y nuevo aspecto. Os engañáis Oficial : nosotros mismos que estamos intere- sados en descubrir las brechas, no hemos podido tomarnos la pena de concluir la lectura de vuestro tercer número. Estáis acostumbrado á escribir sermones, Oficial, y los sermones, ó el idioma ó el tonillo de los sermones cuando no produce catarros, son OMÉ activos dormitivos, que temprano imposibilitan á los pasientes, enviándoles á la mansión de los suspensos. Quisiéramos, Oficial, que variaseis vuestro plan : nos in- teresamos en que continuéis algún mas tiempo desenvolviéndoos por vos mismo, porque, Oficial, no ignoráis que confesión de parte releva de prueba. Gustaríamos que entraseis en el ni. . . . ni. . . .ni. . . .esto daría á vuestras producciones alguna sal, algún picante que serviría de tónico para nosotros mismos. No importa que, como la liebre que huye del cazador, según os lo dijimos en el núm. 4., nos huyáis el cuerpo : siempre encontraremos á quien apelar en vuestras imbecilidades, sin necesidad de entrar en conclusiones. Si no os halláis apto para esto, Oficial, abandonad el cam- po para que lo ocupen algunos otros expertos: lo que noso- tros queremos es que lo que escribáis en favor de vuestra causa pordiosera, al paso que á nosotros nos entone, mueva la curiosidad de los hombres. Deseamos también multiplicidad de enemigos, porque cuantos mas moros, mas ganancia, y por- que ambicionamos un triunfo tan gordo como vuestros cogotes. A nuestro Adiós, Oficial : os rogamos por último que os convenzáis que ño es fácil hagáis pasar por herege á Voltaire después que vuestro provincial el fraile Soler ha declarado en nuestros días por apostata al finado ex-provincial Carballo. Admitid, Oficial, las protestos de nuestra consideracioi ingenua. El Centinela. El Ce>t. Nlm. -5. 7% DE GRAVEDAD. ¡ Que espectáculo tan asombroso se ha ofrecido al pueblo de Buenos Aires en la noche dtl 23 del presente Agosto! Nosotros á la verdad pa- rece que le habíamos previsto cuando escribimos el primer artículo de este Damero, y cuya composición era concluida en los momentos de pronun- ciarse aquel acto: pero también es verdad que jamas creimos que el volcan ya estaba bajo de nuestros pies, próximo á despedazarnos con la patria, con el honor, y con la fama, j Sr. ojicial de dia ! ¡ SeTiores religiosos ! ¡opo- sitores todos de la rej'orn\a\ ya vemos que una revolución era la razón que os servia de salvaguardia : ya no extrañamos ese corage con que ha- béis hecho frente á la marcha de la libertad, ni nos asombra el descaro con que habéis procurado seducir al pueblo y envolverlo en vuestros ca- prichos y en sus ruinas. Nada nos espanta ya ; asi como tampoco nos es- panta ¡ opositores ! que para sacar triunfantes vuestras iniquidades, no as- pareis en medios hasta el de matar á la patria, á esta alhaja ¡hipócritas! ¡ asesinos ! á esta patria cuyo jugo os lo habéis absorbido tantas veces.— Nosotros os conjuramos ¡oh pueblos! os conjuramos una y muchas mas en, fl nombre de la VERDAD y de la JUSTICIA, á que os venguéis de esta raza infernal que no se cansa de veros sumergidos bajo al imperio de. la anarquía. CUERPO LEGISLATIVO. Sesión de la noche del 23 de Agosto de 1822. El orden del diaera un asunto de poco ínteres público : sin embarga las tribunas estaban cubiertas de gente conducida como por instinto á in- formarse de un acto de gravedad. Cerca de las ocho de la noche entraron a la Sala los tres Ministros de la autoridad ejecutiva, y habiendo pasado el del primer departamento, previas unas breves palabras á la Sala, una nota oficial del gobierno á manos del Sr. Presidente de la misma, este dispuso se leyese como se hizo en medio de un silencio profundo que guardaron tanto los representantes como el pueblo, Hemos obtenido una copia de esta comunicación importante, y la publicamos íntegra. „ Un gefe de la guarnición ha pedido al gobierno una garantía de que no aparecería su nombre, ni sufriria persona alguna en el descubri- miento que creyó de su obligación hacer, de secretos que impoitaban á la tranquilidad pública. El gobierno le otorgó la garantía pedida ; pero la naturaleza de las revelaciones es tal que ha juzgado fuera de la esfera «le sus facultades el hacerla efectiva, ni el callarla de la representación de la provincia. El caso es, que D. Gregorio Tagle ha tratado desedu- cirlo á fin de que prestase su fuerza en apoyo de una revolución, que se tramaba hacia tiempo, y que solo pendía de su resolución el que se rea- lizase. El gobierno ha considerado este un crimen de lesa patria que no está en sus atribuciones el juzgar por sí, ni por los tribunales ordinario^ 71 sino que este juicio corresponde á la Sala de Representantes de la provincia, constituida en un Jun/, ó en un tribunal de seguridad pública. V asi después de haber proveído á asegurar la persona indicada como criminal, no se detiene en elevar al conocimiento de la Sala este grave caso para que se digne acordar la manera con que debe procederse, y recaiga cuanto antes una resolución que corte dignamente el mal presente, y pueda pre- venirlos en adelante. Los tres ministros están encargados de dar las ex- planaciones necesarias." Dios guarde á V. }l. muchos años. Buenos Aires 23 de Agosto de 1822 — • Murlin Rodríguez. Berna/diño Rivadavia. El silencio que se habla guardado durante la lectura de esta nota con- tinuó por diez minutos mas en toda la sala, hasta que el Sr. Ministro de gobierno subió á la tribuna é hizo: 1.*, una apelación vigorosa á la patria por el lance en que le constituía en aquel momento, tan sensible como de- gradante : 2.*, una explanación del plan, y de las causas que se habían dado para justificar el movimiento. El plan parece reducido á que el jefe in- vitado con su fuerza debia sofocar dentro de la ciudad toda oposición que quisiera hacerse á las operaciones de la gente pobre que seria movida por un capitán de cívicos en los extramuros. Hecho el movimiento, deponer á ambas autoridades, la legislativa y la egecutiva : restablecer el cabildo, y noml f r un gobernador con dos ministros cuyos nombres también se habiau indicado. — Las causas, 1. a Que la administración robaba las rentas públicas para at aer prosélitos que concurriesen á la realización de la causa. 2 a , En- tregar el pais al gobierno de España — Causa 3. a , La destrucción de la re- ligión. El Sr. Ministro comentaba brevemente cada hecho de los que re- feria ; mas el corto tiempo no nos permite entrar en explanaciones que acaso produciremos por extraordinaria ó en el número siguiente.— 3*. Hizo conocer que no solo era justo sino también necesario y conveniente que ni el gobierno ni los tribunales ordinarios, ni ningún cuerpo que de él de- pendiese, fuese el tribunal encargado de esta causa á que correspondía no solo el ser presentada bajo un aspecto dignamente imponente, sino también con todos los visos de recitud y justicia. En consecuencia pidió qu^ la sala resolviese si ella debia conocer como proponia el gobierno convirtiéndose en un tribunal de seguridad pública compuesto de todos ó de algunos de los representantes, ó si se egercitaría la misma Sala en el carácter de un Jury qae era lo que mas recomendaba el ministerio entre otras razones, por la de ser mas útil al acusado. 4.° El Sr. Ministro mostró á la Sala que era indispensable fijase seriamente su atención sobre este caso ; manifestó de plano que no había interés en los miembros de la administración por con- servarse en sus puestos, pues estaban prontos á cederlos tan luego que se les prescribiese el abandono : mas por una via legal, y no en una forma anárquica que el gobierno perseguiría constantemente. Puso por último a disposición de la Sala al individuo que estaba preso, y bajó de la tribuna 78 F.l Sr. Presidente propuso si debía nombrarse una comisión espec'.al pa*;. que presentase en provecto el modo en que la Sala debía espadarse ; j resuelta La afirmativa designó para la comisión á los representantes los Se- üores Gómez, Agüero, Rivadavia, Somellera, y Castex. Se asegura que á las seis de la noche el jefe del departamento ge- neral de policía condujo á D. Gregorio Tagle á la fortaleza, y que fu¿ c alocado coa centinela de v ista en una vivienda inmediata á la capilla del gobierno. NOTA. Con relación á los sucesos del día. Domingo 25 de Agosto — En la noche del dia de ayer fue transmitid* de la casa del Gobierno á la cárcel de Deudores el Dr. D. Gregorio Tagle, y ha sido puesto bajo la custodia y responsabilidad del Gefe del departa- mento general de iolícia. Se dice que á la una y media del mismo dia fueron citados á la Fortaleza El Dr. D. Miguel Villegas, Asesor del Gobierno y auditor de Guerra. El Dr. D. Cayetano Pico. Fiscal General del Gobierno. El Dr. D. Mariano Sabafeta, Procurador General de la provincia. Habiéndose encargado al primero la formación del sumario con citado» del Fiscal y del Procurador, y con cargo de concluirlo en el mismo dia.. Entretanto la comisión de la Sala de representantes ha tenido sus reu- tiiones en la mañana y en la noche del dia expresado, y se dice que es- p rontaá dar cuenta de sus trabajos con la celeridad que demanda el caso. Se arrestaron por la Policía en la noche del 23 cuatro ¡udividuos mas, entre ellos uno que él mismo se acusó. De estos, dos son sargentos cívicos y el otro tan desconocido en el pueblo como los tres restantes. Por el de- partamento indicado se seguía el sumario ayer 24, y se cuenta con que producirá ramilu aciones. Va no hay medio. Estos hombres inconciliables con la razón y con el orden, han puesto en compromiso nuestra fama para con los pueblos bermanos y extraños : han puesto á los hombres de bien en el caso de Vestirse de un pañal y romper las barreras de la desencia : siendo asi, como efectivamente lo es. no nos excusaremos de publicar cuanto resulto de los inquirimientos que se practican y lleguen á nuestra noticia, ni ce- saremos de ¡rogar parque e»! gobierno y la representación pública reglen su conducta de un modo, que satisfaga el sentimiento general del pueblo por hí libertad y la tranquilidad. Debe alejarse todo motivo que pueda pío* vot ar al mismo pueblo á hacer uso de las armas de la desesperación qvjk les irle conciliables acaban de depositar en sus manos. fu FREN TA DE LOS EXPOSITOS. N\ 6. EL CENTINELA Buekos-Aybes Domingo I o . de Setiembre dk 1822. ¿ Quien vive ? La PaMa. NOTA. Tenemos que prescindir de todas las materias iniciadas, y pendientes para este número, porcjue importa publicar los sucesos de la conjuración denunciada tal como hemos podido reuuirlos y coordinarios para la mejor inteligencia. El asesor general debía según la orden deí 24 empezar y concluir el sumario en este mismo dia. Nos preparábamos á publicar lo que ocurriese tributando las gracias mas expresivas al jefe que pareeia haber entablad» vina carrera que ai paso que cerraba la que ha colmado de oprobio mil veces á la milicia, abría el camino del honfjr al ejército permanente de la provincia. Nosotros nos habíamos representado las ocasiones en que lo€ jefes de los regimientos en lugar de sostener la autoridad cuya confian- za habian merecido, habían convertido sus armas contra ella, habían degra- dado su carrera, abierto boquerones á la subordinación : y en fin, solo por el interés de conservar un puesto que se tomaba por especulación y no por adquirirse laureles y buena fama. Nos lisonjeábamos ciertamente con la esperanza de que la reformación de este manejo torpe era hecha ; y na solo estábamos dispuestos á agradecerla, sino á presentar á su autor de una manera altamente distinguida. Pero lo siguiente acreditará que estas era» meras ilusiones. SEMANARIO. Sábado 24 de ¿tgostc*.- — El jefe de la guarnición de que habla la noi.a oficial que insertamos en el número anterior, fue llamado á presencia del 74 Sr. asesor general. El fue interrogado en to.la forma á que declarase lo que supiera sobre la conspiración de que había dado cuenta al gobierno ; mas negando absolutamente este hecho, por toda contestación certificó que en conversaciones privadas habia anunciado á la autoridad los disgu.-to* que se sentían contra ella en la población, la necesidad de estar con vigilancia, y la conversación que habia tenido sobre los negocios del dia, en casa de I). Manuel Busíilios, con D. Gregorio Tagle, el cual se habia manifes- tado desafecto á la administración como este último dijo que lo estaban muchas clases del país á causa" de las reformas y principalmente de la ecle- siástica. El Sr. asesor se encontró con este motivo sin poder arribar en la for- mación del sumario, y dió cuenta al gobierno. El excmo. Sr. gobernador citó á su casa habitación en la noche de este mismo dia á los tres Síes, ministros de gobierno, gierra, y hacienda, y hallándose presente el jefe mencionado se entró en una gran conferencia, el jefe sobre los compromi- sos en que se le ponia, y la administración sobre los perjuicios qne se ¡rogaba á si mismo y á todo el país. En su fugar daremos el resultado de este acto que sin duda merece notarse y considerarse con una juiciosa reflexión : por ahora únicamente conviene decir que ningún partido se sacó en favor de la causa de conspiración iniciada, y que las cosas quedarou eu'esa noche en el mismo estado que estuvieron en el dia. Domingo 25. — Tenemos entendido que en este dia se emplearon los res- petos de jefes respetables de la guarnición para convencer al jefe men- cionado, que ya no era tiempo de retroceder en el camino que habia abierto voluntariamente y sin que nadie le forzase. Sin embargo estamos infor- mados que el dia cerró como el anterior ; y entretanto la opinión pública estaba en alarma, y como queriendo entrar en hostilidades peligrosas. Lunes 26. — La autoridad se conocia en grandes compromisos, al paso que parecía decidido que el jefe indicado resistía absolutamente hacer la manifestación en demanda : y entretanto la expectación pública exigía mo- tivos de salir de sus justas ansiedades. El gobierno entró en acuerdo, y resolvió estender la siguiente acta de que hemos obteuido una copia íntegra. Sala del despacho del gobierno en Buenos- Ayres á 26 de Agosto de 1822, "Habiéndose presentado el veinte del que corre, á la una y media del dia, el coronel comandante del batallón de cazadores D. Celestino Vidal, en el mismo despacho del gobierno donde se hallaban el ministro del depar- tamento de gobierno y relaciones exteriores, y el de la guerra y marina; y habiendo pedido el expresado coronel Vidal audiencia separada á la misma persona del gobernador, ambos salieron á la galeria : de donde regresaron á los pot os momentos diciendo el gobernador á los ministros que escuchasen la revelación importante que en cumplimiento de su deber y de su honor, y* sobre todo por la salud de la patria, queria hacer al gobierno el precitado eorouel Vidal. Acto continuo expuso dicho corouel que habia sido invitado para una revolución que trastornase el orden 8Ctnal del país, y que para ello debía tener una conferencia con el principal director de la revolución, pues aun ignoraba el plan bajo del cual estuviese concebida. Entonces el gobierno le manifestó que debia prestarse á dicha conferencia para de ella deducir lo que era tan importante saber para aplicar los me- dios de contenerla. —En consecuencia y según se había convenido fue llamado á la fortaleza el expresado coronel Vidal el veintidós del propio mes; y habiéndose apersouado efectivamente en el despacho (leí gobierno, exigió del gobernador y del ministro de la guerra y marina, la garantía bajo palabra de honor de que no se descubriría su nombre, ni causaría perjuicio á particular alguno de la manifestación que ibaá hacer, según se le fue acor- dado del modo que lo exigió en la primera conferencia. Entonces á presencia de las mismas personas, el gobernador y el ministro de la guerra y marina, expuso el expresado coronel Vidal que se le había invitado para hacer una revolución , la cual estaba pendiente de solo su decisión , pues que ya se habían anticipado las demás medidas , tales como el disponer y convenir con varios capitanes de la legión patria , y también con la fuerza de la caballería patricia: que prestando él la fuerza de su batallón no habia cosa alguna qne cruzará la revolución , la cual debia egecutarse cuanto antes , poniendo de gobernador al brigadier reformado Don Cornelio Saavedra para consentar á los patricios con quienes se decía que tenia partido; y de ministros, de gobierno al Dr. Don Pedro Medrano, y de la guerra al coronel mayor Don Juan Ramón Balearse : pero que no se le habia dicho que estos individuos eran ó no sabedores del proyecto : que se contaba con la mayor parte de la tropa y oficiales del número primero , por cuanto el ciñuelo de los" que com- ponían este cuerpo eran de los soldados que en el año veinte habían preso á su coronel : que no querían hablar al coronel Ramírez; y que el principal director con quien habia tenido la conferencia era el Dr. D. Gregorio Tagle, concluyendo con que unos de los primeros pasos, hecha la revolución, era el restituir el cabildo extinguido; y por último manifestó el mismo coronel Vidal , que el expresado Dort Gregorio Tagle le habia asegurado que en el momento que le avisase estar listo su batallón , tendría la cantidad de doce mil pesos á su disposición para gratificar la tropa.— Luego que se retiró el expresado coronel , el gobeirno se reunió en acuerdo con los tres ministros; y después de varias observaciones sobre la gravedad del caso , resolvió que no estaba en sus facultades el acordar , ni menos continuar la garantía que habia concedido ; debiendo por lo tanto denunciar á la sala de representantes la revelación que se le había hecho. A este efecto el día veintitrés fu« llamado por el gobierno el expresado coronel Vidal , y hallándose presentes en la sala del despacho los ministros de los tres departamentos, se le hizo saber el acuerdo del gobierno , y la necesidad de que presentase un parte circunstanciado del relato que habia hecho en el día anterior; mas escudándose á dar este paso exponiendo que él no quería aparecer como un denunciante bajo la promesa que le habia hecho el mismo gobierno , se le hicieron pof *1 gobernador y por los tres ministros á su vez ,' las reflexión todo anunciando que la atmósfera descargaba á limpiar en- teramente. Aquí era e! lugar donde correspondía examinar el argumento que se ha hecho valer en favor de la que se da como retractación del jefe que reveló el crimen anunciado de conspiración : es decir , el del quebrantamiento de la garantía reclamada por él , y ofrecida por el gobierno : pero el ministro lo batió sin duda de un modo concluyente en la tribuna de la sala de represen- tantes : él hizo conocer que el gobierno no estaba obligado á continuar esta garantía á ün jefe que mostraba terminantemente creia comprometido mas (*) Habíamos olvidado hacer mérito del Sr. Moreno, que en la discusión del pro- yecto observó, 1°, lo que quería decir en Inglaterra y en los Estados Unidos la sus- pensión del Habeas Corpus* sin embargo que en estos últimos nunca se habia hecho: 2." la parte que tenia la moral ó buea proceder de los ciudadanos en que jamas hu- biera habido tal suspensión en aquellos Estados: 3° El abuso que en nuestra revolu- ción se ha hecho de lo que se há llamado alzamiento de ta seguridad individual : 4.o La buena conducta del gobierno actual por haber sugetddó á un juicio al acusado y por no haber exigido facultades extraordinarias: últimamente falló por el proyecto felicitando á la Sala por la mejora que este orden mostraba haberse introducido ea el pais en favor de la seguridad de las pevsouas y de las propiedades. Si su honor cu fallar á consume mesónos privadas, que en faltar á sus olitígacípníjs respecto de la autoridad y de bis leyes; J¡ mucho mas cuando el misino jefe no garantía sino con sil persona y de un modo secreto la seguridad de la fuerza principal qué estaba á su mando después de haber sido iniciado en una cons- piración : el ministro adelantó mucho mas estos convencimientos, y nos re- leva á nosotros de entrar en sus pormenores. Queremos si, con este motivo, manifestar el asombro con que se mira que aun se saque productos de rsos establecimientos que se llaman beneficios convertidos en esas tiranías stíbter- raneas , que no quieren huir de. un país que han salpicado de sangre , y en el que han inutilizado una multitud de hombres , que menos riegos ó mas cautos para no dejarse arrebatar de fantasías, hubieran sido útiles y felices: — Esas tiranías subterráneas que adormecen al dispierto: que esclavizan al hombre libre: que corrompen al hombre moral, ya forzándolo á ser espión, ya invitándole á ser delator; y en fin . que le hacen solo vivir ambicionando por entre las tinieblas, y mirar láPátria como un oí jeto secundario. Hace muchos años que principalmente Buenos A y res es la víctima de este sistema de combinaciones al oído: él algunas veces lia intentado sacudirse de ellas ; pero cuando aun se ven sus efectos, ge conoce que el remedio no ha sido radical. Lo que corresponde en este caso, nosotros no lo diremos, porque el hecho es demasiado elocuente, y tnas tarde ó mas temprano se ha de penetrar por si cuanto es necesario, para arrancar una disposición en el pueblo que lo extermine ó lo. arrejo d.e entre nosotros para siempre. Buenos Jircs 27 de Agosto de 1 S2 L 2: Por el departamento de Relaciones Exteriores se ha mandado avisar ¿ los oficiales reformados de todas armas y de las clases de capitán abajo, tpe si desean pasar á continuar su carrera militar en los ejércitos del es- tado del Perú, pueden ocurrir al departamento de la guerra á recibir pa- saportes ; en el concepto que los costos de la conducion han de ser abo- nados por el dicho estado del Perú, y que 4 ningún oficial se leudará el pase siempre que por su hoja de servicios no conste haber obtenido en la carrera las notas de buena conducta y mérito distinguido, según recomen- ilación especial del Sr. General D. José de San Martin. Imprenta de los Expósitos* N°. 7. EL CENTINELA Buenos-Ayres Domingo 8 de Setiebibre de 1822, ¿Quien vive 1 La Patria. Para evitar que se desfigurasen los hechos en las correspondencias epistolares con las Provincias interiores y pueblos extrangeros , nos vimos precisados á emplear el N\ 6*. en el detall de los acontecimientos sub- siguientes á la revelación del trastorno general intentado , y á remitir por lo tanto al presente la conclusión de los artículos que dejamos pen- dientes en el número 5.* — Nos quedó, pues, por demostrar cual era la ver- dadera víctima en medio de la oposición que se hacia al plan de la refor- ma , en que habian entrado con buen acuerdo los poderes públicos en Buenos Ayres ; y sin que tengamos necesidad de mayores explanaciones , ni porqué trepidar tampoco, sentamos desde luego que la verdadera víctima es aquella gran masa productora que se compone de comerciantes y artesanos en la ciudad , de agricultores y hacendados en la campana. No hay en esto pretencion á alucinamiento alguno : muy lejos de eso , nuestros deseos ter- minantes son que se destruya toda clase de encapotamientos ó de velos , y que por todas partes la verdad pueda aparecer en todo su resplandor. Las clases productoras han sido siempre arrastradas y complicadas en lo* planos revolucionarios , que se han concebido únicamente ó en el rincón de algún ocioso ó inmoral , ó en las entrañas de algún vengativo ó in- moral , ó en fin por aquel á quien la práctica habia conducido á no vivir sino de la muerte de sus semejantes : para la seducción se han empleado los nombres sagrados de patria y de felicidad , sin descuidar el introducir ideas de crímenes tales como los de despotismo , tiranía, traición ; términos irresistibles no solo por ser bastante fuertes en sí , sino por ser escasamente conocidos y profundizados. Mas no es este mismo el motivo que á nosotros nos determina á entendernos * con las clases productoras, Nuestro blanco és , estimularlas á que dispierten de una vez de ese letar- go mortal en que han estado hasta aquí, y ensayen el sacudir ese yugo que les ha arrastrado mil ocaciones , á unas á sacrificar lo adquirido coa *us sudores, á otras á derramar su • sangre por las calles de su Patria , » 86 todas en fin á ser instrumentos dé la retardación de su propia tranqilidad y prosperidad sólidas , por el capricho de un holgazán , de un revolucionario ó de un vengativo , términos que también son vagos, pero que se entenderán, y á, mas, que los definiremos en otra vez. E¿to no abriga la menor idea de seducción ; arroja un convencimiento harto cierto , y que por tan ig- norado á los doce años todavía no se tocan aquellos, frutos sazonados qu» la revolución prometió y que era en efecto capaz de producir muy temprano. Ahora acerquémonos mas á las circunstancias del momento , y paremos nuestra reflexión sobre los que , declarándole opositores á la reforma reclamada por nuestra condición particular, gritan y alarman y seducen con la idea demasiado conocida é indicada, de precipitar á las clases- pro ductww en un acto tumultuoso ó revolucionario. Entrando , pues, á ver los hechos , preguntamos ¿ que perjuicios resultan á las clases productoras de que la Aduana se llame Receptoría ó Colecturía en vez de todas las conta- durías antiguas, ó que se llame Aduana: su jefe receptor, en vez de Administrador : que los Jueces se denominen de primera instancia , en lugar de alcaldes : que los ministros del culto sean clérigos seculares , ó seculares y regulares, también : que una oficina tenga cuatro empleados, en. lugar de veinte , y que aun asi trabajen menos y con cien tantos mas de mejora en el servicio público: que se prefiera el que tenga mas mérito , ó el roas apto al que no puede serlo por su edad ó enfermedades , y que á estos últimos se les: recompense acordándoles medios para no mendigar lo necesario para la vida , ó para que no se conviertan en zánganos de la república. ? ¿ Qué perjuicio reciben las duses productoras, de que : se retiren de la Ciudad las tahonas para, que- esta, no sea un muladar : que se prohiba en el centra el nso de las petaquerias a^quero^as bajo todos aspectos , y depósito de los actos mas inmorales : que se prohiba severamente el usa horrible del cuchillo : que no se eleven, edificios sino con sujeción al plan general de la Ciudad , para dar á esta una perspectiva que ennoblezca : que las calles sean, amplias para lo mismo y para la comodidad del tráfico: que los cadáveres para que no infesten se sepulten en lugares dictantes d^ la población , y con el decoro, que es como el último tributo que reciben de la sociedad al despedirse de este mundo : que se persiga el juego, ¿evorador de los hijos y de los padres.: que se aniquile á todo vagamundo % y que el ojo de la Policía se sienta á cada instante sobre los malhechores : crue las calles se hermoseen, con empedrados sólidos : que se faciliten tam- bién con empedrados las entradas principales de la Campaña : y eu suma, que un departamento de Medicina, otro de Policía, y otro de in- gyuieres cuiden activamente de la salubridad y del decoro de . la población ? ¿ Que perjuicios reciben las ciases- productoras de que la autoridad ffcuerde una protección decidida á la ilustrac'on general : ya fomentando la publicación de periódicos : ya instaurando y animando cuerpos ó socie- dades de literatos: ya costeando la tradurion é impresión de obras ele- mentales tanto en política como en economía : ya franqueando la biblioteca pública á todas, las clase* y i tada& horas, surtiéndola de. diarios, de la ma- ¿7 yor parte del muüdo : dispensando una consideración especial á los hombres que se distinguen en las letras : empleando sus fondos en introducir el es- timulo al estudio por medio de grandes premios : dotando las cátedras Decesarias para dar importancia y hacer fructuosa la universidad, en que están incluidas las escuelas de primeras letras dotadas por el erario : man- dando traer de Europa una Sala de Física y un Gabinete de Química: facilitando la introducción de obras instructivas, y sobre todo permitiendo, é mas bien estimulando al uso mas amplio de la libertad de la palabra y de la imprenta ? j Qué perjuicios reciben las clases productoras de que la administración dedique una gran parte del producto de las rentas, á cons- truir una Sala decente para los Representantes del pueblo : á dar brillantez al templo de la Catedral : á hermosear la fortaleza, habitación del gobierno: á construir un gran mercado público ó de abasto: á establecer otros dos mercados para el depósito de los frutos de la campaña: á mantener una cárcel decente para la clase mercantil : á organizar un gran parque : á pro- veerse de maderas para concluir el nuevo Coliseo : á hacer traer de Eu- ropa máquinas y un ingeniero hidráulico para la construcción de un puerto: á facilitar por todos los puntos de la campaña el establecimiento de postas, correos, puentes y caminos : á empedrar como hemos dicho las entradas principales, estando concluida ya la que empieza en el camino de Barracas, y por concluirse la que sigue hasta el Miserere : á enlosar las veredas de las casas públicas como la Manzana del Colegio : á empedrar las quince cuadras mas inmediatas á la Ranchería donde se hace el nuevo mercado : y en suma, que estas rentas se empleen en obras de utilidad pública y de hermosura. ¿Qué perjuicios reciben las clases productoras del establecimiento de «n sistema de hacienda, que hace el manejo de esta sencillo, seguro, y taa claro como la luz del dia : que los derechos de introducción sean infinita- mente tan menores que hayan atraído una concurrencia extrangera nume- rosa, y que hayan destruido por sí solos totalmente aquel contrabando que daba para jugar y para comer ampliamente: que se hayan abolido todas las trabas y derechos que tenia el comercio interior, sacándose libremente cuanto se quiere, é introduciéndose lo mismo cuanto se manda: que se hayan abolido los empréstitos forzosos é indefinidos que secaban á los ca- pitalistas, y conservaban sin movimiento las sumas que el temor habla se- pultado debajo de la tierra : que se hayan cubierto todas las deudas de esta y las demás provincias sin gravar al publicó con contribuciones, y aumentando en la Sociedad una porción de brazos con su vivir indepen- diente : que se haya dado un grande impulso al establecimiento de un. banco de descuentos : que se negocie un empréstito de tres á cuatro mi- llones para fundar ciudades y otros objetos útiles : que se hayan librado fondos á Europa para la elavoracion de una moneda que sirva al cambio menor é interior : que se solicite con empeño de los Representantes la abo- lición de los diezmos : en suma, que la tesorería se haya remontado hasta ponerse en estado de cubrir meusualmente todos los gastos ordinarios, el 88 ínteres de la deuda, las obras públicas &c, y 4 tener el crédito entre los particulares que hasta ahora ha tenido en la revolución ? ¿ Qué perjuicios reciben las clases productoras de que se organize el egército permanente bajo un pie de rigorosa subordinación y disciplina : que este egército sea formado con arregio á una ley especial expedida por los Representantes del pueblo : que este egército sea pagado puntualmente todos los meses : mantenido en una posición activa con acantonamientos de todas armas en las fronteras, y en la costa Patagónica, dejando entretanto libres á los ciudadanos para no hacer fatiga alguna en la ciudad : que este egército se prepare para emprender, con seguridad la expedición reclamada contra los bárbaros para dar una garantía poderosa á las mejores fortunas del pais : que las milicias de la campaña se hayan organizado de manera que el peso de ellas no cargue ni sobre el anciano, ni sobre el padre de familia: que se establezca un gran parque que al paso que reúna todos los elementos de la guerra que estaban dispersos bajo diferentes manos, sirva también como un monumento el mas digno de un pueblo guerrero : en suma, que se procure inspirar en el egército la ¡dea de orden y de respeto á las au- toridades públicas y á las leyes, que tantas veces han hostilizado y violada las mismas armas que debian sostenerlas? ¿ Qué perjuicios reciben las clases productoras de que la administra- ción pública sea independiente de todos los partidos : que á ninguno per- siga, á ninguno dispense protección especial: que respete las propiedades y las personas tanto del que le elogia como del que le maldice, tanto del extrangero, como del español, ó del americano sea ó no de la provincia que administra : que su gobierno sea el de la publicidad y el de las leyes, pues proscribe enteramente aquel depravado sistema de empeños y consi- deraciones personales para la adquisición de la justicia, y el no menos depra- vado de logias y combinaciones nocturnas ó subterráneas : que predique la igualdad y la libertad por todas partes : que clame por la moral, y se es- fuerze á introducirla á todas las clases, hasta imponiendo severas penas al particular que emprenda corromper á un empleado, y al empleado que se deje débilmente seducir : arrojando del pais los notoriamente criminales que han querido ampararse de la liberalidad que en él prevalece : que respeta los. aciertos y los errores de sus predecesores, pues ó hace ejecutar lo bueno que estos hicieron, d guarda un silencio profundo sobre lo malo, de que es una prueba el que hasta ahora se ha visto un solo decreto de la au- toridad que se funde como era costumbre, en los vicios de sus anteceso- res; ni que califique á estos con otros dictados que los de gobiernos pa- trios. — ¿Qué perjuicios reciben las clases productoras de que la adminis- tración se mantenga en relaciones estrechas de amistad con las provincias de Santa-Fe, Entre-Rios, Corrientes, Córdova, Mendoza, &c. que respete las libertades de que éstas gozan, y se conserve sin intentar traspasar sus límites naturales, que es lo que ha costado tanta sangre á Buenos- Ayres : que solicite permiso de la representación pública para negociar pacificamente Ja terminación de la guerra civil en los pueblos donde aun existe : que 8!) .sostenga la mejor inteligencia ron las naciones extrangeras, y haya contri- buido á que el reconocimiento de la independencia se haya pronunciado por los Estados- Unidos : que se expida con el honor de un gobierno in- dependiente é ilustrado resistiendo entrar en conferencias ni en ninguna clase de relaciones cou aquellos gobiernos extrángeros cuyos comisionados no han venido vestidos con un carácter proporcional, como sucedió cou el jefe de la escuadra francesa y el comandante de las fuerzas británicas que se regresaron sabiendo por declaración especial que la autoridad del pais no entraba en conferencias con comisionado alguno extrangero que se presentase con fuerza armada, y sin sujeción á las reglas prescriptas por el derecho público de las naciones : que haya hecho conocer su oposición abierta á la usurpación del pueblo Oriental, respecto de la que parece no manifestar su resolución definitivamente, por hallarse esto pendiente de la sala de representantes : en suma, ¿qué perjuicio reciben las clases productoras , de que la autoridad haya concluido varias contratas para facilitar la emi- gración de familias industriosas de Europa, principalmente del Norte, que sirvan á la erección de ciudades en la campaña) y para- engrandecer la costa Patagónica ensanchando por este lado el poder y el influjo de los argen- tinos ; y que haya protegido el establecimiento de paquetes de correspon- dencia con Inglaterra, con los Estados-Unidos, con el Brasil, y varios con Montevideo ? Es hasta aquí únicamente que podemos arribar porque no nos permi- te mas el límite de este periódico. Sin embargo, reservando reunir actos mas eminentes de la autoridad, creemos que ello es bastante para dejar sin tener que responder á I0S que revuelven á las clases productoras contraías autoridades públicas, y para hacer que estas clases volviendo sobre sí conos- can bien y mediten sobre sus verdaderos intereses. Aun supuesto el caso (que negarnos redondamente) que una revolución extrepitosa sea el medio de poner término á los males públicos, pregunten ¿ cuales son los males públicos que impelen á esa revolución ? ¿ qué cargos hay que hacer á una administración (hablamos de los dos poderes) que según el detall irreprocha- ble que hemos dado resulta, expedirse con honor, con patriotismo, con liberali- dad, con actividad, con economía, con ilustración, con firmeza, con buena fé ó con moral que es el dote mas inapreciable, y mas fugitivo de nuestra Patria ? Esta idea de revolución nos ha alarmado tanto, que nos ha hecho tomar decididamente el partido de sostener la útil existencia de las au- toridades, y de desafiar como desafiamos á cuantos quieran entre los de la oposición hostil , á que por medio de la imprenta (y no por pasquines, que es de cobarde, y tiene visos de tinieblas ó de logias degeneradas) se pro- duzcan y esclarezcan los cargos que tengan que hacer, y con qué seducen á las clases productoras. Estamos seguros que el resultado será demostrar la realidad de esta proposición que asentamos — Los que seducen ú las clases productoras para lo que llaman una revolución, son, ó aquellos á quienes domina una codicia desarreglada que no se sostiene con el producto de su trabajo, sino del sacrificio de la fortuna de los demás ; o bien aqtteUos wsgfq 90 ambición no fundándose en el mérito para satisfacerla, sacrifican á ella el honor, la vida de la patria, y la fortuna de sm conciudadanos. REFORMA ECLESIASTICA. EL CENTINELA AL OFICIAL DE DIA En el número 4\ Oficial! Cuando el odio y la venganza se unen al fanatismo de reli- gión, para perder á un gobierno pacífico y bienhechor, los actores están seguros que echando diestramente materias combustibles en la hoguera que intentan levantar, luego aparecerá, Oficial, la guerra civil, y dará la víc- tima que destinan al sacrificio. Ellos dicen : en esta confusión todas las ideas están dislocadas, y con ellas todos los límites de la obligación ; pocos defenderán la causa de la autoridad : los mas apetecen una novedad tur- bulenta, y acaso no les parecería poco haber agotado su origen : sobre todo, el pueblo ama la religión, y nutriendo su espíritu de todo lo que el temor de perderla tiene de mas sensible y espantoso, le haremos el juguete del engaño y el instrumento de nuestras pasiones. Ved aquí, Oficial, descubierto todo el plan de los perturbadores fa- náticos, y el que entrevimos en vuestras líneas antes que se hubiera hecho la revelación que sabréis y que sentiréis, Oficial. Acordaos de nuestro primer número. Ah ! ¡ Cuantos de nuestros compatriotas, los mas candidos, infatuados con la idea de que destruyéndose los conventos se intenta des- truir los altares, estarán resueltos á perecer bajo de sus ruinas ! Mas su- puesto en ellos este convencimiento, lejos de condenarlos, los aplaudimos. Sabemos mui bien que cuanto mas virtuoso es el corazón, tanto mas pronto se halla á sacrificar lo que mas ama, á la religión que cree ser el mas imperioso de sus deberes; pero ¿por qué d^jar que se alucinen sin ma- duro examen, y que se quemen en la antorcha que debe iluminarlos ? No- sotros, .pues 3 Oficial, vamos á presentarla en todo el lleno de su resplandor. Ella servirá para afirmar á los cautos en su juicio : para despreocupar á los ilusos ; y para que unos y otros condenen á los autores de la calumnia á la execración de la posteridad. Para convencer, Oficial, á todo el mundo que solo el odio envenenado de los enemigos de la sólida prosperidad del pais, pudo inducirles á pro- pagar contra la autoridad la calumnia de heregía, no haremos aquí mérito de los convencimientos con que hemos abatido vuestra cabeza orgullosa y hueca, Oficial, y con que hemos hecho ver á las claras á vuestros prosé- litos, que son ignorantes y pérfidos. Por una via de hechos dirigimos ahora la pluma, para que quede sin recursos vuestra loca imputación, Oficial. La magnífica reconstrucción de un templo mandada realizar por uu go- tierno, debe mirarse por vosotros, Oficial, como una protestación pública de la (é y de los misterios que abraza la religión. Un templo no es oh a cosa que el lugar donde sq juntan los fieles de una comunión á tributar cultos- al Señor, egercitar s.u piedad, y practicar las obras de su creenci^ religiosa. Si reflexionáis, pues, que entre las primeras providencias de la autoridad, egecutiva,, después de la renovación de los ministerios, fue una de ellas mandar que á espensas de crecidos gastos se diese una nueva forma llena de dignidad y decoro á la Catedral de esta ciudad, será menester, ó que desaparezca el vértigo que ocupa á sus enemigos para hacer sos- pechosa su fe, ó que se resuelvan á cargar con todas las maldiciones que. merece su pérfida obstinación. En esto nada mas se descubre. Oficial, si no que la autoridad penetrada de la augusta santidad de los misterios, miró esta obra como un objeto de toda preferencia. No es esta la única prueba, Oficial,: tenemos otra cosa de mas alto mérito. Esta es el puntual y. exacto cuidado en aplicar el remedio á los, males espirituales que en varias partes sufría la campaña y la costa patagó- nica. Se han surtido de capellanes algunos pueblos de frontera, y se les ha acordado dotaciones no pudiéndolas dar los feligreses. Con respecto á patagónica aparece esta prueba mas relevante ; porque el talento inapreciable lio está tanto e-o aplicar el remedio, cuanto en aplicarlo siempre tal cual lo exijan las; circunstancias. Sabemos que en los últimos dias la au- toridad recomendó al Sr. provisor nombrase un Capellán para .aquel punto, y que propuesto un eclesiástico de vida desastrada, le devolvió la propuesta, dándole conocimiem^-q^eL^ffiuamente ignora, y exigiéndole otro que se hiciese recomendable por el mérito y -la virtud. Esta vigilante atención de proveer al pueblo de Ministros, se encuentra repetida en e.1 proyecto de reforma, pues enéjase invita al pueblo mismo á soportar su carga, man- teoeniéndolos con la decencia que corresponde á su estado. Proseguiremos á vuest;o despecho, Oficial: sabéis, y lo sabéis muí bien, que habiendo el Provincial Soler privado de los honores fúnebres a} Reverendo CfflfaéM¿ á petición del actual prelado de la Observancia, la autoridad revocó la. orden de aquel agresor, y mandó se le hiciesen para que su alma pudiese expiar con los sufragios las faltas que aun no hubiese purgado. Sabemos que en el presupuesto general de gastos para este año y el d,e 1823 está», incorporadas las sumas que demanda el culto de la Santísima Trinidad, y el de los patronos San Martiu y Santa Clara : en fin, que rn el cementerio del Norte se iba á enarbolar en su centro el signo de la reparación del género humano, encomendando á na religioso recomen- dable por sus virtudes, la custodia de equel lugar santo, y mandando que con las ritualidades acostumbradas, se bendiciese á presencia de todo el pueblo aquel depósito lúgubre de la mortalidad. Los partidarios del fanatismo convulsionario deberán admirar con rubor, Oficial, á un gobierno filosofo y heretical que se declara por la inmorta- lidad del alma, el porvenir de una vida futura, la recompensa ó el castigo de las obra&y y h} v^ueraemu <¿e los Saatos. Pero, olio suplicio auu 92 cruel les aguarda haciéndoles observar, primero : que la autoridad detiene en este pueblo á un vfcionario que formándose un nuevo evangelio á me- dida de lo que podia dictarle un cerebro mal organizado, se atrebia á pu- blicarlo en la campaña sin otra misión que la suya propia. Segundo : que en una comunicación oficial de la autoridad egecutiva á la Sala de Repre- sentantes hemos visto protextar altamente ser su primer deber, reconocer y respetar la religión cristiana como eminentemente social. ¿Qué decis ahora, fanáticos impostores : que decis Oficial? ¿Está cor- rompida la fé : está en peligro la religión ? Afilad cuanto queráis las armas de vuestra maledicencia, ellas vendrán á romperse en el escudo de la sim- ple verdad. El peligro que corre la religión consiste, Oficial, en esa grande autoridad que con vuestra hipocrecía os habéis adquirido sobre los simples é ignorantes. Vosotros sois los que la hacéis consistir en cosas que solo son útiles para aseguraros la posesión tranquila de las ventajas afectas á vuestro estado : vosotros los que con vuestra vida escandalosa y desarreglada, for- máis los ateos y los incrédulos : vosotros los que queriendo encubrir con el manto del ministerio los vicios que os devoran, provocáis á que se os des- precie como ministros mas bien que como hombres. ¿ Y nuestros conciudadanos, serán tan ciegos que tomen las palabras necias de un palabrero arlequín , y las invenciones mas interesadas de sus cofrades, por oráculos del mismo Dios? No: tomad sí en vuestras manos la balanza exacta de la verdad, y pesad los fundamentos que pueden de- cidiros sin engaño. Poned por una parte la reflexión de que la autoridad no puede ser cual sale de la boca pestífera de esos fanáticos enemigos de la religión : pues que si lo deseara la dejara que ellos con sus propias manos le hicieran brechas como lo han hecho hasta aquí en medio del silencio que los gobiernos han guardado sobre ella ; poned la única que ellos tienen en su apoyo : esto es, la supresión de unos conventos relajados en lo cual la autoridad prueba mas su buena religión ; pero para observar el fiel de la balanza, poned en la otra cuantas cabilaciones ha producido el embuste del fanatismo, y veréis como el peso sólido de las primeras dispierta en vosotros el sentimiento, y el deseo de salir alguna vez de la servidumbre en que estáis bajo el yugo del fanatismo. ¡Que! ¿Nunca ha de nUcer para vosotros el dia claro de la civili- zación que ilumina el resto del mundo ? Si en los siglos pasados (esto es, en los bárbaros) se hubiese intentado en Europa la feliz revolución de suprimir las órdenes mendicantes, se hubiese gritado como aquí ¡heregía! y se hubieran visto escomuniones, entredichos, y guerras civiles. Pero, mas ilustrados después los hombres, vinieron á ser mas sábios y menos infelices. En los siglos de la razón se celebraron las supresiones de los conventos con gritos de alegría en toda la Alemania católica, en la Francia, y progresi- bivamente en España. ¿Por qué no hemos de hacer lo mismo? No fue un herege el emperador José XI., que destruyó todos los conventos de su imperio, apesar que para que desistiese dejó su solio pontifical Pió Vi. y fe arrastró hasta su corte ; ¿ y lo será una administración como la nuestra nan- 03 -que solo intenta destruir cuatro casas, que se desploman por sí mismas y que de religiosas solo tienen una engañosa perspectiva ? Si esto no es de- lirar ha perdido todos sus derechos la razón. Sabemos que los Papas desean conservarlas por las razones .que ya hemos apuntado en el núm. 5\ : sa- bemos también que el Papa Ganganelio no firmó con ojo enjuto la extin- ción de los Jesuítas : pero ¿qué concluís entonces contra nosotros, Oficial, haciéndonos saber que el Papa tal se opuso á la extinción de la Abadía cual ? esto es andar por las ramas, Oficial, como el pájaro que ha perdido el nido. Oficial! respondednos á estas razones concluyentes, y no vengáis pal,» do vuestra osadia con decir que deseáis luces al gobierno después de hab procurado ponerlo en el concepto de un impío. Jíeregía muy clara, sí, que tue la vuestra cuando intentasteis persuadir que la causa de los ministros del cú/to, sean estos ¿os que fuenen, es la causa de la iglesia, aun cuando hubiera sido uno como el asesino de vuestro anterior prelado. Nosotros os la echamos a la cara, y esperábamos con ansia ver como saliais de este pantano ¡oh sabio teólogo ! vos nos dejasteis burlados, haciendo una guaiada á la dificultad, y pasándola en silencio. Os hubiera sido mas honroso sacudiros de esta fea nota, que emplear pliego y medio de papel en sacar de r uestro verdadero sentido las proposiciones que asentamos. Esto último es lo que hacéis, principalmente con las palabras pobreza $ clausura que dijimos eran del instituto regular: nosotros hablamos de la pobreza que excluye el peculio, y nos la interpreta de la que excluye la propiedad aun en común ; hablamos de una clausura opuesta á una disi- pación callegera, y la da como una clausura monástica ¡Que grosería, Oficial, y que escasez ! Pero sabed que esta clase de artificios rateros para engañar á los bobos, ya hace tiempo que los previno el s:íbio M. L. Clere eu su obra intitulada — argumentum theologicun db invida doetum : lugar teoló- gico tomado de la envidia ; oid, Oficial, como se esplica, y ved vuestro retrato — "Los impostores afectan con una malicia diabólica, separar el punto principal de una cuestión, para imputar al autor lo contrario de lo que ha dicho." No habéis sido menos osado en apropiarnos loque referimos de que en las conversaciones se negaba la ciudadanía al clero, por el artí- culo de la Abeja Argentina. Esta es una bajeza, Oficial ; llenar con fal- sedades y calumnias el vacío de razones sólidas que esperimentabais en vues- tra cabeza aturdida. Con un lujo y una sobreabundancia de palabras inútiles atacáis en el mismo número, Oficial, á nuestro estado secular, y nos atacáis á nosotros porque no damos contra sus vicios asi como damos contra los de los re- gulares. Si queréis decir que disimulamos la corrupción de aquel, mentís descaradamente : ya lo habíamos dicho en castellano claro, que la relaja- ción de los conventos no la atributamos á causas que les fuesen propias exclu- sivamente, sino tambin á los vicios del tiempo que á todos nos abraza. Si qaereis saber ahora porque inculcamos mas sobre los de los regulares, pre- parad el cuello y escuchad. Lo hemos hecho, lo 1°. : porque lejos de imi- El Cejnt. Num. 7. 94 tar la mouV ración de los demás estados cuando le tocó su vez, nos hemos" visto con asombro llevados por vuestro influjo, á los bordes de otro incendio como el que nos abrazó el año 20: vosotros recalentasteis los cerebros de mucha parte del pueblo, haciéndole creer que peligraba su religión : os vengasteis con la pluma en la mano de una autoridad que había iniciado la corrección de vuestros vicios eminentes : preparasteis, en fin, el camino á los mal contentos, y soplasteis el fuego de la discordia. Lo 2\ porque tratándole ahora de la reforma de los regulares, y no de la del estado lego, sería una impertinencia insoportable traer á la memoria los vicios de e^te, y mas cuando no hay oposición que nos provoque Oficial ! estos son todos los asuntos de vuestro nú ñero 4°.: ¡Sentimos que desolléis tanto al pueblo para alimentarlo con imposturas! 4áic-n cinc él año veinte pareció ahi el cuerpo de San Francisco —Al menos yo lo he leído en un papel en latín, datado en Koma,^ «ruado ;,que yo! a» me ftC uerdo. Cadáver, que no hay duda Ser el tuyo; supuesto Que así nos lo aseguran Los que jamas supieron S¡ mientras tú viviste Fuiste bonito ó féo ; Cadáver, que el que diga Ser otro que tu cuerpo Deberá ser Arriano, O tal vez Maniquéo, O acaso Calvinista, ü amigo de Lutero, O cualquier otra cosa, Que el nombre es lo de menos Con tal que séa herege El que niegue el portento. ¡ Santo Patriarca mío I Si cuando tu alto zelo Concibió y parió pronto El sublime proyecto De hacerte de mas hijos Que Solimán primero, Con convidar tan solo A algunos mal contentos : Y muy. desavenidos Con el primer precepto Que Dios impuso al hombre Eu pena de su yerro, Condenando á sudores Al que quiera sustento: Si entonces, dulce Padre, Hubieras un momento Pensado que algún día Era de haber un pueblo Del que arrojados fueran Tus hijos predilectos, Cual dañina langosta Del delicioso huerto y En tal caso, mi Santo, Dime ¿Que hubieras hecho? i Sin duda que abandonas De plano tu proyecto, Y sales predicando Por todo el universo Aquella maximita Que de nuestros abuelos Sin reforma ninguna Pasará á nuestros nietos. El que quiere celeste Que le cueste. ¿ Entendemos Ejrí Aquí llegaba el Fraile Cuando del Cementerio Una voz hueca y ronca Pronunció estos acentos : „ Retírate, y no turbes, Profano pordiosero, 5 , La paz de los sepulcros Con sacrilegos ecos.,, Entonces, azorado t El Fraile de mi cuento, ( Porque era, según dicen. Intimo compañero De aquel otro Agustino - • Que iiivisó el espectro « Con la mitad de zorra, Con la mitad de cerdo ) Salió echando demonios, Y no era para menos, De un lugar en que hablaban Hasta los mismos huesos. Al instante se supo Este raro portento : Algunos se admiraron, Otros mil se rieron, Y yo al momento dije Centiuela tenemos. Adiós ¡ Centinela !— Sans facón, Un Cadete. 96 MILAGRO. Habiendo muerto un Dominico que había quebrantado cuando menos la mitad ó los seis primeros mandamientos al mismo tiempo que casi todas las reglas de su orden, vino el Diablo á apoderarse de su alma y llevarla. Un cofrade del difunto quería, costase lo que contase, hacerla entrar en el Ci« lo. Resultó pues de aquí una lucha terrible entre el Sr. Dominico y el Sr. Satanás : recíprocamente se despedían tales y tantas verdades, que para evitar el escándalo, no conviene que nosotros las repitamos. Por fin, no queriendo ninguno ceder el alma disputada, ni á la fuerza de los brazos, ni á la de las filipicas, ni á la de la lógica del contrario, propuso el De- monio que la cuestión se decidiese con una colección de dados. Dicho y hecho: echan mano al relicario del difunto, y sacan tres: tira Satanás (¡ diabólica suerte !) tira, y echa senas, los tres seises ] Satanás contaba que el alma le pertenencia: pero ¿qué hace el Santo Padri ? toma los dados, y como quien está acostumbrado á mai ejar bien el arma, tira en el ins- tante (¡angélica felicidad!) tira, y echa ¡tres sities! — ¡ Tramposo, tram- poso ! gritó el demonio: ¡con que h. ht is de si.lirme con un mil g¡o p. ra privarme de lo mío! pero ya rio me méselo con vosotros: veréis lo que ha de suceder: veréis que ninguno ha de guardar las reglas de su órc.env Con esto larga la presa el Diablo, y volando se larga mormurando entre dientes esta cabilosa profesía — ,, De uqui en adeiunte cada uno de vosotros vivirá como quien necesita, para salvar su a>ma, que á la hora de su muerte se repita eí milagro de ¿os tres sietes-." AVISO. Estamos listos para toda clase de contestaciones , en cualquier forma y en cualquier estilo (exceptuando solo el de personabicr las cuestiones) siempre que el autor de los diversos periódicos las promueva ó las ven- tile con método : la misma multitud de papeles, parece ser un arbitrio adop- tado, exprofeso, para darles el carácter de inviolables. La excepción que antes hemos puesto no se atribuya á temor de entrar en tales detalles : sabemos que aventajaríamos ; ella la ha dictado el convencimiento en que estamos de que personalizándolas, una misma condenación sería decretada al criminal que al mócente, NOTICIAS. Antes de insertar las que tenemos por otras vías, daremos- tres artículos que encontramos en los tres primeros números del Patriota de Montevideo, que empezó el 17 de Agosto y llega hasta el 23 del mismo. „ Es sensible la prevención que algunos pueblos tienen coulra Buenos 97 Aires, y el esfuerzo que se hnce para desunirlo de todo hombre que deseó- lía 5 parece no tener otro espíritu el contenido de una carta de Córdoba de 21 de Julio, en que se refiere decirse, que tal yez Buenos-Ayres se negará á auxiliar á Bustos por ser este nombrado general, por San Martin. Sin embargo Buenos-Aires según aparece, quiere tratar inmediatamente con los enemigo* que están en el alto Perú, y quizá su interferencia en el asun- to, haria el camino mas breve, que las armas, por las diticutades que el ejército que marchase al Norte tocaría en cada provincia ó pueblo, según el estado en que se hallan." ( Núm. 1°. del Patrióla.) En los primeros números procuraremos analizar el decreto de paz expedido por el cuerpo legislativo, y haremos ver no solo las dificultades que ofrece ya la continuación de la guerra, sino la necesidad de la paz y la probabilidad de adquirirla; entonces también será oportuno contestar al cargo de personalidad que se hace á la administración de Buenos-Ayres por esta marcha. „Buenos-Jyres. A todo liberal deLe ser sobre manera agradable que pro* pe, e un pueblo de este continente. Buenos-Ayres no parece una ciu- tl¿d ¡sino un esttdo, por su orden inte rior en grande, por sus estabb cimien- tos d'gnos, por su crédito, por sus relaciones exteriores. A los gobiernos anteriores toca dar la razoz ó razones, por que bajo de ellos jamas alcan- zaban los fciu'os ni aun para ti p*¡go ordinario de los sueldos, y se veían», á los empleados y militares mendigando ; y al presente para todo alcanza y siempie sobra, sin embargo de emprender-e oLras de gran costo que insu-- B.en ingentes cantidades. .No queren os entrar en pormenores detallados soLie las ¡numerables atencioi es que llena aquel gobierno, cubriéndolas todas con exactitud: nosotroti creemos que la razou de esta diferencia consiste (sin que por eso se agravien los gobiernos que se han sucedido) en la inteli- gencia con que se dirigen los negocios de hacienda. Administración de justicia, universidad, academias, sociedades, periódicos ilustrado-, estableci- niientos consoladores de la humanidad, decencia pública, el fuego de la li- bertad circulando entre todas las clases, y entre todos los individuos con la rapide z del rayo, la ilustración generalizándose, las tinie blas desapan cien- do tal es el estado actual de Buenos-Ayres, tal es su nwcha de gobitrno, y en decirlo no se hace sino justicia al mérito. Las cortes extran- geras lo reconocen, lo respetan, y no se desdeñan de tratar con él. Cón- sules agentes le llegan á porfia, y S. A. R. desde el Brasil se ha apresu- rado á remplazar al Sr. Figjeredo, con el limo. Sií D. Antonio Manuel Correa da Cámara, quien ha sido recibido y reconocido el 1°. del corriente, (hile, Lima, los Estados-Unidos, lglaterra, Fráncía, todos están en rela- ciones diplomáticas con Buenos-Ayres; la España misma va á remitirle en- viados, y solo duda del caráe ter que ha de darles. ¡ ueblos de América : echad los ojos sobre ese cuadro con detención, y contempladlo ! ! I" (Núm. 2\ del Patriota) ^Buenos- Ayres. Sigue la cuestión sobre la reforma del clero, y el núm. 4 . del Cent me ta ha tomado en la materia el tono que se debe usar contra la aijgaravia del Ojtaai üc Lia, Esie se ha venido cou la a^nguanga de qutcn vi* ve? la religión y hi patria, en contraposición del quien vive? la patria, que usa 1 1 primero, como si !a vida de la patria negase la de la religión. El Oficial de Via escribe con la mayor impropiedad, y no acordándose sino de alucinar á la ignorancia con pasmarotas y lugares comunes como testos de decretales que ya todo el mundo sabe son apócritos, ó con decisiones de cuerpos ó personas que son parte interesada, se olvida enteramente de la persona alegórica que quiere r< p se ntar, y nada parece menos que un veloz y diligente oficial de dia, que en ningún puesto debe detenerse á recitar sermones de doce pá- ginas como el de su número 2, que todavía parece quedar en la salutación." (Ñum. 3 del Patriota.) Se asegura por cartas muy modernas que el Manifiesto del Príncipe- Regente que acaba de expedir en el Janeiro y que equivale á una de- claración expresa de su independencia de Lisboa ; y el decreto dado pop el mismo en 6 de Agosto publicado en el número 66 del Argos de Buenos Aires, mandando se rechaze en las Costas del Brasil cualquiera fuerza euro- pea que arribe, fueron pateados el 28 del mismo Agosto, por los oficiales europeos, publicamente en el café denominado de Antonio en Montevideo. El 29 se reunió la Junta militar, y en ella se propuso que el GeneraL Barón de la Laguna decidiese si obedecía al reí ó al príncipe, y que en el primer caso hiciera inmediatamente salir de Montevideo las tropas con- tinentales : el 30 se ignoraba el resultado. Tenemos también noticia de que todas las tropas europeas acantonadas en los diferentes puntos de aquella banda, debian reunirse en la plaza el 15 del presente mes de septiembre: pero se dudaba cual sería el objeto. Entre los portugueses se señalaban las opiniones políticas en esta forma— Los americanos, por la independencia del Brasil y agregación de Montevideo á este nuevo reino. Los europeos contra la independencia y por el abandono de la incorporación al reino an- tiguo. Entretanto ignoramos las opiniones de los naturales: al menos no son tan ampliamente manifestadas como les sería honroso en tai estado de cosas. Por el bergantín Trafalgar que fondeó en Montevideo el 30 de Agosto á las diez de la mañana, procedente de Gibraltar coa 45 dias de nave- 99 gacíon, se sabe que España continuaba ocúpala en sus disenc.iones inte- riores ; y que el General Ballesteros habia entrado á Madrid con diez- mil hombres, penetrado al palacio, y obligado al rei Fernando á que en la plaza jurase de nuevo la constitución con varias adiciones que los libe- rales creían necesarias. Por la via de Gibraltar tenemos noticia de que la corbeta corsario Heroína, que fue apresada el 20 de Marzo de este año por la fragata de guerra portuguesa La Perla, y conducida á Lisboa, ha sido en aquella ca- pital declarada buena presa por pronunciamiento del juez delegado del almirantazgo de Lisboa, en 30 de Abril, á causa de reputársele como pi- rata en el apresamiento que se decía haber hecho de la fragata mercante Viscondesa de R o seco, la Carlota, y tres buques mas portugueses. Lo raro en este hecho es, que el comandante- de la Heroína, no siendo esta sino un corsario particular, haya pretendido ante el almirantazgo y ante toda la Europa, ser reconocido en el carácter de un oficial de la marina de Buenos Aires, y á su buque, como un buque del gobierno. Aun existe en la cárcel de deudores incomunicado el Dr. D. Grego- rio Tagle.; y continua la causa al coronel D. Celestino Vidal, de la cual ninguna razón hemos podido obtener en estos ocho dias. El dia primero de este mes salió en retirada el enviado del Perú. En la semana vencida no ha habido sesión alguna en la sala de re- presentantes porque las comisiones no han presentado asuntos á la discu- sión. Se anuncia que la habrá en el dia de mañana, en la cual van á ser presentados asuntos de trascendencia pública. Por conductos seguros estamos informados que se toman firmas en una representación que va á elevarse á la sala de representantes en favor de la quietud y seguridad pública : se agrega que entre los subscriptores no entra ningún individuo de las clases aforadas, ni dependiente alguno de la autoridad ejecutiva. Todas son personas independientes : mas ignoramos los pormenores de este documento, que si es como lo concebimos serán inde- tallables sus ventajosos resultados. 100 Dos preguntas al Oficial de Día en el núm. 5\ Ojicial: ¿Tenéis en mas la revolución intentada en los claustros, que el dislocamiento intentado del órden actual del pais ? Ojicial ! ¿ Que defenza emprenderíais con mas energía, la de los claus- tros al caer, ó la de la patria anunciada de ir á manos del enemigo ? Nos reservamos explanar los motivos que han estimulado á ambas pre- guntas, para cuando vos, Oficial, queráis honrarnos con vuestras profundas contestaciones. EL CENTINELA. SE DESEA comprar algunos esclavos que entiendan de campo, ó que sepan andar á caballo. El que quiera ven- derlos ocurra á la tienda de D. Miguel Ochagavia, quien dará razón del comprador. LA CASA panadería del difunto D. Diego Ruiz, situada de la Plaza Nueva 2 cuadras para el campo, se vende á petición de sus herederos, con todos los útiles de panadería ó sin ellos, al contado ó á plazos moderados. En la misma casa darán razón. Imprenta de los Expósitas. Buenos-Ayres Domingo 15 de Setiembre de 1822, ¿ Quien vive ? La Patria. En el número anterior dijimos lo bastante para que la provincia pu- diera recordar los objetos en que se emplean ó consumen los productos de las rentas públicas ; en este queremos presentar dos cuadros comparativos: el uno del producto de la ADUANA de Buenos Aires en los tres años de 1819, 1820, y 1821, comparado con el del primer semestre de 1822; y el otro del producto neto del PAPEL SELLADO en cuatro años y siete meses: esto es, desde 1.° de Enero de 1818 hasta 31 de Agosto de 1822. Ambas demostraciones conducirán á probar, cuando no sea la BUENA FÉ en el manejo del nuevo sistema de Hacienda, al menos las ventajas que él ha traído el erario público con muchas menores trabas ai tráfico tanto interior como exterior. COMPARACION del producto de la ADUANA En los tres años de 1819, 1820, # 1821, con el del l. er semestre de 1822. Producto en Que sale por semes- tre á — Primer se- mestre de Obser- Ramos. 3 años. 1822. vaciones Introducción maritima. 3.299.244 4| 538.207 3| 866.020 2| C Con dere- \ chos muy (. reducidos j r Id. y que Extracción maritima . . 620.460 1| 103.410 — 73.937 6| ¿ conviene f abolir, introducción terrestre. 246;935 4 41.155 2| 23.324 4 Id. Extracción terrestre . . 37.971 34 6.328 4| Abolido. 7.794 4| 1.299 | 3.158, 6| 72.112 2¿ 12.018 5f Abolido. 30.996 6| 5.166 1 Abolido, 3.246 7 541 1| Abolido, 118.570 4\ 19.761 6| Abolido. 597.680 6| 99.613 34 Abolido. 4.965.013 b\ 827.502 2| 966.441 3f 102 Por lo que se vé, abolido el mayor número de los Tamos, y reducidos considerablemente los restantes, produce la Aduana, -en el semestre ven- cido del presente año, un 10 f por ciento de aumento sobre el semestre medio de los tres años anteriores. Ahora se podía preguntar ¿ por qué en aquel tiempo se impusieron derechos exorbitantes ? ¿ Sería para aumentar las rentas del estado? esto no, porque supone mucha falta de cálculo; ¿sería para fomentar el contrabando ? esto no, porque sería mucha infidelidad ; pero al menos ya que no puede ser ni una ni otra de estas razones, los resul- tados son que entonces con mas derechos las rentas no aumentaban al paso que el contrabando hacia progresos, y hoi con derechos muí inferiores las rentas crecen y el contrabando ha desaparecido. Esto ó prueba buena fé, ó prueba cálculo — Hay algo mas : la comparación que se acaba de hacer supone que todas las entradas de los tres años de 1819, 1820 y 1821 han sido en dinero sonante, siendo así que una parte enorme de ella consistía en el llamado papel amortizable, que es decir, el monumento menos hon- roso de la revolución. Los empleados civiles y algunos militares y otros individuos fueron pagados en villetes que desde luego tuvieron que vender con la pérdida de un 30, un 50, un 70 por ciento ¿ y quien lo ganaba? ¿el Estado? nada menos que esto; el especulador, lo que inducía el des- crédito de la autoridad porque se le suponía apostada en combinación. Sin este tráfico, pues , que en último análisis obraba una diminución en los derechos ( verdadera aunque no numérica) se notaría una diferencia entre el producto actual y el anterior, mucho mayor todavía que la del 16| por ciento. COMPARACION del producto neto del PAPEL SELLADO EN 4 ANOS Y 7 MESES. desde Enero 1.' de 1818 hasta Agosto 31 de 1822. FechE Sumas. Tiempo. a 6 .m s ,d 8 Producto mensual. Correspondía la renta á 1818 1819 1820, 1821 1822. í Enero á Marzo 19. ( Marzo 2GáDic e . 31. (Enero á Agosto 31. con los padres dé la asamblea mas augusta que ha co- nocido el mundo — de mas de 300 obispos ? - Vaya otra verdad. Dice el oficial „ que desde la edad media á 1<¡> menos, los príncipes legos han trabajado incesantemente en sobreponerse á cuanto pueda coartar justamente sus pretendidos derechos., al -abrigo- de cuati* 106 escritores que han dejado correr la pluma mas allá de lo que debieran." Debe ser uu gran motivo de rubor para un pueblo ilustrado como el de Buenos Aires, que en las naciones cultas vean salir de su seno una pro- ducción semejante, hija de la mas espesa ignorancia. Por lo visto, el oficial ó llama principios de la edad media los del siglo 16, ó los del 7/; y de uno y otro modo comete errores garrafales em la historia. Si lo 1.*, por- que los principios del siglo 16, lejos de ser donde dio principio la edad media, fue puntualmente donde acabó. Si lo 2.°, porque mui al contrario de que en los principios del siglo 7.° empezasen á salir escritores que com- batiesen la excesiva autoridad de los papas, fue precisamente desde esta época que por la ignorancia y venalidad de sus plumas llegó hasta una altua gigantesca. Los mas atrasados en los rudimientos de la historia saben mui bien, que son tres las edades que ha corrido el espíritu humano en busca de las ciencias. La 1/ desde su origen que se pierde en la obscuridad de los tiempos, y en que progresivamente brilló el astro de las luces hasta po- nerse en su ocaso, que desgraciadamente fue el siglo 7." Aquí empezó la 2. a edad que con razón se llama media : edad de tinieblas y de horrores, de que solo debemos acordarnos para humillación del orgullo humano. Su duración fue larga, pues siguió hasta ya entrado el siglo 16, porque aunque el astro de las ciencias empezó á amanecer á principios del doce, fue mui débil su crepúsculo para que desterrase los errores que habian engendrado tantos monstruos y aves nocturnas. Estos se disiparon en el siglo 16, fin de la edad media, y principio feliz de la 3. s edad. Aquí, y no en otra parte, es donde deberán encontrarse esos cuatro escritores que según el oficial dejaron correr la pluma contra la autoridad de los papas, mas allá de lo que debían. ¡Miserable pedante! ¿No fue desde esta misma época desde donde empezó á salir un numera mui crecido de sábios, en oposi- ción de los que antes (que según dice un erudito los mas eran frailes) solo se habian ocupado en la edad media en establecer los derechos in- justos de los papas, y jamas los de los pueblos y sus individuos ? Sepul- tada antes la ciencia de las leyes en una gerga escolástica, igual á la que reinaba en la teología, ellos se atrebieron á raciocinar de un modo nuevo, y extender el razonamiento á objetos tenidos por sagrados é inviolablesC Esto se creyó entonces por los fanáticos ignorantes, que era trastornar las bases del edificio sagrado, como se cree ahora, que solo reproducimos sus pensamientos. Para descubrir hasta que punto era justo el empeño de fos sabios' ci- tados, oigamos como se produjo el papa Alejandro IV que gobernaba la iglesia á principios del siglo once, en su bula al rey Enrique 2.° de In- glaterra-—,, No se duda, dice, y vos estáis persuadido, que todo remo cris- tiano es del patrimonio de San Pedro, y que la Irlanda y todas las igle» sias que han recibido la fé, pertenecen á la iglesia romana* Nosotros con- cebimos que vos intentáis conquistar esa Isla, para hacer que cada casa jag u* mh dinero á Sm Pedro, lo que os concedemos coa mucho guste.* 107 Pero algo mas — A los principios del siglo 13, tiempo en que ya Felipe Augusto de Francia habia restaurado Ja autoridad real, reinaba su hijo Luis VIII padre de San Luis. El despojo que hizo de su condado al Conde de Tolosa, fue bastante para que lo viesen excomulgado por un legado, y aceptado por penitencia el pagar al papa la décima parte de dos años de renta, como también presentarse descalzo, y en camisa á la puerta de una iglesia con un manojo de varillas para que lo castigasen los canó- nigos. Hemos querido poner á la vista del Oficial estos dos únicos pa- sages de la historia entre otros mil que podíamos referir, solo para que ad- vierta que no es mui extraño si á impulsos de esta provocación hay prín- cipes legos, que incesantemente trabajen en sobreponerse, á cuanto pueda coartar sus pretendidos derechos. Pero el fanatismo es una cal sin arena : no conoce medio, y por esto es que el Oficial comprende á todos los príncipes en la censura, de qu« trabajan incesantemente por extender su poder, j Y que mucho, si ya pa- rece una constitución de la silla de Itoma estar continuamente minando los imperios para volver á lo que fu* ! Los papas saben ceder algunas veces, y suplicar cuando la necesidad les obliga; pero mudan de tono lo menos que les es posible, esperando siempre que vuelva un mejor tiempo de vigo- teria y de tinieblas, en que puedan desplegar con toda magnificencia su caprichoso sistema de poder absoluto. ¿ Quien tiene de esto una gran culpa, si no esa legión de fanáticos, como en la que estáis alistados, Oficial, que han procurado demostrar, como vos mismo lo hacéis ahora, la santidad y evidencia de sus derechos para llevar á su cumplimiento sus órdenes, aua cuando justamente las resista el poder civil ? Esto es lo que llamáis ser in- dependiente la cabeza de la iglesia, y por lo que en nombre de la religión nos calumniáis : justo es pues que os retribuyamos el favor para que el pue- blo juzgue en quien reside mas criminalidad, copiándolas palabras que virtió en la tribuna el ministro de gobierno, en la sesión del 24 de Julio coa referencia á un papel publicado por Fr. Cayetano Rodríguez en que invo- caba las atribuciones del papa 7 — sobre las que habéis guardado un profundo silencio oficial. ,, Corre en el público un papel ( son estas las palabras ) dado á luz por un regular, que ha sido el primero tí introducir la anarquía en el claustro, que no ha trepidado en ocurrir al gobierno para anular un capítulo provincial (en los l. os años de la revolución) y que habiendo ob- tenido el triunfo, ha pasado tranquilo doce anos sin acordarse del papa de las excomuniones.'''' — Asi lo quieren todos. Es preciso decírselo á nues- tros contemporáneos, y conjurarlos á que se lo repitan á nuestros descen- dientes — máximas semejantes á las que se vierten para atacar la fé del que no es cómplice del fanatismo, fueron las que lleuaron de orgullo á Sixto V. para llamará la de Enrique IV. generación bastarda y detes- table, y las que llevaron el puñal al corazón de aquel gran héroe. No nos admiremos: el fanatismo no muda, de naturaleza; en todos" tiempos, en todos los lugares siempre aparece con los mismos síntomas, siempre anuncia los mismos proyectos de destrucción^ .siempre emplea sin 108 escrúpulo la mentira, la hipocrecía, la calumnia, y el crédito que tíert» para cou el vulgo ignorante, ¡s Donde podríamos refugiarnos para no encon- trar principios de fanatismo ? El ínteres personal, no el de la religión es el que lo pone en movimiento. Desde que un número de fanáticos im- postores se cree con derecho exclusivo á ser escuchados en esta materia, y de doctrinar al pueblo, están seguros que pueden poner su causa individual en el lugar del de la religión. Dejemos rail ejemplares que nos presentan las historias: fijemos únicamente la atención en nuestra América ¿hubo jamas parte del mundo donde el fanatismo levantase con mas orgullo su frente odiosa? para esto fue preciso que sojuzgando los reyes á sus vasallos por sus preocupaciones, hiciesen servir á su ambición el fanatismo que los poseía; asi fue como, engañados los conquistadores con que la causa de los reyes era la de la religión, se hicieron criminales en sus virtudes mismas. Compatriotas ! hombres inocentes ! advertid que cuando los nuevos apóstoles que os evangelizan, quieren hacer mirar la supresión de los con- ventos, y las doctriuas que favorecen la jurisdicción civil, vuestra jurisdi- don contra los papas, como producciones del abismo, nada otra cosa in- tentan, que haceros patronos de sus absurdos privilegios, de su holgazanería, de su insubordinación, de su lucro infame, y de sus vicios. Reflexionad bien, que ks fuentes ordinarias de vuestros errores están en vuestras pro- pias ilusiones, en las autoridades infieles de esos fanáticos, de quienes sin examen dejais cautivar vuestro juicio para qne sea esclavo del error, y la afrenta de la especie humana : no caigáis en los lazos que os tiende un fa- nático astuto cubierto bajo el manto de la religión y la piedad, porque á mas de ser deshonroso, se han de burlar de vosotros mismos allá cuando entregados á gozar bestialmente de sus vicios acostumbran burlarse de nuestra tolerancia y debilidad. Empezad siquiera por dudar, y no deis crédito sino á una certidumbre proporcionada á la verdad que se trata -de establecer. El oficial nos ha echo un gran ruido con el discurso del emperador Basilio en el 8.° concilio general. Todo este discurso da á entender que habla de les dogmas, de la doctrina católica, y dé la disciplina que no esté en contradicción con el bien del estado ; y efectivamente vamos de acuerdo ; pero para hacernos con él alguna mella debia probarnos el oficial, que habla aun con respecto á la disciplina eclesiástica eversiba del orden público : ¿ irá la demencia del oficial hasta creer que estas palabras del discurso no es permitido á los que están encargados de los negocios ci- viles desplegar sus labios sobre materias eclesiásticas" también comprenden aquella clase de disciplina ? Si dice que sí, nosotros tenemos nuestro de- recho á salvo para deducir que en la opinión del oficial no lo tiene el poder civil para repeler las bulas de los papas, que las hallan contrarias al bien de sus estados ¿ Y cual es entonces la consecuencia ulterior ? Nin- guna otra sino que eres, oficial, un traidor de la patria, pues que quieres entregarnos al despotismo papal en que estuvo el mundo bajo la era de oro ( como vos la llamáis ) para los papas, y de acero para los pueblos. Si 109 decís que no : luego no son tan absolutas esas expresiones del emperador Basilio, y es lícito y aun debido, á ¿os que están encargados de /os negó- dos civiles desplegar sus labios sobre materias eclesiásticas. Esto es lo mismo que nosotros sostenemos, y lo contrario de lo que promuebe el oficial ; pues entonces, no es pequeño chasco el de haberos degollado con vuestr» propio cuchillo. EL SOL NO DEBE DEJAR DE ALUMBRAR, PORQUE LA LUZ OFUSCA LA VISTA DE LAS LECHUZAS. MISCELANEA ORIGEN DE LOS MONGES. No bien empezó la iglesia á disfrutar la paz y la prosperidad, cuande se dividieron los cristianos en VULGARES y en ASCETICOS. El prín- cipe, el magistrado, el militar, el mercader, no hallaron incompatibles con el celo mas fervoroso y la fé mas implícita, ni el egercicio de sus cargos y el fomento de sus intereses, ni la satisfacción de sus pasiones ; pero los ascéticos, abusando de los preceptos del evangelio, é inspirados por el fa- natismo feroz que se figura al hombre como siempre criminal, y á Dios como siempre tirano, abandonaron las obligaciones, los negocios, y los pla- ceres del mundo : renunciaron el uso del vino, de la carne, y del matri- nonio : castigaron sus cuerpos, mortificaron sus afectos, y abrazaron una vida de miseria, como medio seguro de conseguir una felicidad eterna. En el reinado de Constantino huyeron los ascéticos de un mundo profano y de- generado, para sepultarse en una soledad perpetua, ó en una comunidad religiosa de un mismo sexo y de igual disposición ; y para señalar su re- tirada en este desierto natural ó facticio, adoptaron el nombre de anaco- retas, de hermitahos, ó de mongas. Muí en breve se adquirieron la veneración de un mundo atónito que despreciaron ; y el mas alto aplauso colmó~esta filosofía divina, que sobre- pujaba á las virtudes laboriosas de las escuelas griegas, sin el socorro del estudio, de la ciencia, ni de la razón. No hai duda que los monges emu- laron á los estoicos, en el desprecio de la fortuna, de las penas y de la muerte : restauraron la silenciosa sumisión de los pitagórico^, en su nueva disciplina servil ; y despreciaron tanto como los mismos cínicos, todas las formas y todas las decencias de la vida civilizada. El Egipto, padre fecundo de la superstición, ofrece el prototipo de la vida monástica. Antonio, joven iliterato de la Tebaida, repartiendo su patrimonio, y abandonando á sus parientes y patria, dio principio á su pe- nitencia monástica con un entusiasmo intrépido y original. Después de un Ei. Cent. Num. 8. 110 largo y peno?» noviciado en medio de los sepulcros y de las ru'nas de una antigua torre, atrevidamente se internó tres jornadas en el desierto al Este del Nilo ; y estableció su última residencia en el monte Colzim, cerca del mar rojo, en donde un antiguo monasterio conserva aun el nombre y la memoria del Sanio. La devoción y la curiosidad de los cristianos le siguieron hasta el desierto ; y él logró no alcanzar á los ciento y cinco años de su edad, sin ver una prole numerosa engendrada por sus lecciones y por su egemplo. En las ciudades del Nilo, en las rocas de la Tebaida, en las arenas de la Libia, se multiplicaron con rapidez las colonias proiíjicas de los wonges ; la montaña y el desierto de Nitria, al Sud de Alejandría, se po- blaron con cinco mil anacoretas; y aun en el dia puede el viagero cora- templar las ruinas de cincuenta monasterios plantados en aquel suelo árido, por los discípulos de Antonio. El Santo abad Pacomio fundó nueve con- ventos de hombres, y uno de mugeres : ocupó el islote de Fabene con mil cuatrocientos de sus hermanos ; y en la pascua de la resurrección reunia á veces hasta cincuenta mil religiosos de ambos sexos que seguian su regla angelical. El obispo de Oxyrinco computó en solo aquella ciudad treinta mil personas de la profesión monástica. Los Egipcios que se jactaban de esta revolución milagrosa, se hallaron dispuestos á esperar, y aun á creer, que el número de los monges igualaba al del resto del pueblo; (*) y podría entonces repetirse lo que se habia dicho antes respecto de los sa- grados animales del mismo pais : esto es, que en el Egipto mas fácil er* encontrar á un Dios que á un HOMBRE. Continuará. Correspon ciencia. Sr. Editor del Centinela. Remito á V. la siguiente fabulilla que se halla en la Biblioteca se- lecta, para que si la cree útil en las circunstancias, la inserte en su apre- síadísimo periódico. Soi de V. atento servidor apasionado — Un ciudadano. FABULA. LAS ABEJAS. Las abejas, república industriosa, Lección á los humanos provechosa, Viendo que cada dia El número de zánganos crecía, (*) Quanti populi habentur in urbibus, tanta pcena habentur in desertis multitu- éines kionachorum. Rufiu. c. 7; ist vit : Patrqm. ni Para bien del estado Pidieron su extinción en el Senado. Una Abeja prudente, No menos sentenciosa que elocuente, Dijo de esta manera : — j, En el presente caso se pudiera „Usar para el efecto De algún medio eficaz, pero indirecto. Irán cada momento Los males en aumento, Si luego no se atajan : Estos comen la miel y no trabajan. Pues no hai que echarlo á broman Quien aquí no trabaje, que no coma." Esta lei promulgada, Fue puesta en su vigor, tan acertada. Que al fin no quedó uno, Dé tanto ocioso zángano importuno. Si por vana y gravosa Alguna clase ¡ Oh pueblo ! te importuna. Sin hacer otra cosa, Quítale la ración, y dile -.—Ayuna^ Que es remedio probado Para verla extingida de contado. D. Pablo de Jerka» Camarada ! Yo soi un soldado de su regimiento, y por esto tengo algún derecho para tirar un kalazo al enemigo, desde su garita. Mi fusil está cargado con un cartucho de pólvora de un alcance extraordinario, y no será extraño que, aunque apunto al general, sean contusos los soldados de la fila. Déme V. la voz cuando guste j Fuego ! — Antes que el Papa Sexto V subiese á la popa de la Barca jj pasaba su vida solamente eon pan y agua, teniendo por refrán— Pañis et agua Est vita beata t Mas luego que tomó en sus manos el timón, cambió de pensamienti y repetía — Aqua et pañis est vita canis. Adiós Sr. Centinela, hasta otra visita. El número $. 112 UN CUENTO AL OIDO. El Jesuíta Domingo Bauhours, quejándose un día al célebre Boikau Despreaux de algunas críticas que acababan de imprimirse contra la tra- ducción del Evangelio, le dijo....,, Ya sé de donde salen: conozco á mis enemigos, y sabré vengarme de ellos" ¡ „ Vengaros ! " le replicó Boi- leau— „ cuidado con hacerlo, padre, porque de no, tendrán sobrada razón para decir que no habéis entendido el original." j Que lección de uq hombre llamado profano, para con otro llamado religioso I J Centinela ! El cadete del número anterior ruega á V. que dé lugar eti el del próximo domingo á la siguiente vindicación,, que la cree nece- saria para desmentir unas voces, que se han querido esparcir, no sé por quien, en el público, aunque se dice que por un periodista. ¡ Centinela ! — O es miedo, ó es malicia. Lo primero no créo ; y en justicia Me atengo á lo segundo; Porque, desde que frailes en el mundo, Entre malicia ó miedo en religiosos Nunca, nunca hubo duda: maliciosos. Dígolo porque lo digo, Y porque todo él pueblo es ya testigo De que usted, Centinela, há provocado { Y yo no sé de donde lo han sacado ) En su número siete A degollar los frailes. — ¿ Quien te mete A poner, Centinela, en tus renglones Aquellos clausulones De ¡preparen! ¡apunten! ¡bayoneta! Y otras mil cosas, que cualquier trompeta Interpretar podía Tal como se interpretan en el dia ! El sentido anagbgico, Histórico, alegórico, frailógico y Y tanto otro sentido, Que hasta sin consonantes há nacido, Son la llave maestra, Centinela, Con la que, desde el cristos dt la escuela, Hasta el libro sagrado Que Juau escribió en Pastmos desterrado, Interpretan los frailes á su modo, O á í>u mitres ; atrepellando todo, 113 Razón, moral, verdad, filosofía, Humanidad, virtud, filantropía, Y hasta la religión, si á manos viene, Y al interpretador así conviene. ¿ Conoce á Frai Gerundio, Centinela ? Pues Gerundio es un niño de la escuela Si se compara con el que interpreta Aquel cuentito de la bayoneta Por un atroz degüello ; Que no se hará porque nos falte cuello, Pues hai buenos cogotes Entre los Reverendos Sansculotes :' Pero que no se hará porque en el mundo Corrompido, vicioso, sucio, inmundo. No aprenden los seglares ( Como dentro del claustro los Reglares ) A degollar con treinta cuchilladas, Y en postdata otras treinta puñaladas, A los mismos guardianes Que ellos mismos se dieron. — ¡ Periñanes i Esas venganzas crueles, Ese rencor de fraile, y esas hieles Allá son de vosotros ; Que por acá nosotros, Por malvados que seamos, Un corazón de fraile no abrigamos. Sí, amigos impostores, O maliciosos interpretadores : No queremos miráros degollados. Utiles, laboriosos, asociados, Reformados, en fin : eso queremos, Y vuestro mismo bien apetecemos. No mintáis, embusteros, Que, si metéis el dedo, han de morderos» Eso de bayoneta, en buena forma Sólo quiere decir : ¡ A la reforma ! Que ya mucho está hecho : | Constancia, rectitud, firmeza, y pecho ! Es justa la reforma ; reformemos ; Que, aunque mil vituperios aguantemos^ Cuando se vea el bien, mil bendiciones Nos han de dar, aun las generaciones De los que se reformen ; y es s bido Que serán dilatadas. — Me despido. El de la bayoneta 114 NOTICIAS. El Times de 10 de Junio comunica con referencia á REUS, Mayo 29, que los pueblos de Masroios y de Vinebre pocos dias antes se habían halla- do en insurrección. Los brabos patriotas de Forrea que dista 4 leguas de Masroios, marcharon á este pmito y plantaron en él tres lapidas : hicieron responsable la cabeza del cura, por la primera: por la segunda, al alcal- de ; y por la tercera á todos los habitantes. Otro Misas ha aparecido en la vecindad de Tortosa, el cual, si se lo permiten podrá hacer mucho mal por la localidad. Se llama D. José Rambla, capitán retirado, vecino de Cherta. Ha estado reclutando en Am- porta, Godall, La Galera, y en otros lugares, en donde cierta clase de gente le ba acogido con entusiasmo. Se halla especialmente protegido por algunos Monges BERN ARDÍ NOS, cuya conducta y maniobras ha hecho mal el gobierno en pasar por alto. A mas de la instigación de los frailes, este nuevo "defensor de la fé" se ve impelido á emprender la campaña por haber perdido tres trozos de efectos que llebaban por contrabando : él se lisongea de poder indemnizarse en esta campaña peleando por la RELI- GION y por un rey absoluto. (El mismo Times) pero, decimos noso- tros, \ que con incidencia tan singular ! j También los que tratan de instigar á la insurrección en Buenos-Ayres, son frailes y contrabandistas!!!! Esto es digno de explanarse en otra vez. Hay otras muchas noticias sobre las fechurías actuales de los frailes en España, que han puesto en movimiento á las mismas cortes, pues que capitanean multitud de facinerosos para oponérseles : pero no hay tiempo para insertarlas. El 23 de Julio se instaló en Chile con 23 miembros la convención preparatoria, habiendo sido elegidos por presidente el Sr. D. Francisco Ruiz Tagle, por vice presidente el Sr. D. Casimiro Alvano, y por secre- tario el Sr. D. Camilo Henriquez, editor del Mercurio de Chile y uno de los Directores de la biblioteca pública. El Director Supremo dirigió á la convención en el acto de abrirse, el mensage que ha circulado ya bastan- temente en Buenos Aires, detallando los grandes negocios que esperaban á los buenos funcionarios públicos, y haciendo dimisión de aquel impor- tante cargo. El primer paso de la convención fue aclamar la continuación en el mando del Sr. D. Bernardo O'IIiggins. El núm. 5 del Mercurio de Chile publica que el 24 de Junio el Di- rector Supremo dió un esquisito banque(¿ al Sr. D. Félix Alzaga y otros hijos de Buenos Aires ; mas en carta particular se ha comunicado el si- guiente detall de los brindis en aquel dia — El Director Supremo — Que nuestro reconocimiento á los héroes argen- tinos que libertaron á Chile sea tan eterno, como nuestra unión con el Exmo. Gobierno de Buenos Aires. El Agente de Buenoi Aires— Que las repúblicas de Chile y Buenos Aires inti- mamente unidas, sean á la vez mutuos garantes de su libertad m El Mt-ro. be R. E. y Gob. — Por la marcha magestuosa del Ministerio de, Buenos Aires. El Caballero Rosas — Porque todos los hombres libres trabajen de un modo eficaz en la unión de toda la América del Sud. El Caballero Peña — Hizo una larga y animada alocución elogiando el mérito del Exmo. Director Supremo O'Higgins. El Secretario de la Agencia — Que el espíritu de libertad que las luces del siglo 19 exparcen por todos los ángulos del mundo, fije sobre los Andes su solio eterno. El Caballero Anchores — Por la unión mas libre y sincera de los go- biernos de Chile, Lima, y Buenos Aires. El Mayor General Calderón — Que nuestro reconocimiento á Buenos Aires sea eterno por habernos dado la libertad. El Caballero Aguirre — Por los héroes y sabios que han sostenido y sos- tienen la independencia de Chile. Que el mérito de ellos sea recompensado de un modo digno y compatible con la libertad y derechos de los pueblos, y que su memoria sea transmitida á la. posteridad con la veneración y gratitud que ellos se han merecido. El Director Supremo — Por el pueblo que dió primero el grito de liber- tad en América. El Agente de Buenos Aires — Que el Congreso de la República de Chile llenando los deseos del virtuoso y digno jefe que lo ha convo= cado, afiance la libertad del territorio. El Caballero Henriquez — Saludo á las víctimas ilustres, que por la li- bertad de Chile se han sacrificado en la guerra. El Caballero Acuña— Por el padre de la Patria ; virtuoso y benemérito Supremo Director de la República D. Bernardo O'Higgins. El Caballero Anchores— Por aquel de los tres Estados de Chile, Lima, y Buenos Aires que logre constituirse primero de un modo mas libre y estable. El Caballero Rosas— Por el Protector del Perú, el Exmo. Sr, D. José de San Martin, El mismo Mercurio núm. 5 publica que el 1/ de Julio dió el mismo Suprem» Director otro banquete al Illmo. Sr. D. José Cabero, ministro pleni- potenciario del Perú. Según el núm. 4." del mismo periódico se habia dado otro banquete al vice almirante Lord Cochrane, Se hallaba en Chile el ministro plenipotenciario de Colombia Senador Joaquín Mosquera, y pronto á pasar á Buenos Aires á objetos diplomáticos. Las cartas de Chile que llegan hasta 27 de Julio comunican en efcto Ja noticia que da un papel extraordinario publicado en esta semana por la imprenta de la Independencia : esto es que está destruido el plau bajo dfcl 116 cual el general San Martin requería la cooperación de mil hombres por parte de estas provincias. Por este plan debia salir del Callao un ejér- cito de 4000 hombres al cargo del general Alvarado con destino á Arica para tomar á Arequipa, y marchar rápidamente sobre el Cuzco: se debia auxiliar á la Paz y Cochabamba , y entretanto amagar al enemigo situado en Huancayo con otra división de 3000 hombres al mando del general Arenales: los 1000 hombres reclamados debian entrar por Suipacha aprovechan- do de este lado las ventajas de los resultados de aquellas operaciones. Pero según el Mercurio N*. 4, con noticias de Lima hasta el 20 de Mayo , •1 ejército unido en el pie de 7000 hombres se preparaba en masa á bus- car el enemigo en sus anteriores posiciones de las Sierras , dejando la ciudad al cargo de 6000 civícos , y por las cartas hasta 27 de Julio se asegura que la expedición por el Callao ni habia salido , ni saldría porque este paso anunciado era solo una estratagema militar : entre tanto que vemos por un decreto del supremo delegado de 28 de Mayo inserto es la Gaceta de aquel gobierno de 29 del mismo, que se mandan replegar todas las haciendas en la distancia de 15 leguas de Lima á la de tres de esta ciudad, por cuanto el ejército iba á principiar sus operaciones en consonancia á lo publicado por el Mercurio N\ 4. Estos hechos nos relevan de la necesidad de justificar el decreto de paz pasado por la Sala de Representantes-, en la parte en que lo reclamaban las dificultades de realizar aquel plan ; pero no por esto dejaremos de dar su análisis en orden á la necesidad de poner- lo en práctica , y á la probabilidad de un buen efecto general , mucho mas después de la libertad de Quito por una capitulación que es la primera de tal Aliase que se ha visto en la guerra de la independencia. Sin embargo que la siguiente proclama del general de la división liber- tadora al Norte del Perú , tiene un mes de antelación á la toma de Quito que aconteció el 24 de Mayo, creemos importante insertarla por la idea que ella manda de la liga general en favor de la independencia. El comandante general á la división libertadora. SOLDADOS! Vuestras armas conducen la libertad y el reposo, á pueblos oprimidos y desgraciados. Los tiranos huyen al ver los soldados de la justicia. Vuestra presencia ha cubierto al enemigo de confusión y ide oprobio. ARGENTINOS : Vuestra sangre derramada sobre la tierra de Colom- bia , es un monumento que señalará siempre en la república , vuestra brabura heroica , y vuestras virtudes militares. PERUANOS : Vuestros sacrificios excitan cada vez nuestra gratitud : ellos van á enjugar el llanto de una parte de la familia Colombiana , que ha liado su existencia á vuestro valor y generosidad. COLOMBIANOS . Vosotros sois los escojidos de la fortuna para terminar la libertad de la patria , y completar á la república los bienes de la paz y de la independencia. Ningún esfuerzo bastará á lleuar es- tli lección con que el cielo os ha favoricido. 117 Peruanos , Argentinos , Colombianos ; la victoria os espera sobre el ecuador : allí vais á escribir vuestros nombres gloriosos , para recordarlos con orgullo en. las mas remotas generaciones. Soldados : vestras privaciones infinitas van á concluirse : los trabajo! de la campaña serán recompensados debidamente por el reconocimiento de la república. Cuartel general en Riobamba á 22 de Abril de ¡822 — 12.*. J. J. DE SUCRE— MENDOZA. Otra vez vuelven á moverse las cuestiones del año anterior sobre la erección de un congreso general. Los tres pueblos de la provincia de Cuyo, á saber, Mendoza, San Juan, y San Luis al tratar de conciliar y hermanar los intereses de sus respectivos territorios, han convenido por intermedio de sus gobernantes no solo en incitar á las demás provincias á aquel paso, sinoá en designar para el punto de la reunión general, el territorio de San .Luis. Suponemos que los gobiernos mencionados habrán encontrado ó ven- cidas ó vencibles ya las dificultades que se opusieron á la primera ins- talación del congreso en Córdoba, y que esto lo harán bien patente á los demás pueblos al comunicarles el acuerdo celebrado los tres,. Por lo que a nosotros toca, asi como estamos porque en este como en cualquier otro tiempo es fácil hacer lo que se llama incitar un congreso y designar un pun- to de reunión, nos parece bastante difícil en un examen maduro sacar por resultas mas bienes que males de su inmediata instalación. No entraremos en él al presente, sino que nos reservamos para cuando nos sean conocidas las meditaciones de los tres gobiernos contratantes, los cuales ya dejan sin embargo entreveer* en la misma acta que han firmado, que no quedan seguros de que los convencimientos que les han movido hagan llanamente admisibles sus proposiciones entre los demás pueblos, pues que para este ultimo caso ya recuerdan que su regla de conducta será entrar en una nue- va convención provincial, para establecer los medios por los cuales sus res- pectivos territorios deberán gobernarse en adelante bajo una administración central. Entretanto, no debemos escusarnos de manifestar cuan laudables son los esfuerzos del patriotismo en Mendoza por introdacir en sus habitantes el amor al orden y á la ilustración sólida. Hemos recibido varios perió- dicos sumamente liberales, que contienen artículos consonantes con lo que en este mismo orden se escribe en correspondencia privada — En carta de 27 de Agosto de un individuo del clero bastante respetable de Mendoza, á otra persona de suposición en Buenos- Ayres, se dice lo siguiente — "Me intereso en manifestar mi opinión en la materia de reforma : ésta debió haberse anticipado, siendo meditada cerca de setenta años ha. Ríase V. de la incompetencia de autoridad que reclaman los atolondrados. La El Cent. Num. 8. soberanía de los pueblos no carece de autoridad para remover y extinguir bis órdenes regulares : ella debe afianzarse en los resultados mientras la igno- rancia afectada t ierra los ojos á las luces del dia mas perfecto. Jesu-Cristo estableció^ la religión, el sacerdocio, y los siete sacramentos para santificar- nos, pero en manera alguna las órdenes de los frailes, lo que me hace creer, ó que se le olvidó, ó no los juzgó necesarios. V. abrace con concien- cia segura el sistema del gobierno, que es mas sabio y discreto que temera- r c, corno lo caracterizan los que confunden las ideas con los conceptos : en nada se toca la religión , ni tiene conexión con la extinción de las órdenes regulares — Si estas en alguna época fueron útiles y necesarias, ya no lo son, y oblata causa tolitúr efectus, y bamos adelante, que sin duda el sacerdocio mejorará, ya no invertirán este carácter por via de comercio ó especulación &c. &c. &c. — " El N\ 5 del Verdadero Amigo del País, periódico de la ciudad de Mendoza trae un artículo importante del Editor á cerca de las dudas que le propone un Alejandro Parejas sobre la reforma eclesiástica empezada eu Buenos Ayres. No podemos dar lugar á este artículo por que es largo : pero para que se vea el juicio que se forma de los papeles en que se sostiene la necesidad de aquella, daremos el siguiente párrafo, que se halla en el mismo núm. 5°. — " Hemos recibido muchos papeles de Buenos Ayres en el momento en que escribimos estos renglones. Uno ha venido excelente , y es el primer numero del Centinela. La pieza preparatoria y el artículo reforma eclesiástica hacen mucho honor al genio , luces , y cir- cunspección de sus autores : no podemos por la brevedad de nuestras páginas dar ni un pequeño extracto de los fundamentos en que estriban los asertos de esta última. Lo sentimos con dolor : recomendamos á nuestros compatriotas la lectura de este precioso periódico." — Los Editores del Centinela dan las gracias al Amigo del Pais por esta elevada distinción , y quisieran ocasiones en que acreditarle su gratitud. Por ahora han dado orden para que en cada correo se remitan al mismo Editor los números de este periódico; y llaman la atención del oficial de dia , que ha hecho algún ruido con las provincias , á que advierta que las dos como Montevideo y Mendoza que tienen como hacer públicos sus sentimientos , acreditan sin violencia su ad- hesión á la reforma eclesiástica que él y los como él solo repruebau — CAUSA CÉLEBRE. — Merece llamarse así la que se ha seguido al coronel D. Celestino Vidal. En el núm. 6°. ya publicamos que la autoridad egecutiva habia mandado formarla á este jefe, y que estaba nombrado fis- cal de ella el coronel del uúgn. 1°. D. Benito Martínez. La causa empezó el dia 1°. del presente mes de Setiembre, y terminó por el fiscal el 6 de! mismo. En este dia fue pasada por conducto de Ja inspección general al ministerio de la guerra, y en el propio al presi- dente del consejo que inmediatamente fue nombrado; compuesto de los jefes siguientes- — 119 Coronel mayor — D. Matías Zapíola Presidente. D. Cornelia Zelaya. D. Rafael Hortiguera. ,D. Blas Pico. ~ < D. Gregorio Araoz de La-Madrid. D. Manuel Ramírez. D. Mariano Benito Rolon. Con anticipación se dieron las órdenes para que el dia once el conse» jo se reuniese en la sala principal de la casa del tribunal de comercio, y se anunció al público por carteles. Este dia en efecto se reunió con los miembros expresados y asistencia d'el fiscal citado, el defensor coronel ma- yor JD. Juan José liamont, y del auditor de guerra Dr. D. Alejo Castex. Se leyó el proceso, acusación y defensa según es de orden, y en pre* sencia de un concurso extraordinario de ciudadanos de todas las clases. El consejo después mandó despejar la barra, y entró privadamente en confe- rencias. A las dos de la tarde el gobierno recibió un oficio del presidente del eonsejo representado que sin embargo de que el auditor de guerra nom- brado reunía suficientes luces en el punto que se babia puesto á su cargo, el consejo habia creído que como este era de la mas grave consideración, y en él se ventilaban punios eminentes del derecho, era importante pedir al gobierno dos letrados mas para que se asociasen á dicho auditor. Fue esto concedido inmediatamente, nombrándose á los Dres, D. José Cayetqm Pico, y D. Juan José Paso. Habiéndose escusado el 1°. por ser hermano de uno de los miembros del consejo, fue nombrado en su lugar el' camarista Dr. D. Tomás An- tonio Falle ; pero no habiendo concurrido este individuo, el consejo levantó su reunión difiriendo la conferencia para el siguiente. El dia 12 se reunió el consejo en la misma casa á las nueve y media de la mañana : se volvió á leer en público la causa, acusación, y defensa porque se impusieran los dos letrados asociados, concluida esta operación el defensor presentó una nueva defensa en favor del acusado, y como uno de los puntos que abrazaba fuese la recusación de uno de los vocales, ei consejo, permaneciendo reunido, consultó al gobierno sobre el caso. El gobierno contestó acto continuo, que ni era admisible la recusación por ser hecha fuera de tiempo, y se exponía por razón una que era inale» gable, ni tampoco la excusación voluntaria del mismo vocal, pues no estaba en su poder hacerlo: en consecuencia, que el consejo continuase en sus procedimientos según las leyes militares. Consiguiente á esta resolución, se discutió publicamente, si la confe- rencia del° consejo habia de ser también pública, y en reunión privada. Resuelto esto último , la barra se despejó , y el consejo concluyó á las tres y media de la tarde fallando por que— no correspondía eran conseja de guerra el conocimiento de esta musa , y si al juzgado del capitán general— La causa en estos términos pasó por la inspección general en la tar* 120 de de este dia al ministerio de la guerra. El dia 13 hallándose impedido el aditor de guerra perpetuo Dr. D. Miguel Villegas, por aparecer como testigo en la causa , pasó ésta al Dr. D. Estevan Agustín Gazcon, para dictamiuar sobre el fallo del consejo. N oTa S. Los editores del Centinela están obligados á manifestarse reconocidos por lo altamente que se encuentran lisonjeados en el papel publicado el Miér- coles de esta semana á las cinco de la tarde : y aprovechando la confian- za que según se infiere de los conceptos del editor está dispuesto á acor- darles á los editores del Centinela, estos le ruegan que abrazando ardien- temente la causa del género humano, promoviéndola con eficacia, y batien- do cuanto es capaz de resistirla entre los claustros ó entre las preocupaciones en general, procuren respetar y sostener uno de los principios sobre que reposa la salud de la presente administración pública en Buenos- Ayres — esto es, LA TOLERANCIA CIVIL. Todo hecho anterior á la ley de olvido debe proscribirse, y debe considerarse también que ella no tiene mérito algu- no si hay excepción. Desde la ley de olvido en adelante es una era nue- va, es una nueva vida, nueva marcha, todo nuevo. El crimen que en esta era se cometa, asi como creemos que no ha de quedar impune, asi como creemos que es necesario atacarlo hasta la horca, estamos también en que no ha de ser mayor porque otros crímenes se hayan cometido. Por nuestra parte, este principio nos merece tanto aprecio, que apesar de la obligación en que nos ha puesto el editor citado, no hemos podido escusamos de notarle su desvio y de convidarle á una completa reparación.... — Por lo flemas, los editores satisfarán sus preceptos. " El Centinela apesar que se establezca la censura, continuará ilustran- do sobre la reforma eclesiástica , porque está satisfecho que es conducido por la razou ; pero no por esto dejará de hablar también sobre esta traba puesta á su libertad." AV I To S. Para Montevideo y el Rio Janeiro la goleta nacional Paquete del Rio de ¿a Plata dará la vela el 20 del corriente. Los Sres. que gusten tomar pasage ó cargar para cualquiera de los dos puntos, ocurran á casa de D. Juan Como- nos, calle de Santo Domingo para el Hospital. No se admite correspondencia fuera de Bal/ja. En la barraca de Larrea, calle Ancha de Barracas, se vende, por cuenta del introductor, tablas y tablones bien surtidos de pino de Rusia en precios mui equitativos, y en lotes grandes ó pequeños, según pidiesen los •ompradores. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS. N°. 9. EL CENTINELA Buenqs-Ayres Domingo 22 de Setiembre de 1822. ¡ Quien tive ? La Patria. NOTA. El artículo de introducción correspondiente á este número, va al fi» porque ha sido necesario comprender en el relato que contiene, el estado último de los debates de la Sala de representantes sobre la imprenta. REFORMA ECLESIASLICA. Ignoramos cual sea la opinión mas unánime en la comisión de Legis- lación ni sobre el proyecto pasado por el Gobierno para la reforma cleri- cal, ni sobre el tiempo en que encuentren conveniente presentar sus trabajos á la meditación de la sala. Quince días antes se aseguró que la intención ó el plan era mandarlo á la resolución de la sesión del año en- trante : mas en el dia ya se indica el miembro encargado de tirar el informe por escrito ; lo que cuando menos prueba que algo se propondrá ó resolverá en la presente. De cualquier modo no estará demás que la comisión, y los re- presentantes de ahora ó futuros, tengan el dato que bamos á presentarles, el cual ha sido formado por documentos originales y legalizados que he- mos tenido á la vista. Vil > a 2 r >o ~ o *s ¡& 55 o o 55 o o o c 1 to 00 w o O O o o o o o o o S O ce 5: n o C 3 123 Hablamos resuello dar un •extracto tic- los estados que han manifestado las mismas comunidades , en que se comprenden las limosnas pecbiidaa por cada una en un tiempo determinado , los gastos de comunidad y de culto y las posesiones y rentas de las casas ; todo lo que nos servicia para presentar otro dato interesante mas que pura nadie , para el pueblo : pero como los estados de donde pueden sacarse estas noticias no manifiestan el valor ó la renta de muchas posesiones, y las dejan en blanco , hemos reser- vado esta operación para cuando haya alguna autoridad que destine comisiones especiales á hacer inventarios formales , y los avalúos necesarios para proceder con conocimientos exactos. Pudiera ser qlie asi se salvasen algunas equivocacio- nes en que han podido incurrir los religiosos por su poca práctica en estas materias , como sucedió á los Hospitalarios que al último han aparecido co* 19.700 pesos de principales á rédito , con 26 casas, 1 sitio , 1 estancia , y 74 esclavos del valor de 312772 pesos, y con una Quinta de 17000 , que hacen el total de 349,472 pesos lo 1 a tante para pagar casi siete años lo que cuestan los religiosos de todas las Comunidades según el proyecto ¿e ley. AL OFICIAL DE DIA EN EL N°. b\ Oficial ! No hay cosa mas cierta , la privación es causa del apetito ; & nosotros los meros amagos de ella nos han hecho tener disposición de continuar este artículo no obstante la protexta del número anterior ; pero amainaremos, oficial, en el tono, y de esta suerte os diremos que al paso que os presentáis muy ufano en vuestro número 5°. creyendo habernos con- vencido de proposiciones antievangelicas , os confesamos con toda la in- genuidad de nuestro carácter que jamas hemos tomado la pluma con mas satisfacción , que cuando os vemos enterrado en la fosa que os dispusimos artificiosamente. Esperamos que se nos perdonará esta celada , aunque no sea mas que por el justo fin que nos la inspiró ! No dudábamos ni un momento, oficial, que al vernos rebatir la men- dicidad pordiosera como opuesta á la sana política , y como una abyección degradante de la santidad del Ministerio , habíais de reedger en vuestro espíritu, oficial, todas las fuerzas de vuestra alma , para lamentar en tono plañidero la suerte de un pueblo como este , cuya fé se procuraba cor- romper con heregías opuestas á la doctrina de Jesucristo. Este nuestro juicio presuntivo , oficial , solo lo fundábamos en el principio de que las ver- dades no mui comunes, siempre son una piedra de escándalo para los que saben con escasez. Vuestra caída en este paso resvaladizo , decíamos nosotros, nos proporcionará el dulce placer de alargaros la mano , y advertir al pueblo que desconfié de un revestido con el zelo de religión para ajustar las máximas del evangelio al triste ínteres de sus pasiones. El caso lia sucedido Como pensábamos : ahora veremos como nos desempeñarnos- 124 La experiencia que nos habéis dado , oficial , de que fanáticamente graduáis por heregías las doctrinas mas sanas que tomamos de los autores mas acreditados , sin duda por que las reputáis parios de nuestra imaginación , nos hacen tomar el partido de hacer que , no tanto nosotros, cuanto los sabios , sean los que contesten á vuestro papel 5 e . Si estos también fuesen hereges en vutstro concepto , nos aplaudiremos de tener en esta nota tan dignos compañeros; si no lo fuesen veremos con que injusticia nos cargáis la romana siendo de un mismo sentir. "Si los inventores de las nuevas órdenes, (esto es de las me ndicautes) dice el sabio y nunca bien ponderado Fleuri en su discurro 8°. sobre la historia eclesiástica, no fuesen santos canonizados, podría sospecharse de haberse dejado seducir de su amor propio, y haber querido distinguirse y jrefinarse sobre todos los demás. Pero sin perjuicio de su santidad, se pue- de desconfiar de sus luces, y temer que ellos no supieron lo que Íes conve- nia saber. SAN FRANCISCO creia que su regla no era el puro evan- gelio, mientras no se adhería al estrecho rigor de estas palabras : no peáis ni oro ni piafa, ni dos vestidos Sfc. ; y como el papa Inocencio ÍÍI difi- cultase en aprobar este instituto tan nuevo, el cardenal de San Pablo le dijo "si rechasais la súplica de este pobre hombre, temed de rechazar el evan- gelio. Pero este buen cardenal, ni el mismo santo no habían considerado bien como prosigue el texto : este sibio lo sigue y tija su verdadero sentido en términos nada conformes á la inteligencia del santo y del cardenal." Ahora biea, cuando le oímos decir á Fleuri que" San Francisco enten- dió muy mal el verdadero espíritu del evangelio al establecer la mendi- cidad de su regla ; aun mas, cuando nos dice que á no ser un santo canoni- zado era de sospechar que se hubiese dejado seducir de su amor propio ¿llebareis, Oficial, vuestra obstinación hasta decir que en la opinión del sábio Fleuri esa mendicidad era conforme al evangelio ? ¿ Que clecis ? Si decis que sí, su letra misma os desmiente á presencia de un pueblo á quien no es fácil seducir con especies falsas : si decis que no, es menester que confe- séis á la faz de todos, y que digáis la única verdad que habría salido de vuestros labios — "soy un infeliz hombre digno de lástima, pues solo en el espesor de mi alma pudo caber que trátate al Centinela de herege, y aun mas de filósofo corrompido por asentar una doctrina que ahora ¿a veo apo- yada en ana autoridad irrecusable:' E«ta confesión os haría mas honor, Oficial, que todas las heladas declamaciones con que pretendéis arrancar lagrimas inútiles de este pueblo. Mas quien sabe si para salir de este conflicto llamáis, Oficial, en vues- tro auxilio á los cofrades, formáis un tribunal, y sale de él, el mismo Fleuri condenado al anatema como herege ó filósofo detestable. Mas para este portillo os esperamos, Oficial, con la autoridad nada menos que de un San Clemente Alejandrino : su doctrina nos la provee el mismo Fleuri, que á prevención temió también á los fanáticos de su tiempo. Dice asi en el lugar citado — "Aqui sería el lugar de tratar á fondo la materia de la pobreza evangélica, y uo podríamos en esta investigación seguir guia mejor 125 que San Clemente de Alejandría, instruido por los mismos discípulos de los apóstoles. El santo escribió un tratado sobre esta sola cuestión. ¿Cuales el rico que se salva? de donde raciocina de este modo. La riqueza es de sí indiferente, como la fuerza y la belleza del cuerpo: estos son unos ins- trumentos, ó especies de bienes de que se puede usar bien ó mal.... Al' contrario la extrema pobreza es un nial en sí antes que un bien; pues es un obstáculo de la virtud, y un origen de muchas tentaciones violen- tas, de injusticias, de corrupción, de imprudencia, de flojedad, de desalien- to, de desesperación, y es por lo que dice la escritura — "?¿o me deis ni- riqueza ni pobreza.'''' Al oír esto no os estaría mejor , Oficial, buscar una caberna donde esconderos? Pero no, es preciso detenerse que bamos á ajustarle una cuña mas dura de su mismo palo. Para acabar de convencer el sabio Fleuri que la tal mendicidad no puede acarrear sino males, y que aun en el espí- ritu del mismo SAN FRANCISCO de ningún modo era preferible al trabajo de manos, se hace cargo del testamento de este fundador. "Es verdad, dice, que San Francisco habia ordenado el trabajo á sus discípulos, no permitiéndoles mendigar sino en el último recurso : yo quiero trabajar^ dice el santo en su testamento, y quiero firmemente que los otros herma- nos se apliquen á algún trabajo honesto, y que los que no saben oficio lo aprendan ; y sino se nos paga tendremos el recurso de ir á la mesa del Señor pidiendo una limosna de puerta en puerta. Concluye su testamento por una prohibición expresa de pedir al papa ningún privilegio, ni de dar. ninguna explicación á su regla." Pero ¿cual es el instituto que casi en su misma cuna no lo corrom- pió la relajación? observa el sabio Fleuri "que aun no habían pasado cuatro años de su muerte, cuando los frailes juntos en capítulo en 1230 obtu- foieron del papa Gregorio IX. una bula por la que declara, que no esta- ban obligados á la observancia del testamento del santo fundador. Asi, añade, el trabajo de manos, tan recomendado en la escritura, y tan esti- mado por los antiguos monges, vino después á ser odioso ; y la mendicidad aborrecida entonces llegó á ser honorable." Echese la vista á tiempos mas retirados y aparecerán de un modo horri- ble los excesos á que dió lugar la mendicidad. Sin subir hasta nuestros tiempos, oigamos al sabio que guia nuestra pluma." Treinta anos, dice, des» pues de la muerte de San Francisco, se observaba ya una relajación consi- derable en las órdenes mendicantes. Me contentaré con el testimonio de SAN BUENAVENTURA en la carta que, siendo general de la órden s escribió en 1257 á todas las provincias." El lesumen de esta gran carta es el siguiente ; quejarse de la multitud de negocios que daban ocasión á la demanda del dinero, de la ociosidad de algunos hermanos , de su vida vagamunda, de la codicia de las sepulturas y de los testamentos, de la mésela en toda suerte de negocios públicos y privados bajo el pretexto de caridad, de la introducción en el secreto de las familias, en fin de la importunidad de las limosnas, hasta llegar k decir el santo, «que el encueta 526 tro de un fraile se miraba como el encuendo de un ladrón.'" Y cuidado que no somos nosotros quienes lo decimos, sino San Buenaventura. A prevención de estos males cita también Fíeuri un concilio de París celebrado en 1212, mandando que se de como subsistir á los religiosos que viajan para no reducirlos á mendigar con vergüenza de su orden. Nos diréis ahora, Oficial, si la mendicidad origen fecundo de tantos desordenes puede ser conforme al evangelio : nos diréis, si el Centinela ha merecido los sarcasmos de heregia y de impiedad : nos diréis si hemos asen- tado bian nuestra pluma mirando la mendicidad como opuesta á los prin- cipios de una sana política. Estas sólidas consideraciones las tuvo muy en su ánimo el sabio Fleuri para decir — "par.éceme que hubiese sido mas útil á la iglesia que los obispos y papas se hubiesen aplicado seriamente á la reforma del clero secular, y restablecerlo sobre el pie de los cuatro primeros siglos de la iglesia, sin llamar en su socorro esas tropas extrangeras de mendicantes." He aqui, Oficial, concevido el mismo proyecto de ley, que hoy es el objeto de las cuestiones en Buenos-Ayres, y que se califica por escándalo é impiedad. Concluiremos este desagradable asunto , oficial , haciendo algunas refle- xiones sobre Guillermo de S. Amor. Lleno de una falsa compasión os doléis de nosotros por haber incidido , sin saberlo , en los errores de este que llamáis heresiarca , pero os suplicamos que guardéis vuestra compacion, para deplorar vuestra escasez desgraciada, Nosotros sabíamos mui bien que G uillermo solo es herege en el concepto de los frailes y sus prosélitos , pero no en el de los sal i )s imparciales. Oid como se explica una compañ a de eruditos autora del diccionario de los hombres que han figurado en el teatro del mundo." Su libro, dice, intitulado, peligro délos últimos tiem- pos , es una declamación contra los religiosos mendicantes. Alejandro IV que quiso entender en esta querella Condenó á Guillermo, y le privó de todos sus beneficios S. Amor habiendo defendido su libro en un viage que hizo á Roma, el Papa lo despidió absuelto. Apenas hubo partido de Roma, cuando este mismo f'apa Je escribió prohibiéndole la entrada á Francia, y el que enseñase y predicase. S. Amor permaneció en su lugar hasta la muerte de este Papa. Volvió entonces á París donde fue bien acogido. Clemente IV suc.ces.or de Alejandro, á quien este Doctor presentó su obra, nada dijo contra ella y lo trató con urbanidad . . . .§. Amor en sus obras ataca á los mendicantes. Santo Tomás, y San Buenaventura defendieron Ja causa de su estado. Los mendicantes lo cuentan entre los hereges, pero sin razón." Este recomendable diccionario ha corrido con crédito en todas partes, s'n que dejase de re: petarlo el bigotisn o de la inquisición de España ¿Que (fuereis pues oficial, que seamos hereges al estilo de Fleuri y de estos sabios? Lo seremos, y haremos tanto aprecio de vuestra censura, como ellos lo hicieron de vuestros iguales. Nos preguntáis, oficial, con mucho donaire, si el vivir según las má- ximas del evangelio induce á un estado de abyección y abatimiento. Res- pondemos lo i." que ya hemos probado que el vivir mendigando no e* má- V¿7 X\ma del evangelio : que la pobreza en particular si lo es, pero no en común porque esto deja como vivir sin mendigar : io 2.° con uno de los mejores sabios ,, que el mismo hombre á quien se le ha visto cargado de un saco, ó de un costal recogiendo algunas módicas porciones de trigo, entrando también á las tabernas á pedir vino, y usinló al., unís veces p ira conse- guirlo de los medios mas bajos, no es á propósito para subir á la cátedra de la verdad, ni para sentarse en el tribunal de la penitencia." Enten- ded lo pues oficial, y tened lástima de nuestra cabeza para no mortificarla con vuestras machaquerías. Os cansáis envano, oficial, en amontonar bulas, decisiones conciliares, y aun egemplos de lo que han hecho otros soberanos cuando se ha tratado de la secularización de regulares. Cada soberano en su estado tiene un poder público independiente, y revestido de todos los medios para procurar su felicidad. A él pertenece velar sobre la conservación y perfección de su nación. La obligación que la leí natuial impone á> los conductores dé los estados, es de muí basta extensión. Ellos deben conocer exactamente todas sus enfermedades y sus remedios, sus virtudes y sus vicios, sus in- clinaciones generales y sus costumbres. Sus cuidados se dividen en sus pro- pios asuntos y los de la religión : digan lo que quieran los ultramontanista» como vos, Oficial, apoyados en las falsas decretales de Graciano, y cuyo desengaño puede verse en el erudito canonista Ban-Espen tom. 8.° pág. 53 impresión dé Venecia. De aquí es que nadie sino ellos deben saber cuales' son los de este último géaero (siendo disciplínales ) los que están obligados á proteger, ó rechazar como norivos á la prosperidad de sus estados. Ya os hemos dicho esto mismo, Oficial, y os hemos añadido que en la disolución de una comunidad- religioso y el poder civil no disuelve los votos. ¿ A qué propósito nos venís entonces con la cantaleta de que esta es una facultad reservada á la silla apostólica ? Pero ya que tocáis este punto, os diremos que nos sentimos mui ricos de razones para poder sos- tener que en la situación política de nuestro estado, relajando el ordinario eclesiástico los votos de los regulares que implorasen su auxilio, no haría mas que usar de sü derecho, y esos vínculos quedarían bien disueltos apesar de la reserva, y de las autoridades que inoportunamente nos citáis. Tam- bién está reservada á la silla apostólica la provisión de bulas para los obis- pados ; con todo, hai cinco casos en que pueden ser instalados sin bu!a& por el metropolitano al estilo de la antigua disciplina. Otro tanto suceden^ en nuestro caso con respecto al ordinario. Pasó ya esa época en que los Papas igualaron en poder á los Emperadores romanos, y en que usando del lenguage del tiempo, hicieron hablar á Dios en todas ocurrencias. Os entregáis mucho, Oficial, al imperio de vuestras pasiones, y por eso des- conocéis los límites de lo justo y de lo injusto. Pero de todos modos admitid las protextas de nuestra consideración ingenua. EL CENTINELA» 128 MISCELANEA. i „ SUBSISTEN SIN DINERO, Y SE PROPAGAN SIN MUGERES! (Continúa el origen de los monges.) Anastacio introdujo en Roma el conocimiento y la práctica de la vida monástica; y en ella se abrió una escuela de esta nueva filosofía por los discípulos de Antonio, que acompañaron á su primado hasta el santo umbral del vaticano. El aire singular y salvage de estos Egipcios excitó á los prin- cipios el disgusto y el desprecio : pero al cabo arrastró el aplauso y la imitación de Roma. Los Senadores, y especialmente las Matronas, mui luego transformaron sus palacios y villas en claustros; y la institución de seis vestales que mantenía el paganismo con tanta dificultad, quedó atraz y se eclipsó por los innumerables conventos de vírgenes, que nacieron entre las ruinas de los templos antiguos, y en medio del mismo foro romano. Inflamado por el egemplo de Antonio, un joven de la Siria llamado Hilarión, estableció su triste morada en las arenas que estaban entre el mar y un estrecho pantanoso á dos leguas de Gaza. Su austera penitencia en la cual persistió cerca de medio siglo , difundió á su alrededor un entu- siasmo igual ; y una caterba de dos ó de tres mil anacoretas le acom- pañaba cuantas veces incitaba á los innumerables monasterios de la palestina. La historia monástica del Oriente inmortaliza la fama de Basilio. Con «1 gusto que adquirió habiendo probado de la sabiduría y elocuencia de la misma Atenas, y con una ambición que apenas pudo hartar el obispado de Cesárea, se retiró á una lúgubre soledad en el Ponto, dignándose por un tiempo dar leyes -á las colonias espirituales que plantó con prodiga- lidad en la orilla del mar negro. En el Occidente Martin, soldado her- mitaño, obispo y santo, fundó los monasterios de la Galia. Dos mil de entre sus discípulos siguieron sus restos al sepulcro ; y su historiador elo- cuente desafia á los desiertos de la Tebaida á producir un campeón de igual virtud, en su clima mas fecundo en devoción ascética. El progreso del mismo cristianismo no fue mas rápido ni mas uni- versal que él de los Monges : en cada provincia, y al fin en cada ciudad, del imperio romano cargaban como emjambres ; entretanto que los Ana- coretas escojieron para su destierro voluntario las islas estériles que erizan el seno del mar toscano. Una comunicación fácil y continua estrechaba la íntima unión que existia entre las provincias que reconocían el dominio de Roma ; y la vida de Hilarión manifiesta con cuanta facilidad nn her- mitaño indigente de la Palestina pudo atrabesar el Egipto, embarcarse para Sicilia, y establecerse definitivamente en la Isla de Chipre. Los cristianos latinos abrazaron las instituciones religiosas de Roma ; y los peregrinos que visitaban la Jerusalen copiaron con esmero, en los cli- mas mas lejanos, el modelo que habían visto de la vida monástica ; de modo que los discípulos de Antonio vinieron á esparcirse hasta la Etiopia 3 129 mas acá del trópico, en el Mediodía, y en el Norte mas allá de las provincias romanas de las islas británicas. El solo monasterio de Banchor, en Inglaterra, que se componía de mas de dos mil hermanos, echó colonos innumerables por entre los bárbaros de Irlanda, y entre las islitas mas remotas de la Caledonia : difun- diendo entre la tiniebla moral de las regiones sententrionales, un rayo trémulo de ciencia y de superstición. Espulgadas tantas tristes víctimas á tan lejos de las dulzuras de la vida social, por el genio adusto é implacable del fanatismo, sosteniau mutua- mente su resolución, por el egemplo recíproco de millones de almas de ambos sexos, de toda clase y edad: y cada nuevo prosélito se persuadía, a,l pasar por los umbrales del claustro, que empezaba ya á. pisar la senda espinosa, pero segura, de la eterna felicidad. Motivos no menos varios que los diversos caracteres y situaciones de los mortales, los determinaron á abrazar la vida monacal.. Si la sana razón, si el sentido recto, si las intenciones manifiestas de una Providencia toda benévola y benéfica, pudieron salvar á los cristianos mas sensatos del tor- rente de la superticion ; y si en otros pudo suspender su influencia el do- minio mucho mas fuerte de las pasiones : en recompensa, obró con una fuerza irresistible en los espíritus débiles de los niños,, de las mugeres, y en los de los hombres que se les parecen : muchos se hallarian arrastrados al claustro por los remordimientos secretos de la conciencia : muchos por los infortunios ; pero no pocos por los motivos temporales del interés y la vanidad. ¿ Y quienes, en efecto, podrian parecer mas propios para pastorear las manadas de los fieles, que aquellos mismos que hubiesen renunciado, este mundo para labrarse su salud en el otro ? El anacoreta austero, el hermitaño piadoso, el humilde monge, á su pesar, fueron arrancados en medio de las aclamaciones de una multitud asombrada de sus virtudes, de la celda solitaria, para sentarles en el trono episcopal. Una sucesión no interrumpida de santos y de obispos salieron de las hermitas y monasterios del Egipto, de la Galia, y del Oriente. La ambición, con el olfato de! galgo, jamás tarda en descubrir las huellas secretas de su presa; y supo pasar, por medio de la pobreza y humildad del claustro, á las riquezas*, y á los honores. (Continuará) El artículo Miscelánea será variado en adelante dándole mas obgetos que los que hasta ahora, ha tenido, esto es, saliendo de lo eclesiástico qus es principalmente en lo que se ha empleado hasta aquí. LA IGUALDAD. El gobernador de cada ciudad en la Gran China convida el primer dia. del año para un brillante festiu que se dá en el nombre d«A empe<» El Cent. Num. 9. 130 rador, á todos los que sé hubiesen distinguido en el discurso del aíio ante* ñor por alguna acción virtuosa. Sobre la entrada de la glorieta ó templo que se erige en la plaza pública con este objeto, se lee.-— ,, HOMBRES DE TODAS LAS CLASES Y CONDICIONAS, LA VIRTUD ES LA QUE OS COLOCA AQUI, Y OS HACE A TODOS IGUALES." LA REINA CRISTINA. Cristina que nació en 1G26, y gobernó la Suecia con prudencia suma, abdicó lu corona en 1654: retiróse á Roma á cultivar las letras, y se re- concilió con la iglesia católica; un fraile le dijo en esta ocasión, „ hija mia, te colocaremos entre los santos al lado de tu paisana Santa Brígida de Suecia" pero Cristina respondió Prefiriera colocarme entre los sabios" Esta reina tatito antes como después de su abdicación, evitaba en cuanto podía la Sociedad de su propio sexo, por no encontrar en él la instrucción que ape- tecía. ,, Quiero á los hombres, decía, no porque lo son, sino porque no son inugeres" —No creemos que esto debe allijir al sexo de Buenos Aires. Las porteñas tienen talento, pero aun cuando no tubieran todo el que son capaces de tener y que en efecto adquirirán, no habría ni una ni mío fuese de Suecia ó de la China, que no encontrase un gran suplemento para cor- tejar su sociedad, en la amabilidad y en las gracias que desenvuelven con primor. EL REMEDIO RADICAL. En la ópera bufa italiana titulada „ El Cirujano Arlequín" un oficial herido en el brazo derecho por un pistoletazo, se presenta al Sr. Doctor pira que le extraiga la bala. Arlequín por remedio radical, \e.... corta el brazo. — Del mismo modo, mordido nuestro brazo derecho, la libertad de la prensa, por unos bichos ponzoñosos, los Señores Doctores han querido aplicar el remedio radical .... la previa censura. iEL CENTINELA AL OFICIAL DE DIA En el núm. 6°. O/idal! Ileheis hecho muí mal en garrotear á la JUVENTUD AR- GENTINA en vuestro núm. 6°. porque independientemente de que aumen- táis el grande ejército de opositores que tenéis, es mala guerra ¿j muí larga .131 Ja que debe hacer el fervor de la primavera, contra el invierno de que sois el emblema, contra la chochera ó las arrugas. Oficial! La JUVENTUD ARGENTINA es el báculo dé la patria libre é independiente. Ella tiene el poder de la naturaleza, y se desen- vuelve sin los hábitos que hacen vuestra desgracia. Hacéis mal, Oficial, t>n estrellaros contra ella, é insultarla siendo la depositaría de nuestra vida futura, y solo por una papa que gozada en 300 años ya debe empalagaros. Oficial ! Mirad que somos mucho menos que rivales de vuestros clien- tes: mirad que deseamos precaverles de un dilubio universal. Mirad, Oficial, que conducís este lance, y que lo precipitáis si asestáis las flechas negras al corazón de la juventud celeste. Medid el tiempo, y conoceréis que es mejor resignaros, que obrar como asustadizos. A vos solo, Oficial, os hacemos estas breves pero punzantes indicacio- nes. Con la JUVENETUD ARGENTINA nos entenderemos elevadamen- te en el número que viene. Entretanto admitid, Oficial, las protextas de nuestra consideración ingenua. EL CENTINELA., Corresp on den ciá. Señores Editores del Centinela. Ha llegado á mis manos una obrita española, titulada Preocupaciones é impresa en Cádiz el año de 1820. Su volumen es el de un solo tomo en cuarto ; y en la página 82 hé leído el siguiente rasgo, que me parece apropósito en nuestras circunstancias ; tanto mas, cuanto es contraído á las preocupaciones, puramente religiosas. Si Vds. lo juzgan conveniente, tendrán ia bondad de insertarlo, en su acreditado periódico, pues la obrita todavía no circula con generalidad entre nosotros.. ¡ Oh preocupación ! Tu nombre solo Es una plaga á la afligida tierra, Mas terrible mil veces, Y mas asoladora que la guerra. La impostura es tu madre : nuevas creces La sencillez te dá, y en el instante El poder te fomenta, Y sus aspiraciones alimenta. En todo tiempo tu ominosa sombra, Bajo distinto velo, Ha cubierto de crímenes el suelo, Y tu les diste de virtud el nombre. En todo tiempo el hombre Supersticioso, débil, engañada. Oráculos falaces há .escuchado Que la mentira por verdad vendieron, Y en su interés al mundo le dijeron : Oye, cree, y enmudece ; El cielo te lo manda y obedece. Ciego, ciego el mortal obedecía: "Y contra el mismo corazón luchando, Y contra su conciencia batallando, Corazón y conciencia sujetaba A la voz que le hablaba En nombre de los cielos, Y en nombre de los cielos le mentía» Viérase entonces, al rayar el dia, Engañado el Egipcio, Postrarse con sacrilego respeto Ante el primer objeto Que presentó á su paso La fatalidad ciega del acaso. Vierásele después corre* al Nilo Con afán presuroso, Y al feroz cocodrilo Tributarle humildoso La adoración debida Al ser que diera al universo vida. Viérase como en Aulida Ingenia, Al mandato de Calcas, Fue del beso materno arrebatada, Y en aras homicidas Con horrenda piedad sacrificada, Consintiéndolo Atridas : Y el ejército iluso, y tantos reyes, Ai Sacerdote infame obedeciendo, Y el fuego de las aras encendiendo. Se imaginaban Dioses Como Calcas tiranos y feroces. ¡ Oh preocupación, siempre funesta ! Pero funesta mas, cuando en el cielo Apoyas los errores Que al miserable suelo Con sombra de piedad cubren de horrores* ¡ Religión ! ¡ Religión ! Tu nombre santo Dó quiera se profana ; Y en vano la deidad manifestarse Bondadosa há querido A la menguada inteligencia humana. Los miamos que escucharla han pretendido* Entre tiniebla densa Y entre negra impostura 1 Han logrado ocultur su lumbre para. La Religión es hoi el instrumento, Como siempre lo ha sido, De la astucia, la intriga ; y confundido El resplandor de la verdad divina, Todo el orbe camina En ciega obscuridad, lo mismo ahora Que en los siglos de atrás ; y el pueblo ignora Lo que saber debiera Si, al gritar Religión, no se mintiera. Hai impostores, que á los pueblos llevan. Por la senda torcida Que se abrió el interés de los llamados Intérpretes del cielo; Y, por siempre ocupados En condensar el velo De la superstición y la ignorancia, Nos engañan con pérfida arrogancia. Tal vez no envano por el ancho mundo,, Del Sud al Septentrión, y del Oriente Hasta el remoto Ocaso, El aire hiende, y por el mar profundo Atraviesa una voz, en dulces tonos Gritando ¡ Libertad! y estremeciendo Desde el cimiento los soberbios tronos, Al trozarse dó quier los eslabones Del crudo despotismo, Se trozará tal vez esa cadena Con que ató á la razón el fanatismo. Este teme la luz, que ya se acerca ; Y, al sentirla llegar los impostores, Entre el temor horrible que los cerca Redoblan sus engaños y furores, j Pueblos ! No los oigáis. — El cielo mismo No los oyó jamás. — Ellos violaron De la razón los fueros, Al cielo y á los hombres insultaron, Y su interés es siempre embruteceros. EL CANARIO, 134 NOTICIAS. ESPAÑA. En el Argos dé ayer se ha dado el "Mensaje al rey decretado cor las cortes en la legislatura del año 1822 en la sesión pública extraordina- ria de 24 de Marzo" traducido de un papel inglés ; pero por la imprenta misma de este periódico ha llegado á nuestras mano» este documento en castellano impreso en Madrid, y creemos oportuno á lo que el Oficial de Dia ha dicho en el núm. o°. copiar el siguiente párrafo — "¿Y cual será señor el peligro en que estará la tranquilidad pública cuando á estas desconfianzas que abaten á la nación, á estos temores que la rodean, á estos descontentos que la aüigen,se unen las maquinaciones v esfuerzo* intestinos, de las personas que por desgracia tienen mas influen- cia en los sencillos y engañados pueblos ? Hablan las cortes, señor, de algunos ministros del suntuario, de algunos ambiciosos prelados, y de hom- bres que dejaron el siglo, y renunciaron á los intereses mundanos para entregarse á la oración y á la .virtud; y ahora hollando la moral evangélica, el espíritu de la verdadera religión, y la doctrina de paz del divino maes^ tro : no solo abusan de las funciones augustas y veneradas del sacerdocio para difundir la superstición y la desobediencia con máximas y conseje* contrarios á la justa libertad asegurada en nuestra constitución,, sino q\e perjuros y sacrilegos fanatizan y sublevan los pueblos, banderizan á los qie seducen, se amalgaman con los foragidos, y con la predicación y el acerq y con el influjo y osadía se presentan á esclavizar y alzar, saquear é incei^ diar los pueblos, á inundarlos en sangre, y á hacer á la desdichada Espaia teatro espantoso de una guerra civil, con el loco intento de undir para siei - pre la ilustración, la libertad, el trono, y la representación nacional." El Oficial de Dia. encontrará cuanto puede desear por lo que respeta i nosotros, eu el artículo filial CENSURA PREVIA. Según correspondencia de crédito en el Áítimo correo que lleó á JBuenos-Ayres en estos últimos dias, el almirante de la escuadra deliberó: que se hallaba en Guayaquil habia escrito á Chile desde aquel dstino asegurando, que en él estaba el libertador Bolívar resuelto á franoearle 2000 hombres que el almirante pasó á buscar desde Lima, por dispsicion del protector ; en lo cual no podría ofrecerse dificultad después d haber triunfado en Quito el general Sucre auxiliado de la división nuttra ai mando del coronel Santa Cruz ; pero el almirante no se explicab si los 2000 hombres que franqueaba el libertador eran á mas de la drtíion de Santa Cruz, ó si esta lleuaba el número no obstante que con feea 4 de Julio desde Lima se dice que se aguardaba la división de Santa ^ruz con algunas tropas de Colombia para emprender dos movimientos derivos.* Se m IB calculaba que uno de estos movimientos debería de ser por Arica, y e) otro en derechura á Jauja donde Cante rae tiene su cuartel general : y Bu asegura que con este objeto se habia pedido á Chile con instancia un refuerzo de 40.000 pesos en municiones de boca. En Chile era la intención auxiliar al protector con 800 hombres de caballería bien disciplinados, armados y vestidos, á cuyo efecto_ ya caminaban Ioü vestuarios U Valparaíso. LA CENSURA PREVIA. Si es fácil , al menos no es prudente entrar en el examen del por qué desde que se pensó en hacer que la libertad fijara su solio en Buenos Ayres , no se puso también en práctica uno de los medios para adquirir- la mas recomendados : esto es , el de disminuir el influjo sacerdotal sobre la maza del pueblo, tanto mas arraigado en el pueblo americano , y tanto mas peligroso cuanto mas sostenido y mas ligado estaba con los intereses del trono y de los gobiernos. Renunciamos buenamente á este inquirimien-- to , por que podría causar agitaciones , descrédito , y otras cosas mas , y pasaremos desde luego á representamos la época en que no fue ya en el rincón del filosofo , si no á la cabeza del pueblo donde se hizo conocer esta verdad escrita ya ha mucho tiempo." — Que mientras esta ciase esté en gran crédito no es posible la libertad , ni aun una opresión pacifica.' 11 Esta revelación , hecha en la mitad del dia , alarmó á aquella clase que en ella suponía un ataque de muerte á su poder colosal ; y sin detener- se en examinar si el modo de no perderlo todo era ponerse en campaña abierta, ó si era mejor afectar una resignación pasiva; despreciando todos los peligros á que la Patria se exponia con un alarmamiento revolucionario, sin contentarse con buscar apoyo entre los padres del Pueblo , hicieron sudar las prensas , y las adoptaron como instrumentos no solo para conmover á la multitud y revelarla , si no para burlarse de las luces , y anatematizar á cuantos habian sido iluminados con aquel primer crepúsculo de la razón. La fuerza del habito llegó á seducirles en términos de creer que un golpe' de claustro , bastaría para convertir en tierra los granos de oro. Se engañaron , y ciertamente será el ultimo engaño que padescan. La primera señal de resistencia la hizo el gobierno en la tribuna de la Sala de Representantes por medio del Ministerio, el cual descorrió enteramen- te el velo con que se encubrían las alarmas de los claustros. Con este apoyo, la razón se encastilló también en las prensas argentinas : los republicanos echaron producciones sueltas corno primeras guerrillas, jaqueando á los fanáticos mas por advertirles el riesgo , que por provocarles á lina batalla ; pero los fanáticos que no contaban solo con los auxilios de la„ tierra si no que creían poseer las facultades del cielo ¡qué ceder! descorrieron todas sus baterías, y á cargas cerradas unas tras otras batían á las autoridades , y alarmaba» la multitud en la ciudad y en la campaña. 1.16 Bajo de estas circunstancia apareció el Centinela. Desearnos que se nos crea : nuestra intención fue en las primeras paginas , hacer que se ad- virtiesen los elementos que teníamos para sostenerla marcha revelada , y también el que ya no era posible contar con el temor ó con la candidez pura precipitar á los hombres , so pretexto de religión, en actos revolucionarios; pero esta intención racional , ó no se conoció , ó se despreció que es lo mas cierto , y he aqui que tras del Centinela se entabla una oposición sistemada y alarmante no solo en el oficial de día, sino que miembros de gran suposición en el clero toman el partido rápido de comprometerá urt religioso á ponerse en lucha contra las autoridades públicas , contra la» demás clases , y contra los individuos y sus defectos. Sin duda no se- liabian nutrido en el buen espiritu del evanglio. El Centinela ya entonces conoció que el espiritu público le animaba á colocarse á la cabeza de la resistencia á la guerra de los claustros , para hacerla también constantemente y de lirme. Queremos que se nos crea que este partido lo abrazamos con tal decisión que aun en medio de los actos lamentables que hemos sufrido, nos hacemos una violencia extremada en tener que abandonarla ó suavizarla ; por que los ecleciasticos que han sido el. origen de la primra alarma , y los que han causado el fuego de ]a segunda, no se han echo merecedores ni á la consideración de la autoridad pública contra la cual han pretendido sembrar el descrédito , ni á la de los ciudadanos á quienes han intentado envolveren sangre, ni á la de los es- critores contra quienes han conspirado llamándoles impíos , hereges , para precipitar á la multitud en actos de violencia. Pero al menos ; si amainamos y es menester que esta conducta no se sepulte en el olvido. No se imagine , ni por un instante , (pie nos hacemos el disfavor de creer qne e\- Centinela merece ser colocado en el catálogo de las produc- ciones marcadas por inductoras de sedición ó inmoralidad , que son las dos notas que se han hecho valer en apoyo del proyecto de censura. Nos gloriamos de haber atacado las mudanzas y los abusos , y de haber aparecido con la pretencion de reconducir las cosas al orden mas natural y consecuen- te con nuestras necesidades y con las luces del siglo , pero independien- temente deque la señal de que el ridicula debia jugaren la cuestión de la refor- ma eclesiástica , la hicieron los opositores á la reforma con las caricaturas^ es menester no olvidar que el ridiculo puede entretener y ser útil par- ticularmente si hay delicadeza en su manejo. La Sátira, también cuando es bien dirigida , como dice el Argos N\ 70 , es el arma mas fuerte para corregir abusos. Pero tomando el hilo de este artículo , toca ya arribar á los días en que la autoridad egecutiva emprendió hacer callar á uno de los escritores escogidos por la oposición á la reforma. Estamos ciertas que la proposición ú la Sala de Representantes pasada por el gobierna para impedir qus este escritor continuase mientras no se sancionaba la ley permanente de la Im- prenta , no la dictó ni el espiritu de la venganza , ni el temor de las censuras , si no el clamor individual y la alarma á que se provocaba á i& 137 multitud irreflexiva , al tiempo mismo qué se habia revelado una conspiración sanguinaria (1) La Sala estaba entregada á los negocios elevados que son de su resorte, y ni pudo llenar una invitación anterior del mismo gobierno para perfeccionar la ley de imprenta , ni tampoco se puso en estado de resolver la incitativa particular j pero entretanto las fulminaciones continuaban , y los espíritus se enardecían á términos de anunciarse por todas partes asesinatos proyectados por el sentimiento individual , en suplemento á la falta del fono de las leyes , y de vigor en las autoridades. Amparándose de esta situación puramente anárquica, he aquí que de repen- te se presenta un papel periódico con todas las realidades de un incendio , en contraposición á los escritos del religioso comprometido por los miembros de gran suposiciou en el clero. Sale á luz este papel , y tras de él ya se anuncia por toda la ciudad que el N\ 2°. habia de contener una filiación moral de otros individuos respetables del clero , á quienes ligeramente se les suponía implicados en los ataques reprobados á individuos del fuero común. Aquí los apuros. Ninguna ley ó disposición que tuviese un efecto en los escritos posterior á la publicación de estos , era bastante en tal caso en que se presentaba un escritor decidido á arrostrar cuanto peligro pudiera sobrevenirle por la manifestación de sus ideas , ó por sus revelaciones : nin- guna medida parcial estaba indicada contra este escritor , después que algunos de los principales representantes por un espíritu de consecuencia á anteriores opiniones , resistían el tomarla sobre el de la oposición ; y este el momento de la Crisis , ó lo que es lo mismo, el momento de la censura como el único temperamento. Tres representantes amparados del reglamento interior , pidieron al presidente de la sala de reunión de esta extraordinariamente. Así se hizo en la uoche del dia 13 , y en ella presentaron un proyecto que se leyó proponiendo la previa censura en todo papel que se publicase por la im- prenta , exigiendo también que la Sala resolviese entrar en deliberación sobre él en esta misma noche. Sin embargo que se acordó lo 2 o , lo 1*. mostró tales dificultades , que los representantes proponentes se condujeron con la prudencia de ceder al partido que se mostró bien fuertemente por tomar un mayor tiempo para la meditación. No necesitamos , por lo que (l) Una cospiracion sanguinaria, nt> un fantasma como un representante lia dicho en la Sala la noche del 18. El Cent. Num. 8, 13S después diremos, entrar en el examen tan trillado, de si la censura puede ser admisible en un Pueblo libre , si hubo imprudencia en proponerla , si hubo otro temperamento que adoptar, ó si ella contradecía los 1 principios de la Sala. A nuestro propósito solo viene bien por ahora , el advertir que si entre los representantes lo repentino de la proposición entre el tumulto de los males que amagaman , se atrajo algunos prosélitos , no creemos que debemos trepidar en asentar que entre los representados uno solo no se subscribió por el proyecto. Mas apesar del triunfo que la oposición á la censura logró en la noche del 13 con impedir una resolución que se marcaba por la afirma- tiva bajo mil aspectos, ganando tiempo para que pensasen serenamente los que como era natural habian sido arrebatados de las primeras impresiones, tan profundas eran estas porque tan graves eran los motivos que las impul- saban, que muchos representantes no pudieron sacudirse de ellas en las 24 horas que transcursaron : asi fue que en la noche del 14 ocurrieron á sancionar, como quedó sancionado el artículo del proyecto en que la cen- sura previa se exigia para todas las publicaciones por la imprenta. Que- remos olvidarnos de los sudores que costó el arranque de esta resolución en la sala, y de las competencias personalizadas que ella motivó ; pero de- bemos recordar que el pronunciamiento de la censura, produjo en todas las tribunas un efecto tan mortal que alteró los semblantes hasta de los con- naturalizados con la insensibilidad y el deshonor. Se armaron varios cor- rillos, se apuró la crítica, y el incendio que se quería apagar en los es- critos, se veía reproducido con mas fuerza entre los labios. El Domingo 15 la censura fue el objeto serio de los análisis públicos y privados. En tres papeles que en este dia salieron á luz ganando tiempo para no ser pillados por la férula de los inquisidores, el Ambigú, el Hom- bre Ubre, y el Centinela, interpretando fielmente la opinión pública, mos- traron una oposición directa, vigorosa, y justificada; y aun por nuestra parte anunciamos que nos preveníamos á correr cualquier riesgo atacando este acto que coartaba nuestra libertad, aun cuando subsistiese, que no era fácil. Entretanto todos los hombres, aun los mas dados á ampararse de las me- didas de circunstancias, aun aquellos que sucumben á toda clase de temor, se pronunciaban en favor de la continuación de los abusos de la imprenta, se resolvían á correr los riesgos de que les llegase su vez en la persecu- 139 <£?3 jfrCiSiada, antes qae convenir con una medida que en efecto tiene de odiosa, como un miembro lo asentó en la sala, por el nombre con que se le marca, pero que es detestable por el sentido no que se le quiera dar, sino que efectivamente tiene. Pero en nada de esto está el gran mal que á nosotros nos importa descubrir — él consiste en que el crédito de la sala de representantes adquirido con bonor, y cuya conservación tanto impor- taba para el pais, en este dia se vio por los suelos de Norte á Sur, y de Leste á Oeste , apesar de lo que en contrario, significó otro miembro de la sala. N El 16 la sala se reunió á continuar la discusión de los demás artí- culos que el proyecto de censura previa contenía ; mas como desde la tarde por toda la ciudad se anunciaba que en esta sesión se iba á pedir la re- consideración de la sanción, es decir., de la censura, se agolpó á la casa una multitud de gentes, y la sesión se abrió con cientos de expectadores. La obra se emprendió por un medio indirecto : el Sr. Diaz presentó un pro- yecto en sostitucion del admitido al debate : segundaron con su apoyo los Señores Paso, Rivadavia, y Gallardo ; y sin embargo que los autores del primero esforzaron el convencimiento para dejar airosas sus opiniones-, el Sr. Agüero reconociendo la dificultad de conciliar la opinión de los re» presentantes, se manifestó ó por la censura, ó por ninguna, ó por una nueva comisión, y el Sr. Gómez rindiendo á la opinión pública el home- nage merecido, se decidió también en conformidad á la petición del Sr, Diaz para que se suspendiese la discusión del proyecto de censura, y se considerase el presentado en sostitucion. El resultado fue en efecto este mismo, y quedó nombrada una comisión compuesta de los Señores Diaz s Paso, Gallardo, Rivadavia, y Moreno, cada uno de los cuales había pre- sentado un proyecto en la materia, para que conviniendo en uno pasase» á la discusión. Este es un sexgo decoroso con que se concilla la satisfacción á la opi- nión pública, con la consideración que es debida á las sanciones de la misma .ala. Una revocación expresa en la noche del 16 de una resolución ex- pedida en la del 14 después de dos fuertes discusiones, por mas que se 140 le llamase con justicia el triunfo de aquella opinión, sería una brecha mayor abierta al crédito de los representantes, y un egemplo que podría dar á sus deliberaciones al carácter fatal de efímeras. El sexgo adoptado ha evi- tado este tropiezo, sin dejar de colmar las aspiraciones de la generalidad de los ciudadanos, para quienes no solo es ya como no existente la reso- lución de la censura previa, sino que cuentan con entusiasmo, que en este egemplo se ha abierto un sepulcro donde para siempre quedarán sepul- tadas la censura y la palabra misma. — Tal es el estado en que ha quedado este negecio en la semana que acaba de expirar ; y como aun están pen- dientes las últimas discusiones, creemos que en el número próximo presen- tando un relato igual de sus resultados, podremos llenar nuestro principal obgeto en este artículo, que consiste en recopilar las consecuencias impor» tantes que se derivan de esta marcha. El número 5 del Patriota de Montevideo de 13 del presente sep- embre nos ha proporcionado varios documentos importantes sobre el estado de los negocios en España hasta el 11 de Julio último. Como aquel periódico ha llegado á nuestras manos estando ya imprimiéndose este número, suspendemos su reimpresión hasta el Martes próximo que saldrá uno ex- traordinario con estas noticias , y con las de los últimos sucesos de Mon- tevideo bastante detallados. Adelantaremos que según resulta de dichos documentos oficiales en Madrid se hablan escopeteado fuertemente los unos por el Rey neto , y los otros por el Rey Constitucional , y que en Cádiz por invitación expresa del secretario de Estado en el despacho de la gobernación , el Jefe político tomaba providencias para cualquier procedi- miento hostil contra la libertad de España. DIEGO G. HELSBY, fabricante de reloxes de toda especie tiene el honor de noticiar al público haberle llegado de Inglaterra algunos indi- viduos de su arte, que trabajan primorosamente cajas de reloxes de oro, y plata, sellos y cadenas del mejor gusto moderno. Toma oro, y plata, en cambio de reloxes de las mejores clases que han venido al pais, de las cuales vende también por mayor y menor. Tiene su tienda de la Merced media cuadra para el campo , antes de llegar al café denominado de Catalanes> IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS: Nv 10. EL CENTINELA Buenos-Ayres Domingo 29 de Setiembre de 1822. ¡ Quien vire ? La Patria. Hemos descubierto en el numero anterior intenciones ó de cerrar absolu- tamente, ó de suavizar a) menos nuestros artículos sobre la reforma ecle- siástica. Dijimos, es verdad, que en esto nos hacíamos una violencia ex- trema, porque estábamos convencidos que no lo merecía ninguna de las partes comprendidas ; pero nuestra resolución fue efectiva porque creíamos también, que asi como en nosotros, en los opositores hubiera hecho una imprecion profunda la voz de un representante (el Sr. Gómez) que en la sesión del 16, lastimándose de los conflictos en que los escritores habían puesto á la sala, hasta forzarla á establecer el decreto de censura, se mos- tró como esperanzado de que los lidiadores en su conducta futura, ahorrarían á los representantes tanta consternación, y un tiempo que la patria enér- gicamente les reclama para su arreglo interior. En esta conducta nada mas puede descubrirse que estas dos verdades : i'*, que el Centinela era uno de los que menos merecían una increpación tal de parte de un representante del pueblo ; 2°.', que no obstante, el Cen- tinela fue el primero que le prestó oidos y un respeto decoroso. Si es ne- cesario adelantar^ pruebas, no en lo 2*. que es bastante patente en el núm. Casino de lo 1*., esto es que el Centinela es uno de los que menos me- recía tan fuerte increpación, remitimos al último artículo de este número donde termina el de la previa censura que empezamos en el anterior ; j donde se verá, con la verdad desnuda, que la anarquía actual de las pren- sas debe su origen y existe por la oposición claustral, y que ella es fuer- temente alimentada por los pregoneros de esta misma oposición. Para prue- ba no nos basta pues el que en la sala, al tildarse los papeles que origina- ban el conflicto, no se citase al Centinela, entretanto que ó por sus títulos ó por sus conceptos se citaron varios de los que en el día se publica» sobre la reforma. \ 142 Re bien pnps : ¿ podrá creerse que. este rasgo de aUa consideración •cía el sentimiento pronunciado enérgicamente por un representante, se haya interpretado por reseña de debilidad, por abandono del campo á la fuerza de la oposición? Pero mas que esto todabia ¿se podrá creer que el anun- cio de este desistimiento, que nos permitimos llamarlo generoso, haya infla- do las trompetas de la oposición, y conducidoias hasta hacer un ruido mueho mas brusco, mncho mas alarmante, mucho mas estrepitoso todabia en las cátedras sagradas, y en las imprentas? Tan cierto es que si la razón no delira en estos monstruos intolerantes, ellos no la han conoci- do jamas — y tan cierto es también que solo pueden esperar ver aplacada su sed devoradora, bebiendo sangre humana, y "alimentándose con cadáveres — ■ Tan cierto es pero si hubiéramos de decir todo lo que es cierto ¿quien respondería de las acciones de los hombres á quienes el fanatismo quiere sacrificar á sus caprichos ? ; Falsos ¡ Fanáticos envueltos en la piel del OSO ! hipócritas ., carniceros ! lobos deboradores ! si aun no estáis hartos de hacer la fa- „ talidad de cuanto t ene fisonomía humana — si aun no os bastan los j, torrentes de sangre con que os habéis recreado en las cuatro partes del „ mundo, por la mar y por la tierra — si aun : no queréis reconocer en la j, especie humana una semejanza de la divinidad, y no una copia de las bes- tia;.. — s, aun queréis á ios hombres mas . bien pendientes de vuestra alma ' ponzoñosa, que independientes y Ubres, dueños de sus acciones — ¡Falsos! — si vuestra pretendo» es aun á conservar á los hombres en predomi- „ nio y usufructo, y cuando no á degollarlos y á provocar que los degüe- llen — ¡imbéciles! si aun los tenéis por unos mismos que antes, vuestros „ atolondrados adoradores, vuestros estúpidos esclavos, OS ENGAÑAIS jj MISERABLES, y algo mas, os esponeis porque los hombres saben ya „ que es necesario erizarze, y haceros frente con el 1 UÑAL EN LA „ MANO." He aquí los ecos que hemos oido pasar de boca en boca, pocas horas después que uno de estos fanáticos que no ha mucho levantó el puñal para asesinar á un hombre en la campaña, amparado de la cátedra de la verdad acaba de gritar á la mult'tud que bañe las piedras con su sangre antes que consentir la extinción de sus cabernas ó conventos, Nos felicitamos de estam- par en ti papel lo que oimos con entusiasmo qn* producen y que repiten los labios : no porque este compromiso lo tomemes por un medio de atizar la irritación en que yacen acia vosotros fanáticos, sino porque llegue á vues- tros oidos, miréis á los hombres, y os contempléis. Por lo que á nosotros toca, solo aspiramos, á justificarnos para con el pueblo por el retroceso que hacemos de nuestras protextas anteriores : el pueblo conocerá que hemos sido provocados tercera vez á dar á nuestras produccione s el carácter de guerreras, y no extrañará que la causa de la humanidad que es la suya, Vá defendamos á fuego y fierro, de frente y por todas direcciones. El Cen- Huela aun hará una retirada decidida , s\ la. oposición claustral toma la ini- ciativa eu este paso después de haberla tomado tres veces en la provo- 1*9 nación; de nó, Pl Centinela será tan consecuente y tan tenaz en sumar- cha, que pocas serán las piedlas que deje de mover en favor de la cuus* justa que defiende. REFORMA ECLESIASTICA. EL CENTINELA AL OFICIAL DE DIA en el nám. 6.* Provocáis, Oficial, mas á la risa que á una seria contestación con aquello ítjue decís en vuestro nám. 6/ de que „ en los progresos que se dan en .la • reforma, se advierten los mismos pasos, que se dieron por los sectarios de la nueva filosofía." Según esto, cuantos reinos han purgado de frailes e solo habéis podido fabricar, Oficial, en la oficina de vuestra cabeza. En seguida nos provocáis á que os digamos, si no es esta nuestra opinión : — pues ssi lo queréis, escuchadnos. 14.') Reconocemos, Oficia,}, desde luego que en virtud de las reglas é insti- tutos de las órdenes mendicantes, unas pueden adquirir el dominio y pro- piedad de los bienes en común, menos en particular, poique el voto de pobreza afecto á todas ellas, aun priva á los que las profesan el poder decir con verdadero ánimo esta (única es mia ; y que otras, como la de San Fr.m- cisco llevan esta abdicación hasta el extremo de no reconocer propiedad ni aun en común. Añadimos de paso, qne una perfección tan sin medida precisamente debia degenerar en fanatismo. No tardó mucho tiempo sin que entre los Franciscanos se dejase ver una secta de espirituales los cuales por la forma de la cogulla, la tela, y el color del hábito, pero sobre todo, por la opinión estravagante de que aun la propiedad del pan que teniau entre los dientes pertenecía á la silla apostólica, formaron un cisma en la orden, se hicieron anatematizar, y aun quemar algunos como hereges. Por lo que respecta á los demás, sabemos, Oficial, que si al primer fervor de un celo edificante y desinteresado, succedieroii la relajación, las cabalas, la intriga, la ociosidad, esto mismo es lo qne debió estar al alcance de una previ cion reflexiva. ¿ Que probabilidad debia haber, Oficial, de que religiosos extendidos por toda clase de sociedades, pudiesen conservar cos- tumbres contrarias á todas las inclinaciones de la naturaleza? Para cortar el curso de los abusos que traía la mendicidad ¿que no trabajaron los concilios, los Papas, v los mismos soberanos ? Pero si la mendicidad engendró, Oficial, los males de que hemos hi cho mérito, no fueron menos graves los que arrastró tras de sí la opulencia emanada del poder que gozaban estas órdenes para adquirirse bienes en común. Todo, todo, Oficial, hasta la misma piedad, se convirtió en ese arte de pane lacrando, quiere decir de la ganancia. Misas, entierros, fiestas, se acumu- laron en los conventos, no sin quejas amargas de los párrocos. Promoviendo una devoción interesada á Jesucristo y los Santos „ se llegó á creer en Cierto modo, dice un historiador respetable, que la avaricia era el primer atributo de Dios, y que los Santos hacían un comercio de su crédito y protección." Ved aquí Oficial, lo que en constancias parecidas, hizo decir al rei Clovis. „ San Martin no sirve mal á sus amigos, pero se hace pagar demasiado caro sus favores." Por lo demás las fundaciones de las órdenes y conventos se multi- plicaron al infinito. Fundar á expensas de grandes costos estas casas re- ligiosas, enriquecerlas por donaciones y capellanías, estos eran unos de los primeros actos de la devoción dominante. Por estos medios las ordenes adquirieron una gran porción de terrenos : pero viniendo a ser estos con- ventos demasiado ricos, no podian menos que perder de vista la santidad de su instituto. En efecto, se hicieron muchos codiciosos, avaros, casi se- ñores, y los escándalos salieron del asilo mismo de la austendad rel.giosa. La pereza, la miseria, las calamidades públicas, formaban la vocación de no pocos de los que se dedicaban á los claustros. El estado pero.a asi muchos vasallos útiles, y ganaba pocos buenos egemplos. La h.-tor.a que hemos referido, Gjicial, de estos desórdenes, es también comprensiva d« 146 las ordene* mendicantes establecidas en América : mas ó menos grandes según lo permitían los tiempos, las circunstancias, y las localidades. Aun podemos decir, qne los extravios peligrosos de la,s pasiones llegaron en al- gunas partes á tal grado, que rebozaron la medida. En honor de estas provincias regulares debemos sin embargo confesar, Oficia', que la conducta de los regulares ha sido dirigida por el modelo de la moral generábante adoptada ; si bien la pobreza de estos lugares dio ocasión para que la mendicidad religiosa produgese los misinos efectos que en todas partes, á lo menos ella impidió que se viesen los de la opulencia. Con todo, las adquisiciones en común de los regulares, mudas á la falta de orden y de economía ¡utrodugeron una lucha entre el espíritu de las instituciones -y las prácticas, que dejaron por resultado nada menos que su relajación. Estos niales que en la Europa fueron de la iglesia, estaban también enlazados con los del Estado. Ya hemos visto en otros números como se creyó por los soberanos, que la extinción de estas órdenes fue estimada por su único remedio. Este es el asunto importante que nos ocupa tam- bién á nosotros, y el de saber á quien pertenecen sus temporalidades. Contrigámonos á esto último, que es la materia del número que con- testamos. Abiertamente os habris, Oficial por la opmion de que siendo adqui- ridos estos bienes por los títulos justos, ó de un contrato formal cual es el que interviene entre los fundadores délos conventos y los religiosos que los ocupan, ó de limosnas de los fieles, ni la Iglesia, ni el Estado están autorizados para destruirlos, esto es apropiárselos ó disponer de ellos. No- tamos aquí, O/toa', que no ponéis la cuestión en su verdadero punto de vista. Apropiarse el estado estos bienes podia acontecer, ó en el caso de la permanencia de la orden, ó en el de su extinción. Como vos, Oficial, os fundáis en solo el principio de que este acto sería un formal ataque al sagrado derecho de la propiedad, parece que solo os limitáis al de la exis- tencia de la orden, pues solo en este puede gozarse de propiedad. No- sotros damos límites mas extendidos á nuestra aserción, y decimos Oficia?, que eu el poder civil reside facultad para ejercerla en parte de los bienes comunales, aun existiendo el convento ó casa religiosa, y eu el todo si dejó de existir. Nada sería mas contrario á los principios de la justicia, Oficial, como el que el príncipe despojase á una comunidad de sus bienes, por solo los movimientos antojadizos de su poder. Esta prevaricación de sus obliga- ciones sería desde luego, tanto mas criminal cuanto que con ella ofendía á un tiempo la piadosa intención del fundador ó donante, el sagrado derecho de propiedad, el bien público, y los mismos empeños de su palabra. Si esto es io que quisisteis decir, Oficial, eu los tres largos y pesados párrafos de vuestro número, ahora quedareis convencido qne perdisteis inútilmente el tiempo dando tajos al aire. ¿ Cual sería vuestra opinión, Oficial, cuando no los movimientos desi- guales del antojo del príncipe Le impelieran á este despojo, sino el Cotí- 117 sfdernr que no era razonable ni justo q.ie una comunidad poseyese una casa que de ningún modo necesitase, al paso que el público la exigiera por el clamor mas egecnlivo ? ¿ Cual sería vuestra opinión, Oficial, en <-l cuso que nadase en medio de una gran exorbitancia de bienes, mientras que el padre de familia arrastrara con trabajo la cadena de su triste exis- tencia, ó gimiera el estado bajo el poder de sus enormes cargas ? Si .sois consiguiente en vuestros principios deberéis decir que puesta la comunidad religiosa con sus bienes á las espaldas de su derecho de propiedad, del ia estar al abrigo de todas las tentativas del poder, que su dominio sería in- violable, y que sola su voluntad debía dar la ley ¿ No es esle vuestro juicio, Ofcial, después que en los principios de vuestra nueva jurisprudencia ha- béis puesto una comunidad religiosa en la misma línea de los demás ciu- dadanos ? oh ! ¡ y con que ojos tan nublados, Ofcial, habéis comtemphdo esta materia! En el torbellino de vuestras pasiones os olvidasteis del voto de pobreza que afectando imperiosamente á una comunidad, nada mas le permite poseer que lo que la pone en estado de llenar los santos fines de su profesión : os olvidasteis Oficia', que es una de las principales funciones del poder público el contener á cada estado en los límites de su destino; en fin, os olvidasteis de hacer el justo discernimiento entre la «omunMad que tiene lo que le basta, y la que tiene un excedente : entre la que necesita de aquello que se le priva, de la que mas lo reclama por capri- cho ó vanidad. Ved aquí, Oficia!, poique, confundiendo los derechos y las obligaciones de los estados, os alucinasteis con loque habéis oido sobre el derecho de propiedad, mostrándoos incapaz de penetrar el verdadero espíritu del sábio Montesquieu, que citáis sin haberlo entendido, Ofcial. Sabed, pues, Of cial, que aun que las leyes y los cañones habilitan á los mendicantes para obtener bienes en propiedad, no perdieron de vista el voto de pobreza con que se ligaron : ¿ Y que cosa mas contraria á este voto que el que á título de aquel permiso crean serles lícito atesorar, como pudiera hacerlo un potentado que se abriese á todos los deseos de ia opu- lencia, ó lo que vale tanto, á retener por puro antojo lo «uperfluo ? Oid Ofcial, á este propósito con qué fina y delicada crítica censura esta con- ducta uno de los mejores historiadores : „ El antiguo desinterés de las ór- denes mendicantes, dice, redobló el celo de los pueblos : tanto mas quiso darles, cuanto parecían desear menos. Los mendicantes no resistieron á esta tentación, y encontraron el arte de conciliar las riquezas con el voto de pobreza." También debéis saber, Ofcial, que cuando la potex-tad civil, en uso de sus altas facultades reprime esa intemperancia en adquirir, ó prohibiendo nuevas adquisiciones, ó retirando de sus manos lo supeííiuo, no puede decirse con verdad que ultraja los sagrados derechos de la propiedad. Ella sabe muy bien que la intención de los donantes nunca pudo ser la de acumular en- los conventos que fundaron, lo que solo podia contribuir á corrom- perlos, haciendo las pasiones de los que los habitan mas inquietas, mas impe» í sosas, é intratables. 1 48 Vamos á transcribiros, Gfirinl, algunos riV los capítulos de la carta célebre que desde París escribió D. Melchor de Macanas, fiscal general del reino, al rey Felipe V. Os hará ver su lectura cuan por encima de la cortesa, habéis dado algunos aranosa la materia. En el capítulo que tiene por título— males que ocaciona al estado la muchedumbre de religiosos, y qué debe iiucer el príncipe para su remedio, le dice asi — ,,la mayor parte de los bienes raices, y estos de los de mayor calidad, están en poder de los religiosos. . . . de que nacen males muy considerables para el estado .... Debe atender el príncipe, como máxima justa, que el estado de los religiosos no los exime de vasallos, y como en el tributo se conoce el vasallage con propiedad, «líos contemplan ligeramente que no lo son, respecto de que con nada contribuyen al rey." ,,Otro daño imponderable se sigue contra el estado, y aun las mas Teces contra los que debian reputarse por legitimo* herederos , de la permisión mal tolerada de dejar muchos que numeren por herederos uni- versales de sus bienes crecidos á las comunidades religiosas, apartando de este beneficio á los herederos carnales, sobrinos y otros parientes pobres muy cercanos." „,Prohiba el príncipe con toda su autoridad que hereden las comuni- dades religiosas á los seglares." „ Infórmese el príncipe muy por menor de lo que á cada religioso producen sus rentas ; y respecto de que hay muchos conventos sumamente ricos, y algunos muy pobres, debería el monarca asignar á estos igual ren- ta anual para su mantención que á aquellos, y el reciduo puede aplicar- se al real erario , sin que de ningún modo encargue ni aiin levemente su, conciencia ; pues si se atiende, como se debe á sus primeras constitucio- nes ó institutos, se verá no solo que la mente de los santos fundadores fue que estubiesen reducidos y amasen la pobreza, sino que hubiese un nú- mero corío de religiosos &c." ,,No pueda ninguno administrar sus haciendas, y quede este cargo al de los seculares kc." El tridentino manda lo mismo. ;En capítulo separado habla en orden á los Jesuitas, y dice asi— „Se Ies extraerán para siempre los dichos papeles, y se pasará á examinar tanto los fondos de sus caudales asi en dinero efectivo como en bienes raices. De aquellos no se les dejará nada, y de estos lo preciso para el alimen- ta, y demás gastos de la comunidad. el remanente de todos sus bie- nes entrará en el real erario." Si el delirio del fanatismo que os posee, Oficial, os diera algún in- tervalo lucido, estamos firmemente persuadidos que al leer estos renglones os asustaríais de vos mismo ¡ Como he podido, diríais, transformar en sanos principios mis propios errores : por no haber penetrado el verdadero espí- ritu de los institutos mendicantes, hacerme protector de mil abusos, dispu- tar al poder público sus mas justos derechos, hacerlo sospechoso de here- gia y de rapiña, introduciendo asi la alarma hasta en el seno de las fami- lias! En efecto, deberíais ver, O/tc'ai, que habéis aplicado muy mal á 149 vuestro caso el derecho de propiedad: que Macanas (acaso el mayor sa- bio que ha tenido la España, y sin acaso el ministro mas íntegro) no exige que su rey obre de acuerdo con el papa en los consejos que le dá ; en fin, que la incorporación al erario de los bienes monacales es uno de los elementos del derecho público. Estas obras de Macanas se imprimieron en España, á vista y pre- sencia de la inquisision estando en todo su auge ¿ Habéis oido decir, Ofi- cial, que se recogiesen ? Sino es asi, ¿ como intentáis persuadir á este pue- blo que es doctrina anticatólica decir que la potestad civil puede proce- der por si sola en las reformas? Arrepentios Oficial: confesad vuestros pecados, y os absorveremos de culpa y de pena. Dejamos para el número siguiente el continuar este mismo asunto, con- trayendonos al caso en que las comunidades religiosas fuesen abolidas j per» entretanto admitidnos las protextas de nuestra consideración ingenua. EL CENTINELA. MISCELANEA. El Centinela á la Juventud Argentina,, ¡Hijos felices de infelices padres! \ Generación presente ! _¡ Generación de luz, á cuyo oriente Se disipan las nieblas tenebrosas Que enlutecieron la engañada tierral Aquí, aquí en cadenas ponderosas La libertad^ y la razón yacian ? Cuando el brazo cruel del despotismo, Cuando el poder atroz del fanatismo El trono sostenían A la negra ignorancia levantado En tres siglos de oprobio continuado. Vuestros padres sintieron, JUVENTUD ARGENTINA, Su horrible humillación ; y desde el polvo La faz sórdida alzando, solo vieron Degradación sin fin en torno suyo, Y por los hijos de su amor temblaron. Sesenta lustros de opresión pesaron Sobre sus hombros ya, y amenazabas A vosotros pasarj eternizando En las orillas del plateado rio El Cent. Num. 10. El triste poderío De ignorancia y maldades. En que gimieron antes las edades. Entonces ellos, como despertando Del profundo letargo En que sepulta y hunde un sueño largo, Invocaron el genio de los libres, Y del pecho lanzando Por la primera vez ei noble grito De mas noble venganza, Se obró la gran mudanza Que miran con asombro las naciones. Entonces fué que á las generaciones De los hijos del Sol, el Sol mirara Con faz mas placentera ; Y desde su alta esfera En los torrentes de su luz bañara A un pueblo lleno de la nueva gloría Que inmortal en los siglos Hará de BUENOS- A YR ES la memoria. ¡ Honor eterno á los eternos hombres De los que al nuevo mundo libertaron, E intrépidos osaron Revelar sus derechos á los hombres í ¡ Honor mil veces mas ! — Sus dignos hijos Son hijos de la patria, Que, exáltada, gozosa, La JUVENTUD admira numerosa Que será su sostén, y que algún dia ? Cuya Aurora no tarda, Hará en nuestro hemisferio- Perdurable el imperio De la alma celestial sabiduría. ¡ Generación presente ! Tu levantas El formidable muro Que el ya pasado tiempo, del futuro Dividirá por siempre : tú quebrantas El yugo inominioso, cuyo peso Abrumó á la razón envilecida Y en larga noche de dolor dormida. Tus ojos pueden ya mirar de frente Los torrentes de luz, que á los mortales La gran filosofía Desde el fulgente trono, levantado En ^i centro del mundo, les eovúu La ciencia sus raudales Por dó quiera reparte ; Y, ahora que no rueda El carro horrendo del horrendo Marte En belígero afán estrepitoso, Minerva de su templo luminoso Entrambas puerta» abre, y á sus aras ¡O JUVENTUD! te llama, Y sobre tí sus dadivas derrama. ¡Ah! Yo te veo alegre y presurosa Correr á los altares de la Diosa, Y, de entusiasmo llena, Beber de aquella fuente Que al mismo pie de los altares nace : Ni tu ansia de saber se satisface Sin bañarte en su límpida corriente. El genio de la patria, embebecido, } OH JUVENTUD! te mira; Y el genio de la patria enternecido Te bendice, te admira, Y al fruto de tu verde primavera Sus esperanzas libra. — Nueva éra En tí comienza ahora ; Y la alma libertad desde sus aras Se engríe triunfadora En el gran porvenir que le preparas. Pero ¡ ay ! Que la Ignorancia se reviste Del furor de los monstruos : á la envidia Arrebata su hiél, y se emponzoña; Acude al fanatismo, Y encarnizada lidia Por arrancar del fondo del abismo Todos los medios que á su triunfo ayuden* En su favor acuden La vil hipocresía. El engaño, la astucia, la falsía, Y la negra fanática arrogancia. Protegida de todos la Ignorancia Se arrastra en dobles giros, Y, cual sierpe engañosa, Oculta su veneno, Y dirige sus tiros Acia la incauta JUVENTUD PRECIOSA. Empero el patrio Dios sobre ella vela, Y vela siu cesar, y la destina VSt Para colmar la gloria A que la patria en magestad camina. Ni es dado al fanatismo una victoria Conseguir de hoy en mas ; que ya pasaros Los tiempos del error, y se rasgaron Las vendas que impedían El resplandor mirar. — ¡JOVENES tiernos! A quienes quiso el hado, Exorable por fin y fortunado, Haceros ver la luz en unos dias En que es licito verla, vuestros ojos No cerraréis jamás : vuestros despojos No aumentarán el triunfo Que intentan irritados Alcanzar sobre el pueblo los malvados. Despreciad sus clamores. — Un demente Podrá intentar con una sola mano Detener la corriente Del caudaloso rio ; pero en vano ; Que un dique tan pequeño no contiene. La fuerza con que viene El raudal cristalino y sonoroso. Así podrá intentar el janatúmo En su última demencia A nuestra JUVENTUD salir al paso, Esperanzado acaso En volverla de nuevo á un nuevo abismo. Pero ella, arrebatada Del fuego de los, libres^ y á la ciencia Con ardor juvenil precipitada, Arrastrará también en su carrera Al fascinado que impedirla quiera. EL CENTINELA. Continúa, el origen de los Monges. Los Monges que habían sabido grangearse una cierta popularidad, y cuya reputación personal se hallaba intimamente unida á la fama y á la fortuna de su orden, trabajavan afanosamente por acrecentar el número de los cautivos sus- hermanos. Ellos se insinuaban entre las familias mas nobles y opulentas : predicaban á lo? timoratos y les predecían el próximo fin del inundo ; empleaban las artes especiosas de la lisonja y. la seducción para 1 63 ganar prosélitos mas capaces de colmar de bienes, y de elevar á una alta consideración la profesión monástica. En vano el indignado padre de fami- lia lamentaba la pérdida de un hijo único, cuya inexperiencia le hacia caer en las redes sutiles que le tendían : — la doncella crédula también se deja- ba persuadir para violar las leyes del grande autor de la naturaleza ;— y aun las matronas por aspirar á una perfección imaginaria, renunciaban las virtudes solidas de la vida doméstica. Paula cedió á la elocuencia persua- siva de Gerónimo; y el título singular de suegra de Dios (*) indujo á esta viuda ilustre á consagrar al claustro la virginidad de su hija Eustaquia. El consejo y la compañía de su guia espiritual, hizo salir á Paula de Roma, abandonar á un hijo tierno, y retiiarse á la aldea santa de Belén donde fundó un hospital y cuatro conventos, y se adquirió por sus limosnas y penitencias un lugar conspicuo en la iglesia cristiana. Los Mouges aplaudían á los prosélitos y penitentes, tales como la ilustre Paula, llamándoles la gloria de su propio siglo y el modelo de los veni- deros; pero los penitentes y prosélitos de esta clase eran cuando menos tan raros como ilustres-— el oro que hace resplandecer una columna de barro— y los monasterios se llenaron principalmente de una caterva de plebeyos desconocidos y holgazanes, que tenían MUCHO MAS que GANAR e?i- trando al claustro, \ue SACRIFICAR abandonando al mundo. Las vic- timas de la indigencia, de las desgracias, de los vicios, los artezanos, los labradores, los esclavos encontraban en el claustro un asilo seguro : el peso de las obligaciones y privaciones del claustro, verdaderas ó aparentes, se toleraba por la costumbre, se sostenía por el aplauso popular, y sobre todo se suavizaba por la relajación discreta de la disciplina. Los vasallos de Roma que respondían con sus bienes y sus personas de los tributos exor- bitantes y desiguales, se abrigaban con el hábito, de las vejaciones y opre- sión del gobierno imperial ; y la juventud degenerada y pusilánime prefi- rió la penitencia ostentosa de la vida monacal, á los peligros mas ciertos de la carrera militar. Antiguamente el perseverar en la profesión monástica , tanto como el entrar en ella, era un acto de devoción voluntario; no obstante que el fanático inconstante se veia amenasado por la venganza eterna de un Dios al cual (decían) que abandonaba-; pero la puerta del claustro se abría del mismo modo para dejar entrar de nuevo al desertor arrepentido, y para dejar salir á aquellos á quienes, la sana razón estimulaba á< hacerse otra ves hombres y ciudadanos : aun las tímidas esposas del señor podrían entrar de nuevo al mundo, y admitir los abrazos legítimos de un consorte ter- restre. . j i Mas el progreso de la Superstición, y algunos egem p! os escandalozos, pusieron término á esta libertad: al cabo de una cierta prueba un voto iolemne y perpetuo venia á remachar la fé del novicio ; y la lej eclesiástica (*) Socrus Dei esse cepiBtc (Jerou : ad Eustochium) su adversario escandalizado le pregunta qmpoéta pagano habéis robado expresión tan absurda .orno .*,,.«. 151 y civil ratificaba su comprometimiento irrevocable. Los fugitivos crimina-, les eran perseguidos, arrestados, y entregados de nuevo á su prisión per- petua ; y la intervención del magistrado destruía el mérito con la libertad del sacrificio, que hasta entonces habia aliviado un tanto la abyecta escla- vitud de la disciplina monástica. Las acciones de un monge, sus palabras, y aun sus pensamientos, se determinaron por una regla inflexible : ó lo que es mas intolerable todavía, por el capricho de un superior ; las ofensas mas tribiales se castigaban con el deshonor, el encarcelamiento, ó una flagelación sangrienta; y la deso- bediencia y el murmurio se colocaban eu el catálogo de los crímenes mas atroces. Una ciega sumisión á los mandatos del Abad, por mas absurdos y monstruosos que ellos pareciesen, se consideraba como la primera virtud de un monge egipcio : se le sugetaba á las pruebas mas extravagantes para egercitar su paciencia : les mandabau remover una roca — regar un palo seco plantado en la tierra, hasta qne al cabo de un número determinado de años «brotase y floreciese como un árbol — que pasasen descalzos sobre unas brazas ardientes — ó que arrojasen una criatura viva en un estanque. La historia monacal inmortaliza á innumerables locos por esta clase de obe- diencia feroz é insensata. La libertad del espíritu — fuente de todo sentimiento generoso y ra- cional — fvte destruida por el hábito de una sumisión tan abatida ; y el mongp, contrayendo todos los vicios de un esclavo, se abandonaba á la credulidad ó embuste del tirano de su claustro. La paz de la Iglesia Oriental, fue invadida por un enjambre de estos fanáticos atrebidos que desconocían igual- mente el miedo, la vergüenza, la razen y la humanidad ; y las tropas im- periales no trepidaron en confesar que menos temor les inspiraba uua in- Bunduciou de los bárbaros mas feroces, ( Continuará.) ISABEL. En. el último número referimos para el bello sexo algunas anécdotas de la célebre Cristina de Suecia : y en este vamos á presentarles otras de una reina muí superior á aquella, y que lejos de abdicar la corona, supo reinar muchos años con una grandeza de alma y con un talento, que pocos son los reyes que han podido igualarle: esta es Isabel de Inglaterra que nació en 1533, y murió en 1603. Cuando Felipe 2.*, el déspota mas fanático tanto de España como de Olatida, el monarca mas poderoso de aquel tiempo, amenazando invadir y subyugar totalmente las islas británicas, hizo salir de sus dilatadas cos- tas la tremenda armada sobrenombrada invencibLc, Isabel sobre el cabal!» 155 revistó todas las tropr.s en Tilbury con igual firmeza y serenidad, exentán- dolas á que se acordasen de sus deberes, de su patria, y de su religión. Yo misma, decía Isabel, os guiaré ai enemigo ; es verdad que tengo el brazo débil de una muger, pero tengo el alma de un rei ; y lo que es mas, del rei de un pueblo libre : yo pereceré en el combate antes de sobrevivir a su ruina y esclavitud. Cuando las olas y los ingleses concluyeron con esta armada invencible, Isabel regresó á Londres, en donde le prepararon un triunfo á la an tipia romana, y se distribuyeron medallas que en un lado decían— Fcmt, Vtdtt, l teit; y al inverso Dux fmniria facti ( vino, vió, venció— lo hizo una muge. ) No ha dejado de alabarse la resignación del tirano Felipe por haber dicho, cuando los fragmentos de sus vastos preparativos le llevaron la no- ticia de la destrucción de su armada y de sus esperanzas.— La voluntad de Dios se haga : no he pretendido pelear con los elementos. 1 ero cuan superior fue la presencia de ánimo de la reina á la del reí, y cuanto mas sabia apreciar Isabel la importancia de una palabra largada por un mo- narca en lance tan extraordinario ... .es preciso recordar que esta guerra era en parte religiosa; que Felipe la hacia con el pretexto de restaurar la autoridad del Papa en Inglaterra al llegar a saber la rema que Felipe atribuía su pérdida á la dispe nsación ^-^l^T ^ 55? exclamó ella, Jfíavit Deus, et dissipantur (SOPLO DIOS, y SE DISI- PARON) y se acuñó una nueva medalla con esta inscripción ; penetrando nrni bien Isabel cuan importante es en una guerra de religión, poner a Dios del lado del vencedor. , . , Isabel, á mas de gobernar con singular acierto, traducía el griego, ha- blaba cortamente el Win, y hacía versos. El Papa Sixto 5 'lal amaba un gran cervello di princesa, y la contaba entre las «meas tres personas que, según él, merecían reinar; esto es, Isabel, Enrique 4. de Franca, "'u^T^ de entrar, en el parecer de W,^ cualidades necesarias á los que gobiernan. Un prelado que . se j w** darle á entender un día que no aprobaba su conducta en un cierto ne- gó o le dijo que había obrado en él mas como Estadista que como Ca. M!- repV-ó la reina: ya lo veo: V. lllma. ha espado todos los libros de la Santa escritura, pero no el de.... los ttfcli^. EL CURA DE ALDEA Y EL MONGE. Un fraile que andaba viajando, entró un día á la hora de comer en 156 mismos utensilios hechos de plata, f los puso en la mesa. ¡ Ak padre mió, exclamó el cura, que religioso tan perfecto formaríamos los dos! ¿ Y como ? — Haciendo vos el voto de POBREZA, y yo ... .cumpliéndolo. LOS COMICOS. Floreut Cartón Dancourt, que nació en Foutainbíeau en 1661 y murió en Paris en 1726, había estudiado con el jesuíta Delarne. Un día re- prendiendo este padre á su disipulo por haber abrazado el estado de his- trión, Dancourt le respondió — Por cierto padre mio f que no alcanzo el mo* tivo porque me culpéis tan agriamente : si yo soy cómico del rey, vos lo eréis del papa t y la diferencia entre uno y otro estado no la encuentro. AD EFESIOS. Cierto sumo pontífice, á quien habían robado un anillo de mucho pre- cio, fulminó una terrible excomunión contra el culpado ; y el resultado fue que un cuervo, que había alzado en el pico el anillo, y llevadolo á su. nido, se fue progresivamente enflaqueciendo y secando, en fuerza de la excomunión pontificia ¡ Oh poder de tal arma en tales tiempos ! Pero corriendo los años, han llegado dias en que no se ve que aquellas armas formidables surtan efecto alguno conocido, y mucho menos el de quitar la gana de comer. No puede dudarse que hay cosas muy raras en esto de excomuniones. (Se dice) AD CORINTIOS. Desde que en América se supo, hace 300 años, que se ganaban infinitas indulgencias y bienes con besar las mangas ó cordones de los frailes, se ha trabajado mucho por saber que beneficio palpable se reportaba de estos besos , y lo único que se ha aberiguado hasta ahora, después de infinitas indagaciones, es que en la ciudad de Catamarca un pobre hombre, llamado Torres , murió derepente en el acto mismo de besar la manga de un lego franciscano ¡ Terrible indulgencia por cierto ! NOTICIAS. Manifiesto ó Circular del rey de España. Madrid Junio 14. Corren aquí copias de un Manifiesto ó mas bien nota circular dirigida á los demás gobiernos, en que se descubaen las miras de España respecto 167 4 la roneiüucion do sus propios Infuses y los de las demás naciont-s de Europa, con las ventajas it'a¡'S do las provincias hispano anwncanm. S, M. C. empieza con espre^ar sn sentimiento por la tri>te separación q.ue habja causado entro los miembros de la gran faiiiü'a español fa inva- sión exrrangera do la península ; y sigue anunciando en los términos si- guientes su intención de eijviar á América, comisionados piH'.faadores* , . . ,,Su M. deseando ardientemente poner tin á tan penoso ¡estado de an>*a- q incertidumbres, llevando á egecucion las intenciones benévolas do ¿as cortes, ha nombrado copúsionados ; los .cuales al llegar á las regiones disidentes do ultramar, deberán escuchar sus proposiciones, transmitirlas al gobierno, español, y establecer una correspondencia franca. y sincera, teniendo por obgeto y resultado el bienestar de los ¡españolas en ambos hemisferios.'* Ao es cuino monarca irritado con sus vasallos desviados, que se pre- sonta S.- M..á lo» -americanos disidentes, sino como un. padre que quiere hacer el papel, de Mediador Pacifico entre las disecciones de sus lujos. Quiere echar un velo sobre lo pasado, con el fin de considerar con mag acierto todas las relaciones que unan lo presente con lo futuro. El bien común de las provincias de ambos mundos es el grande obgeto de la ner gociacion, su única base, y el centro común á que vienen á dirigirse toda» ,las combinaciones." ,, Nunca ha habido un negocio de mayor trascendencia : jamas gobierna slguno ha manifestado mayor fidelidad y bpena fé. S. M. no puede per- suadirse de que ios intereses de las provincias de Ultramar sean opuestos á los. de la España Europea ; y este sentimiento, digno de su corazón pa r terual, le induce á, buscar los medios de conciliar ei bien general, y le in- funde la esperanza consoladora de hallarlo*.." Nada mas explica el manifiesto sobre la naturaleza ele las conven- ciones que han de servir ¿e base á esta unión de las colonias ; pero esfuerza en demostrar cuan, extremamente expuesto sería por parte de las tiernas potencias, el reconocer la independencia de las provincias insurgentes. ,,Los entendimientos superficiales verán tal vez una nación constituida, y un gobierno estable y sólido en cada una de las provincias que s.e han declarado independientes, y creerán que sin guardar el menor miramiento á los obstáculos de teda clase que se oponen á los principios de la ley pú- blica, y á las máximas mas reconocidas de las leyes de las naciones, una provincia legitima su existencia independiente, y se adquiere el derecho á que la reconozcan como estado las domas potencias, por el mero hecho de hallarse separada ;de aquel de que formaba parte." ,,Pero ia triste experiencia ha demostrado á los gobiernos los fatales efectos que produce .una destrucción tal de los principios ; deben proveer que las consecuencias de su propagación, saldrán tan funestas para los go- biernos legítimos, como para la integridad de las naciones ; y tendrán que investigar á menudo lo que resultaría á la Europa sarreionaodo lo que ciertos individuos reclaman para América — el derecho indefinido de la in- surrección. El Cent. Nlm, 10. 1*8 ^S. M. C. por lo tanto no solo contempla como interesadas en esta cuestión á las naciones qne poseen colonias de ultramar, á las cuales podría aplicarse la misma teoria < on que se pretende legitimar las pretenciones de las prov'ncias hispano arrídrieunus^ sino también que la considera intimamen- te relacionada con aquellos- principios conservadores qne forman la seguri- dad de todos los gobiernos y el garante de la sociedad." ,,A presencia de esta consideración toda otra desaparece : por lo tanto, no desea S. M. C. valerse de esas razones secundarias qne la política podría empltar en circunstancias ordinarias, para el sosten y defensa de su justicia." Sigu > el manifiesto anunciando á las demás potencias la intención dei gobier- no c pañol de abrir el comercio de lasprovincias americanas á todas las naciones. „S. M. C. cree que no puede haber vínculos duraderos que no se funden en un interés común : que la península podrá conseguir ventajas comerciales para su industria y marina , sin pretender á un privilegio ex- c'usivo : que nuevas necesidades y nuevos deseos, consecuencias de la civi- lización y la riqueza, pueden hacer necesario á las provincias de ultramar, un sistema mas libre y lib< íal ; y en vez de luchar infructuosamente fon el espíri u comercial i^-- ejerce tanto influjo en el sistema político d«. las naciones modernas, el verdadero interés de España consiste »>u asociar- se con este espíritu como un aliado útil, en vez de hacerle un enemigo irreconciliable." ,,Para lograr resultados tan importantes, todas las leyes y reglamen- tos subsiguientes á la restauración del régimen constitucional, han tenido una tendencia, benévola, generosa y favorable á la colonización de los ex- trangeros en la América española, y á la libertad de! comercio'con aquellas remotas regiones ; y el experimento que se ha hecho en la isla de Cuba, ha bastado pura demostrar que sus intereses, los de España, y también los de todas las naciones coinciden en un misino punto." ,,El gobierno español por lo tanto se lisongea de que , estando de acuer- do su política con la utilidad general de todas las potencias , no podrá haber mo ívo para contrariarla." ,,S. M. C. al entablar esta negociación franca y amistosa' cor las Provincias disidentes, espera con la mayor confianza hallar en la conducta de todos les gobiernos, aquella circunspección y reserva que la justicia prescribe, la política recomienda , é inspiran los sentimientos de imparcialidad j benevolencia." ¡ > ,,A1 tratar la nación española de poner fin á sus desabenencias domés- ticas , el respeto inviolable que profesa á los derechos de las demás naciones, le infunde la justa esperanza de hallarse tratado reciprocamente , ¿on igual respeto y consideración. No puede ni aun rezelar que por parte 1 de las qne deseen conservar con ella amistad y buena armonia , se dé ningún paso arriesgado que haga suponer hayan de ; ntemano adoptado alguna reso» lucion , sobre una materia cuya decisión corresponde únicamente á Es- paña , sirviéndose de sus legítimos y reconocidos derechos , á que nunca ha remandado " » 159 El Mjoming Chronicle , del '¿9 de Junio de que se ha traducido es- te documento curioso , dice q ie siente infinito él ver á la España aun ad- herente con tanta tenacidad á la idea de volver á poseer sus antiguas co- lonias de América. El Centinela lo que siente es, que los señores Pacificadores te molesten en emprender un viage tan dilatado con un documento en el bolsillo, que él basta para hucer infructuosas las penalidades del tránsito; y siente también que el corazón paternal de S. M. C. ( que dios conserve ) le ocupe en derramar sus llantos y sus plegarias sobre unas regiones tan remotas , cuando S. M. se halla tan apurado aun para gobernar medianamen- te bien á la villa de Madrid. Por lo demás, S. M. debe conocer que fo)o ti t'tulo que ha dado á su micion , es decir el de Pacificadora e« a .unció de horrorosas tempestades, particularmente en el Rio de la Plata. NOTABLE. r El 26 llegó á Buenos Aires un correo extraordinario ministerial con comunicaciones oficiales del Sr. Akaga, Agente público en Chile; y por el mismo extraordinario se han recibido ias últimas gacetas del gobierno del Perú, en una de las cuales se encuentra un decreto del SUPREMO DE- ' LEGADO expedido en 29 de Junio, que es la fecha de la gaceta, con relación al congreso constituyente. Este decreto contiene cuatro artículos que prescriben la forma en que deben elegirse en el mismo Lima, varios diputados suplentes por los departamentos de Arequipa, Cuzco, Huamanga, y Huancavelica , que aun están ocupados por el enemigo; pero en la in- troducción al decreto en que se examina la necesidad y utilidad de un cuerpo de esta naturaleza, y se pretende justificar la elección de suplen- tes para que la representación nacional sea completa, se encuentra lo que llamarnos NOTABLE, y muí acreedor á la. consideración de las Provin- cias Unidas á la del Rio de la Plata. „ Estos son los fundamentos, dice, del derecho de representación suple- toria que aquí se establece, el mismo que se habría extendido á las provin- cias de POTOSI, CHARCAS, COCHA BAMBA, LA PAZ, y PUNO, si no fuese tan corto el número de los naturales de ellas, que se encuentran m la capital, ¡ojalá, que todas queden en aptitud de nombrar sus propios represt ti a fes, antes que el congreso levante sus sesiones, como justamente de- bemos esperarlo, al ver la rapidez con que la América camina á su destinol" No es esta la opinión del editor de la gaceta, ni una mera indicación despedida por aquel gobierno para explorar el ánimo de las partes com- prendidas : es sí, una declaración terminante por el mismo gobierno de que el Estado del Perú tiene resuelto ya formar un cuerpo compuesto de los Perús Alto y Bajo, y la aspiración por consiguiente á arrancar el resto de los pueblos y á disolver en total la primera que merece ser la primer nación de !a Ex-América española. Nos parece que sería aun mas ultrajante para esta, el que entráramos á rebatir una apropiación á todas luces ingrata y eminentemente injusta : creemos también que el caso no demanda el recuerdo de sus derechos á los primeros que los conocieroa 160 y ptoclamaron, que los sostubíeron y enseñaron á conocer á los cuervos que habían de sacarle al fin los ojos ; pero sí nos parece de una grande Utilidad el traer á la memoria, la elevada previsión de los que, solm-po- «iéndcse al torrente de los espíritus irreflexivo.*, han sabido libertar á los pueblos restantes de la Plata, de los saciiticio.s á qué se Ies convidaba para labrar su propio des-honor, y tener por último qrfe consentir eh dejar de. ser lo que la naturaleza, la razón, la civilización, su corage, su sangre, f sus tesoros mandan imperiosamente que sean. Hablamos de la expedición al Perú. Notamos una tendencia irregular en la política de los mas de los puntos de la América revolucionada. La creación de un emperador en jSlcjico nos asombra tanto cuanto repugna á nuestros principios. La pre- tencion de Colombia á segregar del Perú y á agregarse el pueblo de Gua- yaquil nos espanta tanto cuanto es injusta ; pero nos estremecen las aspi- r ciones que tan temprano empiezan á desplegar los ministerios del PeríL y del Brasil, sin considerar que estas aspiraciones cuando no les labren enemigos eternos, la sola distracción que les causen en sus intereses locales debe traerles" peligros privados y peligros públicos, sin que pueda escusarlos el poder militar en que se afirman como la única base y la mas debil del sistema de ambos ministerios. Pero entretanto nuestro deber será conti- nuar adquiriendo luces y desplegando los sentimientos puramente republi- canos que nos afectan ; contentémonos también con tener lo que tenemos, es de*cir, con ser siempre justes, y esperemos que este dote inapreciable nos conducirá mas prontamente á la cumbre del 'hombre libre, contra la cual se estrellarán siempre los imbéciles y los esclavos que vengan por detras. CRNSURA PR.KVÍA. Debimos este artículo en el número anterior con la comisión nom- brada pa'rd proponer un decreto provisional de imprenta que sostituyese al dé la censura cuya egecucion habia sido suspendida ; y reserbamos' reasumir los resultados de este artículo para cuando pudiéramos publicar los de la nueva discusión. Tenemos el sentimiento de no poder hacer esto último, porque los comisionados no han presentado hasta fines de la semana sus trabajos, y recién empezarán á examinarlos en la sesión de munúua. Continuaremos sin embargo. Ks oportuno observar ya, que todos los escritores de periódicos, y de papeles sueltos que h 1 han publicado, han abierto una 'opinión decidida conlra la censura, á excepción de los dos que han tomado abiertamente i i partido de los claustros, de los cuales el uno ha fallado no solo por la cciisura, sino porque los censores deben ser puramente individuos eclesiás- ticos ; y el otro que es el Oficial de dia ha guardado sobre ella un si- lencio tan profundo, como se le ha notado también que; lo ha observado d\ y su co-escritor sobre la conspiración que han atacado fuertemente todos Jos escritores profanos. Una de las consecuencias que nos prometíamos sacar de este artículo 161 *ra gtté los opositores 4 la reforma habiendo sido V>* primero* en ensan- grentar esta cuestión en las cátedras y en las prérréaá, ellos y no otros de- biau ser Considerados como los autores de la anarquía tipográfica; y por consiguiente los que hablan puesto á los representantes en la fatal cir- cunstancia de tener que pronunciarse contra el uso libre de la garantía H* todas las libertades. Pero ellos han adelantado y comprobado por si mismos »o solamente que reprueba» esta garantía, sino que no re prueban la cons- piración, aun que ésto úlümo no es chl caso. Jla¡ ademas otra prueba: esta es la que nos ofrece el numero li de la „ Verdad ¿iesnudu", que ha salido a luz después que se ha suspendido el proyectó de cemur¿ No nos fijemos por ahora en la deserción, que noi echa en cara, de nuestros antiguos soberanos, aun cuando en esto se asoma la grande inclinación al despotismo, acaso porque es el Sínico que podia conservar en su ser el influjo sacerdotal en razón de aquella máxima— ttí por mí. ij yo por tí— y el que po jado establecería la censura, deposi- tándola en manos puramente eclesiásticas. Debemos prescindir de esta parte, y fijarnos en la que ahora coudiee con este articulo. 'Tres intenciones podemos descubrir en la Verdad desmaa, pero solo una verdadera. Ú Hacer conocer en el exterior que tenemos un gobierno opresor y tiránico: pero esto no cabe, porque la intención se destruye por si misma : cualquiera á la vista del papel dirá que. no hay un gobierno mas liberal encima de la tierra. 2.* Alarmar al pueblo y conducirlo a. una revelion : tampoco, esta sería mucha imbecilidad ; el pueblo no puede reve- larse contra un gobierno que permanece quieto, y sin atrepellar a un hombre cue encubierto con la inviolabilidad de la imprenta k amenaza con la cárcel • ademas, es¥e sería un' medio de alarmar también al gobierno, y en esto está la imbecilidad. 3.% no queda otra intención que la de amontonar obcenidades. para reconducir á los representantes á pronunciarse en favor de la censura, que es en el día lo único á que pueden acogerse los claustros Y sus apóstoles. . e - 'No debemos sin embargo dejar este punto en el aspecto que asi ofrece: los timoratos po'drian retornarnos, la observación de que si los opositores aspiran á la censura, eüos muestran su desencia porque quieren prosear las obcenidades que nos afrentan ; pero ésto es tart vaco como f*s«J Cuando los cimbalistas creyeron que pisaban todavía sobre sus tierras, ocurnero» á la imprenta con sus fulminaciones para intimidar: la cuerna -les sallo errada, porque ellos han sido muertos con las miomas armas que el.gieron. He aquí pues el caso en que advierten que si pueden resucitar, es so o obstruyendo este canal que riega de una luz clara toda la supe, hcie ae la tierra. La práctica de la moral y de la religión esta proscripta de lo. C ^Z chmstralistas quieren ya volver á reposar sobre aquellos dos gran- des pilares, la garanda y la esclavitud, porque se han * pronto, q¿ solo girando el pueblo de este modo, es que ello, pueden Lntener por mas tiempo S U imperio aborrecido. La libertad c> un puu,i 16* rara los claustraos! ns< y la cív'lízncíon un sepulcro profunda, j Cuantas heces habrán sentido que la naturaleza no haya hecho lt»s cacas de loi hombres como la palma de la muño, sin ojos y sin boca, para que for- masen pueblos ciegos y mudos ! j y cuanto les habrá pesado haber dudo ensanche, en lugar de comprimir en tiempo estos conductos naturales ! Pero felicitémonos, nosotros los que heñios acreditado una resignación bas- tante y sumamente honorífica, contra esta última boqueada de la ambición del fanatismo y y gloriémonos de vivir en un pueblo cuya ilustración, desconocida hasta estos momentos, ha empezado á egercer su poder sobre las máximas gó- ticas, y sobre las preocupaciones que nos han sumido tanto tiempo. He aquí otra de las consecuencias que este artículo nos promete. El entusiasmo ge- neral que se ha sentido contra la censura provocada poi los claustros y arrancada por la fuerza de nuestros valientes representantes, demuestra el gra- do que la civilización adquiere, y el predominio á que ella aspira para arribar * ese PORVENIR MARAVILLOSO, cuyo anuncio solo ha hecho temblar á los claustros y á sus apóstoles. Continuaremos después este mismo artículo» LA CAUSA DE CONSPIRACION. Una solicitud de la señora espo- sa del Dr. D. Gregorio Tagle para que á este individuo se le levantas» la incomunicación en que estaba, volvió á presentar este asunto en la sala de representantes. La sala pidió informe á la autoridad ejecutiva, y esta lo pasó en los términos siguientes Nota del gobierno á la sala. ,,El gobierno ha recibido por conducto del Sr. presidente de la sala de representantes, la representación de Da. Máxima Olmos, exposa del Dr. D. Gregorio Tagle, y en ella un decreto marginal de la honorable sala en que se le pide informe á la posible brevedad. El gobierno consultan- do la pronta terminación de este desgraciado incidente que el honor é intere- ses del estado reclaman, y esperando que no sirva de ejemplar, se contra- he á hacer á los señores representantes la exposición que juzga de su deber." ,, Cuando el gobierno recibió la honorable resolución que le fue comu- nicada en 29 del mes anterior, por* cuyo primer artículo se le autorizaba a separar de la capital la persona de D. Gregorio Tagle al punto de la provincia que considerase conveniente, vió desde luego como el mismo artí- culo lo expresa que tal disposición habia sido acordada solo como medida de seguridad, y que la sala se reservaba el juzgar al individuo acusado según lo que resultase de la causa del coronel Vidal." ,,E1 gobierno al acusar ante la representación de la provincia, y poner a su disposición la persona del Dr. Tagle, no pidió de modo alguno medi- da de seguridad ; porque está firme en el principio que para dar al orden y á las instituciones la estabilidad que exige el honor y la vida de la patria, es indispensable poner término á tales medidas, decidiéndose á fijar la se- guridad pública por el único medio que tiene toda sociedad, y mas aque- llas que se hallan al principio de su organización : este es, el de no dejar Impuoe crimen alguno." 1/53 ^Conseciienf emente para evitar toda otra incomodidad á la perdona de D. Gregorio Tugle que no fuese exigida por el esclarecimiento del crimen de que estaba acusado, y mas principalmente por el éxito del juicio que )a H. sala se hubia reservado en su citada resolución, se ordenó qu j dicho individuo permaneciese en la misma detención é incomunicación en que s« hallaba." „El gobierno juzgó que la incomunicación era precisamente lo único que importaba en el caso } mayormente cuando habia tenido noticias priva- das, que el resultado ha comprobado, de que 'la primer noche que estuvo arrestado en la fortaleza el Dr. Tagle, se quebrantó la incomunicación á fin de acordar su declaración con la del coronel Vidal. La causa de este se ha retardado por medios que harto han afligido al gobierno, pero que están ya en el dia ante el conocimiento de la sala." ,,Se esperaba, pues, el momento oportuno de devolver á la disposi- ción de la representación la persona de D. Gregorio Tagle, para que le juzgase absolviéndolo ó penándolo según lo dictase la conciencia de los señores representantes ; y para hacer en este caso la declaración que el go- bierno cree de su primer deber, cual es la de que la única mira que le guia en tal conflicto, es la de disipar la conspiración de un modo que sirva de egemplo, y por lo tanto de remedio para curar el pais de tal calami- dad. Para consultar este fin debe evitarse no solo el inquirimiento de cóm- plices, sino todo mal personal que no sea precisamente el que demande la formación de la causa, é imponga la sentencia que recaiga sobre ella; mas al mismo tjempo es igualmente exigente el juzgar al que el descubri- .Btieuto de la conspiración ha presentado como autor de ella." „La honorable comunicación á que el gobierno tiene el honor de contes- tar, presenta la oportunidad que se esperaba.: en su virtud ha librado las órdenes correspondientes para que se ponga á disposición del Sr. presiden- te de la sala la persona de D. Gregorio Tagle." Dios guarde á V. H. muchos años. Buenos-Ayres 23 de Septiembre de 1822 Martin Rodríguez. — Bernardino Rivadavia. A la M. H. S. de Representantes. Esta comunicación nos ofrece tres observaciones importantes que pueden servir para serenar las inquietudes que desplegó el Sr. representante Dias Vekz en la sesión del 18. La primera es, que el poder egecutivo actual rechaza toda medida llamada de crcunstancias por mas peligrosos que corra su existencia. La segunda, que el poder egecutivo actual no capitula coa los crímenes , antes bien que no quiere que uno solo quede impune. La tercera , que su procedimiento respecto á la inc omunicación en que ha mantenido al Dr. Tagle ha sido justo ; útil á la persona, y útil á la se- guridud pública. La exposición antenor pasó á la comisión especial en que estaba U solicitud ce la Sra. r. p&>U , l Dr. Tagle ; y eu la sesión del 27 pr«k«nt4 á la Sala por difctíiffien, él ¡f8$! 18 rfnmd4s<* cftfc el gobierno cumpliera dentr» de tercero dia con el artículo 1.° del decreto de 29 de Agosto en que la S¡) la rird< nó que el expresado Dr. Tagle saliera de la capital ha-ta pueva resohuioh ; pero ¿¿regándose ahora ei que pueda estar *-n comunicación con sü familia. Este proyecto ha sido disentido lar-gañiente ét» la sesión citad;: ; pero tanto como ha tenido de agradable el buen juicio que han desplegado» los representantes en ella, esto es , sostenedores y on-ositorea, tanto ha te- nido de mortificante la conducta de tos espectadores para con el Sr. Gascón, que fue el prrffléro' qué opinó poique el Dr. Tagle saliese en libertad : ja- mas se ha vi-to en la sala apurar la paciencia y vejar la opinión de un re- presentan'? como en esta vez, en que el Sr. {- 'residente tuvo la discreción dé Hachar al orden para cortar un abuso que dejaba entrevar avances peí i* grosos. Notamos que los oficiales de sa.ü no llenan sus deberes en es t os ¡fetos. Después del; Sr. Gascón, s$lo el Sr. Gallardo hizo conocer de palabra que éstaba por la libertad del D;v Tagle. Los demás señores que hablaron, x saber, les Sres. Faso, Agüero, Gome?,, y Castex sostuvieron el proyecto, f el Sr. RiVud'avia que expresó su votó por que ut Dr. Tagle se le juzgase, s'gmendó en' esto la opinión abierta por el Gobierno. Han ocupado mucho ra ntt ruribit en esta noche los elevados principias qué desenvolvió el Sr. Agüero, *óhre las garantías individuales, y las publicas, y qué injustamente se llamó una d ; gresion por Ibs opbsrtot-eSf al provecto , cuando la discusión rodaba sobre las unas y las otras én un caso práctico. Kste orador se propuso hacer sentir qbe se hacían valer mucho las garantías individuales, olvidando enteramente las garantías públicas, sin considerar el principio de qfie nacia que en Europa los escritores desenvolviesen tatito las primeras, sin decir una pa- labra de las segundas.- En -Europa, dijo, híd demasiadas garantías públicas «u el gran poder de los gobiernos ó de los monarcas, y si el pueblo allí goza ríe algunas garantías individuales es en tanto puede capitular con la autoridad : de aquí nace que se insista allí tanto sobre estas, y que los escritores no recomienden las otras. Pero nosotros, agregó, no estamos en el propio caso : aquí el pueblo mismo es el que se da todas las garantías que necesita para los individuo?, y si á este poder se agrega el abandono de las 'garantías públicas, las coíisecOencias serán inversas pero igualmente fatales — en Europíi por demasiadas, y en America por ningunas El re- sultado de esta discusión fue sancionarse por una mayoría el proyecto d« la comisión, que notamos enteramente disconforme con la petición del go* Inerno — esto es, que el Dr. Tagle se juzgue, se condene ó absuelva de- sicivamenté. En ala. En el núm. 9 pág. 128 lío. 16 por incitaba ■ léase visitaba. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS. N°. 11. EL CENTINELA Buenos-Ay res Domingo 6 de Octubre de 1822. ¿ Quien vire ? La Patria. No hai una oposición mas bien montada que la que hoi en Buenot Aires hace la guerra á la administración, y á las personas públicas. Los hombres de que se compone, están en posesión completa de todos sus de- rechos : ellos viven libremente, ellos gozan con amplitud, ellos conservan lo que han adquirido y aun lo adelantan, sin temor alguno de ser inter- rumpidos en su carrera doméstica, ni porque abusen con descaro de su mas ó menos influjo en la sociedad para atraerse un mayor número de secuaces, ni porque desaforadamente y bajo la salvaguardia de la garantía pública ataquen á los que conservan esta mbma garantía, ya de palabra, ya por escrito, ni mas ni menos que como si atacasen á uno que asaltara sus pro- piedades, ó que intentara sumirlos en la cima, ó en los calabozos del agua, para después enviarlos allá lejos arrastrando la degradación de su patria. Será por otra parte bien extraño, para aquellos que no estén en el fondo de las cosas, el ver una oposición laboreando tenazmente contra los primeros poderes públicos en un pais, en que aquellos hacen consistir su honor en reducir á la práctica el principio de— conservadores y protectores de las garantios y libertades— <\ue escribieron y sancionaron al encargarse de estos destinos difíciles ; y su estrañeza aun debe ser mayor al observar la insistencia de esta oposición eontra una marcha que ha fiado á la pro- vincia — un gran mejoramiento en sus rentas — una aplicación de ellas útil al común — una organización nueva y elevada— y la recuperación del crédito patrio que el disturbio interior nos robó de entre las provincias, y de entre los paises extrangeros- Los investigadores sentirán grandes dificultades para penetrar el árcano que esto envuelve, ó en suma para descubrir cual es el agente que mueve á la oposición en Buenos Aires. Efectivamente : debe, asaltarles mil dudas. El interés individual no puede ser, dirán, hallándose tan consultado si» 166 goce : tampoco puede ser el interés público porque este es satisfecho am- pliamente .... pero decimos nosotros, ¿ convendrá que revelemos cual es este agente que entusiasma á la oposición ? ¿ resultará de esta revelación una utilidad práctica tanto á la patria como á la marcha disputada ? No tre- pidamos en contestar por nuestra parte, que nó ; pero solo por la razón de que, ni la patria ni la marcha pueden alimentarse á costa de la degra- dación de unos cuantos hombres, que olvidados de que maniobran entre quienes les conocen, se infatúan y precipitan. Bajo de este principio, pues, nosotros procuraremos abstenernos todo lo> posible, de presentar con la Verdad desnuda el ropage claro-obseuro coa que se viste la oposición profana, Tenemos también la esperanza de que ella lo sacuda por si misma, habiendo abrazado la imprenta para hacer la resistencia : esto es, el instrumento que mas sirve á desarraigar en los hom- bres aq lellos hábitos que les constituyen imbéciles, iyjiustos, é inmorales. Los opositores han tenida la desgracia hasta aquí de na conocer ni dejar apre- ciar á otros, la virtud de esta invención divina ; si ellos, pues, se fami- liarizan con ella, será un bien que se habrán hecho á si mismos, se acos- tumbrarán á proceder decentemente, y será un triunfo mas que reportarán de su misma oposición, aquellos á quienes atacan solo porque se muestran empeñados en que el bien se reparta por entre todos, y no entre ciertos y ciertos individuos. Nada importa que los tiros de la oposición sean envenenados, y que élíos circulen por toda la faz de la tierra. El antídoto interior es la cons- tancia, y el operar con decencia y rectitud. Por afuera, los que aun ar- rastren cadenas no perderán la esperanza de troncharlas, al ver como se desenrolla un pueblo libre patrocinado por un gobierno que lo es legíti- mamente ; y los que las hayan sacudido ya, cantarán el triunfo del pro- greso de las luces. Estas serán las consecuencias naturales, y las que darán á la autoridad pública en Buenos Aires una fuerza moral interior y exte- rior que á la verdad no la necesita poco para fijar bien su organización, y para prepararse á hacer frente á ese porvenir obscurísimo que ya se deja entrever por dos distintos horizontes — el de oriente y el de occidente. Todo esto nos dicta en resultado la conveniencia de que la autoridad •íga en prosecución del término á que encamina la nave del Estado, ampa- rándose de lo que la opinión en alarma pronuncie de útil, y dejando qu« a la sombra de su marcha ella misma corrija sus estravios. Es menester que como hasta aquí, los opositores no logren precipitarla ni desviarla de la senda de la ley : esto le honra tanto como no le deshonran los tiros que lé disparan. Las bendicioues se derramarán como torreutes, cuando al fin de la carrera la autoridad haya puesto la patria allá donde el destiuo U llama, sin que la madre diga, á costa del hijo de mis entrañas que me lo arrancaron violentamente, ni la esposa llore las proscripciones del esposo arrancado por un poder de pura arbitrariedad. Otia, sí, deberá ser su marche respecto de la oposición claustral, y esta la veremos en otro número. 1C7 REFORMA ECLESIÁSTICA. Cuando el fanatismo y la ignorancia usurpan los derechos de la reli- gión y la razón, no hay asesino que le iguale en sus excesos. Sería mejor en tal caso vivir entre los sarmatas ó allá en las regiones haladas. Abisma yer el descaro con que los hipócritas nos censuran de irreligiosos, y la afectación con que aparecen revestidos como católicos, cuando el catolicismo no es mas entre ellos que la capa de sus maldades. ¡ Cuando lograremos todos convencernos que ello6 son poseídos por la ignorancia y mala fé, aun cuando tengan en sus estantes las santas escrituras ! ¿ Ha de bastar todavía que se vea un crucifijo en sus habitaciones : que levanten el grito, venga ó no venga, contra la incredulidad : que se lamenten de la corrupción del siglo : que hablen del papa con entusiasmo, y que. deploren aunque sea falso la humillación del sacerdocio, ha de bastar todavía para que se les tenga por hombres inspirados ?. ¡Que engañoso es el exterior! Pero ■¡oh providencia celestial! j Salvad de una vez la inocencia, y cesad de consentir en su degradación 1 Véase aquí en el Oficial de JD/a, uno de estos hipócritas atrabiliarios ei'.oarnizujse contra nuestras opiniones y llamarlas insultos hechos á la re- ligión, á l<>s santos ¿ y al mismo D/o#, este Oficial, que es el protector del sistema y de la ignorancia que mas los ultrajan. Entre los cofrades de s« fae< ion hay algunos que se desatan contra nosotros : pero estos en sus expresiones , eu su rudeza, en su miserable fisonomía moral, dan bien á conocer lo que son. El candor de ellos excita nuestra lástima : son unas furias dignas de la Residencia, y tenemos que perdonarlas. Fero ninguna compasión merece el Oficial tronador, como que es el mas calumniante, y ei mas vano de nuestros enemigos.. Es imposible sufrirlo cuando lleno del fana- tismo mas exaltado, grita religión, religión : y en tono de profeta nos dice que vendrá tiempo en que apelemos sin fruto al arrepentimiento. ¡Imbécil! ¡ Y cuando será esto! ¿ Cuando nos falte el buen egemplo de vuestros protegidos ? ¿ Allá, como soléis decir, cuando en la hora de la muerte llamemos confesor? Véase aquí este ministro de la mansedumbre, amena- zar á los libres de negarles eu aquel tremendo instante la última consolado» religiosa. ¡ Tan cierto es que la venganza, 1.a mala fé, trinando con el fana- tismo es el dote que tienen dentro del corazón i Busquemos la vida al Oficial. ¿ Que mas sino el fanatismo ha pod'L- <ío echarle una venda sobre los ojos para atormentar nuestras palabras hasta sacarles mil significados falsos y odiosos ? ¿ En qué lugar hemos dicho que la autoridad de los mendicantes egerce su imperio sobre los impios ? Noso- tros solo hablamos del vúlgo simple é ignorante de cuya sencillez siem- pre se burlan los fanáticos, y e] Oficial le añade la palabra impíos, solo poique asi era mas tumultuaria la clausula ¡Que verdad tan edificante 1 l Y «s esta la que enseñáis en los pulpitos y confesonarios, y con la que os envanecéis de sostenerla contra los ataques de los filósofos ? \ Pobre verdad si para reinar en el mundo hubiera de fiarse de ¡os que acostuca- tren por hábito y por interés vestir con su ropage á la mentira! 163 Pero el fraude se ha establecido de tal modo en eí coraron de esté atrabiliario desde que sin su auxilio ve perdida su causa, que ya sin frau- de no se le ve dar un solo paso. Véase aquí otra de sus intrigas reves- tida de la hipocrecia mas solemne. A renglón seguido de las palabras que dos interpreta á su antojo, pusimos en nuestro número 7. estas otras .' vosotros sois los qué hacéis consistir la religión en cosas que solo son útiles para ase- guraros la posesión tranquila de las ventajas afectas á vuestro estado. Estas expresiones asi concebidas no le daban asunto al plan de imposturas que meditaba contra nosotros. Era preciso falsificarlas como falsifican la palabra divina , truncarlas como truncan los primeros preceptos, y suprimir lo que estaba mas en oposición de sus designios, como suprimen / ya sabéis bien hipócritas, que es lo que suprimís ! Pero este era chico escolio : nada es inviolable para un falsario consumado : nada está á cubierto de sus fraudes* Representarnos como hereges, esta es la tarifa de su zelo y probi- dad : cuanto mas se inculque sobre esto, tanto mas digno de su religión y de su fé. Pues véase aquí como nos copia — pero hacéis consistir la fé en cosas que nos son útiles. ¡ Imbécil l ¿no es esto valerse de una daga ominosa ? Pero aun véase el fruto de su piadosa trampa. ¿ Cuales son esas cosas, nos pregunta, Centinela? ; y debiendo sacar de nuestros anteriores números, qúe nos referíamos á la enorme autoridad del papa, á sus absur- dos privilegios, á su mendicidad como perfección evangélica no siendo mas que una quimera, á su vil manejo en hacer de la religión un arte de trá- fico, en fin á quitar del poder civil la autoridad de abolir I09 conventos, nos confunde con lo que dijo el periódico ,, Espíritu de Buenos-Ayre " dedu- ciendo por hilacion ,,que en esta clase de gentes (esto es, nosotros y el Espí- ritu) está amortiguada, sino enteramente extinta la fé del dogma del purgatorio &c." Vuestro purgatorio es el que está extinguido, ó el que debe extin- guirse de una vez : este es nuestro clamor. Pero reflexionemos : ¿ es posible que este mentecato porque levanta- mos la voz contra el abuso sórdido que es muy verosímil se haga en los conventos, recibiendo mas en precio que en obligación gratuita, el hono- rario de las misas, fiestas, y entierros, diga que es indicio de que está extinguido en nuestra creencia el dogma del purgatorio? Pues oiga loque sabemos. Sabemos que en la iglesia primitiva se tributaban ofrendas por los fieles al tiempo de la celebración de los misterios : sabemos también que progresivamente fue cesando esta práctica, hasta que habiendo desapare- cido en el todo en el siglo XII, le fue subrogada la costumbre de dar pri- vadamente dinero al sacerdote, el que queria la aplicación del sacrificio. ¿ Pero hay quien ignore la infame mercancía que esta época abrió á la ciega codicia de infinidad de ministros ? Tal era que en 1324 arrancó estas pala- bras á los padres del concilio toledano. ,,Una gran amargura de nuestro corazón consita nuestro ánimo, habiendo llegado á entender que cegados algunos presbíteros de una detestable ambición exigen dinero por las misas que han de celebrar." Y este escándalo es tambiea el que el Trídentioo se «sforzó 4 desterrar. 169 Ahora bien : si estos padres no dudaron del dogma del purgatorio cuan- ¿o censuraron el abuso ¿ con qué equidad, con que buena fé, nos hace here- ges este fanático al imitarlos? ¿ Es porque nos contraemos á los conventos? ¡ Ah ! j como les domina la pasión ! oigan, oigan al erudito Van-Espeu, tom. % pág. 53. „Dirá acaso alguno ¿ qué nos admiramos si con tanta ansia se busca el estipendio de las misas por algunos sacerdotes : ni que no se presten fácilmente á celebrarlas sin este interés, cuando ó estos ó sus con- ventos se hallan obligados á vivir principalmente de esos honorarios ? No dudo que asi suceda Pero ¡quien duda que los que se ven obligados á mirar el estipendio de las misas como un medio necesario para su subsis- tencia, lo reciban de un modo mercenario y sórdido ? ¿ Acaso no miramos como una grande irreverencia, que muchos sacerdotes ociosos, y aun manchados con muchos defectos por no decir crímenes, compelidos de la necesidad del sustento, se acerquen todos los dias al altar lo mismo que un artesano á su taller ?" Y no es esta la misma situación de nuestros convenios por confesión del mismo Oficial? Entonces ¿ V r an-Espen y noso- tros negamos el dogma del purgatorio ? El tal Oficial es pródigo en re- partir patentes de heresiarca entre nosotros cuando herimos sus intereses , pero no sabemos si como él dice" esto es lo que le ensena la religión y también la buena crianza. Busquemos la vida al Oficial. No para en esto su envidiable mode- ración y cortesanía. El pretende también descubrir en algunos de sus per- vigílios, que nosotros somos patronos de los cristianos del siglo en quienes no se ven sino máximas de impiedad, de los que (por omitir palabras) viven sin dar señal alguna de religión. Dspues de haberlos tratado con toda la viveza de su pincel, nos pregunta si son estos los que forman los ateos y los incrédulos. ¿Podréis negar, nos dice, lo que todos ven, advierten y critican ? y dando por asentado que lo negamos, añade en tono irónico como si fuesen nuestros mismos conceptos — con todo, estos forman con su inmoralidad cristianos y católicos; y los regulares con sus defectos, incrédulos y ateos. A discurrir por el manejo de este sanculote, él se ha figurado sin duda que el Centinela es á veces su papagallo, á quien puede hacer hablar lo que se le antoja. Pero hombre miserable ¿ en que lugar de nuestros números hemos dado una sola pincelada á favor de los libertinos ? j pero que ! ni una sola expresión que los exima de concurrir por su parte á la formación de los incrédulos y ateos ? Al contrario, nosotros asenta- mos que aun vuestra misma relajación era «n resultado de los vicios del tiempo. ± Como pues os avanzáis á decir que cuando en nuestro concepta los malos religiosos forman los ateos y los incrédulos, ellos forman los cris-> tianos y católicos? Esta es una falta de pudor con que este descarada ofende mas su decoro que el nuestro. Pero ya que él toca este punto, séanos lícito decirle que la vida re- lajada de una eomunidad religiosa (hablamos en abstracto) es de mas efi- cacia para formar incrédulos y ateos, que la de todo un pueblo entero* Í Qué cosa es un sacerdote, sino un hombre consagrado por su estad» «A !70 servicio do Dios ? y un réKg?d«é ;qué cosa es sino un hombre á quien el deseo de una vida mus perfecta lo hizo consagrarse con tres votos á la observancia de una regla ? Uno y otro es un médico destinado :í la cura- ción espiritual de un gran enfermo. Pero, ; cómo podrá curarlo si, cubierto de tantas lepras como son sus pasiones, se acerca á la cama del ulcerado? Se sigue de aquí que si el enfermo muere, muere por falta de médico ; entonces ¿ cuales son mas dañosos a la religión, las llagas del enfermo, ó las del médico ? que saque de su respuesta la consecuencia ulterior. Dejando este punto, pasa el O&cial á censurarnos por haber acumulado datos en abono de la religiosidad del gobierno. ¿ A qué, nos pregunta, ese cúmulo de pruebas de sil cafo ¡¡cismo, si nadie dispara dardos contra él ? ¡Oh dichosa novedad si fuese cierta! Confesamos que al oír esta protesta nos vimos como salidos de un letargo, y digimos ¿ será pos'ble que no ha- yamos hecho aquí sino soñar? Volvimos apresuradamente á recorrer todos los números de este imbécil; pero ¡cual fue nuestro convencimiento al ver que habíamos estado muí despiertos cuando nos resolvimos á hacer la apología de un gobierno, cuya religión había sido sin piedad estropeada b:ijo sqiielta pluma? Protestamos que la indignación y el d-. sprecio se disputaron nues- tro corazón. El público deberá convencerse que si quisiéramos copiar todos los rasgos del Oficial relativos á esta materia, sería preciso copiar poco mas ó menos todo su periódico ; por lo mismo no haremos mas qile copiarlos siguientes pasages — En el núm. 6 dice : ,, que el pueblo nunca llevará á bien ¡novaciones violentas, especialmente en materias que directa ó indirecta- mente respectan á la iglesia y á la religión que profesa .... él advierte que se dan en el progreso de ella los mismos pasos que se dieron por los sectarios de la nueva filosofía .... dando al trabes con trono y religión .... (1) Dejemos esto al tiempo.... y contraigámonos al que tiene por blanco las casas religiosas, de que quieren despojar á sus individuos, &c dando á esta operación el nombre de reforma. En el número anterior hemos hecho ver que es antireligiosa." — A estas observaciones no debe añadirse ninguna reflexión, porque ninguna sería tan enérgica para desmentir al Oficial como sus mismas palabras. Pero no es de omitir el decirle que siquiera hubiese perdonado su saña, los hechos religiosos del gobierno, ya que no tira dardos contra él. No lo hace así, pues refiriendo el templo de Voltaire, disimu- ladamente les aplica el colmillo. ¿Y se negará á la vista de todo esto, que los tales hombres no se alimentan sino de la impostura ? sise negará, pero solamente en el Chaco ó en las sierras del Tandil. Habíamos llegado hasta aquí cuando vino á nuestras manos la minuta de ley para la reforma eclesiástica presentada por la comisión de Legisla- ción, á la que había pasado la del gobierno ; y salvo el derecho que nos reservamos para desatar bien todos los nudos que tiene, nos servimos de ella (I) Esto equivale también á. la deserción de nuestros antiguos soberanos. Tienen^ razón en inculcar «obre uno y otro ; perú nosotros la tenemos tanto para desertarnos Ue los soberanos, «orno la tenemos para licenciar á los frailes. m pitra provocar al Oficial á que en esta piedra toqu*> los quilates de su es- quisita fé y pouderada imparcialidad. Dejando aparte que la minuta inutiliza én gran parte la del gobierno, resulta de ella que sin el menor consenti- miento de la cabeza de la iglesia, lleva por la mano al poder civil, y hace que egerza su poder en medio del distrito que ocupa la disciplina de la iglesia. Diezmos, coloco conciliar, erección de la Catedral secularización de regulares, su toma de hábito, su profesión religiosa, el número de conven- tuales, todo está sometido á su poder. ¿ Y no ha sido la materia del escán- dalo de este imbécil, y de su fanático furor, oírnos decir que el poder civil podia por sí solo, y sin concurso del Papa dar leyes disciplínales á su estado, reformando las que eran nocivas á su prosperidad ? ; No fue esto mismo lo que en su juicio atrabiliario dio mérito para que nos presentase al público con el Sanbenito de hereges, faltando poco para pedir que se formase un acto de fé, y se nos arrojara en medio de la hoguera? ¿Qué partido, pues, toma ahora ? ; reparte sus patentes de heresiarcas entre los Sres. Zubaleta, Casíex, Diaa, Gallardo, y Sometiera autores de la minuta, ó nó ? Si lo primero, obra consiguiente á sus principios, y merece ser honrado con la corona de fanático fuerte, que es lo que hasta aquí ha dado á entender que mas apre- cia ; si lo segundo, su zelo por la religión no es ni de temperamento, ni de juicio,, pues sabe capitular con la mas vil prostitución. ADVERTENCIA. Dijimos en nuestro número anterior qne continuaríamos en este la ma- teria sobre la ocupación de las temporalidades de regulares extinguidos Después que vimos como se hallaban sometidas á la autoridad económicá del poder civil las propiedades de los regulares, que salen del círculo de sus precisiones, nada tiene que pueda excitar la animadvercion de un hombre justo j sabio, el que se diga, que con mayoria de razón puede echarse sobre las de la comunidad que dejó de existir. Sabida cosa es que esta g» un cuerpo moral desnudo de derechos para llamar quien le suceda ; y que su propiedad muere con ella misma. Su muerte pues, aun es mas favo- rable á los derechos del poder civil que la de aquel extrangero que mu- riese sin herederos. Decimos mas favorable solo con respecto á no po- derse distraer á otras manos, y no con el de que estos bienes entren tan «xhonerados dé cargas duiante la vida natural de los religiosos extin- guidos ; porque, si bien es una voluntad presunta del fundador del convento , que disuelta su comunidad se incorporen estos bienes á lo*' de la maza nacional, no lo es que esto suceda sino con el gravamen de; mantener sus individuos mieutras vivan y residan en el estado/ como el dé que se inviertan en establecimientos útiles á la nación. Otra cosa sería 1 si por expresa" claúsula diese otro destino á estos bienes, porque su volun- ' tád debe cumplirse. Va afecto este mismo gravamen, á aquellos que ó por limosnas ó donaciones gratuitas hubiese adquirido la comunidad disuelta. 175 Por lo que respecta i las capellanías, estas deben cumplirse perpetuamente, según la intención de lo^ instiluyeutes. E.ite. fue el plan de operaciones que han seguido todos los reinos en la extinción de los Jesuitas, j el que parece mas conforme á los principios de la justicia y equidad. MISCELANEA. TltES COSAS DEM ANUO, Si Dios me las diese, La tela, el telar, Y LA QUE lo teje. (Continúa el origen de los monges.) Aun que la crasa superstición lia determinado á menudo la forma de los hábitos fantásticos de los monges, y los ha consagrado no pocas veces, su singularidad no deja de deberse algún tanto al haberse adherido á un modelo primitivo que han hecho ridículo tan aolo las revoluciones de la moda. El fundador de los Benedictinos, lejos de conocer alguna preferencia ó mérito en ellos, exhorta á sus discípulos á adoptar el trage mas ordi- nario y cómodo de aquellos países entre los cuales se establezcan. El há- bito del monge antiguo se variaba con el clima y según el modo parti- cular de vivir ; y se cubrían con igual indiferencia, bien fuese con la bata del filósofo de la Grecia, ó con las pieles de oveja del labrador Egipcio. (1) Gastaban camisas en Egipto, en donde el lienzo era una fabrica domés- tica y por consiguiente barata ; pero en el occidente las rechazaban como una cosa extrangera y de costoso lujo. Envolvían la cabeza pelada en un capus para que ningún obgeto (es hiriese la vista: andaban descalzos, ex- cepto en el rigor del invierno, y sostenían con un báculo largo sus pasos trémulos y lentos. El aspecto de un monge primitivo de mayor santidad, excitaba horror y asco ; y aun algunos de sus succesof es en el dia uo han degenerado (á no ser en la santidad) del propio modelo ; se creía, y se pretende creer to- davía, que todo cuanto ofende y disgusta á los sentidos de los hombres, rs agradable á Dios ; y la regla angelical de Tabenne prohibe la costumbre salutífera de bañarse y ungirse el cuerpo. Los monges mas austeros dor- mían sobre una estera ó frezada delgada tendida en el suelo ; y el mismo atado de ramitas de palma les servía á la vez de asiento y de almohada. §us celdas eran unas chocitas bajas y angostas, que, colocadas en calles, formaban una especie de aldea en cuyo recinto solía haber una huerta, una (1) Ebo de atribuir el anticuo refrán del lobn en la piel de la oveja á aquellos laonges, aun que verosímil, es falso. Hubo 'lobos de esta especie, en tiempos mas re« •netos todavía. 17.1 fuente, una capilla, un hospital, y ta'cez una biblioteca. Treinta ó ma- mita hermanos componían una familia separada en cuanto á la disciplina y á la comida; y los grandes monasterios del Egipcio se componían de treinta ó cuarenta de estas mismas familias. En el Lengua ge de los monges placer y crimen eran términos sinónimos; y la experiencia les enseñaba que la dieta ma.s frugal y los ayunos mas rígidos, eran los preservativos mas eficaces contra las tentaciones del diablo ('2) y contra los de seos impuros de la carne. (3) S¡n embarco i«s realas de abstinencia que se imponían, no eran uniformes ni perpetuas. Los festines' del pentecostes compensaban un tanto las mortificaciones de la cuaresma ; insensiblemente se relajaba el fervor de los nuevos monasterio* ; y el ape- tito voraz de los Gales no pudo imitar la templada virtud de los Egipcios. Los discípulos de Antonio y de Pacomio se contentaban con la porción diaria de doce oi:zas de pan, y se consideraba como un mérito, y casi como un deber, el abstenerse de las legumbres cocidas que proveia el re- fectorio. El Abad á veces les regalaba, sin embaí go, con queso, fruta, ensalada, y unos pequeños pescados secos del Nilo. Gradualmente se per- mitían comer con mayor abundancia y variedad de los peces de agua dulce y del mar ; pero la carne se reservaba por largo tiempo para los enfermos y los viajantes; y cuando se introdujo mas tarde en los monasterios menos rígidos de Europa, se observaba una distinción remarcable (4) como si la carne de las aves silvestres ó domésticas, fuese menos profana que la de los cuadrúpedos del campo. El agua componía la pura é inocente bebida de los monges primitivos ; y el fundador de los Benedictinos siente que se le arrancara por la disipación del siglo, una pequeña cantidad diaria de vino. (5) (Continuará.) Correspondencia. ¡ Centinela ! La juventud argentina en el sexo varonil, es reconocida á vuestros conceptos y elegantes producciones en su favor. Contad con nuestros brazos, y con nuestras actitudes nuevas. IVÍas debemos advertiros que la juventud porteña en el sexo bello, ha leido con un placer zeloso vuestro canto del número anterior, como queriendo decir que la exclusiva no es justa aun cuando si lo es el elogio. Quisiéramos, Centinela, que os (2) jS'os echan en cara alguuos monges contemporáneos que i¡o creemos ya en el diablo: pero deben perder cuidado, porque mientras ellos existan, será imposible e\ dejar de creer en el. (3) „ Xon quod l evs w»irersitat'S Creotor et Dominvx, intqsiínorum vo.drorv.nt ruaitu, ef manitate re»trii, pulmonvsqne urdure delectetur, ¿ed quod uliter pudwitia tufa ésse ron fosad." £« un sauío el que lo dice. (4) Vaya esta voz entre la* demás refovmas (ój L'cet leyamus vhium omnino v%on.achoru,m non esse, ted quia nostris tempuribuA id monach's perxuadere i>or> po'est. El Clnt, num. 11, 174 «poda-aráis de los estradas, así romo otro se ha apoderado de las cocinas; y bajo este respecto también es que os rogamos derraméis ó consagréis vues- tros primores ti desenojarla* y atraerlas al partido de los celestes, ó de la juventud. Afei, vuestra corona la compondrán los laureles y las rosas. EL TOMILLO. Los siguientes son los sentimientos del Centinela hacia el bello sexo, ya que se ha visto animado por el TümiUo, AL BELLO SEXO ARGENTINO. Tal como mira tras borrasca fiera El triste navegante Apareceré! sol sobre la esfera, Y al mugidor occeano en un instante Restituirle la calma placentera ; Tal, ARGENTINAS BELLAS, os rairamoa Derramando consuelos Sobre los que, ya libres, habitamos La tierra mas amada de los cielos. El campeón patrio, que en feroz milicia Pasó sus verdes años ; El ministro imparcial de la justicia; El sabio, que destruye los engaños, Consagrados tal vez por la malicia; El mercadante activo y afanoso, Todos, todos, Ó BELLAS, A vuestro lado olvidan deleitoso Penas á un tiempo, y la memoria dé ellas. La juventud se agolpa á vuestros pasos : Y, ciegá, arrebatada, Cae en los blandos amorosos lazos En que se engríe de mirarse atada. Os formó el mismo Amor : y los abrazos De la Diosa sin par de la Hermosura, Con otras tan ingrata, Colmaron de belleza y de ternura A LAS HIJAS DEL RIO DE LA PLATA. Cual camina la Luna magestuosa, Derramando fulgores, Del mismo modo la ARGENTINA hermosa Marcha serena derramando ardores : Pues -le dieron con mano bondadosa 175 Venus sus ademanes expresivos, Los amores su risa, Las gracias sus pitantes atractivos, Y el pudor sonrosado su divisa. Buenos-Ayres soberbio se envanece Con las hijas donosas De su suelo feliz ; y así parece Cual rosal, lleno de galanas rosas, Que en la estación primaveral florece. Todas son bellas ; y la mano iucierta Que á la ttor se adelanta, lina entre mil á separar no acierta Entre la pompa de la verde planta. ¿Cual es el pecho, de metal formado, Cual corazón de peña, Que, al mirar expresivo y pasiouado, Al suavísimo hablar de una FORT EN A, 1 ut de permanecer desamorado ? ¡HIJAS DEL PRIMER PUEBLO AMERICANO! Ostentad vuestra gracia, Y ceben ya de presumir envano Las bellezas de Georgia y de Sircasia. I Que queréis ? — ¿ Queréis templos ea que vamoi A dar adoraciones A vosotras ¡oh Diosas! que admiramos ? Vuestros altares son los corazones, Nuestro incienso el suspiro que exálamos, Nuestos votos amor. Y ¡ cuantas veces Serás afortunado Mortal, que el pecho á la ARGENTINA ofreces, Y la ARGENTINA te llamó su amado! Mas no sola en vosotras la belleza, PORTEN AS adorables, Há querido copiar naturaleza ; Porque, para formaros mas amables, Há llenado vuestra alma de grandeza. En vosotras unida la hermosura Al sentimiento, al genio, Domináis en nosotros por ternura^ Domináis en nosotros por ingenio. Vuestra imaginación, cual vuestro rio, Ensanchada, atrevida, Corre con impetuoso señorío Sin que pueda mirarse contenida. Aumentad vuestro hermoso poderío 17(5 Con los adornos útiles del alma ; Y goce á vuestro lado El tumulto de amor, la dulce calma, Á un tiempo el amador embelesado. Adiós, hermosas de la Patria mia. ¡ Feliz, feliz mj verso Si pudiera lograr que en algún dia Llenara vuestro nombre el universo! Y SÍ lo llei aiá. — La luz que envía Al anchuroso mundo el sol benigno Es de todos loada, Aunque en labio y en metro menos digno Llegue a ser por al¿utio celebrada. EL CENTINELA. EL POBRECÍTO HOLGAZAN. En la carta primera que „E1 compadre del holgazán y apologista uni- versal de la holgazanería" dirige á aquel, se encuentra un párrafo en que hace que se retrate por sí mismo el BENEFICIADO del lugar donde escribe en España ; y hemos creído que puede hacer uu buen juego en nues- tro a tículo Miscelánea . „Tardes pasadas (dice el compadre) determinado á tantearlo (al bene- ficiado) fui á su casa, y me lo encontré recien levantado de siesta, sen- tado en una silla poltrona, una atrilera delante con un breviario abierto, un grueso gato maltes, en las rodillas, y al lado quitándole las moscas sual tremente con un abanico la sobrina del ama, que es una joven andaluza, pelinegra, viva como una pimienta, y de bella figura. Le aseguro á V. que me edificaba aquel cuadro. Salúdele con una sola inclinación de cabeza por no interrumpir el rezo, y él con la mano me hizo seña de que me Rentase. Estuve oyéndole un rato entre regüeldo y regüeldo recitar un ver- sículo, hasta que el gato, poniéndose de pies, enderezó el rabo, y pasán- doselo por las narices, le derrivó los anteojos. Entonces dejó el n zo : y l>!en amigo, me dijo, volviéndose á mí, • qué tenemos ? Señor, nada de particular: ya veo á V. tan gordo y tan fresco. ífombre sí, gracias al todo-poderoso, y al método racional de vida que yo observo. Yo me levan- to entre nueve y diez de la mañana, y por no estar ocioso me entretengo en cuidar^ mis podencos, vi-itar mi corral de gallinas, y ver limpiar mi caballo. Si el tiempo lo permite salgo un rato á saber lo que pasa en el pueblo, y hacer cuatro visitas á mis conocimientos, y vuelvo á la hora de comer; encuentro la mesa puesta: cómo bien, y duermo un par de horas de siesta. Después ha¿;o lo que V. ve, y si hay lugar voy de paseo á la fuente, donde esta briboazuela (y la dió una pahnadita eu el carrillo) me 177 lleva en el ridiculo alguna friolera de dulce pnra beber agua, porque yo piocuro, cuando puedo, tener á la vista la familia que Dios puso á mi car- go. Volvemos, y se toma chocolate mientras llegan dos amigos que me hacen tercio para jugar un trecillo religioso, y que no pasa de peseta el t;mto, por cuanto habiendo sido esta honesta recreación la ocupación de toda mi vida, conozco las ventajas que les llevo, y no quiero cargos de conciencia. A las nueve, que se deja el juego, entra mi familia, se lee un rato en un excelente tratado de cocina, se habla de lo que se ha de guisar el dra si- guiente, se cena en gracia de Dios, y me voy á mi alcoba, donde mien- tras me desnudan y me calientan la cania, se reza e1 rosario de María Santísima con mucha devoción ; me acuesto después de haber santiguado la cama con agua bendita, y ja no hay hombre hasta la mañana siguiente, que esta chiquilla me entra el chocolate. Tal es el método constante de nú vida, que no se altera sino es por algunos dias que ocupo en la caza, ó por algunos viages que hago á las ferias de la comarca, en donde siem- pre hay motivos de utilidad y de placer sin perjuicio de la conciencia. ¿Qué le parece á V. amigo mió? ¿si todos los beneficiados observaran el arreglo de vida que yo, se daría lugar á tantas habladurías como corren ahora sobre el mal uso de las rentas del clero, y sobre la ociosidad de los eclesiásticos? asi es que unos perdemos por ios otros, y todo anda como la trampa quiere. = Si : en efectoj mucho se susurra de eso entre estos malvados liberales, y aun aseguran que se suprimirán todos los beneficios como inútiles y con- trarios a la antigua disciplina de la iglesia=¿ Como inútiles ? ¿ pues qué fuera de la iglesia de Dios si no hubiera beneficiados? ¿ No hay mas que urgar- le á los beneficiados, á un instituto tan santo y «preciable, que no haj quien no desee abrazarlo ? ¿ Y por qué no tratan de suprimir los CANÓNIGOS, que son tan beneficiados como nosotros, y aun mucho mas beneficiados ? pues que ¿por qué ellos iwn á la igles.a á bostezar salmos, mientras los sochan- tres rezan el oficio divino ; y por que se juntan un día en la semana, á hartarse de desvergüenzas en la sala capitular, y á escandalizar el ?nu?ido con sus pleitos y disensiones, se han de salir por ¿a bocamanga? Le ase- guro a V. que si tal intentaran nos habían de oir los sordos. El hombre i! > entrando en cora ge, y bien conocí que habia obrado la purga; pero no pude por esta vez insistir mas, y me despedí, dejando á mi beneficiado sobán- dole la panza al gato, mientras que la sobrina del ama le rascaba las espaldas metiéndole por ellas un brazo mas blanco que el alabastro, porque decia que se le habia entrado ana Chinche.'" — Hasta aquí el cuento. ASÍ COMO SUENA. Persuadiendo á una Niña cierto Fraile Que era pecado gi*ave el ir ú un baile, Quiso -ponerle un veto, 173 Como suele ponerse á algún decreto; Y resultó este dialogo gracioso Entre la pecadora v el virtuoso. Fraile ¿ Y la ofensa de J)¿os es cosa cota ? Nffia Y á vuestra reverencia qué le importa ? Fraile — Es que debes huir las ocasiones de llegar á las manos ron varones. Niña Sulo que los varones fueran Frailes pudieran propasarse aun en los bailes» Fraile El roce y el contacto en casos tales puede engendrar deseos inmorales. Niña En vuestra reverencia, á lo que veo, suele ser formidable ese deseo. Fraile ¿Con que, te vas al baile de contado? — ■ pues yo te acompañara disfrazado, porque tengo en mi celda un peluquilto Que ocuita la corona y el cerquillo. Nina—— ¿ Y quien disfraza el ademan de un Fraile ? í raice De mosquetero me estaré en el baile.- N:ña Pero hay gran riesgo en la mosquetería. Fraile El riesgo es la ganancia : ahí es la mía, Nina — . Y la ofensa de Dios es cosa corta ? I rude— Y á usted, señora mia, qué le importa? ¡ Vaga! que la mitad de los pecados Los inventan los hombres curonuáos. ACADEMIA DE MUSICA. — El martes 1.* del corriente á las seis y media de la noche se hizo la apertura de la Academia de música y carrto que dirige el Sr. D. José Antonio Picazarri en los altos de la casa del Tri- bunal de Comercio. Concurrieron los Sres. Ministros de Gobierno y Ha- cienda y el Sr. Dr. Segut\ Enviado cerca del Gobierno de Buenos Aires y secretario de Santa Fé. Se egecutarou en la función las piezas siguientes. Primera parte. Canción : La gloria de Buenos- Ayres por D. Juan de la Cruz Várela. Concierto de piano de Dusek — Cabatina de la ópera : La Urraca ladrona de Rosini — Andante y Rondo del concierto — Dúo de la misma ópera. Segunda parte. Obertura de Mozard — Dueto de Pu chita— Trio de pia- no de Per — Cabatina de la Ita ,: ana en Argel de Rosini — Cabatina de ToéaU do y Dor/iska, del mismo. Terceto -de la ópera />« Inez de Per; y se cerró la función con la misma canción , con que empezó. 179 Lo selecto de las piezas que se ege cutaron, la comodidad y decencia del local, y un brillante concurso de ambos sexos proporcionaron á los asistentes un placer, tanto mas agradable, cuanto era sazonado por el buen gusto. Las concurrencias de esta clase debieran ser muy frecuentes entre nosotros. Prescindiendo reforma : 2\ no hallar disposición en los pueblos para sufrirla. Si el ejem- plo de los otros estados ha convencido el juicio de la comisión como lo suponemos, será preciso convenir que no la primera si ñola segunda causa es la que ha influido , para no hacer lugar á la reforma , en los señores que han formado la minuta de ley. ¿ Pero ha sido bien fundado este con- cepto ? Esto es lo que aberiguaremos brevemente , no abrogándonos la facultad de interpretar la opinión pública, ni pretendiendo que se crea á esta decidida por la reforma tan solo por que los escritores que se han tomado la pena de escribir por que no se diga que este es el Pais de los mudos , han fallado por que ella debe hacerse y han insistido «on corage. Que en los estados monárquicos con un poder absoluto, se digaqne el concepto y la disposición del príncipe no son el concepto y la dis- posición del pueblo , nada por lo común mas en el orden. Su régimen 'debe mirarse como el resultado de las relaciones que se encuentran entre los intereses de su poder , y los medios de sostener el lustre y la duración ; por que según tales intereses varian al arbitrio de los acontecimientos , debe verse que tal régimen toma formas y modificaciones diferentes. Solo es las repúblicas ó estados representativos es donde se ve esa uniformidad de pensamientos entre el poder civil y el pueblo. Aqui es donde la opinión, del poder público, es el modelo de la del pueblo : ella la forma, la tnodifica , y la dirige , como que este poder es un compuesto de los agen- tes del pueblo mismo. En fuerza, pues, de esta teoría debemos decir , que es muí mal efugio el de la comisión apelando á la mala disposición del pueblo para abrazar la reforma. Si su juicio estaba en favor de ella, debió creer á la sala con- un justo derecho para que, adoptada la minuta, arrastrase el juicio público ; y que si la manifestación del proyecto podría 'causar alarmas de cualquiera especie, considerando que ellas eran uu efecto fle ese respeto irreflexivo y de costumbre á las encanecidas preocupacio- nes, todo quedaría disipado y tranquilo con la sanción respetable del cuerpo ée representantes. Y sino digános la comisión ¿ Por qué se asienta (y se •sienta bien) que las contribuciones, las capgas del estado las sqporUnJlas puefílós cdn resignación, sino porque emanadas dé su? mismos apoderados las creen emanadas dé si mismos ? Este es el propio efecto que debió producir ía reforma, viéndola nacer del ceno mismo de la representación provincial. Mucho tememos, Srés." de la comisión, no se diga que para no éoufórmarse á Id menos con lo principal del proyecto, unas fueron las causas, y otros los protextos : nosotros no decimos mas. Nuestros trabajos se hallaban en este estado, cuando una reunión do c'ircunstanciaá particulares que han sacado á la sala de apuros de gravedad, ía pusieron en estado de dar principio á la discusión del proyecto de ley; por consiguiente en este artículo concluimos dé observarlo en general como habíamos ofrecido, á fin de dejarnos tiempo y papel para llebar el relato de los debates con la exactitud que creemos convenir á efecto de cerrar lo mejor posible en nuestros números, una cuestión que ha ocupado la prirl* cipal parte de los que hemos publicado. Nuestros derechos sé egercitaráa en esta redacción con libertad é independencia, porque rnuy poco nos im- porta que el uso que hemos hecho de ellos hasta aquí se llame sarcasmo por algún representante , ó keregia por algún hipócrita como el Sr. Caá- . tro en Córdoba. Sus opiniones las sabrá el público del dia, las énviaremol á la posteridad, y las esparciremos por todo el mundo para que, asi coma nosotros lo hemos de hacer, celebren las que sean buenas y haga lo que •oí responda las malas. MISCELANEA. (Continúa el origen de los Monges.) El candidato que aspiraba á la virtud de la pobreza evangélica, al en¿ trar en una comunidad de regulares renunciaba la idea, y aun el nombra de toda propiedad exclusiva ; y tanto, que las expresiones tales como mi libros mi hábito,' mis zapatos, no solo le fueron prohibidas, sino que tam- bién la Regla dé Columbario les castigaba con seis azotes cada vez que las proferían. 'Los hermanos se mantenían por su industria manual; y á ellos seles imponía el deber del trabajo como penitencia, como egercicio , y como el medió mas benemérito para ganar él sustento de cada dia. Las huertas y los campos que los monges primitivos arrancaban á menudo de los bosque» intrincados, y de los pantanos pestíferos de la naturaleza, se cultivaban por sus propios brazos : ellos desempeñaban voluntariamente las obligaciones mag serviles de criados y de esclavos ; y egercian dentro de los recintos del monasterio los oficios necesarios para proveerse de vestidos, utensilios y alo* jamiento. Si la posteridad agradecida debe á la curiosidad, gusto, celo, é infatigables plumas de unos cuantos reclusos la preservación de jos tesoro» preciosos de la literatura griega y latina, eu medio de ¡as revolucione* dt> 18fr ios siglos eo que la imprenta dejaba de existir : en cambio, el estudio de la mayor parte de I03 mui pocos que estudiaban, solo ha servido para con- densar la espesa nube de la superstición ; la industria humilde de la graa masa de Monges, se contentaba con cortar sandalias de madera, J con en- tretejer esteras y cestos de las hojas de la palma, que se vendiaa á buen precio entre sus admiradores, en cuyo coucepto la santidad de los operarios ensalzaba el valor de la obra. * Pero insensiblemente desapareció de los monasterios la necesidad de trabajar. Los novicios se dejaban inducir fácilmente de que debían donar á los Santos, en cuya sociedad habían resuelto pasar el resto de la vida, los bienes que-tenian por la fortuna ; y la indulgencia perniciosa de las leyes les ha permitido atraerse los legados y las herencias de un mundo al cual habían renunciado. Paula contrajo una deuda inmensa para enri- quecerlos, y Melannia les donó 300 libras de plata labrada ; y es preciso confesar que los monges, con una generosidad y munificencia sin límites, han hecho en todo tiempo participante en la eficacia y el mérito de sus ora- ciones y penitencias, á todo pecador opulento y liberal. Los bienes raices de los Santos, que el tiempo aumentaba , se iban estendiendo sobre las ciudades y campos adyacentes á sus respectivos mo- nasterios ; y en tal grado, que aun ea el primer siglo de su instituciori el infiel Zosimo, con una malicia verdaderamente profana, dice que „ los mon» ges cristianos , por el bien de los pobres, habían reducido la mayor parte de los ciudadanos á la mendicidad.'''' ' 1'» En los principios de su fervor, se mostraban depositarios fieles de la» limosnas que se les confiaban ; pero mui pronto, los f corrompió la prospe- ridad. Gradualmente se desplegaba entre ellos todo el orgullo de la opu- lencia, y se abando-naron ai cabo en una desmedida ^prodigalidad. A favor de la magnificencia del culto, y de la conveniencia de edificar habitaciones duraderas para unas sociedades que pensaban eternizarse sobre la tierra, •odria excusárseles sus gastos públicos ; pero todos ,los siglos de k iglesia han acusado el libertinage de la vida privada de los monges degenerados (I) que ya no recordaron el objeto de su institución ; y que entregándose á todos los- placeres sensuales., abusaron, y abusan, escandalosamente de las riquezas que les ha atraído la austeridad de sus fundadores. -t i, Esta decadencia de las privaciones penosas, estériles y antisociales basta tos . vicios mas infames, que rara vez infestan en igual grado al hombre libre que tenga vergüenza, no debe excitar .ni admiración, ni dolor, ni aun una indignación muy viva en el espíritu de los ciudadanos racionales, por cuanto tila es el precursor natural y el pronóstico infalible de la abolición uní- tersal de ese monumento mas memorable de la demencia de los hombres §1 claustro. Continuará. " '(1) 'El sexto concuib* general prohibe* la» mugere» pasar la .nocbe en un convento Je frailes; y a loe hombree pasarla en un convento de monja». El séptirn* la 4?e*eiou flk monasterio*, doW«* para ambo» sexoa. 189 ló§ pastores Cuidan StiS ovejas, pero las trasquilan Y SE LAS GOMEN. Araba de publicarse en Londres un libro que excita un vivo interés, titulado ^Observaciones sobre el consumo de ia riqueza públ.cu por la clerecía de todas las naciones cristianas." El autor considera á los eclesiásticos Corno sirvientes del público, y los bienes de la iglesia como una propiedad pública cuyo exceso puede y debe dedicarse á aliviar las exigencias de los estados. El obgeto principal que parece baberse propuesto, es el persuadir que se aplique el exceso de la iglesia anglicana que asciende á la suma enorme de quinientos millones de pesos, á la diminución de la deuda na- cional. Pretende demostrar el autor un hecho n.uy extraordinario, esto e3 qne j la clerecia de ta iglesia anglicana recibe de solo una tercera parté de los habitantes del rei/no unido, mas de lo que se paga á todos junios, ios demás sacerdotes crisitanos, en todo el cristianismo ! La obra se acom- paña con varias tablas documentadas : la que se da en comprobación deí hecho referido (reducida á 5 pesos la libra esterlina) es corno sigue : Número Gasto por Gasto" de cada millón de total Paises creyentes. creyentes. anual. Pesos. Pesos. (Luteranos 650.000 —200.000.— 130.000. Hungría | Ca , vin¡stas 1.050.000 —300.000— 315.000, Suiza 1.720.000 —250.000.— 435.000. Paises Bajos ' 3.000,000 —175.000— 525.000. Dinamarca 1.700.000 —350.000— 595.000. Varios (cristianos esparcidos) 3.000.000 —250.000— 750.000. O lauda 2.000.000 —400.000— 800.000. Turquía ¿Griegos) 6.000.000 —150.000— 900.000. Sue ri a 3.400.000 —350.000—1.190.000. Portugal , " » 3.000.000 —500.000—1 .500.000. Hungría (Católicos) 4.000.000 -400.000—1.600.000. Rusia (Oticos y Luteranos) 8.000.000 -250.000—2.000.000. Sud América 1 5.OQ0.OOO -150.000—2.250.000. Rusia (Griegos) 34.000.000 - 75.000—2.550.000. p ru - sia .... 10.536.000 —250.000—2.635.000. Estados^UnidosV.'.V.V. V Y.'.'.'. 9.600.000 —300.000—2.880.000. Alemania 12.763.000 —300.000—3.825.000. j talia 19.391.000 —200.000—3.880.000. Austria ....... *. \ '. '. '. '. .... '. '. ...... 18.918.000 —250.000.— 4.750.000, Ex. Cen. Num. 12. 190 Francia < 30.000.000 — 175.000.— 5.250.000. España 11.000.000 —500.000.— 5.500.000. 1 98.728 .000 44.260.000. Inglaterra é Irlanda (los angllcanos) . . 6.400.000—6930.000 — 44.480.000. El clero de . . . .205.128.000 Crey te » recibe 88.740.000 ¡Que iglesia tan buena la Anglicana para los sacerdotes ! ; pero si hubiera podido entrar en el cálculo de esta tabla, verdaderamente curiosa, lo que le cuestan al catolicismo sus regulares, ó mas bien lo que le han costado antes de sacudirse el vergonzoso yugo monacal, sobrepujaría indudablemente al costoso establecimiento de la iglesia anglicana, cuyos niiuistros con todo de ser sacerdotes, no dejan de ser ciudadanos, ni hom- bres : no dejan de simpatizar con sus semejantes, ni se inutilizan para la sociedad, nutriéndose de la hiél de sus corazones, bajo las bóbedas sepul- crales del claustro. AL CASO. En vano se pretende que el Centinela, empleando sus armas contra la superstición, el fanatismo, y la holgazanería monacal ataca la religión: el se lisonjea de que al contrario, la defiende. Cuando por primera vez entró el Nuqcio Qüirini en la casa del célebre Canciller de Fiancia Daquesseau con el objeto de tratar algún asunto eclesiástico, exclamó á su presencia ' ¡ Con que aquí es donde se fraguan las armas contra la corte de Rot?ta ! No Sr., replicó el Canciller, lo que se fraguan son los ESCUDOS. AL MISMO. Una buena muger contentísima con la sana moralidad de un sermón que acababa de predicar un mercedario (mas ó menos como el del Ojicial de Dia resucitado) pasó á esperarle al pie de la escalera del pulpito- para decirle como le dijo á su reverencia— Voy á rogar á Dios, con todo mi. corazón, que os recompense obrando el milagro de que vuestra vida corres- ponda á vuestra predicación. 191 Correspondencia. I Cerfnela. Remito á V. la siguiente que puede llamarse CONTESTACION INCONTESTABLE á todos los periodistas, que de algún modo se oponen á la reforma eclesiástica. yyUna saius victis, nullam sperare salutem" Virg. Eueid. lib. 4. La desesperación es el partido y el único recurso del vencido. Traduc. lib. El Joven. El Dominico, El Pájaro — y La Niña. Ün joven aldeano confesándose un dia con un dominico, se acusó de haber roto el cerco de un vecino para robar el nido de un pájaro que le habia tentado — ¿ Por donde entraste?-— por tal parte. ¿ Es bonito el pájaro? regular. ¿ Conseguiste tu intento ? — por ser demasiado tiernos he dejado los pichones para el Domingo que viene. El buen padre se fue el Sábado á registrar el cerco, dio con el portillo, descubrió el nido, y se lo llevó i una de sus penitentas. Algún tiempo después fue el mismo joven aldeano á confesarle al dominico, que se habia enamorado de una niña, que ella parecía dispuesta á mostrarse reconocida á su cariño, y que por lo tanto se hallaba tentado por el diablo á aprovecharse de la ocasión- — ¿ En donde la encontraste ?— en el bosque mas inmediato. ¿ Es bonita la chica? — bellísima. ¿ Que nom- bre tiene ? — ah, poco apoco padre (le replicó el mocito, que no era tan tonto que dejase de tener sus sospechas con respecto á los pajarillos) poco á poco : vuestra reverencia^ no ha de ser también el primero que ha de agarrar este nido. SALA DE REPRESENTANTES. Sesión de la noche de 9 de Octubre de 1822. Primera de la Reforma eclesiástica. Vamos á dar el detall de la sesión primera en ue los representantes de Buenos Aires han principiado i tratar un asunto que debe poner tér- mino á esa competencia alarmante en que están las opiniones desde que él fue presentado á la luz pública: competencia á que nosotros, coa harto pesar, hemos contribuido activamente, pero guiados, lo protestamos, de un celo entusiasmado por los intereses bien entendidos del Pais. Nosotros ha- bíamos tenido muchos motivos, es decir, los mismos que ha tenido toda la Provincia, para esperar de sus representantes una enérgica disposición á promover y sostener aquella marcha, que nuestra situación nueva en el mundo reclama, f que demanda la consideración que se merecen las luces bajo cuyo influjo hemos tenido la felicidad de aparecer sobre el orizonte político ; pero por mas que esto hería nuestro convencimiento, teníamos grandes dudas sobre si por esta vez triunfaría la fuerza de las preocupaciones, ó bien el poder de la razón ; he aquí uno de los principios de donde ha provenido que la razón en nues- trat páginas haya buscado salvarse por todos los resortes á nuestro arbitrio, único medio de satisfacer las anciedctues en que ella estaba sumida por un estado tal de incertidumbre. Pero por nuestra felicidad y la de la Patria misma se ha visto en la primer sesión brillar en la Sala, y en todos los espíritus un sentimiento que, con pocas excepciones, acredita que el sistema es uniforme en reglar las acciones públicas por los eternos princi- pios de la razón ilustrada ; y se ha dicho por la comisión sin haberse con- tradicho por ninguno, que la Sala no contradecía su fé, ni atacaba la re- ligión que profesa si hallaba conveniente suprimir los claustros, es decir, lo contrario de lo que ha sostenido con un ardor expuesto la parte intere- sada por ellos. Allanada, pues, de un modo tan lisougero la dificultad esen- tial que ha dado motivo á los combates, el Centiuela va á debilitar no- tablemente su plüma : ya hubiera aparecido así en este número , pero la desgracia ha querido que él estubiera compuesto, y que por lo tanto no le permita sino reservar para el número siguiente, el hacer conocer en todas sus páginas que él lo que ha buscado es el triunfo de la razón, no el eger- cicio del capricho. La comisión de Legislación que como ya hemos dicho, es compuesta dé los Sres. Zabaleta, Castex, Gallardo, Díaz, y Somellera, presentaron sus tra- bajos sobre la reforma eclesiástica. Se dio primero cuenta de una repre- sentación elevada por el Provisor, sobre el mismo asunto con siete pliegos manuscritos — Después se pasó á la lectura de — La Minuta de ley, que establece las bases de la reforma del clero, pasada por el Gobierno en 10 de Julio de este año. . La Minuta de ley para la reforma del clero, presentada en vez de aquella por la comisión de Legislación en los dias anteriores. El informe extendido por la Comisión sobre una y otra, sinembargo de haber encargado adelantarlo y sostenerlo al Sr. Zabaleta. El Sr. Presidente, después de la lectura de estos documentos, en que se empleó una gran parte de la sesión, anunció en discusión el proyecto en general. A este tiempo el Sr. Irigoyen obtuvo la palabra, y presentó un pro- lis ye-ch> áé adición á la ley icón Velación exclusivamente á los Monasterios de esta Capital, y habiendo apoyado el Sr. Agüero la petición para que se leyese y pasase á la Comisión de Legislación, se verificó en estos términos^ previa la siguiente exposición de motivos que el Sr. Irigoyen hizo acto continuo. Cuando se leyó en la Sala la minuta de ley sobre reforma eclesiás- tica, propuesta por el Gobierno, uóté con sentimiento que se olvidaba de las Monjas ; ó que si sé acordaba de ellas, solo era para exceptuarlas de los beneficios que proporciona á los regulares. Esperaba qué la Comisioa llenase éste vacío, pero el suceso ha burlado mis esperanzas. Respeto las razones que tanto el Gobierno como la Comisión habrán tenido presentes para guardar tan alto silencio, en orden á esas desgraciadas víctimas de una impiedad indiscreta, de un fervor momentáneo, una seducción criminal, Ó en artificio interesado. Pero respeto mas el grito de mi conciencia, ó mas bien sea, el grito d« la justicia, de la política, de la humanidad. Sí Se- ñores ; la justicia, la política, la humanidad demandan imperiosamente d» los representantes del pueblo, la medida que he íeaido el honor de pre- sentar á su consideración. La justicia restituyendo á esas mugeres inféíices sus derechos, cuya privación es tan tiránica como la que sufríamos de k?s nuestros en el antiguo régimen. La política cerrando esos abismos dónde se sepulta una porción preciosa del bello sexo, tan necesaria para el aumenté y prosperidad de nuestra población, y facilitando á las que desgraciada- mente se hallan sumergidas en ellos, el goce dé los beneficios y dulzuras de la sociedad. La huirianidad aliviando esas víctimas miserables, que por »í mismas no pueden valerse, y que todo lo esperan de la manó benéfica de la filantropía. Sobre estos fundamentos esclareceré oportunamente Los del proyecto que acabo de presentar, y desde ahora para entonces quier© permitirme la libertad dé excitar á los Sres. de la Sala, y si es posible al Pueblo que nos observa, á que penetren con su consideración, esos asilos tenebrosos, donde tienen su trono la superstición cruel, la espantosa mi- seria, y el despotismo tanto mas atroz y horroroso, cuanto se egercita por sistema, por constitución, y pór piedad. — En el dia, Sres., existe una Monja en el convento de Catalinas, víctima de una convulsión hestérica, ó sea frenesí. Esta enfermedad es periódica, y le asalta precisamente en aquellas estaciones en que nuestra especie, como toda la naturaleza, aspira á rege- nerarse. Todos los síntomas manifiestan, que el origen de su enfermadad, está en los principiós físicos de su constitución. Muchas otras hai á quienes falta müi poco para tocar este extremo de desesperación. Y ¿ seremos tan insensibles que miremos con indiferencia estos horrores? Y g no alargare- mos á estas infelices Una mano bienhechora ? Señores, conozco el imperi* de nuestras preocupaciones, fruto amargo de nuestra perniciosa educación ; conozco el respeto que éllas merecen ; pero creo tambiep que es llegad» ya el caso de empezar á atacarlas con firmeza, á minar sus fundamentos para que desaparezcan de entre nosotros para siempre. Quizas nos acarrea» yewios «na Censura ttio«íéntánea, pero recibiremos en recompensa i*s be»- 1(34 iliciones de esas almas virtuosas, j e! aplauso duradero de la Posteridad — Ke dicho." Se hizo con las manos señal de aprobación ; pero el Sr. Pre- sidente llamó al orden, y este se restableció quedando suficientemente apo- yada la petición. » El Sr. presidente volvió á proclamar en discusión el proyecto general: sucedió un largo y profundo silencio, después que á petición del Sr. mi- nistro de gobierno se acordó que el informe de la comisión se imprimiera y publicase. En este estndo el mismo Sr. ministro obtuvo la palabra y dijo brevemente, que la cuestión general debía tenerse sobre los principios y los motivos de la ley : mas que como la comisión asentía en parte de los primeros que eran los mismos del gobierno, no restaban para la dis- cusión mas que los segundos, esto es, los motivos. Sin embargo, el Sr. m nistro agregó, que los motivos serían mas bien entendidos exponiéndose gradualmente en la discusión de cada artículo, parque venían á ser razones especiales sobre cada uno de ellos; que en esta virtud el ministerio se creía relevado, por el informe de la comisión, de entrar en la discusión ge- neral del proyecto, á no ser que se le diese mérito por alguna oposición; pero que no existiendo esta, se reservaba para la discusión en detalle el exponer á mas de los motivos, y de los principios que restaban que escla- recer, la contradicción en que estaban los principios del mismo informe de la comisión, con las aplicaciones que hacía contra el proyecto del gobierno. El Sr. Zavaleta hizo algunas explicaciones sobre la calificación que la comisión había hecho del proyecto — una parte tiene, dijo, que comprende ai clero secular, y otra al regular. Con respecto al 1." la com.sion es- taba en todo conforme, porque aun cuando dicentía en cuanto al fuero, esto era tan solo porque praponía que por una lei general se quitase á todas las clases aforadas; y en orden al ±% es decir, al clero regular la comisión terminantemente se oponíaá la extinción de los claustros, no encon- trando en uno ni otro las contradiciones con los principios que el minis- terio indicaba. Protextó que si estas se le manifestaban la comisión satisfaría. El Sr. Agüero hizo notar que no habiendo obgecion que hacer al proyecto en general, podía pasarse á la discusión en detall. El Sr. Gascón pidió que se leyese la representación introducida por el Sr. provisor, tanto por lo que importara al mismo asunto, como porque ella era hecha por una de las primeras autoridades de la provincia. ES Sr. ministro de gobierno contestó, que él también deseaba impo- nerse de la tal representación ; pero que admitirse su lectura, era una ex- cepción que alteraba la disciplina de la saMa, disciplina que ninguna mas que esta debía empeñarse en sostener porque la necesitaba. El provisor, dijo, no ha sido comisionado para abrir dictamen en la materia ; pero no obstante no habrá en otra ocasión dificultad en que se lea porque ha de ser importante imponerse de ella. El Sr. Gascón, replicó alegando que dos razones había tenido en esta solicitud; la uua 5 la de que siendo sebre el asunto del dia no estaba de 195 mas un aumento de luces, facilitadas también por las partes mas interesadas en él; y la otra, el que estaba instruido que en otra ocasión ya se habia exceptuado de la práctica de la sala otra representación de la misma au- toridad, y leidose en ella. Se votó sobre si lá representación se leería y resultó la negativa casi por la unanimidad de la sala, conviniéndose sin embargo á petición del -^r. Gómez en que se extractase é informase en la próxima sesión. En este estado el Sr. Diaz, miembro de la comisión de legislación, dijo creía de su deber hacer presente á ia sala que aun cuando su firma aparecía en el informe de la comisión, él no estaba por muchos puntos principales del proyecto, y que en oportunidad produciría sus razones. Después de algunas Cortas observaciones entre los Señores Paso y Gómez sobre sí debía votarse por la admicion ó no admicion del proyecto, el uno por no haber sido obgecionado en general, el otro por no alterar la práctica, el Sr. presidente habiendo consultado si estaba suficientemente discutido el punto, y resuelta la afirmativa, preguntó si el proyecto se admitía en general, lo cual quedó sancionado por la unanimidad de la sala. En seguida se leyó el artículo primero de la minuta del gobierno que dice — „ Todos los individuos del clero serán regidos por unas mismas au- toridades." El Sr. Zavaleta observó qua este artículo ó era redundante ó no debía resolverse hasta que no se resolviese el artículo 20 que propone la supre- sión de las casas de regulares, porque si se sancionaba la supresión, sin ne- cesidad de otra declaración ambos cleros quedaban á un mismo nivel por el propio hecho; y sino, las comunidades debían tener sus prelados inmediatos. El Sr. ministro de gobierno observó que el artículo estaba en su lugar, porque el 1." anteriormente citado, y el 2.* que establece queden los in- dividuos del clero sugetos á las leyes, y magistrados civiles como todo otro ciudadano, eran la base, es decir, los principios; entretanto que el artí- culo 20 era solo la consecuencia. De este modo dijo está establecida la regularidad de la leí : toda lei debe justificar las consecuencias de ella, tanto mas cuanto estas sean de mayor trascendencia, haciendo preceder á las consecuencias los principios de que ellas emanan. Sin embargo, agregó, como se obra con buena fé, el ministerio conviene en que el artículo 1." se reserve para cuando se trate sobre el artículo 20, en cuyo tiempo la luz estará mas inmediata de uno y otrO y comprenderá á los dos. El Sr. Gascón dijo que era menester entablar un orden en la discu- sión, y que este no se consultaba poniéndose á ella á un mismo tiempo los artículos de ambos proyectos : dijo que el de la comisión era el que había sido admitido, y este debía discutirse. El Sr. ministro de hacienda, notó que el Sr. Gascón habia padecida Hita equivocación, porque el del gobierno habia sido el admitido. El Sr. Gascón insistió en lo mismo fundado en el orden observado en la lectura de los proyectos. lite El Sr. ministro de hacienda, replicó que «te frátába dé un frécfiá, esté es de una co^a que acababa de suceder, pues que lá discusión rodaba sobré €l l. er artículo del gobierno. El Sr. Zavaleta manifestó que en efecto tal era el orden qife debía seguirse : los artículos del gobierno, y tos de la comisión por via de in- forme con arreglo al reglamento interior. Convino en que el artículo ff se difiriese hasta que se tratara el artículo 20, y así quedó resuelto uná- nimemente á las diez de la noche en que se levantó la sesión con éiícargo de reunirse el viernes inmediato. Sesión de la noche del 11 de octubre de 1822. 2. a de la reforma eclesiástica. Conforme se había dispuesto en la 1/ sesión, se' leyó en ésta el ex- tracto de la representación del gobernador del obispado ; despúes dé esto el Sr. ministro de gobierno pidió que se leyese toda ella, por euanto él mero extracto hacía creer que demandaría una providencia inmediata. La sala convino en esto por. una votación especial, y se leyó empleándose eri hacerlo una gran parte de la sesión. Nosotros creemos que los siete pliegos firmados por el gobernador del obispado pueden sumarse en esta forma — Una protexta de que hará uso de toda clase de recursos para impe- dir que autoridad alguna penetre el distrito eclesiástico, que según él, le pertenece en todos respetos y relaciones — Una declaración terminante de que no reconoce ni en el gobierno ni en la junta autoridad alguna para entender de ninguna clase de reforma eclesiástica, sin el acuerdo del provisor, que según él, es el delegado de la silla apostólica — Una protexta contra todo cuanto la sala sancionare en la reforma ecle- siástica sin la predicha concurrencia del prelado diocesano — Nosotros creemos también que el público interesado en la reforma habría mejorado grandemente su cau«a, si la tal representación se imprimiese y publicase ; pero reservando nuestros comentarios para otra vez, daremos ahora el resultado de esta sesión que por tal circunstancia se hizo célebre. El Sr. ministro de gobierno obtuvo entonces la palabra ; y después ¿e una locución animada que dirigió á la sala sobre la criminalidad de esta representación, pidió que esta le mandase dar una copia de ella para lo que al gobierno conviniese, per© que sin perjuicio la misma sala en esta sesión debía adoptar alguna providencia que pusiera á cubierto sus respetos y su crédito. El miuistro insistió en que la sala se pronunciara, en el con- cepto que el gobierno esperaría sus determinaciones para reunirse en acuerdo, y resolverse ó á abandonar sus puestos, ó á ver sofocada la aspiración cri» Tminal y subersiva del autor de la representacioa. JC7 La sala decidió resolver en esta misma noche : y después de un largo Silencio, el Sr. Agüero obtuvo la palabra, hizo unas cortas observaciones, y se pronunció porque la sala previniese al gobierno que inmediatamente mandara fuese separado del provisoiato el Dr. Medrado, y qne la repre- sentación pasara á una comisión para lo demás que hubiere lugar» Sucesivamente dieron sus votos, fundados, de conformidad con el del Sr. Agüero, los Señores Paso, Gome/,, Planes, Moreno, y P.tvadavia : el Sr. Díaz Velez, y Sr. Rivas opinaron en contrario ; pero al término de la se- sión, quedó resuelto por 33 votos en 37 que tenía la sala, qué se diera la copia que el ministerio pedía ; que se ordenase la destitución del pro- visor, y que la representación pasara á una comisión especial para lo demás que correspondiese, habiendo sido nombrados para componerla, los Señores Paso, Diaz Velez, Irigoyen Moreno, y Anchoreua. Nos es harto sensible el no tener tiempo para dar en este núsnero una redacción siquiera aproximada á la exactitud, de las diferentes obser- vaciones que se hicieron sobre la representación en sí, sobre sus conse- cuencias, y el espíritu de ella. Pero debemos al menos concluir con lo que principió su alocución el Sr. ministro de gobierno — „ Tanto como fue el placer que se sintió eo la sesión 1. a sobre la lei eclesiástica, discusión que se abrió como no se ha hecho ni en Francia ni en España, y que dará una reputación elevada á los representantes de Buenos Aires : tanta es la mortificación y el desagrado que ha traido en esta la conducta del dioce- sano." Nosotros no queremos recordar á los que nos han argüido de estre- pitosos, sino que casi ha sido" el único partido para resistir tempestades de tai calibre. NOTICIAS Correspondencia privada. Londres, Agosto 1822. — „ La famosa nota del Sr. Zea, Ministro de Colombia, no ha propendido ciertamente á que potencia alguna de Europa reconozca públicamente la independencia absoluta de Colombia y de otros estados nuevos ; pero con todo ha producido algún efecto. Ninguna po- tencia se ha dado por ofendida : al contrario este Ministerio , y creemos igualmente que el de Francia, han mandado insinuar por sus partidarios, que tienen la mejor disposición ácia los nuevos estados, y que las mani- festarán en todas las ocasiones aun cuando las relaciones europas aun no ha- yan llegado al punto que permita un reconocimiento formal." „ Entendemos que se está preparando un gran convite en honor del Sr. Zea y demás enviados de América, á que asistirán muchos miembros del parlamento, y entre ellos algunos ministeriales como Srr Wilíiam Curüz, Mr. lliomas WUson, &c. &c. Creemos que el fondo de este convite estriba El Clnt. num. 12. 198 en las combinaciones de los prestamistas de Colombia, qrse son infat'gablbes ; pero con todo es preciso confesar que los pelucoues ministeriales no asistirán si no h.m de antemano conseguido la sprobaoion d¡-l Ministerio." ,, El Sr. Irrizarri, ministro de Chile, lia salido pura Paris en donde tendrá que detenerse «slgunas semanas, y acaso no podrá asistir á la fun- ción arriba mencionada ; pero tenemos en t-sta al Sr. Zea, el cual se dis- pone á regresar á Colombia. El AV. Echevarría, y el Sr. Méndez serán sus succesores. Deseamos ansiosamente saber e\ objeto dé la embajada á Bue- nos Aires de los enviados del Perú los Sres. García y Paroisen ; aquí, hasta ahora ignoramos que clase de „ idebal u han hecho ei* Chile. EMFRESTÍTOSV ? , En Londres el Estado de Chile parece tener un concepto favora- ble según lo comprueba el estado lisongero del empréstito que ha obtenido. 44 „ La E-paña después de haber desconceptuado su crédito con la de- mora en la ratificación de su segundo empréstito, ha contratado un tercero con los Sres. Lajfite g Ca. — Ardonni Hubbard y Ca., ambo* de Paris, y coa los Sres; Hiildlrnanr ¿ lijos, de este Pais. Tudavia no se sabe bien cual es la cantidad ni las condiciones ; pero se dice que para allanar la negocia- ción, el segundo empréstito ha recibido la sanción de las Cortes; y que el pretesto para contratar el tercero es, la urgencia de reunir un egéreito de 20.000 hombres sobre la raya de Francia^ 44 ,, No escasean en Londres hombres bastante instruidos que sospechan, que los movimientos en la raya puedan conducir á una guerra abierta entre la Francia y España ; pero confesamos que las circunstancias en que ambos reinos se hallan, nos parecen ser la garantía de un sistema pacífico. El Tkimes comunica una especie de manifiesto de la corte de Madrid, que nos parece de alguna importancia : es evidente que su objeto es el inducir á las potencias de Europa á que suspendan el reconocimiento de la inde- pendencia de Sud América (1) pero en el dia la España merece poco favor á los ojos de los gobiernos legítimos por los derechos divinos, y por tanto no harán caso de su apelación." El Portugal solicita un empréstito de un millón hace tiempo ; pero (1) La noticia que en estos últimos dias se ha comuuicado á Buenos Aires desde Montevideo ton refnrencia á un buque de GibraUar, de que la España habia recono- cido la independencia absoluta de las Amcricas, no se conciba mui bien cou este Lecho, con la témiuaciou de las sesiones, de las cortes de este aüo, 105 las Cortes pretenden un p'ecio alto, y las- cnsás de comercio en Londres que tratan sobre este nogocio, obran con mucha cautela, y tal vez no toman un rumbo que les prometa el suceso que desean ; á lo menos han perdido el precioso tiempo, y es de temer que el nuevo empréstito de España, y otro de tres y medio millones que Rothsehild ha contratado con la Prusia, desconceptúen k»s empréstitos extraiigeros que se agolpan cou excesiva ra- pidez." MONTEVIDEO. Creemos importante insertar el siguiente documento que se ha red- • bido en estos dias impreso en aquella Plaza ; y sin necesidad de referir los antecedentes, porque en él mismo se descubren. 1 OFICIO De! cabildo de Montevideo. Illmo. y Excelentísimo Señor. Por conducto del gobierno intendencia ha recibido este cabildo en copia el oficio que con data del dia último del pasado se sirvió V. E. dirigirle, para asegurarle del orden y disciplina que guardarían estas tropas mientras subsistiesen bajo de su mando; y de la malignidad, con que í V. E. constaba, que en la campaña se habían esparcido rumores de proyec- tos de aquellas contra los intereses y derechos de los habitantes de la pro- vincia. Con este motivo, es menester, Excmo. Sr., que el cabildo como representante de este pueblo hable una vez á V. E. con franqueza y digni- dad. En general, los naturales de la provincia son mucho mas ilustrados, de lo que comunmente se les supone : éllos conocen muy bien sus dere- chos : saben el grado de respetabilidad exterior que las luces del siglo ya ]<; han dado ; y saben finalmente muy de antemano la suerte infeliz que se les prepara; pero rto por la división de voluntarios reales del rey, la, 200 que para inspirarle? seguridad y confianza basta constarle, que respeta y obedece á una3 cortes que como notoriamente sabias, deben ser justas j liberales, sitio por otra que echando mano de la fuerza en defensa de su justicia, pretenden atacar simultáneamente la agena ¡ bien que acaso pro- cediendo sobre informes sugeridos por la intriga, el interés, y el egoismo. Partiendo de estos principios V. E. debe quedar persuadido de que los habitantes todos de la Provincia, no están en disposición de alucinarse; y que en consecuencia desprecian y despreciarán siempre secretamente las siniestras voces que se hagan correr por los autores de su futura opresión ; manifestándose por tanto indiferentes en las actuales desavenencias, respecto á las cuale*, nadie ignora el lugar de la justicia. En este concepto, díg- nese V. E. aceptar la gratitud de este cuerpo por el orden y seguridad que promete ; y no le sea dudoso, que los habitantes de Montevideo jamas intentarán interrumpirlo ; tanto en fuerza de las razones aducidas, cuanto por la estimación con que respetan la moderación y laudable conducta de «estas tropas en los momentos de verse abandonadas á sí mismas. Dios guarde á V. E. muchos años. Sala capitular de Montevideo Octu- ibre '4 de 18'22.- — Carlos Camusso. — José María Roo. — Manuel José Gutie- reZi Gabriel A. Pereira. — Francisco Furias. — Bernardo Susbiela. — Cristo- bal Echevarriarze. — Agustín de Aldccoa. — Antonio José de Souza Viaim. — Estan ; slao Garda de Zúiiiga.— Illo. y Exmo. Sr. D. Alvaro da Costa de Souza de Macedo , brigadier ayudante general, (es el que manda la plaza centra el Barón.) SE HALLA de venta una partida de tinta de imprenta muí superior que acaba de llegar de New York, se dará con equidad por «1 todo ó por barril de á 25 libras. En Aa imprenta de Expósitos darán razón. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS. N". 13. EL CENTINELA Buenos-Ayres Domingo 20 de Octubre de 1822. * ¿ Quien vire ' La Patrit GALERÍAS DE LA SALA DE REPRESENTANTES. Poáemos datar la concurrencia del pueblo en Buenos Ayres á las sesiones de los Representantes , desde la I a . renovación de la sala en 1821; y mas decididamente desde que el Ministerio en el mismo año priucipió á asistir á estos actos , casi al mismo tiempo que habiendo duplicado la Sala su número habia extendido sus ramificaciones por toda la ciudad. Las materias delicadas y de trascendencia que se ventilaron en toda aquella sesión , y la libertad é independencia con que acaso por primera vez empezaron á producirse los nuevos representantes , abriendo asi una carrera distinguida : todo concurrió á introducir un gusto y un interés en el pueblo por la asis- tencia á la barra , que prefería , no obstante la incomodidad del local , á las mejores recreaciones publicas y domésticas. Acaso este hecho que verdaderamente lisongeaba á cuantos penetraban su valor , y que les daba fundamento para esperar un gran fruto del plan que entonces se adoptó para dar á esta institución un carácter elevado , no dejaria ciertamente de concurrir á redoblar el empeño de la autoridad egecutiva , por construir un edificio que aun que provisional , fuese mas am- plio , mas decente , y mas cómodo tanto para los representantes , como para los expectadores. Ello es que en el intervalo que medió entre la terminación de las sesiones de 1821 , y la apertura de las de 1822 se construyó una casa , que como en aquel tiempo observó muy bien el Argos de Buenos Ayres , fue la 1'. elevada bajo tal forma y para tal objeto entre todos los pueblos de América que habían luchado por su emancipación. La experiencia que los representantes en la sesión de 1821 habian adquirido , de que se ganaba mucho en la opinión pública obrando por el dictado de la conciencia pura é independiente ; y la circunstancia , muy dig« 202 na de notarse en Buenos Ayres , ele que la autoridad egecutiva en nada menos pensaba que en poner en acción los resortes siniestros del poder para hacerse de una preponderancia en la sala , abriéndose también así otra carrera distinguida : tal experiencia , pues , y tal egempfo han concurrido sin duda á que los representantes en la sesión de este año , se hayan mos- trado desde su abertura infinitamente mas libres ó mas francos , infinitamen- te mas independientes , y mucho mas dignos por lo mismo ya de la es- timación del pueblo , ya de que este emplee horas enteras en gustar el placer de verse perfectamente representado. Pero hay que notar también el otro adelantamiento que se ha hecho en las Galenas , y el estado á que ha llegado en la misma sesión de es- te año. En las cámaras ó cuerpos representativos anteriores á 1821, fuese la razón cual fuese , se han visto constantemente despobladas las que en- tonces se llamaban barras ; y si en ellas alguna vez hubo grandes concur- sos , un silencio casi sepulcral era el que se advertía hasta en l©s sem- blantes de los expectadores ; de manera que era muy rara y muy sorpren- dente la vez que la barra acreditaba en sus acciones , ó que escuchaba con interés ; ó que la razón de sus representantes les habia penetrado hasta lo íntimo. El trastorno , pues , de esa indiferencia , justa ó injusta entre los representados , acaeció á la par de la mudanza en los principios de los represantantes : esto es , en 1821 en que la concurrencia fue constante y numerosa , y en que varias veces se dejaron sentir rumores y hasta signos de aprobación en la barra. La sesión de 1821 se cerró con esta prueba de que los expectadores se fijaban en los pronunciamientos de los representantes. Abierta la del presente año de 1822 en el nuevo edificio , los asuntos importantes , la conducta de los miembros de la sala , y las ventajas del local , han man- tenido el interés con que empezarou las sesiones de este año , de suerte que puede decirse , que desde Mayo hasta el dia lejos de estar alguna vez despobladas ni las galerías bajas ni las altas , en las mas de las sesiones ha sido preciso á una gran parte ó sufrir una colocación violenta , ó tener que retirarse por falta de la suficiente. Pero aqui entra lo principal. Aquel mismo pueblo retraído en unas épocas : mudo en muchas : escasamente expresivo en la sesión del 21 : en la de este año se ha desplegado de tal modo , que ha tomado el carácter no de un expectador atento , si no de un rígido fiscal en muchos casos. Antes de sancionarse el Reglamento de Julio de este año , en el cual se estableció una policía nueva é infinitamente mas regular por que su ejecución fiada á los llamados oficiales de sala , que son individuos decen- tes y del fuero común , no lleva la odiosidad que antes cuando se encomen- daba á un corchete ú ordenanza militar; antes de este reglamento, se hicieron muchas veces signos de aprobación y reprobación , no solo por medio de rumores , si no con las manos , con la boca , y por cuanto ar- bitrio es proporcionable en tales casos. Algunos representantes reclamaron enérgicamente la circunspección de los expectadores , que en efecto en nin- «¿03 guno dejaron de acreditar docilidad cediendo inmediatamente, como en prueba de que la acción que se reprobaba no la habia arrancado una preparación combinada de hostilidad , sino uno de aquellos impulsos que no esta en la mano del hombre el subyugarlos. Después del Reglamento en que los oficiales de sala colocados en diferentes puestos de las galerías cuidaban de la policía interior , no se advirtió por muchos dias si no aquella expresión que siendo nacida del mismo efecto que produce en los expectadores el esfuerzo de los represen- tantes en las discusiones graves , lejos de ser reprobable , es merecedora en nuestro juicio á un elogio, por que ella acredita que la concurrencia no es por via de pasatiempo , si no por impregnarse en los convencimientos que despide el anfiteatro. Pero en estos últimos dias , esta facultad con el calor de la reforma eclesiástica , se ha extendido mucho mas que antes de sancionarse el Reglamento de Julio , y ella se ha egercitado por las galerías en diferentes sesiones contra uno ó dos miembros de la sala , in- terrumpiéndoles en sus discursos con toces y otras acciones , las cuales han producido una petición séria en la noche del 14 de este mes , para suspender las sesiones de la sala hasta el ano entrante. Nosotros no pretendemos justificar esta petición , ni tampoco tal com- portación por parte de los expectadores , cualquiera que ellos sean ; por el contrario, la I a . la calificamos de intempestiva y acalorada ; y la 2\ de abusiba , altamente reprobable por egercitarse principalmente contra deter- minados individuos. Estamos también satisfechos que el lance de la petición, y los lances á que ella indujo en la noche que se inició y rechazo , recon- ducirán las cosas al orden regular que tenian en los dias anteriores ; mucho mas si concurre la práctica de un mayor zelo por parte de los oficia.es de sala. Lo que nosotros queremos para llenar este articulo , es hacer una observación original de estas resultas ; tal es , la de que tan lejos de ar- güimos estos hechos una decadencia en los principios del sistema represen- tativo y libre recientemente plantificado , ellos nos dicen que por el con- trario este sistema va fijando su residencia en Buenos Ay res , de un modo que no podrá destruirlo ninguna clase de combinaciones , ni todas las com- binaciones juntas sean de aristócratas, sean de logistas, sean de contrabandistas, ó de cualquiera de los muchos islas que existen sobre esta t,era.-La conclusión de este artículo será el asunto del de introducción en el numero siguiente. ARTÍCULO NUEVO. En la necesidad de elegir un objeto nuevo , que pueda subrogarse con utilidad pública al de la reforma eclesiástica de que hemos desistido ninguno nos ha parecido mas oportuno que el que tenga po, : b anco , s asuntos políticos de la provincia, ya con respecto a su régimen interior, ya Tn el que la pone en ilación y contacto con las demás provincias, y co» 50 í los demás estados independientes. Antes de desarrollar esta importante materia por todos los aspectos que puede ser mirada, nos ha parecido conveniente establecer algunos principios generales, que servirán de prepa- ración á lo que debemos decir en adelante. Ellos harán sensibles verda- des útiles, y servirán de máximas para juzgar sanamente sobre el estado actual de nuestra situación política. Toda asociación civil tiene sus bases en el gobierno, la religión, las leyes, la policía, y la economía política. Será pues necesario reducir á su justa medida la idea que de estos objetos debemos formarnos. Cualquiera que hayan sido los motivos de esta asociación, la necesidad del orden y de la subordinación, debió haberse hecho palpable entre los nuevos aso- ciados. Haciendo reinar la paz en el seno de los pueblos, es como se facilita el establecimiento de las formas mas regulares, que puede adoptar un gobierno. Si desde el momento feliz de nuestra revolución, no hubié- ramos repetido estas verdades, mas con la lengua que con el corazón, su influencia activa nos hubiera afirmado en aquel sistema de gobierno mas análogo á nuestra posición física y moral. Mas todos nuestros reglamentos variaron, se alteraron, caducaron por el torrente de nuestros extravíos, y aun es problemático el punto mas esencial de nuestra perpetua felicidad. No parece sino que hemos necesitado largos desórdenes, y grandes males para atacar su origen, y acercarnos al momento de dar á nuestra constitución política una consistencia positiva. Ellos llevaban en sí mismos un princi- pio de reforma, y hacían esperar la vuelta de la razón. Entre las causas que han debido prometernos este dichoso resultado, es una de ellas la religión. No somos como los pueblos antiguos de grie- gos y romanos profesores de una religión, que mas bien era un sistema de policía, y un medio de dar solemnidad á Jos negocios públicos, que de dirigir las acciones, y formar los usos y costumbres del ciudadano. El cris- tianismo, á quien tributamos nuestros cultos, tan dulce en su moral como íavorable á la humanidad, nos predicó siempre un Dios justo y compasivo revestido de un poder sagrado superior al de la fuerza, y que debia res- petarse por el imperio de las pasiones. La religión debió siempre estor- barnos las violencias, la ambición, y los vicios que se oponen á la orga- nización social. Si hubo épocas en que desatendimos sus preceptos, me'jor instruidos por las funestas consecuencias de nuestros propios males, ella debe en el día establecer entre nosotros un sistema de paz, de toleran- cia, de amor al orden, que nos haga avergonzarnos de nuestros antiguos delirios. Las fluctuaciones de la nación han sido un escollo insuperable para que tubieramos un código de leyes que afianzase nuestro derecho público y privado. Los cuerpos legales que nos rigen llevan en mucha parte, por no decir en todo, el sello del tiempo en que nacieron. Necesitamos otros que estén subordinados al progreso de las luces, y en conformidad con las prerrogativas de nuestra nueva creación. Esto parece tanto mas necesario, cuanto que la fuerza misma de las cosas, nos lleva á luchar contra los vanos 205 esfuerzos de todo poder absoluto. En precaución de todo deberemos levan- tar el grito contra los males que pueden ser caucados por leyes peli- grosas , j proponer temperamentos á una severidad que ya no tiene objeto, tolerando las cosas que en otro tiempo fueron una fuente de abusos. La policía es un ramo de! gobierno y ella está encargada del man- tenimiento de su administración. A la sombra de sus cuidados vigilantes, el genio desplega sus fuerzas, ya para perfeccionar las artes, ya para dar á la moral un carácter, que sin perder nada de su avercion al vicio, sepa aborrecer al delito y amar al delincuente. Asi es como el roce de las gentes suaviza la dureza de los genios austeros, y hace que pierdan el gusto á la superstición. Tranquilo el ciudadano, se entrega sin temores ;i los cuidados domésticos de su familia, y á las ocupaciones de su estado. Las semillas de la virtud fermentan al dulce calor de la beneficencia, y Fe propagan de generación en generación. El vicio mismo toma el ropage del disimulo, si quiere substraerse de la censura pública. El fanatismo, y su socio inseparable la intolerancia, pierden en medio de la civilización ese ascendiente dominador que ejercen en los pueblos medio salvages. Nuestra propia esperiencia sale garante de estas grandes verdades. Aun no en su mayor auge la civilización, porque la policía y las demás causas que concurren á su formación no se hallan en aquel grado de influencia activa que deseamos, vemos ya al genio que medita, á la virtud que se suaviza, al ciudadano que se afana, al vicio que se esconde, y al fanatismo que se lamenta. Procuraremos con nuestros débiles esfuerzos, hacer que retire sus límites, y que se conciban las ideas sanas que nuestro siglo ha visto nacer en medio de la civilización. En fin, !a economía política tendrá también su lugar en este nuevo artículo. Esta ciencia que consiste en el cálculo de nuestras relaciones con las ideas de nuestro trabajo, y por consiguiente con los hombres, los cua- les no pueden vivir sino en sociedad, dirige sus operaciones útiles : él supo- ne la previeren que nace y se forma del recuerdo, del examen, y la ex- periencia ; las cuales cosas sobre datos equivalentes, nos prometen los mismos resultados. El buen empleo, pues, de todos los medios físicos, dependen en primer lugar de nuestra inteligencia aplicada al espíritu de cálculo. Tenemos menos fuerzas que el elefante, menos celeridad que el ciervo, menos industria maquinal que la que manifiestan los animales en lo quo es del resorte de su instinto. Con todo, ninguno puede hacer lo que la inteligencia del hombre, principalmente si es ayudada del cálculo. ¡ Oh dichoso cálculo! al que ya debemos los benéficos efectos de unos arcanos, que la ignorancia tenia por mágicos ! No dejaremos de dar en esta parte nuestras pinceladas, aunque no sea mas que para ilustrar .al público en aquello que parezca no estar á sus alcances. Estamos comprometidos también, por lo que ofrecimos en el primer número del Centinela, á fijarnos en las provincias de la antigua unión ; y ahora agregamos los demás estados independientes de América. A todos 206 dedicaremos algunas páginas, no rigorosamente por el órden expuesto, sino según lo exija la oportunidad y las circunstancias del momento. MISCELANEA. Contbtáa el origen de los mo?iges. La vida de los monges primitivos se consumía en una soledad que nunca era interrumpida por las ocupaciones y diverciones, que llenan el tiempo y ejercen las facultades de los hombres activos y sociales. Cada vez que íes era permitido saür del recinto del monasterio, eran acompañados por dos hermanos zelosos : ellos se espiaban mutuamente las acciones, y cuando re- gresaban se les exigia que borrasen de la memoria, si era posible, pero en todo caso que callasen lo que hubiesen visto ú oído en el mundo. A los forasteros que profesaban la fé ortodoja, los hospedaban en unas viviendas separadas; pero el conversar con ellos solo fue permitido á unos poeos ancia- nos de conocida discreción y fidelidad. Solo en presencia de alguno de estos podia el esclavo monástico recibir en visita aun á sus mas próximos parientes ; y aun se le atribuía un gran mérito, si en tales casos tenia la constancia de afligir á una tierna hermana ó madre, enmudeciendo en su presencia, y negándoles aun una mirada. De este modo gastaban su exis- tencia, sin afición personal á nadie, desconociendo los vínculos mas sagrados de la naturaleza. Muy pocas son las ideas y sentimientos de que se puede participar entre unos reclusos fanáticos ; sin embargo, la licencia particular del Abad reglaba la hora y la duración de las visitas recíprocas ; y reunidos en la mesa se sentaban con la cabeza envuelta en la capilla, silenciosos, y casi invisibles los unos de los otros. Cuando la educación, la experiencia, y la observación han acopiado los materiales necesarios en la memoria, el estu- dio viene á ser el recurso natural, el recreo deleitable de la sociedad ; pero al vulgo ¡literato que componía la parte principal de los monasterios, le faltaban totalmente estos preparativos indispensables para cualquier estudio racional y provechoso. Podrían, sí, trabajar ; pero ademas de que esa vani- dad en pretender alcanzar á una perfección abstracta y espiritual, hace que se desprecie el trabajo de manos : toda industria es necesariamente lán- guida cuando no tiene por blanco el interés personal. Según la medida del zelo y de la fé de los monges, podían emplear el día, que se pasaba en las celdas, en las oraciones mentales ó vocales a su arbitrio , en la tarde se reunian, y la noche era la estación señalada para «1 cúlto público. El momento preciso, se determinaba por las estrellas que rara vez empaña la atmósfera serena y clara del Egipto ; y una corneta rús- tica, ó una trompeta con que se llamaba á la ceremonia, interrumpía dos veces durante las tinieblas de la noche, el lúgubre silencio del desierto : 207 privando así al desgraciado recluso del último recurso de los infelices — el sueño. Bajo de este estado tan abyecto, tan sin utilidad, tan sin ocupación mental ó corporal, tan sin consue lo, se arrastraban unas tras otras las pesa- das boras de los monges encarcelados, los cuales en cada día culpaban cien veces la lentitud del sol, y servían de presa desarmada y segura á la su- perstición frenética. El reposo que habían buscado en el claustro, se tur- baba por un arrepentimiento tardío, por dudas profundas, ó por deseos criminales. Ellos contemplando en cada impulso de la naturaleza, en cada latido del corazón, un pecado imperdonable, temblaban perpetuamente como sobre el borde de un abismo flameante y sin fondo, que les parecía dis- puesto á abrirse debajo de sus pies. Ya el suicidio, ya la locura, llegaban á menudo á poner fin á tan terrible lucha entre las pasiones y la deses- peración. En el VI siglo se fundó un hispital en Jerusalen para admití* una pequeña parte de los penitentes dementes. Las viciones que padecían estas tristes víctimas de la superstición en el progreso de su enfermedad mental, y aun antes de llegar á este término extremo del frenesí, han dado materiales inagotables para mil y mil cuentos maravillosos y absurdos, que en su tiempo se creyeron á la par del evan- gelio, y que todavia separan de su quicio el sentido común de algunas débiles mugeres. Mientras duraba el parasismo de estas visiones, los fanáticos se persuadían fácil y firmemente, que el mismo aire que respiraban se hallaba poblado de enemigos invisibles, de ¡numerables demonios que espiaban todas las ocasiones, y que tomaban todas las formas, hasta la de una muger seducto- ra, ya paia asustar, ya para tentar su virtud incauta. Exaltados con el fanatismo, debilitados con los ayunos y la abstinencia, y oprimidos con el sueño por sus oraciones nocturnas, fácilmente equivocaban por objetos de los sentidos, las fantasmas de una imaginación delirante. (Concluirá en el N°. siguiente) RECOLETA. En el número 78 del Argos está trazado con colores bien vivos el cuadro interesante que ha presentado el pueblo de Buenos Aires en el paseo y fiesta anual de la Recoleta. El Centinela lo considerará precisamente por el aspecto que dice mas relación con los asuntos que se han ventilado en sus números anteriores — religión, moralidad. Los que habian creído que una de las funciones anuales del culto cesaba en la Recoleta desde el ins- tante mismo en que salieron de aquel convento los regulares que lo habí» taban, habrán sufrido un desengaño, que debe apurarles tanto mas, cuanto el mismo gobierno á quien se han hecho imputaciones injustas, ha dedi- cado una suma de dinero mas que suficiente pasa la función de iglesia, 208 I>a del Pilar tuvo en efecto toda la manificencia y decoro que corresponde en tales actos. El pueblo de Buenos Aires ostentó en aquellos dias su moralidad, y pudo servir de lección á las mas populosas capitales del mundo viejo. Un Concurso inmenso de ambos sexos , la variedad de obgetos que incitaban á la diverciou, la posición misma de los ánimos, que, en circunstancias de esta especie, parece permitimos alguna mas libertad en las acciones ; nada ha podido hacer que un solo individuo desmintiera la moralidad y civili- zación que se observaba en común. ¡ Habitantes de Buenos Aires ! ¡ en vues- tras grandes reuniones dais macho en que meditar al filósofo ! ¡ sexo bello de nuestro pueblo ! En vuestras grandes reuniones justificáis, que no en vano domináis sobre nosotros! Tenemos que recomendar á la consideración de nuestros compatriotas uno de los méritos de varios oficiales reformados^ que bien puede balan- cear con los que han adquirido en el campo de batalla : este es el de haberse presentado en sus ropages particulares á la par de los individuos laboriosos, á adquirir en el tráfico de estas fiestas medios de aumentar los capitales que la patria les ha consignado para vivir decentemente y con independencia. Por no ofender la moderación de estos distinguidos ciuda- danos no publicamos sus nombres, como un espejo en que debieran mirarse, los que han sacrificado en las carpetas su honor y el bienestar de sus familias. Por último no podemos dejar de repetir en este lugar la misma ob- servación del Argos. La mésela absolutamente indistinta de los ministros del gobierno con el artesano honrado y laborioso, del militar con el ciu- dadano, del que dicta la leí con el que la escucha, hace nacer el conven- cimiento de que Buenos Aires es precisamente feliz. Los enemigos de las formas republicanas, esos aristócratas muelles, que se engríen cuando vea envilecida la multitud, deben salir de nuestro pueblo si algunos existen con pretericiones todavía; ó mas bien, deben avergonzarse y aprender. UN AMANTE AL AMOR: POESIA INÉDITA. Basta, amor tirano ; Sal ya de mi pecho, Que harto mal me has hecho Con tanta crueldad ; Déjame, inhumano ; Déjame te ruego, Y apaga mi fuego Siquier por piedad. No mas el tormento Sufrir que me mata, Ni mas á una ingrata Querer ablandar ; Que en ella el contento De mi pena nace ; Que lloro, y se place De verme llorar. Cruda cual graciosa, Ingrata cual bella, Ni aun una centella Abriga de amor : Y, como la rosa, Sus gracias divinas Circunda de espinas De agudo dolor. Mi amor se declara, Mi pena le digo. La ruego, la obligo, Me escucha, y después Cual si la agraviara Vengarse pretende, Se aira, se ofende De verme á sus pies. I Qué mas he podido Por ella haber hecho ? ¿ Quien mas en su pecho Volcanes llevó? ¿ Y ella no ha debido Siquiera mirarme ? I Siquiera engañarme, Ya que amarme no ? ¿ Por qué me desquiere Cuando yo la adoro ? ¿ Por qué, cuando lloro, No há piedad de mí ? ¡ Oh amor ! Si no quiere Escuchar mis quejas, Tú ;por qué la dejas Burlarse de tí ? Si en correspondencia De cariño tanto Desplacer y llanto Me ha de dar no mas, ¡ Amor ! la violencia Cese de tu fuego ; Déjame, huye, y luego No vuelvas jamás. 6, sino te quieres Mirar despreciado, Si dé ella burlado No quieres quedar ¿ Por qué no le hieres Ese pecho frió, Tu baldón y el mió Siquier por vengar ? Sí, sí : que tu llama La incendie, la inflame, Qae yo la desame, Que llore cual yo. Del que á ingratos ama Pruebe la amargura, Y pague la dura Cuanto mal causó. Si de tí tocada Su alma se enternece, Mi ardor desparece Del de ella al nacer ; Y por tí abrasada. Por mí aborrecida. Odiando su vida Puédala yo ver. Gozaréme entonces En su pena impía, Como ella en la mía Gozándose está: Sensibles los bronces Serán á su llanto, Y mi pecho en tanto Mas duro será. Mas ¡yo empedernido Solo por vengarme ! ¡ Amor ! j Yo burlarme, Cual ella, de tí ! No : si enternecido El pecho le siento, Verás al momento Doble llama en mí. Conmueve te pido A mi ingrata bella ; Y verásme en ella Gozarme y morir : Que quien ha nacido Cual yo, para amante, No puede un instante Sin fuego vivir. Él Cent. num. 13. 210 EL MORIBUNDO, Un moribundo, que tuvo la satisfacción de tener á su muger muy atenta y contristada al lado de su lecho, le dijo — „amada esposa, esposa mia ... . moriré tranquilo .... con tal ... . con tal que .... me prometas no dar .... nun- ca, nunca. . . .esta preciosa mano á. . . .á aquel oficialito impertinente que. . . . que seis meses há..,. excitó tanto mis zelos" ¡oh bien mió ! replicó la dolorida, pierde cuidado ; y si tan solo en eso pende, muérete en paz — tres semanas há que he prescindido de ese capricho, porque tengo empeñada mi palabra de desposarme con otro. Dicho y hecho : los dos fueron á la iglesia en seguida — y con los dos tuvo que entenderse el cura de un modo muy diferente. NOTICIAS. PERÚ. El Sr. San Martin acaba de regresar á Lima, habiendo te* nido una seria entrevista en Guayaquil con el Sr. Bolívar: pero nada dicen ni los papeles públicos, ni las cartas particulares que han llegado ultima- mente, que dé idea de los objetos y resultados de esta sesión. Hemos visto una nota impresa en que anunciándose el regreso del Sr. San Martin se dice solo que aquella traerá consecuencias importantes para la causa de Amé- rica. El Supremo Delegado fundándose en sus enfermedades pidió al Sr. Protector reasumiese el mando, y así quedó resuelto el 21 de Agosto úl- timo según decreto que hemos visto de la misma fecha, autorizado por el Dr. Baldivieso, como ministro de Estado en sostitucion del Dr. Monteagudo. Una carta particular mui reciente de Chile dice que ya habian temores de que el congreso no se reuniese en Lima, y que tras de esto se segui- rían algunas medidas bastante fuertes para sofocar las aspiraciones popula- res que se habian desplegado en la ausencia del Sr. Protector. En el Callao se preparaba con rapidez una expedición, cuyo destino se ignoraba aun en el mismo Lima. PORTUGUESES Los que residen en la Banda-Oriental al Rio de la Plata, siguen acercando los momentos de un rompimiento entre americanos y europeos. D. Julián Alvarez habia marchado de la plaza hasta el cuartel general de San José} á proponer términos de avenimiento al Barón de la Laguna ; pero no habiendo regresado, se habia enviado otra diputación com- puesta de los señores Vejad y Yambí, con el encargo de protextar contra los resultados que pudiera tener la dilación en entrar en convenciones que terminasen pacificamente los disturbios de aquellos extrangeros. Mas parece que tanto como tienen de sospechosas estas tentativas de la plaza, tanto Sil menos disposición hay en el cuartel general á entrar por una terminación pacífica De todt^s modos ei artículo del número 78 del Argos con res- pecto á los unos y á los otros, es tan vahen te como justo y oportuno. Los portugueses del Brasil parece que deben haber estado en grandes fiestas por los últimos anuncios que se han hecho, de que el principe habia sido proclamado EMPERADOR de este nuevo reino. Parece que esta noticia solo ha venido por Montevideo en impresos y cartas particulares con referencia á iguales documentos del Brasil: pero no tenemos dato alguno seguro, aun cuando no estamos muí distantes de creerla cierta. Al principe se le supone una gran parte en la revolución del Portugal americano, y en la necesidad de gratificar sus servicios el ascenso es natural de rey á emperador, pero también lo es el pronto descenso vista la suerte que haa corrido los emperadores en el dia. Los portugueses en Lisboa. En la sesión de cortes de 10 de Julio se dió cuenta de un oficio del ministro de negocios extrangeros, manifes- tando la triste situación en que se halla la expedición estacionada en Mon- tevideo, las relaciones entabladas con la corte de España y las provincias hispano americanas sobre la ocupación de la margen derecha del Rio de la Plata, y el espíritu público de los habitantes de aquellos países. Se mandó pasar á la comisión diplomática, á la c-aal se agregaron varios otros voca- les para que informen sobre el particular, y antecedentes de este negocio que en ella obran. (Carta particular de Europa datada en 29 de Julio.) ESPAÑA — La guerra civil ha cundido en la península, y encendidos© «n Cataluña, Aragón, Navarra, y provincias Vascongadas de un modo in- extinguible ; y según cartas de Cádiz datadas en Agosto último, la insur- rección contra el aetual sistema de aquella nación ha cundido hasta la Ser- ranía de Ronda, fomentada con todo disimulo por los obispos de Málaga y Ceuta reunidos en Rubrique. Después de la publicación del Manifiesto del Ministerio Español á las demás cortes europeas que hemos insertado en nuestras páginas anteriores, llegó á la peninsula la noticia oficial de haber sido proclamado Iturbide Em- perador de Méjico en 21 de Mayo de este año, con el nombre de Agustín primero. Sin embargo el gobierno español persistía en mandar comisionado?, ó mas bien espías, á los diferentes puntos de América, los cuales no tar- darán en ponerse en camino. También hai varios depósitos de oficiales y tropas organizándose para ultramar, cuyo destino se supone sea para la Ha- bana y Puerto Rico, para atender á la Costa Firme y San Juan de Ulua, (Carta particular.) 213 SALA DE REPRESENTANTES. ¡ Sesión 3*. de la Reforma Eclesiástica Martes 15 de Octubre de 1822. Se puso en discusión el artículo 2°. de la minuta de ley presentada por el gobierno que dice asi — Los individuos del clero quedan sugetos á las leyes, y magistrados civiles , como todo otro ciudadano. ," El Sr. Sometiera., como miembro de la comisión, repitió el dictamen de esta, que estaba reducido á proponer, sobre el principio de que sien- do una gracia concedida por los soberanos el fuero que gozaba el clero, la autoridad civil tenia facultad para retirarlo cuando lo considerase in- compatible con la felicidad pública , que se nombrase una comisión especial para que presentara un proyecto de ley que aboliese no solo el fuero del clero , sino también el que gozan otras clases en la sociedad. El Sr. Ministro de Hacienda. Empezó diciendo, que en el combate en las ideas liberales con las ideas religiosas se introducía siempre de una y otra parte mucho de pasión y de espíritu de partido, de donde nacía la exacervacion de los ánimos, la desconfianza mutua, imputaciones recíprocas, que impedían el llegar pacificamente á la verdad. Que esta observación se habia visto coufirmada desgraciadamente en la cuestión presente ; y esto mismo parece que habia influido sobre el juicio de la comisión de legis- lación, la cual sin embargo de haberse explicado de una manera que le hará un honor eterno ante el mundo ilustrado, se habia separado del proyecto del gobierno en el artículo que establece desde luego la abolición del fuero eclesiástico, por cuanto creía que abolir este de contado cuando quedaba subsistente el fuero militar y los demás, sería dar lugar á que esto se in- terpretase como una prevención hostil contra el clero — No puede dudar nadie que es necesario abolir todo fuero y privilegio personal, como inconsistentes con el sistema de gobierno adoptado, ni podia creerse que el gobierno pen- sase en dejar subsistir ningunos. — El empezar por el clero ahora, tan lejos de mirarse como un agravio debía considerarse como un homenaje á la ilus- tración del clero de Buenos Aires — Porque ya entre nosotros la cesación de un privilegio tal no era la espoliacion de un bien, sino la restitución del clero al gran derecho de ser juzgados por la leí común de la ciudad. Que la clase militar como menos ilustrada en este punto, y como mas ape- gada á distinciones por los mismos principios que la animaban en su car- rera, y por la especie de entusiasmo que se les habia inspirado para ha- cerles soportables sus penosos deberes necesitaba un egemplo práctico y po- deroso que les hiciese conocer como útil y honroso el sujetarse al fuero común y renunciar á sus privilegios ; que el honor de este grande egemplo á nadie correspondía mejor que al clero, tanto, por su ilustración, como doctores 213 y maestros de la filosofía cristiana, por los sentimiento;» y preceptos del evangelio, y del ministerio sacerdotal á que estaban habituados — Que una razón habia, la cual no se habia tenido presente, y que en el concepto del ministro que hablaba parecía la mas fuerte, esta era los inconvenientes que podrían sentirse por los individuos del clero de sujetarse á Sos jueces legos eu el estado presente de la administración de justicia ; esta es una llaga mui profunda que conserva la patria, y que eí gobierno está aun im-, pedido de remediar : pero sujeto e] clero á los tribunales y jueces laicos, siendo sus individuos en lo general de mas conocimientos y de mas influencia, es indudable presentarán un obstáculo á la mala administración, y que se esforzarán con mas suceso por la corrección de los abusos, cooperando eficaz- mente con el gobierno al grande objeto de reformar prontamente esta, importantísima parte de la administración pública. Por/ último, se habia reprochado a! gobierno el que pretendiese abolir el fuero eclesiástico no solo dejando subsistentes los demás fueros, sino que lo habia pedido nuevamente para la milicia provincial — Pero era preciso saber, en primer lugar, que el gobierno por varias providencias habia ya coartado el fuero militar, sujetando sus causas de comercio al Con- sulado, limitándolo á las solas personas de los oficiales sin que se exten- diese á sus familias ; que en cuanto al fuero de los empleados civiles ya de hecho no existia, y que por lo respectivo á la petición del fuero para las milicias debía tenerse presente que cuando se solicitó por el gobierno, las milicias estaban á punto de hacer una campaña contra los bárbaros, y que habría sido una impolítica reprensible haberles despojado de la esperanza de un privilegio que en su error miraban como la única recompensa de sus fatigas, y peligros— Preciso era pues ilustrarlos antes sobre este punto, y cuando sería llegado el caso presente, no era fácil determinarlo ; entonces así nada tiene de contradictoria la solicitud del fuero para los milicianos en aquel tiempo con la abolición del fuero eclesiástico que hoi se propone : mucho menos si se mira como un modo el mas eficaz para que los milicianos y los ve- teranos consideren ese privilegio como ridículo, y como incompatible coa el honor preminente de ciudadano en un pais libre. El Sr. Gómez tomó la palabra en el acto para contestar al Sr. Minis- tro de hacienda principalmente sobre la insistencia , que dijo reconocer , en atribuir al clero predisposición á confundir su causa personal con la de la religión; sentó que este hecho era falso, que el clero estaba decidido por la supresión del fuero, y que por lo mismo él no consideraba aquel ataque sino como una táctica ministerial. Después de detenerse bastan- temente sobreesté particular, descendió á fundar su opinión de acuerdo con el dictamen de la comisión por la abolición de todos los fueros, El Sr. Agüero en este acto dijo , que é!, aun que poco antes había estado por la lei general sobre fueros, su opinión al presente era que se sancionase el artículo del gobierno solo con respecto al clero. Sin embargo, propuso que el articulo se redactase de manera que dijera terminantemente quedaba abolido el fuero personal , para evitar que se creyese quedaba tana* 214 bien abolido el fuero real , lo que no podía hacer ni aun la misma J unta. El Sr. Ministro de hacienda esclareció los conceptos de sus obser- vaciones , que habían motivado la réplica del Sr. Gómez — El Sr. Gómez abandonando la cuestión particular, redujo su opinión en lo principal , á que se sancionase el articulo como proponía el Sr. Agüero; pero que se nombrase una comisión que se encargara de presentar un proyecto para la abolición del fuero en las demás clases que lo gozaban. El Sr. Zabaleta después de haber demostrado en los términos mas luminosos cual era el origen del fuero que gozaban los eclesiásticos , á cuya abolición no se opouia tanto porque era conveniente hacerlo en todo pais libre y que se regía por el principio de la igualdad , sostubo sin embargo que debia establecerse una ley general. El Sr. Ministro de gobierno demostró que no parecía necesario redac- tar de nuevo el artículo en cuestión , poique determinándose por él que el clero quedaba sujeto á las leyes y magistrados civiles como todo otro ciudadano , por el mismo hecho debia entenderse que no se trataba de delitos cometidos en oficio oficiando. Sentimos no poder dar con exactitud la redacción de la explicación que el Sr. Ministro hizo sobre si debia llamarse privilegio ó no él fuero concedido al clero por los soberanos : recordamos haber dicho que este fuero no era un privilegio que los go- biernos absolutos hacían creer que lo era , en su plan de fraccionar todas las clases de la sociedad , para tenerlos constantemente á su devoción, por que ellos eran los únicos que podían garantir su conservación , en los go- biernos representativos en donde la base es precisamente la igualdad , aquí sí dijo, vendría á ser un privilegio : pero esta es la razón mas fuerte para destruirlo. Concluyó de acuerdo con la opinión mas generalizada en la sala. Puesto el asunto en votación resultó por una mayoría excedente que td artículo se concibiese en estos términos — „ Queda abolido el fuero personal del clero." Después se sancionó el nombramiento de una comisión especial para íl proyecto de ley general, compuesta de los Sres. Agüero, Gómez, Díaz Velez, Rojas y Vega. Sesión cuarta de la Reforma Eclesiástica. Miércoles 16 de Octubre. En esta noche se puso en discusión el artículo 4.* de la minuta que dice — Desde 1.° de Enero de 1823 quedan abolidos los diezmos y primicias." La comisión estaba por la supresión del diezmo, pero no de las pri- micias, sin otro fundamento que el de que los curas de la campaña, que «ra á quien correspondía, quedaban sin tener como sustenrarse, mientras tanto se substituyese á aquel otros recursos. Los Sres. Zabaleta, Gómez y Agüero, tres eclesiásticos, brillaron en esta sesioD, y la ilustraron en términos que 215 hacen sin duda «na gran época en nuestros días ; nos parece que muí pcM cas serán en adelante las ocasiones ó motivos que los representantes tengan para acreditar, como los tres nombrados en la sesión citada, una grande ele- vación y un gran zelo por los intereses bien entendidos de la Patria. Nosotros pronunciaremos y la posteridad recordará siempre con entusiasmo sus nom- bres. El Sr. Agüero propuso ademas que se suprimiesen los derechos lla- mados de estola, es decir, bautismo, casamientos, entierros ; pero á fin de conciliario todo, quedó resuelta la abolición de los diezmos, y que el go- bierno presentase á la sala un proyecto de recursos para dotar suficiente- mente á los curas, quedando abolidas las primicias, y los derechos de estoia-. Así terminó esta sesión. EL CENTINELA SOBRE LA VERDAN DESNUDA En el número 4\ En el número 7\ recopilamos brevemente las operaciones de la ad« tnistracion pública por todos los departamentos, y nos atrevimos á desafiar á esclarecer por medio de la imprenta los cargos que la oposición quisiera hacerle para probar que era inútil su existencia. No sabemos si la apa- rición después de esto de la Verdad desnuda ha sido en consecuencia de aquella invitación : al menos ni ella lo ha manifestado así, ni es presumi- ble, porque en lugar de contener cargos ventilables por la imprenta, en. el tropel de imputaciones y de insultos que amontona demuestra lo que la misma Verdad ha declarado : esto es, que ella prefiere una impugnación á garrotazos. Esta circunstancia, y la aparición de 1.' Occtdent con el desig- nio especial de uronear y replicar á la Verdad, de un mod© tan desnudo como lo ha hecho ella, nos decidió á renunciar esta tarea, y ceder el triunfo á quien quisiera reportarlo á tan poca costa. Estos, pues, y no otros son los motivos del silencio que ha guardado el Centinela. En el dia, sensibles tanto al clamor repetido como á los conflictos ea que las autoridades y el pueblo se han visto por el estado de anarquía á que han arribado los escritos por la imprenta, hemos formado el designio de pioscribir de nuestras páginas cuantos artículos pudieran merecer la nota de cooperadores á aquel estado fatal, y protextamos que solo el compromiso de tener que concluir el que se denomina ^origen de los monges" para no truncarlo, es el que nos ha puesto en la necesidad de continuarlo en este número, para concluirlo en el siguiente. Estamos resueltos á dar de buena fé esta prueba de que en nosotros es de mas valer la paz y la felicidad pública, que el honor de aparecer abundantes en medios de hostilizar al enemigo. Nos basta haber sido triunfantes las mas veces, y no nos es poco lisongero el poder decir que nuestra retirada la emprenderemos cargados de laureles. No por esto renunciamos ni á nuestro plan, ni á nuestras facultades, Consecuentes siempre con aquel, la diferencia consistirá en el modo en que 216 hagamos uso de estas. Por egemplo, el número 4\ de Ja Verdad desnuda nos proboca y nos da campo para aflojar la elasticidad de nuestra pluma; | cuanto pudiéramos decir sobre este número, y cuantas verdades amargas era capaz de arrancarnos para convertir en polvo á esa porción desenfre- nada, que en las últimas agonías de su vida no se reconcilia sino con la insolencia y la desesperación ! Pero nos zafamos de este compromiso en obsequio ala paz común, el 4°. número de la Verdad desnuda ha sido acusado ente la ley : nosotros la dejaremos que obre, y en el entretanto ofrecemos que ningún escritor arrancará de nuestra parte ninguna clace de contesta- ciones, siempre que temamos que ellas puedan precipitarnos á quebrantar el compromiso solemne que hacemos por la moderación. Diremos , sin embargo , con respecto al Provisor depuesto , que aun que la bala y el público estaban prevenidos de que la representación que motivó el lance que censura la Verdad desnuda, tendría por objeto opo- nerse á la reforma eclesiástica , haciendo el honor correspondiente á la virtud y luces de un hombre que se hallaba á lacabeza del respetable clero todos esperaban oír en ella el lenguage de la moderación , y que su delicadeza al dirigir la palabra á la soberanía del pueblo , se extendiese hasta suprimir la censura justa, siempre que esta solo sirviese para herir, sin ser útil á su causa ; ó que sí el ínteres que promovía le obligaba á producirla , la misma circunspección con que la hiciera, fuese una prueba de su jus- ticia , y un convencimiento en que quedase el público de que solo la ne- cesidad de satisfacer á sus obligaciones le arrancaban, á pesar suyo, lo que la moderación de su alma desearía disimular. Asi es come, cumpliendo con todos los deberes de su cargo, debió haber evitado á un tiempo, la nota de una baja timidez, y la de la liceucia ciega de una sátira injusta; quedándole la gloria sólida que procura una generosa y sabia libertad. ,,Ha sido nombrado por el venerable deán y Cabildo eclesiástico, en el ¿lia 17 del corriente, el Dr. D. Mariano Zabaleta de provisor vicario capitular gobernador del obispado, cuya persona ha egercido hasta aquí el destino de procurador general de ciudad, defensor de pobres y menores. DE LA MERCED dos cuadras para el campo y una para el Retiro calle del Empedrado se venden y alquilan coches, sopandas, y otros carruajes de esta especie nuevos á precios equitativos. En la misma casa ó hueco en donde existen vive el dueño y maestro de este arte. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS, N*. 14. EL CENTINELA Buenos-Ayres Domingo 27 de Octubre de 1822. Quien vive? La Patria. GALERIAS DE LA SALA DE REPRESENTANTES. NOTA. El ataque dado á la sala en el numero 4*. de la Verdad desnuda, nos ka puesto en la, necesidad de dar á este artículo una extensión mayor que la que habíamos calculado que tubiera. No deben tomarse, sin embargo, por una contestación directa las observaciones que vamos á presentar para que se advierta que el sistema representativo ha hecho progresos extraor- dinarios en Buenos-Ayres, principalmente porque en los representantes se han ido desenvolviendo progresivamente todas aquellas calidades necesarias para corresponder á esta dignidad. Nuestra intención es mas elevada, que la de entrar en contestaciones sobre insultos en lugar de ataques. Que se han hecho tales progresos, repetimos, no solo es una Verdad desnuda, sino que es innecesario el vestirla : pero lo explanaremos en detall. LAS CALIDADES EN LOS REPRESENTANTES, DESINTERES. Los representantes no gozan sueldo. Solo seis ú och# SIS individuos lo tienen sol' re el tesoro público, ppro por otros empleos que egercen sin perjuicio. Mas precisamente ent:e estos mismos individuos que dependen en gran parte de la autoridad egecutiva, es que se señalan algunos que ocupan la vanguardia entre la que se llama ya entre nosotros la oposición de Id sala: verdad que basta, á nuestro juicio, para rechazar toda réplica a la proposición que hemos asentado. Los demás ha.-ta el número de cua- renta y coico no solo no disfrutan sueldo alguno, pero ni aun una sola vez han intentado establecerlo , apesar de que no deben ser cortos los sacrificios que, principalmente los de la camp; ña, hacen en mantenerse un ario ó mas separados de la administración de sus propios intereses, por consagrarse al servicio público. Deducimos pues de aquí , .que la , ambi- ción de los representantes se reduce á adquirir aquella consideración en la sociedad que , debe darles por premio el título de buenos servidores ; no tampoco una consideración ministerial como sucede en muchas naciones de Europa, donde los representantes no son dotados por el erario, y como ha sucedido también en algunas cámaras dei pais por la esperanza de un porvenir productivo para la persona, ó con la de establecer la suerte de sus familias y prosélitos. El ministerio puede decir si algún r» presentante ha hecho valer esta calidad para el buen éxito de alguna pretencion pro- pia ó agena ; y la conciencia de los representantes también puede decir si ella les ha valido para ponerse en buena aptitud para con el gobeirno. El público mismo, ó los centinelas de la oposición, pueden ser provocados á que denuncien un solo acto de esta naturaleza. INDEPENDENCIA: los representantes gozan y egercitau toda la que les da su posición desinteresada respecto de la autoridad egecutiva ; y aun cuando no tengamos los mismos fundamentos que para dar esta segu- ridad, para gaiantir que también son independientes délos parti dos, nada importa, porque aun cuando no fuese así, esto ho puede debilitar la certeza de nuestra proposición. Pocos países serán aquellos en que se podrá con exactitud decir.que el nombramiento de este ó aquel representante, no es efecto mas bien que de un interés pura y solamente común, de afecciones á tal ó tal opinión, ó tal ó tal partido, á tales ó tales aspiraciones; y esto mucho menos puede decirse en Buenos- A y res donde los partidos ó facciones se han distinguido por los barrios. Pero aun en esto mismo creemos nosotros que sé~dá una prueba de que el gusto por las formas legales bajo el sistema representativo, ha sobstituido en los partidos ó facciones, á la mania de la vía de hecho, ó de las convulsiones populares ; y feliz la patria si logra ver radicado «entre sus hijos este modo de competir tan cómodo, tan barato, tan útil, y tan honorífico. ¡Ojala también que jamas los estrados de la sala sean el patri- monio exclusivo de un partido, porque entonces podríamos garantir también que ella tardaría muy poco en sumirse en los desordenes á que se preci- pitarían los partidos en exclusión ! Creemos que basta con el gran triun- fo conseguido por los representantes actuales : es decir, el establecimiento de la independencia entre los poderes públicos, la ' cual servirá para man- tener firme el fiel de la balanza. LIBERTAD. Parece que sin mas explicación qnn la qne hemos hecho sobre el desinterés y la independencia de los representantes , va debe coa nocerse que ellos se hallan dotados con este don del cielo : Peto adelan- temos no obstante: juzgúese por los principios que se establecen , ó juzgúese por la práctica; el resultado será siempre el mismo ¿Que dice la práctica? ¿Hay algún representante que haya combinado con antelación á los debates, el sacrificar su opinión , su voto , á alguna medida de la autoridad egecutiva ? sostenemos que ningún representante lo ha hecho , y también que el Minis- terio jamas lo admitiría. ; Hay alguno á quien haya intimidado !a presencia del Ministerio en las discusiones? No es cierto ; y hablando ahora con el publico , le preguntamos si no es verdad que mil veces ha retumbado el anfiteatro con las declamaciones fogosas contra el Ministerio, contra varias de sus medidas : y si no es cierto también que muchas veces estas declamacio- nes han reportado el fruto á que aspiraban, pero aun mas : ¿ no es ver- dad que ha habido lances en los cuales , cuando se esperaba que este ó aquel miembro , cuya conducta en la sala habia sido decidida por la mar- cha del gobierno , sostuviese.! medidas en que el Ministerio acreditaba ua fuerte empeño por sacarlas en triunfo , se ha declarado contra ellas , y con un vigor, que la libertad solo puede infundir, ha sostenido la oposición ? ¡ Y cuan- tos lances se han presentado de esta naturaleza ! Citaremos ó amontonaremos hechos si se nos provoca ; pero entre tanto debemos hacer justicia tam- bién á los miembros á quienes el gobierno encomienda el sosten de los debates sobre los proyectos que eleva ó pasa á la sala : — ellos deben contar eon la gloria de que si han reportado triunfos en aquellos estrados de la libertad , ni lo deben á las consideraciones personales , ni al poder con que se hallan investidos , si no al del convencimiento que siempre han procurado apurar , y que han tratado también de establecer como la única arma , que debe desenvainarse por los funcionarios públicos. ILUSTRACION. Esta es necesaria en algunos representantes, aun cuando en otros basta el sentido común. Las facultades del entendimiento recien empie- zan á desenrollarse en Buenos-Ayres de un modo sólido; pero aun con la dificul- tad de queá medida que se procuran un ser nuevo, tienen que rasgar y arrojar de si aquella piel de reptil que los ha retenido serpenteando por entre el polvo de la rutina. Qeremos conceder que por estos principios no haya tampoco en la Sala de Representantes de Buenos Ayres los Cicerones y los Demostenes de los tiempos modernos ; pero podemos tener la noble vanidad de decir, que los diarios de las sesiones ya exceden en mérito á los de la misma España, y que ellos harían un mayor papel si tuviéramos taquígrafos para comunicar los debates palabra por palabra , y no por la memoria come ahora se egecuta. Las sesiones actuales sobre la reforma del clero se han abierto , como se ha dicho en la misma sala , de un modo muy superior al modo en que se abrieron en las cámaras de Francia y España ; pero sobre todo , á la ilustración de la Sala de Buenos Ayres ya se debe la introduc- ción de una doctrina nueva . puramente americana , que tan recomendable 220 hizo la sesión del 27 de Septiembre : esta es , !a de las garantías públicas é individuales , como puede verse eo el Centinela N\ lü (Concluirá en el número siguiente.) Exc'austracion de la monja Sor Vicenta Alvarez. La exposición de motivos que hizo el Sr. representante Irigoyen en la sfesion primera de la reforma eclesiástica para comprobar la justicia que le habia dictado la adición que propuso á esta reforma, como puede verse en el número 12 del Centinela, parece que llaifló la atención de la auto- ridad egecutiva, principalmente sobre el hecho particular que el Sr. Irigoyen refirió con respecto al monasterio de las Monjas Catalinas. El 11 del pre- sente mes de Octubre fueron comisionados el prefecto de medicina D. Juau Antonio Fernandez, el médico de policía D. Pedro Rojas, y el del mismo monasterio D. Mathias Rivero, para que en consorcio del Sr. gobernador del obispado, pasasen á examinar el estado físico y moral de la monja Sor Vicenta Alvarez. Así lo egecutaron en este dia, y el siguiente pasaron por escrito al gobierno un informe del cual resulta — „Que la precitada religiosa padece una manía periódica con delirios, en cuyos intervalos que son irregulares y nías ó menos largos, vuelve á gozar del' uso de su razón, quedando solamente un estado exaltado de su sensi- bilidad, que se deja notar por una susceptibilidad extrema de las impre- ciones de todo género, y una locuacidad que no es propia en las perso- nas del claustro : tal era su estado ayer, agregan^ cuando practicamos el reconocimiento; ella nos hizo una pintura exacta de sus paroxismos, y de su enfermedad, que en seguida fue confirmada por la superiora de la casa, y que es tanto mas cierta, cuanto que es conforme á la observación que hizo de ellos el año pasado de 1819 uno de los individuos que tienen el honor de subscribir." ,,Su físico esta bastantemente deteriorado, pero sus funciones arregla- das, y no aparece ninguna alteración profunda de ellas." „En el examen de las causas de su enfermedad no hemos podido apreciar ninguna física, á que poderlo atribuir primitivamente. Son los deseos contrariados de su exclaustración, como ella misma se ha expresado, los que, apoderándose fuertemente de su imaginación, han excitado combates iüteriores y emociones vivas, bastantes á inducir el trastorno de su razón. Ellos manteniendo su moral en un estado de violencia y detención, por explicarnos así, la predisponen singularmente á sufrir los ataques de manía, cuando el Influjo de la estación ó de otras circunstancias particulares , capa, ees de conmover su físico ó su moral, se dejan percibir." „En una época en que se han hecho tantas y tan bellas aplicaciones de la metafísica á la medicina, y en que las enfermedades del espíritu se 221 han estudiado filosóficamente, casi del mismo modo qne las del cuerpo, es por dereas decir que la razón y la experiencia conspiran á señalar el único tratamiento ' c;¡paz de curar á la enferma de que se trata , ó al menos de evitar que los ataques disminuyendo progresivamente sus intervalos, hagan presentarse la manía bajo la forma de continua ; tal es el tratatn ento moral. Si este debe siempre establecerse aun cuando la manía es producida por causas físicas, debe adoptarse con preferencia, cuando ella es el efecto puramente de morales. Satisfacer sus deseos debe ser la primera indica- ción, y la exclaustración, que, como hemos dicho anteriormente, es el objeto de ellos, es el primero y el único medio de llenarla. Ademas en sus ata- ques de manía ha sufrido en el convento tratamientos duros y violentos : á I09 medios de dulzura, benevolencia y amistad que demanda en estos casos una medicina esclarecida, se han sobstituido la aspereza, las repre- siones prolongadas, la cárcel, el cepo kc. Es por esto que los claustros son para ella uu objeto de odio y de terror; y es demasiado sabido, cuanto importa separar de la vista de los maniacos, todo lo que pueda afectarlos vivamente á conmover sus pasiones. En resumen el corazón de esta des- graciada, Exmo. Sr, está herido de la desesperación ; y es en él, donde inmediatamente debe la mano bienhechora de V. E. derramar el bálsamo del consuelo : ella nos lo ha pedido expresamente, y nosotros no llena- riamos los sagrados deberes de nuestro ministerio sino nos avanzásemos á elevar e.sta súplica á V. E." Este es á la letra el informe de los tres facultativos. El 14 el go- bierno lo pasó al venerable deán y cabildo eclesiástico, como que estaba encargado del gobierno de la diócesis, para que previniera á la priora se abstubiese de todo mal tratamiento acia esla monja, y para que el cabildo informase lo que en su juicio debiera el gobierpo practicar para llenar uno de sus primeros deberes-— el de proteger á todos los individuos del estado. El 18 el venerable deán y cabildo evacuó su informe ; reflexiona ya sobre el de los facultativos, ya, sobre las investigaciones hechas por si mismo de que resultaba que esta monja ,. padece en ciertos periodos del año una exaltación tan desmedida de su sensibilidad, que como frenética se arroja á los claustros, asusta á sus compañeras, y las escandaliza tanto en sus acciones y palabras, que apesar de su mansedumbre y caridad se han visto muchas veces en la dura y sensible precisión de encarcelarla, hasta que calma algún tanto el frenesí de que es agitada ; siendo muy notable, agrega, que la misma enferma ha pedido en varias ocasiones su. encarcelamiento, conociendo que iba á padecer esos trasportes de que no es dueña, ni puede evitar." El cabildo justifica plenamente que es nece- saria y legal la exclaustración de esta monja, y también que en las difi- cultades actuales no hay necesidad sino que el diocesano califique por si la suficiencia ó insuficieucia de las causas; bajo de estos principios, cuya ex» tensión nos impide el publicarlos á la letra, el cabildo actualmente como gobernador del obispado concluye su informe, declarando como hemos dicho 222 por suficientes aquellas, para que la monja salga á curarse á la casa de sus padres por el tiempo que fuese necesario para su restablecimiento. Una de las cosas mas notables en este informe es la indicación que hace el cabildo de que la monja Sor Vicenta hizo su profesión con conocidos vicios de nulidad. En el mismo día el gobierno contestó al cabildo que podia proceder á la exclaustración, y pasó el informe al procurador general de ciudad para esclarecer el punto de la nulidad en la profesión. El 21 á las siete de la noche salió la monja del monasterio, y fue entregada á su señora madre Da. Ana María Perdriel, Nosotros no queremos detenernos ahora en aplaudir el zelo de ambas autoridades, ni la circunspección con que se han expedido en este negocio delicado ; lo que si nos parece del caso es, hacer notar el juicio que debe formarse de la exposición de motivos sobre la petición general hecha por el Sr. Irigoyen, después de haber resultado comprobado en todas sus par- tes el hecho particular que alegó para elevar mas el mérito de sus clamo- res filosóficos. Cuando una causa se defiende de este modo, ella no solo honra al abogado, sino que le dispone un triunfo decisivo, y nosotros creemos que el Sr. Irigoyen lo reportará por recompensa á la valentía con que se produjo, y á las nobles intenciones con que sin duda fue conducido á abrir la discusión sobre la reforma eclesiástica, de un modo tan luminoso. MISCELANEA. EN HONOR DE BUENOS- A YRES. V erúm hoec tantúm alias ínter caput extulit urbes. Quantum lenta solent ínter viburna cupressi. Virg. Ecl. 1. Era la noche ; y la ciudad amada Por el Dios de los libres, En brazos de la paz leda dormía En profundo silencio sepultada. La mole de sus torres parecía Un monumento antiguo Allá en remotos siglos habitado, Y hora desierto, mudo, Pero del crudo tiempo respetado. La luna en medio cielo Sobre su carro de évano sentada, En lumbre melancólica y serena Bañaba el quieto suelo : Y e! grande rio de la patria mía De su orilla feliz la suelta arena Suavemente en sus aguas revolvía, A la iuz de la luua así brillando, Cual una copia inmensa De derretida plata brillaría Trémula, ondeante, en movimiento bland En muda magestad el Dios del rio Su rostro venerando Sobre la superfice levantaba. La canicie cerúlea de su barba, Su aspecto añoso, el mismo señorío Con que sobre las aguas se paseaba, Todo lo presentaba Cual hijo primogénito Del Occeano insondable, Y á todos los mortales respetable. En noche tan serena y silenciosa Solo á mí se negára El suave y soporífero beleño Que á todos sepultara En apacible y letargoso sueño. Suelta la mente, el corazón contento. Yo me vi en un momento Sin violencia ninguna arrebatado^ Cual de impulso divino, A cantar el destino Del suelo fortunado En que la suerte plácida me diera El mirar, al nacer, la luz primera. Buenos- Ay res ! — ¡ Mi .patria !=En algún día La maldición del cielo Tu recinto inundó j y obscuro velo Tus inmortales glorias encubría. En su carro de espanto Por tus calles rodando la anarquía Tus calles anegaba en largo llanto ? Y á tus hijos la téa Flammígera prestaba De la discordia atroz. — Entonces éra Cuando ni el hijo al padre respetaba. Ni el hermano al hermano Debida parte en su cariño diera,, Pe las leyes al solio soberano Subió eí crimen triunfante, Y el altar de la ley cayó al instante En trozos dividido, Por entre el polvo en vilipendio hundido/ Los Dioses tutelares nos miraron Con ojos sin piedad, y á su desgracia La iufelice ciudad abandonaron. Este tiempo voló : y en nuestra historia íiá de hacer mas honor á tu memoria, Inmortal BUEÑQS-AYRES.— Hoy levantas Sobre los otros pueblos tu grandeza Cual alza su cabeza A la nube el ciprés, entre las plantas Y arbusto pequeñuelo, Que apenas suben del nivel del suelo. ¡ Gloria eterna á tu nombre ! Por do quiera Ofreces, patria mía, Un motivo de asombro á las naciones ; Y á las generaciones Del suelo colümbiano Has mostrado la senda Por dó deben entrar, si el viejo mundo Con respeto profundo Ha de mirar al nuevo en algún día. Yo admiro tu esplendor : y lo contemplo, Y lo admiro otra vez. — Mi incierto paso Se dirige acia allí, y abierto el templo Encuentro de la ley, dó sus ministros En tono libre, por recien oído, Ante el pueblo la dictan. — Confundido En su misma ventura el ciudadano, Obedece contento Las leyes que le mandan ser dichoso ; Y bendice la mano Que firmó para siempre su fortuna, Y la del hijo de su amor precioso. Acia acá vuelvo, y al poder encuentro Solamente ocupado En proteger al débil ; y al malvado Castigar ó enmendar. — Es libre el hombre Que pisa el suelo de la patria mia. — j Tiranos ! j Ah ! los que afligís el mundo : Vuestro execrando nombre Será nombre de horror eternamente. Y vosotros, vosotros, que á la frente Estáis de los destinos De mi pueblo feliz, vuestros caminos Los de la Fama son ; y cuando el bronce Se pula en nuestro suelo ¡ cuanto entonce Honrará nuestro artista la memoria De los que dieron á su patria gloria ! I Pero quien me arrebata á los altares Dó Minerva se adora, Y donde ella los dones atesora Que prodiga sin fin y sin medida ? ¡ Juventud escogida Del escogido pueblo ! Yo á millares Agolpada te miro A la fuente correr , en que se bebe La ciencia y la inmortal sabiduría» No está lejos el dia Que Buenos- Ayres sea El centro de la luz, y en larga mano La derrame en el suelo americano. ¡ Esparta libre ! Aténas ilustrada ! j Remotos nombres, que al remoto tiempo Pasaréis con honor ! — Aquí , imitada, Y excedida tal vez, aquella gloria Que en edades de atrás os dió renombre ? BUENOS-AYRES unida en adelante Irá á vuestra memoria : Y cuanto ella se cante En los siglos que vengan, nuestros nietos Tributarán iguales sus respetos Al pueblo que ha imitado De los libres del mundo Los modelos del tiempo retirado. Así cantaba yo : y el sol en tanto Se alzaba en el Oriente, Léda alumbrando su serena frente La ciudad populosa : y yo mi canto Al punto suspendí, pues cada dia Que Febo luce sobre mi cabeza. Tan solamente en contemplar me ocupo ? Inmortal Buenos-Ayres, tu grandeza. El Cent. num. 14. 226 CONCLUYE EL ARTICULO POBRE EL ORIGEN DE LOS MONJES. Los monjes se dividían en dos clases : una de cevohitas que vivían bajo una disciplina común y regular ; y en anacoretas que se abandonaban á un fanatismo antisocial é independiente. Los mas devotos, ó mas ambiciosos de entre los hermanos espirituales, renunciaban el convento como antes habían renunciado el mundo. Los monasterios principales del Egipto, la Palestina, y Siria, eran cercados cada uno por una Laura ó círculo retirado de cel- das solitarias ; y el aplauso y la emulación movían á los frenéticos que los habitaban á las penitencias mas extravagantes. Ellos se agobiaban bajo el peso de las cadenas y las cruces, y sus huesos limpios eran aprisionados con collares, braceletes, y guantes de fierro mazizo é inflexible. Comun- mente despreciaban como superfluo todo lo que conduce á la decencia en el vestir, y se ha ponderado el mérito de algunos santos entre eNos, porque sus cuerpos no tenian otro abrigo, que el pelo largo. Ellos aspiraban á la perfección absoluta, reduciéndose' á aquel estado rudo y miserable en que se distingue con dificultad al salvage humano de los demás animales : aun una secta numerosa y distinguida de anacoretas, debió su nombre á la cos- tumbre de pastorear juntos con el ganado en los campos de Mesapotamia. Ellos usurpaban, á menudo la cueva de alguna fiera á la que se es- meraban en asemejarse : se sepultaban vivos en las cavernas mas espantosas que la naturaleza ó el arte habían practicado en las rocas ; los hermitaños mas perfecto?, pasaban ó pretendían pasar, muchos días consecutivos sin comer, muchas noches sin dormir,, y muchos años sin hablar ; y se llamaba ¿■fo- rzoso aquel de entre los perfectos que discurría alguna celda, algún asiento, alguna cama, que expusiese su cuerpo á alguna tortura ó incomodidad inaudita. Entre estos héroes de los escogidos de la vida monástica, el nombre y el ingenio de Simeón Stelites se han inmortalizado por la rara invención de una penitencia aerea. Este joven Siriaco á la edad de trece años y á principios del siglo 5*., abandonando su profesión de pastor, se sepultó en un monasterio auí-tero. Al cabo de un dilatado y penoso noviciado, en que Simeón fue salvado repetidas veces de un suicidio piadoso, estableció su morada en una montaña distante mas de doce leguas de Antioquia. En medio de una circunferencia, de una mandara ó circulo de piedras, en que se había sugetado, por una pesada cadena, subió á una columna que seguía gradualmente elevándose desde tres hasta veinte varas del piso. En este último y sublime puesto, perseveró el anacoreta Simeón, resistiendo los calo- res de treinta veranos, y los fríos de otros tantos inviernos ; y á fuerza de la costumbre pudo mantenerse en una situación tan peligrosa sin temores y sin desmayos ; tomó también todas las diversas posturas que exigia la devo- ción. A veces oraba en pie derecho, formando con los brazos extendidos la figura de la cruz ; pero su práctica favorita era, doblar el esqueleto hasta tocar la' frente con los pies, y luego enderezarse repentinamente ; un expectador curioso, después de contar 1244 vibraciones de estas, desistió de la vana tentativa de enumerarlas. Los progresos de una ulcera en el muslo, podia abreviar tal vez, pero no innovar esta vida celestial ; y así fue que el paciente hermitaño expiró sin bajar de su columna. (1) El principe que oprimiese al mas vil de sus vasallos con tormentos iguales á los de Simeón, sería mirado y muí justamente, como un tirano execrable ; pero el mayor tirano de la tierra nunca podría dilatar tanto la miserable existencia de la víctima de su crueldad. Este martirio volun- tario debia destruir gradualmente tanto la sensibilidad del alma, como toda la del cuerpo : y sería una locura esperar que los que se complacen en atormentarse á sí mismos, fuesen capaces de experimentar afecto alguno acia el resto de los hombres. En efecto, esta inhumanidrd estoica, ha carac- terizado á los monges de todos los siglos y de todos los paises : su rígida indiferencia, que permanece insensible al amor de sus semejantes, solo es capaz de inflamarse por el rencor religioso; y su fiero zelo ha encontrado un campo propio para desplegarse en el mundo con toda su fealdad hor- rorosa, en su administración de la santa inquisición. ERARIO PÚBLICO. En el número 77 del Argos se han publicado con la autoridad del departamento de Hacienda, los resultados de los presupuestos de los re- cursos y gastos hasta el fin de 1823, como también el estado de las en- tradas y salidas de los tres trimestres vencidos del presente año ; y hemos visto que la Sala de Representantes ha hecho imprimir los pormenores de los presupuestos de gastos presentados por los tres departamentos, con la intención sin duda de distribuirlos entre los miembros de la Sala, y ofi- cinas, y de tomarlos en consideración luego que se haya decretado la Reforma Eclesiástica. No es posible en efecto dejar de dar la mayor pu- blicidad á todas las operaciones del Erario, porque esto sirve á la vez de freno para los que lo manejan, y de satisfacción para todos los contri- buyentes. Creemos, pues, que interesará á nuestros lectores el que les pre- sentemos el estado actual de nuestras rentas y gastos, bajo un nuevo punto de vista ; reservándonos el derecho de hacer las observaciones que nos pa- rezcan convenientes sobre los presupuestos, cuando lleguen á tratarse por nuestros dignos representantes. (1) Ea todos los siglos ha habido murmuradores : y no debe callarse el origen curioso que la Crónica de aquel tiempo atribuye á la gangrena del muslo de Simeón. Según ella, el diablo bajo la forma de un ángel, hizo visita á Simeón, y después de alabar su divina constancia, le convido á acompañarle al cielo en su carro de fuego que le esperaba en lo alto de la columna. Confiado demasiado, y tentado por su pro- pia santidad, hizo ademan de entrar en el carro ; y el diablo aprovecho este débil mo- mento para castigar en el muslo culpable que se alzaba, la Yaaidad de Simeón. 228 De cada CIEN PESOS que han producido las rentas en ¿os nueve meses vencidos del presente ano : P. s R* La Aduana ha producido- » 84, 6. El Se/¿o 3 — 51 Los demás ramos 11 — b\ *•* , ^" 100 „ De cada CIEN PESOS producidos en esta proporción P. s R. s Se han empleado en pagar deudas anteriores' . 31 \ En los gastos de los tres departamentos — á saber : r , , . (En obras públicas 1. 6.) hobierno < d , r , \ 11.6. ^us demás atenciones 10. „C Hacienda \f x descuentos.. 3. 2.£ /Sus demás atenciones 3. 2.) 7. 3.£ .56. Dejando una existencia en cada cien pesos de . , 12. 100 Lo que merece llamar, mas que todo, la atención de los represen- tantes en estos cálculos, es — que las cinco sextas partes de los recursos de la provincia dependen todavía de un ramo tan precario como la Aduana. Esto parece que aun cuando no sea pronto, al menos exige un remedio eficaz y progresivo. Todo lo demás no podrá dejar de ser satisfactorio para los representantes y para los constituyentes ; porque se vé — que muí cerca de una tercera parte de todas las rentas se ha dedicado á pagar las deudas de las administraciones pasadas; que una octava parte resta aun en las cajas; y que, rebajando lo que se ha invertido en obras públicas, que es un valor existente, y lo que se ha gastado en descuentos, que es un mal pasagero nacido del desorden en que habla caido el Erario, los tres departamentos han consumido muí poco mas de la mitad de las rentas. --Deseáramos que nuestros corresponsales, asi como el público entero se fijará en este ramo importante de la administración pública, y que nos comunicasen sus ideas sobre él con la imparcialidad y libertad que nuestras páginas les ofrecen. 229 SALA DE REPRESENTANTES. Sesión ó a . de la Reforma Eclsiastica. Lunes 21 de octubre. Se puso en discusión el artículo 4°. de la minuta de ley presentada por el gobierno, que dice „ Queda suprimido el seminario conciliar , y las pro- piedades , que le han correspondido , son del Estado.'''' La comisión estaba por que se s-uprimiese el seminario , pero luego que se estableciese el colegio de estudios que la misma comisión proponía en el artículo 2°. de su proyecto conforme también al artículo b." de la minuta del gobierno ; al cual debian afectarse las rentas del actual seminario, por haber sido ellas formadas con las contribuciones del clero y para este preciso obgeto. La diferencia pues entre ambos proyectos estaba , en que el seminario no debía suprimirse sino hasta tanto se estableciese el colegio para evitar los males que se originarían de la retardación en la plan- tificación de este, y en que las rentas de aquel no debian emplearse en mas objetos que en estudios eclesiásticos. El Ministerio y los señores represen- tantes que estubieron por la minuta del gobierno salvaron fácilmente ambas dudas, por que hicieron conocer sebre la primera que al presente todo estaba reducido á variar el nombre, es decir colegio en lugar de seminario, bajo del cual debia continuar el mismo , con la extensión al plan de enseñanza que se encontrase mas conveniente al mismo fin de nacionalizar el establecimiento ; y en" orden á las rentas , ademas de que en el hecho de declararse suprimidos los diezmos ya habian cesado las del seminario y ademas también de que las que pueda tener no sufragan si no en una muy corta parte las aten* ciones de este, resultaría de afectarse Jas rentas que posee el seminario á solo los estudios , el separarse del nuevo plan de hacienda que reconoce por principal base la reconcentración de todas las rentas públicas , y en la mis- ma forma su recaudación y distribución. Esto ha sido todo lo que ha tenido de solido la presente sesión , por que aun cuando otros señores represen-? tantes remontándose al origen del establecimiento del seminario , recomen- daron y sostuvieron el respeto debido á las buenas intenciones del concilio de Trento que lo dictó , para continuar conformándose con él , esto nos parece no dar .mi mayor fuerza á la oposición , ni disminuirla del articulo propuesto por el gobierno. En resultado entre varias redacciones que se propusieron para conciliar todas las dificultades fue sancionada por toda la gala con excepción de cuatro votos , la que propuso el Sr. Agüero y es la, siguiente- — El seminario llamado conciliar será en adelante colegio nacional de estudios eclesiásticos dotado por el Erario.^ quedando envuelta en esta resolución la del artículo 5/ de la minuta de! Gobierno que proponía el establecimiento de un colegio y estudios eclesiás-? ticos dotados por el erario ; y también la parte del 4' en que se prescriba que las propiedades del seminario son del Estado» 230 Secion 6*. de la reforma eclesiástica Martes 22. Se puso en discucioa el artículo 6*. de la minuta del gobierno que dice — ,,El cuerpo capitular, b senado del clero, será compuesto de cinco dignidades de presbíteros t dos de diáconos, y dos de subdiáconos" La discusión sobre este artículo duró toda la sesión : no nos es posi- ble dar ni aun una corta redacción de ella por falta de tiempo. En resul- tado el artículo se sancionó por una mayoría excedente, el título de dignidad para los diáconos y subdiaconos, al cual se acordó que se sobstituyese el de vanó/ligo. Secion 7\ de la reforma eclesiástica Miércoles 23. Artículo 7\ — El presidente del senado del clero será deán, b primera dignidad de presbítero, que tendrá la dotación de 1800/w. anuales. El ministerio que ya en la sesión anterior habia manifestado no tener que obgecionar á los artículos del proyecto de la comisión en que aumen- taba las dotaciones que el gobierno señalaba, propuso que al presidente del senado se le designasen 2000 ps. como la comisión proponía para el go- bernador de la diócesis : y así quedó acordado — Los siguientes artículos fueron sancionados como la comisión propuso — Artículo 8*. — has otras cuatro dignidades de presbí- teros tendrán cada una la dotación de 1 600 ps. anuales. ( El gobierno proponía 1200) Artículo 9°. — Los canónigos gozarán de la dotación del200 ps. anua- les ( el gobierno proponía 900 y 700.) El artículo 10 se suprimió por quedar comprendidos ambos en el 9\; y se suprimió también el 11 que señalaba á los canónigos que en virtud 1 bien público, probó hasta la evi- dencia que faltando este objeto único, estaba indisputablemente en las facultades del mismo soberado el extinguirlas, asi como podia hacerlo de toda otra cualquiera corporación que fuese inútil ó perjudicial. Acercándose mas des- pués al punto de la dificultad, entró á probar con diferentes razones que los conventos de regulares ya no podían rendir el servicio que fue el objeto de su institución : se hizo cargo también y sostuvo el mismo argumento del Sr. Diaz en la sesión anterior que había batido el Sr. Agüero — esto es, el de la desigualdad que ellos introducían en el país, la cual la miró como efectivamente existente, y como efectivamente perjudicial. Tomó en se- guida é ilustró extensamente el mas fuerte argumento hecho por la opo- sición, es decir el de la utilidad de estas comunidades por lo que respecta á la instrucción que ellas prestaban á la juventud, sobre lo cual llamó lá atención de la Sala para que observase cuan perjudicial era la enseñanza dirigida é inspeccionada solo por una corporación, y lo fecundo que era este medio en introducir en un pais motivos de choques y de desór- denes; cada corporación, dijo, tiene sus usos, sus máximas, sus doctrinas en las cuales procuran únicamente nutrir á sus discípulos, de donde re- sultan no solo aquellas consecuencias , sino también el estanque de la civilización, á la cual en nada contribuyen los que se educan de este modo. Dijo que en toda la Europa estaba proscripto este medio de ense- ñanza por corporaciones, y que establecido ó preferido el de la enseñanza particular lejos de detenerse alli los conocimientos, hacían progresos extra- ordinarios. El orador se reservó tratar el punto de las propiedades de los con- ventos para cuando se arrivase al artículo que les era referente — Después de esto, dijo, se me juzgaría decidido por la total supresión de los con- ventos si no hubiera hecho anticipadamente la franca manifestación de mi sentir; pero entrando también á justificar el motivo porque no se avenía con el artículo del gobierno, protextando antes que el no se cargaba con el compromiso de llamarse intérprete de la opinión pública en esta materia ni en ninguna otra, observó 1°., que era indudable que esta clase de reformas había puesto en conflicto aquellos países en que se habían tentado, cüya expe- riencia general le dictaba que acaso no sería tampoco tan llana en el pais en su estado actual : 2." que cuando apareció la primera vez el proyecta del gobierno, se dejó ver en la población una gran sorpresa* que le hiza conocer la poca preparación que habia en ella para recibirlo. Desde en- tonces, dijo, aun suponiendo que la parte ilustrada haya podido en este 251 corto tiempo ponerse al corriente de la verdad, no es prudente esperar que se haya desimpresionado aquella gran masa de la población que ha creído se ataca la religión con la extinción de los conventos. Justificando por estos principios la oposición al artículo, el orador expuso que creia prefe- rible un medio gradual, ó la vía de ensayos, suprimiendo desde luego los conventos pequeños, aumentando asi los mayores, y aprovechando el tiempo en hacer conocer al pueblo que no hai tal ataque ni á los ministros ni á ia religión, en cuyo caso la supresión total la reclamaria el pueblo mismo, y no habría violencia. Citó por egemplo el convento de los Belermos cuyo objeto habia cesado habiendo tomado el gobierno sobre si la inspección del •establecimiento de beneficencia pública que era el de aquellos. Dijo que en efecto el gobierno obraba bien en hacerlo, porque era preciso desen- gañarse que la calidad de religioso no daba al hombre la de caritativo, la de prudente, la de exácto, y las demás calidades propias para este ser- vicio : los Belermos, agregó, emplean mucho tiempo en las funciones de iglesia, y aun cuando esto es mui santo, la parte principal de sus deberes queda descuidada, que son los enfermos. Concluyó, pues, por la supresión de los conventos menores. El Sr. Planes dijo que si habia cesado el obgeto de la institución de los Belermos por lo cual debian ser suprimidos, la misma razón obraba respecto de los demás conventos pues que ninguno desempeñaba ni podia desempeñar en el dia el que habia tenido en los principios : por egemplo, los Mercedarios que ya no tenian cautivos que redimir. Después entró á probar que por los mismos principios de la comisión, no podia haber in- conveniente alguno en la secularización de los regulares por motivo de sus votos; pero no habiendo podido percibir exactamente las. explanaciones que sobre esto hizo el orador, nos abstenemos de darlas para no incurrir en un de- ■fecto perjudicial-j-Lo substancial es que este orador concluyó por la total su- presión de los co'nventos. El Sr. Zava'ela, de la comisión. Entró en replicas con el Sr. Planes «obre «1 mismo punto que no hemos podido redactar bien : recordamos, sí, que este orador contestó que si el proyecto de la comisión abría la puerta á los regulares para secularizarse , no les dejaba que lo hicieran solo por su voluntad , sino con causa probada según era de derecho. Sos- tener lo contrario, agregó, seria como sostener que un marido solo por •querer podría descasarse. Después repitió el ndsmo argumento que hizo en la sesión anterior , sobre el ataque á la propiedad , sobre lo cual dijo que no había sido contestado. Podríamos hacerlo nosotros mismos , y aun de un modo concluiente ; pero creemos que él no dejará de desenvol- verse en la misma sala , y que tendremos la ocasión de redactarlo tam- bién en nuestras páginas. En este estado se levantó la sesión siendo las once y media de la noche — Rogamos á los Sres. represeirtantes se dignen dispensarnos los defectos de la redacción , considerando 1°. que la egecutamos con loque retenemos en la memoria, y 2°. que es necesario hacerla rapidamunte para satisfacer en tiem- po la ansiedad del público por formarse una idea aproximada de esta 252 cuestión que se ha hecho célebre en Buenos Ayres , y que debe serlo mas para las Provincias. PROSIGUE EL ARTICULO DEL NUMERO ANTERIOR SOBRE JUICIOS DE IMPRENTA. Este artículo quedó pendiente en el número 14 con la transcripción que en él se hizo del oficio con que el Juez de I a . Instancia elevó al gobierno las actuaciones obradas en el juicio seguido al P. Castañeda, páralos fines que indicaba el auto déla alzada. En consecuencia procederemos ahora al simple relato de lo acaecido en este asunto desde aquella fecha hasta el dia. A virtud de la indicada nota del Juez de 1*. Instancia , compareció »I Sr. ministro de Hacienda en la sala de representantes la noche del 26 del pasado, exponiendo que la lista de ciudadanos elegibles para jueces sobre abusos de la imprenta se tachaba, cuando en nada era una lista minis- terial, como se quería suponer. Manifestó documentos oficiales por los que constaba que la indicada lista no solo era la misma que existía antes del último decreto de la sala, relativo á la imprenta ; si no que ella habia sido formada por los mismos electores que previene el decreto de octubre de 181 1 , con la sola mutación que há sido consiguiente á la supresión del cabildo; es decir, que en lugar del alcade de 1 er . voto, y del sindico del común , fueron sobstituidos para electores el presidente del tribunal de justicia , y el procurador general. Pidió una resolución pronta sobre este punto. Eu aquella misma noche expidió la sala la declaración , que fué co- eomunicada al gobierno el dia 28.= „ Declarase que la lista de ciudadanos 5 , elegidos por la junta electoral para servir durante el presente año para formar la junta protectora de imprenta, es de la que deben extraerse á „la suerte los jueces asociados de que trata el art. 3 del decreto vigente „ de 10 de Octubre de 822 , debiendo durar la misma lista hasta la pro- „ xin'.a apertura délas sesiones." El gobierno transcribió en el propio dia esta resolución al juzgado de alzada, á los de I a . instancia, al fiscal, y al agente del crimen ; expresan- „ do á los jueces el sentimiento que habia tenido el gobierno al saber que en el juicio seguido contra el autor de un periódico acusado por el „ fiscal , hubiesen tolerado aquellos magistrados que en el acto mismo del ,, juzgamiento se insultara de un modo criminal su propia autoridad y la „ del gobierno mismo. Se les rebordó igualmente que, por el tenor del ,, decreto de 10 de octubre pagado, estos juicios son puramente verbales; 3 , y que en consecuencia no debía haberse permitido escribir cuanto se „ habia escrito en el primer caso que se habia ofrecido desde que estaba vigen- „ te aquel decreto: y se les previno , en fin, que lo cumplieran ala letra „en lo& lances que se presentaran en lo succesivo , haciendo escribir únicamen- ,,te aquellas expresiones, que , por dignas de castigo , pueden influir en el „ prouuuciameuto de los jueces, ó en la aplicación de una pena mayor." Al fiscal se le previno el propio dia que procediera á acusar de mi evo ante el juez correspondiente , asi el numero del periódico anteriormente 253 acusado , como el 4*. Guardia vendida por el Centinela , y el 5*. de la misma Veadad desnuda. Este funcionario entabló en efecto la acusación an- te el juez de I a . instancia Dr. D. Bartolomé Cueto , en la mañana del día 26. Fueron convocados los tres jueces de paz mas antiguos : se extrageron á la suerte de entre los ciudadanos de la lista los 4 que debían juzgar , y que resultaron ser , D. Laureano Rufino , D. Felipe Arana , D. Julián Vivar y y D. Justo Garda Valdés. Se les mandó citar para las cinco de la tarde del mismo dia ; y habiéndose excusado el último , por hallarse actualmen- te enfermo , se procedió á un nuevo sorteo , del que resultó ser sostitaido por D. Tristón Ñuño Valdés. Este individuo no se encontró en parte alguna, apesar de las diligencias que se practicaron por encontrarlo ; y sien- do ya las ocho de la noche , y habiendo faltado también D. Laureano Rufino , se resolvió suspender la operación hasta las diez del siguiente dia ; de lo que el juez de 1*. instancia dio cuenta en nota recibida por el ministerio á las nueve y media de aquella noche. En la mañana del 30 se previno al juez que solicitara de la policía cuantos auxilios le fuesen precisos para las citaciones y demás efectos á que hubiera lugar. Se mandó al medico de policía Dr. D. Pedro Rojas que visitara al juez asociado D. Julián Vivar, dando cuenta de si la enfermedad que también este alegaba para no concurrir , le impedia verdaderamente el hacer- lo. A consecuencia del informe de aquel facultativo , mandó el juez de I a . instancia comparecer sin excusa al indicado Vivar ? y se consiguió reunir el tribunal ó pequeño jury. Llamado el impresor D. Juan Nepomuceno Alvarez , declaró que to- dos los impresos acusados eran del P. Fr. Francisco Castañeda. Se man- dó llamar á este. Los oficiales de justicia , y los comisarios de la policía practicaron en vano las diligencias precisas para encontrarlo. No pareció en su casa , en el convento , ni en parte alguna : y al fin 6e personó ante el tribunal el tió materno de aquel religioso, presbítero D. Antonio Romero , con una carta que le había dirigido aquel el dia anterior , noticiándole su ausencia á la Matanza , y encargándole su personería al juicio , la que no le fué admitida. Esta ocurrencia hizo suspender todo procedimiento, y oficiar al gefe de la policía para que, por uno de sus comisarios , solicitara la persona de Castañeda , haciéndolo comparecer á con- testar en juicio. — En efecto aquel gefe despachó un oficial de su depen- dí ncia , encargado del desempeño de esta comisión. Hasta ayer dos de Noviembre no se tiene noticia alguna del enunciado Castañeda. — Sabemos que la policía há circulado ordenes á todos los jueces •de paz y alcaldes de barrio de la ciudad y campaña , á efecto de que se apoderen de la persona de aquel individuo , en el punto en que se en- cuentre , remitiéndolo al gefe del departamento , quien debe ponerlo á ■disposición de su juez. — También estamos informados que por el Minis- terio de la guerra se han dado iguales ordenes á los gefes militares de la Campaña-. En nuestros números siguientes continuaremos publicando lo que llegue áuuestra noticia sobre este particular. 254 . LA PRENSA. Acaban de juzgar en París á un tal Monsr'eur Eugenio de Pradel^ poeta y militar retirado, como autor de un folleto que contenia tan solo cinco canciones, bajo el título de „ Les Eiincelles" (Las Chispas) por ser, según se pretendía, ofensivas á la religión, despreciativas de la autoridad del reí, y corruptoras de las buenas costumbres. Después de oido su de- fensor, pidió Pradel permiso de agregar algunas palabras ; y consiguiéndolo, recitó ai tribunal los siguientes versos. Ma Muse vivait inconnue; Armer contre ses chants votre severité C est donner á son nom une celebrité Qu' elle n' aurait point obtenue. "Sous les verroux, oú 1' on a peu d' aniíSj Un soulagement á ses peines Sera-t-il vaiuement promis ? Devra-t-elle accuser Thémis D' avoir voulü river ses chaines ? Soldat, j' ai suivi nos heros ; Prisonnier, j' ai chantó la France : En la chantant jóubliais tous mes maux : Ses lauriers cachaient mes barreaux, Sa gloire charmait ma souffiance. 'Si je suis coupable d'erreur, Mes torts son bien involontaires : Toutes les vertus me sont chéres ; El les se plaisent dans mon coeur ; Je vois tous les hommes en fréres ; ' Opprimé, je plains 1' oppresseur ; Pauvre et captif, je chante mon malheur, Et les mechauts ne chantent guere. Pero i qué entienden de versos los jueces modernos ? Chansons que tout reía. Se ha pasado ya el tiempo en que se ablandaban las rocas con la armonía ; y en prosa sencilla, y también bastante disonante, condenaron al pobre poeta los de París á seis meses de cárcel, y á mil francos (doscientos pesos) de multa. Si nuestro corresponsal lírico que mas de una vez ya nos ha favorecido con las efusiones de su ingenio— se dignase poner estos versos de Pradel en romance, agradaría sin duda á todos nuestros lectores, y se haría acreedor de nuevo al agradecimiento del Centinela. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS, N\ 16. EL CENTINELA * ~~~ ~~~ ' ™ Buenos-Ayres Domingo 10 de Noviembre de 1822, Quien vive ? La Patria. SALA DE REPRESENTANTES. Sesión 11 a . de la Reforma Eclesiástica. 3\ del articulo 20 4 c?e Noviembre. No creemos merecer la nota de caprichosamente adheridos á nuestras opiniones, cuando asentamos esta proposición c(ue el debate tenido en la sala de representantes en las sesiones 9 a . y 10 a . de la reforma eclesiástica, tal cual la redactamos en el número 15 del Centinela, quedó dejando triun- fante la opinión de los que estaban por la supresión de todas las casas de regulares. Tampoco podemos esperar que se nos reproche el que afirme- mos esta otra — que este triunfo reportado entonces por la opinión de la supresión total, lo arrancó la fuerza del convencimiento, sobrepuesto á toda clase de artificio, y á todo interés parcial. No era ni debia ser, ciertamente, poco lisonjero para los amigos de esta opinión, el que su causa preponderase de un modo tan distinguido, y tan consecuente con el principio que ha movido á sostenerla — el interés común puramente. Fortificada de este modo la causa de la supresión, se abrió la sesione 11 a . de la reforma eclesiástica, 3 a . del artículo 20. Un digno represen- tante, el Sr. D. Valentín Gómez, habia sostenido en la sesión anterior la conveniencia de un término medio, tanto por arribar á una resolución pronta, como por vía de conciliación en la divergencia que ya se advertía en la sala. Aquí será el lugar en que nuestros lectores permitirán un corto desaho- go á nuestros sentimientos. No traíamos de hacer la apologia de quien jio la demanda para gozar una alta reputación en el pais, y fuera de él z tampoco procuramos al hacerla el grangearnos un reconocimiento ó una afección que no puede valemos, cuando somos absolutamente incógnitos á la persona que nos ocupa; ui mucho menos el atraer á esta (¿ausa un voto 250 tan respetable ; porque independientemente de que el del Sr. Gómez n£ es de los que pueden venderse por un mas b por un menos, éste Sr. ya lo ha dado, y está decidido ya el punto sobre que esto roza. Así, pues, deseamos se nos crea que al aplaudir la imparcialidad é ilustración con que el Sr. Gómez se ha expedido en este debate, somos conducidos por el es- fuerzo que hace en nosotros, aun en este momento, el deseo de mostrar nuestra gratitud á una conducta que llamamos elevada : no porque los prin- cipios de nuestra causa hayan triunfado á esfuerzos de este abogado valiente, sino porque tal conducta en un eclesiástico constituido en dignidad, abre en el pais de par en par las puertas á ese por venir maravilloso ; contra el cual luchan todavía los resabios de las tinieblas heredadas. El gobierno atendió sin duda la marcha média indicada por el Sr. Gómez; y bien fuese que encontrase en ella un valor irresistible, ó bien que se dejase arrebatar de la nobleza que descubre este procedimiento; ello es que el Sr. ministro de gobierno, que hasta entonces no se había dejado sentir en la discusión, abrió la sesión undécima proponiendo á la sala la adopción de la opinión de aquel representante : es decir, que sin fijarse sobre el artí- culo 20 de la minuta de ley, se resolviese la supresión de las casas de Mercedarios y Bethlermos, y las otras casas menores de la provincia, que- dando en su ser las de franciscanos y dominicos, incrementadas con los reli- giosos que habitan las que debían suprimirse. Todavía esta conducta ha sido llamada en la sala por el Sr. D. Juan José Anchorcna una capitulación con los representantes ; pero en su lugar haremos ver bien lo que ella es en efecto, y si ha merecido una hostilidad semejante. El Sr. ministro hizo la proposición, y se limitó á conducir á la sala á uno de los puntos de vista mas importantes en, esta cuejstion : tal es, el concepto que iba á for- marse de la civilización del pais admitida ó rechazada cualquiera de las dos proposiciones. El Sr. I), Diego Estanislao Zabaleta, miembro de la comisión fue el primero que se negó á la proposición média, sosteniendo que iguales eran las razones que obraban para resistir la supresión total, que para no ad- mitir las excepciones indicadas. Alegó como subsistente el argumento jefe que había hecho para probar que el procedimiento era injusto por cuanto atacaba la propiedad de cada religioso ; y concluyó resistiendo ambas pro- posiciones. (1) El Sr. ministro de gobierno extrañó altamente que aun se exigiese^ convencimientos; y extrañó mucho mas que se apelase á una razón do justicia, cuando la comisión no la alegaba en su dictamen, y habia conveni* do enteramente en el principio de que, salvos los fundamentos en política, la supresión podía decretarse legalmente. El Sr. Zabalcfa volvió á replicar, que la comisión habiendo conveni- do también en el principio de la injusticia, lo habia indicado en su dictamen, bien que sin explanarlo. Hizo referencia á la pag. 11 del dictamen, donde dice la comisión „no puede ponerse en cuestión la autoridad que tiene la (l) Aqui tenemos prueba de que ambas proposiciones se examinaron, provincia para sancionar, si así lo cree justo, y necesario, ó conveniente, este artículo (el 20) base de todos los demás que en el proyecto siguen hasta el 29." Pero creemos que con igual razón que con la que se ha aléga- lo que el si lo cree justo quiere decir que la comisión convino en sostener por principios de justicia su oposición, podia también haberse introducid! el argumento de que ella decia que la facultad estaba en la provincia, y no en los representantes; mas el orador adelantó, y dijo que por el mero hecho de sostener que no era conveniente la supresión , se sostenía que no era justa, porque uno y otro era inseparable : mas también aqui es repli» cable el que la comisión en todo su dictamen no sostiene la inconveniencia porque se ataquen derechos algunos de los regulares, sino porque es necesario respetar las preocupaciones publicas , y porque estas asociaciones pueden, prestar servicios útiles al pais. Esto es todo cuanto dicen las páginas 12, 13, 14, 15, 1G, y 17 del dictamen, y lo que nos hace decir á nosotros que ni este recurso ni el primero prueban la existencia de tal convenio en los principios de la comisión. El Sr. D. Estevan Agustín Gazcon : no obstante que entró confesando que la oposición al artículo 20 y al nuevo arbitrio propuesto, habia ex- primido todos los fundamentos que comprobaban incontestablemente la justi- cia con que se rechazaba, pretendió dar mas fuerza á esta resistencia por estos medios — Sentó que tanto la comisión como todos los demás diputados^ se habian equivocado, al presentar como incuestionable el principio de la competencia en la sala para sancionar la supresión de las casas de regu- lares ; y para fundarlo se remontó al año de 1820, para traer desde allí el origen del aislamiento en que estaban las provincias. Cada una, dijo, por esta circunstancia ha quedado sola : pero tratando de aprovechar este tiempo en su organización interior, puede decirse que ninguna como la d© Buenos-Ayres ha reportado un fruto mas sólido de sus trabajos, porque ha logrado establecer un gobierno representativo sobre cuyo principio repo- sa todo el buen orden de su administración — Pero he aquí de donde el orador sacó el argumento de la incompetencia — Los representantes, dijo, son unos meros delegados del pueblo, ligados á egecutar tan solo lo que el pueblo quiera: es asi, agregó, que el pueblo no quiere que se supriman las casas de regulares, luego no compete el suprimirlas á los representantes. Faltaba sin embargo algo para que este argumento no careciese de alguna solidez, y era el probar que en efecto ese no querer era sacado del pue- blo ¿ Y de que modo se hizo ? de este — Soy un representante, dijo, y como tal declaro que de los 129,000 habitantes que, según las razones publicadas, se dan como existentes en la provincia, solo 200 son los que proclaman la supresión de los conventos ; y que los restantes, que son todoá menos 200, resisten la supresión. (2) El orador continúo haciendo mayores es- fuerzos con la explanación dé las siguientes proposiciones-^— — (2) No salimos garantes, pero nos parece que acaso podría hacersef un uso mas exacto de este guarismo 200, tomándolo como dato seguro de la tabla que publicamos el misa. 9 del Centinejaj doiicle resultan cojuc- opositores patsurale» 204 religioso» 25^ 1. a Que circunstancias accidentales tenían separada la provincia de las lernas, y que por esto también lo estaban las comunidades: pero que como -todas estas formaban un árbol, cuyo tronco estaba en Buenos Aires, y las ramas en las provincias , tampoco competía á la sala sin agravio de los demás pueblos, suprimirles este tronco. 2. a Qne la provincia estaba inconstituida, y que como esto suponía la existencia de las constituciones generales, tampoco por el mismo hecho competía á la Sala el suprimir á los regulares, pues estos formaban una parte integrante de aquellas constituciones. 3. a Que, suprimidos los conventos, se atacaba á la religión, porque los regulares eran los que únicamente la conservaban. Si ellos faltan, dijo, faltará la práctica de muchos misterios, no habrá sermones, no habrá con- fesiones &c. &c. &c. — (Nosotros creemos que la religión, por esto, del clero secular queda reducida á un número no como 200 sino como 0.) 4. 1 Y esta fue expuesta como principal — Que faltando los conventos, se concluirían las cofradías y hermandades en que estaba alistada una grau parte del pueblo, cuya voluntad en mantenerse asociada de este modo, atacándose con la abolición de los conventos, tampoco competía á la Sala el contrariarla. 5. a Que los filósofos modernos se reirían como sabía que se estaban que son los que existen en la provincia ; porque rebajándose de entre ellos unos pocos, pero de gran valor, que están por el articulo 20, y agregándose otros cuantos de ca- ' saca que están en contra, se completaría el guarismo 200 y podría tomarse con mas exactitud ó fundamento por la cantidad de la oposición. Pero lo mas sólido es que el orador de que tratamos olvido mui pronto la doctrina que desenvolvió el Sr. Gómez replicando al Sr. Diaz Velez en una sesión anterior, sobre la cantaleta favorita de la opinión general 6 pública. El Sr. Gómez demostró, y nadie se animo á rebatir, que los representantes debían andar bastantemente prevenidos en esto de fundar sus apela- ciones á la opinión pública: cada representante, dijo, no puede responder de mas opi- nión que de la del círculo ó esfera en cuyo centro se haya colocado ; y el únieo ar- bitrio que tjene para lisongearse que obra de un modo satisfactorio á la opinión gene- ral, es el de obrar bien y con decencia. Creemos que esto basta por lo que respecta á los 128800: mas á cerca de los 200 es preciso aumentar un poco. Los 200 formaa según el Sr. Gazcon no solo una oposición despreciable por el número que él le ha fijado, sino también por ser hombres de café, por adulones que pretenden destinos, por ser filósofos, 5 hereges, como también lo explicó. Y nosotros preguntamos ¿el Sr. Gazcon en su carácter de representante tiene facultad para calumniar con la boca á uno ó á varios particulares? si él la tiene ¿porque también no deberemos tenerla nosotros para retratar con la pluma las calidades que distinguen á lo» que constituyen su esfera ? ¿Y si lo hiciéramos, cuales serian los colores? No hai que alegar la inviolabilidad, poi- que ella no se extiende hasta asegurar á un representante la impunidad en los delitos que pueda cometer; alegúese si, y estoes lo que nos detiene, nuestra moderación, las protestas que hemos hecho, y el que no necesitamos apelar, para que nuestra causa fcrille, al recars» favorito, del UwMmQ-m-rel fmgQ^ i» «fingr^ y l<» dwlMivn* 259 riendo en aquel acto de todas estas verdades: pero que de nada impor- taba esta risa, porque á pesar de ella, las verdades que producía eran tan evidentes como si fuesen emanadas del cielo. Ultimamente el orador, dijo que todas estas mismas razones obraban respecto del proyecto de abolición general, lo mismo que sobre la pro- posición modificada que habia hecho en esta noche el ministerio, por cuya razón votaba contra una y otra. (3) El Sr. D. Manuel Gallardo miembro de la comisión. Entró diciendo que con temor debia ya tocarse una cuestión, sobre la cual la sala se habia expedido de un modo tan luminoso ; pero que cumpliendo con su deber de representante, iba á abrir su opinión. Creemos que la razón gefe que este orador dio para justificar su adhesión á la opinión por la reforma de los regulares en lugar de la supresión de ellos , fue esta. Dijo que la gran masa del pueblo prevenida en favor de los regulares, por haber recibida de estos la educación y las impresiones religiosas , quedaba expuesta en la supresión total , á dudar de la verdad de los misterios del culto que estos les habian revelado ; por que como la primera causa que se daba para la supresión , era la corrupción de sus miembros , era natural que asi como su juicio variaría respecto de los padres , variaria también el crédito que le merecieran sus doctrinas. También creemos que dio la razón alegada ~por otros representantes de que era preciso desimpresionar á aquel pueblo que, aunque injustamente, mirase en la supresión un ataque directo al culto j creía , pues , que una reforma era mas oportuna : que el pueblo observando la conducta de los regulares en la observancia de sus institutos, se iría desengañando gradualmente ; en cuyo tiempo podría hacerse la supresión sin violencia alguna. Sin embargo protextó que ~sLsé / adelantaban los con- vencimientos sobre la proposición modificada , él no tendría inconveniente en subscribirse á ella dando su opinión con la misma libertad. (4) El Sr. D. Manuel Moreno. Entró anunciando que ya era el tiempo en que él debia dar su opinión ; y de facto , habiendo atacado los mas de los fundamentos alegados por la oposición al articulo , como el de la propiedad , los del filosofismo &c. &c. — concluyó que como el ministerio habia abandonado , sin duda por moderación le fundar la supresión de las casas en la relajación de las comunidades , que en su sentir era lo que debió haber hecho , él no estaba ni por el artículo 20 , ni por la modificación, ni por el dictamen de los comisionados , sino por este — que subsistan los hospitalarios (como se hallan actualmente) y que no exista convento que no tenga 30 religiosos profesos : es decir , que queden los mercedarios , fran- ciscanos , y dominicos que puede decirse es todo lo que hay en Buenos Ayres. El Sr. Gomes , habló en seguida largamente en consecuencia á los (3) Aquí también tenemos prueba de que ambas proposiones se discutieron. (4) Se han considerado ambas proposiciones, y también las ha tenido presentes el Sr. Moreno, 26*0 principios que ha desplegado en esta discusión ; pero no creemos que hay necesidad sino de redactar una observación principal que hizo , por cuan- to de ella puede deducirse bien cual ha sido el carácter de la oposición. Dijo , pues , que cuando él habia opinado por el término medio , habia marchado en el concepto de que toda la sala opinaba por que los conven- tos debían suprimirse , no ahora, sino después ; y tomando el proyecto de la comisión, con el que marchaba de acuerdo la oposición de la Sala, ob- servó de este modo — El proyecto de la comisión en todas sus partes jus- tifica que estas son las intenciones — la comisión propone que los religiosos sean reducidos á la observancia de sus reglas primitivas , cuando es cons- tante que casi ninguno habrá que se doble á este d-eber fácilmente — la comisión propone que las casas queden sugetas al ordinario, cuando á mi me consta , dijo el orador , que esto aun es mas mortificante é insopor- table para muchos , que el ser reducidos á vivir según sus reglas— la co- misión propone medios para que se secularizen , y agregando á los que se hallen en los dos casos anteriores , los que ansian por secularizarse , se saca por resultado que mas tarde ó mas temprano las casas quedarán abandonadas por los medios y los arbitrios que la misma comisión propone. No sabe- mos , decimos nosotros entonces , á que viene la justicia , la propiedad, el culto , las preocupaciones &c. alegadas por la oposición. Después que concluyó el Sr. Gómez , observándose un silencio seguido en la sala , el Ministerio propuso que se votase ; pero como el Sr. Anchorena exigiese una mayor discusión, principalmente sobre el nuevo proyecto , el Ministerio adhirió fácilmente , y la sesión se levantó á las once y media de la noche. Será útil observar aqui que en resultado las dos únicas razones que en esta sesión se han hecho valer por la oposición al articulo 20 y al nuevo arbitrio de conciliación , han sido , la una la incompetencia de la sala por la resistencia de la opinión general á la supresión ; y la otra , la necesidad de respetar las preocupaciones vulgares , ó de atenerse á las circunstancias del dia. No creemos que debe incorporarse la de la incompetencia en razón de constituciones generales , de relación con las provincias , de filosofismo , de cofradías &c. , por que, admitida, todo cuanto se hace debe ir por tierra hasta el arreglo del sistema de correos. Sobre la primera es menester observar que todos los documentos qué se han producido para justificar que de facto la opinión general resiste la supresión , han sido estos — La comisión en su dictamen no pretendió tanto: ella dijo en la pág. 12, que era necesario confesar, que si no una mayoría , al menos una gran parte del pueblo , y provincia de Buenos Ayres^ estaba prevenida en favor de la existencia de los cuerpós—ó- -comunidades regulares ; y este principio de la comisión opuesta al art. 20 , por si solo ya destruye la aserción absoluta de todos los demás miembros de la opo- sición : y también la de los 200 : pero veamos los documentos — El Sr. D. Pedro Sometiera presentó dos : el uno la conjuración de los papeles públicos en favor del articulo 20 , y el otro la declaración de un individuo — 26 1 en la policía de que la campaña estaba disgustada. El Sr. Gascón no exhibió mas que un solo documento : este es , su palabra en su carácter do Representante'. Agreguemos ahora la representación del Ex-Provisor que le costó el ser depuesto , y las apelaciones de todos los conventos , á excepción del de San Francisco, que se ha mantenido separado de la liga ostensible ¿Que mas hay ? ¿ alguna otra corporación , algún barrio , algún numero de ciudadanos , algún distrito , algún partido ó jurisdicción ha elevado á la sala sus clamores en favor de las comunidades , ó ha dado poderes á algún representante para producirlos en su nombre en la misma sala ? no ha habido tal , y es honroso que el mundo lo sepa. No ha habido en juego mas que la conciencia de los representantes, y el voto decidido de un gobierno que, habiéndose puesto á la cabeza de la or- ganización social , y producido con su marcha grandes bienes en todos los ordenes del Estado , ha reclamado de la sala su auxilio ó cooperación para fijar el término al arreglo ó cambio de las instituciones, sobre la base de la conveniencia pública , y con sugecion al estado próspero dé las luces. Esto es todo : á los interesados toca hacer las deducciones. La segunda razón que resalta en "la sesión presente, es la del res» peto á las preocupaciones vulgares , ó el atenerse á las circunstancias del dia, que es lo mismo ; y sobre esta nosotros creemos que toda la oposición reunida no puede resistir las dos réplicas que se han hecho en la misma sala , la una por el Ministerio , y la otra por un representante , el S?\ Mo- reno. El Sr. Ministro de gobierno replicó al Sr. Zabaleta en esta sesión, que cuando trataba de obrar el cuerpo legislativo no debia ocuparse de medir las circunstancias , los momentos , los instantes , por que esto si que era de la naturaleza del poder egecutivo ; y la otra hecha por el Sr, Mo- reno al Sr. Gascón , cuando este último alegó el mismo fundamento* Citó por ejemplo la revolución contra España ¿ cuantos entraron á ella? pregun- tó, i cuantas eran las preocupaciones ? ¿ cuales las raises de estas , y cual su poder en el Pueblo ? sin embargo , la causa era justa ; unos pocos hom- bres la proclamaron ; el convencimiento há obrado gradualmente, y hoy se recogen los frutos de la opinión uniforme ; pero preguntamos nosotros , y será por último ¿ toda circunstancia no es terrible para conseguir que ei pueblo pague contribuciones , y no está contra estas constantemente pugnan- do tanto el vulgo como el que no es vulgo ? ¿Y como no las ha respetado la sala al decretarlas ? no por otro principio , sin duda , sino por que ellas son necesarias y convenientes á la comunidad. Asi , pues , convengamos en que cuando esta es la regla de las acciones de los funcionarios públicos 3 ella sola resiste todos los torrentes de la maledicencia , los de la intriga^ y también los populares. Sesión 12. a 4. a del artículo 20:— 5 de Noviembre* Después que se abrió esta sesión ya se dejó entreveer la salida que tendría. La oposición entró pretendiendo evitar el lance de votar sobre el 262 temperamento medio, y solicitó con esfuerzo que este punto se conside- rase como un mero proyecto que debía correr todos los trámites pres- criptos por el reglamento interior, cuando en la sesión de la noche antes se había discutido. El ministerio y sus adheridos en este debate convenían en todo, menos en que el asunto se dilatase por mas tiempo, y para esto pro- ponían que la discusión siguiese como hasta entonces abrazando ambos puntos, los cuales se dividiesen al tiempo de la votación. Porción de réplicas y de tropiezos se sucedieron, y en ellos se empleó casi la mitad del tiempo. Por una votación se declaró que debía considerarse el nuevo temperamento propuesto ; pero siguieron las dificultades, y por último la resolución quedó sin efecto, y fue preciso para que continuase el debate, que el ministerio repitiese que él no retiraba el artículo 20, sino que debia considerarse junto con el nuevo proyecto. Así se convino, y empezó la discusión. Hablaron de nuevo en contra del artículo y del término medio, los Señores D. José Miguel Diaz Velez, y D. N. Rivas, que hasta acusó al gobierno de con- sentir libros prohibidos y. de que los filósofos dominasen los estrados. (5) Hablaron en favor de la extinción absoluta los Señores D. Ramón Díaz, y D. Santiago Rivadavia, demostrando también este último que el Sr. Rivas en su raciocinio no había sostenido la religión de Jesucristo, sino la de Mahoma. Habló también en favor de la extinción absoluta el Sr. D. Sa- turnino Planes, y por último, á indicación del Sr. Hernando, se votó si el asunto estaba suficientemente discutido. Resultó la afirmativa por una pluralidad exesiva. Después se votó sobre si se aprobaba el artículo 20 de la mi- nuta del gobierno, que proponía la supresión de todas laí casas de regu- lares, y resultó la NEGATIVA por diez votos mas de la mitad en 41 que había en la Sala. El Sr. presidente propuso á votación el arbitrio de conciliación indi- cado por el Sr. Gómez, seguido por el ministerio, y discutido en las dos sesiones: pero la oposición, y principalmente los Señores Anchorena, Gazcon, y Biaz Velez, solicitaron en este acto con mayor instancia que se defiriese hasta niie-va discusión. Esta dificultad presentó nuevos tropiezos, nuevas ré- plicas, hasta que por último la Sala tuvo la cordura de sancionar que debía votarse acto continuo. Se votó por partes. 1. a Se negó que se suprimiese la comunidad de Mercedarios. El Sr. D. Santiago Rivadavia dijo de nulidad de esta sanción, porque el Sr. Gazcon habia votado en ella contra una resolución expresa de la sala, que prohibía á todo representante votar en causa que él hubiese defendido como profesor particular, hallándose en este caso dicho individuo por haber sido él autor de la representación hecha por los mercedarios á la sala contra el gobierno. Nosotros creemos que en efecto el Sr D. Alejo Castex defen- (1) Una ocurrencia bastante original tuvo en este discurso el Sr. Rivas: tal fue querer probar que la abolición del fuero en los eclesiásticos, y en los militares, que ya se trata oa, la destrucción de corporaciones privilegiadas, y la extinción dé los claustros, abriría las puertas a! establecimiento de un despotismo ri poroso en el pais : y la de pretender probar, con la autoridad de Platón, Horacio, y Valono Máximo, que la .conservación de ¡as órdenes regulares iafluia esencialmente eu el sosten de la religión. 26S dio bien al Sr. Gascón cuando dijo que ambos eran asuntos diferentes ° pero en nuestro juicio el mismo Sr. Gazcon en Ja réplica sobre este hecho ha dado motivo para que se dude de la validez de todo lo sancionado en esta noche, porque dijo claramente que la prudencia le impelia á no ex- presar los nombres de seis ú ocho representantes que debían haber salido de la sala en la votación de lo principal é incidentes. La sala guardó sobre esto un profundo silencio, pero nosotros creemos que hubiera sido mas pru- dente no guardarlo. Hubiera convenido mucho examinar, para remover toda turbación en las conciencias, el impedimento de los seis ú ocho representan- tes ; impedimento que nosotros suponemos sea ó el de empleados con depen- dencia del gobierno que son nueve en cuyo número se incluyen á los Sres. Sometiera, Castex, Gazcon, y Moreno que han votado en contra del artí- culo 20, ó el de eclesiásticos que sen diez de los cuales solo uno ha votado en favor, ó bien unos y otros. 2 a . — Se sancionó que se suprimiera la casa de los Bethlermos. El Sr* Gallardo se retiró antes de esta votación porque siendo él autor de la repre- sentación que esta comunidad elevó á la sala contra el gobierno , etj el mismo caso del Sr. Gazcon, no quiso votar ni en favor ni en contra. 3 a . — Se sancionó que se suprimiesen las casas menores de regulares, como la Recoleta, San Pedro, y Hospicio de la Merced, pasando los reli- giosos" de estos conventos menores á agregarse á los mayores que quedaban existentes: á saber, la Merced, San Francisco, y Santo Domingo. El Sr. Gómez consultó sí habiéndose votado esto último bajo la pro- posición general, quedan abolidas las casas menores^ la sala consideraba in- cluida la de Recoletos, como parecía ser el espíritu de la proposición del ministerio ; y á fin de evitar dificultades, se votó y el secretario proclamó la negativa, esto es que resultaba 21 votos contra la supresión en 41 que habia en la sala. Mas en este mismo momento el Sr. Diaz pidió que se explícase la pro- posición porque por no entenderla él no habia votado : se hizo la explica- ción, y la Votación se repitió, resultando entonces la afirmativa, es decir 21 votos por la supresión contra 20, porque en la anterior el Sr. Díaz que habia permanecido sentado fue incluido en los que votaron por la negativa. El secretario lo proclamó así, y ciertamente proclamó la verdad porque todos contamos el número sentado y el en pie. Concluido este acto, el Sr. Anchorena pidió que el Secretario no olvi- dase que estos artículos se habían votado sin discusión previa ; pero noso- tros creemos (y es lo que creemos y diremos por último) que ya que en la sala no se contestó á esta petición, debemos decir que dando por testi- gos á trecientas almas, afirmamos haber sido casi tan discutido el artículo *20 «orno el temperamento medio, y que de uno y olro se han ocupado diferentes ocasiones los Sres. Gazcon, Diaz-Velez, Moreno, Gallardo, Planes, Rivadavia, Ritas, Sabaleta, y Gómez, en los discursos que han pronunciad? los unos á favor, los otros en contra. Ex Cent. nük. 16. He aquí, pues, el término fijado al artículo esencial déla ley del clero? término fijado por una reunión de circunstancias que el hombre menos pre- venido descubre, pero que nécesita silenciar por compromisos eminentes I Ya ha concluido todo lo qu(¡! era el motivo de las agitaciones claustrales, y todo lo que era el preteooto para levantar prosélitos en pos de la ven- ganza. ¡ Quiera la fortuna de nuestra PATRIA que en sus Urgencias futu- ras, sus hijos se le subscriban, que ella cuente con sus auxilios tan acti- ¥os y tan eficaces como tantas veces los han prestado á los que han em- prendido el sacrificarla ! ! ! Por lo qUe respecta á los representantes, á estos dignos amigos del bien público, ya hemos hecho conocer en otras páginas cual es el concepto que nos merecen sus deliberaciones, y cual el que les deben sus comitentes» Ellos con su conducta constante nos han rendido y arrancado un reconocimiento profundo : este mismo les prestarémos aun en el rechazo de la uniformidad del clero^ porque no podemos persuadirnos que si han obrado en esta vez con un ¡liberalismo sumo, también hayan sido Conducidos por una pasión innoble. Quisiéramos, sí, haber podido obtener los nombres de los representantes que han votado por la supresión de los institutos regulares : creemos que nuestras páginas se ennoblecerían registrán- dolos, y que habríamos hecho á la posteridad un buen presente — Del go- bierno, cuyo voto en esta marcha debemos respetar forzosamente, solo diremos que basta con que él haya hecho conocer al munob, que no ignora — QÍJE TODO GOBIERNO QUE QUIERE OPRIMIR EMPIEZA GANAN- DO A LOS SACERDOTES, Y TRABAJA DESPUES EN HACER- LOS BASTANTE PODEROSOS PARA SERVIRLE Y SOSTENER- LE : PERO QUE EL QUE QUIERE LA LIBERTAD Y LA FELI- CIDAD, SE OCUPA EN FOMENTAR LOS PROGRESOS DE LAS LUCES. SOBRE LA LIBERTAD DE LA PRENSA. \ Amor ! que sobre todas las Deidades Mereces solo adoraciones mias ! Tu dulce poderío y tus bondades Ya celebró mi canto En lo florido de mis frescos dias, Y regué tus altares con mi llanto.=s Canté lo que sentí.= Después mi rina$ A la voz del deber plegarse supo j Y á cuanto Febo anima Los nombres enseñé de los varones, Al Ibéro funestos, Que de su hueste los deshechos restos En vengadora mano aniquilaron, Y el suelo de mi Patria libertaron* Canté lo que debí ; y hora la mente De un entusiasmo nuevo arrebatada, Transportada se siente Hasta el templo del Genio, Donde créadora la Invención preside s Y siquiera esta vez dentro del pecho Ni el eco bronco de la guerra truena, Ni el eco blando del amor resuena. Extraño ardor me inflama ; Y en mi rápido vuelo Allá me encuentro en el helado suelo Dó Guttembérg nació.=?=Quintana solo Supo cantar su nombre ; Quintana, el hijo del querer de Apolo, Quintana, el inventor del nuevo canto, A quien solo se diera Que, de su lira al pasmador encanto, Digno de Guttembérg su verso fuera. (1) Rechinando los carros de la guerra, César y Napoleón al Rhin llevaron,. La plaga asoladora de la tierra ; Y el renombre del Rhin eternizaroa Solamente á los ojos De los hombres feroces, Que, sedientos de sangre y de despojos,. La humanidad y sus derechos huellan, Y del cielo y natura Las leyes sacrosantas atrof>ellan. \ Oh Rhin ensangrentado l — No tu fama Te la dará el horror. El Dios del verso, Los veraces anales de lá historia, El genio, el universo, Celebrarán tu gloria, No porque oíste el matador estruendo^ Sí porque viste á Guttembérg naciendo* El inventó la imprenta ; y de la muerte Hizo triunfar con su invención ai hombre, Y ató todos los tiempos al presente. Todo cuanto la mente De algún mortal contemplador concibe, Cuanto la fantasía se imagina, Que, libre, inmensa^ por do quier camina^ Cuanto presepio la razón prescribe- % (1) Guttembérg inventó la imprenta. El sublimerpoéta español D. Manuel Quintan» eanto aquella invención del modo mas (lig$ó, y mas propio del objeto» Todo, todo, estampado, Y en copias mil y mil multiplicado^ Cruza !a erguida sierra, Cruza el ponto profundo, Que divide la tierra de la tierra, Y atraviesa veloz el ancho mundo Del ecuador al polo, Y del ocaso, dó la noche mora, Hasta el fúlgido reino de la Aurora. Puede tanto la imprenta; ni esto Solo A su poder es dado : Que los sabios del tiempo retirado Hoy con nosotros hablan ; Y al volver de otro tiempo y de otro siglty Hablará el mas lejano descendiente Con ellos y nosotros igualmente. Así la ilustración, como la llama Del sol inapagable, Que enseñorea inmóvil la natura, De un dia en otro sin cesar revive, De un siglo en otro permanente dura. ¡ Lo6r á Cruttembérg ! — ¿ Ni quien creyera Que su invención benéfica, sublime^ En algún tiempo fuera Cansadora de males, Que empaparon en sangre á las mortales ? El fanatismo y el poder que siempre En daño de los hombres se adunaron. Del invento feliz; se aprovecharon ; Y él sirvió á los horrores Que al universo afligen Cuando aquellos desplegan sus furores. La imprenta publicaba Que á cada vil tirano Que sobre un trono infame se sentaba, Del mismo Dios la sacrosanta mano El cetro le entregaba ponderoso, Que en yugo ignominioso A los míseros pueblos abrumaba. Envano, envano la filosofía, Siempre amiga del hombre, Descubrir el engaño pretendía Que se velara con mentido nombre. 1 No bien el grito penetrante, alzado Por 1% verdad se oyéra 3 267 Cuando el cruel fanatismo, Evocando las furias del abismo, Soplaba airado la funesta hoguera j Y la execranda llama consumía Las páginas de luz, que el hombre sabio,. Mientras del mundo la opresión gemía, Libre escribió con atrevida mano En desusado tono, ¥ lo escuchó el tirano, Y sintió bajo el pie temblando el trono, Así cegaron el canal inmenso Que la imprenta en un dia, Para dar curso á la sabiduría, Benéfica mostró.— Desde el momento A nadie le fué dado Disponer de su libre pensamiento, Cual si le fuera por merced prestado, Cuando, un vasto camino De repente se abre Para bien del mortal, y las Deidades Ofrecen nuevo don, ¿ será destino. Ingratos abusar de sus bondades,, Y hacerlas instrumento. De crímenes sin cuento, De opresión, de venganza, y de maldades ? j Ah ! ¡ Que proterva condición del hombre !: Así llegó de la fecunda tierra Al seno engendrador sn mano osada 5 . Y el metal que se encierra En las hondas entrañas De las erguidas ásperas montañas 9 . Arrebatára en sudoroso anhelo A la caverna obscura Dó plugo sepultarlo á la natura» El campo, alborozado,. Vio transformar el impulido fierro En surcador arado, Y una mies abundosa prometía. Pero pronto sonó de guerra impía La maldecida trompa; Y el metal, en espada convertido, Y en lanza fiera que los pechos rompa. Todo el campo cubierto De cadáveres fuera, Y la sangre. _huraéa»do discurriera Por entre el surco del arado abierto. Así la selva sus robustos pinos A la mar vió lanzados, Y, en ciudades flotantes transformados, Hallar nuevos caminos Que de un mundo conducen á otro mundo, Y á lejanas regiones Ofrecen la hermandad de las naciones. Mas también pronto por el mar profunda Navegaron venganzas y rencores, Y en bélicos furores El ponto ardiera, cual ardió la tierra, Teatro espantoso de nefanda guerra. ¿ De que no abusa el hombre ? — Así la imprenta. Un tiempo envilecida, brutales caprichos adulaba De la arn&cion sedienta, O, al fanatismo bárbaro vendida, Mentía en cada letra, y blasfemaba Del mismo Dios exélso, Cuyo nombre sacrilega estampaba. Epoca tal se hundió : y el hombre, dueño Ya de su pensamiento, Libre como la luz y como el viento, Libre como su hablar y sus miradas, Lo publica, y enseña Que vano es ya cuanto el error empeña Por triunfar de la luz. La verdad santa Se muestra en su esplendor, y contra ella La ignorancia en la lucha al fin se estrella. 1 Feliz ! ¡ mil veces mas, feliz el suelo, Donde los hombres gozan De tanta libertad ! — Los que destroza» Allá en remotos climas La triste humanidad, y en los sudorejr Y en el llanto infeliz del miserable Se bañan con placer abominable ; Esos, esos que creen nacer señores: Del que es su semejante, ¿ Qué harían en un pueblo dó la prejisav Sus crímenes al orbe publicase, La amenaza llevara á sus oídos^ Y el furor de los buenos concitase, Del opréso acallando los gemidos ? ; Temblad^ tiranos, mientraa librase* El ejercicio de escribir honroso ! Y siempre lo será : que el mundo ahora No es ya cual lo deséa Vuestra ambición fatal y asoladora. ¡ Libertad de escribir ! ¡ Derecho grato Al sabio, al ciudadano, Mas que todo derecho ! — ¿ Con que freno El poder se contiene Al alargar la usurpadora mano, Si el temor que le das no lo detiene ? Mas yo me vuelvo á venerar al hombre Que cultiva el saber, y que el tesoro De su mente prodiga.— Su renombre Con caracteres de oro Escrito en los anales de- la ciencia^ Volará con su fama ^ Hasta la mas remota descendencia. Es fruto de su afán. — -No quiso avara Sus luces ocultar: pudo dejarlas En resplandor universal y claro, Y no debió en la tumba sepultarlas. Libre escribió lo que en tenaz empeño» Arrancó en su secreto á la natura, O de la lengua pura De la filosofía Escuchó con anhelo en algún dia. Aprendió, y enseñó : tantas lecciones Gravó la prensa en indeleble rasgo, Que no borró la muerte. Las naciones Se mudarán después : un nuevo imperio Se verá levantado Tal vez sobre otro imperio derrocado ; Empéro en cada tiempo Eterno el sabio que escribió renace : Que así la imprenta sus prodigios hace. Por esta libertad es que se llama El siglo en que vivimos El siglo de las luces, aunque brama Sañudo el fanatismo, que quisiera Muchos lustros al tiempo en «u carrera Hacer retrogradar, porque tornára Su poderío, infausto, abominable, Antes por la ignorancia respetado, Pero en días felices execrable Al universo en fin desengañado. 270 ¡ Oh patria en que nací, dónele reposa En brazos de las leyes la justicia ; Y donde el hombre goza De plena libertad ! La prensa gime En tesón laborioso, Y cuantos caracteres ella imprime Son tanta fama tuya : tus loores Irán de gente en gente ; Y BUENOS AIRES sonará en ocaso, Y BUENOS AIRES sonará en oriente, EL CENTINELA» CONCLUYE EL ARTICULO GRAN CONVITE EN LONDRES. Al Ministro de Colombia el Sr. Zea. Sir J. Mackiniosh, célebre jurisconsulto, y miembro de la cámara de los Comunes, dijo al levantarse para proponer un brindis — „La elocuencia del Sr. representante de la república de Colombia, y la del Sr. presidente^ segundo par del reino unido, no me dejan nada que decir sobre el tópico general de la independencia de Colombia, sus causas, y sus probables conse- cuencias. El rango y la representación de ambos son tales, que los hacen dignos de expresar los sentimientos de sus países respectivos, y en efecto ellos los han expresado. La presente reunión ofrece al Sr. plenipotencia- rio y al mundo, un ejemplo de una de las costumbres mas felices de nues- tra sociedad civil, peculiar á nuestro pais libre : una asamblea armoniosamente compuesta de varias sectas y de distintos partidos, en que se nota una mayoría considerable de comerciantes, y en que preside gustoso uno de los nobles mas distinguidos del reino. La sociedad civil que formamos tiene que cum- plir un deber bastante árduo, aun cuando él solo consiste en conservar la libertad que nos han legado el valor y la constancia de nuestros antecesores : ©tras naciones menos dichosas tienen un deber mucho mas difícil todavía, el de adquirir y consolidar la suya. Al mismo tiempo que me regocijo del buen éxito que tiene el pueblo de Snd-América en esta empresa, no experi- mento sentimiento alguno contrario á los españoles de Europa. Cuando las colonias de Sud-América principiaron la lucha por su independencia, la madre patria, invadida por enemigos extraños, no pudo extenderles su protección : defenderse, y hacer.se independiente, tales eran pues las necesidades. Anti- guamente brillaban los españoles por su valor, su ingenio, y por todas las prendas que distinguen una sociedad culta ; y últimamente hau exitad© 271 nuestra admiración y la del mundo, resistiendo una invasión extrangera, y encadenando la tiranía doméstica. (Oigan) (1) En ambos periodos los admiro cordialmente, pero les admiro sobre todo por la magnánima toleran- cia que han mostrado en sus victorias sobre sus enemigos interiores (oigan.) El ejemplo que han dado á la tierra, efectuando una revolución que casi bo ha manchado sangre alguna, después de tantas indignidades y tantas injurias, ofrecía una de las circunstancias mas dignas de notarse en los ana- les de la historia. Espero que no se perderá esta lección : espero que ella convencerá al genero humano, que el camino que conduce al templo de la libertad, no es el de la sangre, sino el de la humanidad, la justicia, el de todas las cualidades amables y las virtudes afectuosas que ella inspira, las que solo pueden hacer á los hombres dignos y aun capaces de gozarla. (Oigan) Pero cuando las naciones descubren una ignorancia absoluta de la situación de su-s colonias, cuando ya no se entienden, cuando sus intereses. Su política, y cuando todo se choca, me regocigo al ver que las colonias llegan á su madures y mayoría, y que empezando á obrar para sí decla- man ya emancipadas de la tutela de la madre patria. (Oigan) Me re- gocijo de que aquellas bellas regiones que el Sr. plenipotenciario de Colom- bia acaba de pintar con colores igualmente bellos, se hayan entregado al eomercio con las naciones que han tenido interdicho por tanto tiempo, POR LA PALABRA COMERCIO.no entiendo una palabra en su sentí, do limitado y común, aun cuando este ha sido también un medio de disemi- nar la libertad por el mundo, y ha efectuado mas bienes para el hombre^ que todas las demás causas humanas reunidas. No; por COMERCIO quiero decir la libre comunicación de las luces, de la opinión, cuya influencia deberá, colocar á aquellas vastas regiones en el lugar que entre las naciones les designa evidentemente la providencia. (Oigan) Me hallo ademas profundamente in- teresado en el bienestar de los gobiernos de Sud-América, por su admi- rable conducta respecto á la esclavitud. (Oigan) Sé que hay oídos que se horrorizan al mero sonido de REVOLUCION que hay personas 278 blíca como origen de una medida que él solo llamaba emanada de un prin- cipio antipolítico, destructor, y también injusto' y oprobioso. ¡ Que originar, Centinela ! ¡ De donde sacaría aquel partido las patentes que le acordaban una exclusión en el goce de los bienes de la tierra ; y esos títulos que 3e daban los de jueces de todas las acciones ! ¿ Los sacarían de la quietud de las familias mientras mandaron ? • Los sacarían de las obras benéficas que emprendieron? Los sacarían de la libertad que los ciudadanos gozaron? Los sacarían de ía sabiduría que mostraron, del respeto á las leyes y á los derechos, de las guerras civiles que evitaron ? Los sacarían de la. pureza de sus manejos, de los contrabandos, de las carpetas, de las logias de es- pías y delatores ? ¿ De donde los sacarían, Centinela ? : — ■ Pero tomando otra vez el hilo, es un hecho tan claro como la luz,, que este resto de partido ex-directorial, desde le leí de olvido, ha apare- cido con la pretencion de ser el único á quien ha estado reservado el honor de oponerse á esta administración por solo ser respetada por todos los demás partidos. Desde entonces reducido á un total aislamiento ó independencia, de los que por aquella lei habían sido favorecidos, y aun de los miembros que la habían propuesto y dictado, no han perdido el tiempo, porque tanto en Buenos Aires como en las provincias interiores, y actualmente hasta en Montevideo, han procurado activamente destruir el crédito dé un , gobierno que sin embargo que no debe ignorarlo, los respeta, los considera, los atiende, j los contempla, al nivel de los que le rinden alabanzas : sí Sr. Centi- nela, los respeta cuando aclimatada en ellos la intolerancia parecen de- mandar ser mandados como los negros del Africa. Es un hecho, pues, que nadie se animará á contradecir, que el partido qne hace frente á fa administración pública es solo uno compuesto de los restos del directorio; y que no tiene mas principio ni mas motivo que la sanción dé una que si en efecto ella dice honor dé la administración actual, también dice oprobio de la que ellos tuvieron en sus manos.. Pero esto no es todo, Centinela. Voi ahora á descender á lo que forma ©1 objeto principal de esta comunicación,, que es publicar lo que hasta ahora ha estado reservado entre el pueblo, esperando no mas que le lle- gase una oportunidad tan feliz como la que hoi nos presenta la compor- íacion distinguida del general San Martin. ¿ No es verdad que este resto dé partido désconfiando, con harta jus- ticia, de sus recursos ó elementos : temblando aparecer á la cabeza de un. trastorno que mandaría la idea mas degradante al saberse que era capitaneado por él : no es verdad que ha puesto en circulación, ha mucho tiempo, la especie de que el general San Martin desaprobaba la marcha actual de Buenos-Ayres, y que dando fin á la guerra contra los españoles, revolvería con su ejército, y militarmente desbarataría todos los planes, destruiría Fa administración, uniría las provincias abandonadas por esta, y formaría un gobierno, tal como ellos nos lo conceden, despótico, intolerante, que recha- zase los principios y persiguiese á los que llaman demagogos por solo ser hombres libres ? ¿ No es esto una Yerdad l ¿ No es consecuente con este 279 idea, que ellos después de haber llamado hasta ingrato é insubordinado al general San Martin, le han prodigado elogios en este tiempo, y han censurado altamente la conducta del gobierno en no contribuir á |a guerra activa, haciéndola valer, para influir afuera, como una verdadera hostilidad,: y. para seducir adentro, como un positivo temor á ese porvenir fatal ? Tan positivo es esto, es decir, que esta especie se ha puesto con estudio en circulación ha mucho tiempo, como el que ella ha producido de facto, el efecto que se han propuesto^ en una gran parte de los amigos de la libertad: de esta libertad establecida bajo la garantía, no de un Rodriguen, de un Rivadavia, de un Cruz, q de un García, sino de los principios que la adminis- tración que ellos forman ha plantificado en el pais :-— Este efecto es el temor. El temor! el temor! ello es vergonzoso publicarlo: él nunca debe ocupar á un corazón verdaderamente libre : un republicano positivo siempre está armado ó para serlo, ó para morir-; de no, es imposible que lo: sea. Pero, no hay arbitrio : también es mortificante hacer aparecer á un general bene- mérito y virtuoso como de juguete de los unos, y como el azote de los otros : todo esto es necesario para que yo pueda llenar los tres ramos que van á cerrac esta comunicación, 1 B . — Diga V. Centinela al partido de impostores, ú opositores. " Desea-. " ganaos tristes caballeros. La impostura que desde que entrasteis en carrera " habéis tomado por divisa, no es mas que un engaño ; y un engaño en nuestros "tiempos es difícil que dure eternidades. No es este solo el inconveniente : & el inconveniente mayor es que un desengaño de bulto, en el estado actual " del mundo, no proboca á- la admiración ó á la sorpresa, sino lo que es "■mas atendible, á la venganza. Renunciad, pues, esta carrera deprabada y " peligrosa, y si aun censervais afición á vosotros mismos, si eu efecto la aspU " ración ó ambición os devora, no temáis la concurrencia como no la teme íl un especulador por los que especulan á su contorno. Ambicionad ! aspirad " todas las puertas os están abiertas en Buenos Ayres, menos solo las que " os han conducido. siempre k satisfacer, apetitos desordenados por las cabernas " ob curas. 2*. Diga V. Centinela á los que sientan como V. y como, yo, á las almas libres — "Hijos del Cielo, dígales, vosotros sois los hermanos de la natura- 44 leza, y bajo este respecto debéis ser los mas constantes.. Renunciad tam- " bien á ese temor que tanto, tiene de injusto como tiene de oprobioso, y " ayudadnos á contemplar la magnífica escena que nos presenta el general " Sn. Martin, después de haber lanzado de la tierra á los enemigos de la "independencia para dejarnos establecer y gozar la libertad nuestra y la dp " la posteridad. 3*. Diga V. Centinela, y repítalo — "Si los conceptos de la proclama coa tf que el general Sn. Martin se despide del Perú, aquellos con que se fastidia "justamente de que se le hayan imputado aspiraciones á la soberanía, y " aquellos en que da á conocer que se le ha llamado peligroso para los estadqs "que quieren constituirse; si estos conceptos se extienden á Buenos Ayres,. $ diga V. que aquí yo me. he atrevido a presentar el origen de uno y otro ep. 280 (í nuestra tierra ; pero diga V. también Centinela, que si á las almas libres, " que por lo regular son las mejor formadas del mundo, un exceso de zelo u suele serles peculiar, en ningunas tampoco como en ellas es mas cierta ni 6Í mas firme la virtud del reconocimiento. Jamas estas dejarán de confesar Éí que es de mas valor la acción del general Sn. Martin en admitir del congres» 6í del Perú el titulo de Generalísimo para retirarse á gozarlo pacificamente 6í en una nación extrangera, que el de generalísimo también que admitió u Aejandro en Corinío por la asamblea de las repúblicas para ir al Asia á Éí devorar y á consternar. Los impostores admirarán esta conducta : pero lo que importa es, que se avergüenza y que la imiten. VERITAS. POLICIA. Hemos visto una representación elevada por el gremfo de Panaderos á la Sala de Representantes pidiendo se revoque ó se difiera la egecucion del decreto expedido por el gobierno, designando una mera localidad á las atahonas de que los panaderos se han servido hasta aquí dentro de la ciudad misma. No es nuestra intención entrar á prevenir el juicio de los representantes sobre lo principal de esta petición ; ni tampoco censurar las razones que se alegan paro probar , que los muladares , que indispensablemen- te se forman en los sitios de las atahonas, no atacan la salud pública : una censura formal sobre esto último demandaría en nosotros y en los autores de la representación conocimientos exactos y positivos , que ni tenemos , ni parecen tener aquellos por las ideas que ella arroja sobre este punto.—- Asi nos limitaremos únicamente á observar — 1*. Que aun que el carbono sea un principio destructor de la vitalidad, DO es el único que posee esta fatal prerogativa : otros mil enumeran los químicos en esta clase terrible ; nada importa , pues , que este se des- prenda o no en abundancia , en pequeña cantidad de la bosta de los animales , ó que no se desprenda absolutamente , para que los grandes acopios de ella puedan ser insalubres , si en recompensa ella exala otros no menos destructores — 2°. Que en la representación de que hablamos se estudia en equivo- car los productos de la bosta reducida á ella sola y en pequeñas masas con la de los muladares de las atahonas , donde recogida en grandes can- tidades , y humedecida constantemente con la orina de las bestias , forma un pantano , que mui en breve inicia una fermentación que emite gases de naturaleza venenosa, á los hombres que respiran la atmósfera que los contiene, y cuyo olor fétido lo percibe fácilmente el olfato menos delicado. Asegurar , como se hace en la representación , que para la fermen- tación se necesita indispensablemente un calor constante , y un lugar cer- 281 rado , es ignorar absolutamente la teoría de este fenómeno. El aire , el calor y la humedad son los únicos agentes que se necesitan para su des- arrollo , y el influjo de ellos sóbrelos muladares en cuestión no es preciso probarse. La reunión constante de la atmófera , y las alternativas de su temperamento retardaran , es verdad , el desarrollo de la putrefacción , pero de ningún modo la impedirán eternamente. Ella debe efectuarse al cabo de un cierto tiempo mas ó menos largo , y entonces el desprendimiento de sus producciones es inevitable , y siempre nocivo. Por último , afirmar por la via de hecho que los muladares de las atahonas no ocasionan perjuicio alguno á la salud pública por que , en rigor de duelo , no se citará un solo caso que lo pruebe , y por que los fabrican- tes de pan disfrutan un físico robusto , es avanzarse á probar que los Cadáveres humanos, pudriéndose libremente , no ocasionan mal alguno; que los hospitales contienen una atmósfera putrificada ; y que no hay un solo obgeto á este respecto que merezca removerse del centro de la ciudad , por que el autor de la representación no citará seguramente un solo caso de enfermedad indígena (como el se explica) producida por estas causas. Hasta ahora nadie se ha quejado de su maligna influencia, y nuestros hospitalarios y sepultureros presenta un físico robusto. Confesaremos de buena fé que un juicio mas profundo en esta materia f debe estar reservado á los profesores de química y medicina ; y que sí ? sin embargo de lo que hemos expuesto , aquellas creen compatible ei inapreciable bien de la salud pública con la solicitud del gremio , deben ser de momento las demás dificultades para acordárseles la retención d@ las tahonas por algún mas tiempo. NOTICIAS. Empezaremos este artículo dando las gracias á los editores del Argos por habernos hecho conocer en el número 86, el importante comunicado de 18 sugetos respetables de San Juan en la provincia de Cuyo, que transmite los sentimientos y los principios de aquella laboriosa población. Esperamos que, como el mismo Argos lo ofrece, nos hará conocer también su juicio respecto de lo que aquel documento contiene : y entretanto nos es igual- mente agradable el publicar el siguiente párrafo de carta de la provincia de Salta, que nos ha sido dirigido por la via de la imprenta, y por un sugeto respetable que reside en Buenos-Ayres en correspondencia con el autor de dicho párrafo— Dice así— SALTA Y SETIEMBRE. — „He reci- bido el impreso de la minuta de ley que establece las bases de la reforma del clero, y no esperaba menos de ese respetable pueblo, cuando sabemos lo mismo de la supersticiosa España y del Perú por el constitucional La Serna, según las prolijas noticias que nos han dado varios paisanos y ami- gos, que han venido djel interior enviados por el comandante I>. José Miguel 582 Lanza, desde el punto de Cabarí con auxilios á su muger que está en el Tucuman : dicho Lanza está dando cuidados á los tiranos del Perú. Entre tales paisanos vino D. Mariano Parraga, el cual asegura que en Potosí no se ha hecho la menor novedad tocante á la reforma eclesiástica, y que gus- tosamente se han destinado los conventos á otros fines ; y agrega que en Chuquisaca hubo únicamente tina corta oposición mugen! de parte de algunas de las monjas." — Este es el párrafo que se ños ha remitido por un suge- to respetable en Buenos-Ayres, el cual concluye la carta con que lo acom- paña, con estas palabras — „él desvanecerá la repetida amenaza que aquí se ha hecho de que los pueblos del interior no dejarán piedra sobre piedra en Buenos-Ayres por la reforma del clero regular y secular ; y servirá también para que V. (habla con el Centinela) haga las observaciones y deducciones convenientes en obsequio de la dignidad del pais, y de las luces.':' — El Centinela ha creido siempre, como cree ahora que esta amarra de que £ se agarran los opositores no es mas que un pretexto : cree de fé que no hay tales preocupaciones, sino quienes saben alimentarlas ó formarlas, con objetos diversos pero igualmente innobles. Esta es toda la observación que puede presentar á su estimable corresponsal. UN GRAN IMPOSTOR. (1) - Tenemos en nuestro poder documentos seguros que justifican que en Junio de 1821 llegó á Gibraltar procedente de Montevideo, Fray PEDRO JOSE PACHECO (alias) el padre Bobadilla , del orden de San Fran- cisco ; y que á mediados del siguiente Julio pasó á Roma en donde á fines de Julio de este ario se hallaba con sus negocios en buen estado. Esto no es extraño , dice uno de los documentos , por que el padre se hizo preceder de unos doce mil pesos que remitió vía Francia , y en la curia romana es el dinero un agente omnipotente. El padre se dice en Europa obispo electo de Salta , Arzobispo inpartibus , y enviado apostólico de las Provincias del Rio de la Plata cerca de la Santa Sede — (Hasta aqui el impostor) El ' mismo rumbo tomó el Senador y Canónigo de Chile D. José Ignacio de Cienfuegos , procedente de Valparaíso , que llegó á aquellos destinos con mayor cantidad en fines de Abril , y siguió vía Genova el 21 de Mayo próximo pasado titulándose plenipotenciario de su gobierno en la corte de Roma, y con instrucciones para entrar en negociacio- nes con las potencias extrangeras por medio de los ministros de estas cerca de su santidad. — Ignoramos lo que haya con respecto al Sr. Canó- nigo de Chile ; pero si sabemos y queremos hacer saber á quienes no lo sepan qu? el reverendo Pacheco salió fugitivo de Buenos Ayres en el sño .de 1821 , por que parece que la policía intentó apoderarse de su per- (1) Pero bien haya quieu á los suyos se parece— El compositor, 283 Sona , reputándola loca de atar en el deposito de sus iguales. La manía era con el obispado de Salta. Esta calidad en el tal padre es independien- te de las de asqueroso, incivil, godo, torpe, y torpomente fanático que le habian atraído la odiosidad en cuantos puntos del territorio llegó a. residir manchándolos con sus pisadas inmundas. Creemos estas noticias bastantes para cualquier pais que no sea la corte de Roma : y aun para esta misma luego que el impostor haya consumido el dinero que habrá arrancado en el nombre de Dios de entre nuestros infelices pueblos en donde ha residido. DE EUROPA con respecto A AMERICA. „E1 ministerio francés ha resuelto, al fin, enviar ciertos viageros acre* ditados á diversos puntos de América — á Méjico, el coronel Schmaltz que tenia el mando en el Senegal ; al itsmo de Panamá, al Sr. Mollien, sobrino del antiguo ministro del mismo nombre, y que ha tres años hizo un viage importante en el interior de Africa por orden del gobierno ; y al Perú, al Sr. conde de Landau, pariente del Ministro actual de relaciones exteriores., Ignoro si tendrán algunos colegas ; pero en todo caso deberán dirigirse primero á Filadelfia para consertar con Mr. Hyde de Neuville. Esta misión^ que será un paso dado hacia el reconocimiento absoluto de aquellos países, se conserva en secreto ; pero indudablemente él es un medio que quiere manejarse para poder responder á las quejas de la oposición respecto de Sud-América. ( Extracto de una carta de Paris de 20 de Julio.) Otra carta de Londres de 31 del mismo Julio á otra persona en Buenos- Ayres dice á este respecto lo siguiente — „Sospechamos que V. percibirá sin dificultad por los debates en la casa de los Comunes, que la oposición que pretende ser amiga de la América del Sud, se vale de este tema para sus fines particulares, y que acaso hace algún perjuicio á la causa, pues incomoda á los ministros que están en la mejor disposición. El gabinete de Wersailles participa de iguales sentimientos ; y estamos en que ambos solo aguardara el desenrollo de los asuntos de España para declararse abiertamente. Enten» demos que la Francia está en vísperas de enviar comisionados de carácter, pero sin revestirles publicamente de representación alguna, á esa, Chile, Lima, Méjico, y Colombia : esto parece ser un paso preliminar á otro mas decisivo que no entrañaremos se dé en todo este año de 1822." — Y últimamente «n carta de Gibraltar de 30 de Agosto próximo se dice también — ,,Poc «artas de Anveres se sabe haber llegado orden del gobierno á la Aduana y Paylio marítimo de aquel puesto en 2 del corriente para la admisión de las banderas de los Estados Independientes Sud-Americanos : añade una de ias cartas que las autoridades ignoraban, al parecer, si esta disposición era efecto del reconocimiento general de la Independencia de, dichos Estados^ ó si solo un preliminar ó preparación para este acto." Ei4 Ceííx. xvm, 17. 284 FRANCIA Y ESPAÑA. El editor de un periódico inglés, 4 de Agosto de este año, presenta varias reflexiones interesantes sobre la crítica situación en que se hallan relativamente Ja Francia y la España. Las omitimos por ser demasiado extensas ; pero insertamos los siguientes hechos que relaciona, y que bastan para formar un completo juicio. „ Antes de entrar en la materia principal, es bueno observar que las Cámaras Legislativas de Francia, en el dia se componen de tres partidos: los liberales, los constitucionales y los ultras. Entre los primeros se com- prende un crecido número de jacobinos ; los últimos son los amigos de los ministros y de la monarquía cual existia antes de la revolución ; y los amigos de la constitución actual, aunque forman bajo la segunda denominación, un partido numeroso , se hallan á menudo en la precisión de votar ya con los ultras, ya con los liberales, para poder subsistir manteniendo una especie de equilibrio en las Cámaras." „ En uno de los últimos debates el General Foy, uno de los caudillos de los liberales, y considerado especialmente como el órgano del egército francés, pidió al ministerio, en un tono bastante áspero, diese á la Cámara alguna explicación con respecto al ,,Cordon Sanitario", y por que razón se mantenía en la frontera española, después de haber desaparecido, según se habia confesado, seis meses antes, la fiebre contagiosa. Se esperaba que el ministro de la guerra negara positivamente toda intención hostil por parte del gobierno en el mantenimiento de este Cordón ; ó bien que tra- tara de evitar diestramente el cargo directo que le hizo el General de tener el gobierno otros temores que los del contagio ; pero M. de Montmorency confesó candidamente que no hallaba infundadas las congeturas del Sr. Ge- neral, porque el ministerio no podía dejar de conocer cuanto peligraba la- seguridad pública por la posición actual de España ; y que conforme á sus sentimientos y opinión en esta parte, creía de su deber no retirar de \& frontera el Cordón defensivo. Que ninguna potencia podía tener una dis- posición mas amistosa hacia España, que el gobierno y pueblo francés: que el rei anhelaba sinceramente el bienestar de aquella nación ; pero que S. M. no descubría una seguridad competente, para la permanencia de este bien estar, sin el mantenimiento de una autoridad monárquica eficaz é imponente, Concluyó su discurso el ministro diciendo que era imposible mirar el poder del rei de España como seguro en medio de las convulsiones de Madrid; y que la Francia reconocía como el primero de sus principios políticos, el que todos los reyes, y todas las monarquías, son garantes del sagrado principio de la inviolabilidad y seguridad personal de los reyes: 1 El editor inglés notando el tono del gobierno francés en circunstan- cias tales, y el motivo que francamente confiesa el ministerio para el man- tenimiento del „ Cordón Sanitario", dice en seguida que ignora de que modo se hallarán dispuestas las cortes y la nación española para admitir esta explanación } pero que sí sabe, como inglés, deque modo los ingleses 285 en tal caso hubieran obrado en su revolución de 1688. En seguida pro- duce varias observaciones sobre cual puede ser el derecho de una nación extrangera para intervenir en la elección de gobierno en otra, ó para obli- garla á adoptar la forma monárquica con preferencia á la republicana ; y termina este artículo con las siguientes deducciones. „ La conclusión práctica, que resulta de estas consideraciones, es, — que hai dos casos mui probables, que pueden conducir á un rompimiento de guerra entre España y Francia por la disposición actual del ministerio — el primero, cualquier nuevo ataque que se haga contra el palacio ó la per- sona de Fernando: cosa que debe rezelarse demasiado, visto la justa des- confianza que deben tener las cortes de las intenciones del rei — el segundo, la indignación que pueda excitar en las cortes y en el partido popular, el lenguage del ministerio francés, y las explicaciones que podrán exigirsele en consecuencia. MONTEVIDEO. Creemos que interesará la lectura del siguiente documento — publicado en Montevideo. Oficio del Excmo. Cabildo al Gobierno Intendencia. Excmo Señor. Considerado detenidamente el oficio, que publicó V. E por la prensa, y dirigió al consejo militar el 4 de este mes, no se puede menos de confesar, que es subversivo del orden, y producción natural de aquellos, que decididos por la dominación del Brasil, se paran poco en los medios, y en la clase de individuos que comprometen.— V. E. toma allí la voz del pueblo, sin ignorar, que este cabildo es la única autoridad que por ahora puede invocarla ; y sin recordar que el nombramiento de su persona para alcalde de primer voto, fué solamente el escluido de la formula de elecciones, cuando se celebraron las de este año, y las de los anteriores. — Sola esta última circunstancia podría haber bastado para contener á V. E. en los límites de su gobierno, é impedirle que se apropiara atribuciones absolutamente extrañas ; pero todo al fin sería sufrible, si en aquel oficio hubiese V. E. expuesto la opinión pública, tal cual ella se manifiesta. — Lejos de esto, V. E. la trastorna, la indica al paladar de los que lo dirigen, é induce esas mismas desconfianzas, temores y recelos que hasta ahora no se han conocido ; comprometiendo altamento la seguridad del vecindario con afirmar, que él sospecha de la conducta ulterior de la división de voluntarios reales. No hai una línea en aquel papel, que no deje traslucir su objecto, y las personas que lo dictaron. — ¡Asi precipitan los malvados á un hombre de bieo, que á costa de inmensos sacrificios ha sabido grangearse en otro tiempo la estimación de sus paisanos. ! 286 Que el comercio y el pueblo todo se ha estremecido de sentimiento al ver la declaración hecha por el consejo militar en 31 del pasado, dice V. E. en aquel eficio, ¿y qué pueblo, qué comercio es el que ha penetrado á V. E. de aquel estremecimiento? — El pueblo mismo responda, diga él si ha temido jamas, y nunca menos que ahora , de estas tropas , cuya diciplina es de día en dia el mas grande objeto de su estimación y gratitud : el pueblo diga, que es lo que recela de la infracción de cualquiera de los tres artículos que aquella contiene : diga si conoce claramente el sugeto á quien se dirigen ; y diga si antes de temer por aquella declaración preventiva, no vé contento en ella - Y será posible que el gobierno intendencia de Montevideo, sea el único, que se halle al cabo de los sentimientos de esta provincia, después de haberse ¿esplegado con una publicidad y rapidéz asombrosa ? Se acabó el tiempo de engañar á los hombres, ... .dijo siendo prín- cipe el emperador del Brasil en cierto manifestó: mas no quieren sus adictos que ésto se entienda con nosotros ; es preciso que cerremos los ojos para no .ver, los oidos para no oír : es necesario que crean los Orientales de por fuerza, que el Barón de la Laguna recibió en su auxilio trecientos hombres del conti- nente, y que quién sabe si vendrán mas sucesivamente ; y esto, porque lo asegura el gobierno intendencia en letra de molde, sin embargo de constarles que es una impostura, y de haber en Montevideo persona, que vio llegar al cerro-largo el triste auxilio de ciento y mas hombres, de los que se volvieron en la misma noche á sus casas las dos terceras partes, teniendo el jefe que Stacer lo mismo al dia siguiente coa el resto. El cabildo ha dicho otra vez, que los pueblos no estaban ya en disposicio» «le alucinarse, y que V. E. no debió olvidarlo ', ahora añade, que ellos han fijado su resolución, y que todo cuanto la contradiga, le es odioso, irritante^ y tal vez peligroso. — Esta declaración nos releva de proseguir discurriendo sobre la falsedad y torcidos fines, de cuantas aserciones comprende el espre- sado oficio : y si la acritud de nuestro lenguage, pareciese á V. E. atrevida, es menester disculparlo con la consideración de que el de la verdad nunca jluce mas, que cuando menos adornado ; y q^e éste, y ningún otro, és el que «onviene en las circunstancias para desengañar á los enemigos encubiertos de 3a patria, sobre quienes cargará toda la responsabilidad de dicho oficio, me- diante juzgarse á V. E., absolutamente ageno del verdadero estado de la provincia, y de sus aspiraciones. — Dios guarde á V. E. muchos años. — Sala capitular de Montevideo, Noviembre 8 1822. — Carlos Camusso. — José María de Roo. — Gabriel Antonio Pereira. — Cristoval Echeveriarza. — Agustín de Aldecoa. — Exmo. Sr. ajcal de de 1*. voto, gobernador intendente ínterin» £>n. Juan José Duran» 28* SALA DE REPRESENTANTES. Sesión 13*. de la Reforma Eclesiástica. Viernes 8 de Noviembre. Como anunciamos en el número anterior, no pudo considerarse en esta noche la petición delSr. Diaz-Velez, apoyada por los señores Gazcon, Saavedra, Hernando, y Terreros, para que se rectificase la votación de la sesión det cinco sobre la Recoleta; pero se dejó ya entrever en esta la resistencia de muchos miembros de la sala á entrar por un paso que exponia á un gran riesgo otras resoluciones de la misma ; y aun el Ministerio indicó que la única ventaja que podría reportarse de la petición hecha, era el adicionar el reglamento interior estableciendo para lo sucesivo una regla general. En resultado quedó el punto pendiente para la próxima sesión, en la cual se convino que debia tratarse aun cuando no concurriesen todos los represen- tantes como estaba acordado. El artículo 21 de la minuta del gobierno decía — „Se exceptúan del artículo anterior, los monasterios de monjas, en los que, en adelante na tomarán el hábito, ni profesará persona alguna pero como esto era en el supuesto que se suprimiesen las casas de los regulares de que trataba el artículo 20, el Sr. ministro de gobierno propuso para sobstituir al 21* el siguiente — En ninguna de las casas de regulares , m monasterios de monjas, tomará el hábito peruana alguna. La comisión pidió que se suspendiese el tratar de este artículo hasta que ella presentase el proyecto de que estaba encargada en consecuencia de la adición propuesta por el Sr. Irigoyen á este respecto ; y convenido el ministerio, se pasó á considerar el artículo 17 de la minuta de la comisión, el cual fue reformado como sigue comprendiéndose en él el 18 y 19 que quedaron abolidos— La provincia no reconoce la autoridad de los provin- ciales en las casas de regulares : el diocesano proveerá lo conveniente á la conservación de su disciplina. Luego se sancionó el artículo 20 que la misma comisión propuso en la forma siguiente — Entretanto que las circunstancias políticas permitan, que se pueda tratar libremente con la cabeza visi» ble de la iglesia católica, el prelado diocesano, usando de sus facultades extraordinarias, procederá en las solicitudes de los regulares para su exclaustración» Sesión 14 a . — Martes — 12 de Noviembre. Esta ha sido una de las sesiones mas singulares de toda la sesión de este año. Dejamos dicho en la anterior que la generalidad de la mte $88 se había expresado en contra de la mosion del Sr. Diaz-Velez para que se rectificase la votación sobre la Recoleta; pues en esta, inmediatamente de aprobada la acta, el Sr. Gazcon presentó por escrito un r.uevo proyecto pidiendo se reconciderase la sanción sobre la extinción de todas las casas menores inclusa la Recoleta, la cual fue apoyada por los Sres. Anchorena y Rivas. Al Sr. Gómez se le ocurrió la duda de sí el autor de esta nueva mosion, desistia de la del Sr. Diaz-Velez que habia apoyado para que se rectificase la votación primera porque el solicitar esta reconcideracion suponía que se daba por efectivamente resuelto lo que se habia dudado por el mismo representante en las dos noches anteriores : pero fue menester, para que el Sr. Gazcon abandonase la primera, es decir la rectificación, el que el Sr. Hernando dijese que él no la habia apoyado para discutirse, y el que el Sr! Diaz-Velez manifestase también que no insistía en su petición por cuanto el objeto se llenaba con la mosion novisima. Se votó, sin embargo, y la unanimidad declaró que no debía hacerse la rectificación pedida. Ya que esta marcha que considerábamos mui distante de penetrar el santuario de la bueña fé ha excitado en nosotros y ha debido excitar en todos un graa desconsuelo, procuraremos al menos aplacarlo fijándonos en la conducta eleva- da que el ministerio ha observado en ambos casos : en el de la rectificación sin detenerse á considerar su origen, el ministerio pretendió sacar partido en favor de la disciplina de la sala pidiendo se estableciese una regla general ; y en el de la mosion, después de haber observado que cuando el reglamento interior se presentó en proyecto contenia un artículo que consultaba 4 este caso, declarando que no se admitiría petición alguna para reconsiderarse uji sanción, hasta seis meses después de expedida, cuyo artículo fue suprimido, se üetvbo en mostrar la necesidad de aprobechar esta otra ocasión para adicionar el reglamento mejorándolo con establecer otra regla general. Es preciso que nos permitamos decir, que esto es tener siempre en vista los intereses comunes ; que esto es no tener la imaginación preocupada con puerilidades © intereses mesquinos, y que esto, en fin, es probar que se admite un cargo público para egercerlo dignamente y no para abusar de él. Puesto en discusión el artículo 21 de la minuta de la comisión que dice „ninguno profesará sin licencia del prelado diocesano, y este nunca la concederá sino al que haya cumplido 25 años de edad" el Sr. ministro de gobierno pidió se considerase y resolviese en lugar de este el que había propuesto en la sesión anterior para sobstituir al 20 del gobierno, y decla- raba que en adelante nadie pudier» tomar los hábitos, ni profesar en los conventos existentes. Antes se había dicho por un representante que podía votarse inmediatamente sobre este asunto , porque ya estaban agotadas las razones en la misma Sala ; pero el mismo Sr. ministro tomó de aquí mo- tivo no para con vencer á la Sala sobre un punto de que ya se había desem- barazado , sino para hacer sensible la moral de la lei del clero presentada por el gobierno, principalmente en la parte que abrazaba la ex- tinción de las comunidades regulares. El Sr. ministro produjo un torrente de convencimientos incontestables, y una multitud de autoridades que «adíe 28.S podía reprochar ; y ciertamente tanta ha sido la fuerza de estas y aquellos^ que varios de los representantes que habían desplegado una resistencia la mas empeñada contra la extinción de estas casas, como los Señores Gascón y Sometiera, hicieron saber allí mismo el efecto que había hecho en ellos la fuerza de la razón con que brilló el discurso del Sr. ministro. La ex- tensión, erudición, y lo que es mas la elevación de este discurso, no nos ha permitido retenerlo exactamente ni por consiguiente redactarlo. Sin embargo ofrecemos recopilar los datos para presentarlo lo mas integro po- sible en uho de los primeros números. Es bueno que después que el go- bierno se ha justificado para con la Sala por la presentación de esta leí, si justifique para con el pueblo si lo necesita, ó mas bien le muestre como es que él se conduce, y por que principios en la organización que ha enta- blado — La Sala se negó á admitir el nuevo artículo del ministerio, y aun, que el Sr. Gómez prepuso que en lugar de 25 años se fijasen 30 parala profesión, resultó sancionado el artículo tal como está puesto anteriormente y que requiere la edad de 25. Sesión 1 5. a — Miércoles 13. Según el artículo 22 del proyecto de la comisión „se fijaría en cada comunidad un número determinado de que debería constar, con conside- ración á sus bienes ; pero se rechazó y se aprobó el que en su lugar pro- fuso el Sr. Agüero — ? ,jEft ningún caso se permitirá un número mayor de 30 regulares sacerdotes, ni menos de 16 en cada convento, quedando suprimido el que en adelante ha* jase de 16. Se sancionó también lo siguiente— En ninguno de los conventos de regulares se per» mitirá tomar hábito ni profesar si tiene mayor nú- mero de religiosos que el que previene el articulé anterior. Tomado en consideración el proyecto del Sr. Irigoyen (que en esta lesión tuvo á bien retirarlo) y el de la comisión, vino á sancionarse ea iltimo resultado lo siguiente— Que las Monjas tío profesasen sino hasta la edad dé vein- ticinco años como los regulares. Que el diocesano conozca también en las causas de su exclaustración. Que las Capuchinas no puedan tener mayor número que el de su regla, que es el de 33 J ni las CafcaJüfl&s mas que el de 30. 290 AVISO OPORTUNO. En el Argos de ayer Sábado se ha publicado bajo el título „ Tm* portante" la noticia de un Cabildo abierto recientemente hecho en Mon- tevideo , y en el cual se habia sancionado por el Pueblo intimar al Ge- neral Lecor dejase en libertad la Provincia en manos de sus dueños legí- timos ; pero creemos nosotros oportuno publicar en el dia de hoi, que dicha noticia es absolutamente incierta, acaso tan solo sugerida por el buen deseo que antes hemos dicho con respecto á los gobiernos ó sus prin- cipios, para que los periódicos en Buenos -Ai/res ilustren á la autoridad sobre un punto que «cuanto mas obscuro se presente, mas difícil se ha de hacer esa congregación universal que ahora vuelve á reclamarse, y que sin tales datos nadie puede abrir opinión procediendo prudentemente. Esto no solo es necesario respecto de Buenos- Ayres : io es también para Sania Fé,. Entre-Rios, Corrientes , San Juan, y algunos -otros pueblos que ea el año 21 se retrageron de concurrir, por faltarles la seguridad de que ¡serían fructuosos sus nuevos sacrificios por la unión, no prestando todos ©na garantía bastante para afianzar la estabilidad de na cuerpo que el bien de cada uno de los contribuyentes con el bien general, ¿ Qué mas quisiera el Ciudadano , mas celoso ? Con un conocimiento «xácto del estado de la Provincia, y con documentos irrefragables en la mano, un gobierno que no solo desempeña puntualmente sus propios com- prometimientos, sino también que satisface las deudas, y devuelve las multas arbitrarias de sus predecesores, medita y madura un plan de rentas pare- an solo año, y lo presenta anticipadamente á una asamblea de. legisladores- libremente elegidos, para que lo considere, lo decrete ó lo modifique ; Puede hacerse mas para la seguridad délas propiedades? ¿Se puede proceder con mas. prudencia ? Se ; suprimen los diezmos y otras cargas onerosas ¿ no es pre- ciso imponer algo en su lugar ? Se quiere poner las fronteras en mejor estad» de defensa— emprender obras que vendrán , á hacer honor- al pais, y- otras que algún dia reembolsarán los gastos con usura— ¿ no es preciso contribuir para estos gastos? Pero ¿se notan algunos defectos en los impuestos ? cier* tornéate que los tienen ; y el . que quiera cotejarlos con los cuatro axiomas que se citan en el último Centinela, no podrá dejar de conocerlo. Pero el pais no está todavía en estado, de admitir, sino por una aproximación lenta, el mejor sistema de rentas - posible : ¿y por qué? ¡oh Ciudadano! porque no tenemos todavía bastante patriotismo,, aun cuando generalmente hablando tampoco tenemos la culpa. EL mejor sistema de rentas posi ble- solo puede existir donde existe en sumo grado* el Espíritu público ; voz que los contrabandistas^ y demás delapidadores del erario, apenas han dejado que se naturalice entre nosotros,, bien que el- Centinela espera que ella se na- turalizará, al paso en, que andamos. Ert eL entretanto ¿qué, podrá hacerse? echar poco á poco los cimientos de un buen sistema de rentas á medida que vaya afirmándose el terreno, y tratar que los . defectos particulares -dé- los diversos impuestos, se compensen mutuamente. De este modo el defecto de las Patentes que consiste en no podei^ Modificarse por los capitales de los coatribuyeates, . j quyo pos» pof~ 311 consecuencia gravita mas sobre los capitales menores, se ve compensado— 1. : porque estos capitales menores están enteramente eximidos de la Con- tribución directa: 2.*: por ser sumamente moderadas las patentes á pro- porción de ras utilidades que suele dejar el giro por menor en el país ; y 3. , por corresponder á los principales requisitos de los demás axiomas cíe bmtA—sm cuotas son „ ciertas y determinadas" y se recaudan coa ^el menor gasto posible." El defecto principal que se nota en la contri- tocion directa que exime los capitales menores, consiste en no sobrecargar los mas cuantiosos, á fin deque todos contribuyesen „ según sus facultades" ; pero este defecto podrá remediarse en lo sucesivo, estableciendo en la Con- tribución una escala de capitales ; ó podrá compensarse imponiendo otras contribuciones sobre el; uso de artículos de lujo : medida que, según parece, no desagradaría al Ciudadano, ja que indica y con sobrada razón, que las latentes s» extiendan á los ochocientos 6 mil coches, birlochos, y corros- que debe haber en la ciudad." ¿Y la Aduana? oh, antes de atrevernos á decir una palabra sobre este ramo predilecto, es preciso dar la respuesta categórica, que nuestra Con- ciudadano nos exige en los términos siguientes ; — Después que con admU ración y noble envidia de todo el mundo, Buenos Aires marcha, con pasos agigantados en su regeneración física y moral ¿cual es mas verosímil, mas probable en lo sucesivo, en punto á sus entradas de Aduana.: el que dis- minuyan, 6 se aumenten? COi\TESTESE«-Es preciso apaciguarse Sr. Paisano : y detener un momento aquellos trancos agitanados de la bella, ▼írgen, que y* por su marcha, se parece mas á un granadero que á unat doncella recatada ; es preciso, detenerse, y contestaremos. . Si el gobierno y la sala, fieles á. los sólidos principios que los harr, conducido a bajar gradualmente lOs derechos de la Aduana, perseveran ea ellos nastav reducir los derechos mas altos de las entradas -marítimas al 10 p-3, dejando la terrestre, y la salida de amkos géneros, absolutamente libres, es n verasmiP>-y es también ^probable» qué la Aduana produzca en lo suc- cesivo mas que en la actualidad,. Nos parece que estará V. satisfecho ' ciudadano. 1 5; Pero Sr. nuestro— no nos bastan 16 verosímil y lo probable. Es -pro- Bable y verosímil que el buque que salé mañana para Londres, llegue a su destino; porque efectivamente los mas llegan ; pero el hábil y prudente negociante no se fia en esta probabilidad y verosimilitud, si encuentra el modo de asegurar sus operaciones. Dado el último golpe mortal al con- trabando, por el establecimiento de lós derechos moderados que acabamos 4e indicar, no hai un motivo porque la Aduana, en circunstancias ordina- fías, no- prospere á la par de todas las demás instituciones de un, país bien gobernado ¿ y quien será el miserable que pretenda poner, límites á su prosperidad? pero, no es verosímil ni probable que permanezcan sin nin- guna variación las circunstancias ordinarias , y si hai como asegurarnos contra las consecuencias que podrían resultar de unas circunstancias extraordinarias. ¿porque nos hemos de exponer aV riesgo ? tfada ve el' Véniiiielü mas r #8Í! 3)2 bable como el que la Aduana llegue á dar cinco en vez de dos millones al año , y esto probará el aumento de la población y de sus recursos. Pero probará algo eu favor de la Aduana ? nada, nada absolutamente. ¿ Quien pagaría los cinco millones ? los que pagan en la actualidad los dos — los ha- bitantes de la provincia. Luego si pueden pagar cinco ó dos millones en un* forma, también los podrán pagar en otra ; y que les conviene pagarlos en cualquiera otra forma, con preferencia á la de los derechos de Aduana, lo trataremos, y procuraremos convencer al ciudadano en nuestro próximo número. ( Continuará.) CORRESPONDENCIA. Organización de la Milicia. Centinela! Aprovechando vuestra disposición, os remito este común!» ©ado , entrando desde luego en materia por que me habéis ya anunciado, y el público quizá esté ansioso de sab&r qué se me ofrece que criticar en los usos establecidos de la milicia, que ataco con tanta aspereza ó petulancia : diré pues lo que apoya mi opinión , y os pido seáis fiel en el traslado. Cuando se inició una reforma en el ejército , y cuando en estos mo- mentos de paz debemos , según aquella sabia máxima, prepararnos para la guerra ; creo es admisible el atacar las instituciones que ó por su caducidad, ó por no conformes con nuestro sistema político convendría reformar ó suprimir. Considerando la organización de la milicia como una máquina cuyos resortes motores deben tener la perfección posible , es de una suma im- portancia fijarse desde luego en este punto, y examinar si nuestro egér- cito es susceptible de mejoras , y si podemos prometernos en este rama los adelantos que en los otros se están viendo diariamente. Los egércitos permanentes asombran la libertad civil , pero es sola cuando su número es excesivo y su composición viciosa. El gobierno aten- dió sabiamente á esta importante materia : pero halló bastantes obstáculos; y una repugnancia invencible ; el origen de esta no se hallará nunca en el «órden natural , pero si en las particulares circunstancias reunidas para con- trariar una gran medida. Nos atrevemos á creer posible averiguar las causas , y aun á indicar t\ medio de removerlas ; y sin anunciar el medio de golpe , iremos presen- tando succesivamente algunos datos. Diremos sin embargo en general , que si la juventud repugna la milicia , es por que el egercito no esta organi- zado como pedia y debia , y que si la habitación se adorna y hace có- moda , habrá quien la habite- sin repugnancia. 31.3 Empecemos , pues , esta obra por los cimientos : demos oficiales al egército formando un buen plantel: veamos si. para esto es suficiente la conocida clase de cadetes Partamos de la etimología de este nombre : ella viene del francés 9 que significa el menor de los hermanos destinado ordinariamente , en aquellos tiempos de la barbarie feudal , á las armas, porque el primog-énito no se ocupaba sino en disfrutar las rentas del mayorazgo. Esta denominación es puramente feudal y anfibia en un egército nacional, en que gracias á la providencia no se conoce otra nobleza que la del mérito. El reí de Francia Luis XIV destinó en cada regimiento de su egér- cito unas cuantas plazas de soldado para esta clase de menores ó cadetes. nobles, y contentándose con recomendar su educación á los gefes, se creyó, suficiente este acto de piedad para subvenir al abandono de estas víctimas del sistema gótico de los mayorazgos. Felipe V., reí de España, introdujo en sus dominios cuantas instituciones francesas pudo, y la de los cadetes ftie una de ellas, deribando de aqui su nombre como el de los guardias de corps hasta entonces desconocidos en España, Sin embargo de lo expuesto no pretendemos establecer que la insti- tución sea enteramente de origen francés : antes hubo en España soldados aventajados, y en el norte tina cíase igual de jóvenes nobles con el título- de YUNQUERS. Pero cualquiera que sea el nombre que se le dé á esta clase, ella es de origen gótico, pues establece la distinción de nacimiento, y es contraria al sistema liberal que hoi dia rige en una gran parte del» inundo civilizado. En efecto, ya desde la revolución francesa se suprimieron en Francia, sostituyendo á este llamado plantel de generales por la ordenanza, otro instituto mas liberal, mas bien organizado, semejante á los Gimnasios griegos, esto es, las escuelas militares,. En ellas no se necesitan diplomas de no- bleza para ser admitidos, no se distraen los jóvenes, no contraen vicios en su constitución física y mora], y al cabo de un tiempo proporcionado sa- len los ahunnos í subtenientes del egército, después de haber practicado en lo interior de la escuela todas las funciones de un soldado hasta el gra- do de oficial. Siguieron á la Francia, los imperios Austríaco y Ruso, toda la Aiema« nía, y aun la España adoptó esté sistema últimamente : él tiene infinitas ventajas, y sobre todo establece la importancia del mérito y talentos sobre las del nacimiento ó la riqueza. Demostrar los vicios de aquella otra, es casi inoficioso, pues quién no vé que unos jóvenes extraídos de la patria potestad, en una edad tierna, y abandonados á la situación de un hombre adulto en una carrera que pre- cisamente debe adolecer de algunos vicios, con la miserable precaución áe ua maestro que solo algunas horas puede celarlo^ y d§ unos gefes o^e» 314 pados por otra parte con mil atenciones importantes, no pueden ser eda- cados con el esmera que se desea. (Continuará) EL OFICIAL REFORMADO. OTRO SOBRE EL JEFE DE POLICIA. El lunes de esta semana á las tres de la tarde recibimos un comuni* Cado subscripto por n Ei amante del 'orden ;« y esta es la razón por que hemos retardado hacer mención de él en nuestras páginas. El cornual cado viene en forma legal, y libra al Centinela de responsabilidad alguna; su objeto es relatar un suceso particular acaecido entre el gefe de Policía y un joven en la misma casa de aquel, suceso al cual se llama escanda* loso y que en efecto si es verdadero el relato, es cerno merece llamarse í pero apesar de uno y otro el Centinela se abstiene de publicarlo íntegro' por ser consecuente con sus pretextas; es decir, que preferirá todo escrito de una tendencia directa ai interés general, de cuya clase tiene varios en . . , WM b — v^ujo. ciase ueiie varios en poder sin poderlos insertar aun. Esto no embaraza al Centinela para nsejar á ¿El amante del órden» que süs sentimientos debe mostrarlos al publico por los mil arbitrios que proporcionan las imprentas en Bue* nos-Ayres, y que á estos sería preferible el de reclamar la protección de la autoridad reservando para cuando esta se denegace el ocurrir á la de la •pinion. El Centinela da la garantía de que reservará para siempre la fir- ma de quien se subscribe. BveKos-Ayres 26 »e Noviembre í>é 1B2&, ,f . Todo junto. La teoría y la prácticá de los revolucionarios SENüRESb €n Buenos-Agres. No sé porque me parece, señores Centinelas, que no les hade désá* gradar a ustedes muí mucho mi correspondencia, y mas si como lo espero les hago conocer lo que parece qúe ignoran aun cuando hablan tanto de revoluciones : esto es, quienes son los revolucionarios, cual es su teórica y su practica, y que es lo que á ellos los embriaga ó entusiasma, es decíf eh Buenos-Ayres, porque la manía dé lo práctico es la que mas rafe cuadra de todas las manías que ustedes flos han hecho conocer.— De frente, pues Yo los veo á ustedes salir muy ufanos con que han dicho una cosa gorda cuando dicen que la guerra interior es fentre un partido republicana 315 y un partido aristocrático , que es lo mismo que caracterizar de un modo tan decente á los unos coaSo á los otros, á pesar de que ambos no son igualmente justos, ni igualmente concordantes con el espíritu porteño, ni con el de la revolución. Si señores, gritan ustedes fuera aristócratas, fuera sangre azul, fuera nobles ó caballeros de berenjena. Pues señores, ustedes se han equivocado de medio á medio : no ha habido, ni hay tal aristocracia, no ha habido ni hay tales aristócratas re- voiucionarios — pero ¿hay rovolucionarios ? — sí los hay, y muy gordos (1) ¿quienes son, pues? — esta es la cuenta que voy á hacer para sumarla coa el ¿ por qué ? — El primer revolucionario en Buenos-Ayres siempre ha sido el gober- nante que ha caido por una revolución; y el motivo que le ha impulsado siempre ha sido, no la venganza porque esta no es de caballeros, sino el volver á agarrar la pera, que (hablando entre nos y en secreto) siempre ha sido entre nosotros de á libra y acaramelada. Ríanse ustedes de motivos de estado, variedad de opiniones en los sistémas políticos, y todo ese en- jambre de proclamas y manifiestos gordos que han salido tras de las re- voluciones. No ha habido mas sistema que la pera, ni mas política que el peral. Vamos de frente. Ha habido siempre segundos primeros revolucionarios : estos han sido los bocados de dama¿ ó los primeros ex-secretarios de estado. Volver á, atrapar la frutilla que otro chupaba por que la adquirió á garrotazos, ó haciendo gritar á los muchachos y á los manólos en la plaza , mueran los tiranos. — Volver á estar en actitud de confinar al mar negro á un Pedro ó á un Juan, porque asi se le antojase al amigo Fernandez, que en retorno mandaría á la una una bandeja — volver á tener una gran mesa donde asis- tiera un coronel que ponderase las columnas que sostendrían al secretario, si el secretario le largaba una buena cuenta y gorda para tener contentos á los muchachos, cosa de soplarle á cualquier impertinente diez balas aden- tro del cuerpo — un guardián que entonase el padre nuestro de cada dia, dánosle hoy, y mañana por si acaso, y el perdónanos nuestras deudas — un ministril que brindase por la conservación, en buena gracia, del secretario, para tomar el 6 pf- de los agradecimientos del que, por su interposición, ganó un asunto en la cámara; logró soplarle al estado por peso de oro alguna pólvora pasada, ó algunos fusiles tan finos como el pambazo ; ó extraer, siendo prohibido, un gran cargamento de harinas — &c. &c. &c. — Volver á tener una tarde largamente desocupada para dormir una siesta gorda — Volver á tener la calidad de arbitrio arbitrador sobre las ñatas para las horas de refresco — recuperar la autoridad de enviar á casa á la suplicanta para imponerse de su pleito — hacer en fin otro repuesto, no de cueros ni de zarazas, sino de duro sobre duro para un par de primaveras &c. &c. &c. — •". He aquí, Centinelas, los motivos de los ex-secretarios revolucionarios, que no pueden darse ni mas teóricos ni mas prácticos, ni tampoco mas posi- (1) Este término ya corresponde á la política y á la legislación.— El Cen. Num. 19, 315 tivos que eso de monarquía, republicanismo, aristocracia, ó teocracia — Sigamos de frente. Ya tiemm ustedes generales y mayores generales de! ejército revoluciona- rio ; ahora nos internaremos al ejército, y no haya cuidado que se escape ni el último tambor. El general del ala derecha casi siempre lo ha sido el coronel tal, que no habiendo tenido la suerte de ganar la banda en el campo de batalla, se resuelve al fin á adquirirla en una revolución, desenvainando la espada en la plaza de la victoria; ó bien aquel resentido porque el gobierno no- lo sentó á su derecha en el gabinete distinguiendo sus méritos tales cuales ; ó porque no le dio mas uniformes que al regimiento B. para sarandearse por la calle del Correo; ó porque le quitó un regimiento que ó no era necesario, ó tenia 50 oficiales con 100 soldados ; ó que el gobierno no hizo lo que le pidió á favor del hacendado B., del comerciante M. ó de la niña P., que protegian su cuerpo ; ó porque maldito- si se acordaban de él en el reparto, de los gajes ó de las peras — De frente siempre. El general del centro siempre ha sido de una misma clase-— mercantil. Este ó el otro expeculador que habia sufrido un gran perjuicio en su for- tuna porque no remató ;i medias con los agentes del fisco, tales lotes, tales contratas, ó. tales préstamos por debajo de cubierta ; que no logró que le pagaran pronto tales documentos comprados por la 8 a . parte de su valor ; que no consiguió se alzaran los derechos sobre el trigo, por egemplo, después de haber introducido diez cargamentos como un D. Nicolás Herrera lo hizo en Montevideo con los vinos ; que no entró en el giro de contraban- dos , apesar de su hambre , para tener influjo en el gobierno, y con esta capilla adquirir comisiones xle París y Londres que luego se chancelasea ten las carpetas ; que no le hicieron entregar por fuerza un buen almacén de la calle de Santo Domingo, ó que le obligaron á pagar ciertas trampas que 3o hablan elevado al rango de comerciante &c. &c. &c. — y de frente, áefrente. El general del ala izquierda por lo común lo ha sido algún doctor «en las leyes recopiladas y de partida. Enojado porque no se restablecía ó porque no se aumentaba aquello de propiedades extrañas, invención santa para servir de ascenso á los subditos de Astrea en Buenos-Ayres : enojado porque no le llamaban al fuerte á la mesa de su exma., al consejo, al re- fresco, pues, el influjo — enojado porque no se exígia en los escritos las firmas de los Abogados — enojado por no permitirse gozar tantos sueldos como empleos ó comisiones cayesen — enojado porque el sueldo demoraba,. 6 porque no era tanto que diese para comer y para hacer una casa, como la veia hacer á otros que tenían menos sueldo que él, aun cuando no tantos de aquí, y de allí como el Illmo. camarero— Enojado por no poder darse una panzada de secretaría, rascar algo, y luego largarla para que la lambiera otro buey — enojado, furioso, por no poder destruir esos rasgos de urbanidad que la civilización ha introducido, de agradecer con gracias finas, y no con talegas de lienzo crudo, la habilidad de inclinar á una pártelo que era justo que fuece á la otra— Sobre todo ? enojado porque también po era secretario luana. Ir? de guerra un abogado, porque no era un abogado administrador deadi... porque no era de la profesión el que mandaba tal regimiento, ya porque no lo hacían canónigo, ó tesorero general, en fin porque todo esto y todo lo demás no caía en la bolsa del gremio ; porque han de saber usted-s que estos^ abogados siempre han solicitado ser en sus talentos mas que todos, é infundir tanto respeto y admiración, que á todos los que no eran ellos los han mirado como incapaces de todo, y han querido siempre sor- prendernos tanto como antes sorprendía un fraile cualquiera con solo echar un latin en la mesa, y en cuanto á lo demás comamos todos en el ori- ginal de estaño y avur— enojado porque se censuraba que el que era jues defendiese los mismos pleitos que luego iba á sentenciar— &c. &c. &c— • Pues, Centinelas, estos eran los de las proclamas y manifiestos contra la facción, contra el partido de la venta á España, á Portugal, á Goyeneche &c.&c. Después de los generales, les retrataré á Vs. siempre de frente, una compañía completa para que por ella se pongan mas al corriente de lo que han sido los regimientos revolusionarios. Juan se presentó alegando que habia andado en la escuela con el gobernante , que él le habia dado noticia de dos que hablaban en la ala- meda contra el gobierno , que estaba decidido por sostenerlo , y que por todo esto y otro tanto del mismo calibre que omitía por no perturbarla fciene ocupada atención , pedia que lo hiciesen— vaya esta nada— Adminis- trador de Aduana. Se lo negaban de frente ó con rodeos ; pues tras , ca- pitán de revolución. Antonio la emprendía de patriota, decidido desde que se empezó la revolución y terror de los maturrangos en el café , motivos por los cuales no habia podido ganar su fortuna pues todo este tiempo se lo habia pasa- do de ocioso; por lo tanto pedia y suplicaba se le hiciera una remune- ración pecuniaria , se le diesen diez ó doce leguas de terreno , y se le de- clarase fuero militar— Se le negaba , y tras , teniente de revolución. Atanasio la echaba de empleado emigrado de Sta. Cruz de la Sier- ra, que habia abandonado grandes serros con minerales ( término que algo se asemeja al de mineros) solo por venir á respirar un aire libre ; la echaba de hombre de influjo en los pueblos interiores, sin pararse á explicar si entre los tambos ó entre las haciendas ; pero entretanto también suplicaba que hasta la libertad de aquellos, ó se le diese una casa, ó un sueldillo de mil duros por via de alimentos. Negativa ; pues tras tras tras, alférez de revolución. Carlos servia en el resguardo: hizo una tan clara que fue necesario agarrarlo á él y al contrabando: fuera el empleo — Pues amigo, sergento 1*. de revolución, Timoteo, oficial de secretaria con 800, con 1000 ó quien sabe con cuantos pesos de sueldo. — Le decía á su excelencia que -tenia una mujer (en lugar de decir por hablar mas verdad, quatro) cuatro hijos, y una madre infeliz que la estaban sacramentando : que por lo tanto esperaba y rogaba por 400 pesos mas.— No hay — sargento segundo de revolución. Pedro, hombre desnudo de casa, de comida, de ropa, y de padre y ma- dre, pero sito embargo hombre .de casaca, de pechera, y por consiguiente de 318 carpeta, caía c-n manos de la policía; mas tras de él, iba la cuñada á llorarle al jefe, á presentarle sus respetos ¿ce. &c. &. — Póngasele eu libertad — se hace -¡bribones, á un hombre de honor! salia gritando; pues basta, cabo 1°. do revolución. IMiguel era demandado á pagar una deuda que había contraído : iba á sacar recomendación del gobernador para que el alcalde entrampase la cosa; pero no se la daba : el no pagaba tampoco, pero gritaba como un barraco, y tras, cabo 2". de revolución. Eduardo, oficial del regimiento tal, había distraído la plata de la com- pañía, no asistía al cuartel, bebía en pipa, y no dejaba con vida ni á sastres ni á zapateros ; pues, por esto el coronel lo despidia, y sin mas ni menos se metía á vengar tan atroz injusticia tomando la plaza de — cadete de revolución. Casiano no sabia leer ni escribir : nunca había tenido oficio ni beneficio: desde chiquito el pobre se había criado con la coima de la baraja; trata de sacarla de la revolución, y de alguna que otra delacioncilla ; y pide (vaya esta friolera) la comandancia de marina — se le niega — repite que él ha contribuido á colocar al secretario, y se le vuelve á negar—pues tras, tambor mayor de ordenes en la revolución. — Ignocencio, tinterillo por egercício, raterillo por condición, holgazán por temperamento, y los consiguientes á tan recomendables calidades — lo despiden de una plaza de 600 pesos que tenia — reclama que le atacan los derechos de t¡n buen ciudadano, buen padre, buen hijo, y buen esposo — se le niega, y que se abstenga — pues tras, gastador de revolución. Mariano, teniente alcalde, tenia una pulpería : alega su patriotismo y solicita que se le exima de la orden que prohibe el juego en estas casas ; por que ha sufrido muchos quebrantos en los fandangos celebrando las glorias de la Patria — No ha lugar — ¡ pues, no ! — habilitado de revolución. Un Pedro de los palotes ó un negociador estrangero con talento ó sin él, con virtudes ó sin ellas, nada importa porque en la tierra de los ciegos, el que tenía un ojo. . . .no tenía dos — adelantaba tanto que mandaba mas que los de la casa — al fuerte, que destierren á Anselmo — á la secretaría, que despachen bien á Casimiro — á la logia, que hagan Camarista á Timoteo ; pero tiró el diablo de la manta, el pastel se hizo torta, todo fue por tierra hasta el influjo extrangero, y tras, tras, tras, — Abanderado de revolución. Aquí tienen ustedes, pues, señores Centinelas el cuadro de las repu- bliqúetas revolucionarias atrazadas ; ahora pasaremos á las presentes para que ustedes acaben de convencerse, que así como nunca ha habido, tampoco hai ahora otras clases de revolucionarios que las que se encuentran adentro del cuadro; y que por consecuencia ustedes se equivocan atribuyendo un prin- cipio decente á los que llaman opositores al orden de cosas actual — Concluirá. NOTA. Siendo demasiado largo el anterior comunicado, nos hemos tomado h 319 libertad de dividirlo : cuando insertemos la segunda parte, ei „Primo Her- mano del Pobrecito Holgazán'" tendrá una contestación seria de parte dei Centinela. NOTICIAS. Por las últimas noticias recibidas de Chile se sabe con seguridad que el Sr. San Martin no entró á la capital de aquella república, sino que de Valparaíso se dirijió directamente á los baños de Cauquenes^ habiendo tenido en el camino una entrevista con el Sr. Director CHinggens. El siguiente artículo que hemos encontrado en el número 33 del ^Verdadero amigo del Pa?s", periódico que se publica en Mendoza los Domingos, como en Buenos Aires el Centinela, lo insertamos íntegro, porque él hará conocer cuanto se difunden los principios nuevos, ó que recién nos ha sido lícito proclamar y venerar. BUENOS AIRES. „Esta provincia sigue con la misma firmeza la marcha magestuosa que ha emprendido : en vano los partidarios del despotismo quieren consolarse con la necia esperanza de que el gobierno vacila, algunos lo acriminan porque no han quedado satisfechas sus pretenciones ; mas una administración cuyo fundamento es el interés común de los ciudadanos encuentra en el corazón de los libres una barrera formidable á estas invectivas. Nosotros entretanto estamos con el ojo fijo sobre este planeta consolador, tomando su egemplo y sus lecciones :— nuestro corresponsal en aquel pais nos dice en el último correo.... La IGUA.LDAD hace en Buenos Aires rápidos progresos. La sesión en que se ha abolido el fuero eclesiástico ha sido célebre : era un dogma en toda la Sala hasta en los opositores, que todo fuero y privilegio que desigualase á los ciudadanos era malísimo en un pais republicano, y que por consiguiente se debía reprimir aun la aristocracia que no se podía desterrar en la sociedad, la de la virtud, los talentos, las riquezas &c. — • Se nombró una comisión que presentase una leí de abolición general de fueros. Ya la IGUALDAD ha dejado de ser una palabra vacia de sen-» tido." — Sigue la misma gaceta — ,,Tengo impresos de Montevideo que nos aseguran que el Brasil debía jurar, el 12 del corriente, por Emperador al Príncipe Pedro. ¿Que tanto durarán los nuevos Emperadores de América?" — ■ Esta célebre pregunta hace el editor de la gaceta de Mendoza, y nosotros én Buenos Aires ya podemos responderle con la esperiencia — Hace seis ú ocho días que salió de nuestro puerto para la Colonia del Sacramento una 320 fragata comprada por el Barón de la Laguna para transportar tropas euro- peas, cargada con un buen repuesto de víveres — Se le bautizó en Buenos Aires por orden del Barón con el nombre del ^Emperador Pedro 1.°; mas asi que llegó al puerto de la Colonia se díó contra una piedra, y el'Em- perador se hizo pedazos yéndose á pique para no volver á salir mas. Este Emperador no ha durado si no: tres dias, Sr. escritor de Mendoza ; pero los de Mégico y el Brasil es probable que duren mas, porque en Mégico se ha restablecido la inquisición con el imperio, y en el Brasil lleva la voz un religioso de San Francisco ó San Antonio llamado San Payo que da por cimiento al imperio, no una leí constitucional, sino un salmo conquis- tador. (1) Sin embargo que ofrecimos en el número anterior detenernos algo mas sobre el salmo citado por el Sr. San Payo, creemos ahora que basta para el Sr San Payo lo que hemos dicho al editor de Mendoza, agre, gando únicamente la traducción del salmo citado, que es como sigue- Tanto rio y tanto mar Ha de querer dominar El Sr. Emperador, Que al cabo lo ha de tragar Algún rio tragador. SALA DE REPRESENTANTES. > Designamos con el nombre de 2* Legislatura la que está para cerrar las Seciones del presente año, y con el de 3 a la que debe reunirse en el próximo ano de 1823 a concluir la obra que empezó la de 1821, y que ha seguido con constancia la de 1822. Ya está sancionada la forma en que debe integrarse la representación, y ya también los comitentes se ponen en campaña. Los unos dejan entreveer deseos de buscar canditos que formen una mayoria de ©posic.on en la sala, para avanzar en la retardación del término de la reforma -Los otros pretenden una mayoria en favor de la proximidad de este término' y por consecuencia en una armonía decente con la marcha de la autoridad «gecutiva. Hay, sin embargo, algunos que se ponen en el medio de ambos extremos, con la intención de fiar el éxito de las sanciones al convencimiento apurado en la misma sala — estos son los que están por conducir á la legisla- tura untad adheridos y mitad opositores á la marcha ; pero en suma cada partido reconoce ya como el paladium de su oposición la 3» Legislatura. No- sotros estamos aun bastante distantes de publicar nuestros sentimientos sobre lalguna de estas tres ideas, ó sobre cualquiera otra que pudiera agregarse para concharlas todos del modo mejor posible. Esperando para acerlo, por qué o hemos de hacer en efecto, el que se acerque mas aquel acto que paree» (1) Denominabitnr á mari usque ad mare ct inimice cjue terramlingmt 321 diferirse para el año entrante, aprovecharemos este tiempo en observar los progresos ó la decadencia de las opiniones que se han puesto al descubierto; pero entre tanto, seanos permitido traer la consideración de todos sobre un hecho importante que descubre esta misma competencia, y que tiene mas intimidad que con los partidos, con la felicidad pública. Tal es el de que ipso fado queda proscripta la táctica de las revoluciones. El que contemple bien la diferencia que hay entre arrastrar á un infeliz con su fusil á la plaza, ó el seducirlo para que vote por un candidato de la oposición : el que con- temple que en el primer caso la resistencia sudaría sangre, cuando en el segundo solo sudarían las imprentas : el que se fige bien en este método de obrar, ó llámese de revolucionar, encontrará que de en medio de esta tormen- ta entre los opositores y adheridos, sale un arco cuyos colores siendo el orden y la paz, anuncia una serenidad constante, y muchos años de tiempos apaci- bles. — Sin entregarnos tan pronto ni á congratular á nuestros compatriotas, ni á gustar todo el placer que inspira esta idea consoladora, aqui la dejamos con la esperanza de que sobre ella se fijará la mas alta consideración. TEATRO. Los Sres. Zappuci acaban de dar la última de las tres funciones que corrían por su cuenta exclusiva, y creemos que si el éxito no ha corres- pondido bastantemente á su mérito y esperanzas, debe atribuirse á lo ade- lantada de la estación y á los precios altos. Parece que ahora tratan de reunir sus fuerzas á las de la compañía por el resto de la temporada, hasta ceniza : y nosotros deseamos á estos aliados una campaña feliz. Sería, sí, una lástima que los Sres. Zappuci se retirasen de nuestro pais después de haber pasado en él precisamente la peor estación teatral de todo el año: ellos mas bien debieran dirigir su ambición y sus ideas á hacerse los padres de la ópera en Buenos Aires. A mas del Sr. Fiera en quien encontrarán un ayudante eficaz, la misma compañía les ofrece algunos pequeños recursos, y podrían también formar unos pocos discípulos jóvenes de buen tiempo, escogiéndolos con cuidado. Sin duda, les seriá fácil tener en un corto tér- mino un teatro en donde desplegasen sus habilidades, con la esperanza de que estas fuesen mejor recompensadas. Nosotros creemos que los esfuerzos de alguna compañía de accionistas, ó bien los del gobierno, nos propor- cionarán pronto la demolición del coliseo actual, ó mas bien de nuestra vergüenza, y la conclusión del que está pendiente por nuestra poca perse- verancia. En otra vez el Centinela procurará desenvolver sus ideas á este jespecto, 322 NUM. 2 DEL CORREO DE LAS PROVINCIAS. Hoi Domingo ha salido este número con noticias y observaciones de gravedad sobre las Provincias de Salta, Córdoba, Cuyo, Santa-Fé, Mon- tevideo, y Buenos- Ayres ; y contiene también otros dos artículos importantes tajo el general de variedades — Por nuestra parte agradecemos la distinción que hacen del Centinela los señores editores del Correo ; pero hubiéramos deseado no verla, para poder decir mas libremente que el 2*. número es en nuestro juicio mas recomendable que el primero. Creemos deber decir no obstante que en los artículos Córdoba y Sultaha. tenido sin duda una gran parte el entusiasmo de la libertad, pero que aun cuando este entusiasmo es el que nosotros buscamos que se egercite en Buenos- Ayres, y para con las cosas de Bue- nos- Ayres, nos parece que debia suavizarse lo posible tratándose de los gobiernos de las Provincias, porque estos señores tienen la costumbre desgraciada de atribuir solo al gobierno, y nunca al pueblo, ó á cualquier particular, lo que los periódicos dicen en favor ó en contra de sus administraciones — llebando esta manía hasta el extremo de querer promover una guerra por solo que un periódico cualquiera, les ha tratado alguna vez ligeramente de déspotas, ó negligentes en su marcha administrativa — Esperamos que el Correo admitirá esta indicación sin atribuirla á otro interés que al que ambos acreditamos por los intereses públicos. AVISO. Los editores del Centinela hemos recibido una carta dirigida por el encar- gado de la venta del papel sellado en satisfacción al reparo que hicimos en el N\ anterior por la venta del Centinela: no hemos heóho, como lo solicita, mención de ella al principio, por que ya estaba realizada la composición; pero tenemos que decirle que notando las dificultades en que están el lugar de la impresión, y el del despacho, que á nadie deben perjudicar mas que al Centinela, hemos dejado al impresor la facultad de elegir el punto -donde debe emitirse. Es en consecuencia de esto que el administrador de la imprenta ha pasado el despacho del Centinela á la vereda ancha tienda de D. Migue! Ochagavia, donde se hallará desde este número. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS, N\ 20. EL CENTINELA * ' ' * Buenos-Ayres Domingo 8 de Diciembre de 1822. ¿ Quien vive? La Patria. MORAL. Es calidad inseparable de no pocos periódicos , la de no ser intere- santes si no por el momento fugitivo en que ven la luz pública; y también la de que aespues vengan á ocupar el lugar de los calendarios de años pasados. Al abrir el curso del que tuvimos el honor de consagrar al público, nos propusimos , que tanto cuanto lo permitiese nuestro escasa caudal de luces , á lo menos algunas de sus páginas , pudiesen interesar la época pre- sente y las venideras. Creemos que no nos engañamos reputando de este carácter el presente artículo sobre el EGOÍSMO, que hemos formado coa el fruto de una pluma eminentemente sabia. El enseñará de un modo nue- vo á conocer los que se hallan tocados de ftste vicio ; y poniéndonos en es.* tado de poder decir sin equivocacion^-Aay va uno de ellos — acaso habre- mos conseguido corregirlos. De todas las disposiciones del hombre , la mas impenetrable : y de to- dos los caracteres de este siglo , el mas señalado es el egoísmo. El cier- ra los corazones , y los esconde de la vista de todos ; sentimos su funes- ta influencia en la sociedad , y no podemos sosprenderlo ; se mésela con los vicios mas agradables , se oculta bajo el exterior de las virtudes , y muda de colores mudando de posición. Se le censura en los teatros, en las cáte- tedras , en los libros : en una palabra , se le detesta y no se le conoce : cada cual habla de él , y ninguno lo define. El egoísmo no es otra cosa que el amor de sí ensimismo. El amor de sí en los otros hombres es un sentimiento natural , sin el cual no se conoce ningún ser sensible: por consiguiente en su reacción siempre nos vuelve sobre nosotros mismos. El deseo de la felicidad , esta impulsión universal impresa en nuestros corazones por una ley tan inviolable como la de la gravitación, obliga á que cada uno de nosotros confiese que en sus proce- dimientos; los mas desinteresados en la apariencia-, se busca también á s\ 324 mismo. En vano querríamos disimularlo , no amamos nuestro amigo , si no por qae en él nos amamos , el amante se encuentra en el objeto que ado- ra , y el amor de la Patria es una especie de amor propio (1) No echa- mos , pues , en cara al egoísta el que ame á los otros por él mismo , sino el que se ame 'exclusivamente. El, es su obgeto inmediato. Todo lo que no se encamina directamente á su persona, es una equivocación estúpida, y todo solo debe ser entre sus manos un simple instrumento de su feli- cidad. Estas ideas serian muí chocantes , y el que las concibiese un objeto de execración , si el público llegase á conocerlos. Resuelto el egoísta á no vivir si no para sí , echa de ver que necesita un arte profundo para recibir servicios ágenos sin pagarlos , lograr la estimación de aquellos mis- mos que desprecia , y aun su amistad burlándose de su confianza. Si es- to parece mui difícil , no lo es para aquel que sabe reparar con las palabras, el mal que causa con las acciones ; ser virtuoso á propósito , y vicioso sin tscándalo : duro, pero culto: perverso , pero sagaz : ingrato , pero amable — • es preciso , pues , que el egoísta persuada lo contrario de lo que piensa ; que en medio de una sociedad de servicios mutuos y de bienes , haya encon- trado el secreto de participar de estas ventajas , sin poner nada de lo suyo ; y que bajo el manto de la confianza use de dos pesos y medidas — ■ Uno con respecto de sí, y otro respecto délos demás. A los principios de este sistema , hagamos suceder su desarrollo , y confirmemos esta teoría por los perniciosos efectos de la práctica — El egoísmo se matiza con todos los colores : no excluye ninguna for- ma , y se acomoda á todas las condicciones. Así, según la variedad de sus inclinaciones ó de las circunstancias , cuando el egoísta se crea mas feliz en su ociosidad , no querrá ser útil á la patria si no por sus consumos. —Sus relaciones serán con los artistas frivolos , y con los compañeros dé sus placeres , los cuales se interesarán menos en la ganancia de una bata- lla , que en la invención de un manjar nuevo. — ¡ Y , que de egoístas de otro género entre esos genios ardientes y laboriosos , que únicamente en- tregados á sus negocios particulares , no son mejores que los primeros ! es- tos se burlan , sobre todo , de aquellos que sin un interés esclusivo se de- dican al servicio del público. El egoísmo de instinto es de todos los tiempos y de todos los países. En todas partes donde no se hayan adquirido virtudes domésticas , sino aque- llas que bastan para disfrazar la indiferencia : donde el dinero es el úni- (1) Una clase de filósofos ha querido hacer del amor propio un principio siempre vicioso, pero sin razón. Cuando Jesucristo nos dice, que el que quiera seguirlo se reiiuacie á si mismo , no destruye el amor propio ; pues que él nos convida á la vir- tud por el atractivo déla recompensa, por consiguiente por un motivo de interés mui sólido. Quiere pues que renunciemos el amor de nosotros misinos ciego y mal regla- do , nuestras pasiones é inclinaciones viciosas, que nosotros confundimos mal á proj pósito con nuestro verdadero interés, 325 co resorte , el principio y el fin de todo : donde todo se compra los placeres , los honores , y aun la consideración : donde los hombres hubiesen tomado una máscara de política para ocultar sus odios , sus desprecios , y sus trapacerías; donde estas cosas sucedan se encontrarán hombres que digan — • „Todo es impostura , vicios y desordenes al rededor de mí: ¿por „ qué yo he de valer menos que mi siglo? Yo quiero mi bien parti- „ cular , esto me es permitido : yo lo quiero á expensas de todos , y eu es- „ to á todos me paresco. Yo no pensaré pues en adelante si no en mi: ,j no seré la burla de las convenciones sociales , ni la victima de las incli- „ naciones de mi corazón. No esperaré que se me dé de la parte de estas convenciones — que me corresponde, yo me la tomaré : con la pruden- cia puedo servirme de todo , con la insensibilidad puedo hacerme inde- „ pendiente de todos ; seamos pues prudentes é insensibles , y que este apara- „ to mentiroso de la saciedad , sirva á lo menos , para hacer á un hom- bre feliz. < > Véanse aquí los principios y la conducta del egoísta — redúzcase a ce- nizas la Patria , siempre que yo pueda reinar en paz sobre sus ruinas — pero, compatriotas , en un tiempo en que se procura abrir buenos cimientos al edificio del estado , es preciso cautelarse mucho contra este enemigo de la Patria , es preciso cuando no perseguirlos , cuando no desmascararlos en* teramente , al menos descubrir y tener siempre vivos los principales ras* gos de su odiosa fisonomía. ECONOMIA POLÍTICA. En el último número concedimos al Ciudadano de las rejlexciones , quft con tal que los derechos de Aduana se redugesen puramente á los de sus Entradas marítimas, y al 10 pj los mas altos , podrían muy bien llegar á producir algún día , en medio de la prosperidad general del país, cinco millones anuales en vez de dos ; pero asentamos junto con la concesión , que estos dos ó cinco millones los contribuirían los consumidores de los efectos introducidos ; y que convendría al ínteres general de la Provin- cia , que al contrario se pagasen por cual quier otro medio que no fuese el de la Aduana. Las razones , ó mas bien algunas de ellas , son las si- guientes I a . La Aduana es un recurso puramente precario para cualquier estada que no tenga una marina al menos regular : insistir en lo contrario , es por* fiar en mantener que una casa está tan segura con la llave y los pasado- res puestos en la parte exterior de la puerta, como en la parte interior— 2. * La aduana peca contra el 4." axioma de Adán Smith ; porque ocasiona precisamente el mayor gasto en la recaudación de sus entradas., necesitando un egército de empleados de toda clase para su resguardo. 3. ° La aduana es inherentemente la fuente de una corrupción moral 316 perenne, en cuanto ningún estado es capaz de dotar aquel egército de em- pleados, de un modo que quede en todas sus partes al abrigo de la tenta- ción. El contagio se esparce precisamente asi como se extienden los de- rechos — sus síntomas se moderan al paso que se moderan los derechos; y solo desaparecen cuando los derechos son reducidos á O. 4° La aduana es el dique artificial' que impide el que los ciudadanos son capitales pequeños y medianos, que siempre componen el mayor nú- mero, entren inmediatamente en el giro del comercio extrangero ; y por consiguiente á mas de causar este mal directo, es asi la madre de mil monopolios. 5° La aduana recauda sus haberes, del negociante introductor: este se los hace reembolsar por el comerciante por mayor, y necesariamente con usura ; este último egecuta la misma operación con el vendedor por menor, tomando también su usura ; y lo propio sucede cuantas veces mudan de manos los efectos hasta llegar á las del consumidor, el cual tiene que satisfacer no solo los derechos del , estado, sino también las utilidades acu- muladas por todos los que hayan intervenido entre él y la aduana. 6/ La aduana, pues, á mas de ser la madre fecunda de una prole numerosa, es decir, de empleados que se hallan expuestos á la tentacioa de traicionar la confianza del gobierno— de contrabandistas que desconocen io que es patria— y de monopolistas que se regocijan en medio de las mi- serias que acrecentan, ó tal vez que originan— la aduana peca contra el primer axioma de Adán Smith, en cuanto los subditos del estado no con- tribuyen á Jos derechos en proporción de sus respectivas facultades Las preocupaciones y el ínteres á veces ofuscan la vista de algunos hombres en tales términos, que es necesario aplicar el lente para descubrir la verdad de un aserto semejante. Veamos, pues, Sr. Ciudadano, veamos ya que es menester— ¿ Es^ V. Miope ? lo sentimos , mas con este vidrio V. podrá ver 3a verdad clarísima. Aquel negociante que ve V. sentado sobre la caja de fierro, y que aun no se resuelve á depositar sus onzas en el banco no obstante que se las pudieran robar en una noche de estas en su casa, gasta una resma de papel ^ en escribir á sus corresponsales de Burdeos, de Liverpool, de Lima, y quien sabe de que otras partes ; y saca, quien sabe como, cincuenta mil pesos de utilidad de Jas noticias que les trasmite— mui bien. Yo, el Centinela, y mui servidor de V., gasto otra resma de papel, en mi „ ¿quien vrce? la patria", y saco (gracias á la indulgencia del pueblo) dando á real y medio cada dos pliegos, algún pequeño provecho de ella— bueno. Y, V. Sr. Ciudadano gasta también otra resma igual en hacer sus „refle- xiones"....pero sin provecho alguno— ¿ está V ?— Ahora pues ¿ y la aduana, como se comporta en este negocio del papel ? Sr. Ciudadano, la aduana hace contribuir al rico negociante, al humilde Centinela, y á V., cada uno un peso por la resma de papel que gastamos — ¿ Y es justo esto? ¿Es esto lo que se llama hacer que cada uno contribuya según sus facultades? Si es justo oue yo Centinela contribuya coa un. peso por mi resma á laa 327 «rgencias del estado, lo que es justo porque me deja alguna ganancia ;no ve V. que el negociante debería contribuir por la suya cuando menos con cincuenta ? ciertamente. Pero ya que nos corresponde contribuir cada uno á las urgencias del estado según nuestras FACULTADES ¿que derecho tiene la aduana para exigir un solo cuartillo sobre la resma en que V. hace imprimir sus ¿¿reflexiones" ? V. me dirá sin duda que la aduana no puede proporcionar el derecho sobre el papel que despacha, por la escala del provecho que saqaen de él los consumidores — corriente, en esto como en todo lo demás es del todo incorregible ; pero quitaremos el paño del lente, Sr. ciudadano, y veremos otro egemplo en el cual ni V. ni yo tengamos arte ni parte. Aquellos tres caballeros, de familias honradas, y bien educados, son todos los tres casados como V. y yo, y como todo buen patriota que. quiere gozar y participar de los placeres puros de la vida : ellos tienen también, como nosotros, cuatro ó cinco hijos cada uno ; pero hai una desigualdad notable entre sus fortunas, aun cuando todos tienen que mantener 4 sus familias con una cierta igualdad en el decoro, ni mas ni menos que como comunmente sucede entre las fortunas medianas de las ciudades civilizadas. El uno se llama Don A. y tiene 2000 pesos anuales — el otro Don B. que goza de 4000 — y el otro Don C. cuya renta asciende á 6000 duros. El primero, asi como los otros dos, animado por el deseo natural y laudable de mantener á sus queridos hijos en la misma sociedad respetable en que él mismo ha nacido, les da una educación adecuada con la esperanza de que algún dia entrarán en una carrera útil y honrosa ; y V. se hará cargo fácilmente que Don A. no podrá en el dia economizar mucha parte de sus 2000 pesos, sin negar á su familia algo esencial á la decencia y decoro de su clase, entretanto que Don B. y Don C. pueden, si quieren, economizar, sin deshonrarse en el concepto público, el uno la mitad, y el otro los dos tercios de sus rentas. Hágase V. cargo ahora cuan probable es, y cuan verosímil también, que las tres partes de cuanto consumen A, B y C en sus familias, les vengan sobrecargadas con un 20 pj por derechos de aduana, y por las utilidades de los que los hayan adelantado ; de modo que cada uno de estos Señores, bajo tal forma, contribuye á las urgencias del estado con 300 pesos anuales, en el supuesto que uno gasta los 2000 que tiene, el otro la mitad, y el otro la tercera parte de lo que tiene también. Y, Sr. Ciudadano, V. que hace reflexiones ¿no conoce que esto da que reflexionar? ¡Como! ¡el estado, que necesita sacar un agregado de 900 pesos de estos tres ciuda- danos honrados, que tienen 2, 4, y 6 mil pesos anuales, permite que su Aduana los arranque en cuotas iguales de fortunas tan distintas ! ' Convenga V., amigo nuestro, en que la contribución directa menos bien combinada, les haría pagar respectivamente 150, 300, y 450 pesos, y que entonces Don A. podría también ahorrar alguna cosa ; pero un ministro de hacienda economista (porque no crea V. que todos lo son) y amante de su pais 5 cabría combinar la contribución cuando menos de un moda que respecíi« 328 vameníe contribuyesen los tres con 100, 300, y 500 pesos ; el diría, y 1© diría al Senado, que siendo sensato le escucharía sin remedio — „nias fácil- mente puede un ciudadano con 6000 pesos al año contribuir 500 para la defensa de su persona, de sus bienes, y de sus compatriotas, que otro 100, con 2000 ; y una de las primeras máximas de la sana economía política Señores, es el tratar por todo medio justo y suave, de restaurar ese equi- librio entre las fortunas de los ciudadanos, que tienden á estorvar perpe- tuamente tantas causas." Lo dicho, Señor Ciudadano , debe bastar para convencer á toda per- sona ímparcial, que de todos los recursos del erario, la aduana es el mas triste, mas molesto, mas costoso, mas inmoral, mas injusto, y mas destructor; si no basta lo dicho para convencerlo, queda mucho mas que decir en el tintero, lo que omitimos solo porque la buena crianza nos exige que de- jemos, algún campo para que los demás hagan también sus reflexiones. El Centinela, pues, es de opinión, y la da sin vacilar, que el verda- dero y permanente ínteres de Buenos Aires demanda que se haga el puerto un PUERTO FRANCO, no con pasos ^agigantados" , sino con pasos firmes, medidos y constantes ; y que en el entretanto madure un sistema racional de rentas interiores, para ocupar el lugar de los derechos de la aduana. (Continuará) CORRESPONDENCIA. Organización de la Milicia, CONTINUACION. I Quien ignora, sí conoce algún tanto la milicia, que la educación que actualmente reciben nuestros futuros generales, es la mas triste y digna de reforma? ¿que tiempo les quedará á estos niños para resolver proble- mas, después que á todas -horas los estarnas tropezando en la comedia, en el paseo, y en las casas públicas? Ellos no tienen la sugecion que requiere su tierna edad, por cuya razón varios que antes de entrar cacíetes eran dóciles y virtuosos, al cabo de algún tiempo de milicias ya no pueden sufrirlos en sus propias casas ; y todo esto en consecuencia de lo vicioso de la institución como dejamos sentado. Para los jefes no son niños, sino unos subditos como los demás : para los padres son unos señores militares con un fuero como una casa. ¡ Que diferentes modales, que diferente carácter sacarán los alumnos del Colegio de la Union ! se me dirá que aquellos se destinan á las cien- cias y cárgos civiles, ó al comercio ó la iglesia: y que ¿no sería bueno que los militares tuviesen las mismas virtudes que aquellos - adquieren erv 329 ia vida reglada y circunspecta de sm liceos? ¿es circunstancia precisa en el militar ser ignorante: ser libre eu sus maneras y licencioso en sus cos- tumbres ? Sí, esto sería bueno pnra una monarquía absoluta pero los militares republicanos pueden y deben saber mas que las ordenanzas. . . . La historia debe inflamar su espíritu, estimularlos á la imitación de los grandes modelos de virtud y heroísmo : allí se encuentran desnudos del aparato de la lisonja ; este estudio enseña ademas á conocer el camino que conduce á la verdadera gloria, y no sería malo enseñarlo temprano á unos jóvenes destinados á servir de plantel de generales. La geografía debe saberla todo hombre que se destine á empleos brillantes, sino quiere pasar por un idiota, y en un general es bueno tenerlo sabido antes de empuñar el bastón porque aprenderlo después es muy triste ; el diseño militar y for- tificación son conocimientos precisos para no ser un autómata. En fin, todo esto y algo mas es de absoluta necesidad para formar generales, y nuestros cadetes solo reciben unas lecciones rápidas de aritmética, geometría, y dibujo natural, que no es posible adivinar cuando lo estudian, porque todo el dia los vemos en las calles, siendo asi que sola la matemática necesita una con- tracción no interrumpida. Mucho falta que decir sobre esta materia; mas cuando una ojeada im- parcial bastaría para convencer la necesidad de suprimir los cadetes, creo qué con lo expuesto no se podrá, sin capricho sostener la utilidad de aquel gótico establecimiento. Esta consideración, y tener entendido que el minis- terio concibió ya un plan para la fundación de una escuela militar, es lo que me anima á creer no tardará el momento en que veamos cumplidos. nuestros votos, y preparados los cimientos para la obra grandiosa de la orga- nización regular y perfecta de un ejercicio digno de Buenos-Ayres. Si se teme la falta de recursos para los gastos del establecimiento de la escuela militar, tengase presente, 1\, que los cadetes se alimentan, son alojados y vestidos por sus familias ; que ademas el estado gasta con cada uno 16 pesos al mes, calculando el vestuario y demás utensilios y asistencia : y que si para cuadro de oficiales de toda la provincia crean plazas, cincuenta alum- nos son cincuenta cadetes, que suman 800 pesos mensuales. Si á esto las familias descargadas del peso de la subsistencia y vestidos, añaden ocho pesos, ya tenemos 400 pesos mas que completan el total de 1200 pesos mensuales, y por consiguiente 14.400 pesos anuales, á lo que pueden agregarse algunos otros arbitrios como una casa del estado con chácara que subministre el alimento de la escuela, teniéndose también presente que los jóvenes de las otras provincias deberán pagar los 24 pesos netos, todo esto calculado no parecerá gigantesco el proyecto. Los maestros, ni es difícil el hallarlos, ni es preciso que sean exclusivos para un solo ramo, v. g,, el de matemáticas que puede serlo de diseño mili- tar y fortificación : el de táctica puede serlo de geografía, historia, ordenanzas, pues no son tan difíciles de encontrar en una misma persona todos estos conocimientos. Creo suficiente lo dicho, por lo reducido de un periódico ; y dejo á salvo el sostener mas ampliamente mi opinión si algún amante 330 de lo antiguo quisiese escribir un tratado apoyando el sistema contrario ai de las escuelas militares, para dar buenos oficiales al ejército. Continuaré sobre los demás puntos de la organización miiitar — EL OFICIAL REFORMADO. Concluye el comunicado del número anterior. Todo junto. La teoría y la práctica de los revolucionarios en Buenos -Áy res. \ Cuantas cosas lindas podría yo decirles, señores Centinelas, sóbrela teoría y la práctica de los revolucionarios actuales ! ¡ oh, si las rezara todas ! ¡lo que se reirían ustedes, y lo que me divertiría yo mismo al ver las carcajadas que largasen! vamos, sería ni la de San Payo entre los monos ; por- que es preciso que también sepan ustedes que hay cosas en la práctica y en la teoría de los revolucionarios de presente, no solo que no están escritas por que esto no sería nada, sino que jamás han podido ocurrirse á la republi- quéía mas bien organizada de locos y de locas ¡ Qué D. Fernando Puche, m que Sacalamaca! disparate; ríanse ustedes del duque de Oropesa, ó del físico portugués, esto no vale ¡Castro! buena cosa ; el Dr. africano, Tololo el gordo, la Chinchilla ! buena locura ; nada nada hay con que comparar ciertas cosas de los revolucionarios del día, á no ser que quisieran ustedes dejarme asemejarlas en ..parte al famoso Amuedo, dueño de la cárcel, de la carnicería, y de la recoba, ó al loco antiguo del Norte de la Europa un tal Pyreé, cuya locura le habia dado por llamarse único propietario de lodos los bageles que estaban dentro del -puerto donde vivia j y no habia demonios que lo sacasen de aquí. Pero dejemos á retaguardia esta maña en algunos ciegos ó con vista de la aspiración á la exclusiva, aquello de herederos del pacto, y todas las demás sarandajas ó apropiaciones que se hacen á lo Amuedo, á lo Pyreé, ó á lo Diablo. Yo ahora me empeño en que ustedes después de haberse reído cou mi cuadro de antiguos revolucionarios, lloren con la hermandad de San Tristesas que voy á detallarles, y lloren hasta que revienten por que el negocio es de un gordo merecimiento. Asi pues, digo que los revo- lucionarios del dia no son, como tampoco lo han sido los pasados, revolu- cionarios aristócratas, ni monárquicos, ni imperiales ; sino que son puramenre unos lagañas (hablando provincialmente) reunidos no en aquello que se llama Logia porque esto es de frac-mazones, sino en una cofradia práctica, cuyos diferentes cargos, y cuyos diferentes motivos detallaré sin que se esca- pe ni uno de los campanilleros. Convendrá pues que nuestra marcha siga de frente. í 331 Los Hermanos mayores fundadores de esta cofradía son los contrabandistas! pondremos de frente su táctica antigua — 1°., que los derechos de aduana engor- adas en hasta reventar, para que el secretario tuviese mucha plata ; y por aquí era por donde primero se la entraban al financista á lo chileno. 2°. Que en conse- cuencia engordase el precio de los efectos en la plaza. Dispuesto de este modo el campamento hacían — la embestida 1. a — al gobernante un gran convite, y tras á las once de la noche recuperada la plaza del influjo — la embestida 2. a — ■ reforma en el resguardo, fuera cabos, fuera oficiales, fuera comandantes por picaros contrabandistas — avur, y á buscar patrones para otra semejante — chasque al Janeiro — „E1 que quiera introducir en Buenos Aires cualquier cargamento por la mitad de los derechos de aduana, ocurra á casa de Pedro Antonio que está autorizado para dar todas las garantías que se requie- ran." — Chasque avalizas — ,,Un 30 p §- abordo de utilidad por todo el carga- mento del bergantín francés La Bella Leal" — Por hecho — „ Sr. administrador de aduana — D* Pájaro del Peral ante V. dice que la Bella Leal ha fondead» y está de tránsito para Valparaíso" — pagúense los derechos de tránsito, se hacia, y tras al siguiente el cargamentillo transitaba hasta la casa del Pá- jaro en tierra, escoltado ¿ que le parece á V, ? con los nuevos Centinelas del resguardo. Venta, venta breve, baratillo. Reparto de utilidades- una taleguilla á los resguardes de confianza ; y tras, espuelas, estribos, y cabezeras de plata. Unas cuantas taleguillas al gobernante por mano del hermano portero, y tras, tras, al panteón ó á los fondos de Londres. Al Secretario un buen tratado, un buen juego de porcelana, un vestido para madama: todo esto 1.° con muchísimo del recato; luego, fuera máscara, y de frente ahí van los cucuruchos, que se admitían ó porque llegaban á tiempo que no había para comer, ó porque casualmente habría que cubrir varios créditos contraidos antes de entrar á lamber el buey. — Pero como las utilidades eran tantas, pues eran primdro todos los derechos, y después las de las ventas que se menudeaban porque vendían mas barato que los que habian pagado derechos, ademas del premio para los fieles y únicos servidores del estado, se empleaba otra gran parte en agrandar el influjo viviendo y comiendo opíparamente con los cofrades, vailando y regalando con y á las cofradas ; y habilitando á los campanilleros ¿ Que ha su- cedido, pues, en el dia ? los derechos de aduana bajaron por los suelos— el influjo ministerial se hizo humo, y ninguno de los resguardos teme que le quiten el empleo los contrabandistas — los compadraseis volaron — avur Madrid que te quedaste sin gente— viento por la ipToa.—praiapras — se secó la viña, y se acabaron los panales y las comadres — ? Qui facendo ? ¡ á filo-» sofar ! no hai cabeza — ¡ A cabar la tierra ! ¿ y que se diría ? — j á pedir 1¡« mosna! ¿y quien la da á picaros? — ¡ á la ratonera! ¿y la policía — ¡ A donde diablo vamos ! Revolucionar ! ! I El Csnt. Nvm. 20. 332 Hermanos venid, Devotos llegad, Que los contrabandos Se acabaron ya. Los Hermanos tesoreros fundadores de la cofradía son los taures ó ju- gadores en general de monte, dados, gallos, pelota, y carrera. Abolido el sistema tontinental de Buenos Aires, que á diferencia del de Napoleón que consistía en cerrar todas las puertas á las manufacturas británicas, tenía por base el hacer de toda la playa un portón para que entrasen mas, na á la aduana, sino á la aduanilla de los contrabandistas, se acabaron los gordos superávits, se acabaron las gangas con que se pintaban santos, y se- acabó la otra ganga de jugar á la mendocina con la talega por delante. Se acabaron también los tenderos que se fundían porque no pudiendo con- currir con los habilitados de los contrabandistas, se metían á pelliscar á lo montonero y salían luego trasquilados y sin orejas en el monte, ó coa los banbüscsy juego de manganetas de origen africano, disimulado con et Sobrenombre de dados: fue preciso empezar á pensar en trabajar para comer: la caterva de comisarios de polista apuraba con cargosidad, y amigos cátate aquí que por todo esto, y otro mucho mas que omito se acabó el recurso «le los fundidos, de los holgazanes, de los rateros, y de los coimeros — estos son de una parle- La otra parte es la decidida por las carreras, los» gallos, y las pelotas. Embriagados con estas sublimes invenciones en que se egercita tanto el entendimiento, y goza tantísimo el corazón, que ni los <3e un salvage — electrizados como religiosos al ver la destreza con que el ginete le hace una trampa á su contrario en lo rápido de la carrera, ó at vencer la raya — entusiasmados como moralistas con los chorros de sangre que despide el galio sobre el justillo, y con la esperanza que los devora de ver realizado aquello de, gallo que canta le aprietan la garganta — col- mados de placer como filósofos al ver voltearle á uno las narices de un pelotaso, al otro quedarse sin uñas por detener un bote, á aquel darse una costalada en una hermosa llanura ; y al ver en fin como patriotas re- copilada toda la gente holgazana de vincha y mate, en tantas y tan di- ferentes actitudes que ni las delSr. de Pruchinela r embriagados, pues, asi elec- trizados, entusiasmados, petrificados nada puede contener la justa furia que los devora al ver el tenaz é impertinente empeño por introducir esas prácticas llamadas — buen gusto—recreaciones inocentes é instructivas- civilidad — cultura — estudio — meditación — perfección de talentos — trabajo — labor — de- cencia, y todo ese fárrago de sostituíos de nuevo molde que viene á dar «n tierra con los. montes, los dados, las carreras, los gallos, las pelotas, cuando estos tienen sobre los nuevos la ventaja de gozarse sin mas que tomar mate, fumar cien cigarros, sacarle el pellego á Cristo, desnudar á Longino, dar un asalto á media noche, robarle los derechos al estado, pegar mil petardos, prostituir á las mugeres, mandar á las hijas al mercado, y estancarse allí donde yacen en el Colegio de abestruces — ¡ Qü'e jaotivos > 333 Centinela! ¡y que graves! ¡Como consentir un gobierno que nos priva de estoa bienes ! ¡ que revolución tan justa ! — A ella, á ella, pues, hermanos, y muramos en la gracia de Dios, y por la fé de nuestros padres ! ! ! ! Tenemos^ pues, ya los hermanos mayores: vamos á los hermanos campanilla ros y y tampoco haya cuidado que se me ^scape ni aun las campanillas rajadas. El primer campanillero de esta hermandad, es la envidia. Se vé que con excepción del periodista Mr. Laves que escribe en Chile, todos los periodistas del mundo se desatan en hablar prodigios de la marcha de Buenos Aires : se ve que en el interior se admira y respeta un gobierna que sin mas elementos que las personas de que se compone, ha hecho era- proar la nave á un buen rumbo contra viento y marea, y echar diez millas por hora ; y tras, ojala se murieran, grita la embutía, porque de que sirve que la patria brille, cuando yo me quedo tan obscuro como el año 19. Revolución. El segundo campanillero es la avaricia. Sr., que se trabaja la Cate- dral — ¿y yo? Sr., que se hermosea el fuerte — ¿y yo? Sr., que se hacea -mercados — ¿y yo? Sr., que los fondos públicos llegan al 50 — ¿yyo?Sr. Jr que se paga mensualmente — ¿ y á mí ? Sr., que se ocupa á, los hombres útiles — ¿y á mí? Sr., que se premian las letras — ¿y á raí? y á mí, y á mí, y á mí: pues si no hai y á mí, no hai patria, no hai gusto, no hai paz, y no hai un demonio, porque no es cosa de mi padre 1 lamerse hogaza, y de morirme yo de ambre — Yoío por la revolución, dice la avaricia. El tercer campanillero es la estupidez. ¿ para qué demonio es ese Re- gistro Estadístico, cuando ni en el diccionario de la academia española se encuentra el término Estadística ?- — — • qué ganan los vivos con que á cada paso se les estén presentando los muertos ? ¿ y qué me dice V. de esos preámbulos del Registro Oficial ; quien demonio decifra lo que quiere decir eso? ¿A que esto de Jueces de Paz, Jueces de 1. a Instancia, Casa de Justicia, Colegio electoral &c. &c. &c. — ? ¿No es mejor y mas llano, y no lo entienden hasta los lecheros, nuestros antiguos nombres de Alcalde* de Hermandad, Corchetes, Juntas, Juzgados, Alguaciles, y Berdugos ?— j Quite y, hombre ! estoi aburrido : voto por la revolución. El cuarto campanillero es el misterio. ¿ No observa V. la tendencia del gobierno este ? Todo lo que él haga ha de ser público : todo lo que haga la Junta ha de ser público: todo lo que hagan los tribunales ha de ser público: todas las opiniones se han de dar en público: todo lo que se pida ó se solicite ha de ser en público : se han de hacer públicas y cada semana las entradas y las salidas e» las cajas del estado : los remates se han de hacer públicos : públicas so han de hacer las contratas — ¿ y á donde vamos á parar ¿ y si cuando nos toque se ofrece tratar de algua príncipe de Luca ? ¿ no es esto acostumbrar mal al pueblo, ? ¿ quien res- ponde de las imprentas? y si es preciso desterrar auna docena, ¿quiea responde que no se escapen cuatro horas antes?— — ¡Bárbaros! ¡ cansan la paciencia ! ¡ ya no se puede sufrir ! revolución, revolución — estoi por ella. El quinto campanillero es la, hoígazanem. Comer si á tpdos nos ha- 334 "hiera dado Dios unos lomos tan prácticos como los de los reformadores, cátate aquí que se pide un informe sobre un asunto de un cualquiera, de un Juan Lanas ; no se da en el dia, pues tras, nota de secretaría, inven- cioncilla nueva para moler gente — no se hace, porque fue preciso ir á las Conchas — pues tras, tras, tras, allá va una paulina práctica — no se hizo por- que el dia estaba para dormir siesta, que se me presente al frente — ■ el temorcillo obligó á prepararse para despacharlo al día siguiente, pero no pudo ser porque el viento estaba Norte ; pues avur, á buscar madre que lo envuelva que el pueblo no paga zánganos, y adiós patriotismo, adiós de- rechos, adiós malilla, adiós todo: ¿ Y por que ? por un Juan Lanas. — ¡ Vea V. si esto le cabe á nadie en la calabera ; eh ! no hai mas arbitrio, que se vayan á los infiernos — Revolución. El sexto campanillero es la corrupción — pido y suplico que se me pague en fondos públicos la cantidad de 1500 pesos que me debe el estado desde «1 año 14 — ¡ pero Sr., si V. ha cobrado los 1500 en el año 15! esos fueron ©tros — no hay tal , si son los mismos, y larguece el muy tramposo. Sr., vengo á pagar 500 pesos que le debo al erario — ¿ en que ? en fondos públicos como él paga sus deudas según lo ha decretado — muy bien, veamos á ver — aqui están 100 pesos en vületes del fondo de 4 por ciento — Sr., si la deuda de V. es del año 12. y los 500 deben ser en fondos del 6 por §- porque el estado cobra como paga, es decir deudas anteriores á la revolución con fon- dos del 4 ; posteriores, con los del 6 — no señor, que el decreto no dice sino que se pague en fondos públicos — no hay tal berenjena — pues, entonces, íio pago y avur — Sr., que el contrabando que me han pillado, lo introduje €on la inocencia del mundo ; pues amigo que le valga la inocencia, y al remate — y sin mas ni mas, el cobrador, el pagador, y el inocente se dan, »n tirón de los cabellos, echan su voto al diablo, y tras la corrupción irota por la revoltina. — Con que, Centinelas, ya me parece que se darán ustedes por muy bien servidos, y yo por libertado del compromiso en que me puse al principio para con ustedes — verán ustedes, confesarán y declararán que si no hay tal aristocracia revolucionaria, no por eso deja de haber revolucionarios y gordos; y gordos, sí, porque ustedes saben que no son muy flaquitas en Buenos Aires la envidia, la avaricia, la estupidez, la holgazanería, el misterio, y la corrupción; y que tampoco son en muy corto número que digamos, los contrabandis- tas, y los jugadores, inclusos los compadres, las cuñadas, los ahijados, y los piinos. Con que avur; palo, economía, actividad, rectitud, orden, juicio, desin- terés, igualdad — habiendo esto, todo lo demás es tertulia para EL PRIMO HERMANO DEL POBRECITO HOLGAZAN, 335 CONTESTACION. Ofrecimos dar al "Pobrccilo" una contestación sería, sobre la comuni- cación que acabamos de insertar, y cuyo mérito escusamos recomendar por que él ha sido reconocido ya por cuantos han leído la primera parte publi- cada en el número anterior — Entraremos pues á llenar también nuestro compromiso, y lo haremos tan sucintamente cuanto que la limitación de nuestras páginas no permite á nuestra pluma todo el vuelo que debiera y pudiera tomar á la vista de un cuadro de desdichas semejantes. En efecto; un cuadro de desdichas, Sr. holgazán, es el que V. nos presenta, porque también hay verdades desdichadas ; y cuando se recopilan, como V. lo ha hecho, no solo son desdichadas, sino que degradan y mortifican. ¡ Que idea formaría el mundo, de nuestra patria, y cual es la que sería justo que formase de nosotros , si el espejo de lo que hemos sido habia de ser siempre como el cuadro universal que V., Sr. pobrecito, acaba de trazar con ese pincel tan punzante ! ¡ Que sería de nosotros, y de nuestras pretencionrs á ser reconocidos en el carácter de hombres de honor , de hombres cultos, de hombres en fin, y no de bestias destinadas á vegetar en la obscuridad y abatimiento ! Diga V. Sr. holgazán : V. que tanto se insinúa en el corazón de los hombres ¿ cual sería nuestro lugar en el corazón, de los hombres del mundo racional y civilizado ?■ — Por lo que á nosotros toca, tan horroroso es el concepto que nos parece formarían de nosotros, si creyesen que habia de ser perpetuo el cuadro que V. nos traza: tan espantoso, Sr.. holgazán, es, y tanto nos acongoja, que aun hasta hemos dudado de su interés público, Sr. pobrecito, al ver el tono juguetón coa que V. describe lo mismo que puede arrancarle lagrimas á V-, á sus contem- poráneos, y á la posteridad. Pero apartando la vista de esta idea atroz, Sr. Pobrecito, encontraremos una multitud de colores para matizar un cuadro mas brillante para nuestra patria, y mas honroso para nosotros ; encontraremos que los malos colores se van auyentando ya de ese cuadro de las desdichas, y que los que conserva son solo colores pálidos, imagen verdadera de la aproximación al sepulcro — . Si después de esto meditamos, daremos un paso mas : esto es, convencernos que no debemos publicar los defectos de esa minoría espantosa, sino la nueva actividad adquirida por una mayoría excesiva que en el pais marcha hombreada con el orden, con la justicia, y con la paz : que clama por la libertad,, sin anarquía : que clama por ser feliz, sin la ruina de sus her- manos : que quiere, en fin, gozar de su fortuna, sin que otros lloren su desgracia — Esto es práctico , Sr. holgazán , y lo será siempre si como V. sigue la manía de nuestro práctico^ todos siguen la que V. recomienda de andar DE FRENTE. 336 El dia de San Andrés. El Argos ha anticipado en su núm. 92 cuanto se hubiera podido decir -sobre el convite que han dado los señores Escoces en celebridad del dia del patrón de su pais ; por lo mismo solo le queda al Centinela el ofrecer á sus lectores los Brindis mas notables é interesantes. Por el rey Jorge 4\ — La inmortal memoria de Sn. Andrés — Escocia — su Iglesia. — Su Excelencia el Gobernador de Buenos Ayres. — La rosa, el trébol, y el cardo (1) que sigan reunidos manifestando su adhesión al rey, manteniendo la constitución, y defendiendo la libertad y felicidad del género humano. — El bello sexo de Caledonia. (2) La independencia de Sud América. — La Sra. de su Excelencia el Gobernador de Buenos Ayres, y sus bellas compratriotas. — El gobierno representativo de Buenos- Ayren, y que sus medidas que han obrado tanto á favor de la felicidad y prosperidad de los ciudadanos de esta provincia, se esparzan y adopten por toda la América del Sud. Por Don Bernardino Rivadavia. El Sr. Rivadavia agradeció este brinde, y dio el suyo con tres partes — ■ 1°., Por la simplicidad del clero escoces, el mas republicano de Europa — 2°. Por lo que la historia debe á los distinguidos talentos escoces Hume, y Rober- son. — 3°. Y por lo que todas las naciones deben á la economía política, y al demostrador de ella el distinguido escoces Adán Smith. Por el progreso de la libertad civil y religiosa en todo el orbe. La cons- titución británica, que se mantenga eternamente en toda su fuerza. Nuestros paisanos por todas las partes del mundo, y que ninguna distancia debilite su ■amor á sus hogares. Que se satisfaga pronto el deseo del pueblo de Euro- -pa por el reconocimiento de la independencia de Sud América • y que la cordialidad que ha señalado el trato individual entre los naturales de Buenos Ayres y los subditos británicos, se fortalezca por relaciones amistoras entre sus gobiernos respectivos. El Sr. Don Manuel García, Ministro de hacienda — Que el pueblo de Buenos Ayres sea siempre uno de los amigos y hermanos de los virtuosos hijos de Caledonia. El Sr. Don Fracisco Cruz, Ministro de la guerra — El clero de Escocia, el mas republicano de toda la Europa. Los ministros de Inglaterra. — Sn. Martin, O'Higgins y Bolívar. La inmortal memoria de Roberto Burns (3) — Por nuestros huespedes, que hoy han asistido á realizar la festividad del aniversario de Sn. Andrés. (1) Las insignias respectivas de Inglaterra, Irlanda y Escocia. (2) Escocia. (3) Poeta moderno escoces, de humilde Maci¿»ie»to, pero, á quiejtel talento ha enjiolblecidc?. 337 TEATRO. Hoy hace ocho días que la señora Campomanes y el señor Velarde come- tieron una falta para con el público, que sin duda es sin egemplo en los anales teatrales. La señora obtuvo de un modo extraordinario el desagrado de los ex pect adores por que cantó muí mal una mui pesada y mui mala tonadilla ; y tuvo la delicadeza de repetirla tres veces sin embargo de los silbidos que se le dispararon por mas de mil. Hasta aqui no es mucho. El señor Velarás salió en seguida á anunciar la función siguiente ; y equivocando el lugar que ocupaba y las personas que tenia al frente, con las que dejaba á retaguardia, se animó á caracterizar de exceso en el público la expresión que este había pronunciado para acreditar el disgusto á que se le había provocado con una junción de aldea. Todavía esto no es nada. Hay quien asegure que el juez del teatro hizo retirar de sus lunetas á dos individuos, que los hizo conducir hasta su palco, y q«e en él fueron reprendidos como era posible hacerse en el tiempo de los vireges, sin que tampoco hasta ahora se sepa que hayan sufrido la menor reconvención ni el actor ni la actriz que provocaron la irrita- ción pública. Estamos desengañados, y es preciso que lo estén todos, que mientras el público no conozca y haga uso con frecuencia y energía de su derecho incon- testable, para aplaudir lo bueno y reprobar lo malo que advierta en las come- dias y en los cómicos, y sobre todo la negligencia que se nota y la desfachaz con que á veces se presentan, nunca podremos llegar á tener un teatro ni aua mediano. Es preciso que el público sepa, y que también sepan los actores, que los verdederos jueces del teatro son los que pagan sus entradas ; si quieren convencerse de esta verdad, no tendremos mas que abandonarlos por una temporada en manos de los jueces que tanto los favorecen entrando sin pagar ; si Sres. actores, sin pagar, y ustedes olvidándose lo que Molier ,, les enseña tan claramente 9 ,LE VRAI AMPHYTRION EST L' AMPHYTRÍ ON OÚ V ON DIÑE" Esta escena de canto recuerda lo que aconteció, mucho antes del descu- brimiento de nuestra América, allá en la capital de la Frigia, pais del Asia. Una noche, en la ópera bufa de los frigianos, salieron á cantar y á tocar los dioses, Apolo en trage de pastor, y Pan en el de sátiro. Después de la función, el juez del teatro, llamado Midas, sentenció que los graz- nidos del Dios Pan, y los chillidos de su flauta rústica y de canas, eran superiores al canto armónico y divino toque de la lira del mismo Dios de la música ; y obligó al público á que escuchase el canto de Pan tres veces seguidas, sin atreverse á manifestar su disgusto. Pero Apolo, justamen- te indignado por la ordenación de Midas, hace que en la testa de este broten dos orejas de burro. ¿Que sucede, pues? Dáse orden á los cria- dos para callar sigilosamente uná novedad tan triste, y Midas sepulta su eabeza fertilizada dentro de uu gran sombrero elástino ; pero uno de los triados que había nacido para verificar el refrán que dice— »ada hay que 33S pese tanto como un secreto — cába un pozo profundo, y baja á él á desaho- gar su pecho oprimido, repitiendo despacio lo que habia dentro del elás- tico de su amo. Desde aquel momento todas las cañas que se crian en la Frigia, de la especie de que se componía la flauta de Pan, se entregaron á murmurar todas las veces que el mas leve zéfiro las meneaba, repitiendo — ¿¡Nuestro Midas es con dos malas orejas." ¡ Quiera Dios, es decir el dios Apolo, que no suceda otro tanto en Buenos-Ayres ! tenemos tantos pozos, tantas cañas de castilla, tantos pamperos fuertes, que j DIOS NOS LIBRE ! CANDIDATOS. Para la 3. a legislatura. El partido que nosotros llamamos opuesto á la terminación de la re- forma, ha enarbolado ya su bandera de recluta ; y tenemos ya en nuestro poder la lista de los candidatos que forman el cuartel general con el sobre- nombre de amigos del pueblo. Las demás divisiones aun no se ponen en movimiento, ó al menos nosotros lo ignoramos, y por esto reservamos el publicar la lista de los primeros hasta que obtengamos la nómina de los demás. Se anuncia que hai un mismo plan de ataque adoptado por todas las partes beligerantes : esto es, el de tachar en planillas manuscritas los candidatos de los diferentes egércitos. Este no es el mejor medio. El mejor sería asaltar las imprentas, y entablar por medio de ellas un duelo decente. Si este arbitrio parece bien, el Centinela tiene su Cuartel listo para alojar á un regimiento entero, y no pocos castillos para hacer fuego por todas direcciones. Vengan, pues, á sus cuadras los sobrenombrados amigos del pueblo, y vengan los que se han alistado ó alisten bajo las ban- deras de la LIBERTAD y del HONOR: el Centinela les hará guardia á todos, y abrirá su marcha luego que los unos y los otros pongan sus armas — en descanso. LA EX-RECOLETA. Creemos que será satisfactorio para el público el que le comuniquemos que la Recoleta ha empezado á rendir otro servicio sólido é importante, ademas de él del Cementerio. El ingeniero hidráulico en Jefe, cuyo depar- tamento se halla establecido desde principios de este mes, ha elegido la Noria de la Recoleta para hacer sus ensayos ó experiencias hidráulicas. Será también agradable el que publiquemos que el Sr. Provisor Gober- nador del Obispado se ocupa seriamente en hacer laborioso este destino y de grande utilidad. Ha mandado retirar de la campaña todos los religiosos, cualquiera que sea el carácter que revistan, que se ocupen en recoger limosnas, y bajo este velo en sembrar la división. Ha dictado un reglamento sobre el uso que debe hacerse de los campanarios'ianto en los conventos como en los curatos, reduciendo á mucho menor tiempo el entretenimiento que facilitaban á la juventud ociosa ; y en fin otras varias providencias de tanta importancia como trascendencia. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS, n% ai. EL CENTINELA Buenos-Ayres Domingo 15 be Diciembre de 1822. ¿ Quien vive ? La Patria. EL CENTINELA Á los Sres. Editores del Corree de las Provincias, Acaso, Señores, en este mismo instante en que nosotros coordinamos auestras líneas para mostraros mas extensamente nuestros sentimientos, os estaréis ocupando en disponer las vuestras para contestar al párrafo que os dirigimos en el número 19, con respecto á vuestro número 2.°, y á los go- biernos de las Provincias contra quienes enristrasteis mas de firme vuestra lanza» Enhorabuena, Señores : esperamos que vuestra ilustración será mas confirmada en esta vefc, pero que salvareis también nuestras buenas intenciones. — Ahora nos anticipamos á confesaros de plano que si tales frieron las que nos con- dujeron entonces, las mismas son las que al presente nos animan á diri- jiros esta carta que acaso se encontrará con vuestra contestación. Sí, Sres. : deseamos os persuadáis que al dirijirosla no pretendemos hacernos jueces de vuestras opiniones, ni menos entrar en esas contiendas odiosas, tan fáciles como tan frecuentes entre los que practican nuestra carrera por espíritu de partido. Una noble confianza, que en todo es compatible con nuestro apre- cio á vuestro mérito literario, y al juicio que tenemos de vuestras sanas in- tenciones, es la que nos obliga á suplicaros tengáis la bondad de escuchar- nos con agrado, en la explanación del reparo á que nos dio lugar el N, 2** de vuestro periódico. El amor á la libertad nos domina, Sres. : y estamos resueltos á afrontar todos los peligros promoviendo los intereses bien entendidos de la Patria. Esta confesión, que por primera vez hacemos tan terminantemente ante el público, nos arranca otra ácia vosotros, Sres. ■■: esto es, que en consecuencia solo el amor intrépido que habéis desplegada por la Patria y por la libertad^ nos ha estrechado y rendido. Somos, solo por esto, vuestros prosélitos? correspondemos de veras i vuestra creencia, y sin ser logistas, he allí 310 el por qué nos creemos vuestros hermanos- naturales, tan interesados com<* vosotros mismos en el buen éxito de vuestras empresas. De aquí pues, ya debemos pasar á deciros que uno de los caminos que habéis adoptado, es por sí solo mui capaz de impedir ó retardar el complemento de aquellas esto es, el de la censura fuerte á¡ los gobiernos- de las Provincias. No en» tramos en el fondo de los hechos que la hayan merecido en vuestra opinión: nos limitamos solo á decir que sea cual fuere su veracidad, ella debe ir* litar demasiado, la delicadeza del amor propio- de los gobernantes com- prendidos, poner en peor estado la suerte de los pueblos, aumentar la odio-^ sidad del que habitamos, y lo que no es menos atendible, hacer sospechosa la conducta de nuestro Gobierno. La consecuencia, pues, será que revuelta nuevamente de este modo la redoma, la PATRIA se alejará de nosotros,;' y la LIBERTAD no encontrará donde residir; porque no puede haber patria donde no hay paz, ni libertad entre los torbellinos. Es difícil contenerse entre los límites de la moderación cuando. s& cree censurar el vicio, y evitar el exceso cuando se juzga promover la, virtud. Esta es una verdad, señores, que advertirnos precisamente en vuestras líneas. Echáis sobre vosotros el peso enorme de promover en las provin- cias el destierro del vicio, y la consagración de la virtud — todo' os lo dicta el amor á h LIBERTAD ; mas tomáis un camino que toca en el extremo mas bien de provocar á una insurrección, que dé convencer la importancia de aque- llas calidades. En este caso es mas que probable, que vuestros conceptos produzcan en los gobernantes so-Io el efecto de armarse mejor para poner á cubierto una autoridad que se procura hacer aborrecible : el corazón- de : ellos se asedará mas contra sus subditos, cuyas quejas consideraran como el' origen emponzoñado de la censura ; y haciendo mas pesado su poder, pro- curarán introducir un reposo que petrifique á los ciudadanos. ¿ No, os parece, Señores, un mejor camino aplaudir primero el mérito que ios mas de los. gobiernos han contraído en el hecho solo dé mantener la paz en sus estados par tan largo tiempo; y, después inducirles á que den un paso mas, esto- es, á garantir la seguridad pública con la existencia de la seguridad in- dividual, y esta con aquella? ¿No sería un mejor camino convencerles buenamente que es precaria la vida de todo gobieijio que no-se funde ert la opinión délos pueblos.^ ¿No sería preferible mostrarles com&se adquiere esta fuerza moral, y aun mostrarlo con hechos prácticos sacados de la his- toria de nuestros dias ? Hecho esto ¿ no sería mejor dejar la aplicación al" cuidado de ese censor doméstico que llevamos todos dentro dV nosotros- mismos ? Acordémonos ahora, Señores, de nuestra patria. No ignoráis sin duda que por una consecuencia infeliz del imperio que ejercen las pasiones, BUENOS- A YR ES es reputado en el concepto dé algunas provincias por el pueblo mas sedicioso que hubo jamas. Muchas son las causas de esta injusta y falsa imputación ; pero, Señores, si reflexionáis pausadamente ad- vertiréis que es una de ellas la extensión arbitraria que siempre ha dado- la prevención en que están, á todo lo que podía contribuir á su descré-. 341 dito. De aquí nace -que general los mas expuestos al error., y acaso no ha sido el menos perjudicial en los nuestros, el persuadirse las provincias «que el gobierno de Buenos Aires ha autorizado los escritos ó difamatorios ó sediciosos, cuando no con ana secreta y positiva aprobación, á lo menos con su permiso pasivo. Es cierto, Señores, que un grado mas de ciyiüzacion y buena Jé les hará conocer que la libertad de producirse no es sino una emanación de los principios ea marcha: si se remontan advertirán mas todavía, esto .es, que en la prác- tica de estos principios es en . la que el gobierno de Buenos Aires apoy* 342 su existencia, como que es la mejor garantía que pueden tener todos los gobiernos cuyo origen y cuya tendencia sean como las del nuestro. A pesar de esto, Señores ¿no- convendréis con nosotros en que es de temer que se abuse del derecho de interpretar su conducta, hasta el extremo de atribuirle una gran parte en lo amargo de vuestra censura? ¿Sabéis, Se- ñores, que hai abonados para todo ? ¿ No tenéis presente que los no con- formistas en Buenos Aires, hacen jugar en las Provincias la táctica del abandono, y que la ensancharán agregándole la de la hostilidad ? ¿ Y cual será la consecuencia, Señores ? la menor será, independientemente de la ofensa, el que aborrezcan todo cuanto emane de él, que resistan todo su plan, y que reputándolo como enemigo abierto alejen cada vez mas el mo- mento de la conciliación y la unión social. Concluimos, Señores, porque no nos es permitido mas, dándoos la se- guridad de que aun reservamos motivos tanto ó mas graves que pudiéramos alegar en favor de la justicia con que hemos reparado vuestro número 2 * en la parte que se contrahe á los gobernadores de las Provincias. Volvemos sin embargo á hacer incapie en lo que os dijimos al principio — esto es, que vuestros trabajos por la libertad de las Provincias en general serán infruc- tuosos si procuráis introducirlos á capa y espada : y que serán por el con- trario capaces de producir todo el efecto á que ambicionáis noblemente, si al dirij írselos salváis el reposo ó la paz que las mas disfrutan después de haber probado gota á gota toda la amargura de la guerra interior. Creed- nos , Señores , que no marchamos á obscuras en las explanaciones que os hacemos, y creednos también por siempre vuestros compatriotas y admi- radores — EL CENTINELA. ECONOMIA POLITICA. -Las razones que se han expuesto en el número anterior, y las refle- xiones que ellas sugerirán fácilmente á cualquier sensato é imparcial, deben conducir á la conclusión de que — Los derechos de aduana forman el peor recurso para el fisco de casi todos los países, y especialmente para el del nuestro. Convendrá, pues, que ellos sean abolidos, ó al menos que se dis- minuyan considerablemente, no de golpe, sino á medida que pueda irseleg sostituyendo suavemente otras contribuciones mejores. Los vicios arraigados solo pueden arrancarse sin peligro, andando mui poco á poco ; pero cual- quier ebrio sana de su enfermedad sin correr riesgo , con solo que por cada copa de aguardiente que extraiga de su damajuana, introduzca en ella otra igual de agua. Es sumamente probable que la escala de los derechos de aduana puede bajarse todavía mas que lo que ya se ha hecho, sin reducir en nada su producto neto— la tentación al contrabando disminuye á la par con los de- techos ; con la tentación disminuye también la necesidad de velarlos ; se 343 aumenta el consumo de los efectos de introducción á medida que la baja de los derechos los reduce á uu precio mas acomodado. Vamos á ver amanecer, salvos y sanos, el año de 1823, en medio de la reducción no- table que se ha hecho en los derechos de aduana desde mediados de 1821. . Para el año de 1824 se ha decretado ya una mayor reducción, y como difícil- mente se encuentran dos cosas mas absurdas que el hacer subir el precio de los frutos del pais en los mercados exirangeros imponiéndoles un de- recho á su salida, y el estorbar por otros derechos y otras trabas el libre giro del comercio interior, es presumible que para el año de 1825 la 3. a legislatura no dejará existir mas derechos de aduana que los de la. entrada marítima, de los cuales es de presumir también que se reduzcan los mas altos al 15 p§- sin disminuir el producto neto de la aduana. -En los tres años restantes de 1823, 4, y 5, tendrán, pues, ambos gobiernos, el legislativo y el egecutivo de la Provincia sobrado tiempo para reunir datos sobre lo que sean capaces de producir los demás recursos del "fisco; tanto para echar pausadamente los cimientos de un mejor sistema de rentas, como para convencerse y convencer al público, que los dos ó tres millones anuales que el Estado necesite, podrán reunirse por medios menos costosos, menos desiguales é imprudentes que los de la aduana. Si tenemos la felicidad de ver llegar el año de 1825 sin novedad ex- terior, y sin mas derechos que los de entrada marítima de 5, de 10, y de 15 p| — echadas las bases de un sistema interior de rentas que no peque notablemente contra los sanos axiomas dé Smith — y convencidas las Señoras (dando por convencidos ya á los Señores) de que es lo mismo ó mejor para ellas, el que paguen, por egemplo, un tanto al año sin rodeos por el uso de un carro, que el que reembolsen en la compra del carro mismo tanto el pie cúbico por lá madera que entre en él, tanto el quintal , para el fierro y clavos, tanto para los resortes, tanto la libra para la pin- tura, tanto la vara para el forro, y quien sabe cuantos tantos mas que sin duda pagan, aun que á escondidas, en la actualidad — entonces podrá el gobierno entregarse seriamente á reducir un 3 p-f en los 15 de derechos^ cada año de los cinco años consecutivos, dejándonos al cabo, del de 1830, con el PUERTO FRANCO. Un puerto franco lleva, cuando menos, tantas ventajas sobre el que solemos llamar el comercio libre, como este las ha llevado »iempre sobre el antiguo monopolio español ¿por qué, pues, nos hemos de parar: en la. mitad del camino? El comercio libre, es decir, el admitir en una libre competencia á todas las naciones para surtirnos de lo que. necesitamos, y para que se lleven los productos sobrantes de nuestras campañas, produce dos efectos importantes— baja el precio de cuanto compramos, y realza el -valor de cuanto tenemos que vender; son mui palpables estas ventajas^ y cualquiera que sea capaz de mirar tan solo los doce años que nos pre- ceden en Buenos Aires, no podrá dejar de reconocerlas. Convertido Buenos Aires en un puerto franco, y al mismo tiempo, según W proyecta ; en un buen puerío P acrecentarían todavía mucho mas estas 344 ventajas. Destruidas todas las trabas que necesariamente opone la aduana mas bien constituida, á 4a industria general y ^al empleo de los capitales menores, vendría ki ciudad á ser el emporio de todo el comercio de esta parte del mundo; y tanto la ciudad come la campaña se poblarían con rapidez y se -llenarían de riquezas: ¿ por qué, pues, nos hemos de parar en la mitad - del camino ? El Centinela reserva para cuando se publique la cuenta general de -las entradas y salidas de todo el .presente año, el pasar en revista las diversas contribuciones de que hayan provenido las entradas del erario, cotejarlas con los axiomas de Srñith, y sugerir las mejoras y extensión de - desque sean susceptibles, ó'biéu las razones que persuadan la conveniencia de -abolirías. Esta ocasión también le servirá para explicar qué es lo que lia entendido en su penúltimo número por — falta de espíritu público — como que es lo que impide él establecimiento en Buenos-Ayres del mejor sis- tema posible de rentas. CORRESPONDENCIA. De las Ordenanzas y de la necesidad de un Código Militar. Sin duda los Sres. gefes del ejército se escandalizarán al ver por la vez primera extenderse una crítica ¿meditada y sostenida sobre su instituto, ■y que se anuncie autor de ella á un reformado ; pero ¿ qué razón habrá para que lo extrañen ? Todo ha pasado entre nosotros por el crisol, menos este ramo tan interesante ; ia Religión misma, la Santa Religión no se ha eximido: no debe por consiguiente admirarse deque la Santa Milicia pase por lo que todo ha pasado ; y si el ser un reformado quien habla les ins- pira desconfianza, tranquilícense, que no piensa ,ni en murmurar para ven- darse de un agravio que no existe, ni en adular para ser llamado; quiere 5 *í, decir ahora su opinión porque se halla en una clase que no se lo pro- hibe, está ocioso, y piensa que la prueba del crisol ha.de surtir , los efectos conocidos por aquella inscripción — Siempre Jija y da esplendor. En todo el discurso de mi carrera militar he oido siempre á los Ofi- ciales antiguos ponderar las ordenanzas : yo también las alabé muchas ve- ces, y -en 'efecto su estilo es bastante conciso y coq alguna proligidad en varias materias; pero ¿se podrá negar que hai muchísimo en ellas inútil ó impracticable, ó contrario á nuestra situación actual? Analicemos i En pri- mer rugar, la táctica que sola llena un tomo, es ya inútil, porque nadie ia sigue en el dia ; quedan dos tomos ; las Leyes penales son inaplicables •y demasiado severas : la pena de muerte es ya en ellas un juguete *. á fuerza de tanto repetirla no hace efecto la amenaza. Las órdenes generales para •oficiales están muy buenas, las obligaciones de las clases no se siguen hoy «1, pie de la Jetra ai .pueden seguirse porque ni somos nosotros españoles 345 como los de Europa, ni estos tiempos son los mismos que ahora 100 años, ni tenemos la organización moral que entonces teníamos, porque han variado nuestras ideas en todos ramos y somos ya otros ; hombres diferentes de los vasallos de Felipe V. Aunque el ramo militar es el mas atracado entre nosotros, no ha sido siempre por abandono de nuestros- Gobiernos. Ellos han conocido., todo esto, pero cuando el enemigo se presenta es preciso, .pelear, y. confiando al valor la suerte de las armas se hace, lo que se, puede y. se . sacrifican, todas las consideraciones al compromiso de vencer,, cueste loque cueste, y sea como, se fuere : mas. el vencer no es siempre ni el resultado de la mejor disciplina ni aun dal -valor.; eslo sí de las circunstancias que reúne , el acaso t eslo. de la desesperación también. En fin, ningún -hombre sensato dirá,, vencí con armas desiguales hoy, pue& voy á usar siempre de armas desiguales^ porque wencí de aquel mo.do« No haré á los lectores tan poco favor que me ^detenga en- dempstrarjes ^ semejantes verdades ; los que entienden su oficio pronto se convencerán 6 ya están convencidos.. líos que solo se. acuerden que sirvieron y no saben como, que vencieron y no saben en que consistió^ que son tenidos por_ grandes hombres y no saben tampoco por -qué, esos dirán loque gusten, pero lio dirán nada que valga la pena de oirlo. Si quieren no obstante unos y otros que se citen los puntos .que daa origen á esta crítica, no hay incon- veniente : trataremos la cosa mas despacio y citaremos artículo por artí- culo, abuso por abuse, inconsecuencia por inconsecuencia, y, al tin todo para persuadir la,, necesidad de escribir inmediatamente. mi<,códigaj?i¡litaí^ un código conforme á las ..ideas de un ministerio libecaLi. Esta idea me- hace recordar una opinión respetable, por el *ugeto que la produjo — durante las sesiones de la II,, J. nn distinguido miembro* s$.<- expresó del modo siguiente :. oigo hablar de un nuevo código militar , que 9 ,.el ministerio está dispriesto¿,á formar: ésta es una manía de . invenciones „ nuevas ¡querer escribir un códigp . militar 1 ! Cuando, nosotros lottepemps >, hace mucho tiempo bueno, perfecto, y lo que es mas, seguido por todas ?> las naciones." &c. &c. Esta opinión por respetable que sea su origen, no es una verdad mate- mátjca> ni un. artículo de fé, ni. en atacarla creemos herir la inviolabilidad del opinante. La ordenanza de Felipe V. es el código en cuestión publicado ahora ciénfea^.tantos años, pues, cuando, como se dice, vulgarmente^ el rey . era cabo de escuadra. Felipe V. redactó para sus nuevos vasallos las leyes que regían-a sus paisanos los franceses,. &c. &c. ¿ Estas leyes podían ser adaptables á los españoles europeos, americanos, asiáticos y africanos ? El rey decia, que sí, y., los pueblos, de las cuatro partes del mundo , donde se oía el rugido del león, de España, respondían, amen, amen, amen; Jo que el rey. dice es justo y nadie que tenga dos dedos de frente puede pensar mejor : pero hoy nosotros cantamos en otro tono, y no creemos que lo que ahora 100 años dijo Felipe ó Carlos ó Fernando^ ó dijeron sus 346 aláteres, sea uoa co6a que deba guardarse y cumpUrse, ni que nadie haya pensado en decir lo contrario. Al caso ; la ordenanza citada ó código ó como quiera llamarse, ya reci- bió su licencia absoluta en la misma tierra que lo adoptó al salir de su cuna francesa ; ya España sancionó un código nuevo, código constitucional, código para soldados de la nación y no para lacayos de ' una magestad : código como el que nosotros merecemos por nuestros méritos y servicios, y código que sea en efecto digno del sistema que nos rige. Código necesitamos, sí, y todos alineados y pesados en la balanza nueva; código, para nosotros los presentes á lo menos. Continuaremos demos- trando lo impracticable de las ordenanzas viejas : para que no digan que to- mamos el estilo de declamación, probaremos que no hai en el dia una lei efectiva para muchísimos casos y también mostraremos los daños que esta falta acarrea á la milicia, y lo odiosa que hace á la juventud una profe- sión tan noble y distinguida,, EL OFICIAL REFORMADO. O T R O. Hemos recibido otro comunicado en que se demuestra la necesidad y utilidad ■del establecimiento de un cadastro ó cuerpo de ingenieros geógrafos militares. Este está firmado por el ^Amante de las ciencias", pero tendrá que dispensar- nos el que reservemos su publicación para cuando haya concluido las tareas á que se ha comprometido „£/ Oficial Reformado." Entonces daremos el 1* y los que se continúen remitiendo según se ofrece ; único medio en nuestro juicio de evitar que el Centinela despida tanto olor á pólvora y á balaj, que al fin no haya quien se le acerque. EXAMEN EN LA UNIVERSIDAD. Señor Centinela. Buenos- Ayres% de Diciembre de 1822. En los días 4, 5, y 6 del corriente se han celebrado en la Univer- sidad los exámenes del departamento de estudios preparatorios bajo la direc- ción de los catedráticos D. Juan Manuel Agüero, y D. Avelino Diaz. Según las noticias que he adquirido de personas inteligentes, que se halla- ron presentes á estos actos literarios, los jóvenes alumnos se han desem« $47 peñado^ de un modo singular, que hará siempre honor á sus dignos catedrá- ticos, á los que presiden su educación, y á los deseos plausibles que estos jóvenes han desplegado por su adelantamiento, y por enriquecer su espirita con conocimientos útiles. En los primeros exámenes bajo la presidencia del Sr. Agüero, que comprehenden los principios de la ideología elemental y abstractiva, los alumnos han demostrado los progresos que en esta parte hace el espíritu humano, desprendiéndose de aquella multitud de principios ominosos, que nos habia consignado el fanatismo en los tiempos de tinieblas y á los que se nos creja vulgarmente obligados á prestar nuestro ascenso como verdades emanadas del cielo , y dictadas por la sana razón. Estos jóvenes merecen sin duda el dictado de filósofos, y ellos son sin duda los que van á formór ese porvenir maravilloso, que V. señor Centinela nos ha anunciado con bastante cálculo, y cuyo solo nombre hace temblar al fanatismo y á sus secuaces. Pero que observen la retaguardia de ilustración que les «spera, y ya pueden desesperar de sus empresas, si es que les resta espe- ranza de dominar por mas tiempo, y de retener el triunfo de la filosofía. Estas ideas que desplegaron los jóvenes son las que un señor diputado en una de las sesiones sobre la reforma eclesiástica, llamó doctrinas peligrosas pero que indudablemente no tienen nada de tales, sino ei ser opuestas á la base elemental de la educación vieja, y que tienden á desterrar ese miserable prestigio que los espíritus apocados habían adquirido á fuerza, de valorar sus visiones. Los Alumnos del joven catedrático D. Avelino Diaz se han desempe- ñado coi un lucimiento extraordinario en unas materias tan difíciles como Útiles. Todos á porfía se han disputado la gloria de dar una prueba auten- tica de la ambición literaria que tratan de fomentar dedicándose al estudio de las ciencias Físico, m alan áticas. Pero oigo Celebrar con particularidad á un joven por su reflexión, y desembarazo, y se anuncia que pertenece al Colegio de la Union. Pero sea de esto lo que fuere, los que han presen- ciado estos exámenes han tenido un momento singular por ver brillar en el seno de las luces unas ciencias que tienen tanta influencia sobre el es- píritu humano, y que han sido desconocidas hasta nuestros dias. Conducido de estos principios yo creo,Sr. Centinela, que este comunicado merece un lugar en sus distinguidas páginas, y no dudo que V. se lo pres- tará gustoso, en la inteligencia que mi principal objeto es tributar á tan dignos catedráticos el homenage de la gratitud por sus esfuerzos y anhelo cons- tante, y á estos jóvenes un monumento de justicia para que se alienten mas y mas en la noble carrera que han empezado, y sigan dando á la Pa- tria los dias de honor y de prosperidad que ella necesita para ocupar la escala que el dedo de la Providencia le ha designado entre las Naciones libres é ilustradas. Estos sou los deseos del limante de la ilustración. Nosotros tributamos el mismo homenage que el „ Amante de la ilus* tracion" consagra á los distinguidos catedráticos D, Juan I^anuel Agüera Ei, Cmv, Nüw. 21, 348 y D. Aveliuo Díaz ; y contanto mas ínteres cuanto que estamos convencidos que ambos corresponden, no al infinito mundo imaginario, sino al mundo real que ha empezado á habitarse eu Buenos Aires. CANDIDATOS. Para la 3 1 Legislatura. Sr. del Centinela. Parece extemporáneo el que nos ocupemos de elecciones cuando V. nos ha dicho que no las cataremos hasta el año entrante ; pero como tam- bién V. nos provoca á que salgamos ya á la palestra , solo con el he- cho de anunciarnos que hay reclutadores en- campaña, es estala razón por que hemos limpiado ya nuestros fusiles , y entramos voluntarios en el acuar- telamiento. El puesto que ocuparemos será el siguiente — ¿Pueden los ciudadanos conferenciar en media plaza sóbrelas personas elegibles , ó no? — en otras palabras — ¿Es conveniente al Pueblo que estas conferencias se hagan en Logias, b no? — mas claro todavía — ■ ¿La Policía debe permitir que los Maestros reclutadores recluten su* fragantes con las cantaletas al oido de— el gobierno es un herege— ó bien este es bueno por que es amigo del gobierno ? He aquí el puesto que nosotros defenderemos, con vista al frente, arma al brazo, y paso redoblado. Marchemos, pues. I Pueden los ciudadauos^conferenciar en media plaza sobre las personas elegibles, ó no ?— Decimos claro que • sí ; y agregamos que no solo pueden, sino que deben hacerlo en media plaza, en la plaza entera, en los Cafées, en los Martillo", en la Alameda, en la Bolsa, en los Pretiles, y en todos los tiempos y lugares. Decimos mas : decimos que los ciudadanos pueden y deben convocarse por sí mismos y por medio de carteles á tener reuniones preliminares en los lugares que hemos indicado, y en los dias y horas que ellos mismos designen, sin necesidad del conocimiento ó consentimiento de la Policía— ¿ Y la razón cual es ? una sola, una razón de circunstancias- las sospechas vehementísimas que hai de que debe existir una parte re- gular que esté por la afirmativa diel segundo interrogatorio : esto es : que es conveniente para el Pueblo que las conferencias sobre personas elegibles se hagan en Logias. En Buenos Aires están todos los elementos que en los tiempos viejos formaban estas Logias de donde salían hechos los repre- sentantes también logistas, y por los cuales hacían votar solo á los peones de las panaderías. Es verdad que muchos muchísimos de los que fueron engañados con la tal mentecatería de las logias, se han desengañado tanto que les hacen cruda guerra ; pero existen sin embargo firmes y constantes togistas de primer rajjgo j los cuales iio es posible, mas en el dia que nunca, S4§ que renuncien la costumbre favorita de venderle al pueblo gato por liebre, ó de subyugar todos los derechos del pueblo al capricho de un guar- dián ó de un doctorazo cualquiera. Si pues , los ciudadanos no estable- cen la contramina de las congregaciones públicas, para combinarse todos en sufragar por hombres decentes y desnudos de parcialidades, esto es, todo lo contrario de lo que se busca en las logias, los ciudadanos serán unos carneros hechos el ludibrio y el juguete de cuatro perdularios sin fortuna conocida, que no han aprendido mas en la revolución que á burlarse de los derechos del pueblo y á manejar al pueblo como no manejarían á un perro de su casa. Estamos, pues, en que el resultado de tales conferen- cias será el que se organice la opinión sobre las mejores personas elegibles, porque de lo. contrario si se dividen ó subdividen, deben contarla por per- dida, y con no ver salir de representante uno solo que no sea ó logista, ó primo del logista, ó compadre ó campanero del logista. Estamos bien ciertos que el gobierno no impediría estas congregaciones parciales, y pop eso no entramos á probar que tampoco debe impedirlas. Basta por ahora: no avanzamos mas; háganos V. el favor, Centinela, de batirse por nosotros sobre el tercer interrogatorio que toca á la policía^ y sin guardarse la batalla en el bolsillo, porque si V. no la dá en su periódico junto con esta guerrilla, hasta con V. nos la tendremos en cual- quiera de las muchas imprentas que por nuestra plata tendremos á nuestra disposición en Buenos Aires. Quedan de ustedes sus atentos. LOS GASTADORES. CONTESTACION. Eu efecto, señores Gastadores : estábamos resueltos á no ponernos es¡ acción en la batida de las elecciones, sino depues de haber visto las maniobras ejecutadas por la mayor parte de los gladiadores que en tal caso esperábamos desenvainarían las «spadas ; queríamos también reservarnos hasta ponernos mas en contacto con el blanco á donde deben dirijirse los tiros, porque en esta como en todas las contiendas en que nosotros entremos, nada puede llenar- nos que se parezca á lo de errar el golpe ó disparar fusilazos al aire. Mas pues que ustedes nos provocan ya y aun comprometen á saltar las barreras que nos habíamos fijado, abriremos nuestra campaña, y empezaremos á desplegar según las reglas de nuestra táctica, que ustedes saben están montadas sobre los principios de hecho. De aqui ya es visto que es escusado consultar las ordenanzas en que se establecen y esclarecen los fundamentos del sistema representativo : la relación que este sistema tiene con la libertad y con la felicidad pública : su preponderencia feliz sobre todos los demás sistemas conocidos ó existentes ; y la necesidad urgente en todo pueblo que lo conquls* 350 ¿a, de prestarle una atención constante y poderosa para que no se le escape de las manos. Consideramos que estos pertrechos abundan en los infinitos trata- dos que circulan por entre nuestros compatriotas, y por consecuencia que no es necesario que nos ocupemos en vencer dificultades sobre los fundamentos del sistema por que no existen, sino operar militarmente : esto es, por la vía de hecho. Diferentes leyes de elecciones se han dictado en el curso de la revolución ; mas solamente una, esto es- la que actualmente rige, sancionada en el año de 1821, es la que ha puesto al pueblo en el pleno goce de su derecho de elegir, porque según dicha ley ninguna voluntad intermédia se interpone entre la del pueblo y el cuerpo representativo — quiere decir, que la elección es directa como en los Estados Unidos. Este gran paso dado en favor de la mayor Seguridad y acierto en las elecciones populares, a puesto al pueblo á cubierto de las pretenciones de los facciosos recopilados en las juntas electorales, para hacer ó la voluntad de sus patronos á quienes podian venderse por que erán pocos, ó cuando mucho favor se les haga, la suya propia con abandono total de la voluntad de sus comitentes. • Cual han sido los resultados ? que los asientos del capitolio argentino en los años de 1-821 y 1822 no hayan sido el patrimonio de las dos únicas claces que habíamos visto apoderarse exclusiva- mente de ellos en todo el periodo anterior — esto és, la del foro y la del clero. JEn estos, dos, últimos años hemos visto, es verdad, eclésiasticos y doctores en el cuerpo representativo, pero acercándose ya á la proporción debida coa su número total, y mesclados entre una mayoría excesiva de propietarios hacendados y comerciantes tanto de la ciudad como de la campaña — es decir, con una mayoría la. mas. natural en un pueblo libre, y en una representación del pueblo. ¿ Cual.ha sido la consecuencia ? Ella se advertirá por los mas ciegos, y se confesará* por los mas -petrificados — El que ningún cuerpo repre- sentativo en la revolución se ha ocupado como los últimos en promover solo las mejoras públicas, ó los intereses del .pueblo con una asistencia asidua, y sin gravar al estado en lo mas mínimo. , De este hecho pasaremos á otra observación importante sobre el vacio que aun encontramos en la ley de elecciones que ha traído al pueblo las ventajas Ue la elección directa. Este vacio és, -el que en dicha ley no se prefijan las proporciones privadas que debe tener un ciudadano para ser un representante independiente: es decir, ó que tenga tal capital, oque goce de tal renta. Advertimos mui bien las dificultades que el pais en su estado naciente ofrece para que por ley se requiera una calidad, que es reinante en todos los pueblos que tienen la felicidad d« regirse por idénticos principios; pero he aquí el caso de nuestra observación, y desde donde empezamos á tocar en las circuns- tancias del día — Este defecto *asi inevitable en la ley debe suplirse por el pueblo al pronunciar su voluntad sobre las personas elegibles. — ¿ Qué ventajas reportan ios comitentes de mandar á la sala de representantes, un individuo que no tiene mas propiedad que la propiedad de la palabra con que tiraniza, «uando quiere, la razón y los intereses públicos? Qué ventajas puede esperar él pueblo de un representante que yendo en camisa, al capitoío., se avergüenza 351 de su estado, y. se entrega á especular los medios de salir vestido, ya revolu- cionando la sala contra el orden, ya vendiéndose ó esclavizándose á la injusticia misma ? En todos los ramos de la administración pública pueden tener entrada, y deben tenerla todos aquellos con quienes la fortuna haya agercitado sus ingratitudes ; pero en la sala de los representantes, entre los guardianes de la propiedad individual ninguno que no tenga que perder puede ocupar un asiento legalmente. Es conveniente recordarles á los hombres lo que ha suce- dido una vez por no haber obrado con arreglo á estas verdades : véanse los redactores de uno de los cuerpos legislativos generales compuesto solo de ecle- siásticos y de doctores, y se encontrará que se hizo y pasó una moción para que se sacase TODO CUANTO SE PUDIESE de los Españoles Euro- peos, y por consecuencia de los Españoles Americanos. ¿ Y esto se hu- biera hecho si los que lo dictaron hubiesen tenido propiedades que per- der también en este naufragio general ? Señores Gastadores : hemos creído que ustedes nos permitirían estas que pueden llamarse digresiones marcantes , antes de entrar en contestaciones directas ; y con tanta mas razón cuanto que ellas nos darán materiales bas- tantes para cerrar cumplidamente la que nos hemos comprometido 4 dar- les. Ustedes preguntan si el Pueblo debe reunirse antes de votar para com- binar las elecciones ; pero como ustedes mismos se responden en este pun- to , por este hecho quedamos relevados. Lo quedamos también de con- testar extensamente sobre si conviene al Pueblo que las elecciones se con- cierten en las Logias ; por que , independientemente de que esto juega mas como razón para probar la utilidad de las congregaciones públicas , que como cuestión establecida para el examen , hay otro motivo mas real que nos hace prescindir de entrar en ella; tal es , el de que semejante táctica no está en boya por falta de brazos subalternos. Los Logistas no tienen ni empleos ni grandes fortunas que ofrecer , por que sus astucias no penetran en el día al gabinete de Buenos Ayres ; por consiguiente les falta el recurso elemental para sus trabajos , y asi les faltan brazos. Pero aun supuesto que la recluta la quieran hacer con ofertas futuras , esto es que colando tales y tales representantes habrá un trastorno en el gobierno y se eleváran á él los amigos que premiaran los servicios de los colabo- radores , tampoco debe darles esta otra táctica resultados abundantes , por que muy pocos son los que ignoran que esta gente de logia ofrece , gana el candelero , laborea solo para sí , y en él se olvidan hasta de Jas amis™ tades mas sagradas , cuanto mas de servicios en los que no pueden menos que descubrir á cada paso la imagen de su degradación. En este supuesto 5 Sres. Gastadores, abandonaremos los dos primeros puntos, para entregarnos brevemente al tercero que nos encargan, y que graduamos en íntima relacioa con los que contienen los dos párrafos primeros de este artículo. Ustedes nos preguntan si la policía debe permitir el que se recluten sufragantes seduciendo á unos con la especie de que es preciso elegir per= ógoaas contra el gobierno^ y i otros con la de que es preciso elegir per* 352 sonas que sostengan al gobierno mismo. Esta pregunta, Señores, antes de todo la consideramos como indigna de hacerse en un pueblo libre como Buenos Aires. Ni la policía, ni ninguna otra autoridad puede ni debe ingerirse bajo pretexto alguno en coartar estos actos que exclusivamente son del pueblo: él debe gozar de una libertad plena, y marchar en la seguridad de que él es sol» el JUEZ y la PARTE en este acto, desde que principia hasta que se cierra. Otros son los medios que el pueblo debe poner en práctica para librarse de seducciones emponzoñadas, y para no ser el instrumento de las ven- ganzas y de las aspiraciones rastreras; y acaso uno solo basta, esto es — el ponerse en alarma contra todo candidato que no tenga una propiedad conocida y bien adquirida : que esté sindicado de pública voz y fama como miembro activo de alguna facción que intenta hostilizar ; y que resista las ideas que encaminan el pueblo á la civilización. Y aquí nos hallamos, Sres Gastadores^ en el punto de donde partimos. Las leyes vigentes sobre elecciones favorecen la libertad del pueblo ; pero nosotros preguntamos ¿ por qué el pueblo no ha de ayudar también á las leyes ? El defecto que estas tienen de no exigir renta ó capital en un re- presentante, está en su mano el remediarlo ; de hecho el mismo pueblo puede perfeccionar la lei, y hacer que la práctica concurra á acelerar el que ella por derecho requiera una calidad que cierra la puerta á todo preterrsor, cuya miseria le precipite á prevalerse del vacio de la lei, para burlarse de ella, y para colmar sus aspiraciones sin sudar. He aquí el modo en que, i)ien podría decirse, que se había establecido una garantía recíproca entre la lei y el pueblo ; y el caso en que nadie tendría que temer ni las sedu- ciones de los agotados, ni las consecuencias de una elección descarriada ; porque ¿ quien sería el imbécil que se animase á esperar un trastorno de las leyes emanado del mismo santuario de ellas — quien se animaría á esperar de allí mismo el trastorno de la fortuna pública adquirida á fuerza de sangre, cuando sus ministros tuviesen una fortuna privada aquirida á fuerza de sudores ? Vamos á concluir por ahora, Señores Gastadores^ reasumiendo nuestros conceptos, para presentar mas desnuda la opinión que ustedes nos haa hecho anticipar— Decimos, pues. 1. " Que la policía no debe egercer ninguna autoridad coactiva en estos actos populares autorizados por la lei. 2. * Que los ciudadanos deben proscribir la indiferencia con que han mi- rado estos actos, y concurrir á ellos con el entusiasmo de la libertad, 8." Que cada hombre debe ocurrir primero á su propia conciencia en busca de ciudadanos que legítimamente merezcan el dictado de representantes de la patria. 4.* Que el ciudadano que sea invitado á votar porque en su conciencia no encuentre por quienes decidirse, ó porque en efecto se le presenten mejores, se coutraiga á examinar si cada candidato que se le propone yeune estas calidades. 353 Un capital bien adquirido que le coloque en el capitolio en una po- sición absolutamente independiente. 2. a Ninguna complicación con los facciosos, que no pueden hacer fortuna sino revolucionando. 3. a Una adhesión completa á la civilización y á la prosperidad de lá provincia. 4. a La capacidad de resistir los actos del poder egecutivo, por los defectos que los actos tengan, no por -las personas que los dicten» 5. a * Una opinión privada bien merecida en la sociedad. Creemos, Sres. Gastadores, que estos pertrechos darían una batalla de» cididamente favorable para la libertad, para la patria, y para la civilización, sin necesidad de ocurrir al cuerpo de observación ó de reserva que ustedes, parece, han querido encontrar en el departamento general de policía. Saludamos á ustedes, Sres. Gastadores con nuestra consideración par=> ticular. EL CENTINELA, DEPARTAMENTO DE INGENIEROS IDRAULICOSV La oficina de este departamento se está estableciendo en la casa que hace esquina de las calles de -Cangallo, y la que llamaremos aun, porque no está puesta la tablilla, la calle del Fuerte. Se nos asegura que el Sr. Bevans, ingeniero en jefe es de parecer que el agua que se encuentra en los pozos de esta ciudad, es puramente una filtración de las del rio - y que deben hacerse experimentos para saber si á mayor profundidad del nivel de estos pozos, se encontrarán ó no aguas manantiales. Sus esperan- zas de encontrarlas parecen fundarse en el siguiente hecho interesante que refiere. En la ciudad de Londres se encuentra buena agua á dos ó tres varas de la superficie, que se suele sacar de los pozos que hay en todas las casas, por medio de la bomba neumática que cualquier niño es capaz de dírijir ; pero en la profundidad de sesenta varas se encuentra otra calidad de agua superior para ciertos fines (particularmente para las fábricas de cerbeza,) que sube por sí hasta la superficie en grande abundancia. Es de parecer, por lo tanto, el Sr. Bevans que la prudencia exige se cabe y taladre la tierra en Buenos-Ayres hasta una profundidad considerable, antes de determinarse á establecer cualquier máquina costosa para abastecer la ciudad con aguas permanentes, 554 •Con estas miras importantes na principiado sus operaciones en la noria, que ya está inutilizada, del Cementerio del Norte ; y aun parece indudable que el gobierno ha mandado ya fondos á Inglaterra para comprar los ins- trumentos necesarios á fin de taladrar cualesquiera capas de tierra que se encuentren. Si en efecto la providencia nos ha dispensado este manantial de bienes, como otros muchos que ignoramos ó de que aun no sacamos provecho alguno, no solo él podrá abastecer la ciudad, sino también, lo que es mas atendible, ser una fuente inagotable de riquezas para toda la campaña. NOTICIAS DE GRAVEDAD. Buenos- Ai/res 13 de Diciembre de 1822. En este dia llegó á Buenos-Ayres una ohalupa procedente de Mon<» tevideo con muy corta navegación, y de allá se ha comunicado que habia arribado una corbeta de guerra portuguesa procedente de Lisboa con cincuenta dias de viaje, conduciendo un decreto soberano por el cual se declara traidor de la corona á todo el que esté en servicio ó bajo la obediencia del principe regente D. Pedro, el proclamado emperador en el Brasil ; ó de cualquier gobierno que se establezca en el Janeiro. Por este decreto se autoriza á todos los vasallos fieles de la corona de Portugal para que hostilicen y se opongan á los insurgentes que sigan al principe, al cual se le ordena que á los treinta dias del arribo de la corbeta se em- barque para Lisboa, bajo el concepto que de no hacerlo así, quedará sugeto al artículo 4°. de la constitución, sin ningún derecho á la corona — Esta noticia que ha sido comunicada por conductos particulares, sin embargo que tiene todos los visos de muy probable , no debe pasarse por entero hasta no recibir una confirmación mas directa; pero si se ratifica, la posición de D. Pedro debe ser apurada — si se va, desciende de emperador á principe : si se queda, pierde la herencia que lo elevaba de principe á rey : y aun en el quedarse parece que hay sus peligros en el imperio, porque el parti- do republicano ni quiere emperador, ni quiere principe, ni quiere rey ; y sí, como es natural, lo que quiere es uniformar su sistema con el espí- ritu general del nuevo mundo, á la verdad que se hace mas temible que un torrente, y muy poco apetecible para los principes, los reyes, y los em« peradores. ¡ Harta felicidad es no tener ninguno!! ! Se comunica también de Montevideo que la escuadrilla del Brasil al man- do del extrangero Juit¿ bastante conocido en Buenos-Ayres, que bloquea aquella plaza, debe partir para el Janeiro en el primer viento , á causa de que en los pocos dias que lleba de crucero ha tenido 180 desertores , y no es arbitro de desatracar xm bote del costado porque se largan inme* «üatanaente á tierra. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS, N°. 22. EL CENTINELA ~ ~ ~ ^ ~* Buenos-Ayres Domingo 22 de Diciembre de 1822. ¿ Quien vire ? La Patria. POLICIA. Campanarios y campanas. Pocas son las cosas que vemos como ellas fueron en su origen : el tiempo es el gran innovador de toda ; pero cuando después de haberlas transtornado camina muchos años con ellas en unión , se cree en la opinión vulgar que han pactado una alianza para no separarse jamas. Tenemos un egemplar de esta especie en el uso de las campanas. Es mas de lo que parece á primera vista la importancia de esta materia , para que no le demos lugar en nuestras páginas ; principalmente en unas circunstancias em. que su reforma, hecha por la autoridad del Sr. gobernador del obispado 9 es el asunto de conversaciones , algo campanudas. Dos son los grandes enemigos que tiene el legitimo uso de las cam» panas ; pero contrayéndonos por ahora á unos solos , diremos que estos son los secuaces del fanatismo, cuyo espíritu religioso consiste menos en las cosas que en las apariencias : los que miran las campanas coma un artículo esen- cial del culto público , y los que estiman que la medida de su uso es que suenen sin medida. Pero en desengaño de ellos , y en apoyo de la re- forma que acaba de decretarse , expondrémos de un modo muy sumario el origen de las campanas , su introducción en la iglesia católica , el rito de su dedicación , su destino, y el abuso que de ellas se hizo en los si- glos posteriores. El origen de las campanas es mui antiguo. Kircher lo atribuye á ios Egipcios. Entre los Hebreos el gran sacerdote llevaba debajo del vestido un gran número de campanillas de oro. Los persas , los griegos y los ro- manos no ignoraron su uso. Los sacerdotes de Proserpina , entre los atenien- ses, convocaban el pueblo á los sacrificios por medio de una campana, y log de Cy beles se servían también de ella en sus misterios, 356 El estado de la iglesia en los tres primeros siglos de su nacimiento, excluía necesariamente el uso de las campanas. La espada de los cesares siempre pendiente durante esta época sobre el cnello de los cristianos , los obligaba en el silencio de la noche á tener por templos las cavernas, y por altares las manos de los sacerdotes. No podía , pues , convenirles un signo tan público de reunión, cuando sus vidas estaban fiadas al medio cau- teloso de un profundo secreto. Pero ni aun después que la paz fue dada á la Iglesia por el gran Constantino , tampoco se introdujo de pronto el uso de las campanas. En la necesidad de una señal pública y clara que convocase al pueblo para la celebración de los misterios , se echó mano , según la diversidad de las costumbres , ya de un martillo , ya en fin de la percucion de dos ma- deros. Beda, que vivió en el siglo 7°., es el primero que en el occidente hace mención de las campanas ; cuyo hecho destruye la fábula que atribuye su invención á Sn. Paulino Nolano. Por lo que respecta al oriente nos ase- gura la historia , que habiendo Urdo en 865 regalado unas campanas al emperador Miguel , este las mandó colocar en la torre Sofiana , y fue es- ta la primera vez que allí se oyeron. Mas no fue de duración su uso, por que tomada esta plaza por los turcos , las abolieron para siempre. Tomó- se por pretexto que su ruido turbaría el reposo de las almas que vagaban por el aire ; pero el verdadero motivo era el temor de que sirviesen de se- ñal á los que habian sojuzgado para sublevarse contra ellos. Desde que la Iglesia adoptó el uso de las campanas para el culto , creyó que era conveniente darles un carácter eclesiástico que las pusiese fuera del orden de las cosas profanas. Consiguientemente dispuso , que asi como los recien nacidos son presentados al templo y reciben el sacramento del bautismo , así también lo fuesen las nuevas campanas ; no á recibir un bautismo en propiedad , pero si una bendición con no pocas ritualidades de este sacramento ; es decir , padrinos y madrinas , agua lustral , el óleo santo , y la imposición del nombre. Se ha estimado de tanta importancia , aun en el orden civil , el uso de las campanas, que por uua ordenanza de Francia fue mandado no se hiciese ninguna fundición de campanas sin el permiso del obispo, y que hecha la bendición de ellas , se pusiesen dos láminas de bronce , una en la sacristía y otra en la torre , en que estuviesen gravados el año de la fun- dición , el nombre del rey, y el del obispo. Pero i cual fue el verdadero uso á que en la Policía de la Iglesia fueron destinadas las campanas ? Creemos que no fue la simple convoca- toria de los fieles al templo , si no también el de que concurriesen á dar mayor celebridad á las festividades religiosas. En todos tiempos estas fes- tividades han sido acompañadas de un regocijo santo. Las antiguas, an- tes de la ley de gracia , eran consagradas á santificar los trabajos de la agricultura , y dar gracias al creador por la liberalidad con que derrama- ba sus dones. L.as del cristianismo son mas augustas , pues que están fuá» 35? dadas sobre motivos mas sublimes , como son un Dios que nace , y resu- cita , la bajada del espiritu santo , y otros mas. También se empezó desde el origen á celebrar la fiesta de los mártires. Según el modo de pensar de los primeros fieles , la muerte de un mártir era para él una victo- ria, y para la religión un triunfo. A vista de esto , es muí de presumir que introducido en la Iglesia el uso de las campanas , promulgasen sus len- guas de un modo enérgico en todo el pueblo la causa de la celebridad, y la alegría edificante que ocupaba á los devotos concurrentes — Pero tenemos otra prueba mas concluyente que afianza este concepto. Si el uso de las campanas hubiese estado limitado á la convocatoria de los fieles , con una sola en cada iglesia estaba llenada esta intención. Mas no contenta la Iglesia con que las catedrales y parroquias tuviesen una sola campana , al paso que dejó esta rectriccion para los conventos y capillas , quiso que tuviesen otras de mayor y distinto calibre, con las que, por me- dio de un concierto armonioso de sonidos, indicasen el espíritu de la festi- tividad. Este es el concepto de la extra. Fu. de offtcio custodis in comün f que renovó Sn. Carlos Borromeo en el cuarto concilio mediolanense por estas palabras — „si la iglesia parroquial no pudiese tener tres campanas , á saber, una grande , una mediana , y otra mínima , tenga cuando menos dos, bí puede ser; y que estas concuerden con distintos sonidos , según la diver- sidad de los oficios divinos. Las simples iglesias y los oratorios , solo ten- gan una sola campana , como se halla establecido por la constitución dé Juan XXII." Después de esto exige el orden de las materias que nos acerquemos á tratar de los abusos con que un espíritn de ligereza y de superstición adulteró) las santas prácticas establecidas en el ejercicio de las campanas. El mas prevenido debe confesar que se ha abusado en cuanto al número de ellas, al destino que posteriormente se les ha dado de su uso , á la analogía que debia haber entre su pulsación y la festividad , y finalmente al tiempo y á la duración de los repiques. Recorramos brevemente estos puntos sia ponernos en la dependencia de las opiniones vulgares. Desde que la vanidad se mezcló con el espíritu religioso, no hub» cosa santa que no la corrompiese. Justo era que el número y el tama- ño de las campanas de cada Iglesia , correspondiese al puesto que ocu- pase en la gerarquía. Las festividades , siguiendo la intención del cris- tianismo , deben practicarse con mas órnenos dignidad según el lugar don- de se celebran. La vanidad invirtió este orden, y juzgándose sin duda que í era incompleto el culto de las simples iglesias si no igualaba, ó se sobre- ponía al de las mismas catedrales, puso sus torres y campanarios en una abierta lucha y rivalidad. Esta es la disciplina del día. No fue menor *>1 abuso, si se examina el fin para que fueron institui- das las campanas. Hemos visto que este fue todo espiritual y sagrado ,, y que con este concepto recibieron el sello de las cosas religiosas y san- tas. Fundado en esta razón el Abad Fleuri sostiene en sus instituciones , que no se debe hacer uso de las campanas para ninguna cosa profana. Coa 358 todo, la costumbre ha Introducido el uso contrarío, principalmente en los incendios , en las ocasiones de grandes regocijos públicos , y á veces en los peligros de la guerra ; bien que por lo que mira á los incendios , no es dudable que un justo motivo de caridad la autoriza. Acaso se fun- da el derecho de gentes en lo que hemos dicho de la guerra, para adjudicar las campanas al vencedor de una plaza rendida. Los habitantes capitu- lan ordinariamente por su conservación , y convienen en dar una suma de dinero por su rescate. De grado en grado vamos viendo el abuso que se ha hecho de las cam- panas ; mas el que resulta de la ninguna analogía que por lo común tiene su pulsación con el objeto de la festividad , y lo que peor es, la contra- riedad de sus relaciones , es de todo punto intolerable. No pocas veces oimos incitar con el repique de las campanas las canciones y bailes de las concurrencias profanas y sensuales , en celebridad de los misterios mas augustos del cristianismo. Esto mismo es contra lo que en otro tiempo le- vantó el grito el sínodo Meclinense. „Las campanas , dice , puestas en ar- monía, no expriman ni imiten con su sonido las torpes , desonestas y es- candalosas canciones, sino antes bien las modulaciones délos himnos y cán- ticos de la Iglesia," Y ¿que diremos ahora de la importunidad de los repiques , de su vana prodigalidad, y de su impertinente duración ? La vida civil de los ciu- dadanos está ajustada al giro que le prescriben sus ocupaciones, sus como- didades, y la influencia que sobre el orden público tienen las causas ¿sicas y mo- rales. El ejercicio del culto y de la religión no debe ofender lo esencial de estas funciones cívicas , ni causar graves incomodidades á la comunidad; antes bien la Iglesia, penetrada del espíritu del cristianismo , siempre ama- ble , siempre piudente, y siempre en estado de tolerar todo lo posible las flaquezas de la humanidad, no puede querer que las campanas sean el supli- cio del pueblo , y hagan en cierto modo aborrecibles sus festividades. A pesar de esto, son estas puntualmente las consecuencias que dejaban antes de la reforma : una sola fiesta clásica , entre víspera y dia , exigía mas de veinte repiques , de los que muchos de ellos prolongando su duración por un tiempo indefinido , ocupaban una gran parte de la noche y el dia , y esto á las horas mas intempestivas. No parecía si no que abandonadas las campanas á la indiscreción de los muchachos , tenian estos permiso fran- co de hacer la guerra á las familias entregadas al descanso , y aun á los enfermos en los momentos de sus tristes angustias. La reforma ha puesto límites á una gran parte de estos excesos : el Gobierno la había principiado en los Hospitales, y el Sr. Provisor la ha ge- neralizado ; pero al paso que uno y otro han dejado obligada la gratitud del pueblo sensato, se abrió un nuevo campo á la superstición y al fanatismo para censurar de irreligiosa esta medida. En su lenguage, las fiestas de la iglesia perdieron lo mejor de su celebridad, dejaron de ser el tributo de los Santos, y el consuelo de los cristianos. ; Oh superstición ! ¡ Cuando será íl dia que no tengas imperio sobre ¿as almas estúpidamente preocupadas l 859 pero es preciso que sepan, para que no atribuya á la revolución este re- sultado, que por real cédula del rei de España se mandó hacer otra igual reforma de campanas cuando la América gemia bajo su yugo, y que si esta no se egecutó en Buenos Aires, se puso en planta en otras iglesias dei Estado. Creemos deber decir por último que la Policía necesita velar mucho sobre el cumplimiento de la reforma decretada : no hacemos nada con man- datos, ni el Sr. Gobernador del obispado ha de estar contando las campa- nadas. Es preciso cumplirlos para hacer sentir sus ventajas, y también para enseñar á obedecer á quienes no lo hacen rrsui bien en esta parte, porque se advierte que las campanas suenan tanto y tantas veces como ántes de la reforma. Si se oponen grandes inconvenientes al poderse mandar una cosa útil, es menester oponer mayores á la práctica de desobedecer cuanto se manda. CONTINUACION SOBRE LAS ORDENANZAS. Comprende la ordenanza en tres volúmenes los tratados siguientes— « Obligaciones de las clases : leyes penales : reglamento de Policía militar; táctica, administración de la justicia, y servicio de la guarnición y campaña. Poco á poco se ha ido suprimiendo ó variando sobre todos los puntos : el texto literal es una cosa , y lo practicable en el dia es otra ; todo el tratado de ejercicios y maniobras de infantería y caballería se ha ex* tinguido y reemplazado por otro : existe un reglamento provisorio que con- cierne á la milicia : Colon también es requerido para varios casos ; la com- plicación de nuestras leyes es un laberinto de donde no se puede salir á la claridad con el hilo de la razón, sin destruir á diestra y á siniestra mu- chas partes del edificio que, como gótico, está lleno de sinuosidades y lugares tenebrosos ; para seguir un orden en la materia que nos hemos propuesto no es suficiente el estrecho lugar que la generosidad del Centinela nos fran- quea en su periódico, por consiguiente anunciamos á tiempo que no es nuestra intención analizar todas las ordenanzas y juzgados militares de Colon, sino atacar lo vicioso que haya en su espíritu ; en una palabra, extraer la subs- tancia y mostrar su incompatibilidad con el bien público. El plan que nos proponemos es sacar á la luz todas las partes de la organización que existe en la milicia, descubriendo sus vicios y buscando el origen de ellos, siempre en la falta de buenas leyes y reglamentos. Para esto hemos de atacar á la brusca, no nombrarémos personas, pero los vicios, los abusos y la obstinación han de patentizarse sin ningún mira- miento ; estamos en el compromiso de hablar, lo hemos de hacer, consultando nuestra razón nada mas, y llevando por divisa el bien público. Aquí llegábamos, Centinela, cuando hemos visto al pie de nuestro úl- timo comunicado una prueba de vuestra urbanidad, y la causa que la pro- movió ; precisamente debemos tomar en este momento una medida de las circjjnstaucias. Poce columnas triarnos dispuestas con dirección á desolé- 360 garlas sobre los puntos que se presentan á nuestra vista y son los siguientes í Leyes Militares. Contabilidad. Servicio de guarnición. Administración de Justicia. Armamento. Policia Militar. Estado Mayor. Uniformidad. Táctica. Sueldos ó pagamento. Servicio de Campaña. Guerra de Indios. Las Columnas harán alto, mientras salen á explorar el terreno los des- tacamentos siguientes : „ Si se persuaden de la necesidad de abolir las ordenanzas y reempla- zarlas con un código, haciendo de una vez efectivas las leyes dadas." „ Si se adopta el principio de que es digno de suprimirse el castigo de palos, azotes, o baquetas, y sostituir la prisión ú otros que no envilezcan ios hombres." „ Si se cree que en todo el egército no hai mas de doscientos hombres que sea preciso desechar porque son los únicos que necesitan ser tratados como burros, y esto supuesto, si deben salir inmediatamente y dejar limpios los cuerpos de esta mala raza." „ Si es verdad que en los cuerpos de color existentes hai nueve dé- cimos de gente que nunca fueron castigados, y si esto prueba la propo- sición anterior que debe hacerse." „ Si conviene, y puede hacerse, pasar revista de inspección á los cuer- pos de la guarnición á lo menos una vez en el año, ó ántes — si espera, ófc." „ Si sería bueno que para que los soldados no se afeminasen ni con- trajesen vicios, y puedan instruirse mejor, estuviesen acantonados fuera de la ciudad, que se suprimiesen guardias inútiles, que se conservan por rutina, y acostumbrase á los ciudadanos á obedecer á la voz de un magistrado ó sus ministros, sin que estos llevasen consigo auxilio de bayonetas ni sables." „ Si convendría que en la administración de los caudales de los cuerpos no tuviese el gefe mas que voto consultivo, y quedase sugeto á la inter- vención de una junta económica, compuesta de Capitanes, que tomase cuentas al habilitado, y fuese responsable á la Tesorería." ,, Si para pelear con los Indios son mejores coletos , que embarazan y cansan á los ginetes, ó buenas pistolas, lanzas y carabinas, dejando á los paisanos que cuando les parezca se hagan el cuerpo de Gato." Si estas partidas avanzadas hallan obstáculo, así á la ligera como van, las columnas mas pesadas por constitución, deben tocar retirada dejando el campo libre para quien quiera ocuparlo, que no será entonces EL OFWIAL REFORMADO. 361 El Centinela, como que es de la profesión, no estará muí distante de someter á la consideración del „ Oficial reformado " algunas cortas observa- ciones sobre su plan y los puntos que ahora redacta meramente ; entiende algo también de lo que es maniobra militar ; pero se reserva para cuando el Ofi- cial haya cerrado su correspondencia, de lo que será una prueba el dejar de continuar sus remitidos. Entretanto el Centinela sigue siempre á su dis- posición. CANDIDATOS. PARA LA TERCERA LEGISLATURA. Se nos han presentado al frente varios comunicados que ocupan diferentes puestos, bien que todos con un mismo espíritu, sobre la batida de las elec- ciones del año entrante. El uno que es firmado por „ Un joven", ocupa un terreno inmenso ; por lo mismo no nos es posible ponerlo en movimiento sino en extracto, y tampoco en este sino en el número próximo, en el cual también insertaremos nuestra contestación. El otro es del „ Primo hermano del Pobrecito holgazán", que debemos reservarlo igualmente, y acaso hasta el mes de Enero, porque forma una línea mui dilatada con algunos francos que debe cubrir el Centinela para complacer al Pobrecito. Otros dos mas, pero mui semejantes — uno subscripto por „Los quinteros", y otro por „ Los amantes de la felicidad del pais", el cual preferimos, agregándole lo mas substancial que contiene el primero al clasificar los candidatos que presentan para que se publiquen. Henos aquí en campaña, Sr. Centinela. Hemos oído la generala de vues- tro número 19, y como buenos patriotas estañaos resueltos á batirnos con la cuadrilla fanfarrona. ¡Pues es una friolera! ¡nombrar representantes para la próxima legislatura ! ¡como si no se dijera nada ! de su acierto depende nuestra libertad, nuestra seguridad, nuestra tranquilidad, nuestros bienes todos: ¿ó han imaginado esos Sres. que renacerá el tiempo de Ma- ricastanas ? ¿ Habremos de ver otra vez en Buenos Aires una libertad exclu- siva, la seguridad violada, la tranquilidad apercibida, y la propiedad vejada? ¿Habrá otra vez de ser la fortuna pública el patrimonio de un círculo de hombres, nacidos para aborrecer y destruir? ¡¡¡¡Tanto os importa, com- patriotas, el acto primero de vuestra soberanía!!!! ¡Que los aspirantes á- alimentarse del fruto de vuestro sudor y vuestra industria, aprendan de vosotros á ganar el pan que los haya de sustentar ! Tales efectos, Centinela, produjo en nuestros corazones vuestra oportuna alarma: ¿ Et quid faciendum ? á la palestra, dijimos, á la palestra : En ella se conocen los valientes. Reflexionamos en seguida sobre la clase, de ar« \ 362 mamento, y convenimos en cañones del mas alto calibre, cargados á bala y metralla ; nos decidimos ; y tenemos el honor de presentarnos al servicio con doce piezas de la mejor construcción, con los útiles y pertrechos ne- cesarios — : A saber— REPRESENTANTES PARA LA CIUDAD. Dr. D. JULIAN S. DE AGÜERO....... Eclesiástico. D. MANUEL MARIANO PINTO .... Comerciante. Reelegidos . -1 pago de los intereses, y devolución del principal en el caso de faltar la nación deudora. Pero nada de esto ha sucedido respecto á Chile. El gobierno inglés ha callado : nada mas ; y unos individuos ert un pais en donde los fondos rinden escasamente el 4 por -f son los que han hecho á su propio riesgo una especulación con la esperanza de lograr ¿obles réditos. 2\ Lo que consiguió el agente de Chile en Londres, fue esto. Por diez mil acciones de cien libras (digamos 500 pesos) cada una, llevando un rédito de seis pesos anuales, le dieron al contado diez libras (cincuenta pesos) por cada una, con una obligación de entregar sesenta mas (300 pesos) al fin del año (que no ha llegado todavía) ó de descontarle estas obli- gaciones al 5 por-f. 10.000 por 50 salen á 500,000 pesos al contado. 10.000 por 300 á. 3,000,000 pesos á medio año de plazo. 3,500,000 Descuento de 3,000,000 al 5 por | . . . 75,000 3,425,000 De" esta suma hay que rebajar todavía la comisión de la casa que ha aegociado el empréstito, que dejará cuando mas tres millones cuatro cientos mil pesos libres. 3*. Por estos 3,400,000 pesos libres tiene Chile que pagar 300.000 ¿)eso3 anuales de rédito ; y ¿ llama V. á esto Sr. Observador conseguir dinero á solo el 6 por|. Póngase por Dios á calcularlo un poco mas, y verá *ue sale á muy cerca del nueve. EL OBSERVADOR, ARGENTINO. El Centinela dá las gracias ; tiene ya el artículo, y acaso podrá ocur- rirsele decir algo sobre el empréstito en el número siguiente. EL CENTINELA DE BUENOS AYRES. al Editor ó Editores. Del Cosmopolita N. 14 Periódico de Chile. A la par de todo Buenos Ayres, sentimos, señores , las desgracias que afligen ahora la Patria de los chilenos, tan profundamente como siempre hemos sentido todo cuanto les ha podido ser adverso ; y nuestra aflicción se rea- graba mucho mas al considerar que para acreditarlo, es este el único me- 365 dio que hoy depende de nuestro arbitrio, ¡Ojala, señores, que nuestro» ruegos pudieran contribuir á retribuirles prontamente lo que la desgracia acaba de arrebatarles sin compasión! Creednos , señores: los multiplica- ríamos si el resultado habia de colmar nuestras aspiraciones por la prosperidad de Arauco. Somos amigos sinceros de los Chilenos, después de haber sido compañeros estrechos en la causa de la independencia : ninguna pasión mala se ha apoderado de nosotros , que haya perjudicado la buena fé con que hemos pronunciado y pronunciamos estos dos nombres gratos de compañe- ros y amigos; y á la verdad, que vuestro coescritor „El observador Chileno:* ha pecado de altamente injusto al atribuirnos la pasión mas triste , y que nos es menos aplicable que otro alguna — la de la envidia á Chile. Sí , señores : altamente injusto ha sido „El observador" : no estamos prevenidos desfavorablemente hácia la Patria que os mantiene , ni en rea- lidad hay por qué , señores. „El observador" mira con estrechez : él de- biera recordar que mal ha podido avasallarnos una pasión que no tiene de qué fundarse al presente , cuando la del encono no se ha apoderado en. nosotros en los años anteriores , en que hemos sido victimas sacrificadas solo al capricho ó á las maniobras del gabinete chileno. El debería recor- dar las guerras interiores mas fuertes en Buenos- Ayres, y en los pueblos de la unión; y descubriendo que elgermen brotado de la otra banda de los Andes^ se habia desarrollado entre nosotros, y asoládonos por este medio mas, encontraría también grandes motivospara aplaudirnos de generosos y consecuentes, en vez de reprocharnos como rivales de una fortuna que no gozan, pero que les deseamos de corazón. Pero, señores, dejaremos al „Observaador" injusto; y pasaremos & vosotros que á mas de injustos tenéis mucha parte de imprudentes. No hablamos con el PUEBLO CHILENO : él nos ha interesado siem» pre , y tenemos documentos para creer de buena fé que nos retribuye es« e sentimiento noble. A vosotros , señores- Cosmopolitas, es á quienes nos dirijimos , y aun esto rompiendo por la primera vez un silencio que hasta aquí nos lisongeamos haber guardado por decencia. Os hemos clasificad» por injustos é imprudentes ; y á la verdad podríamos mostrároslo fácilmen- te , y aun clasificaros por algo mas , si fuésemos capaces de egercitar de lleno la venganza en el tiempo mismo en que el pais que os alimenta provoca nuestra compasión. Pero nó , señores, distamos bastante de hacer- lo : damos las gracias 9 y vosotros debéis darla también , al terremoto que á todos nos ha afligido , pero que ha todos nos ha salvado— á vosotros 9 de oir lo que os mortificaría en efecto — á nosotros , de degradarnos dema- siado. Sin embargo, algo nos exige el bien común sobre el retazo de car- ta que insertáis en vuestro N*. 14, de 5 de Noviembre , como dirijida des- de Buenos Ayres, con la data de 10 de Octubre, y cuyo estilo mezclado, ó conocemos ó adivinamos fácilmente. En la carta insultáis, señores, á los respetables editores del Argos, que denomináis Argentino , como que sin duda merecen este nombre dis- tinguido : ellos como tales harán lo que íes corresponda. *Én ella hacéis lo mismo con el I er . Ministro de este Estado, y nuestro deber es ayudarle á ejer- 366 citar el desprecio. En ella os burláis de nuestras nuevas instituciones , ri- diculizando ti espíritu reformador que predomina en los genios de nuestra pa- tria ; y en esto , señores , principalmente es en lo que nos hemos fundado para llamaros imprudentes , por que os ponéis á censurar una marcha de la que , parece , habéis tomado el principio para emprender en el Pais en que os sostenéis algo que se le parezca. Y por último , señores : en la carta os animáis á pronosticar que los primeros magistrados de Buenos Ayres ten- drán pronto que acogerse á Chile como el asüo del orden — ; Habéis sido muy imprudentes señores : pero el terremoto os ha salvado , y nos ha sal- vado á nosotros, que mas vale. A cuanto nos podríamos extender , si el terremoto no se interpusiese, Sobre ese vaticinio que afrenta, señores : sí , que afrenta, y que ya debíais conocerlo , por que no sois chiquitos. ¡ Con qué tenéis esperanzas todavía óc que Chile sea el presidio de nuestros funcionarios públicos ! he ! ¡Con que os vanagloriáis de retribuir él servicio que arrancasteis de nuestros pueblos, cuando los convertisteis por años enteros en un Malvinas ó un Ceuta! he! ¡Con. que los calabozos y las cadenas son los gabinetes en que se ha de cultivar siempre la buena amistad é inteligencia de dos paises que .hicieron vanidad en llamarse amigos y compañeros ! ¿No es esto ? ¡ Con que habéis de ser nuestros verdugos , como nosotros lo hemos sido , por vuestra causa, de vues- tros beneméritos compatriotas! eh ! ! ! ¡Señores! — habéis sido imprudentes, pero os ha salvado el terremoto. Doblemos la hoja por fayor : vosotros des- pués , señores, llamáis á nuestros papeles, papeles incendiarios, porque la verdad la presentamos desruda, haciendo uso de la libertad de que go- zamos , y que necesitamos ya tanto como el pande cada dia. Doblemos, señores. Es menester , no obstante , que os aconsejemos que no labréis vues- tro descrédito. Si vuestra intención es hostilizar á los hombres que alimen- tan el espíritu reformador en Buenos Ayres , os exponéis á chocar con to- do el mundo por que solo vosotros sois los que lo hacéis entre todos ; ademas, todo el crimen de que argüis es el de demencia , esto es que los reforma- dores son focos, para que la multitud lo entienda ; y en esto vosotros que parece habéis querido imitarlos , no solo os acreditarías de tontos sino tam- bién de .... por que ni aun habéis podido imitar bien alguna de sus lucuras. Sí este es el crimen , pues , señores , por el cual vosotros t>s complacéis de que llegará el momento en que Vuestra hospitalidad Se- rá dispensada á nuestros funcionarios públicos en Valdivia 6 en Juan Fer- nandez , considerad cual será el juicio que se forme de la Cordura con que vosotros tratareis á vuestros súbditos ; y quienes serán los que querrán alis- tarse bajo las banderas de vuestro Gobierno libre é independiente — También os debemos aconsejar , señores , que no perdáis el tiempo : ■mirad que el que pasa, ya no vuelve. Emplead vuestros talentos en ad- quirir como dar pruebas prácticas de que trabajáis por la prosperidad de Chile. Mirad que se grita mucho entre vosotros por la i liberalidad de vuestros procedimientos , princípa-Iniente aquellos que contrarían los dere- chos clel pueblo á ser representado con legalidad. No desconozcáis que el descontento general ha crecido en Chile — 1°., por el reglamento de elec- ciones que ha dictado la convención , no tanto por la falta de facultades en esta , cuanto por la base que se ha fijado en él : esto és , que ios Congre- sales deben salir de una lista de elegibles que formará la influencia del gobierno autorizada por la ley. — 2\, Por la forma en que se ha constituida ia que llamáis Corte de Representantes, compuesta de siete individuos y de ünos pocos mas dependientes de^ gobierno, para servir de Senado cuan- do se forme el Congreso general^ que será de aqui dos años como lo ha- béis establecido. 3 a ., Por que después de sancionada la constitución , la está retocando en su casa el Ministro de Hacienda, para hacerla después obe- decer como dictada por el Cuerpo Soberano — Señores, es /nejor que os con- traigáis á pesar bien los inconvenientes de un mal sistema , y á aprender á realizar el que mas condice , en el estado actual del mundo , con las ne- cesidades sociales. Es mejor que hacer traspasar los Andrés vuestras provocaciones, el dedicaros á promover los medios ilustrados de llenar el déficit de mas de medio millón de pesos que habéis tenido en vuestra renta de este año, y el mucho mayor que debéis tener el año entrante, á causa de vuestra» nuevo y famoso reglamento de comercio, la supresión de almacenes fran- cos, la incertidumbre de vuestra futura tarifa de derechos, los nuevos em- pleos que acabáis de crear, todo lo que se censura en Chile por todos tomo que realmente^ como dice el Observador, no faltan allí hombre» que posean algunos de los conocimientos que se requieren para ser un buea ministro. Es mejor, Señores, que os ocupéis en evitar que se desplome por entero la Provincia de Concepción, donde de hambre han muerto este año mas de dos mil personas. Fomentad, Señores, una revolución en la moral de las ideas, ocupaos en promover la libertad del pueblo, y atraeréis á vosotros amistades, y mui pronto medios de subsanar los perjuicios hechos á vuestra población y á vuestra riqueza, por esa revolución en lo físico, cuyos estragos acabáis de experimentar. Esto es mejor, Señores, que abril- tales competencias que deben degradar á las autoridades de ambos paises- y aun no sería malo, Señores, que no nos contestaseis. Pero, Señores : no os debemos dejar pasar la posdata que tiene la carta que habéis insertado— ella dice — „P. D. Se habla de la próxima venida del General Las Heras, y del buen recibimiento que le luirán los antagonistas de San Martin." Así dice la carta de Buenos Aires. ¿Por qué os equivocáis tanto, Señores? ¿Por qué os descubrís tan claro ? En Buenos Aires abundan ya los hombres, y en la administración los hai sin disputa, que han proscripto la táctica de las personalidades, y que á ellas les han sobstituido La de las cosas y los principios. Vosotros solos podéis desconocerlo, porque no lográis aun sacudiros de ese hábito de luchar contra las personas, por mas buenas que sean las cosas que ellas tengan ; y como que parecéis mui en el noviciado de los principios, os titrebcis á creer que todos sean condenados á avasallarse tan degradante- 368 láñente al sistema de la personalidad. ¿ Gomo habéis podido imaginaros que la administración pública en Buenos Aires demande para existir el auxilio de una espada contra otra espada ? Es falso, Señores : la administración de este pueblo no puede ya sostenerse sino por el talento, por la moral, y por la civilización ; ni tampoco tiene que temer el imperio del cañón, cuando ella marcha apoyada en aquellos tres grandes pilares. Os repeti- mos, Señores : no hai aquí ya cuestión ni de personas ni de espadas : la autoridad pública ha desterrado esta personalidad universal, y va á desa- parecer totalmente de los ciudadanos, porque ella es el principio en que irías inculca, y el que logrará porque también se esfuerza en germinar las afecciones decentes y civilizadas. Sabed, Señores, que el general San Martin siempre será considerado y respetado en Buenos Aires como un instrumento poderoso de la independencia de la Patria : algo mas, nosotros miraremos siem- pre á este general como una antigüedad preciosa déla revolución, y su espada adornará nuestro museo; pero Sres., os habéis equivocado mitad á mitad , creyen- do que podéis intimidar ni con la persona del general, como privada, ni tampoco como política; y por lo mismo vuestro cálculo ha sido escaso cuando os ha dado por resultado el afirmar, que hai quien en Buenos Aires mendigue otra persona como la del benemérito General Las lleras, que pudiera oponerle una firme resistencia. Conoceréis que nos hemos puesto en el punto de donde vosotros habéis arrancado, al extender la posdata que motiva esta explanación ; pero aun con respecto al antagonismo, nosotros os remitimos al número 17 del Centinela, en que él está explanado por uno de los mas distinguidos corresponsales. CreednoSj Señores, vuestros mas sinceros adheridos. EL CENTINELA, AL CIUDADANO ENGAÑADO. En el número 3.* del Correo de las Provincias. Tenemos un caso en que poder hacer sentir las ventajas de la libertad absoluta de la imprenta. El ciudadano engañado, acaso y sin acaso bas- tantemente predispuesto á hacer un tiro á la opinión de la autoridad pú- blica, entra al archivo de las acciones de aquella, y no encontrando una que le abriese campo para hacer su tiro con aciento, se exalta mas, y adopta el medio de colmar sus aspiraciones dejándose arrastrar por su misma fan- tasía. Esta le dicta un crimen : la idea de haberlo encontrado lo alu- cina : se entusiasma, se engrie, y en medio del enagenamiento que expe- rimenta á la vista de. esta idea consoladora, forma su resolución decidi- da de emprender; y emprende y dispara el tiro, pegue ó no pegue , al obgeto que causa sus inquietudes. Tras — el tiro sale : siente y hace sen- tir el estallido : la explocion que se figura lo electriza , se gusta en el pla- cer de haber reportado un triunfo : vuelve al reposo : toma la cama después del frenesí que lo ha estropeado, y queda otra vez en su centre 369 sin haber causado con él los destrozos de que hubiera sido capaz, si pri- vado de este desahogo , emprende el tirar piedras por las calles. Ya solo con este decenlase ; el gobierno ha sacado una gran ventaja por que la policia se ha librado de ocupar un comisario para con- tener el desorden. Saca luego otra , y es la sólida. Hace patente su con- ducta j por que la calumnia siembre deja algo , y por que también siempre es bueno dar satisfacciones al pueblo ; sus adheridos la explanan , y valga este caso práctico — ■ En el núm. 3°. del Correo se presenta „El ciudadano engañado." denun- ciando al público que en la inteligencia de que jpodria escribir con libertad, se sorprendió cuando oyó decir que iban á calificar uno de sus escritos , pues todavia los tenia todos guardados en su casa ; que pasó inmediatamente á ver al impresor para cerciorarse ; que este le contestó que era posible lo que se lo habia dicho , pues el mismo dia que le habia entregado alguna impre- cion , habia igualmente remitido á la secretaria del gobierno tres ejempla- res fyc; todo esto con alusión á una obrita de veinte pliegos que ,,E/ ciu- dadano engañado" dice que estaba imprimiendo. ¿ Cual es el resultado , pues ? Que nosotros con documentos irrefragables decimos que todo cuan- to ha escrito „E¿ ciudadano engañado'' 1 es absolutamente falso : que el ofi- cial mayor de la secretaria de gobierno, encargado de recibir los egempla- res y pagarlos con arreglo al decreto de 15 de Octubre, inserto en el N\ 24 del 2° libro del Registro Oficial , no ha recibido de imprenta alguna un solo escrito que no se haya publicado, pues hasta entonces no habia visto la luz ninguna obrita de veinte pligos ; luego el ciudadano ha faltado á la ver- dad cuando ha dicho que su obra se estaba calificando , luego ha enga- ñado miserablemente al público , luego ha mentido con descaro , por que de ninguna impresión según el decreto citado pueden mandarse ejempla- al gobierno , sino en el acto que esta se ponga á la venta pública , y por consecuencia no habiendo sucedido asi mal podia existiría tal calificación. No tenemos ahora tiempo para detenernos en dar pruebas al ciudadano engañado de que aun en el caso , que ya hemos hecho ver que es falso, de que hubiera sido cierto, esto es, que se estuviese calificando sin haber- se publicado , nada perdía , si no por el contrario que ganaba ; por que supuesto que el papel fuese declarado criminal , él siempre podia argüir y salvarse con la excepción de no publicado , librándose de este modo de una pena á que se habia hecho acreedor por el pronunciamiento del Jury. Esto no obstante, nada le impedia el hacer la publicación á cuenta de su propio pellejo, en cuyo caso únicamente es en el que la ley podria apli- sele legalmente. Vea, pues, el ciudadano como esta forma no produce el mismo efecto que la censura previa : por que con esta podria impedírsele absolutamente la publacacion , lo que no puede suceder con aquella. He aqui el modo en que el ciudadano habiéndose deshalogado, queda con su cabeza tranquila : en que el publico queda satisfecho , y en que el gobierno resulta justificado. No creemos, pues , que haya una institución capas de conciliar todos Jos intereses ; mejor que k de la Imprenta librea 370 HIDRÁULICA. Los últimos números del Registro oficial nos manifiestan al gobierno ocupado en designar los trabajos, á que deben contraerse con antelación los ingenieros hidráulicos. Estos han de ser la construcción del puerto, y las aguas corrientes que deben darse á la capital, y en consecuencia á la campaña. Sería envano encarecer las mejoras del pais, si estos proyectos se realizan al fin, como lo creemos. Las artes, la industria, la agricul- tura, llevadas á su perfección, serían resultados precisos de la seguuda.de aque- llas causas. La perspectiva que entonces presentaría nuestra patria entusiasma, ciertamente á ios que saben amarla, y nos ha parecido que no disgusta- remos á nuestros lectores con ofrecerles el siguiente rasgo, producido pos. la impresión que, aun antea de realizados ? causan, aquellos objetos.. I Cual te admiro, ó natura, en los portentos. De tus inmensas obras ! — Quien preside. Los trastornos del orbe y los modera,^ El Genio universal, que todo abarca, Al inmortal Colón escoger quiso, Y revelarla.solo los misterios Que á las tres, paites del antiguo mundo La serie de los siglos ocultara.. Al re6to de la tierra ignotos eran Otra tierra, otro mar: el Dios de todo Dijo, COLÓN PAREZCA; el héroe nace, . En demanda de un mundo parte, lo halla^ Y de la creación se ostenta el lujo. Estas regiones son donde la mano Del Supremo Hacedor está marcada ; £íi saber al mortal le es permitido Porqué le plúgo el esmerarse en ellas* A todos los países dio natura Parte de sus tesoros, pero á todosL Algo les dpnegó, porque se hallára Allá en lejano clima, y en el cambio .La sociedad del hombre se estrechase. Llamando los de Aurora sus hermanos A los hijos lejanos de Occidente. — El hombre todo corrompiólo un dia. J Que no corrompe la ambición y el oro S Tornóse la hermandad en guerra infanda^ Y sed de humana sangre y de riquezas Fué la sola pasión de los mortales, Que, en el delirio de adquirir robando 5 T«dos los lazos de amistad rompieron» 371 Entonces fué citando Colón se lanza. A mar no conocido, lo atraviesa, Y, en premio del milagro, al fin descubre Las playas de la paz, y la gran parte Que se extrañaba en el inmenso todo. (1) Entonces fué que la natura en pompa Al universo atónito se muestra ; Y en el boato de sus nuevas galas La vió el habitador del viejo mundo, Y el mismo allá se avergonzó de serlo, La tierra de Colón era la tierra De la naturaleza. En ella á un tiempo Portentosa, terrible, al hombre infunde El miedo santo á las eternas causas ; Y á un tiempo en mano maternal le brinda Todos los dones que en distintas plagas De la tierra partió, prestando en unas Lo que en las otras misteriosa niega. Yo vi en los Andes la preñada nube Mas baja que la cima, y en los cerros Rodando el trueno, y aterrando el valle, Que en torrentes las aguas recibía Blancas de espuma, y entre piedra rotas. Yo vi los llanos de la Patria mía Anchos, inmensos, dó sin fin entorno Cual la imaginación la vista vaga, Y en la hermosa planicie nada encuentra Mas que verde extensión ; y el horizonte Así parece cual si asiento fuera Del vastísimo cóncavo del cielo. Naturaleza allí clama por brazos Que el seno virgen de la tierra rompan, Y que llenen su voto, la simiente Dó quier echando en el fecundo suelos Dó quier abriendo los canales anchos Por dó corran las aguas ; ó robadas Para el riego fructífero al gran rio Que cantó Labardén (2), ó desde el centra Brin dador de la tierra, dó se ocultan ? Por una mano hidráulica arrancadas. ¡ Cuantos prodigios en la idéa véo ! Y á mi Patria felice ¡ cuanta gloria (1) Inmenso todo. Esta expresión aquí alude á solo el globo terráqueo Eu poetas es muí usada pava expresar toda la creación. (2) Alude a la oda al Pavana del célebre povteño D. Manuel de Labardeo.» Ex. Cent. hum. 22, Fatídica la mente pronostica ! Veo brotando los raudales puros De límpida corriente; y la llanura Aquí tornada en selva populosa, Dó el reforzado roble crezca y sea Mudo testigo del morir de siglos ; Y el pino se alze á la superna nube En mole gigantea, y las raíces A la honda entraña de la tierra lleve. Allí el terreno nivelarse miro, Y sustentar gimiendo el peso enorme De la gran casería, dó la lana En vistoso tejido convertida, La fábrica extrangera no visite Para volver en delicada tela A ser adorno de la linda virgen Que las orillas argentinas pisa. Vendrá la primavera, precedida De mansa lluvia, que fecunde el camp^ Y el prado vista de florida alfombra : El zéfiro la mueva, y en la nube Se temple el rayo, pero no se apague Del Sol eng^ndrador. En el estío, A Ceres grata la campiña amena, Cúbrase toda de materna espiga, Y ría el labrador, mientras el viento La blonda mies ondéa, y sus sudores Los parvulitos y la tierna esposa En dulces besos doblemente pagan. Llegue el Otoño, y entre parra verde Su sien corone con las anchas hojas, Y entre los mostos del lagar se bañe. Corren las aguas en distinto rumbo, Y á par de ellas corriendo los raudales De nacional riqueza, el orbe todo Se agolpa á nuestras playas. Las familias Del europeo, que en cansada guerra Y en miseria vivió, su hogar odioso En placer abandonan ; y á las popas De los bajeles que á la mar se fian, Suben á despedirse de aquel suelo Que les negara el pan, ingrato siempre. Al argentino puerto leda arriba Preñada de hombres la ligera nave ; "X el suelo besan que promete al ca!i« 573 Sustento á sus hijuelos, y reposo Cuando la ansianidad sobre ellos venga, Y el tiempo pese en la cabeza cana. A la campaña corren, y entregados Al trabajo rural, y á los amores Que nacen entre paz, se multiplican Cual la simiente que en el suelo arrojan, Y el genio de la Patria los bendice. La población se aumenta : el campo entonces No extraña brazos, ni desierto llora ; Y Ceres, y Pomóna, y las Deidades Tutoras de las artes y la industria, Se gozan presidiendo los trabajos, Cual si tornaran las edades de oro.—* x El Indio rudo, que rencor eterno Heredó de sus padres, su venganza Entonces depondrá ; ó allá en las sierras Dó, como él, es inculta la natura, Pasará solo su salvage vida ; Ni, como ahora, en el veloz caballo Discurrirá por la extensión inmensa, Talando campos y sembrando muertes. \ Oh poder de los hombres ! Tú alcanzaste A medir á los astros su carrera, A contar de la luna el presto paso, Y del cometa la tardía marcha. Las aguas fugitivas detuviste En su curso veloz y deleznable, Y, cual si fueran sólidas, tu mano Sobre montañas elevarlas supo, Precipitarlas al sediento valle Por los caminos que mas bien quisiste, Y en nuevo lecho adormecerlas luego. La hidráulica á las ciencias, á las artes, A la industria social, nuevos tesoros Próvida muestra, y á la Patria mia Larga fortuna para siempre ofrece. Ni solo al campo quedará ceñido El beneficio de la diestra ciencia Que á la natura en su trabajo ayuda. Repente el Noto al argentino encrespa, Y, en bramadoras olas levantado, La nave embiste, que el ferrado diente Clavara envano en Ja tenaz arena» 374 Las indómitas aguas algún dia En mas seguro puerto encarceladas, No harán temblar al náutico infelice Como tembló en Agosto, cuando el río Los males aumentó del año infando. (3) Aquí en la capital las anchas plazas Se adornarán también, cuando las fuentes El agua arrojen, que en cambiantes varios El rayo vuelva que despida Febo j Y en su vistoso juego, detenidas A las hermosas en su marcha tenga, Mientras yo las alabo con mi verso, Salpicada la frente ea linfa pura. ¡ Os veo yo correr, fuentes hermosas ! ¡ Os vea yo correr ! y desde entonces Para siempre jamás solo vosotras Mi Aganípe seréis y mi Hipocréne. Yo volaré á vosotras cuando el estro Hierva en imi fantasía, y en la m«ute Ardor de canto irresistible sienta. Los hombres que á mi patria tantos bienes Supieron prodigar, asunto digno De mi verso serán, y á las estrellas Llevaré en mis loores su renombre ; Y de Colón los venerables manes Se gozarán entre la tumba helada Al ver al cabo que en la tierra suya Hai un país que fortunado goza De paz 3 de libertad, y de abundancia. Por no haber tiempo no Insertamos una relación circunstanciada de la inundación de los bárbaros tanto por el Sud, como por el Norte: pero ofrecemos esforzarnos á presentarla por medio de un suplemento lo mas pronto posible. Es importante que se sepa, como es debido cual, es la marcha del gobierno , y cual su conducta en la campaña. Entre- tanto es lisonjero anticipar que los bárbaros han sido bastantemente estropeados. (3) El año de 820 fué el año de nuestras desgracias. El temporal de Agosto del mismo año es memorable también. IMPRENTA DE LOS EXPOSITOS. SUPLEMENTO AL CENTINELA NüM. 22. ^ * , ~~ : ,rrr^„,r«,„,„ Buenos Aires 24 de Diciembre de 1822. Vamos á presentar, como lo ofrecimos en el número anterior, un detall de la inundación que los bárbaros acaba de hacer sobre nuestros cam- pos del Norte y del Sur; y sin que necesitemos llamar expresamente la atención de los lectores, ellos sacarán del simple relato que ofrecemos, bas- tantes motivos para advertir si na sido reglada la marcha de la autoridad pública. No es necesario recordar los motivos que frustaron la expedición al interior de los campos de los bárbaros en este mismo año. Es un hecho que el Sr. Gobernador hubo de emprenderla, y que todas las medidas estuvieron tomadas para verificarlo. Una gran parte de los hacendados la resistieron con su opinión, á lo que parece que se agregó la combinación de u» nuevo plan para obrar gradualmente en el adelanto y seguridad de la línea. Entonces se trató de asegurar lo mejor posible esta línea : se fijó ni cantón en el Lujan de mas de 500 - hombres : el regimiento de Húsares continuó situado en la Guardia del Salto, con dos piezas de artillería volante, encargado de la campaña del Norte. El de Blandenguez se acantonó en la Guardia del Monte para cubrir la campaña del Sud. Todas las guardias re- cibieron artilleria, y fueron guarnecidas con cerca de 300 hombres de in- fantería de línea, situándose en cada una un piquete de 30 hombres para resguardar las familias y dejar á los hombres expeditos. De este modo, pues, no quedó un solo sable al lado del Gobierno. Entretanto por todas partes se anunciaba una invasión general so- bre nuestros campos, y aun han sido mas de cuatro las ocaciones en que se ha referido como hecha desde mediados de este año. En esto deben haber obrado diferentes causas. El temor, en los habitantes de la campaña, que ha- blando de indios se les representan como dragones con cola. En la ciudad otras muchas que ahora ni es del caso referir, ni son muí substanciales porque se evaporan casi al mismo tiempo que aparecen. Mas llegó por fia ¿a hora pronosticada. Desde principios del presente mes de Diciembre los bárbaros hicieroa casi simultáneamente su entrada por el Norte y por el Sud ; pero daremos la relación pbr separado para la mejor inteligencia — 376 POR EL SUD. Del 3 al 4 los bárbaros pisaron el territorio de Buenos Aires , en que hai varias estancias, fuera de la línea de demarcación. El 6 el Coro- nel del Regimiento de Blandenguez se puso en marcha con un escuadrón desde la Guardia del Monte, á reunir en la de los Ranchos- las compañías- acantonadas en estos y en Chascomus. Anticipó avisos y ordenes á lo Jueces y vecinos de la campaña para que se le auxiliase con caballadas para era* prender de firme sus movimientos sobre los bárbaros. Este Gefe recibió en tales circunstancias parte del Comandante de Kaquel de que aquellos se* hallaban en el Tuyú ; pero* habiéndolo recibido también del Sargento Ma- yor del N. 1.° de Caballería de Campaña de que los bárbaros, según no* ticia de vecinos de Monsalvo, emprendían ya su retirada, el Gefe se re- solvió dirigirse por la costa k cortársela , y lo verificó así dando aviso de su ruta para el envió de los auxilios. En esta marcha la división fue perdida^ á causa de los Baqueanos, entre Bitel y Chascomus, con cuyo motivo tuvo que hacer alto y pasar la noche al campo raso en medio de la mas copiosa lluvia que duró todo el cfia siguiente. El dia 8 aun no ha- bía recibido este Gefe el menor auxilio de Caballadas, en el paso del Villar del Rio salado, ro obstante que el Juez de primera instancia del primer de- partamento, que reside en Chascomus, dió las mas egecutivas órdenes á los comisionados respectivos. El 9 el comisionado Casco entregó únicamente de auxilio 43 caballos : la lluvia de este dia fue tan excesiva hasta el dia 10 que impidió absolutamente hacer marcha alguna ; no obstante á las once de la mañana del diez abrió el tiempo, y la división pasó el Salado, vién- dose obligada á acampar en las inmediaciones de la estanciade D. Benito Mi- gues, tanto por el mal estado áe la* cabalgaduras, como por la obscuridad de 3a noche que no cesó en toda ella de llover. El Coronel recibió en este dia aviso del Comandante de Kaquel, que los bárbaros se retiraban de- cididamente con las haciendas robadas con dirección á la Sierra del Tandil ; sin embargo, y apesar del tiempo que resistía el emprender ningún mo- vimiento militar, se dirigió con: la división á Kaquel á efecto de cortar al- gunas partidas que podían haber dejado á retaguardia. El 12 llegó á este fuerte habiendo recibido el 11 ciento veinte y cinco caballos de auxilio, en cuyo punto se convenció de que era imposible dar alcance á los bárbaros por que llevaban cinco dias de marcha.— De esta relación resulta que lo que principalmente ha influido en que esta división no haya logrado dar caza á los bárbaros, es el mal tiempo, á que también ha contribuido la ninguna coopera- ción de los hacendados por donde transitó, y mui especialmente de los de Chas- comus donde no solo existen abundantes caballadas, sino también que están in- tactas porque hasta ahora ha sufrido invasión alguna de los bárbaros. Es nece- sario decirlo: la división ni aun pudo conseguir un baqueano que la guiase por los albardones de la parte opuesta del Salado: un solo hombre no se presentó voluntariamente á seguir la suerte de la expedición ; por el con- trario es un hecho que algunos retiraron sus caballadas par& evitar que ,377 fuerza á que la necesidad provocaba hiciese uso de ellas. Solo D. Be- Dito Miguens, á cuya estancia llegó la división después de un copioso aguacero, se esmeró en facilitar al jefe sin el menor interés los auxilios de carne y leña para la tropa ; pero especialmente de Chasíomus como se ha dicho nin- guna cooperación se ha prestado, no obstante también las invitaciones del juez anteriormente citado, sino la de 43 caballos por una parte, y 76 por -otra en diferentes dias, lo que causó grande atrazo en las marchas de la división. Pero separando la vista de este cuadro que es desgraciado en efecto, terminaremos la relación con las siguientes noticias. El coronel luego que llegó á Kaqüelinkul exigió noticia de las estancias incendiadas y ro- badas : no pudo dársele, y ordenó el que se formase inmediatamente. No tenemos aun estos detalles ; pero por las exposiciones de diferentes indi- viduos, allí mismo se supo que los hacendados que mas habían padecido en esta incursión eraa D. Pedro Blas Escribano, á quien le llevaron todo el ganado vacuno y caballar, sin embargo que el 1. a parece que había vuelto todo á su mi&ma estancia; Don Joaquín Suarez y D. Francisco Ramos que habían perdido sólo las caballadas, este último, según exposi- ción de su mismo capatas, porque teniendo las suyas seguras en KaqueL había dado orden para retirarla á las estancias porque él quería saber quien -se las llevaba. También se ha asegarado que las demás estancias de Mon- saivo y Montes Grandes han sido incendiadas y robadas : pero no las del Tuyú como se dijo al principio, porque los indios no han penetrado este rincón. Retirados absolutamente los bárbaros, que por esta parte han lle- gado hasta 60 leguas de la capital, ha quedado en Raquel la guarnición inficiente, y cubiertos también los demás puntos de la frontera del Sud. POR EL NORTE. Del 10 al 12 cargaron los bárbaros -sobre la campaña de Santa Fé, «n la cual robaron y asesinaron :todo cuanto se les puso por delante. Su retirada la emprendieron sobre nuestra jurisdicción con dirección á la Guar- dia del Salto, saqueando también las estancias mas inmediatas] al camino por donde transitaban. El 13 aparecieron como en el número de 100 hombres á tres y media leguas del Salta; salió á batirles el capitán de Húsares D. Federico Rauch con 40 hombres, que logró en efecto recuperar una partida de 20 húsares que los bárbaros habían cortado, herirles diez, ma- tarle» otros tantos, este tiempo, y provocado á niani>- festar mi opinión, dije — Amigos, estol resuelto á no votar por uno solo que no se publique en los papeles públicos : así, manden ustedes al Centinela esa lista, y entonces me obligarán á abrir la boca. El Cabal lerito se rpafor- mó, se conformaron todos, y negocio concluido. Mas así que salgo por ¡a puerta tómame del brazo un pelucon, que solía ®w misa á un lado y á quien le debo favores : me hace jurar no decir á nadie lo que ib,a á comunicarme, saca una lisia que me leyó, mirando por todas partes como ^ezeloso de que le viesen^ y pide que le dé tai votó» JMo hay dificultad j 388 le dije: pida V. amigo cuanto quiera: solo un favor espero ea correspon- dencia; ¿cuales? me preguntó; que esta lista se publique — bien, bien, bien, que se publique : yo tengo mis dificultades en mandarla, pero ocultando V. mi nombre, porque no quiero indisponerme con nadie, haga V. el uso que quiera de ella. Corriente, nos despedimos con mucho de protextas, y avur — Aqui tiene V. Centinela el cuento del bon, bon y bon; y el motivo porque le remito, para que se publique, la adjunta lista para representantes del año de. . . .1823 &c. — por la que me he comprometido á votar de buena ó de mala gana que nada importa. Dr. D. Pedro Carrasco. Dr. D. Manuel Vicente Maza. Dr. D. Vicente Anastacio Echavarria. Dr. D. Justo García. Valdéz. Dr. D. Pedro Medrano. Dr. D. Manuel Antonio Castro. Dr. D. Tomás Anchorena. Dr. D. Joaquín Ruiz. Dr. D. Juan José Ximenez Ortega. D t Lorenzo López. D. Mariano Benito Rolon. D. Ramón Rodríguez. En esta lista hai dos militares : dos médicos : dos eclesiásticos: un em- pleado : un hacendado: tres abogados comerciantes, y un abogado lisamente-— El Bon — Bon — Bon. OTRO RECIEN ENTRADO. 25 de Diciembre de 1822. Estamos conformes, Centinela, con la lista que contiene el comuni- cado que insertasteis en el número 22 : llena todos nuestros deseos : ea ella no hai un solo empleado por el gobierno : no hai un solo Doctor, con excepción del Dr. Agüero, que es el único como tal y como eclesiás- tico, pero que es indudablemente mui útil, porque poco ó nada es lo que tiene de Doctor : no hai uno solo que necesite hacer su carrera por las intrigas y las revoluciones: todos tienen suficientes facultades para ser absoluta- mente independientes, y para conocer el cuidado con que deben tratarse los in- tereses públicos : no hai uno solo que necesite sueldo para mantenerse : son hombres conocidos todos, y lo son de opinión : también se les da en ella un lugar á la clase honrada de los artesanos: en fin, toda la lista 389 $ue se publicó primero es buena, y repetimos qué estamos conformes can el autor que tuvo la felicidad de masticarla. Pero allá va esta otra que antes que saliese aquella se había hecho por vía de ensayo entre los que no pueden pasar todavía la táctica de la capitulación ; pero que sin em- bargo desean organizarse por lo que potes contingere. PARA REPRESENTANTES. Dr. D. Florencio Ramírez, Dr. D. Cay eterno Campana. Dr. D. Ventura Martínez* Dr. D. Julián S, de Agüero, t.„, D. Ventura Zavaleta. Fr. Valentín San Martin. D. Félix Castro. \ '>'■ . ..... D. Juan Alagon. D. Pedro Feliciano Cavia, D. Manuel Luis Oliden. D. Antonio Ureta. ...... D. Mariano Víctor Martínez. Nos firmamos. " : . LOS DECIDIDOS, DE LOS CUAKEROS. Como aíabamos de recibir un Cuákero, por la I a . vez, en la persona de nuestro ingeniero hidráulico, no podrá dejar de interesar á, los lectores del Centiuela, una corta noticia sobre esta secta moderna. Esta secta nació en Inglaterra á mediados del siglo 17*. En el día no se compone de un número muy crecido : parece que se ha esparcido poco fuera de los dominios británicos; y principalmente se encuentran congregados en las ciudades de Bristol y Londres, en Inglaterra, y en Ja de Filadelfia, en la antigua colonia inglesa de Pensilvania, ahora uno de los Estados-Unidos. El primer Cuákero que aparece en los anales de la historia, y q., e se considera como el apóstol de la secta, es Jorge Fot, que empezó su predicación por el año de 1642 en tiempo de la gueya civil entre Carlos J . y su parlamento. Lejos de pensar establecer algua dogma nuevo, preten- día restablecer la pureza de la primitiva iglesia, por cuya razón se llaman primitivos; y la denominación que sus discípulos han tomado entre sí es ia de ^sociedad de amigos" pues parece que el término cuákeros, que quiere 390 decir tembladores, se les ha dado puramente por mofarse de las agitaciones que el primer entusiasmo les hacia padecer en los momentos ea que se creían particularmente inspirados por el Espíritu Santo. Se distinguen de las otras sectas principales de cristianos mas por la extremada sencillez de sus costumbres y de su cúlto, que por algún credo ó dogma particular. En las costumbres no admiten ni lujo ni diverciones vanas; y en el culto, ni ceremonial, ni ritual, ni ministro. Todo, hasta el mismo bautismo es para ellos puramente espiritual. En sus asambleas religiosas, en las cuales los dos sexos ocupan distüatos lugares, y se celebran los Domingos, la pascua del nacimiento y el Viernes santo, cualquier hom- bre ó muger que ha llegado á ser Eider (anciano ó presbítero) de la iglesia, y que lia dado pruebas de adhesión á los principios de la sociedad — puede levantarse, tomar la palabra, y predicar ú orar, según se sienta inspirado para instruir ó aconsejar á sus hermanos, ó invocar en su favor la protec- ción divida : no pocas veces se disuelve el acto sin romperse el silencio y la meditación. Tomando algunos pasages del evangelio en su sentido mas rígido y literal, reusan jurar, aun judicialmente, porque J. C. dice— No juréis &c. Nunca aparecen á demandar delante de los tribunales, porque «L C. dice igualmente— Si te quitan la casaca &c, y si te dan un bofetón en una mejilla &c. ; y acaso de algunos otros pasages es que arguyen que toda guerra, aun la defensiva, es prohibida á . todo cristiano j de consiguiente ni entran en la milicia ni en la marina ; tampoco quieren pagar, sino for- zosamente, ninguna contribución que se establezca con ambos obgetos. Parece que bajo el protector ó usurpador Oliverio Cromvell padecieron los Cuákeros alguna persecución, acaso por no gustarle mas entusiastas que los que quisiesen tomar las armas, y en su favor ; mas después de su muerte y de la restauración de la monarquía, salió á luz la segunda persona mas notable de la secta, Guillermo Barclay, el apologista. Este escribió, publicó, y dedicó al rei (Carlos 2\) una obra titulada ^Apología de los Cuákeros", de la cual merece extractarse el siguiente pasage — „Tu has experimentado, ¡ oh Carlos Estuardo ! las dulzuras y las amar- guras de la vida : grandes prosperidades, y grandes adversidades ; tu has sido arrojado de tu patria, en donde ahora reinas j tu has sentido todo el peso de la opresión, y debes saber cuan detestable delante de Dios y de los hombres, es el opresor. ¡ Ah ! si alcabo de tantas pruebas y de tantos bienes, se endurece tu corazón — si te olvidas en la prosperidad de aquel Dios que se acordó de tí en medio de tus aflicciones, cuanto mas grande será tu crimen, tanto mas terrible será tu condenación. En vez de prestar oídos á los aduladores de tu corte, escucha á los que nunca jamas te adu- larán, escucha la \oz de tu conciencia, y la de tu fiel amigo y subdito— Guillermo Barclay. La tercera persona digna de notarse en los anales de la secta, es la del célebre Guillermo Penn, que se hizo Cuákero á los quince años de su edad. En 1681 consiguió del rey en recompensa de los servicios que habia 391 hedió m padre en calidad de Almirante, la donación de ciertas tierras e» Norte- América. En seguida se embarcó con sus colonos para aquel país, y comprando á los indios los terrenos, fundó sobre la base sólida de la jus- ticia, la colonia de p&milvémm. Este mismo Penn obtuvo del parlamento •una ley, que aun subsiste tanto en Inglatera comq en los Estados-Unidos, que ordena se admita en todo tribunal y se dé igual fuerza y valor á la simple afirmativa ó negativa de un Cuákero, que al juramento de otro Cris- tiano cualquiera, y se refiere que el Canciller al darles parte de esta hon- rosa concesión, la acompañó con este apólogo curioso— „amigos míos— habien- do mandado Júpiter que todas las bestias de carga viniesen á hacerse poner herraduras, los asnos representaron que su ley no les permitia llevarlas-^ f>ues bien, les replicó el indulgente soberano, no os herrarán ; pero cuidado con resvalar, porque de no "puede agregarse que los Cuákeros no han resvalado. Todos los negocios é intereses de su iglesia , escuelas , hospitales , y demás instituciones , v los manejan en ciertas asambleas mensuales , y de ca- da tres meses , fuera de una general que se celebra anualmente en Lon- dres , á donde asisten los diputados de la Secta de Norte América , y de otros puntos de ultramar. Ellos solo se valen de la fuerte arma de la expulsión de la sociedad, contra cualquier hermano ó hermana inobedien- te, refractario , ó criminal. A todo el mundo tutean sin distinción de sexo ni de rango; alegando que el estilo inglés y francés de hablar á una pcsona sola en .plural, sirve para tratar á un hombre como si fuese doble. ^ Van desapa- reciendo ya aquellas ridiculeces triviales que han causado admiración en su .pro- pio modo de vestir; mas de ningún modo la simplicidad de sus costumbres, nila honradez en sus negó cios, que les ha hecho adquirir una confianza general. Concluiremos este artículo refiriendo una lección de tolerancia (tan nece- saria al sosiego del mundo civilizado) que los Cuákeros dieron á Jaime 2 o . (hermano y sucesor de Carlos 2 o .) en ocasión de felicitarle al subir al trono, el último que se coronó de la desgraciada familia de Esíuardo, y que fue expulsado del reino, como todos lo sabemos, por papista y por tirano. A él le escribieron los Cuákeros en esta forma— „Somos partí- cipes de tu dolor por la pérdida de nuestro Carlos : pero esperamos que tu le imitaras en todo lo digno de imitación. Nos aseguran, Jaime, que tu no eres de la secta del país, asi "como tampoco lo somos nosotros : esto pos hace confiar que tu nos concederás la misma libertad (pie tu tomas para tí. Has feliz á tu pueblo, dispensando justicia con igual mano á todos i y rogaremos á Dios que te conceda un reinado dichoso y dilatado," MONTEVIDEO. El Argoé ha anunciado enérgicamente en esta semana el paso que.acab* ie dar Ja ilustre municipalidad de Montevideo, en contrario al que ahora El Cent, Nvm, 23, 392 diez y siete meses dieron las que se abrogaron el dictado de represen- tantas de los pueblos orientales. Lo ha anunciado también y nos ha trans- mitido la acta eu que se registra, el importante periódico „E¿ Pampero" recien publicado en aquella plaza en el idioma del pais, y en el de los hombres que piden— PATRIA Y LIBERTAD. Este acto nos muestra la decisión de la municipalidad para llamar á una Asamblea de Diputados que delibere sobre la suerte de la provincia; y no sabemos qué admirar mas , si el valor de los americanos que la han subscripto, ó la bella com- portacion de los vasaLlos de Portugal que han otorgado. Pero al menos en unos y otros nosotros descubrimos una consecuencia rigorosa con los prin- cipios que reglan la conducta de los dos estados á quienes respectiva y legí- timamente corresponden. Todo nos dice que en Lisboa la opinión ilus- trada rechaza la incorporación de Montevideo por la forma ilegal en que esta se hizo, y porque reconoce la injusticia de la apropiación dictada solo por un visir rodeado de una docena de sátrapas ; y nótese la consecuencia que guardan con este sentimiento los vasallos del Portugal europeo que tienen las armas en la capital de la provincia. Todo nos muestra que desde la rivera occidental del rio de la Plata hasta la última de las provincias de la unión, es uniforme el clamor porque Montevideo vuelva á cerrar el círculo de la confederación argentina; y véase desplegar de conformidad este mismo espíritu entre la parte esencial de Jos naturales de aquella banda. Si este cuadro es cierto como lo deponen documentos irrefragables, justa" es pues la congratulación que el Argos acaba de hacer á los que tienen un mismo origen y hablan un mismo idioma. Nada se presenta que turbe esa claridad que se descubre por el oriente. Los portugueses europeos van á retirarse á sus hogares, y á dejar tranquilos á los poseedores legítimos «le aquel suelo. Ellos dicen que no quieren que se infiera de su conducta que bajo la capa de beneficencia encubren caminos de perfidia é iniquidad! 5 ,D irnos la paz, dicen: pero reconocemos que el título de bien hechor no nos ha dado derecho para oprimir á nadie." La deuda de4 reconocimiento no debe pagarse, en efecto, con la humillación de aquellos que tuvieron la desgracia de recibir el beneficio. Es cierto también que los orientales con- ducidos -una vez por andadores errantes , y los negocios públicos del pais en general por hombres inespertos, se encendió entre las dos bandas una guerra injusta, insensata y ruinosa; diseminado el horror y la rabia, y ex- traviado el sentimiento de la desesperación, los hermanos se combatieron mutuamente sin piedad, las poseciones se arruinaron, la Banda Oriental era una hoguera, y hablando de buena fé, era una hoguera que infundía te- mores á los territorios limítrofes, y provocaba á sacrificios de entidad, Es innegable: el suelo privilegiado de los orientales, daba, en vez de frutos preciosos, multiplicadas amarguras á la vista de tanta liosamente humana sacrificada ó al capricho ó á la ignorancia; pero los portugueses europeos reconocen que hoi el teatro ha mudado de drama, que la naturaleza se respeta, y que la civilización apresura ese pacto de familia que ha de ga- rantir • consolidar ©1 áe la unión #©1 Estado. Las habitantes de la can** 393 paña oriental tampoco pueden ser indiferentes á la decisión de sus hermanos de la ciudad. Desde el fatal momento en que esa cadena de desastres les obligó á bajarse á una dominación extraña, jamas desesperamos de que algún día ellos pondrían fin á una situación que degrada. Los pueblos orientales, de- ciamos, hicieron sentir á sus antiguos dueños, que la palanca de su^ poder para sojuzgarlos no tenia mas apoyo que su querer ; y que si habían vi- vido encorvados bajo su yugo, esto era solo por el hábito. Los orientales reconocieron sus derechos, conspiraron contra los opresores , y su aliento asombró al mundo : ellos no pueden, pues, permanecer largo tiempo sepul- tados en el letargo en que los adormecen sus desgracias : ellos no pueden ser sin patria : aunque cubierta la Banda oriental de nublados negros, no pueden ser tan espesos que les hagan perder de vista los derechos santos de la patria, escritos en el código eterno de la razón. Ellos tendrán pre- sente que la naturaleza se venga del atrevido que la ultraja, sin que pueda cubrirse con decir que la necesidad le hizo formar un deber de resignación y bajeza. — Véanse aquí las ideas con que siempre nos alimentamos; y cier- tamente ellas son las mismas que hoi nos animan á esperar que la cam- paña oriental, siguiendo la marcha circunspecta de sus compatriotas en la plaza, apurará aquel instante en que sus manos y las nuestras, y el gorro encima, ofrezcan de nuevo ese expectáculo armonioso y respetable que rom- pió una serie funesta de fatalidades. Debemos esperar, pues, de todos una cooperación honrosa, y un comportamiento consecuente con el principio de arranque ; siendo así ellos lograrán sus votos, nosotros nuestros, deseos y el Argos no se arrepentirá, por haberse impuesto el deber de transmitir á la posteridad los hechos y los nombres de cuantos se distingan en esta escena nueva de gloria. NUEVA EXPEDICION AL PERÚ. Acabamos de recibir copia íntegra de la contrata celebrada entre el Gobernador de San Juan D. José María Pérez de Urdininea y dos co- merciantes extrangeros , para el préstamo de cincuenta mil pesos que es- tos hacen á aquel con el objeto de enviar una fuerza de 500 hombres al Perú al mando del expresado Gobernador. En esta contrata intervienen el Gobernador de Córdova y el Ministro del Perú en Chile que la garantiza ; pero también el General San Martin que en el carácter siempre de Pro- tector ha firmado el siguiente documento — ,, Debiendo encaminarse á la mayor brevedad en auxilio de las fuer- zas del Perú , una dividen compuesta al menos de 500 veteranos al man- do del Sr. Coronel D. José María Pérez de Urdininea , y facultado el re- ferido Sr. para solicitar y negociar el préstamo de 50.000 ps. aplicables á las precisas impensas de la expedición ; el Sr. D. Rudecindo Alvarado, ge- neral ea Jefe de los Ejércitos del Perú ? prestará desde luego $aran,ti3. 394 á fin de responder de la satisfacción de este crédito , á cuyo efecto se hacen con esta fecha á dicho Sr. ios mas serlos encargos, y se le comunican las correspondientes órdenes para qne la cantidad sea inviolablemente sa- tisfecha á los plazos que se estipulen y para que se observen religiosamen- te los contratos que por el indicado Sr. Urdininea se formalicen. Santiag» de Chile 14 de Noviembre de 1822" — ■ JOSÉ DE SAN MARTIN. Entre muchos de los puntos que se hacen notables en la contrata in- dicada , ninguno nos ha causado mas sorpresa que el que contiene el do- cumento que acabamos de insertar dado y firmado por el General San Marti n en Chile. El general renunció en Lima la Protectoría : renunció también el ejercicio de generalísimo en el Perú : renunció igualmente á toda intervención en los negocios de aquel Estado, y protextó que en ninguno otro tomaría jamas otra parte que la de un soldado de la libertad ; sin embargo vemos ahora que transcursados mui pocos dias , el general desde el lugar que había elegido para gozar de un pacifico descanso, uo asi no- mas interviene, sino que tomando el carácter de Protector y la autoridad que solo puede dar la posecion y el ejercicio legitimo de este cargo, dic- ta órdenes desde Chile , autoriza á la estipulación de contratos públicos ; en suma , opera sobre el Perú ni mas ni menos que si aun se hallase sen- tado en » la capital de los Reyes. Ninguna exprecion del documento mu- estra que el general ha traído facultades espesiales para intervenir y ga- rantir el contrato de que se trata; pero aun teniéndolas, ellas habría re- cibido , al menos asi correspondía , no en la calidad de Protector sino ea la de un particular; y tampoco para dar órdenes , por que lo contrario seria «na monstruosidad original , por que no habría con que comporarla. Algo mas, en el contrato se implican en los compromisos á las Provincias del alto Perú que están ocupadas por el enemigo , pero que corresponden á la unión con las del rio de la Plata, á no ser que aun se insista en in- corporarlas al congreso de Lima como lo proyectó y determinó el Minis- terio depuesto en aquel estrado ¿ Y la facultad por parte de estas Provin- cias quien la ha dado á los contratantes , á los que dan la garantía , y á los que ordenan su cumplimiento ? Ahorrando palabras , nosotros debemos concluir con que ó la razón delira por allá lejos , ó hay un pacto de errar- lo todo , ó lo hay para burlarse de los hombres y de los Pueblos , lo que no es posible tolerarse por mas que se interpongan consideraciones y respe- tos elevados. Al menos nosotros no hemos de arrastrar un yugo tan de- gradante ; esto es , el que se burlen de nosotros : — en nuestros oídos ya a© sueuan las CAMPANILLAS DE LA TONTERIA. V N MURIBUNDO. Amigo — del— Centinela. Nada puede hacer una impresión mas profunda en un corazón sensible y agradecido, como las postreras palabras que nos dirige un moribundo res- petable que nos ha visto nacer, y nos ha colmado de favores. Esta es precisamente la relación que ha subsistido, y que la muerte va á romper á entre el Centinela y el autor del siguiente — COMUNICADO. Centinela: Amigo Centinela ... .me muero.... me muero, sin enfermedad grave ? BÍ remordimiento de conciencia ¡gracias al cíelo ! muero íian solo por haber llegado al término de mis días pero ni la naturaleza ni el arte podrá extenderlos una semana mas ; así, sino leo estos cortos renglones en ta periódico de mañana. . . .será tarde yá. . . .porque conozco infaliblemente qu$ fio he de ver tu número 24. Tu sabes muí bien, querido Centinela, que no porque yo he nacida «n oriente^ he dejado de amar esta tu patria natal de admirar sus .es* fuerzos generosos en la santa causa de la libertad de hacer cuanto h* estado en mis alcances por ayudarla en tan noble empresa bien lo sabes .... y yo me lisonjeo de haberla servido de tantos modos, y con tanta eficacia., que tus conciudadanos no solo conservarán con complacencia mi memoria en sus anales, como la de un verdadero bienhechor, sino también que el bien que les he hecho servirá á la vez para estimular á mis descendientes k imitar el ejemplo que les he dado, y para borrar .para siempre los males que han causado á tus paisanos los desvarios de mi ABUELO — ¡ oh Cen- tinela ! j aquel mi ABUELO ! . . . . ¡ Cuan doloroso es para uno el tener que sonrojarse de la conducta de sus mayores! ¡aquel abuelo! por ua acaso raro tu, á quien he visto nacer, tu le has conocido intimamente, has sufrido sus tormentos, aunque yo nunca le vi; pero los estragos frue ha hech© en ©«tas provincias se dejan ver demasiádo todavía ¿ Lúe» 396 que, gracias al mayor juicio y al influjo de mi buen PADRE, ellos están remediados en tu patria Buenos Aires. Escúchame ahora. Te culpan Centinela, y no debes ignorarlo ... .te culpan de ministe- rial; y esto á la verdad, es lo que me ha estimulado á empuñar la pluma en mis últimos instantes ;... .dispensar amigo la falta de método en mi carta :. . . .en el lecho de la muerte no es fácil coordinar las ideas; pero iba á decir». . .búrlate de crítica tan necia mientras sean puros tus moti- vos; yó....tu lo sabes ... 3 tengo adquirida alguna experiencia: he he- cho varias veces la vuelta de la tierra, y he observado invariablemente que los buenos y los cuerdos son por principio ministeriales en todo pais en donde los ministros son cuerdos y soo buenos ; y sé también que una ©posición legítima y patriótica tan solo se forma cuando ellos dejan de* serlo. — Cree que no hai otro camino por donde los hombres pueden llegar á ser bien gobernados. A los ministros de todo pais se les debe juzgar por sus obras, cotefw- élas con las dificultades que les rodeen, y nunca por los clamores de una «posición egoísta que anhele sus empleos por solo volver á manifestar en «líos su inepcia y rapacidad.—- — ¿Tus ministros, Centinela, respetan los derechos de las gentes ? ¿se ocupan en desarraigar los abusos caducos y los privilegios insensatos? ¿emprenden cosas útiles que aprovechan y hon- ran al pais ? ¿ se abstienen de sacar dinero de las faltriqueras de sus con- eiudadanos por sola su propia autoridad^? ¿ pagan puntualmente los acree- dores y sirvientes del estado ; y rindin una razón frecuente y exacta de «uanto reciben y gastau, á la legislatura ? — pues si es así, el dejar de ser ministerial, amigo, hasta verte precisado á responder á estas preguntas por la negativa, sería abusar de la razón que te ha dispensado la providencia; y sería abusar del talento que ha repartido, el desistir de emplearlo ea ftu defensa. Yo no puedo mas ... .pero dejo al HIJO, que pronto ocupará mi lugar, un egemplo que él seguirá según toda apariencia Me lisonjeo que la mayor parte de mi vida ha sido egemplar Anhelo que él, y que sus desendientes hereden el amor al buen orden y á la concordia que siem- pre he tenido yo- — -A Dios ? amigo mío vive y prospera Cantina 397 la. .... .y prospere y viva tu Patria .... aunque .... bien pronto morirá el áel amigo de ambos, conocido por — EL AÑO DE 3 822. AVISO. El Centinela continuará publicándose los domingos del año eatrante áe 1823. Cada número se compondrá generalmente de dos pliegos ; per» como la abundancia de materiales interesantes podrá ocasionar el aumenta de esta cantidad en algunos números, no es posible arreglar la swbscrip- mon¿ que ahora se propone admitir, sino por una cantidad determinada de pliegos, separándose de la costumbre de tomarla por trimestres ó simestres. Por tanto se hace saber á los Señores que se hallen dispuestos á patro- cinar este periódico, podrán subscribirse en la tienda ¿leí despacho bajo 1* forma siguiente — Por 50 pliego?, — 4 posos que hace en favor de los subscriptores la diferencia de mas de una ter- cera parte respecto de los que compren números sueltos — Los recibos im- presos se depositarán en el lugar del despacho, y los ejemplares se entre- garán en las casas de los subscriptores. C«n este motivo se avisa también al público que los editores en fuerza de las instancias que al efecto se les han hecho, han sacado una segunda edición de los trabajos de este año, y que desde el primero del que entra se encontrarán en el mismo despacho colecciones completas del primer tomo del Centinela con cincuenta pliegos, y el índice general por orden alfabético, que se publicará en el último número, al mismo precio de cuatr» pesos por colección. También se admitirán en el año entrante avisos de toda especie á razón «le un real por renglón ; pero los subscriptores pagarán solo por cada tres renglones dos reales. IMPRENTA BE LOS EXPOSITOS. 2d *¿¿ C317Í